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viernes, 1 de mayo de 2015

CS 4 UD 16. Baleares en los siglos XVIII-XIX.

CS 4 UD 16. BALEARES EN LOS SIGLOS XVIII-XIX.
* La UD está incompleta y es en parte bilingüe, con materiales en catalán pendientes de traducir.

Índice.
LAS BALEARES EN EL SIGLO XVIII.
LA BURGUESÍA AGRARIA BALEAR AL FINAL DEL ANTIGUO RÉGIMEN.
APÉNDICES:
Comentario: Rosselló i Verger. Canvis de propietat i parcel·lacions al camp mallorquí entre els segles XIX i XX. (1980).
NOTICIAS DE MALLORCA.
SANTA CATALINA, UN BARRI INDUSTRIAL DE PALMA AL SEGLE XIX.
CALVIÀ.
PERSONATGES.

LAS BALEARES EN EL SIGLO XVIII.
Las Baleares en el siglo XVIII.
El siglo XVIII es un siglo de reformas ilustradas dentro de la política general de la monarquía borbónica. Se funda la Sociedad Económica de Amigos del País de Mallorca, que intenta poner en marcha reformas importantes con la introducción de cultivos más comerciales (algodón, lino, morera, vid, almendro, algarrobo...) y difundir la utilización de abonos. El reformismo borbónico permitirá la apertura al mercado americano y se participará en la fundación de la Compañía de Comercio, que pretendía fomentar los intercambios comerciales con América e impulsar las primeras fábricas. En Ibiza, el cambio en la organización territorial también pretendía urbanizar la isla, puesto que los ilustrados consideraban que el poblamiento disperso en el campo era el mayor obstáculo para el progreso de la isla. El descenso de la piratería y el corso hace que definitivamente se repobla Formentera, que nunca había tenido un poblamiento estable desde el siglo XIII. En conjunto, cabe decir que a pesar de los esfuerzos, todas las medidas ilustradas en Mallorca y las Pitiusas serán en general, fracasos, o éxitos más bien relativos. Es decir, sean siendo zonas básicamente atrasadas.

La conquista austracista de Mallorca. 
La conquista austracista de Mallorca fue un episodio de la Guerra de Sucesión Española que tuvo lugar el 27 de septiembre de 1706 cuando el Gran y General Consejo del reino de Mallorca decidió rendirse ante la presencia en el puerto de Palma de una flota angloholandesa de la Grande Alianza que apoyaba al Archiduque Carlos en sus pretensiones en ocupar el trono de la Monarquía Hispánica frente al borbón Felipe V, que había sido designado como sucesor un mes antes de morir por el último rey de la Casa de Austria, Carlos II. Con el alineamiento del reino de Mallorca a favor de la causa austracista -aunque Menorca no sería tomada hasta dos años después- todos los estados de la Corona de Aragón se habían decantado por el Archiduque, mientras la Corona de Castilla apoyaba a Felipe V, como lo había demostrado la fracasada primera entrada en Madrid del archiduque Carlos que había tenido lugar tres meses antes.

La capitulación de Ibiza y de Mallorca.
El proyecto de tomar las Islas Baleares se ideó al tiempo que se planeaba la ofensiva austracista sobre Madrid. El objetivo era conseguir para la flota de guerra aliada —integrada por barcos inglesas y holandesas— una base segura y un centro de aprovisionamiento para sus operaciones navales en el Mediterráneo.
En las tres islas baleares existía un partido austracista que mantenía contactos con los austracistas catalanes a través de Joan Antoni de Boixadors, conde de Savellà, cuya esposa estaba emparentada con destacados nobles mallorquines. Por eso el Archiduque Carlos puso le puso al frente de la expedición y en cuanto fuera ocupado el reino de Mallorca desempeñaría el cargo de gobierno en su número.
La escuadra aliada formada por unos 35 barcos, en su mayoría inglesas, primero se dirigió a Ibiza que capituló el 19 de septiembre de 1706 nada más avistar la flota. Inmediatamente el Consejo de Ibiza proclamó a Carlos III y juró obediencia al conde de Savellà. Seis días después la flota se presentó en el puerto de Palma y el día 26 estallaba un motín popular austracista durante el cual algunas casas y tiendas de francesas y de algunos señalados felipistas fueron saqueadas, lo que dificultó la resistencia del virrey de Mallorca, el conde de Alcudia, que contaba con pocos efectivos para la defensa de la isla. Así el día 27 de septiembre el Gran y General Consejo decidió capitular.
Tras desembarcar el conde de Savellà reunió al Consejo al que asistió la representación al completo de los artesanos y de los campesinos ('campesinos'), pero no así la de los otros estamentos de los que sólo asistieron la mitad de sus representantes, "lo que resulta indicativo de los apoyos políticos con que contó Carlos III", según Joaquim Albareda. En esa sesión del Consejo se aprobaron las capitulaciones, entre las que figuraba la confirmación de «todos los privilegios, pragmáticas, franquezas» concedidos a la Ciudad y al Reino en tiempos de Carlos II, pero no los «concedidos por los serenísimos reyes pasados» , tal y como reclamó el Consejo al conde Savellà.
Tras esta reunión del Consejo el Archiduque fue proclamado el 4 de octubre como rey de Mallorca con el título de Carlos III, actuando como plenipotenciario suyo el conde de Savellà —que en diciembre sería nombrado virrey y capitán general del reino de Mallorca—. El 6 de octubre embarcaron para Almería el conde de Alcudia, y otros destacados felipistas, como el bisbe Francisco de la Portilla y el jurista de la Audiencia, Francesc Ametller.

La insurrección austracista de Menorca (1706) y la reconquista borbónica (1707).
La noche del 11 de octubre de 1706 tuvo lugar una insurrección austracista iniciada en Ciudadela que se hizo con el control de toda Menorca. Joan Miquel Saura fue nombrado governador por el conde de Savellà, quien juró en número de Carlos III los privilegios de la isla. Pero el dominio austracista duró sólo tres meses, porque en cuanto la flota aliada abandonó las islas Baleares, se presentó una flota francesa en Mahón y recuperó la isla para los borbónicos el 1 de enero de 1707.
La represión contra los austracistas fue muy dura y se convirtió en una ola de terror cuando en febrero fue descobierta una nueva conspiración en favor de Carlos III el Archiduque; Treinta y tres personas fueron ejecutadas. En noviembre de 1707 el gobernador borbónico, el castellano Diego Leonardo Dávila, "suprimió los privilegios de la isla, restringió el sistema de representación y ordenó que los jurados mayores de las villas [equivalentes a los jurados del Reino de Valencia] fueran nombrados por el rey".

La reconquista borbónica de Mallorca (1715).
La reconquista borbónica de Mallorca fue el último episodio de la Guerra de Sucesión Española. Tuvo lugar el 2 de julio de 1715 cuando la isla de Mallorca —el último reducto de la resistencia austracista que apoyaba a Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico en sus pretensiones en ocupar el trono de la Monarquía Hispánica— capituló ante la llegada de una flota borbónica, diez meses después de la caída de Barcelona en poder de Felipe V de España. A continuación fue ocupada Ibiza, pero no la isla de Menorca, ya que según lo estipulado en el Tratado de Utrecht pasó a soberanía de Gran Bretaña, bajo la que permanecería casi sin interrupción hasta 1802 (Tratado de Amiens).

