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lunes, 27 de octubre de 2014

HMC UD 22. La descolonización.

HISTORIA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO. UD 22. LA DESCOLONIZACIÓN.

INTRODUCCIÓN.

1. FACTORES FAVORABLES A LA DESCOLONIZACIÓN.
LA LUCHA CONTRA EL FASCISMO (RACISMO, OPRESIÓN).
LAS POSICIONES ANTICOLONIALISTAS DE LA URSS Y EE UU.
LA ONU, TRIBUNA CONTRA EL COLONIALISMO.
LA ACTITUD DE LAS IGLESIAS.

2. EL DESARROLLO DE LOS MOVIMIENTOS NACIONALISTAS.
LA OPOSICIÓN AL ORDEN COLONIAL EN EL SIGLO XX. BANDUNG.
El surgimiento de los movimientos de liberación (1905-1945).
El afroasiatismo y la Conferencia de Bandung (1955).
LAS REIVINDICACIONES DE LOS PUEBLOS ASIÁTICOS.
LOS MOVIMIENTOS NACIONALISTAS AFRICANOS.
LA OPOSICIÓN DE LAS METRÓPOLIS A LA INDEPENDENCIA.

3. EL DESARROLLO DEL PROCESO DE DESCOLONIZACIÓN.
ASIA.
PAÍSES ISLÁMICOS.
ÁFRICA NEGRA.
AMÉRICA.
OCEANÍA.

INTRODUCCIÓN.
El título de la Unidad Didáctica (UD) es ambiguo, porque no considera que la descolonización es un proceso que se extiende también a los otros continentes: América, Oceanía e incluso Europa (caso de Gibraltar). Incluso la última frase parece contradictoria: el Tercer Mundo se extiende sobre cuatro continentes al menos: Asia, África, América y Oceanía.
La opción es estudiar el proceso de descolonización a lo largo del siglo XX, especialmente el posterior a 1945, y referido sobre todo a Asia y África por cuanto en estos dos continentes el colonialismo contemporáneo fue mayor.
Un resumen.
La descolonización marca el fin de los imperios coloniales de los Estados europeos e implica un gran paso hacia la liberación psicológica, cultural y económica de los países del Tercer Mundo que estuvieron sometidos a la tutela exterior. Quizá la mayor importancia histórica del fenómeno descolonizador radica en que el Occidente ha dejado de ser el motor y el centro de la Historia.
La descolonización efectiva como un fenómeno histórico general fue una consecuencia directa de la II Guerra Mundial. Entre 1945 y 1963 se produjo un hecho que in­fluiría decisivamente en la historia mundial de la segunda mitad del siglo XX: casi todos los países de Asia, África y América que habían sido colonias europeas obtuvieron su inde­pendencia, porque cuando esta se reclamó ninguna de las metrópolis europeas estaba en condiciones de mantener su dominio colonial. El esfuerzo militar, económico y social que esto hubiera exigido no estaba al alcance de unos Estados arruinados por la guerra, como demostró la realidad cuando se intentó el esfuerzo, con costos tan grandes y resultados tan pobres que pronto se desistió, pese a los problemas comerciales o humanos que la pérdida de los imperios provocaba.

Los imperios en 1914.

1. LOS FACTORES FAVORABLES A LA DESCOLONIZACIÓN.
LA LUCHA CONTRA EL FASCISMO (RACISMO, OPRESIÓN).
La descolonización se fundamenta ideológicamente en un principio, el derecho de los pueblos a la autodeterminación, sostenido por la corriente de pensamiento liberal-nacional a partir de la independencia de EE UU y la Revolución Francesa.
Pero su plasmación práctica fue consecuencia de los cambios de la mentalidad social causados por la II Guerra Mundial: se había luchado contra el fascismo por la causa de la libertad, y la mayoría de la población de Occidente ahora creía que también debía llegar a sus propias colonias, porque no era moral criticar el racismo y la opresión de los regímenes fascistas y luego realizar la misma política racista y opresora en las colonias.

