OP UD 26. ORÍGENES Y DESARROLLO DEL FEUDALISMO.
LA ECONOMÍA SEÑORIAL. DEBATE HISTORIOGRÁFICO.
INTRODUCCIÓN.
1. DEBATE HISTORIOGRÁFICO.
TEORÍA HISTORICISTA.
Un fenómeno germánico,
político, jurídico y espiritual.
TEORÍA DE PIRENNE.
La ruptura medieval
en el siglo IX.
TEORÍA DE LOS ANNALES.
La sociedad feudal
de Bloch: el siglo X.
TEORÍA DE GANSHOF.
La interpretación
político-jurídica: los siglos X-XII; la limitación a Europa Occidental.
TEORÍA DEL MARXISMO.
Marx: el modo de
producción feudal.
Samir Amin: el modo
de producción “tributario”.
Melotti.
Anderson.
Parain.
Duby: el señorío.
El siglo XI.
Bonnassie: feudalismo
y señorío.
Fontana.
ÚLTIMOS ESTUDIOS.
2. ANTECEDENTES
PRE-FEUDALES.
EL BAJO IMPERIO ROMANO.
La encomendación
y el patrocinio.
LOS GERMANOS.
El “Gefolge” (vinculación
personal).
HISPANIA PROTO-FEUDAL
VISIGODA.
3. LA EVOLUCIÓN DE LAS INSTITUCIONES
FEUDALES.
3.1. EL DESARROLLO
FEUDAL EN LA DINASTÍA CAROLINGIA.
Los primeros carolingios.
Carlomagno.
Vasallaje y beneficio.
La herencia del
beneficio en el siglo IX.
3.2. DESARROLLO DEL
FEUDALISMO “CLÁSICO” EN EUROPA.
FRANCIA.
INGLATERRA.
ALEMANIA.
ITALIA.
ESPAÑA.
4. LA ECONOMÍA FEUDAL.
Condiciones generales
de la vida económica.
Actividades
económicas en el medio rural.
Los dominios señoriales.
Ciudades, población
y comercio.
5. LA SOCIEDAD FEUDAL.
La búsqueda de
cohesión y seguridad sociales.
El ordenamiento y
la práctica jurídicos.
Población y
grupos sociales en el medio rural.
Ciudades, población
urbana y grupos sociales urbanos.
LA PIRÁMIDE SOCIAL.
El monarca.
Los nobles y
hombres libres.
La Iglesia.
Los propietarios
y hombres libres.
Los grupos campesinos:
esclavos y colonos.
INTRODUCCIÓN.
En esta UD estudiamos
el feudalismo en Europa Occidental hacia los siglos X-XIII, sus antecedentes y el
debate historiográfico sobre su naturaleza, y además la economía feudal que le está
asociada, siendo el feudalismo su aspecto político. Sustituimos el término de economía
señorial por el de economía feudal, porque el primero se limita a la economía
de los señoríos territoriales y no comprendería al conjunto de la economía. Asimismo,
abordamos la sociedad feudal. No estudiamos el feudalismo en otros ámbitos como
Japón o Turquía, o en otras épocas como la Edad Moderna en la Europa del Este.
1. DEBATE HISTORIOGRÁFICO.
Hay consenso en que el
feudalismo nació por dos causas: la ruralización de la sociedad europea occidental
y la crisis del poder político. Todas las teorías confluyen en que el feudo es
la pieza clave en la jerarquía de los derechos sobre la tierra.
En un sentido amplio
del término se entiende el feudalismo como el régimen político-social de los
países del Occidente europeo en los siglos X al XIII. Pero espacialmente el
feudalismo ya se predica de sociedades muy distantes, en distintas épocas de Bizancio,
India, Turquía, Rusia y Japón, y cronológicamente se acepta que un protofeudalismo
ya existió en el reino visigodo en el siglo VII y en los reinos merovingio y
carolingio en los siglos VIII y IX.
Para algunos autores
el feudalismo es la negación del Estado como ente público y, en cambio, es una
forma política estructurada mediante relaciones de derecho privado. Pero para
otros autores es una forma especial del Estado, marcada por una división del
poder del rey entre una clase aristocrática que estableció redes de dependencia,
mediante el vasallaje, en los territorios que gobernaba. Estas relaciones de dependencia
tuvieron su origen en el mundo tardorromano y en la sociedad germánica.
TEORÍA HISTORICISTA.
Un fenómeno germánico,
político, jurídico y espiritual.
La teoría historicista
de los historiadores alemanes, sobre todo del siglo XIX, sostuvo que las invasiones
germánicas habían provocado una ruptura total en la sociedad tardorromana y que
el feudalismo fue una aportación jurídico-política germánica. Sus estudios
siguen una orientación historicista: la Edad Media es considerada la época fundacional
de los Estados modernos y sus instituciones feudales la más acabada expresión del
espíritu del pueblo, del Volkgeist. La economía tiene muy poca importancia
en comparación con la política, el derecho, el espíritu y la religión.
TEORÍA DE PIRENNE.
La ruptura medieval
en el siglo IX.
Henri Pirenne, en Mahoma
y Carlomagno (1927), planteó que la ruptura con la Antigüedad sólo
llegó en el siglo VII, cuando la expansión islámica cerró el comercio mediterráneo
y, sobre todo, cuando se derrumbó el imperio carolingio a finales del siglo IX,
debido a la presión exterior de normandos, húngaros y musulmanes y a los conflictos
civiles por la sucesión, todo lo cual conllevó la división del imperio en varios
reinos y la paralela desintegración del poder interior, repartido entre múltiples
señores que recibieron de los reyes concesiones hereditarias de beneficios de
tierras. El feudalismo nació entonces.
Las relaciones vasalláticas
implicaban unas obligaciones militares y económicas del vasallo hacia el señor,
que a cambio aseguraba la protección militar y económica del vasallo. Esta relación
se ritualizaba con una ceremonia de vasallaje y se materializaba en la entrega
de un feudo territorial.
TEORÍA DE LOS ANNALES.
La sociedad feudal
de Bloch: el siglo X.
La visión sociológica
de la ‘Escuela de los Annales’ es que fue un fenómeno sociológico o de psicología
colectiva en una sociedad en constante cambio. Marc Bloch sostiene que nació hacia
900, aunque otros miembros del grupo señalan otras fechas, como Georges Duby,
que señala hacia el año 1000 y cuya tesis es más aceptada por la historiografía
actual.
Calmette y Bloch
prefieren el término “sociedad feudal” para explicar la sociedad medieval de
los siglos X-XII, lo que les permitía reducir el uso del término “feudalismo” al
conjunto de instituciones que crean y rigen obligaciones de obediencia y servicio.
TEORÍA DE GANSHOF.
La interpretación
político-jurídica: los siglos X-XII; la limitación a Europa Occidental.
La posición político-jurídica
de Ganshof (1957), heredera del historicismo pero más científica, caracteriza el
feudalismo como un conjunto de instituciones que jerarquizan a los grupos dominantes
mediante el vasallaje, la encomendación y el beneficio. Así se configura una
sociedad basada en:
- Unas relaciones de
dependencia hombre-hombre.
- Una jerarquía de
guerreros especializados.
- La fragmentación
extrema del derecho de propiedad sobre la tierra y vinculación de esta a los
hombres.
- El debilitamiento
del poder central, con una pluralidad de instituciones y poderes autónomos.