La capitulación de Mallorca.
Una vez producida la caída de Barcelona en septiembre de 1714, el último reducto austracista era el Reino de Mallorca que desde 1706, como el resto de los estados de la Corona de Aragón, se había alineado con el Archiduque Carlos, quien a finales de 1711 había sido proclamado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Durante los meses siguientes Mallorca e Ibiza —Menorca según el Tratado de Utrecht había pasado a soberanía británica— estuvieron gobernadas por el virrey nombrado por Carlos VI, el marqués de Rubí, que contaba con el apoyo de fuerzas imperiales y con la presencia de algunos catalanes que se habían refugiado allí debido a la derrota de los austracistas del Principado.
Según informó el general británico conde de Peterborough los mallorquines pidieron la protección del rey de Gran Bretaña "no pudiendo asumir de ninguna forma sufrir la esclavitud de los españoles y considerando siempre como súbditos del emperador". Por su parte el enviado británico Matthew Prior comunicó al gobierno francés que era una "fábula sin fundamento alguno" que Jorge I hubiera "ofrecido a los mallorquinas entregarse a Inglaterra" o que "las acogería en caso de que decidieran entregarse".
En mayo de 1715, cuando ya parecía inminente la ocupación borbónica de la isla, un emisario del emperador Carlos VI, el austracista Juan Amor de Soria, intentó negociar en París las condiciones de la rendición, que incluirían el mantenimiento de las "libertades" del reino y de toda la Corona de Aragón. Pero las conversaciones no produjeron ningún resultado. "Beneficiándose de la pasividad de los británicos, ahora como los whigs en el gobierno, los ejércitos francés y español ocuparon la isla, que capituló el 2 de julio".
El 11 julio el virrey Rubí entregaba las llavas de Palma de Mallorca al general francés Claude de Asfeld, después de más de treinta días de resistencia al avance de las tropas borbónicas.

El Decreto de Nueva Planta del Reino de Mallorca.
A diferencia de lo ocurrido tras la toma austracista de Mallorca en la que el representante del Archiduque Carlos reunió al Gran y General Consejo ante lo que confirmó "todos los privilegios, pragmáticas, franquezas" concedidos a la Ciudad y al Reino en tiempos de Carlos II ,53 Felipe V de Borbón promulgó un Decreto de Nueva Planta el 15 de noviembre de 1715, similar al Decreto de Nueva Planta de Valencia y de Aragón de 1707, por el que quedaron abolidas las leyes e instituciones propias del reino de Mallorca que no hicieron los británicos en Menorca—. Así, como ha señalado, Nuria Sales, "con la Nueva Planta el reino de Mallorca dejaba de existir para convertirse en un simple título honorífico".
El Gran y General Consejo fue abolido, y sus poderes pasaron al capitán general, la nueva máxima autoridad en las islas con mayores atribuciones que el virrey al que sustituyó, ya la Real Audiencia que suplantó a la suprimida Audiencia. El sistema insaculatorio («de saco y suerte») para la elección de los cargos fue suprimido ya partir de entonces serían designados por el rey o por el capitán general. Asimismo fue suprimido el derecho público -no así el derecho privado, que se mantuvo como en el Reino de Aragón tras el segundo Decreto de Nueva Planta de 1711; lo contrario de lo que sucedió en el Reino de Valencia—. Asimismo Mallorca perdió el derecho a acuñar moneda propia.
En cuanto al régimen local se impuso el sistema castellano del corregidor y los concejales despareciendo la representación del estamento popular. Así en 1718 el ayuntamiento de Palma de Mallorca quedó formado por 20 concejalas, 16 caballeros —nobleza— y 4 ciudadanos honrados, sistema que se aplicó al resto de municipios de la isla. En el Cronicón de Campaner se dijo: «Si bien quedaron los caballeros muy satisfechos de empuñar ellos solos el gobierno económico de la Ciudad, en breve se desengañaron viendo que su autoridad no era como la que tuvieron los Jurados». Sin embargo, si bien es cierto que la Real Audiencia podía suspender cualquier acuerdo de los municipios, éstos tenían competencias, por ejemplo, sobre jornales lo que permitió a la nobleza imponerse sobre las clases populares, que no estaban representadas en los municipios —al contrario de lo que sucedía durante la «época foral»—.

Menorca, británica.
Menorca, conquistada por una escuadra anglo-holandesa en 1708 en plena Guerra de Sucesión Española, pasó a la sobiranía de Gran Bretaña en virtud del Tratado de Utrecht de 1713 y así permaneció a lo largo del siglo XVIII hasta la firma del Tratado de Amiens de 1802, excepto durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763) que estuvo ocupada por los franceses y entre 1782 y 1797 en que estuvo bajo la soberanía del rey de España.
Como el interés británico por Menorca era estrictamente militar -tener una base naval en pleno Mediterráneo Occidental en el que Mahón constituía un excelente puerto natural, de ahí que pasara a ser la nueva capital de la isla frente a la aristocrática Ciudadela-, la Corona mantuvo las instituciones y leyes propias de Menorca, excepto la Inquisición española que fue abolida. Así los municipios continuaron siendo universidades gobernadas por los históricos jurados que representaban a los diferentes estamentos. En Ciutadella ('Ciudadela' en castellano) eran cuatro: un caballero (noble), un ciudadano (burgués), un campesino (campesino) y un menestral (artesano).

Sir Richard Kane, primer gobierno británico de Menorca.
La lengua propia siguió siendo la oficial y de uso público. "Contrastaba, por ejemplo, la Sociedad Maonesa de Cultura fundada en 1778 donde todo se hacía en catalán, como la Real Sociedad de Amigos del País del Reino de Mallorca fundada el mismo año en Palma que competia en celo con la Real Audiencia y con el obispado en materia de campañas sistemáticas de extirpación del dialecto mallorquín e imposición del castellano. Esto redundó en el florecimiento de la literatura en catalán en la isla como figuras como Juan Ramis y Ramis o Antonio Febrero y Cardona hasta tal punto que algunos estudiosos han llamado al último tercio del siglo xviii el "periodo menorquín de la literatura catalana".
El primer gobernador británico fue sir Richard Kane, que estuvo en el cargo entre 1712 y 1736, y dejó muy buen recuerdo por las medidas que tomó como la construcción de la carretera entre Mahón y Ciudadela —el «camino de Kane»—, el desecamiento de muchos humedales —zonas pantanosas—, o la introducción en la isla del cultivo de la esparceta ('esparceta') y otras plantas forrajeras. Asimismo, la presencia de la flota británica acabó con las incursiones de los piratas berberiscos del norte de África, con lo que la población a partir de entonces pudo instalarse en la costa sin temor a ser atacada.
Cuando a partir de 1802 por el Tratado de Amiens Menorca pasó a soberanía española perdió sus instituciones de autogobierno y en su lugar se impuso el centralismo a través de Palma de Mallorca; el catalán dejó de ser la lengua oficial para serlo el castellano; fue suprimida la libertad de comercio y Mahón dejó de ser un puerto franco; los menorquinas perdieron la exención de servir en el Ejército y en la Marina que habían conservado no sin dificultades bajo la dominación británica; y al desaparecer la flota británica volvió la amenaza de los piratas berberiscos del norte de África.