LAS POSICIONES ANTICOLONIALISTAS DE LA URSS Y EE UU.
La guerra había otorgado la hegemonía mundial a dos grandes potencias, EE UU y URSS, contrarias al colonialismo por varias razones.
Los EE UU querían defender altruistamente la libertad de los pueblos para deci­dir su propio destino (el mismo ideal al que debían su independencia) y, más interesadamente, conseguir mercados para el comercio y asegurar su hegemonía militar en el mundo en medio de la Guerra Fría.
La URSS compartía el principio del derecho a la independencia de las colonias respecto a los países imperialistas y además confiaba en atraer a los nuevos países a la causa del socialismo, en el marco de su confrontación a largo plazo con el sistema capitalista.
LA ONU, TRIBUNA CONTRA EL COLONIALISMO.
La ONU fue una tribuna para todas las críticas contra el colonialismo. Su fuerza como órgano decisorio fue esencial, pues cuando se adoptaban las decisiones en el Consejo de Seguridad y en la Asamblea General a favor de la independencia muy pocas potencias coloniales podían resistir la presión de sus propias opiniones públicas sin perder su prestigio.
La Carta fundacional de San Francisco (1945), al afirmar solemnemente el principio de autodeterminación, aceleró el proceso. Se estableció un sistema de tutela (capítulo 12) y se redactó una declaración sobre las obligaciones básicas que debían cumplir las potencias que tenían a su cargo territorios no autónomos. El deber de informar al secretario general sobre los progresos alcanzados en el proceso de autonomía sirvió para establecer un control internacional, más exigente a medida que nuevos países descolonizados accedían a la ONU.
La Asamblea General adoptó en 1960 una resolución en la que se declaraba que la sujeción de los pueblos a la dominación extranjera era contraria a la Carta y un impedimento a la paz mundial; en consecuencia debían darse los pasos necesarios para la plena independencia de todos los territorios no autónomos.
En 1961 se creó el Comité especial de descolonización, que planteaba a la Asamblea los problemas pendientes. Sudáfrica, Rhodesia y Portugal fueron reiteradamente condenados por mantener regímenes o colonias que eran contrarias a la Carta, pero las potencias occidentales impidieron una intervención militar, lo que permitió que muchos perduraran hasta los años 70 y en el caso de Sudáfrica hasta 1994.

LA ACTITUD DE LAS IGLESIAS.
La Iglesia católica y las protestantes demostraron una gran sensibilidad a la causa na­cionalista, puesto que habían logrado una gran implantación social en las colonias y los sa­cerdotes de estas pedían defender los derechos de sus feligreses. Lo favoreció además el espíritu del II Concilio Vaticano y el ecumenismo creciente del catolicismo.
La actitud del islamismo es ambigua en este sentido, pues si el integrismo fue un acicate ideológico para la independencia, por otra parte el islamismo más integrista considera aceptable luchar por la dominación mundial y que hay pueblos inferiores (lo que explica que los más radicales defiendan la esclavitud de los no musulmanes).

