martes, 20 de septiembre de 2022

HMA 1. Mundo. Dosier: El populismo.

            HMA 1. MUNDO. DOSIER: EL POPULISMO.

Índice.
El concepto de populismo.
El debate teórico sobre el populismo.
El populismo estadounidense.


El concepto de populismo.
No hay un consenso sobre el significado del concepto populismo. La definición semántica más simple de populismo es la de la RAE: ‹‹tendencia política que pretende atraerse a las clases populares››, pero es demasiado amplia. Para muchos intelectuales su caldo de cultivo es la crisis del sistema político democrático, largo tiempo larvada. Félix de Azúa apunta en Ya llega [“El País” (14-XI-2016)]: ‹‹Es ingenuo creer que el bombardeo de estupidez televisiva, irracionalidad social, estafa educativa, publicidad mendaz, corrupción y pornografía informativa no iban a tener como consecuencia esta enorme bolsa de ciudadanos sin capacidad crítica. Ahora hay que pensar cómo se vuelven a llenar con valores civilizados las conciencias barbarizadas, las cabezas huecas.›› 
En resumen, hay tres acepciones fundamentales.
1) El populismo como afirmación de la autoridad. Se pretende antielitista pero propone mantener la riqueza en manos de los grupos dominantes y preservar el tradicional status quo social contra la presión de las mujeres, los jóvenes, los negros o los inmigrantes, y se proclama portador de valores esenciales y de la verdad absoluta sobre lo que conviene al pueblo-nación, lo que sitúa a esta acepción como la más ligada a la extrema derecha. Antonio Gramsci escribió: ‹‹ El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos.›› El politólogo alemán y profesor en Princeton, Jan Werner Muller (1970), señala como sus exponentes más recientes a Marine Le Pen o Donald Trump.
2) El populismo como engaño. Uno de los primeros en abordar el tema, el ensayista estadounidense Henry L. Mencken (1880-1956), escribió: ‹‹El demagogo es quien predica doctrinas que sabe que son falsas a personas que sabe que son idiotas››. El politólogo francés Pierre-André Taguieff (1946) precisa que el populismo como demagogia es hacer promesas que se saben de imposible cumplimento. Su objetivo es tomar y retener el poder, al precio que sea. Hay incontables ejemplos en los políticos que presentan programas electorales que saben de antemano que no realizarán o incluso que harán lo contrario, de lo que ha acusado recientemente a Rajoy en España.
3) El populismo como alternativa nueva frente a un sistema caduco, que sería la propuesta del peronismo argentino, el chavismo venezolano o del Podemos español. Su pensador más conocido, el politólogo argentino Ernesto Laclau (1935-2014), proponía al populismo la misión de construir un nuevo sujeto del cambio, yendo más allá de la clásica división en clases sociales, para agrupar a "la gente" o "el pueblo contra las élites (tanto conservadoras como socialdemócratas) que han monopolizado el poder en los últimos siglos y han mantenido un orden injusto. Se ha acusado a esta propuesta de querer cambiar una élite por otra, aprovechando el malestar de las masas, pero sin mejorar realmente la situación de estas, sino perpetuando su penuria porque de lo contrario se quedaría sin base social.