LA BURGUESÍA AGRARIA BALEAR AL FINAL DEL ANTIGUO RÉGIMEN.
Hacia 1799 la estructura social de la Mallorca rural era una de las más equilibradas en la España del siglo XVIII [Barceló, 1964: 123-138]. Los grandes terratenientes absentistas, los famosos botifarres (8,38 %), dominaban la pirámide social, con los pequeños propietarios y arrendatarios (25,84 %) dando la citada moderación al conjunto, y en la parte baja de la pirámide los jornaleros (54,58 %) y los pobres (11,20 %).
De acuerdo con estos datos Mallorca era la región con mayor porcentaje de pequeños propietarios y arrendatarios y la segunda (tras Andalucía) en porcentaje de jornaleros. Pero este desnudo dato esconde que los arrendatarios más favorecidos fueron los componentes de un reducido grupo de mercaderes que casi dominaron poco a poco durante el siglo XVIII la producción de aceite de oliva y gran parte de la de trigo [VV.AA, 1982: 134]. Esta burguesía, siempre renovada en sus efectivos, había comenzado sus actividades ya en la Edad Media, con la importación de trigo en las crisis agrarias [Juan Vidal, 1976: 102] y la exportación de aceite y el resto de los productos isleños.
Durante todo este periodo, en la Edad Media y en la Moderna, las islas eran deficitarias permanentes en cereales, objeto de una especulación que beneficiaba claramente a las clases dominantes privilegiadas [VV.AA, 1982: 131], propietarias de las grandes fincas (possessions) que acaparaban las mejores tierras de cultivo, en un sistema de vinculación (el hereu desde la Conquista y el mayorazgo desde 1715) común al resto de España. El grupo de esta ascendiente burguesía alteró este sistema, al apropiarse de los beneficios del sistema productivo; podía especular con los precios de los alimentos y acumular capitales, lo que le permitió acceder en muchos casos a la aristocracia y conformar la parte más activa y floreciente de la burguesía que constituiría en el transcurso del siglo XIX la vanguardia del liberalismo isleño y la clase dominante en definitiva al final.
Es sabido que el ministro de Hacienda de Godoy (desde diciembre de 1798 a 1808) fue el mallorquín Miguel Cayetano Soler, al que tocó afrontar los problemas más graves de la Hacienda Pública, ocasionados por las guerras exteriores y la inadecuación del sistema fiscal a los requisitos de un Estado moderno. Promovió en un insuficiente esfuerzo las más duras medidas desamortizadoras que se habían conocido.
Sería interesante estudiar la relación de este ministro reformista con la Sociedad Económica de Amigos del País de Mallorca y hasta qué punto las ideas de reforma agraria de ésta influyeron en sus ideas desamortizadoras. Según Moll [1973: 91-116] este programa era más bien de reformas técnicas en el cultivo, aunque también le debió influir el Informe de Ley Agraria de Jovellanos para la Sociedad hermana de Madrid en 1783; si no tuvo en Mallorca el poder de desarrollar su programa (ni siquiera en la creación de un Pósito de granos o de una Compañía de Comercio) en cambio Soler pudo realizar algunos de los puntos del programa respecto a la movilización de la propiedad rústica, en la llamada desamortización de Godoy.
Faltan por completo datos sobre las consecuencias de la desamortización en Baleares por estas fechas pero todo parece indicar que las ventas directas a consecuencia de la legislación fueron muy pocas, sobre todo por la falta de tiempo para su aplicación antes de la crisis de 1808, pero que en cambio fueron más elevadas las promovidas por el mismo clero (o cuando no, los cambios forzosos debidos a la ejecución de las hipotecas), para poder pagar las muy gravosas contribuciones especiales a las que la sometió el Estado, lo que explica gran parte de la enemistad que el clero y los jornaleros y pequeños arrendatarios afectados por el aumento del valor de los arriendos y el impuesto sobre el vino manifestarían a Godoy y a su ministro en los motines de 1808.
¿Quiénes compraron las fincas en este periodo, por ventas voluntarias o forzosas del clero? ¿Quiénes sustituyeron a los grandes mercaderes arrendatarios, que desde 1798 aproximadamente comienzan a dedicarse a otras actividades? Todo indica [VV.AA., 1982: 135] que fueron aquellos medianos campesinos arrendatarios, beneficiados por la ausencia de impuestos directos sobre unas propiedades que eran en último extremo de las clases privilegiadas y por el aumento de los precios agrícolas (con puntas tan extremadas como las que se dieron en los conflictos bélicos y en las frecuentes carestías, casi anuales desde 1791). En cambio los pequeños propietarios no pudieron emerger de la constante penuria debido a los diezmos e impuestos que les gravaban. Una situación que no cambiaría hasta Mendizábal.
La base de la economía eclesiástica en Baleares no fue nunca la propiedad rústica, así como tampoco Cataluña y Baleares habían desarrollado las grandes extensiones de bienes de Propios y Comunes que había en el resto de la Península. Estas dos regiones constituían islotes en el mar de la amortización, aunque la extensión de estas propiedades amortizadas no fue tan escasa como el 2 % aproximadamente que los estudios de Ferragut y otros autores aventuran basándose en datos parciales. Su base de rentas estuvo constituida por los censos [VV.AA., 1982: 147], que fueron desamortizados masivamente a partir de 1837, aunque faltan estudios concretos sobre el tema.
En cuanto a las islas menores, Ibiza estaba sumida en una miseria absoluta, amedrentada por la piratería, dominada por unos pocos grandes señores y con un obispado muy reciente (1783), con rentas muy bajas, inferiores a los 100.000 reales. Mientras en Menorca había surgido, por feliz contraste, una burguesía relativamente próspera, al amparo del dominio inglés durante buena parte del siglo XVIII. Navieros, comerciantes, medianos propietarios rurales, constituyeron el germen de una sociedad que en el siglo XIX sería la más equilibrada del mundo isleño. Pero había una oposición en el seno de la isla entre la sociedad más desarrollada de Mahón y la ancestral de Ciudadela, anclada en el pasado y con predominio de la nobleza y el clero.
Era una sociedad de un conservadurismo político propio de una sociedad estamental. Miguel de los Santos Oliver [1901: 491] nos dice: “Mallorca era tenida en el resto de España por los hombres que dirigían el movimiento reformador y por los que procuraban detenerle, como un baluarte del Antiguo Régimen, no ya de la España genuinamente tradicional, de la España monárquica y federativa, sino de la España decadente y despótica del siglo XVIII”. Ello fue tanto por su aislamiento geográfico, que la apartaba del movimiento de las ideas liberales, como por la masiva inmigración de la nobleza (unos 30.000 individuos) y el clero (3.000 sacerdotes) que huyeron de la guerra en la Península. Miles de reaccionarios se agolpaban por toda la ciudad y luego se extendieron por muchos pueblos, no bastando a compensar esto la inmigración de varios miles de industriales y comerciantes catalanes y valencianos. Las islas padecieron por la guerra a pesar de que los inmigrados trajeron nuevas actividades, pues el aumento de impuestos, incluso con monetización del oro y la plata de las iglesias, supusieron una carga financiera que contribuyó a alterar a largo plazo la estructura social, agravando un proceso que debía acabar necesariamente con la extinción del Antiguo Régimen.
Este anunciado fin los propios sectores privilegiados lo veían cercano. En los informes recabados en 1809 por la Comisión de Cortes [Artola, 1976: tomo II, 129 y ss.], comprobamos que el obispo de Menorca, el españolista Juano (expulsado en marzo de 1810 por un motín en la isla, promovido por el clero más reaccionario de Ciudadela), se revelaba como un ilustrado al pedir el libre comercio interior y de exportación, al quedar como impuestos sólo los de aduanas, de lujo y una contribución personal a pagar proporcionalmente a los bienes raíces (incluso con un baremo progresivo) y reducir el número de conventos y clérigos a los de verdadera vocación. El ideario del obispo era sorprendentemente el programa asumido como propio por la burguesía mahonesa.
En cambio, y el contraste es sintomático de lo difícil que era aunar los intereses de estos sectores sociales, el ayuntamiento de Palma de Mallorca [op. cit. 314-322], dominado por los estamentos de la nobleza y el clero, se mostraba mucho menos progresista, por no decir más conservador que el obispo de Menorca y no pedía reforma alguna de la propiedad (sobre su tradicionalismo baste decir que aún exigía limpieza de sangre en los cargos públicos [para más información ver Anes, 1975: 146-147]). La Universidad de Mallorca [op. cit. 327-330] se atrevía al menos a pedir que se obligase a trabajar a todo varón capaz, bajo severas penas (alistamiento, pérdida de mayorazgos, etc.) y es que la demanda de mano de obra era muy importante, llegándose a tasar el precio del día de trabajo.
Otra prueba de hasta qué punto era compleja la situación fue la actuación del obispo de Mallorca, Bernardo Nadal. Este fue diputado en las Cortes de Cádiz, llegando a presidir la comisión encargada de elaborar la Constitución de 1812. Nos falta un estudio especializado sobre su actuación en los debates, pero parece que su actitud fue bastante liberal en lo político y más conservadora en lo económico y social, oponiéndose radicalmente a toda desamortización eclesiástica (no así a la civil), mientras que el clero mediano y bajo desarrolló una oposición mucho más reaccionaria, compartida por muchos obispos refugiados en Mallorca y que firmaron un célebre manifiesto en el que entre otros puntos defendían la propiedad eclesiástica y los señoríos jurisdiccionales, lo que provocó en abril de 1813 la expulsión de muchos de los obispos refugiados en la isla, concretamente los de Barcelona, Lérida, Urgel, Tarragona, Tortosa, Teruel, Cartagena y Pamplona, orden ejecutada por las autoridades liberales de la isla.
En suma, nos encontramos pues en los albores del XIX con una sociedad balear en la que latían dos mundos: el del Antiguo Régimen, con una nobleza y un clero retrógrados, con un campesinado sojuzgado en lo material y en lo espiritual y, por otro lado, el mundo del mañana, con una burguesía consciente de que las actividades productivas eran el sostén del futuro poder político y social.