2. EL DESARROLLO DE LOS MOVIMIENTOS NACIONALISTAS.
LA OPOSICIÓN AL ORDEN COLONIAL EN EL SIGLO XX. BANDUNG.
El surgimiento de los movimientos de liberación (1905-1945).
La victoria japonesa sobre los rusos en la guerra de 1904-1905 fue un importante estímulo para los revolucionarios chinos y los movimientos de emancipación de la India e Indochina frente a los colonizadores británicos y franceses. Tras la I Guerra Mundial, que simbolizó el comienzo de la decadencia europea, ocurrieron la expansión de la democracia y los discursos del presidente Wilson favorables a la autodeterminación de los pueblos y el triunfo de los nacionalismos, al dislocarse los imperios ruso, austrohúngaro y otomano. Esto favoreció la toma de conciencia por parte de algunas élites indígenas educadas en las universidades europeas. Particularmente fuerte fue este proceso entre los árabes (panarabismo) y los indios (Gandhi).
Aunque el Pacto de la Sociedad de Naciones no se atrevió a recoger el principio del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, la propaganda comunista hizo circular entre los pueblos colonizados una consigna de emancipación, precisamente cuando los triunfos de la Revolución Rusa demostraban que las insurrecciones populares podían vencer.
El panafricanista Du Bois reunió en París (1919) el I Congreso “por el progreso de los pueblos oprimidos”. En la Conferencia de paz de Bierville (1926), los nacionalistas de Asia y África, con el apoyo de numerosas personalidades europeas, denunciaron el colonialismo como una causa permanente de guerra. Alemania, que había perdido sus colonias, y la URSS alentaron los movimientos de emancipación y favorecieron la celebración en Bruselas (1927) de un nuevo Congreso de los pueblos oprimidos, financiado por China y México, con apoyo de varios países iberoamericanos impacientes por sacudirse el dominio de EE UU, al final del cual se creó una Liga antiimperialista con participación de personalidades como Einstein, Landsbury, Romain Rolland, la señora Sun Yatsen (esposa del dirigente chino) o Nehru. Algunos dirigentes asociaron ya el nacionalismo con el socialismo.
La crisis de 1929 debilitó a las potencias occidentales y provocó el hundimiento de muchas economías coloniales basadas en la exportación de materias primas. La agresión de Italia a Etiopía (1935-1936) y el imperialismo japonés en China suscitaron una general repulsa, crearon un grave conflicto en la Sociedad de Naciones y demostraron el progreso de las ideas anticolonialistas en la opinión pública de Occidente.
El afroasiatismo y la Conferencia de Bandung (1955).
Después de la II Guerra Mundial, los Países No Alineados fueron los representantes del Tercer Mundo en una vía intermedia en la política internacional entre los dos bloques.
Al respecto hay un problema conceptual: )cómo llamamos al movimiento ideológico de descolonización en los países del Tercer Mundo? La propuesta más aceptable parece ser la de afroasiatismo (un término de origen anglosajón). El afroasiatismo se inició en la Conferencia internacional de la paz (Bierville, 1926) y en el Congreso de los pueblos oprimidos (Bruselas, 1927), pero su mejor momento fue cuando fue el movimiento de solidaridad que de 1949 a 1965 unió los antiguos países colonizados de África y de Asia, con el objetivo de definir una actitud común de estos respecto de sus antiguas metrópolis. A partir de 1965, una vez obtenida la independencia la mayoría, aparecen las disensiones, y el afroasiatismo se diluye en el bloque de los países no alineados.
En 1947 Nehru convocó la Conferencia de relaciones asiáticas, en Nueva Delhi, primera manifestación de solidaridad de los pueblos en busca de independencia, que sólo reunió a delegados asiáticos. En la segunda conferencia de Nueva Delhi (1949), comenzó la participación africana (Etiopía, Egipto). Se constituyó en la ONU un grupo arabeasiático, después llamado afroasiático, al principio de 12 miembros, que practicó una política anticolonialista y de no compromiso en la pugna Este-Oeste.
El grupo aumentó a 24 Estados, pero se dividió por las disputas en la OTASE (1954), la reunión de países asiáticos en Colombo (1954) para lograr una solución a la guerra de Indochina, y el Pacto de Bagdad (1955), por lo que se estimó que era necesario un impulso.

Conferencia de Bandung (1955).

Este fue la conferencia celebrada en Bandung (Indonesia, abril 1955), con 29 países, que marcó el apogeo del afroasiatismo pero también el inicio de su ocaso, dada la pro­fundidad de las diferencias ideológicas entre comunistas y no comunistas. Destacaron Nehru de la India, Nasser de Egipto, Tito de Yugoslavia y Sukarno de Indonesia. Se pretendió estimular a la independencia a todos los países sometidos a un régimen colonial. Se proclamaron dos principios:
- El colonialismo, en todas sus formas, es un azote que es preciso eliminar lo antes posible.
- La sumisión de los pueblos a una dominación o explotación extranjera constituye una negación de los derechos del hombre, es contraria a la Carta de la ONU y se convierte en un obstáculo para el desarrollo de la paz.
Bandung significó la irrupción en la Historia de los antiguos pueblos colonizados, un foro anticolonialista en el que se afirmó la doctrina de la coexistencia pacífica y de la neutralidad entre los dos grandes bloques.
La crisis del canal de Suez (1956) fue la mejor demostración del cambio de la situación mundial. La nacionalización del canal por Nasser provocó la intervención militar en Egipto de Gran Bretaña y Francia junto con Israel y chocó con la oposición de EE UU y la URSS, que expresaron su intención de acabar con los imperios coloniales clásicos y les forzaron a la retirada. Egipto retuvo el canal y Nasser se convirtió en líder del anticolonialismo, lo que junto a la guerra de Argelia tuvo un gran efecto sobre la descolonización africana.
La masiva independencia de las colonias europeas en África (1956-1964), desplazó el peso del grupo a este continente, donde se celebraron las nuevas conferencias en El Cairo (1957), Conakry (1960), Moshi (Tanzania, 1969) y Winneba (Ghana, 1965). La pugna de EE UU, las potencias europeas, URSS y China por ayudarles y dirigir su desarrollo provocaron disensiones, que estallaron en 1965 con el aplazamiento de la conferencia de Argel. La conferencia de La Habana (1966) intentó ampliar el grupo a América. El movimiento terminó confluyendo con el movimiento de países no alineados, surgido paralelamente en la conferencia de Belgrado (1961), y se subsumió en él por completo ya en la conferencia de Argel (1973).