El debate teórico sobre el populismo
Joan Subirats, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Barcelona, resume la ideología populista en ¿Populismo democrático? [“El País” (16-XI-2014)]
‹‹Durkheim dijo una vez que el socialismo era el grito de dolor de la sociedad moderna. El populismo es el grito de dolor de las actuales democracias representativas”. Así decía en un artículo el profesor de ciencia política de Chicago John McCormick. El populismo resultaría así inevitable en aquellos regímenes políticos que si bien se inscriben en los principios democráticos, en la práctica excluyen al pueblo del gobierno efectivo y legitiman su creciente desigualdad. Sabemos que crece de manera astronómica la distancia entre los más ricos y los más pobres. Y por tanto, el sustrato de igualdad política y de justicia en que se basaba la democracia, la igual capacidad para influir en el gobierno, se hace irrelevante por la evidente marginación de los intereses de la gran mayoría en las decisiones que se toman, y la gran capacidad de influencia en las mismas de la oligarquía económica. Jeffrey Winters en Oligarchy, el mejor libro del 2012 de la American Political Science Association, demuestra que vivimos en esquemas de dominación política que, más allá de la tramoya democrática, sancionan que una minoría de personas, las de más riqueza material, decidan de hecho por encima de la colectividad.
Hablamos de populismo para referirnos de manera genérica a fenómenos que poco tienen que ver entre sí. En “The New Yorker” se hacía referencia a la estrella emergente de la izquierda del Partido Demócrata Elizabeth Warren, y al alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, como expresión del “nuevo populismo”. Por otro lado, hablamos de populismo de derechas para referirnos a los movimientos xenófobos que operan en diversos países europeos. Pero también usamos el término para caracterizar a 5 Stelle o para catalogar a Podemos o Guanyem. Nos referimos más a una reacción de rechazo ante el poder instituido y sus complicidades con la oligarquía, que a una corriente política específica. La combinación de crisis económica y la gran alteración estructural de muchos puntos de anclaje de la gente (trabajo estable, familia sólida, ciclos de vida previsibles, garantías de mínimos vitales…), junto con la evidencia de que ha habido unos pocos que se han aprovechado de manera descarada de ese escenario, ha generado una reacción simple pero sólida: que paguen más los que más tienen, que los poderes públicos aseguren lo básico, que se atempere la desigualdad galopante y que se sea mucho más duro con un capitalismo financiero desatado. Si eso es populismo, lo cierto es que cada día hay más populistas.
El problema de fondo es que las democracias representativas no logran hacer realidad sus bases legitimadoras. La mezcla de grandes recursos económicos en manos de poquísimos (oligarquía); la capacidad que tienen de condicionar enormemente las decisiones de los electos y de las instituciones sin tener que rendir cuenta de ello; y la falta de mecanismos adecuados de poder ejercer control popular, excepto en esa forma de supervisión jadeante y sincopada que son las elecciones, están convirtiendo a las democracias representativas en espectros sin vida. Los muy pocos (globalizados y financiarizados) no se presentan a las elecciones, pero consiguen condicionar procesos y decisiones, aumentando poder y privilegios. La capacidad de los muy muchos, que es enorme si hacemos caso al principio de mayoría y de igualdad política, se torna en nada una vez realizado el trámite representativo y cuando los márgenes de decisión quedan absolutamente cercenados en la jaula de hierro de las políticas de austeridad, el pago de la deuda o el control del BCE sobre la política monetaria. En la democracia antigua, había menos demos (menos gente que decidía) pero más kratos (más poder efectivo en lo que les concernía). Hoy la asimetría entre las instituciones representativas y el poder real de los muy muy ricos es extrema. Quedan lejos los años de las políticas de bienestar de aquella Europa de posguerra cuando, de manera excepcional (como certifica Piketty), se consiguió equilibrar igualdad política e igualdad económica. Hoy los representantes políticos, liberados tras ser electos de mandato alguno, deben actuar, como dijo Merkel en el 2011, “en conformidad con los mercados” (marktconform).
En ese contexto, unos defienden reactivamente a los “de casa” frente a quienes hacen peligrar “nuestro modelo de vida”. Otros postulan más sintonía entre mercado y poder político, reduciendo la política a simple instrumento legitimador. Pero también los hay que postulamos más democracia, más capacidad para construir instituciones menos susceptibles de ser capturadas por los intereses oligárquicos, y que sabemos que ello exige formatos nuevos de elección, de control y de decisión colectiva. Cuidado con cerrar el debate sobre el futuro de nuestras democracias estigmatizando con el calificativo de populistas a los que tratan de responder con más democracia a la jaula de hierro en la que nos han metido.››

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El filósofo italiano Raffaele Simone analiza el populismo (radical o de izquierdas, como el Cinco Estrellas italiano o el Podemos español), que bautiza como “movimentismo”, en el que advierte facetas positivas pero también otras criticables:
‹‹Tengo más simpatía por Podemos, porque ha tenido la voluntad de proclamarse un partido. Cinco Estrellas no tiene ni estatutos, van fijando las reglas arbitrariamente. Los movimientos cristalizan los deseos del pueblo de participar y en este sentido son importantes. Pero su punto débil es que son genéricos: no tienen programa ni reivindicaciones precisas. No son más que agregados de personas que protestan. Tienen energía pero no dirección. Podemos sí ha elegido ser un partido de izquierda, pero intransigente, no se pone de acuerdo con nadie. Y la democracia exige el compromiso como elemento fundamental, que todos renuncien a algo por el interés general. Pero es un fenómeno interesante. La política necesita un reinicio, una tarea para políticos con imaginación.
[Duda que esa respuesta pueda venir de los partidos tradicionales] No me parece posible. En los acontecimientos humanos hay momentos en que las cosas recomienzan desde el origen. Este es uno de ellos. Lo que estamos viviendo ya no es democracia. Los partidos tradicionales han agotado su papel histórico.›› [Hermida, Xosé. Raffaele Simone / Filósofo. ‘Somos totalitarios por instinto’. “El País” Ideas (3-VII-2016).]