Notas.
Fra Antoni Llompart fue un famoso predicador del siglo XVI. Antes de 1548 se celebraba el Sermó de l’Estandart (31 de diciembre, en conmemoración de la Conquista) en el peiró, un lugar que había frente a la Puerta de Sant Antoni, pero ese año pasó a hacerse en la Seu de Ciutat. Llompart predicó el célebre Sermó entre 1542 y 1579.
Campaner. Cronicón Mayoricense. Amorós, Tomàs. Memòries d’un impressor. Ambdós llibres parlen de la gran fam dels anys 1748-1749. Santanyí casi es va despoblar. Ciutat es salvà millor que altres indrets, pel comerç i l’assistencialisme als pobres, gràcies a les almoines, els plats de sopa dels convents, les llegums que distribuïa el comandant general als hospitals... Moltes dones joves tenien tres o quatre infantons i no tenien per donar-lis menjar. Sovintejaven aleshores els infanticidis i les al·lucinacions que forman part de la cultura popular de mitjan segle XVIII. Un estudi recent, d’Isabel Moll, Antoni Segura i Jaume Suau, amb estadística demogràfica del segle, mostra que la fam es devia a les crisis agrícoles, produïdes per la climatologia, la tècnica agrícola i les condicions socials dels pagesos.
El obispo de Mallorca, Joan de Santander, en 1641 realizó una visita a las parroquias de los pueblos de la isla. Josep Estelrich Costa, cronista de la Diòcesi, hace la transcripción de un manuscrito del archivo parroquial de Sant Joan de 1641, que informa de los problemas de la parroquia y los santos más estimados.
Los esclavos musulmanes eran a menudo bautizados y liberados, tomando los apellidos de sus amos y padrinos de bautizo. Como ejemplo, Catalina Rosa Bonaventura Estada fue bautizada y tomó los apellidos de sus padrinos, el 29 de abril de 1698, ante el rector de la parroquia de Sóller, Arnau Barceló.
“Mureu” seria un mal nom que podria venir de “moreu” (gent mora).
El licenciado Alberto de Gomar, natural de Requena (en aquella época del obispado de Cuenca, hoy perteneciente al País Valenciano). Testó el 2 de abril de 1636, residente en Ciutat, ante el notario Antoni Marquès, en las hojas 70-71 de la firma M-1.516. Los protocolos de este notario abrazan los años 1634-48 [DBAL, 11-9-1996].

APÉNDICES: 
ROSSELLÓ I VERGER. CANVIS DE PROPIETAT I PARCEL·LACIONS AL CAMP MALLORQUÍ ENTRE ELS SEGLES XIX I XX.
Rosselló i Verger, Vicenç M. Canvis de propietat i parcel·lacions al camp mallorquí entre els segles XIX i XX"Randa", 12 (1980) 19-57.
CONDICIONS I PRECEDENTS.
La insularitat: inaplicabilitat dels models usuals.
Mallorca és una illa de 3.600 km², amb condicionaments físics (insularitat, clima mediterrani, pobresa i escasesa del sòl), una població excessiva en totes les èpoques (amb dèficit crònic de blat), un afany desmessurat de posseir terres (el que lis feia pujar massa de preu). La divisió de les classes socials agràries (Cela Conde), ens mostra: 1) propietaris terratinents, 2) camperols arrendataris de grans extensions, 3) camperols jornalers, 4) camperols petits propietaris. El límit entre petita, mitja i gran propietat es posa en 20 i 100 hectàrees.

Evolució prevuitcentista.
Hi havia unes diferències molt fortes entre municipis amb minifundisme (Felanitx) i latifundisme (Calvià). Si el Repartiment (1230) havia configurat una estructura agrària amb poques grans finques, a partir de llavors i fins mitjan segle XIX es desenvolupa un doble procés (mai complert), de concentració de la propietat en mans dels aristòcrates i d’una burgesia de colons o gran arrendataris enriquits, però les grans possessions de la noblesa convivien amb un excés de parcel·lació de les finques dels petits propietaris. Les revoltes camperoles de 1450-1452 i la Germania mallorquina de 1521-1525, varen agreujar el procés de concentració al empobrir als camperols.

La situació a mitjan segle XIX.
La concentració de propietat fou continua i durá fins mitjan segle XIX, quan ja es veia que la prosperitat passava per dividir les grans possessions, poc productives (en gran part per la manca d’inversions i l’absentisme dels “senyors”, que les deixaven en mans dels “amos”). La Muntanya era la zona amb més grans propietats. Però molts de municipis, sobre tot del Raiguer i a Felanitx, ja estaven en una situació oposta, amb una gran i fins i tot excessiva divisió de la propietat.
L’abolició dels drets feudals i dels censals eclesiàstics (la desamortització), les bonificacions del Prat de Sant Jordi (1815-1848) i de s’Albufera (1870), varen transformar a poc a poc la situació.

Una reforma liberal? Caiguda de la institució de l’hereu.
La supressió de la figura jurídica de l’hereu (el costum, en Castella el “mayorazgo”), va lliberar moltes terres de l’aristocràcia entre els hereus i moblitzar la propietat.