Ganshof limita su
ámbito espacial a los antiguos territorios del Imperio carolingio en Francia, Alemania,
norte de Italia y la Marca Hispánica en el siglo IX, y posteriormente se expandió
a Inglaterra y el reino normando en el sur de Italia. El centro de mayor implantación
corresponde a la amplia zona entre el Loira y el Rin. La cronología se debería
limitar a los siglos X-XII, aunque en Alemania su auge se produjo en los siglos
XIII-XIV.
Estas tesis han sido
aceptadas ampliamente por la historiografía, aunque se han introducido grandes
modificaciones, sobre todo en el aspecto económico.
TEORÍA DEL MARXISMO.
La visión marxista
de Marx y Engels a mediados del siglo XIX, y de sus seguidores, plantea el feudalismo
como un modo de producción y afronta los problemas terminológicos, la relación
tierra-hombre y la relación superestructura político-jurídica e ideológico-religiosa.
Es la corriente que más interpretaciones del feudalismo ha aportado, dentro del
debate de la evolución de los modos de producción.
Marx: el modo de
producción feudal.
Karl Marx en La ideología
alemana (1846) plantea el modo de producción feudal como el tercer estadio
de los modos de producción, entre el esclavista de la sociedad romana y el capitalista
de la Edad Moderna.
Llama modo de producción
feudal o feudalismo al sistema de producción medieval constituido por la transferencia
de capital conseguida mediante el dominio de los aristócratas sobre los vasallos.
El feudalismo parte
de una infraestructura fundamentalmente rural, con el trabajo agrícola y la tierra
como el bien capital, que determinaría a su vez a la superestructura, constituida
por la ideología y el derecho medieval difundidos por la Iglesia, la distinción
entre las tres clases sociales (los tres estamentos u órdenes), la pirámide
social del poder monárquico y aristocrático, etc.
El feudalismo es, pues,
un sistema rural:
“La tercera forma de
propiedad es la feudal o la de los distintos estamentos. Si la Antigüedad surgió
de la ciudad y de su pequeño territorio, la Edad Media nació en el campo. (...)
Como la propiedad tribal y comunal, la feudal también se apuntala en la comunidad;
pero la clase directamente productora con que se enfrenta no son los esclavos
de la Antigüedad, sino el pequeño campesinado sometido a la servidumbre. (...)
La estructura jerárquica de la propiedad territorial y el señorío militar que
le acompañaban dieron a la nobleza un poder absoluto sobre los vasallos.”
En las ciudades, donde
reaparece la oposición con el campo, se desarrolla la propiedad gremial, la organización
feudal de los oficios, donde la propiedad consiste en el trabajo de cada individuo.
Tanto en el campo
como en la ciudad las condiciones de producción eran muy estrechas: el cultivo
de la tierra era muy primitivo y la industria era artesanal. A pesar de existir
una fuerte división en estamentos, la división social del trabajo era muy rudimentaria,
incluso en el momento culminante del feudalismo.
Samir Amin: el modo
de producción “tributario”.
El economista
egipcio Samir Amin aporta una visión no eurocéntrica sobre el feudalismo. En El
desarrollo desigual (1973) lo incluye como una forma evolucionada, gracias
a la privatización de la propiedad, dentro de un modo de producción “tributario”,
común a sociedades europeas occidentales; asiáticas como China, India, Mesopotamia;
africanas en Egipto; y amerindias en los incas y aztecas. Distingue entre formaciones
tributarias “centrales”, las más importantes, como China, que por su mismo éxito
no evolucionarán, y “periféricas”, con el feudalismo europeo, que por su
pobreza evolucionará más rápidamente hacia el sistema capitalista. El “tributarismo”,
como el feudalismo, no procedería de la disolución del esclavismo sino de la
disolución del modo de producción comunitario.
Para Amin el modo de
producción “tributario” y el feudalismo se caracterizarían por:
- La extracción del
plusproducto por medios no económicos. Es la explotación señorial basada en la
fuerza y no en la propiedad sobre la tierra.
- El predominio del
valor de uso sobre el valor de cambio.
La producción se destina al consumo, no al intercambio.
- El predominio de
la superestructura sobre la estructura. La ideología (el cristianismo en Occidente)
domina sobre la base económica.
- La apariencia de estabilidad
histórica. El inmovilismo es consustancial al predominio del valor de uso, pero
no es total, pues siguieron realizándose progresos, que prepararon el paso a un
nuevo estadio, el capitalista.
En otra obra, Clases
y naciones (1979), Amin modifica su posición, y en vez de considerar el feudalismo
una forma evolucionada del modo de producción tributario, lo presenta como una
forma primitiva derivada de las formas comunitarias de las tribus bárbaras, esto
es del modo tributario. Su especificidad sería el “carácter débil y descentralizado
del poder político”, añadiendo a las características anteriores dos más:
- La organización de
la producción en el marco del dominio, implicando la renta del trabajo.
- El ejercicio por parte
del señor de prerrogativas políticas y jurisdiccionales que implican la descentralización
política.
Melotti.
Umberto Melotti, en Marx
y el Tercer Mundo (1974), presenta otro esquema marxista de la evolución de
los modos de producción. Coincide en una evolución desde el modo de producción
de la comunidad primitiva y explica el feudalismo europeo como el resultado de
la síntesis entre el modo de producción esclavista y las formas bárbaras de producción,
sucedida en la época de las invasiones bárbaras.
Anderson.
Perry Anderson, en Transiciones
de la Antigüedad al feudalismo (1979), también explica el feudalismo europeo
como resultado de la síntesis entre el modo de producción esclavista y de cultura
urbana del Imperio romano y las formas bárbaras de producción, en el momento de
las invasiones bárbaras. Pero establece que esta síntesis fue desigual, resultando
una triple tipología: una región central de síntesis equilibrada, una de dominio
romano y otra de dominio bárbaro.
“La región central del
feudalismo europeo fue aquella en la que tuvo lugar una “síntesis equilibrada”
de elementos romanos y germánicos, esencialmente el norte de Francia y sus zonas
limítrofes, esto es, el corazón del imperio carolingio. Al sur de esta zona, en
Provenza, Italia y España la disolución y recombinación de los modos de producción
de los modos de producción bárbaro y antiguo, tuvo lugar bajo el legado dominante
de la Antigüedad. Al norte y al este, en Alemania, Escandinavia e Inglaterra,
donde el dominio romano nunca había llegado o sólo había echado pequeñas raíces,
se produjo, por el contrario, una lenta transición hacia el feudalismo bajo el
predominio indígena de la herencia bárbara.” [Perry Anderson. Transiciones
de la Antigüedad al feudalismo. 1979: 156.]
Pero en la Europa oriental,
al este del Elba, el feudalismo no se implantó mediante una síntesis, sino que
derivó directamente de la disolución de las comunidades primitivas eslavas, mediante
el impacto de las sucesivas invasiones nómadas desde los hunos del siglo V a
los mongoles del siglo XIII, la diferenciación social y la estratificación
política, con una clase terrateniente militar que dominó la sociedad mediante
la propiedad o control de la tierra, gracias a la extensión de la servidumbre desde
el siglo XII, y el monopolio de las fuerza militar.
Parain.
Charles Parain ha resumido
muy bien el estado actual de la cuestión sobre la transición de la Antigüedad al
feudalismo, como un doble proceso, de disolución de la esclavitud antigua, ya
evidente en la sociedad tardorromana, y de subordinación de unos campesinos
libres, propietarios de sus tierras, a unos señores determinados. Este proceso
duró cuatro siglos, desde inicios del siglo XI a principios del siglo XIV.