Resultado de imagen de blogspot, Loris Zanatta

Loris Zanatta es un historiador italiano especializado en América Latina, que en El populismo (2015) apunta que este se dirige contra la élite política vista como enemigo interior y el nacionalismo se enfrenta al enemigo exterior, pero en lo esencial comparten las mismas características, como señaló Isaiah Berlin, en su oposición a la democracia liberal. Así, el fascismo o el neofascismo, el peronismo o el chavismo, son variantes del populismo. La reseña de Enrique Gil Calvo, La comunidad del pueblo [“El País” Babelia 1.250 (7-XI-2015)] explica:
‹‹¿En qué se parecen el nacionalismo y el populismo, los dos fenómenos que han hecho entrar en crisis al sistema democrático español y europeo? Respuesta de Zanatta (historiador italiano especializado en América Latina y sobre todo en Argentina): en todo, como las dos especies de un mismo género. Pero con una sola diferencia, en absoluto menor: si ambos buscan la unidad popular contra el enemigo del pueblo, el populismo se dirige contra la élite política como enemigo interior, mientras que el nacionalismo se esgrime contra fuerzas extranjeras como enemigo exterior. Pero las demás características son comunes, tal como fueron identificadas por Isaiah Berlin, en quien se inspira Zanatta, pudiendo resumirse su núcleo duro en seis notas. 1) Evoca la idea de una comunidad indivisa: el pueblo. 2) Es más antipolítico que apolítico. 3) Condena la degradación sufrida por el pueblo. 4) Pretende regenerar la armonía originaria. 5) Apela a la movilización mayoritaria de la soberanía popular. Y 6) se activa cuando la sociedad atraviesa crisis conflictivas y disgregadoras, sean debidas a la recesión o al crecimiento, que anuncian el momento populista.
A partir de aquí se deducen ciertas propiedades como las más relevantes, que Zanatta ilustra con ejemplos italianos (Mussolini, Berlusconi, Beppe Grillo), españoles (Falange, Franco, el nacionalismo catalán o vasco) y latinoamericanos (Perón, Chávez, los Kirchner). Aunque traten de recrear la supuesta comunidad originaria, son ideologías solo surgidas en la modernidad tras la revolución burguesa (1775, 1789), puesto que se basan en la soberanía popular. Pero a pesar de ello se oponen diametralmente a la democracia liberal de matriz ilustrada e individualista basada en el imperio de la ley. Antes al contrario, exaltan la comunidad popular a la que deben someterse leyes, individuos e instituciones. Y en esta misma línea procuran la desintermediación, es decir, la superación, y a veces la supresión de todas aquellas instancias intermedias (como las élites ilustradas o los partidos políticos) que amenacen con impedir la relación directa entre el pueblo y los ciudadanos. Aquí es donde aparece la figura del liderazgo representado por aquel outsider, ajeno a la clase política convencional, que sea capaz de encarnar al pueblo identificado con su propia persona singular. En cambio, las élites institucionales del establishment y, sobre todo, los políticos partidistas profesionales representan el antipueblo, es decir, la casta usurpadora a la que expulsar del templo.
Excuso subrayar el claro paralelismo con el momento populistas que vive nuestro país, tanto en Cataluña como en el resto de España, cuando se denigra a los representantes de los maldecidos partidos políticos mientras se ensalza a los héroes civiles como Colau o Carmena, capaces de catalizar la confluencia de la sacralizada unidad popular. Pues si bien nacionalistas y populistas son beligerantes frente a la clase política, contra la cual intentan despertar el antagonismo de la gente, también pretenden reconstruir una imaginaria unidad popular en cuyo interior no caben los conflictos, las fracturas ni las divisiones internas (ambición que se corresponde mal con su propia tendencia al fraccionalismo fragmentador).Y para recrear imaginariamente esa mítica unidad sagrada de la sociedad civil, no dudan en celebrar toda una serie de ceremonias espectaculares (como las diadas del Onze de Setembre) que les caracterizan como una religión política. Pues si la democracia representativa o liberal se articula mediante procedimientos formales, la democracia populista o participativa lo hace mediante acontecimientos rituales (en el sentido de Badiou), que actúan a modo de sacramentos destinados a concitar la comunión del pueblo.››

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Josep Ramoneda en El espantajo populista [“El País” (5-XI-2016)] desarrolla una visión positiva de la ideología populista:
‹‹Dicen que vivimos tiempos de populismo pero, ¿qué es el populismo? Desde que esta palabra se empleó por primera vez en el siglo XIX para referirse a los populistas rusos, siempre ha sido una categoría imprecisa. Hoy más que nunca.
En la vorágine mediática y en la dialéctica política el uso más generalizado del término populismo es el descalificador. Dando por supuesto que la palabra contiene una connotación negativa, vinculada a la demagogia y a los desafíos al orden establecido, se usa para etiquetar a aquellos movimientos que pretenden penetrar en el limitado espacio roturado por los partidos políticos que vienen repartiéndose el poder en las democracias occidentales en los últimos años: conservadores, liberales y socialdemócratas.
En vez de indagar en las causas del descontento con la política institucional e intentar combatirlas, se señala a los que intentan capitalizar este malestar como adversarios del sistema democrático. Todo lo que se mueve fuera de control de los que mandan es populista, venga de donde venga y pretenda lo que pretenda. Con lo cual la palabra no describe nada, sino que es simplemente un instrumento de guerra política. Primero, se les señala como populistas y después se les excluye como potenciales actores de las mayorías parlamentarias y de las alianzas de gobierno.
Este uso del populismo carece de valor explicativo: es pura descalificación. Expresa una idea muy estrecha de la democracia, reduciendo el espacio de lo posible hasta límites ridículos, en torno a este lugar pospolítico llamado centro. Y pone de manifiesto la impotencia y la sumisión de una política que, incapaz de devolver a la ciudadanía la palabra que se le ha ido quitando, condena de antemano cualquier intento de dar voz al malestar. Y así se va empequeñeciendo el juego, hasta excluir a personajes aseados y sin atributos precisos como Pedro Sánchez por flirtear con el populismo. Y se crea una amalgama que va de la extrema derecha a la izquierda social pasando por los soberanismos. Todos en el mismo saco de populistas peligrosos para el sistema, aunque tengan poco que ver los unos con los otros, salvo que son expresión de la crisis de un modelo que viene derivando discretamente hacia la judicialización y el autoritarismo.
En realidad, hay tres acepciones generalmente aceptadas de la palabra populismo. Populismo como demagogia: hacer promesas a sabiendas de que es imposible de que sean cumplidas, para decirlo al modo de Taguieff. Y en este sentido en España hay un ejemplo insuperable que es la campaña electoral de Rajoy en 2011, que en pleno infierno prometió el cielo y al llegar al poder hizo exactamente lo contrario de lo dicho. Populismo como proyecto de construcción de un nuevo sujeto del cambio (al modo de Laclau) entendiendo que la nueva fractura social va más allá del conflicto de clases clásico. La oposición elites/pueblo es la nueva línea de confrontación. Desde estas posiciones algunos partidos, como Podemos, reivindican la etiqueta populista con los que se les quiere rechazar.
Y, finalmente, el populismo autoritario, que según la descripción de Jan Werner Muller, suma a la dimensión antielitista, la apuesta antipluralista, porque se autoafirma como portador del monopolio de la representación del pueblo, que es lo que vemos en el discurso de extrema derecha, de Trump a Marine Le Pen, "al no reconocer otro interés general que el de la nación auténtica". La paradoja es que la pretensión de este populismo —"quién no se alinea con los populistas se excluye del pueblo"— es simétrica a la pretensión de los que pretenden excluir del juego democrático a aquellos a los que han etiquetado previamente como populistas.
Dice el periodista ruso Peter Pomerantsev: “Si el pecado de los intelectuales en el pasado fue proponer visiones utópicas, en el siglo XXI es negar toda posibilidad de cambio”. Por lo visto, aquí y en Moscú ocurre lo mismo: los críticos impenitentes de antaño han descubierto el mejor de los mundos posibles. Y lo defienden de todo lo que se mueve, descalificándolo con la etiqueta “populismo”. Meter a todos los discrepantes bajo una sola e imprecisa categoría impide distinguir unos movimientos de otros y reconocerles como interlocutores. La democracia se marchita cuando se recurre al espantajo populista para excluir a algunos partidos de las opciones de gobierno o para transferir la última palabra —la soberanía— de los ciudadanos a los expertos.››