La desamortització.
No hi ha estudis sobre la desamortització civil, però si sobre l’eclesiàstica, amb la venda de les poques propietats agrícoles. La major part dels ingressos foren de la venda dels censals. Només es venderen 12.000 hectàrees, que acabaren com petita propietat després de la seva subdivisió.

Establiments, rotes i colònies.
Els censos alodials i reservatius a establiment foren essencials per a la subdivisió de les finques.

Establiment i censals.
L’establiment permet dividir la finca en porcions i el censatari és obligat a millorar la propietat. El censal és el dret, garantit per hipoteca, de rebre una pensió dinerària anual, adquirit per compra amb pacte de retro. El cens emfitèutic, el més propi de Mallorca, és quan el senyor transfereix el domini útil i es reserva la dreta senyoria (domini directe eminent), exigint un cànon anual fix i d’altres prestacions. El cens reservatiu és quan l’amo útil aliena un immoble, reservant-se un càno anual. Les censals eren imprescriptibles i encara estan vigents, com una reminiscència feudal. L’emfitèusi va donar als camperols el domini útil, mentre els propietaris directes vivien en la ciutat i no invertien en les terres, però en tot cas facilità la reducció de la gran propietat.

Antiguitat i vigència de l’establiment.
L’establiment i la corresponent emfiteusi a cens és una institució catalana, importada en 1229. Abunden els exemples de parcel·lacions o establiments a cens, fins el mateix segle XX. Era una forma de fer més productives les possessions, per sobre del cultiu directe del terratinent. Pobles com Establiments, Galilea, Vilafranca, Ariany, varen sortir dels establiments. El procés històric ha anant posant la propietat de la terra en mans dels emfiteutes, primer de fet i després de dret, en una veritable i progressiva reforma agrària.

Roters i rotes.
Els roters (“roturadores”), rebien una rota d’una quaterada (0,71 ha) per llaurar-la, generalment en terres d’escasa qualitat, i no tenien que pagar diners. Després s’establia un contracte d’arrendament.

Les colònies agrícoles.
La creació de pobles nous per conrear terres incultes fou una pràctica comuna en el Migjorn (Campos, Capocorb, Porto Colom), Gatamoix (a s’Albufera), Sant Jordi, etc. En general fracassaren, per la marginalitat de les terres.

Nobles i burgesos? ciutadans. En lloc de feudalisme, senyoria.
No hi havia feudalisme en el Repartiment, que beneficià sobretot als ciutadans i cavallers. La lliure disposició de la propietat era general. La jurisdicció senyorial gairebé no existia (un cas paradigmàtic és a Sant Martí), sinó tan sols la territorial. Això configurà una divisió entre camperols i burgesos-aristòcrates.

Una aristocràcia sui generis.
Una aristocràcia de 50 famílies amb títol sobre 1850 convivia amb una noblesa de llinatge i una mitja noblesa rural, juntament amb mercaders ennoblits i nobles mercadejants. Era una classe social molt complexa.
Les seves propietats rurals, després de segles de crèixer, començaren a dividir-se i vendre-se en el segle XIX, tant a petits conradors com als burgesos.

Burgesos, hereus dels aristòcrates.
La substitució dels aristòcrates pels burgesos fou un procés de moltes voltes. En algunes èpoques prenia força i en altres tornava enrera (en part pel ennobliment de la burgesia). En el segle XVIII, però sobretot desde mitjan el XIX i principis del XX tornaren per quedar-se: les possessions dels burgesos reberen grans inversions (Manuel Salas i Sureda), amb una alta productivitat. Alguns varen acumular un gran nombre de amples propietats. Altres constituiren companyies per a adquirir grans finques i subdividir-les.

La propietat ciutadana (proximitat, comunicació i lleure).
Aquestes companyies eran de ciutadans, que en el segle XIX eran propietaris de gairebé un terç de l’illa, sobretot les grans possessions. Aquest procés ha augmentat amb l’èxode rural a Palma i la rururbanització de l’espai rural en els darrers anys, un procés que encara serà més fort. Factors de l’interès ciutadà eran el profit econòmic (les tafones d’oli eran un font essencial de diners), la proximitat de les possessions en una illa petita, les bones comunicacions amb les àrees rurals (excepte Artà i Sòller), el lleure estivenc (l’esbarjo està enrere de tantes cases senyorials en les possessions).

Conreus u parcel·lació, les millores. Conreus comercials tradicionals.
Els cereals eran el principal conreu de l’illa, però sempre fou insuficient. L’oli fou el producte agrari comercial més important de l’illa, del qual depenia l’economia dels grans propietaris de la Muntanya. El Raiguer tenia olivar, cereals i garrover, el Pla i el Migjorn els cereals (i figueres). La vinya sorgí en totes les zones.

Conreus comercials moderns.
La vinya va creixer moltíssim a finals del segle XIX, tant per la fil·loxera (la demanda francesa fou enorme), com per la demanda d’aiguardent per part dels fabricants i exportadors. Però quan arribà la fil·loxera començà la crisi i l’emigració (1891-1920). La taronja féu la riquesa de Sòller al voltant de 1900-1950. L’ametller (un conreu bàsic en la parcel·lació) substituí moltes vinyes perdudes i també oliveres, passant de 6.000 hectàrees en 1860 a 48.000 hectàrees en 1930, amb una important exportació. La figuera va crèixer en el darrer terç del segle XIX, fins a ser el primer conreu arborícola en el Pla, tan per alimentació humana com per pinso del ramat porcí.

Agricultura colonial?
Ha habut un debat teòric de si havia una agricultura dual, de tipus colonial, amb una cerealicultura de subsistència i una agricultura comercial (vinyes, ametllers, taronges). La tesi de Rosselló és que no es pot dir que n’hagués colonialisme perquè els capitals i propietaris eran mallorquins, com els guanys.

Les millores.
Les millores en marjades, reguiu, conreu de roquissars, ramaderia selecta, plantació d’arbres fruitals, foren generals en tot el procés històric del camp mallorquí.

L’explosió parcel·lària. Evolució del parcel·lament entre els segles XIX I XX.
Fou un procés que començà en els anys 1835 i s’intensificà sobretot en el darrers decenis del segle XIX i començament del XX, quan les grans propietats es dividiren. L’augment demogràfic era molt acusat (un màxim a la Part Forana en 1890), les terres pujaven de valor i la venda era una entrada econòmica fàcil que solucionava a curt plaç els problemes pecuniaris de la noblesa. Els nous propietaris de les parcel·les eran camperols enriquits o que s’endeudaven, burgesos i inclus altres nobles amb empenta comercial. Les noves finques foren plantades d’arbres més productius. Mols de petits llocs de la Part Forana naixeren en aquest procés. Cal mentar que la gran majoria era molt petites: 45% de manys d’una hectàrea, 45% d’1 a 5 hectàrees.
La font de l’estudi de Cela Conde (1979) fou el Registre de la Propietat Immobiliària, tancat pels investigadors fins que arribà ell i va aconseguir consultar-lo.
El procés continuà ben fort fins 1950, quan va canviar de finalitat: ja no era l’agricultura sinó el turisme i la segona residència, i així continua aleshores.