[Charles Parain. Evolución del sistema feudal europeo, en AA.VV. El
feudalismo. Ayuso. Madrid. 1972: 41. También Eric Hobsbawm. Del
feudalismo al capitalismo, en R. Hilton. La transición del feudalismo al
capitalismo. Crítica. Barcelona. 1977: 226-227.]
La nobleza surgió mediante
un lento proceso de dominio más o menos indirecto sobre la tierra:
“miembros de séquitos
armados que se agrupaban en torno a los jefes germánicos, indígenas romanizados
que habían proporcionado los cuadros de la administración, favoritos de los reyes
bárbaros que recibían de ellos dominios arrancados de las tierras del Estado.
Se adivina cuán diferentes combinaciones se llevaron a cabo entre los vínculos
personales (de tipo doméstico, militar o religioso) y la propiedad agraria
(concedida por el protector a título de “beneficio” u ofrecida por el protegido
a título de “bien precario”). Pero todas estas combinaciones convergían hacia
una misma estructura final de la propiedad: propiedad honorífica, pero no efectiva,
de los personajes más poderosos sobre inmensos dominios, y propiedad más directa
—pero no absoluta porque estaba condicionada a
servicios y juramentos— entre las manos de señores
pequeños y medios. Esta jerarquía de derechos sobre la tierra iba a imponerse
poco a poco hasta la base, es decir, hasta el nivel de los campesinos cultivadores
que, a su vez, no gozaban más que de una posesión más o menos precaria del suelo.”
[Charles Parain. Evolución del sistema feudal europeo, en AA.VV. El
feudalismo. Ayuso. Madrid. 1972: 33.]
El proceso de servidumbre
de los campesinos libres siguió también una vía implacable:
“las incesantes guerras
—guerras intestinas, guerras de conquista— arruinaron con bastante rapidez al nuevo campesinado libre, bien porque
sus bienes fueron confiscados o fueron periódicamente devastados y asolados, o
bien porque el servicio militar exigido a los hombres libres era excesivamente
pesado para permitirles conciliarlo con la explotación de sus campos. Como el poder
real era demasiado débil para protegerlos, los campesinos arruinados de este modo
se vieron obligados a colocarse bajo la protección o de la nueva nobleza o de
la Iglesia, transfiriendo (como habían comenzado ya a hacer los campesinos del
Bajo Imperio) la propiedad de sus tierras a sus protectores. El estatuto del campesino
libre, incluso aun cuando se continuara diferenciando el derecho de los hombres
de origen libre del derecho de los hombres de origen esclavo, tendió de esta forma
hacia un estatuto de “servidumbre”, en el que todo campesino (aunque dispusiera
de instrumentos de trabajo y del usufructo de una explotación) se hallaba, sin embargo,
vinculado a un propietario eminente —el “señor”— por todo tipo de compromisos personales y tributos.” [Charles Parain.
Evolución del sistema feudal europeo, en AA.VV. El feudalismo.
Ayuso. Madrid. 1972: 33-34.]
Duby: el señorío.
El siglo XI.
Georges Duby, un medievalista
formado en la metodología marxista y en el grupo de los “Annales”, data la aparición
del feudalismo hacia el año 1000, como consecuencia de la desintegración del Estado
carolingio. Prefiere el término de modo de producción señorial (basado en el poder
de dominación del señor), para significar que hubo primero un cambio político
(superestructural), seguido por un cambio económico (infraestructural).
Antes del año 1000 el
sistema de explotación de los trabajadores, de extracción de plustrabajo, se basaba
fundamentalmente en unas bases territoriales, la posesión de un capital inmóvil,
la gran hacienda: los explotadores eran los grandes propietarios.
Desde el año 1000
aproximadamente este sistema de explotación fue sustituido por un sistema mucho
más eficaz, mucho más duro y alienante, basado en el señorío: el poder de un hombre
que puede obligar a todos los habitantes (que no sean sacerdotes y guerreros)
de un territorio, que puede juzgarles, arrebatarles lo que ganan, lo que ahorran,
porque está investido de un poder público, que no emana de la posesión de un
bien, sino del ban o poder político de coacción señorial. El señor ocupa
el lugar del rey y es considerado una especie de delegado de la autoridad divina.
Así pues sucede primero un cambio político que afecta luego a lo económico, pues
el señorío es también un organismo económico, que trastoca las relaciones de producción
y las poner al servicio de su poder.
En este sentido,
Duby interpreta que los grandes Estados monárquicos (Francia en particular) se
formaron por la integración de los principados, esto es, los Estados señoriales
(Borgoña, Anjou, Normandía, Champaña, Provenza...) nacidos en los siglos X-XII.
Los señores regionales (príncipes, duques, condes), que a su vez dominaban a
otros señores de ámbito más local (barones, caballeros), habían formado sus Estados
señoriales (una suerte de naciones regionales) gracias a su gran fuerza militar
durante el periodo de inquietud marcado por las invasiones de normandos, húngaros
y musulmanes al tiempo que se deshacía y desmembraba el imperio carolingio. Alcanzaron
el poder político, militar, judicial... Pero les faltaba el poder sagrado, la
legitimación divina que poseían los reyes ungidos por los obispos. Este poder ideológicamente
superior explica que en el siglo XIII la monarquía francesa, como otras europeas
de su época, se situó definitivamente en la cima de la pirámide feudal y dominó
a los Estados señoriales de la periferia, integrándolos en una monarquía nacional.
Pero también puede
interpretarse de modo geopolítico (según las tesis deterministas de Ratzel) que
la unión e integración en monarquías nacionales fue provocada por la
competencia con otros Estados por el territorio: sólo los más extensos en
espacio y población y los más fuertes institucionalmente podían extenderse y
sobrevivir a largo plazo, excepto los Estados pequeños en zonas relativamente
aisladas (Suiza) o que se aliasen contra los invasores (Italia hasta el siglo
XVI) o que el equilibrio entre todos se mantuviera estable (Alemania).
Bonnassie: feudalismo
y señorío.
Pierre Bonnassie describe
el sistema feudal uniendo los conceptos de feudalismo y señorío, superando así
su dicotomía:
“un régimen que se
funda en la confiscación, frecuentemente brutal, de los beneficios (del sobreproducto)
del trabajo campesino, y que asegura por un sistema más o menos complejo de redes
de dependencia (vasallaje) y de gratificaciones (feudos), la redistribución en el
seno de la clase dominante.” [Bonnassie, Pierre. Les cinquante mots clefs de
l'histoire médiévale. Privat. Toulouse. 1981: 86.]
Fontana.
Josep Fontana, un marxista
radical, epistemólogo e historiador contemporáneo español, sin ser un especialista
medieval, critica a los historiadores burgueses que han considerado como carácter
esencial del feudalismo la coerción política (extraeconómica) en la obtención del
excedente campesino, que contrastaría con la capitalista, en que dicha
obtención es contractual y libre. Estos historiadores ignorarían que en la sociedad
capitalista también hay una coerción, aunque ideológica. Así, el feudalismo,
con su estructura de los tres órdenes sociales, obtendría el excedente por una
mezcla de coacción y consentimiento (por ejemplo el diezmo eclesiástico, entregado
por el campesino porque cree que a cambio recibe unos servicios espirituales y
de asistencia social), con lo que las relaciones señoriales serían en definitiva
relaciones económicas más que políticas. [Fontana, Josep. Historia: Análisis
del pasado y proyecto social. Crítica. Barcelona. 1982: 256-258.]