Marc Bassets en Todo un cambio de época [“El País” Negocios 1.714 (9-IX-2018)] explica que la crisis de 2008 catalizó el crecimiento del ya anterior populismo de izquierda y derecha, y resume las ideas del especialista en populismo Richard Mudde, profesor de la Universidad de Georgia:
‹‹"Si miramos los números en bruto, los partidos populistas han tenido, como media, el doble de éxito tras la crisis que antes de la crisis. Esto significa que la Gran Recesión no fue tanto la causa de la subida del populismo como el catalizador" (…). La idea de que la Gran Recesión no creó sino que aceleró fenómenos que ya existían antes (…). Mudde distingue entre los populismos de izquierdas, en los que el nacionalismo y el racismo no tiene ningún papel y entre los que cita al partido español Podemos y al griego Syriza, del nacionalismo de la derecha radical, "que combina nativismo, autoritarismo y populismo". "Para estos, el factor cultural es más importante que la ansiedad económica", dice. Es decir, las victorias de Trump en 2016 o del Brexit —la salida de Reino Unido de la Unión Europea, decidida en un referéndum el mismo año— se explicarían más por el miedo identitario —el miedo al inmigrante, el miedo de la mayoría a dejar de serlo, a la decadencia de la propia cultura— que por la crisis económica.
En la campaña electoral, Trump supo vincular los agravios de millones de votantes blancos de clase trabajadora por la deslocalización industrial, con el fantasma de llegada de millones de inmigrantes que amenazaban la identidad estadounidense. La nostalgia de un pasado idealizado y puro es el refugio ante un presente de desigualdades crecientes y estancamiento del poder adquisitivo. En realidad, subraya Mudde, "muchas personas combinan los argumentos económicos e identitarios en sus sentimientos antinmigrantes".›› 

Marc Bassets en Todo un cambio de época [“El País” Negocios 1.714 (9-IX-2018)] resume al analista François Heisbourg:
‹‹François Heisbourg, presidente del laboratorio de ideas Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, ve un impacto directo y otro indirecto de a crisis de 2008 en las relaciones internacionales. El impacto directo es la aceleración del acenso de China como potencia económica y geopolítica.
El impacto indirecto, añade Heisbourg, es "el enfrentamiento de la opinión pública, en los países afectados por la crisis, contra las élites económicas y políticas", y esto altera el orden internacional. "Las élites se identificaban con la mundialización occidental y con el multilateralismo estratégico que giraba en torno a Occidente. Y es contra todo esto contra lo que se vuelve el populismo, y se acerca a quienes pretenden, en Rusia o en China, presentar un contramodelo", explica. "La consecuencia es la deriva unilateralistas y, en cierta medida, aislacionista de Estados Unidos". El mundo post-crisis es menos occidental que el anterior y los modelos autoritarios —a fin de cuentas fueron las democracias las que fallaron con la crisis y sus partidos tradicionales, socialdemócratas y democristianos, hoy en declive en muchos países— han recobrado prestigio. "No se trata sólo la aparición de China como rival estratégico de Estados Unidos", concluye Heisbourg, "sino de la transformación de la manera como el mundo funciona estratégicamente".››