Papers dels grans arrendataris i amos.
Els amos eran els que realment vivien en la possessió i tenien el domini útil de l’explotació rural. Va sorgir el fenòmen des del segle XVI, estalonat sobre el treball assalariat, sobre tot amb conreus de cereals i olivars.
Cal establir una distinció dels arrendataris entre mercaders, arrendataris, pagesos grans i petits. Els mercaders de Ciutat (molts xuetes, a més de francesos i italians) guanyaren molts doblers amb la exportació de l’oli, ja en el segle XVIII. A principis del XIX sorgeix definitivament a figura de l’amo, que formà una poderosa classe social en la Part Forana, i fou la base de la gran burgesia mallorquina. Els arrendataris rics (amitgers) entraren en aquesta categoria al voltant de 1765-1800, amb la pujada dels preus agrícoles i l’acumulació de capital. Els arrendataris pobres eran els més nombrosos i sobrevivien amb la feina a temps parcial en les terres dels rics. Una aliança entre grans senyors y arrendataris (el caciquisme) s’establí sobre l’explotació del treball dels arrendataris pobres, els pagesos o camperols i els jornalers.
A aquesta classe social dels amos, amitgers, establidors i nous burgesos rurals pertanyia Joan March, un simple mercader de bestiar en Santa Margalida (En Verga de mal nom) que, amb els guanys d’un bon nombre d’establiments, desde 1913 va pujar a gran financer. La Banca March i el Crèdit Balear (Santa Ponça) continuaren la tasca, essent essencial en el seu negoci fins l’adveniment del turisme.

Els compradors de parcel·les.
Es distingeixen diferents grups socials entre els compradors: camperols (pagesos i jornalers) que volen conrear la terra i que després no la venen, arrendataris rics i burgesos que compren i venen segons els seus interessos, ciutadans que volen una segona residència, etc. El turisme i la rururbanització són fenòmens que han canviat radicalment la situació desde 1950.

La situació a mitjan segle XX.
La subdivisió de la propietat a Mallorca, al voltant de 1980, és extraordinària, amb un munt de petites finques, de minvada rentabilitat. Es manté, com excepció, la gran propietat en la Muntanya, menys atractiva pel conreu i l’ús residèncial, però que ara està començant a canviar també (1996).


NOTICIAS DE MALLORCA.
* En els textos catalans s'assumeix l'estil (i les errades) de les fonts, sobre tot en les cites textuals.


1841. [Fuente: Riera, Joan. José Aymerich, conspiración para un crimen “Diario de Mallorca” (17-XI-2010) 14. nº VIII.]
En la fila 14 de cuadro 1 de la parte más antigua del cementerio de Palma se encuentra la tumba de un personaje importante: José Aymerich de Varas. Se trata de una zona en la que las tumbas se amontonan y casi no existen pasillos para los viandantes. Los primeros enterramientos son de los años veinte del siglo XIX. Carlos Garrido, en su interesantísima y elaborada Guia de passeig del cementeri de Palma, afirma que la lápida que nos interesa “no se lee con facilidad”, aunque en ella se “escriben muchos de los méritos relacionados con la carrera de armas y se representa el escudo nobiliario” del finado.
El asesinato de José de Aymerich es uno de los casos que han quedado sin resolver en la historia del crimen en Palma. Le matan en 1841, al día siguiente de poner pie en tierra en la isla para ocupar un cargo militar. No es la primera vez que se encuentra destinado en Mallorca, entre 1828 y 1833 ya había sido capitán general del archipiélago. Debió dejar muchos enemigos en su primera etapa, porque, según todos los indicios, un grupo de oficiales no se resigna a estar de nuevo bajo sus órdenes y conspira para matarle.
Los confabulados pertenecen al parecer al Regimiento de Infantería de la Reina. La investigación acusa a varios militares progresistas de estar detrás del crimen, sin embargo, ninguno de ellos llega a ser condenado. El compló es un éxito tanto en la consecución de objetivo –eliminar a Aymerich– como en lograr la impunidad de los ejecutores e inspiradores.
No es un crimen cualquier el que queda sin culpable. José Aymerich de Varas, nacido en Cádiz en 1744 (sic, 1777), tenía una larga carrera militar y política, que había comenzado en la guerra contra los franceses, primero como cadete y posteriormente como oficial. El cargo más importante que ocupó es el de ministro de la Guerra entre julio de 1824 y octubre de 1825 en el primer gobierno de Francisco Cea Bermúdez, aún en tiempos de Fernando VII.


El crimen de José Aymerich no es el de un individuo anónimo. Que no sean descubiertos los asesinos solo puede significar dos cosas: o que tienen las espaldas muy bien cubiertas o que la planificación es exquisita.

1859. Para buscar voluntarios para la guerra de Marruecos, se estrenaron obras de teatro como la zarzuela de Miquel Bibiloni, Los moros del Rif. El obispo de Mallorca encabezó una suscripción popular con 5.000 reales. Pero apenas se presentaron voluntarios en Mallorca.
1860. Isabel II vino a Mallorca y visitó Valldemosa, por lo que se le puso su nombre a una calle.
1864. En Mallorca la ejecución de un parricida reunió 12.000 personas.
1869. Llega a Mallorca la bicicleta (velocípedo con una rueda mucho mayor).
1873. Las máquinas de coser se popularizaron gracias a la famosa marca norteamericana Singer.
1882. Estalla una revuelta social contra la contribución industrial y de comercio en Mallorca.
1886. Al casarse en Palma un viudo conocido como Matadones, la concentración de gente para hacerle la “esquellotada” (broma con ánimo lúdico a los viudos, pero que a veces podía ser excesiva) obligó a presentarse al gobernador civil con todos los guardias municipales y parte de la Guardia Civil.
(1-XI-1891). “La Almudaina”  Un pare de família va castigar una lleugeresa de la seva filla fent ús de la potestat de correcció paterna: la tancà un mes en la presó.
(12-XI-1891). “La Almudaina”. Inundacions en l’illa de Mallorca. El conde de Sallent informà que procuraria destinar als pobles afectats part de les 500.000 pesetas del Consejo de Ministros para calamidades públicas.
(15-X-1892). La Almudaina. En les obres d’esbucament a la plaça de la porta de Jesus, els ossos procedents de l’antic cementiri del Camp Roig foren recollits i traslladats al cementiri nou.

SANTA CATALINA, UN BARRI INDUSTRIAL DE PALMA AL SEGLE XIX.
En el curs del segle XIX i principis del XX, la ciutat de Palma conegué un notable creixement poblacional degut sobretot a l’èxode rural que es va dur a terme des del reste de l’illa. El progrés i la diversificació econòmica de la capital fou un factor bàsic per a dinamitzar aquest procés.
La industrialització i la mecanització de les manufactures trobà fora murades un espai ben adequat atesa la normativa municipal restrictiva pel que fa referència a la instal·lació de grans potències en cavalls de vapor. Amb ella, el sorgiment o desenvolupament de nuclis de població a les rodalies de la ciutat, amb marcat caràcter obrer. Juntament amb els Hostalets, la Soledat o Can Capes, Santa Catalina en fou l’exemple més significatiu.
Durant la segona meitat del segle XIX, Santa Catalina es convertí en el principal nucli obrer de la ciutat. L’any 1869 s’aprovà el pla d’eixample per a aquest barri i part de Son Espanyolet. Dels 2.400 habitants que hi residien l’any 1860 es passà a més de 7.000 al 1900, quan a l’arraval s’hi localitzaven ja un nombre significatiu de fàbriques.
Entre les empreses industrials més destacables localitzades ja al segle XIX a l’arraval, cal esmentar la fàbrica de sabò propietat de Vicenç Ensenyat, ja establerta l’any 1850. Vint anys després, l’Arxiduc Lluís Salvador comptabilitza a Santa Catalina tres fàbriques saboneres especialitzades, de les due existents a Palma. La molturació mecanitzada de blat també hi seria present des de l’establiment l’any 1864 de la farinera propietat d’Anguera i Cía, després Harinera Mallorquina. Una altra empresa important fou la propietat de Bartomeu Pieres, mecanitzada des de 1870 i dedicada a activitats tan diverses com la construcció de maquinària, ciment o fusteria industrial. L’Alfombrera, propietat de Josep Vidal Rosselló, de tapissos i estores de cotó i jute, establerta a un solar de més de 6.000 metres quadrats, l’any 1934, al moment de màxima expansió d’aquest sector ocupava més de 550 treballadors.