ÚLTIMOS ESTUDIOS.
Últimamente los numerosos
estudios sobre el tema, con una metodología ecléctica, arqueología medieval, hallazgo
de documentos, métodos estadísticos e informática, han consolidado las tesis
de una etapa previa de protofeudalismo en la Alta Edad Media, de que se formó jurídicamente
ya en la época carolingia y de que fue un proceso desigual en los diversos
países y épocas, con su cenit en la Europa Occidental de los siglos XI-XII.
1. ANTECEDENTES
PRE-FEUDALES.
El origen de las relaciones
vasalláticas lo encontramos en dos modelos: la sociedad tardorromana y la germánica,
y también podemos examinar un modelo protofeudal en la España visigoda.
EL BAJO IMPERIO ROMANO.
En la primera mitad
del siglo V creció la inseguridad en el Bajo Imperio Romano de Occidente, con las
invasiones bárbaras, las usurpaciones imperiales y las guerras civiles, y el
aumento de la presión fiscal sobre los colonos. Los prohombres más poderosos de
la clase senatorial acapararon la propiedad de la tierra y la administración provincial,
mediante las instituciones de la encomendación y del patrocinio.
La encomendación
y el patrocinio.
La encomendación era
la relación entre el campesino y el poderoso. El poderoso recibía la propiedad
de la tierra a cambio de protección fiscal y mantener al campesino en la tierra,
quedando ligado a ella.
El patrocinio era la
relación entre el poderoso y una clientela armada (comitatus), que le daba servicio militar a cambio de tierras. El poderoso
podía así proteger la “villa” del Imperio y de los invasores, así como evitar
los impuestos.
Esta relación de patrocinio
fue extendiendo en la sociedad una clase de hombres libres en situación de dependencia.
LOS GERMANOS.
El “Gefolge” (vinculación
personal).
Por su parte, los
pueblos invasores germánicos habían desarrollado unas formas sociales similares,
con el “gefolge”, un grupo de guerreros
vinculados personalmente a un jefe militar y entre ellos con lazos de fraternidad.
Al formarse en los
siglos V y VI los primeros reinos bárbaros se fundieron las instituciones del comitatus y del gefolge, con hombres armados al servicio del rey, que recibían el
nombre de vassus (vasallus) o antustriones (según la fórmula de Marculfo).
HISPANIA PROTO-FEUDAL
VISIGODA.
La llegada masiva a
la Península de los visigodos se produjo en 507, tras la derrota de Vouillé ante
los francos de Clodoveo, y no alteró la estructura tardorromana de la villa rural
como unidad económica. La villa estaba organizada en tres partes:
- Pequeños cotos o “sortes” explotados por sus propietarios
en una relación de patrocinio.
- Pequeños cotos
explotados por tenencieros sin propiedad y en encomienda con el señor.
- La reserva
explotada por esclavos, unidos a la tierra de por vida, aunque podían poseer
bienes.
El señor tenía un
ejército privado formado por sus patrocinados, pues el patrocinio incluía la prestación
del servicio armado, y además por guerreros profesionales (saiones), algunos de los cuales (bucelarios) se unían por un juramento de fidelidad a cambio de un
beneficio. El gefolge había evolucionado
mediante el contrato del patrocinio y la fe cristiana (fides), pero se mantenía la estructura militar de la monarquía y la
importancia del juramento de fidelidad de los súbditos al rey y viceversa.
Con el rey Sisenando
(631) se terminó la evolución de la monarquía militar a una monarquía cristiana,
en la que la soberanía es una delegación de Dios, por lo que la nobleza debe hacer
un juramento cristianizado de fidelidad al rey y el reino, y se establece una jerarquía
vasallática. En esta situación la nobleza religiosa y militar ganó poder y los
monarcas tuvieron que reconocer en 636 el carácter patrimonial de los beneficios
que habían concedido (lo que el franco Carlos el Calvo hizo en 877). La concentración
de los cargos militares y civiles en las mismas personas, promovida por los reyes
para consolidar su autoridad, tuvo un efecto contrario al deseado pues la
nobleza provincial (duces) aumentó su
poder territorial y su autoridad hasta ser virtualmente independiente del rey,
lo que explica la debilidad del reino ante la invasión islámica del 711.
El hundimiento del
reino visigodo ha sido interpretado como la crisis de un sistema protofeudal carente
de una cúspide aceptada por el resto del sistema.
3. LA EVOLUCIÓN DE LAS
INSTITUCIONES FEUDALES.
EL PRECEDENTE MEROVINGIO.
El proceso de jerarquización
y sumisión se produjo igualmente en la sociedad franca durante la dinastía merovingia
y luego en la carolingia. Las instituciones del vasallaje y el beneficio eran
conocidas pero al principio eran independientes, pues los reyes merovingios no
solían conceder beneficios a los vasallos, con lo que los reyes mantuvieron un
fuerte poder territorial que explica su gran poder económico y militar al servicio
de la expansión en la época de Carlomagno.
Con sede en Francia,
entonces entre el Loira y el Rin, en la que se habían concentrado la mayoría de
los germanos francos, el reino merovingio se debilitó por las guerras civiles desde
el final del siglo VII.
3.1. EL DESARROLLO
FEUDAL EN LA DINASTÍA CAROLINGIA.
Los primeros carolingios.
La decadencia franca
se frenó con la llegada al poder de los mayordomos de palacio, todavía al servicio
de los merovingios, Pipino II y su hijo Carlos Martel (716-741), que, como sus
sucesores, ya reyes, Carlomán I y Pipino III (751-768), sometieron las rebeliones
y vencieron a los principales enemigos exteriores: los musulmanes, los sajones
y los lombardos.
Los primeros carolingios
crearon un ejército de vasallos con beneficios vitalicios de tierras para pagar
sus equipos militares y manutención. Se formó una clase social de carácter militar
y con tierras, vinculada al rey por una relación de dependencia, ahora prestigiosa.
Carlomagno.
Carlomagno (768-814)
completó la labor de sus predecesores. Subió al trono en 768 y comenzó de inmediato
una vigorosa expansión exterior. Fueron dominados los lombardos (774), alamanes,
burgundios, sajones en una larga guerra (772-804), frisones, aquitanos y bávaros.
Mientras, eran derrotados los enemigos exteriores bretones, vascos y gascones,
ávaros, musulmanes (se creó la Marca Hispánica hasta el Ebro), y se impuso
tributo a otros pueblos vecinos (croatas, eslovenos). El Imperio fue proclamado
en 800: era la “restauratio” del Imperio
Romano, en unos límites más sostenibles.
Mapa del Imperio de
Carlomagno.
Vasallaje y beneficio.
Carlomagno estableció
una alianza con la aristocracia territorial, mediante el vasallaje y el beneficio.
Los servicios militares en la expansión del reino eran recompensados con nuevos
beneficios en un círculo que llegaría a agotarse con los años al no haber más
tierras para repartir y pararse las conquistas. Al mismo tiempo los pequeños y
medianos propietarios de tierras fueron colocados bajo el vasallaje de los grandes,
como un medio eficaz de extender la autoridad real sobre toda la población del
reino, lo que sería nefasto a largo plazo.
Las villas rurales
se convirtieron en centros de grandes latifundios, divididos en mansos para una
familia de una superficie de 10
a 18 hectáreas, que se repartían entre vasallos guerreros
de modo que un vasallo con 12 mansos se obligaba a mantener un caballero armado.