Marc Bassets en Todo un cambio de época [“El País” Negocios 1.714 (9-IX-2018)] apunta las ideas del politólogo francés Dominique Reynié, que:
‹‹habla de "populismo patrimonial". Este populismo alimenta del temor de los votantes a perder el patrimonio material (los ahorros, la protección del estado del bienestar) y el patrimonio cultural (la identidad, la nación). Reynié se remonta a los años noventa, tras la caída del bloque soviético y la aceleración de la globalización, como primer momento de este populismo moderno, que se refuerza tras los atentados de 2001 y a lo largo de eta década. El rechazo de Francia, en referéndum, al tratado constitucional de la UE es otra etapa. "Todo esto estaba en pie antes de 2008", recuerda Reynié. "2008", añade, "tiene como efecto la aceleración del proceso".
La crisis financiera y la crisis de euro reforzaron la percepción de que el patrimonio material corría en peligro. Pero todo es más complejo de lo que parece: el antieuropeísmo de los populistas de derechas —y algunos con raíces en la izquierda— es selectivo. El efecto de 2008 fue doble, según Reynié. De un lado, sí, una reacción anticapitalista, en contra de las instituciones financieras, la globalización y las instituciones de la UE, señaladas como responsables de la crisis. Pero también un apego paradójico al euro, porque era una garantía de la protección de patrimonio material. Uno de los factores que perjudicaron a Le Pen ante Macron fue la promesa de Le Pen de abandonar el euro, una medida que, para muchos votantes, ponía en peligro sus ahorros y sus pensiones.
"Estoy convencido de que, aunque entre los electores del populismo en la zona euro haya una nostalgia por la moneda nacional, no hay un deseo de volver a la moneda nacional por voluntad de proteger el patrimonio material. Y esto hace que hoy los partidos populistas estén limitados en su expansión".›› 

El populismo estadounidense.


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Donald Trump, el primer líder del populismo estadounidense, en su faceta reaccionaria, que ha llegado a la presidencia.

El populismo es un término político ambiguo, con connotaciones positivas y negativas, estas más frecuentes en Europa y América, que en EE UU, donde en cambio, apenas ha recibido críticas de los politólogos e historiadores, porque en la tradición norteamericana ha significado durante mucho tiempo la defensa del pueblo frente a las élites. 
El historiador Michael Kazin considera al populismo de EE UU más una retórica que un programa y se caracteriza por no ser antisistema sino apelar al credo fundacional del país, que nunca ha tenido movimientos importantes de ideología fascista, socialista o comunista. El populismo tiene raíces profundas en su propia Declaración de Independencia de 1776, que se proclama en nombre del “buen pueblo de estas Colonias”.
El populismo tuvo su momento dorado a finales del siglo XIX cuando el Partido del Pueblo congregó a agricultores ahogados por las deudas, obreros industriales o partidarios de la prohibición del alcohol. Después recibió gente tanto de la derecha, tales como los partidarios de la “caza de brujas” de McCarthy en los años 1950 o los que ahora son tentados por el Tea Party, como de la izquierda, sobre todo los trabajadores y profesionales desencantados con el cierre de empresas no competitivas ante las importaciones que impone la globalización.

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El precandidato demócrata en 2016, el senador Bernie Sanders, de ideas socialdemócratas y radicales, sería un  notable representante de esta corriente progresista. En el mismo sentido, Hickey opina que el populismo económico de la senadora Warren (por Massachusetts) defiende al “norteamericano de pie” frente a los bancos y las corporaciones y se nutre de las clases trabajadoras y medias blancas de la América interior.

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Steve Bannon, uno de los líderes ideológicos del populismo estadounidense en su versión reaccionaria.

En 2016 el ascenso de Donald Trump hasta la presidencia ha abierto un debate en EE UU sobre si es un populista y la mayoría de los expertos se decantan porque su acción política y algunas de sus ideas conectan con la ideología populista, en la línea de lo ya conocido del Tea Party, pero que en gran parte es un fenómeno nuevo, producto de una crisis política, social y económica del sistema capitalista, confluyendo elementos tanto de izquierda como de derecha, en un enfrentamiento con las élites, con el establishment. El consenso de los expertos internacionales, en cambio, apunta a que él y uno de sus mentores, Steve Bannon, representan a un nutrido grupo de políticos que, con diferencias en algunos puntos, coinciden en un populismo reaccionario, que pretendería aparentemente volver a los valores de una Norteamérica mítica: conservadurismo social, proteccionismo comercial, aislamiento internacional a la vez que militarismo, racismo apenas encubierto a favor de los blancos, antigubernamentalismo, desdén por los derechos humanos, autoritarismo, machismo...


FUENTES.
Internet.

Exposiciones.
*<Politischer Populismus (Populismo político)>. Viena. Kuntshalle Wien (2015-2016). Obras de 23 artistas (Minouk Lim, Maurizio Cattelan, Goshka Macuga, Lawrence Abuu Hamdan…) sobre el uso por los partidos políticos de las herramientas de la cultura popular y las estrategias estéticas contemporáneas. Comisario: Nicolaus Schafhausen. Reseña de Hontoria, Javier. Populismo global. “El Cultural” (11-XII-2015) 38-39.

Libros.
Brennan, Jason. Against Democracy. Princeton / Oxford. Princeton University Press. 2016. 296 pp. Ensayo sobre los crecientes peligros que corre la democracia en EE UU desde hace decenios, debido a la ignorancia histórica de gran parte de la ciudadanía y al auge del populismo, que se retroalimentan.