LAS REIVINDICACIONES DE LOS PUEBLOS ASIÁTICOS.
India. El partido del Congreso reunió a hindúes y musulmanes bajo el liderazgo de Gandhi, Nehru y otros dirigentes. Sus métodos de continua presión pacífica debilitaron la resistencia británica, de modo que ya antes de la II Guerra Mundial la independencia pareció inevitable.
Indochina. El partido comunista, contando con el apoyo de la mayoría de la población campesina, lideró la resistencia a los franceses, que a su vez contaron con el apoyo de la minoría china y los católicos.
Indonesia. Las élites intelectuales, terratenientes y comerciales del archipiélago comenzaron en los años 30 su lucha independista contra Holanda y durante la ocupación japonesa se formó una administración autónoma que continuó su acción hasta el regreso de los holandeses en 1945 y el estallido de la guerra colonial.

LOS MOVIMIENTOS NACIONALISTAS AFRICANOS.
Hasta la II Guerra Mundial el África Negra evolucionó siguiendo caminos diferentes en función del medio natural y los recursos, la precariedad de los medios de comunicación, la es­casa densidad de población y la ínfima urbanización. Sólo algunas zonas recibieron poblamiento blanco (Sudáfrica, Rhodesia, Kenia, colonias portuguesas). En todas partes la masa campesina (hasta un 90% del total) sufrió el impacto de la penetración colonial. Sin embargo, la lenta urbanización de África y la formación de élites en la escuela llevaron a iniciar una conciencia de identidad africana, con el panafricanismo. La II Guerra Mundial provocó una disminución del prestigio y del poder blanco en el continente y se incrementó la propaganda panafricanista. En una primera fase la evolución fue pacífica, salvo las rebeliones en Madagascar (1947), Kenia (1952-1956) y Camerún (1955-1958).
El proceso de descolonización se inició en la Conferencia de Brazzaville (1944). En Senegal y Costa de Marfil los intelectuales y los funcionarios africanos de la Administración colonial comenzaron una moderada lucha, constituyendo asociaciones independistas o autonomistas, que fueron incrementando su apoyo social. En Kenia hubo duras luchas en 1952. En las colonias francesas se concedió el sufragio universal en 1956, como primer paso a la autonomía interna. El panafricanismo fue emergiendo, con la toma de conciencia de los grupos ilustrados, que demandaron la independencia de todas las colonias. El proceso se aceleró después de 1960, cuando numerosos países Africanos accedieron a la independencia. La Organización de la Unidad Africana (OUA) se creó en 1963 y presionó con éxito desde entonces para el desmantelamiento de los últimos vestigios coloniales.
Era una independencia lastrada por graves problemas políticos, administrativos, económicos y sociales. La división del continente en más de 50 Estados delimitados generalmente de modo arbitrario provocó futuros enfrentamientos.
Además, África se convirtió en campo de batalla entre los dos bloques, Este y Oeste, mediante la implantación de regímenes de inspiración marxista, intervenciones de Cuba en Etiopía y Angola, de Francia en la República Centroafricana y Chad, y de Bélgica en Zaire (Congo).
El colonialismo pervivió hasta los años 70 en las colonias portuguesas de Guinea, Angola y Mozambique, mientras que una forma neocolonialista subsistía con el régimen blanco de Rhodesia y el apartheid de Sudáfrica.
La conflictividad en el continente menguó con el desmoronamiento de la URSS y el final de la Guerra Fría, con un parcial retorno del multipartidismo en muchos países, pero al mismo tiempo con nuevas tensiones étnicas, como muestran las guerras civiles en la región de los Grandes Lagos y la cuenca del río Congo.