Los vasallos tenían una media de 30 mansos y podían llegar a tener cien o más mansos.
Otros beneficios eran las dignidades eclesiásticas.
La herencia del
beneficio en el siglo IX.
Con Luis el Piadoso
(814-840) el sistema continuó, pero si Carlomagno había concedido estos beneficios
en usufructo, la costumbre hizo que los herederos de los vasallos renovaran sus
vínculos y sus beneficios con lo que estos se convirtieron de facto en propiedades,
que aumentaban con la presión sobre los propietarios para que se convirtieran
en patrocinados a cambio de ceder la propiedad, lo que se reconoció en la Capitular
de Mersen (847).
El vasallaje se transformó
en un medio de obtener un beneficio y la tierra se fue desligando de la autoridad
real, hasta que Carlos el Calvo tuvo que reconocer en la asamblea del reino en
Quierzy-sur-Oise (877) el carácter patrimonial y hereditario de los beneficios
que se habían concedido. Fue el fin jurídico del poder real y el nacimiento del
feudalismo, aunque el sistema tardaría más de un siglo en consolidarse.
3.2. DESARROLLO DEL
FEUDALISMO “CLÁSICO” EN EUROPA.
El desarrollo del feudalismo
“clásico” europeo, en los siglos XI-XII, se centra en una zona bastante limitada
del norte de Francia y Bélgica, de la que se extiende como modelo bastante diversificado
a otros ámbitos del continente.
FRANCIA.
Francia fue el lugar
central y el modelo del feudalismo, desde su desarrollo con los monarcas carolingios,
con el vasallaje y la concesión de beneficios.
El beneficio (una
donación de tierras a los fieles) primero se concedió a cambio de servicios armados,
luego se asoció al vasallaje y terminó por ser hereditario, hasta desaparecer
en el siglo XI para dar lugar al feudo.
La pérdida de poder
de la autoridad real permitió la independencia de facto de numerosos señores en
la periferia del reino, que alcanzaron la herencia directa de sus feudos para
sus herederos, promoviendo luchas civiles, lo que junto a las invasiones normandas,
húngaras y musulmanas, facilitó la desintegración del poder en favor de los señores
que dominaban los castillos, con control sobre la tierra y la población rural,
sobre todo en el norte de Francia. En el sur de Francia el feudalismo se desarrolló
menos, con más proporción de tierras propiedad de los campesinos.
Desde finales del
siglo XI los reyes Capetos, empero, fueron aumentando su poder real, mediante
la legitimación de la Corona, sometiendo a cierto control a los grandes nobles.
INGLATERRA.
En Inglaterra, después
de la victoria de Guillermo I en 1066 los conquistadores normandos sojuzgaron a
la población anglosajona, imponiendo un feudalismo de origen francés, con relaciones
vasalláticas de lealtad directa al monarca, donante de toda la tierra y por tanto
con un poder inmenso, comparado con el rey francés.
ALEMANIA.
En Alemania el feudalismo
fue muy original, en una tierra recién conquistada, sin pervivencia romana, con
una sociedad germánica comunal. Los condes dominaban territorios extensos y
poco poblados. El campesinado era libre y elegía tribunales locales, mientras
la nobleza de clanes no tenía vasallaje.
La amenaza húngara
promovió el poder de la dinastía sajona de los Otónidas, que renovaron la estructura
política carolingia y se basaron en los feudos eclesiásticos, que eran temporales
en contraste con los nobiliarios hereditarios.
El feudalismo sólo
llegó realmente en el siglo XII y su auge se hizo esperar hasta los siglos XIII
y XIV, con la debilitación del emperador y la expansión hacia el Este.
ITALIA.
En Italia perviven las
tradiciones clásicas, con una vida urbana puesto que el poder de la Iglesia mantiene
todavía vivas las ciudades. La sociedad rural es heterogénea: feudos al Norte,
campesinos libres, terratenientes urbanos, latifundios de esclavos al Sur. En el
sur (Nápoles y Sicilia) los normandos establecieron en los siglos XI y XII un
modelo similar al francés.
ESPAÑA.
En España hay un
protofeudalismo durante la fase final del reino visigodo de Toledo, pero
después de la conquista islámica este precario sistema es destruido.
En España cabe distinguir
entre Cataluña, que siguió el modelo francés, y el resto de los reinos hispánicos,
en los que el feudalismo adoptó unas modalidades muy distintas.
Con la formación de
los reinos cristianos y la Reconquista el feudalismo toma unas características
propias, con campesinos libres en las fronteras que se mueven paulatinamente hacia
el Sur, con garantías legales registradas en los fueros, así que el feudalismo
sólo llegó en los siglos XII-XIII y limitado a la Meseta y Andalucía. Así, en Castilla-León
el beneficio no estuvo unido al vasallaje y nunca fue hereditario: se concedía
a cambio de unos servicios; en el siglo XIII desapareció, sustituido por la heredad.
En Navarra y Aragón se concedía a cambio de servicios armados.
La excepción es Cataluña,
que imita el modelo carolingio ya desde el siglo X, con las instituciones del
beneficio y del condado, con un campesinado muy explotado por una compleja organización
señorial.
4. LA ECONOMÍA FEUDAL.
Condiciones generales
de la vida económica.
Los siglos VI a X fueron
de estancamiento económico. Se modificó el espacio económico al expansionarse hacia
el centro de Europa y al aparecer el Islam. La miseria era general debido a la
catástrofe de las estructuras políticas y económicas del Imperio (impuestos,
moneda, seguridad, comercio, precios), deviniendo en una “economía natural” de intercambio
hasta que el feudalismo asentó unas nuevas bases para el desarrollo.
En el siglo XI
comenzó un resurgir económico, con el asentamiento político de las monarquías
feudales, el rechazo de las invasiones exteriores, el lento resurgir del comercio
y de las ciudades, el aumento de la población, etc. Así, la población de la Europa
feudal pasó de 20 millones de habitantes en 600 a 70 millones en 1300.
Actividades económicas
en el medio rural.
Era un mundo del
bosque, de espacios rurales recuperados por la naturaleza. El clima evolucionó
a una mayor aridez. Las costumbres alimentarias de los germanos (caza, pesca, ganado,
recolección) se mezclaron con las mediterráneas (pan, vino, aceite). No se perdieron
las técnicas agrícolas (rotación de cultivos, herramientas de hierro, molino de
agua). Los cereales eran la base de la alimentación; la vid y el olivo se expandieron,
como la ganadería.
Un factor esencial para
comprender el mundo agrario y la sociedad en la Edad Media es la mejora de la
técnica agrícola: la sustitución del arado ligero de ruedas, que sólo abre la
capa superficial, por el pesado, con un cuchilla frontal que abría profundamente
la tierra y unas orejeras de hierro que la remueven; la tracción de animales de
tiro (caballos y mulas más rápidos) mediante colleras; la difusión de nuevos
cultivos y de los regadíos, etc. Todas estas mejoras explican el aumento
(aunque lento, como su misma difusión) de la producción alimentaria, lo que
llevará al aumento demográfico y la vida urbana.
Propiedad, explotación
de la tierra y estructura social.
Hay una tendencia a
la expansión de la gran propiedad, cada vez más en manos de la aristocracia
regional. En cambio, la propiedad real menguó cuando los reyes perdieron su poder
poco a poco. También la Iglesia acaparó grandes propiedades rurales lo que
provocó que Carlos Martel realizase la primera gran secularización para limitar
el fenómeno.