CALVIÀ.
1715. El 13 del mes de juny de 1715 l’expedició reial per conquerir Mallorca pel rei Felip V arribà a Sta. Ponza, on fondeà. «El caballero Alfeld, general del ejército, envió dos ingenieros a reconocer el sitio para el desembarco (...) y lo hallaron defendido con buenos atrincheramientos, guarnecidos de tropas y milicias, con cinco baterías de cañones que les dispararon algunos tiros». La flota reial passà a altres platges, cercant un lloc per desembarcar, fins arribar al Nord de l’illa, on posaren peu a terra el 15 de juny, prop d’Alcúdia. Desde allà conqueriren l’illa, excepte Ciutat. Llavors Alfeld «desembarcó la artillería y el resto de la infantería en la bahía de la Porrasa, y al punto partió la armada a sitiar la capital, hacia donde marchó el ejército de tierra», envoltant Palma en un setge ferme, que dugué a la capitulació el 2 de juliol. El coronel Rubí se rendí amb 1.500 soldats alemanys, 200 peces d’artilleria i molts queviures i municions [Pascual, I, p. 211-217, tret de varies fonts anteriors].

1776. 23 març. Fou ajusticiada una dona de Calvià que l’any anterior havia assassinat al seu marit, auxiliat per un cabo de milícies. Després de mort, havia introduït el cadàver en un forn amb intent de destruir les proves del crim, però com no ho aconseguí del tot, tirà les restes calcinades en un torrent. Es conduí al suplici a la sentenciada, arrastrada a la coa d’un cavall, l’ahorcaren, li tallaren el cap i un braç, i aquests membres s’exposaren al públic en la Soledat i el Pont d’Inca, i el cos, dins d’una pipa en la que se pintaren animals ferotges, fou tirat al mar. Feia cent anys que no s’havia ajusticiat una dona. [Guillem Vidal, Fabriel Ferrer, Tomàs Aguiló].

El 1785 va haver a Calvià 35 naixements, 52 morts i 6 matrimonis. GM, 16, (22-IV-1786). El 1797 56 naixements, 28 morts i 10 matrimonis, d’un total a l’illa de 5.485, 3.332 i 964. No compataven els eclesiàstics. Es podria calcular que era com un 1% de la població total de l’illa, però les dades posteriors invaliden aquesta suposició, com si hagués una demografia canviant any a any. "Gaceta de Mallorca" 13 (31-III-1798). El 1801, 97, 96, 38, d’un total de 4.830, 4.290 i 1.275. La mortalitat fou molt elevada aquest any. "Gaceta de Mallorca" 51 (18-XII-1802). El 1802, 30, 20 i 4, d’un total de 5.428, 5.130 i 1.002. "Gaceta de Mallorca" 37 (10-IX-1803). El 1804, 53, 30, 18, d’un total de 5.670, 4.019 i 1.331. "Gaceta de Mallorca" 38 (10-IX-1805. El 1805, 48, 61 i 10, amb pèrdua de població, mentre que Mallorca tingué 4.926, 3.922 i 1.224. "Gaceta de Mallorca" 47 (22-XI-1806).

1787. Estava prohibida l’arribada de barcos forasters a altres ports que no fossin els de Palma i Alcudia. El motiu era que hi havia la pesta a Alger i altres ports del Mediterrani. Així que les autoritats “estremaven” les precaucions. La "Gaceta de Mallorca" 26 (30-VI-1787) comunica que «El Bayle de Calvia con fecha 22 del mismo participa, que haviendo puesto en su noticia el P del laúd de aquella costa que havia seis dias estava haciendo la guardia a dos buques sospechosos, de vela quadra que se mantenian alli: dio parte de ello al Bayle de Andrache, y despacho 10 hombres armados y un Regidor, a la caleta de Sta. Ponsa para resguardar la costa. El M.I.S. Regente le mandó continuar este resguardo...». El contraban passava en gran part per Calvià, tan propera de Ciutat, i el laúd de vigilància i els torreros de les talaies eren els encarregats de la policia costanera. No creiem, emperò, en l’eficàcia de les mesures de policia. Sis dies de vigilància a dos barcos abans d’avisar! Ja havien d’haver desembarcat tota la mercaderia.

El Rdo. Dr. D. Joan Payeres Pbro. havent estat Rector de la parròquia de Calvià des del 1783 al 1799 i reconeguda l’urgent necessitat de proveure d’aigua potable a la població de la dita parròquia, utilitzant la que mana de la petita font més propera al nucli principal, no oblidà les penalitats dels seus feligressos en cada estiu, encara que es traslladà a la parròquia palmesana de Santa Creu així com al càrrec de canonge de la Seu (per oposició). Féu donació de part dels ingressos de lllur prebenda per a la conducció de les dites aigües, però encara era insuficient, així com les partides presupuestàries que consignà l’Ajuntament, demanà ajut al bisbe de Mallorca, Bernard Nadal i Crespí, que la concedí, i al que es deu realment la construcció de l’aljub i de l’acueducte (que comptava amb un gran arc) que desde la font a una hora de camí portava l’aigua a l’aljub (de triple capacitat) dins del poble, construït a la vora de la casa consistorial. El gran aljub permetia a més que els veïnats no havessin de fer coa a la font (que només tenia un ínfim manar), sinó que la podien prendre de l’aljub omplit durant tot el dia. Era tan escassa la població del poble que no hagué problemes llavors. El poble, agraït, fitxà una làpida a l’aljub, en honor del bisbe, que diu així:
JII. EPO. MAI. VER
NARDO NADALLO
PATRI BENEF.S.P.Q.
CALVIA. ON. GRATIA
MEM.POS. ANNO 1817.

"Gaceta de Mallorca" 10 (10-III-1804). La venda de tabac a Calvià fou donat en monopoli a Juan Barceló. La venda era a preus tasats, com a la resta dels municipis que tenien els seus autoritzats a la venda. Bando de 18 febrer 1804.

1860. Noticias sobre Paguera/Peguera. en relación con su compra por E. Waring.  Pertenecía a la alquería musulmana de Beniorella y tomó el nombre de la parcelación medieval en predios privados: La Romana, Es Pegguerí, Peguera y Torá. En el siglo XVIII se construyó un embarcadero, por el que se sacaba madera, carbón de leña, algarroba, almendra y ganado. Madera y almendra eran las producciones más importantes. El desarrollo del núcleo turístico de Paguera fue impulsado por la familia Roca Waring. Enrique Waring compró la posessió de Peguera en 1860 y construyó una villa junto al mar, Palmira. Su hijo Enrique Roca Waring parceló la propiedad en 1958 y su hermana Francesca impulsó la urbanización, con el Plan Parcial de 1958.