Butter, Michael. The Nature of Conspiracy Theories. Polity. 2021. 210 pp. Un estudio del profesor de la Universidad de Tubinga, que se remonta a Grecia y Roma para conocer cómo las ideologías extremas de derecha e izquierda se fundamentan en tesis infundadas. Reseña de Criado, Miguel Ángel. Los ultras se creen más las teorías conspirativas. “El País” (28-I-2022).
Eatwell, Roger; Goodwin, Matthew. Nacionalpopulismo. Por qué está triunfando y de qué forma es un reto para la democracia. Península. 2019. Entrevista en catalán de Esculies, Joan. Roger Eatwell / Politòleg anglès. ‘Hem d’escoltar les demandes dels populistes’. “El País” Quadern 1.771 (16-V-2019).
Finchelstein, Federico. Del fascismo al populismo en la historia. Taurus. 2019. Entrevista de Antón, J. Federico Finchelstein. ‘Ni hay fascismo sin dictadura ni populismo sin elecciones’. “El País” (29-VI-2019).
Gardels, Nathan; Berggruen, Nicolas. Renovating Democracy. University of California Press. 2019. 256 pp. Reseña de Cebrián, J. L. Populismos para dar y tomar. “El País” Babelia 1.434 (18-V-2019).
Lassalle, José María. Contra el populismo. Debate. 2017. 121 pp. Reseña de Errejón, Íñigo. Artillería intelectual contra el populismo. “El País” Babelia 1.346 (9-IX-2017). Repuesta de Lassalle, J. M. De reversos y calenturas de la democracia. “El País” Babelia 1.347 (16-IX-2017).
Martínez-Bascuñán, Máriam; Vallespín, Fernando. Populismos. Alianza Editorial. 2017. 304 pp. Un espectro recorre las democracias. La vida política de los últimos años ha estado marcada por una nueva polarización entre los partidos representativos del “sistema” de la democracia liberal y un populismo que es presentado como los nuevos bárbaros "ad portas". Lo cierto es que el populismo no es nuevo ni tiene una acepción clara; de hecho, ni siquiera es propiamente una ideología. Pero ahí está, instituyéndose en uno de los polos en la lucha por la hegemonía política del presente, porque lo único que no ofrece dudas es su desafío a la forma de hacer política que nos acompañaba desde la posguerra. Y ello cuando desde hacía un tiempo ya se había detectado en las democracias occidentales un divorcio creciente entre gobernantes y ciudadanos, “fatiga civil”, la falta de alternativas reales... Este libro aborda el populismo examinando sus características y variedades, las condiciones y afectos que lo alimentan, y las experiencias más importantes de los últimos años en EE UU, Francia, España...
Mishra, Pankaj. Fanáticos insulsos. Liberales, raza e Imperio. Galaxia Gutenberg. 2020. 264 pp. El escritor  y ensayista indio Pankaj Mishra (Jhansi, India, 1968). Extracto: Trump y Johnson: los vencedores que la pandemia transformó en perdedores. “El País” Ideas 281 (4-X-2020).
Mudde, Cas; Rovira, Cristóbal. Populismo. Trad. de María José Enguía. Alianza. 2018. 216 pp. Reseña de Cebrián, J. L. Populismos para dar y tomar. “El País” Babelia 1.434 (18-V-2019).

Murray, Douglas. La masa enfurecida. Cómo las políticas de identidad llevaron al mundo a la locura. Trad. de David Paradelo. Península. 2021. 368 pp. Ensayo del analista conservador británico Douglas Murray (Londres, 1979), partidario del Brexit y crítico del progresismo multiculturalista. Reseña de María Teresa Giménez Barbat. “El Cultural” (26-II-2021).
Pellizzetti, Pierfranco. El fracaso de la indignación. Trad. de Alejandro Pradera. Alianza. 2019. 168 pp. Reseña de Cebrián, J. L. Populismos para dar y tomar. “El País” Babelia 1.434 (18-V-2019).
Pinker, Steven. En defensa de la Ilustración. Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso. Paidós. 2018. 559 pp. Ensayo. Pinker (Montreal, 1954), catedrático de Harvard y gran figura de la psicología cognitiva, critica las corrientes irracionalistas, entre ellas el populismo y el nacionalismo, así como a Trump y el Brexit, y defiende el capitalismo con la solidaridad del Estado de bienestar. Entrevista de Martínez Ahrens, Jan. Steven Pinker. ‘Los populistas están en el lado oscuro de la historia’. “El País” Semanal 2.177 (17-VI-2018). / Reseña de Sarah Bakewell. “El Cultural” (15-VI-2018).
 Quart, Alissa. Squeezed. Why Our Families Can’t Afford AmericaHarper Collins. 2018. 320 pp. Reseña de Peirón, Francesc. El hundimiento de la clase media americana. “La Vanguardia” (15-VII-2018). Un libro de Alissa Quart, ‘Squeezed’ (Exprimidos. Por qué nuestras familias no pueden permitirse América), disecciona la precarización de este grupo de población, pilar del sueño de EE UU. El 65% de los estadounidenses viven preocupados por pagar sus facturas. Se han desvanecido las ideas del ‘ascensor social’ entre clases y del continuo progreso generacional. Un fenómeno que se está extendiendo por Occidente y que explica en parte la ola populista.

Rosanvallon, Pierre. El siglo del populismo. Historia, teoría, crítica. Galaxia Gutenberg. 2020. 272 pp. Entrevista de Mascia, Carla. Pierre Rosanvallon. “Se ha subestimado durante mucho tiempo el aspecto ‘positivo del populismo’”. “El País” Ideas 287 (15-XI-2020).
Sáez Mateu, Ferran. Populisme. El llenguatge de l’adulació de les masses. Pubicacions Abadia de Montserrat. 2018. 237 pp. Ressenya catalana de De la Nuez, Iván. Les masses sempre tenen raó. “El País” Quadern 1.744 (1-XI-2018).
Urquizu, Ignacio. ¿Cómo somos? Un retrato robot de la gente corriente. Deusto. 2019. Fragmento: Gente corriente y democracia. “El País” Ideas 202 (31-III-2019). El populismo reclama una mayor participación política directa del pueblo, pero puede resultar solo una ficción y no un empoderamiento. Urquizu sostiene que hacen falta las instituciones intermedias para controlar los excesos del poder.
Zanatta, Loris. El populismo. Trad. de Federico Villegas. Katz. Madrid. 2015. 285 pp. Reseña de Gil Calvo, E. La comunidad del pueblo. “El País” Babelia 1.250 (7-XI-2015) 8.