LA OPOSICIÓN DE LAS METRÓPOLIS A LA INDEPENDENCIA.
Las metrópolis se resistieron en el periodo de 1919-1939 a conceder la independencia total a sus colonias, pero sí estuvieron dispuestas a otorgarles una mayor autonomía siempre que se conservara el control militar y económico, y en el caso del Próximo Oriente incluso se devolvió la soberanía: Egipto, Jordania o Iraq accedieron a la independencia aunque todavía bajo la tutela británica.

3. EL DESARROLLO DEL PROCESO DE DESCOLONIZACIÓN.
ASIA.
El proceso de descolonización empezó en Asia después de 1945.
Gran Bretaña se vio obligada a abandonar sus grandes colonias: India y Pakistán (1947), en una partición muy dolorosa y cruenta por motivos étnico-religiosos; Birmania (1948), Sri Lanka (1948) y Malasia (1957), aquí después de una dura lucha con las guerrillas comunistas.
Holanda tras un largo proceso bélico tuvo que conceder la independencia a sus colonias de la Insulindia, bajo el nombre de Indonesia (1950), debido a la oposición de la ONU y el aislamiento internacional.
Los EE UU descolonizaron en 1949 las Filipinas, de modo pacífico.

Tropas francesas en Dien-Bien Fu reciben refuerzos de paracaidistas antes de la caída de la guarnición.

Francia se negó en un primer momento al proceso de independencia de las colonias de Indochina. La hubiera concedido pronto a los reinos de Camboya y Laos, que eran protectorados y tenían un valor económico escaso, pero no deseaba hacerlo a Vietnam, más interesante como colonia, lo que derivó en un conflicto largo y cruento entre el ejército colonial francés y las guerrillas comunistas y nacionalistas dirigidas por Ho Chi Minh y el general Giap, que triunfaron sobre los franceses en la batalla de Dien-Bien-Fu (1954), precipitando la independencia de cuatro países: Laos, Camboya y un Vietnam dividido en dos partes, comunista al Norte y capitalista al Sur, lo que fue el origen de una larga guerra neocolonial al defender EE UU la zona del sur, al igual que antes lo había hecho con Corea del Sur.
LOS PAÍSES ISLÁMICOS.
En el Próximo Oriente se produjo la independencia de todos los Estados que estaban bajo el control de Gran Bretaña como protectorados desde el final de la I Guerra Mundial o antes. Fue un proceso rápido y fácil, iniciado en los decenios de 1920 y 1930 en Egipto, Jordania e Iraq, y reanudado después de 1945 en los países costeros de Arabia hasta llegar a los Emiratos Árabes Unidos en 1971. La excepción fue la conflictiva independencia de Palestina, dividida entre judíos (Israel) y árabes palestinos.
Francia tuvo que actuar del mismo modo que Gran Bretaña en sus protectorados el Próximo Oriente, concediendo la independencia a Siria y Líbano. Los países del Magreb estaban controlados por Francia, que aceptó la independencia de Marruecos y Túnez (1956), pero era muy distinto el caso de Argelia, que no era un protectorado sino una colonia de poblamiento, con la presencia de dos millones de colonos franceses y la idea extendida entre estos y en la misma metrópoli de que Argelia formaba parte de Francia (a semejanza de Canarias para España). Esto provocó una larga (1954-1962) y cruel guerra colonial hasta que De Gaulle concedió la independencia en los acuerdos de Evian (VII-1962), tras la cual salieron del país los colonos franceses.
ÁFRICA NEGRA.

Mapa de descolonización de África.