Lo importante era la
producción y no la propiedad de la tierra, pues casi no había moneda para pagar
los servicios y, para la monarquía, el único instrumento de pagos importantes era
la misma tierra. Carlos Martel y Carlomagno pagaron sus guerras de este modo.
Los dominios señoriales.
Los dominios señoriales
se dividían en tres partes:
- Terra indominicata (propiedad del señor):
trabajadas por esclavos y también por colonos en ciertas épocas, lo que permitía
compensar el bajo rendimiento de los esclavos y afrontar las puntas de trabajo
durante la siembra y la cosecha.
- Mansos de los
colonos arrendatarios libres. Pagaban en especie y en servicios.
- Prados y bosque de
aprovechamiento común.
El comercio y las
actividades urbanas.
El comercio urbano era
muy pequeño, dada la escasa dimensión de su población pero el comercio internacional
mantuvo cierto nivel pese a todo, en especial en el Mediterráneo (con Bizancio)
y el Mar del Norte. La producción artesanal se ruraliza. La moneda decae, por
la falta de poder estatal, subsistiendo sólo la de oro hasta el siglo VII.
5. LA SOCIEDAD FEUDAL.
La búsqueda de
cohesión y seguridad sociales.
El problema era cómo
crear un conjunto social coherente, con garantías de seguridad para los habitantes.
- La fusión social.
Se fundieron poblaciones heterogéneas, con una profunda aculturación (creciente
a mayor número de germanos). Las aristocracias romana y germana se fundieron
con facilidad salvo en África, Italia y Bretaña. En el campo fue muy fácil, debido
a la ruralización de la sociedad; más difícil fue en la ciudad.
- Familia y clientela.
Al decaer la seguridad garantizada por el Estado los individuos la buscaron en
la familia en la que el matrimonio será una contraprestación (una familia cede
una mujer a cambio de otra), y la clientela como base de los vínculos de poder.
El ordenamiento y
la práctica jurídicos.
Al principio hay una
oscilación entre los principios jurídicos de nacionalidad (germano) y territorialidad
(romano), el derecho de origen colectivo (germano) y el de origen real (romano).
Se ponen por escrito las principales fuentes del derecho: Código de Eurico, Breviario
de Alarico y el Liber Iudiciorum en Hispania.
En la época feudal
aparece ya un derecho común a germanos y romanos, que se han fusionado. La influencia
del derecho romano, desde los centros italianos, permite hacer las primeras recopilaciones
legislativas, al principio pobres en técnica jurídica. Hasta el siglo XIII no
se harán los primeros grandes códigos medievales.
Población, grupos
sociales en el medio rural.
El descenso de población
en la Alta Edad Media fue general por varias causas: hambre, guerras, enfermedades,
peste, inseguridad individual y colectiva, en un círculo vicioso de poca población
y poca producción. Por debajo de la aristocracia y la Iglesia terratenientes estaban
los propietarios libres, los colonos siervos que cultivaban los mansos
de los dominios señoriales y que vivían en la miseria normalmente y la mano de
obra esclava para la “terra indominicata”.
Desde mediados del
siglo XI la población vuelve a aumentar: en dos siglos se dobla, gracias a la relativa
paz, la mejora del clima y de las técnicas agrarias, etc.
Ciudades, población
urbana y grupos sociales urbanos.
La decadencia urbana
comenzó con la crisis del siglo III y se ahondó en los siglos “bárbaros”. Mantuvieron
las ciudades unas funciones político-administrativas, militares, eclesiásticas
(sobre todo las sedes episcopales), agrarias y comerciales. El resurgir desde el
siglo XI fue muy lento.
La población urbana era
escasa: 10.000 habitantes hacían una gran ciudad; París y Roma alcanzaban los
20.000 y destacaban sobremanera sobre las demás. Los grupos sociales estaban jerarquizados
como la sociedad feudal: en la cúspide el obispo y los pocos nobles urbanos, en
medio los clérigos y caballeros, abajo los artesanos y comerciantes libres, al
fondo los siervos y esclavos urbanos.
LA PIRÁMIDE SOCIAL.
La sociedad señorial
estaba articulada férreamente en una estructura jerarquizada, como una pirámide,
en la cumbre el monarca; en medio la nobleza, la Iglesia, los propietarios libres;
abajo los campesinos colonos y esclavos. Fundamentalmente es la división de la
sociedad medieval en tres órdenes o estamentos: los guerreros que luchan, los sacerdotes
que rezan y los campesinos que producen.
Mapa conceptual de
la sociedad feudal. [HistoriaGuadiana.blogspot.com]
El monarca.
El monarca era el
máximo señor feudal, en la cúspide de la pirámide social, y dependía de los recursos
económicos de sus propios dominios y del servicio militar de los vasallos. No
tenía control sobre toda la población porque la jurisdicción era indirecta.
Perry Anderson cree
que este modelo puro, de rey sin autoridad, no existió en realidad más que como
una entelequia porque hubiera sido tan ineficaz que la nobleza no hubiera podido
mantener sus privilegios frente a los enemigos interiores y exteriores. El fracaso
del reino visigodo pudo servir de ejemplo disuasivo.
Los nobles.
Un grupo de nobles,
constituido por los que estaban situados sólo por debajo del rey hasta el último
castellano, acaparaba la propiedad agraria y la riqueza, estratificándose internamente
por sus riquezas y número de vasallos.
La Iglesia.
La Iglesia aumentó
su poder y autonomía, con enormes riquezas territoriales y pecuniarias, con grandes
grupos de mansos dependientes directamente de las parroquias, obispados, arzobispados,
monasterios y abadías, con sus propias relaciones vasalláticas. Muchos párrocos
eran esclavos de señores feudales que así se apropiaban de los ingresos de los
mansos. Muchos nobles laicos acumulaban cargos eclesiásticos, en detrimento de
la calidad de la vida religiosa.
Los propietarios
y hombres libres.
El grupo de propietarios
libres, que no eran vasallos de nadie o eran vasallos con un pequeño feudo. Se
unían entre sí para financiar caballeros armados. Pero eran continuamente presionados
por los poderosos para que aceptaran el patronazgo, con impuestos ilegales, reclutamiento
militar y otros abusos. Los numerosos campesinos alodiales (con plena propiedad)
vivían en perpetua inseguridad y solicitaban la protección de los poderosos, a
cambio de sus tierras o de servicios. También había unos pocos hombres libres
en las ciudades, sin propiedades ni vasallos, pero que tenían oficios o cargos importantes
en la sociedad como artesanos, médicos o funcionarios.
Los grupos campesinos:
esclavos y colonos.
En el siglo IX el campesinado
occidental estaba ya unido masivamente a la tierra, en una situación jurídica indecisa.
Había varios grupos sociales en el campesinado:
- Esclavos, con condición
jurídica de “cosa”, que podían ser vendidos y separados de su familia si se vendía
la tierra. Pero entre ellos había castas: los que cultivaban la tierra, los que
servían en la casa del señor, los “servi
casati” que recibían y explotaban un fundo en su propio provecho y practicaban
la artesanía. En Francia había pocos esclavos, pero abundaban en Alemania, Italia
y Cataluña.
- Colonos, con una
libertad jurídica limitada, según el lugar en que vivían, unidos por vida a la
tierra, con obligaciones de impuestos y cargas de trabajo en la terra indominicata, artesanía de tejido,
servicios domésticos, etc., y derechos restringidos de boda y herencia. Pero
tenían obligación militar y por ello podían acceder a los tribunales y limitar
sus trabajos. Cultivaban los mansos y aprovechaban la caza y la recolección.