Análisis y opinión. Artículos en orden alfabético.
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Álvarez Junco, José. Virtudes y peligros del populismo. “El País” (11-XI-2014) 35. Los partidos populistas que invocan la voluntad del pueblo y eliminan las garantías democráticas ponen en peligro la democracia. 

Amón, Rubén. Los candidatos ‘antiestablishment’. “El País” Ideas (21-II-2016) 4.
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Applebaum, Anne. Trump y la Internacional Populista. “El País” (9-XI-2016). Los proyectos revolucionarios de los nuevos populismos suelen incluir la expulsión de los inmigrantes, la vuelta al proteccionismo, el desdén por los derechos de las mujeres y las minorías y el fin del multilaterialismo, sustituido por un nacionalismo egoísta.

Arias Maldonado, Manuel. El espectro populista. “El País” (30-XI-2016). Lo definen la idea del pueblo contra la élite, y un líder carismático.

Arruñada, Benito. El abono intelectual del populismo. “El País” (8-VI-2017). El catedrático de la Universidad Pompeu Fabra rechaza la visión maniquea de la realidad que impulsan los populistas, tanto en las élites como en las masas. Denuncia mitos como el de ‘la generación mejor preparada’ o la ‘exclusión política del ciudadano’.

Baggini, Julian. Lecciones del auge de Trump y Sanders. “El País” Ideas (21-II-2016).

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Bassets, Ll. De populares a populistas. “El País” (7-VI-2018).
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Bassets, Marc. Todo un cambio de época. “El País” Negocios 1.714 (9-IX-2018). La crisis de 2008 catalizó el crecimiento del populismo de izquierda y derecha.

Baverez, Nicolas. Los estragos del populismo. “El País” (12-VI-2017). El populismo ha llevado al Reino Unido a los desastres del Brexit y las últimas elecciones.

Benavides, Jorge Eduardo. Populismo: La nueva rebelión de los tártaros. “El País” Ideas (10-VII-2016). Una crítica del populismo, inspirada en el relato (basado solo remotamente en hechos verídicos) de Thomas de Quincey La rebelión de los tártaros (1837), que narra el irracional éxodo de los mongoles calmucos en 1771, engañados por un príncipe demagogo, Zerek Dorchi, que, en un momento de zozobra, les prometió un futuro mejor en China si huían de los rusos. Les esperaba un final trágico.

Benini, Sandro. ¿Ha sobrepasado el populismo su apogeo? “El País” (7-X-2019). El populismo, de derechas e izquierdas, choca con la realidad económica que le impide subvencionar a sus bases sociales, como muestra el fracaso del chavismo venezolano o del ‘salario social’ de Salvini, y también choca con las instituciones democráticas en los casos de Trump o Johnson, y con los progresistas que rechazan la cruzada antiambientalista de los populistas como Bolsonaro o Trump. En cambio, el miedo a la transformación digital de la sociedad y del empleo alimenta el populismo.

Berman, Sheri. Política, pesimismo y populismo. “El País” (12-X-2018). La socialdemocracia debe inspirar optimismo y dar soluciones a los problemas de la gente si quiere frenar al populismo (nutrido del desencanto) y recuperar su gran papel histórico de la posguerra.

Bot, Olivier. Para acabar con el populismo. “El País” (21-XI-2016).

Burdeus, Joan. El tradicionalisme de Putin i Trump. “El País” Quadern 1.890 (3-IV-2022). Resum del pensament antidemocràtic dels ideòlegs Aleksandr Duguin i Steve Bannon, dos dels principals assessors de Putin i Trump.

Caño, Antonio. Amenazas a la libertad de prensa. “El País” (28-I-2017). La eliminación de toda crítica bien fundamentada es un objetivo prioritario del nuevo populismo en su propósito último de liquidar nuestro sistema de valores y sustituir la democracia liberal por su ideología de revancha y odio.

Carbajosa, Ana. El miedo al populismo marca el rumbo de la UE. “El País” (22-III-2016). Los partidos nacionalistas exigen frenar a los inmigrantes.

Casanova, Julián. Las dos Francias. “El País” (25-IV-2022). La confrontación histórica entre liberales (hoy el centro de Macron) e iliberales (populistas y ultraderecha).

Casquete, Jesús. Pueblo, calle, Podemos. “El País” (23-XI-2016). El profesor denuncia que los populismos ignoran que las sociedades son plurales.

Cercas, Javier. El populismo bueno. “El País” Semanal 2.083 (28-VIII-2016). Critica el populismo pretendidamente bueno de Laclau, Mouffe y sus seguidores de Podemos, que toma rasgos del fascismo y los pone al aparente servicio de la izquierda, cuando en realidad está muy cerca del ‘otro’ populismo de Trump o Le Pen. Cercas concluye que todo populismo es malo porque apela a la frustración y a la rabia, al pueblo (un ente abstracto) y no a los ciudadanos, al caudillo y no a los individuos.