Los países africanos se independizaron a partir de 1945, comenzando por las colonias de la vencida Italia. Primero en 1945 con Etiopía y pronto siguieron las de Libia (1950) y Somalia (1960), esta sumando los territorios italiano y británico.
Gran Bretaña integró en los años 1955-1964 la mayoría de sus colonias de modo voluntario en la Commonwealth, dándoles una independencia progresiva y en general poco conflictiva. El primer país fue Costa de Oro (Ghana), cuyo presidente, Nkrumah, se convirtió en el primer líder famoso de la independencia africana. Su ejemplo favoreció las siguientes independencias. Nigeria fue un ejemplo desafortunado de unión impuesta de múltiples etnias lo que explica los conflictos civiles posteriores. Los peores problemas ocurrieron en Rhodesia y Sudáfrica, debido a la resistencia de la minoría de colonos blancos a ceder el poder a las mayorías negras, por lo que implantaron regímenes racistas y policíacos a pesar de las condenas de la ONU.
Francia concedió la independencia a sus países africanos hacia 1960, integrándolos en la Comunidad francesa, una asociación comercial y militar que le permitió mantener un status postcolonial dominante, aunque con graves problemas de inestabilidad interna. Solo la Somalia francesa (Yibuti) se independizó mucho más tarde.
Bélgica concedió la independencia al Congo (Zaire) en 1960, que entró pronto en una terrible guerra civil, prueba de los problemas de la descolonización conjunta de pueblos poco integrados entre sí dentro de unas fronteras impuestas.
España concedió la independencia a Guinea Ecuatorial en 1968, y reintegró Ifni (1968) y más tarde el Sahara Ocidental (1975) a Marruecos, la última de un modo irregular, desoyendo las peticiones nacionalistas de los saharauís, lo que originó una larga guerra en el desierto. España todavía conserva dos plazas de soberanía, Ceuta y Melilla, reivindicadas por Marruecos.
Portugal mantuvo más tiempo sus colonias, sufriendo una lucha de guerrillas hasta la revolución de 1975, cuando les dio la independencia a Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y los países isleños de Cabo Verde, y de Santo Tomé y Príncipe.
AMÉRICA.
Los EE UU ya en 1940 habían convertido a Puerto Rico en “Estado libre asociado”. El movimiento independista ha perdido los referéndums sobre la soberanía y parece probable que la mayoría vote en el futuro la incorporación a los EE UU por lo que no cabe hablar de una situación colonial strictu sensu.


Mapa del Caribe con las colonias actuales.

Gran Bretaña intentó que las islas del Caribe se independizaran a través de una Federación de las Islas Occidentales, pero fracasó y cada una de las grandes islas o de los ar­chipiélagos se independizó por su cuenta a lo largo de los años 70 y 80. En el continente concedió la independencia a la Guayana y a Belice. Conserva todavía las islas Bermudas en el Norte y las Malvinas en el Sur, y por las últimas ha mantenido el último conflicto colonial, en 1982, con Argentina, que había ocupado las islas por la fuerza.
Holanda ha concedido la independencia a Guyana y ha mantenido su dominio sobre las islas de Aruba, Curaçao y Bonaire, pero con el consenso de la población, que no desea la independencia por motivos culturales y para protegerse de la vecindad de Venezuela.
Francia ha concedido la autonomía a las islas de Martinica y Guadalupe, que nunca han pretendido la independencia puesto que forman parte cultural y jurídicamente de Francia y obtienen grandes ventajas de su asociación comercial a la UE.
OCEANÍA.


Mapa político de las islas del Pacífico.

EE UU, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda y, en menor grado, Francia, han concedido la independencia a casi todas sus colonias. El proceso se ha prolongado mucho más que en los otros continentes debido a que han faltado movimientos independentistas, la pequeña dimensión de los nuevos Estados y su debilidad demográfica, económica y militar. La mayor parte de los procesos han sido muy tranquilos, de mutuo consenso y las antiguas potencias conservan grandes lazos con sus ex-colonias.
Francia, como caso excepcional, conserva las islas de Tahití, Marquesas (donde ha hecho sus experimentos atómicos), Tuamutu y Nueva Caledonia (donde hay un movimiento independentista creciente pero aun muy débil).


BIBLIOGRAFÍA.
Exposiciones.
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