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Documentales.
[https://www.youtube.com/watch?v=27xdhmswJx4] El origen del feudalismo, por ArteHistoria. 7 minutos.
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Ullmann, Walter. Principios de gobierno y política en la Edad Media. Alianza. Madrid. 1985 (1961 inglés). 322 pp.
PROGRAMACIÓN.
ORÍGENES Y DESARROLLO
DEL FEUDALISMO. LA ECONOMÍA SEÑORIAL. DEBATE HISTORIOGRÁFICO.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
ESO, 2º ciclo.
Eje 2. Sociedades históricas
y cambio en el tiempo. Bloque 4. Sociedades históricas. Núcleo 3. Las sociedades
medievales.
- Las sociedades feudales
europeas y el desarrollo urbano: el Románico y el Gótico.
RELACIÓN CON TEMAS
TRANSVERSALES.
Relación con el tema
de la Educación para la Paz, Educación Ambiental y Educación Moral y Cívica.
TEMPORALIZACIÓN.
Cuatro sesiones de
una hora.
1ª Documental de
motivación. Diálogo para evaluación previa. Exposición del profesor.
2ª Exposición del
profesor. Cuestiones.
3ª Exposición del
profesor, de refuerzo y repaso; esquemas, mapas, gráficos y comentarios de textos.
4ª Exposición del
profesor, de refuerzo y repaso; Comentarios de textos; debate y síntesis.
OBJETIVOS.
Definir los términos
relacionados con el feudalismo.
Sintetizar el debate
historiográfico sobre el feudalismo.
Conocer la evolución
del feudalismo: precedentes, la época carolingia, el feudalismo clásico en Europa
Occidental.
Analizar las instituciones
feudales.
Relacionar la economía
y sociedad señorial con las instituciones feudales.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
El feudalismo: el
debate historiográfico.
La evolución del feudalismo:
precedentes, la época carolingia, el feudalismo clásico en Europa Occidental.
El feudalismo: instituciones.
Economía y sociedad
señorial.
B) PROCEDIMENTALES.
Tratamiento de la información:
realización de esquemas del tema; análisis de mapas, gráficos, textos.
Explicación multicausal
de los hechos históricos: en comentario de textos.
Indagación e investigación:
recogida y análisis de datos en enciclopedias, manuales, monografías, artículos...
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y curiosidad
científica.
Tolerancia y solidaridad.
Valorar las culturas
medievales.
METODOLOGÍA.
Metodología expositiva
y participativa activa.
MOTIVACIÓN.
Un documental sobre el
feudalismo, preparando las actividades del grupo.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN
GRUPO.
Exposición por el
profesor del tema.
B) EN EQUIPOS DE
TRABAJO.
Realización de una
línea de tiempo sobre el proceso.
Realización de un esquema
de la evolución de las instituciones, con presentación gráfica de las relaciones
entre las instituciones.
Comentarios de
textos sobre teorías del feudalismo, la evolución de las instituciones... Debate
de grupo y síntesis sobre el feudalismo: cuáles fueron las causas, la datación,
la localización, las principales instituciones.
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes
esquemáticos sobre la UD.
Participación en las
actividades grupales.
Búsqueda individual
de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones
y definir términos (feudo, señorío, reserva señorial, manso, siervo, castellano...)
buscando las respuestas en fuentes de textos, manuales, enciclopedias..., en horario
fuera de clase y dialogando en el grupo en clase.
RECURSOS.
Presentación digital.
Libros de texto, manuales,
mapas.
Documentales, La
vida al camp a l'època del gòtic, 15',34''. El feudalisme, 13'.
30''. Serveis de Cultura Popular. Se refiere a Cataluña en la Baja Edad Media,
pero con una referencia a los inicios del feudalismo en el siglo X y a la economía
señorial.
Fotocopias de textos
para comentarios.
Cuadernos de apuntes,
esquemas...
EVALUACIÓN.
Evaluación continua.
Se hará especial hincapié en que se comprenda la relación entre los fenómenos
políticos, jurídicos, económicos y sociales; en la relación entre los procesos español
y europeo.
Examen incluido en el
de otras UD, con breves cuestiones y un comentario de texto.
RECUPERACIÓN.
Entrevista con los alumnos
con inadecuado progreso.
Realización de actividades
de refuerzo: esquemas, comentario de textos...
Examen de recuperación
(junto a las otras UD).
APÉNDICE. Texto para comentario de texto.
Gambaro, Fabio. Entrevista a Jacques
Le Goff. ‘Non è vero che Carlo Magno fu
padre dell’Europa’. “La Repubblica” (27-I-2014). Reprod. trad. de Cristina
Sardoy. “El Clarín” Buenos Aires (8-IV-2014). Le Goff desmiente algunos mitos
sobre Carlomagno. [http://www.repubblica.it/cultura/2014/01/27/news/le_goff_non_vero_che_carlo_magno_fu_padre_dell_europa-77043890/?ref=search]
‹‹Hace mil doscientos años, en Aquisgrán, el 28 de enero
de 814 murió Carlomagno, el rey de los francos que la noche de Navidad del año
800, en la Basílica de San Pedro, en Roma, había sido coronado por el papa León
III emperador del Sacro Imperio Romano. Quien derrotó a los sajones y los
ávaros y en 774 se convirtió también en rey de los lombardos, fue uno de los
máximos protagonistas de la Alta Edad Media, en cuya acción con frecuencia se
ha querido ver a uno de los padres de Europa. Como escribió el historiador
Lucien Febvre: “El imperio de Carlomagno dio por primera vez forma a lo que
llamamos Europa”. Un juicio con el que no acuerda, sin embargo, Jacques Le
Goff, para quien el rey de los francos “unificó ciertamente a nivel militar y
administrativo una gran parte de nuestro continente”, pero en realidad, “no
tenía ninguna conciencia de Europa”. El erudito francés habla sobre esto en su
casa parisina repleta de libros, tratando de distinguir la leyenda que rodea al
personaje de la realidad concreta de los hechos históricos.
“En el siglo IX, la idea de
Europa no existía. Sólo tomaría cuerpo mucho más tarde”, explica Le Goff que,
para festejar sus noventa años recién cumplidos, publica un nuevo ensayo
Faut-il vraiment découper l’histoire en tranches? (Seuil). “Haciéndose coronar
por el Papa, Carlomagno no miraba hacia el futuro sino hacia el pasado. Su
modelo era el Imperio Romano. Más que crear una civilización futura, quería
hacer renacer la antigua civilización romana, reanimándola gracias al
cristianismo. Naturalmente, sigue siendo un personaje histórico grandísimo.
Tuvo grandes proyectos que en parte pudo concretar, contribuyendo a unir a los
latinos y los germanos, la tradición romana con la bárbara. Desde ese punto de
vista, fue sin duda uno de los fundadores de la civilización medieval, pese a
ser un guerrero violento y sanguinario como lo prueba el exterminio de los
sajones. Fue, pues, un protagonista de la Alta Edad Media, pero no un padre de
Europa”.
Y sin embargo, el nacimiento
del Sacro Imperio Romano es considerado como un primer esbozo de la Europa
actual...
“Repito, Carlomagno no iba en
pos de una idea de Europa. Pensaba en el Imperio Romano. El ideal europeo
nacerá mucho más tarde. Por ejemplo, en el siglo XV, el papa Pío II escribe en
latín el tratado De Europa , en cuyas páginas se impone Europa como una idea
presente y un futuro deseable.”