“La Almudaina” (30-XI-1891). Moltes famílies de Palma varen anar als monts de Bendinat i de Santa Ponsa a cercar esclatasangs.

PERSONATGES.
Sebastià Gili Vives (?-Palma, 11 de setembre de 1894). Fou un sacerdot que visqué un temps mogut. Mentre el liberalisme moderat dominava l’Estat dirigí la Inclusa o Casa General d’Expòsits (1844-1868), l’Hospital General (1860-1868) i la Casa de la Misericòrdia (1865-868). Va mostrar un espèrit regenerador, la qual cosa li valgué el reconeixement de les autoritats locals. Interpretà la crisi social i moral de la societat burgesa en termes de fe i per causa del liberalisme, segons la més pura ortodoxia tradicional. Fundà el 1859 les Germanes Agustines de l’Empar i les destinà a servir els desemparats, els nins orfes, els malalts, els pobres, els bojos. El 1869 fou relegat dels seus càrrecs i les Germanes abandonaren les institucions de beneficiència el 1878, després d’un període d’entrebancs. Ara, dos anys després del seu centenari, les Germanes i l’Esglèsia continuen reflexionant sobre la memòria històrica de Gili.

FUENTES: BIBLIOGRAFIA DE BALEARES.
Libros.
AA.VV. Història de Mallorca. Moll. Palma. 1982. 2 tomos. T. II. 518 pp.
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Daviu Pons, Guillem. El clergat dins la formació social mallorquina als segles XVII i XVIII. Les bases econòmiques de la seva preponderància. Memoria (inédita) de Licenciatura. Fac. de Geografía e Historia. Univ. de Barcelona. 1977. [cit. en AA.VV.: 1982: 503].
Ferrer Flòrez, Miquel. Desamortización eclesiástica en Mallorca (1835). 2002.
March Noguera, Joan. Les ciències físiques i naturals en el clero mallorquí. “Revista Comunicació, Centre d’Estudis Teològics de Malllorca, 1996. Sobre figures desconegudes del clergat mallorquí del segle XIX. Antoni Lladó Torres (Palma, 1833-Palma, 1887) fou professor de matemàtiques i exercí un mestratge rellevant. Entre els seus alumnes destacaren Antoni Maria Alcover i Pere Joan Campins. Va estudiar batxillerat en l’Institut Balear i el curs 1850-1851 es matriculà a sisè de filosofia en el Seminari Conciliar de Sant Pere, de Palma. Acabats els estudis eclesiàstics, després d’estudiar filosofia i teologia, no volgué ordenar-se prevere. Rebé les ordres menors i restà com acòlit fins a la seva mort. El curs 1858-1859 va ser nomenat professor d’Elements de Matemàtiques, Aritmètica i Àlgebra, de primer curs de Filosofia del Seminari. Alcover va ser alumne seu el curs 1879-80 i després mantingueren una col·laboració estreta. Entre la documentació inèdita d’Alcover -poeta i matemàtic aficionat a tot el llarg de la seva vida- hi ha un poema dedicat a Lladó, La creació del Món per Déu el nostro Senyor (1879), i un treball d’investigació matemàtica signat per Lladó i Alcover sobre una demostració d’un teorema. Hi havia un retrat seu als passadissos del Seminari, acompanyat pels models geomètrics que ell mateix havia construït com elements didàctics de les ensenyances de Geometria.
Moll Blanes, I; Suau Puig, J. Memoria explicativa del estado de la isla de Mallorca en el siglo XVIII (249-288) en Fernández, Roberto (ed.). España en el siglo XVIII. Homenaje a Pierre Vilar. Crítica. Barcelona. 1985. 685 pp.
Oliver, Miguel de los Santos. Mallorca durante la primera revolución, 1808-14. Palma de Mallorca. 1901. 686 pp.
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Planas Rosselló, Antoni. El Sindicat de Fora o Sindicat Forà. 1995. Tesis doctoral de Antoni Planas Rosselló (Palma, 1961), profesor de Historia del Derecho de la UIB. Explica su historia desde 1315 hasta 1834, en defensa de los intereses de las clases terratenientes de los pueblos de Mallorca. Tenía su sede en la calle Sindicato y controlaba la financiación mediante el impuesto de las tallas. Sufría excesivos gastos en burocracia y perdió muchas de sus facultades con el Decreto de Nueva Planta de 1715. [“Diario de Mallorca” (15-IX-1995) 8].
Riquer i Permanyer, Borja (dir.). Història. Política, Societat i Cultura dels Països Catalans. Enciclopèdia Catalana. Barcelona. 1995. 12 vols. VII. La consolidació del món burgés 1860-1900. 398 pp.
Selke, Angela. Vida y muerte en el ghetto de Mallorca. 1972. Reed. Vida y muerte de los chuetas de Mallorca. Se basó en las causas de fe y pleitos civiles depositados en el Archivo Histórico Nacional. Llegó hasta la tragedia de 1691, cuando fueron quemados 36 reos por judaísmo. Redacción. Obituario. Angela Selke. “Balears” (30-VI-1993).

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Moll Blanes, Isabel; Suau Puig, Jaume. Senyors i pagesos a Mallorca (1718-1860/70). Estudis d'Història agraria” nº 2, Curial, Barcelona (1979) 95-170.
Saez Isern, Francisco. Congregaciones religiosas dedicadas a la enseñanza en Mallorca. 1794-1915. “Mayurqa” nº 21 (1985-1987) 279-288.
Payeras, Miquel. Entrevista a Carles Manera. Una nova visió econòmica de Mallorca. “El Temps”, 889 (26-VI a 2-VII de 2001) 33-35. El historiador Carles Manera (Palma, 1957), apunta en 2001 una nueva visión de la historia económica de Mallorca. Considera que la isla, abierta al mar, esencial nudo de comunicaciones en el Mediterráneo Occidental, tuvo desde el siglo XVIII una clase empresarial dinámica, que se adaptaba con facilidad a los cambios de los mercados internacionales, siempre abierta a estos. En 1959, antes del boom del turismo, Baleares era ya la cuarta región en renta per cápita de España, tras Madrid, Cataluña y País Vasco. Siempre hubo una industria, sea textil o alimentaria... Por ejemplo, en la segunda mitad del siglo XIX, el 40% de la exportación de jabón flojo de España salía del puerto de Andraitx; la crisis de la filoxera en Francia fomentó el cultivo masivo de la vid en Mallorca; Sóller se especializó en la industria textil y la naranja para el mercado francés; la crisis del zapato en 1898 duró apenas unos años; la ausencia de hambres y revueltas sociales durante el siglo XIX; el desarrollo de la industria (entre 1900 y 1930 el 50% de los productos que salían de los puertos eran industriales); la fácil salida del contrabando; la proliferación de bancos (la red más densa de España ya en 1900); el crecimiento del 4% anual entre 1900 y 1930; es bien conocida la aventura empresarial de Juan March. Cuando los empresarios mallorquines comprendieron en los años 60 las posibilidades que el turismo ofrecía, se lanzaron con capital, espíritu de riesgo, experiencia, conocimientos...
Lacosta, Xavier. Corsarios. El caso balear. “Historia 16”, año 26, nº 320 (XII-2002) 35-43. Sobre los corsarios baleares en la Edad Media y la Moderna.

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