–¿Cuáles
son, para usted, los aspectos más significativos de la acción de Carlomagno?
–Personalmente, considero
fundamental una cuestión que en general los historiadores relegan a un segundo
plano. Antes de ser emperador, en ocasión del Concilio de Nicea, defendió y
prácticamente impuso al cristianismo el uso de las imágenes, contraponiéndose a
los iconoclastas que en ese período dominaban el imperio bizantino. Al obligar
al cristianismo a autorizar la creación y difusión de las imágenes, incluida la
de Dios, Carlomagno dio a la cristiandad, vale decir, en esa época, a Europa,
un medio de expresión de grandísimo valor. La historia del arte europeo le debe
mucho.
–En el plano
de la cultura, se habla de renacimiento carolingio. ¿Es correcto?
–Toda la Edad Media europea
está acompasada por una serie de renacimientos, que nacen siempre en el
recuerdo del imperio romano. Entre éstos, aparece también el renacimiento
carolingio, que recurrió a todas las fuerzas culturales presentes en el Sacro
Imperio Romano. Carlomagno reunió a su alrededor a muchos grandes intelectuales
de la época de las procedencias más diversas: irlandeses, francos, germanos,
españoles, etc. En ese ámbito se movió con una perspectiva europea, aun sin
tener ni la conciencia ni la voluntad de hacerlo. Justamente, la voluntad de
dar impulso a la cultura lo convierte en una de las figuras centrales de la
época medieval. De todas maneras, alrededor de ese dato histórico indiscutible
después nacieron muchas leyendas.
–¿Por
ejemplo?
–Se le atribuyó un rol
importante en la promoción de las escuelas y se lo transformó en una especie de
Jules Ferry del siglo IX. En realidad, su acción afectó sólo a un grupo social
minoritario, dado que se limitó a favorecer la creación de escuelas para los
hijos de los nobles. Quería dar impulso a una aristocracia competente destinada
a la administración del imperio. Ese compromiso a nivel administrativo es,
precisamente, un aspecto muy importante de su obra. En este sentido, se habla
con frecuencia de los enviados a las distintas zonas del imperio, los missi
dominici , que sin embargo son nada más que un detalle dentro de una acción
administrativa mucho más extensa, que se manifestó entre otras cosas, a través
de la promulgación de textos importantísimos como las capitulares.
–Generalmente,
se destaca el empeño de Carlomagno en difundir la enseñanza de las artes
liberales del trivio (gramática, retórica y dialéctica) y del cuadrivio
(aritmética, geometría, astronomía y música). ¿Eso también es una leyenda?
–Diría que sí, porque el
sistema de las artes liberales, que luego favorecerá el nacimiento de las
universidades a fines del siglo XII, en realidad existía mucho antes de su
reinado. El trivio y el cuadrivio ya estaban presentes en las escuelas
monásticas desde los tiempos de San Benito, en el siglo VI. Por cierto,
Carlomagno contribuyó a la difusión de esas enseñanzas, pero nada más. No es,
ciertamente, el iniciador. Por el contrario, es importante señalar la herencia
que dejó en el ámbito de la escritura gracias a la minúscula carolingia
utilizada por los eruditos en todos los estados del Sacro Imperio Romano. En
este caso, asimismo, no es una invención suya, pero la adopción y la difusión
de esta escritura de cancillería es un elemento significativo de su política intelectual
y de su voluntad de unificación.
–¿Su acción
fue importante para la consolidación de la cristiandad?
–Estamos nuevamente en el
terreno del mito, porque la fuerza y la influencia del cristianismo ya estaban
aseguradas antes de su reinado. Si el cristianismo continuó existiendo después
de él, no depende ciertamente de su acción. Quizá se pueda interpretar la
victoria contra los longobardos como una contribución a la defensa de la
cristiandad, pero a mí me parece más bien una reanudación de la política de
conquista de la antigüedad romana. Es cierto que en la época de las cruzadas
Carlomagno fue considerado un héroe de la cristiandad. En realidad, nunca fue
un cruzado, pese a que la Chanson de Roland lo presenta así. Mientras que, en
cuanto a las relaciones con el mundo oriental, simplemente trató de afirmar su
autoridad a través de algunos intercambios simbólicos con los grandes de esa
parte del mundo, es decir la emperatriz Irene en Constantinopla y el califa
Harun al Rashid.
–Alrededor
de Carlomagno circulan por lo tanto muchas leyendas tenaces, más quizá que con
respecto a otros protagonistas de la historia medieval. ¿Cómo se explica ese
destino póstumo?
–El personaje, que no
era ciertamente banal, fue transformado de inmediato en un personaje excepcional,
sobre todo gracias a los poemas épicos que contribuyeron considerablemente al
nacimiento de su mito. En épocas más recientes, la elaboración de la leyenda de
Carlomagno conoció otro momento importante después de la Segunda Guerra
Mundial, cuando, con el Tratado de Roma de 1957, comenzó a formarse la
comunidad europea. Los dirigentes de esa Europa que deseaba la unificación
–Schuman, Adenauer y De Gasperi– eran democristianos y por lo tanto eligieron
como patrono de la Europea naciente justamente a Carlomagno, que para ellos era
el símbolo de la defensa de un continente cristiano. Y de esa manera
contribuyeron a fortalecer el mito.››
En primer le felicito por su blog.
ResponderEliminarAdemás le transmito dos cuestiones que me surgieron
¿Es colono sinónimo de arrendatario libre?
¿Es esclavo sinónimo de siervo?
Mucha gracias
Un saludo.
ResponderEliminarSon cuestiones controvertidas y no cerradas en la historiografía. En resumen se puede señalar que tienen significados distintos para lugares y tiempos distintos, por lo que no cabe dar una respuesta definitiva. Por ejemplo, el colonato (y el término colono) tiene un contenido en parte distinto en España, Francia o Italia, y en cada una de estas zonas evoluciona en el tiempo. Incluso, en España, hay diferencias entre el de la zona norte de Castilla y el de Cataluña, y en Francia entre el de la zona de París (más germanizada) y el de Provenza (más romanizada). Algo similar ocurre con los otros términos, pues el feudalismo jamás fue plenamente homogéneo en toda Europa.
Pero me arriesgo a dar una respuesta más precisa: el colono es la figura más parecida al arrendatario libre, pero no olvide que algunos textos jurídicos medievales denominan colonos a arrendatarios no libres. En cuanto a la distinción esclavo/siervo hay que puntualizar que en el Bajo Imperio Romano y en los primeros siglos de los reinos bárbaros apenas hay distinción entre su condición jurídica y se usan a menudo como sinónimos. Es a partir de los siglos XI-XII cuando se evidencia muy claramente una bifurcación: los esclavos son de propiedad privada absoluta y "mueble" (por ejemplo se pueden enajenar en mercados lejanos) y los siervos, en cambio, están ligados a la tierra y gozan de cierta protección legal, distinta para cada país y a lo largo del tiempo. El término es tan laxo que cubre casos como el de los siervos rusos que todavía se podían enajenar en el siglo XIX como si fueran ganado.
No espere una respuesta simple y definitiva. No existe, y desconfíe si alguien la proclama.
Atentamente, Antonio Boix.
Muchas felicidades por su blog, es de lo más completo y tiene una gran calidad. Le agradezco su generosidad, aprendo mucho con la información que hay en él.Gracias!
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