Costas, Antón. El nuevo impulso populista. “El País” Negocios 1.530 (1-III-2015) 19. “El País” Negocios 1.530 (1-III-2015).
Costas, A. El populismo: el reverso del cosmopolitismo. “El País” Negocios 1.599 (10-VII-2016). Costas aboga por una política económica que reduzca la desigualdad, el principal alimento del populismo.
Costas, A. Si los populistas son el problema, ¿cuál es la solución? “El País” Negocios 1.719 (14-X-2018).

Criado, Miguel Ángel. Los ultras se creen más las teorías conspirativas. “El País” (28-I-2022). Unas encuestas a más de cien mil personas relacionan las ideologías extremas de derecha e izquierda con la aceptación de tesis infundadas, como señalaba Michael Butter, profesor de la Universidad de Tubinga.

Culla, Joan B. El comodín populista. “El País” (18-XI-2016). Protesta contra quienes achacan la etiqueta peyorativa de “populista” a todas las ideas que no les gustan.

De Carreras, Francisco. Populismo contra democracia. “El País” (9-IV-2015) 33.

De Miguel, B.; Galarraga, N. La derrota de Trump golpea al populismo pero no lo tumba. “El País” (18-XI-2020).

Del Palacio, Jorge. El tiempo de la confusión democrática. “El País” (23-X-2017).

Denison, Susi; Pardus, Dina. Los partidos insurgentes europeos bajo la lupa. “El País” Ideas (17-VII-2016). Radiografia del ideario político de los partidos populistas y antisistema de la UE, desde la extrema derecha a la extrema izquierda. Su radicalidad pone en peligro la unidad europea, pero la experiencia muestra que estar en el Gobierno los modera.

Domínguez, Íñigo. Libertad con ira. El libertarismo extremo llega a España. “El País” Ideas 288 (22-XI-2020). Surgen grupos que se escudan en el concepto de libertad para cargar contra medios, políticos y expertos.

Echarri, Miquel. El virus matavirus. “El País” Icon 79 (IX-2020). Muchos expertos opinan que el coronavirus ha desnudado la mala gestión e inutilidad del populismo de Trump, que ya aburre y cuya ‘broma ha acabado’, Bolsonaro, Johnson, Narendra Modi o Duterte. Pero el populismo persistirá porque los ciudadanos tienen una predisposición a “ver solo lo que quieren ver y seguir confiando en los líderes que parecen compartir sus prejuicios”.

Editorial. Angustia popular. “El País” Negocios 1.651 (16-VII-2017). La desigualdad social y los cambios tecnológicos angustian a las clases medias y refuerzan a los partidos populistas, pero estos aplican medidas que empeoran los problemas.
Editorial. Una tentación de alto riesgo. “El País” Negocios 1.736 (10-II-2019).

Elorza, Antonio. Presión ‘totalista’. “El País” (24-XII-2016).

Emcke, Carolin. Falsos profetas en tiempos de coronavirus. “El País” (6-VI-2020). La preocupante mescolanza de populistas, neonacionalistas, esotéricos, antivacunas y dogmáticos de la conspiración. Todos juntos promueven la agresión y el resentimiento.

Estefanía, Joaquín. Huérfanos de futuro. “El País” Negocios 1.669 (29-X-2017). Contra el populismo.
Estefanía, J. Populistas de todos los partidos. “El País” Ideas 182 (11-XI-2018).

Fernández, David. Las sociedades ‘enfadadas’ redibujan la economía. “El País” Negocios 1.651 (16-VII-2017). La creciente desigualdad y los cambios tecnológicos refuerzan a los partidos populistas, pero estos aplican medidas que empeoran los problemas de las clases medias.

Fornari, Emanuela. Parábola de una estrella. “El País” (14-V-2019). El neoliberalismo y el neopopulismo son incapaces de construir una comunidad.

Galindo, Jorge. Nacional-egoísmo. “El País” (7-X-2016). La mayoría de los autollamados ‘perdedores’ damnificados por la globalización, a la que se oponen, son en realidad de grupos sociales que tienen un buen nivel de bienestar pero se resisten a que los más pobres (en especial los inmigrantes) asciendan socialmente.

García Tojar, Luis. El nuevo populismo. “El País” (27-III-2015) 31-32. La televisión y las audiencias determinan el programa de los nuevos populismos.

García Vega, Miguel Ángel. El populismo agita la economía. “El País” Negocios 1.736 (10-II-2019). El populismo propone recetas oportunistas y simples para problemas complejos, aprovechando el malestar social por la desigualdad.

Garton Ash, Timothy. Ante la ola de populismo nacionalista. “El País” Ideas (13-XI-2016).

Gil Calvo, Enrique. Populismos de la plebe y de la élite. “El País” (16-III-2015) 23. Un análisis del fenómeno a partir del ejemplo de Esperanza Aguirre.
Gil Calvo, E. Posverdad y lógica de mercado. “El País” (8-II-2017). El ascenso populista se basa en la pérdida de los derechos de grupos sociales debido a la nueva competencia.
Gil Calvo, E. Las dos culturas de la izquierda. “El País” (21-VI-2017). El choque entre las alternativas populista (la negatividad de Podemos en busca de un enemigo común para construir la hegemonía de un grupo sobre el resto mediante el aplastamiento) y socialdemócrata (el reformismo en positivo del PSOE para incluir a todos los grupos sociales en la convivencia mediante un compromiso) impide una alianza estable en la izquierda.

González, Enric. Le Pen tiene razón. “El País” Ideas 365 (8-V-2022). Le Pen miente, puesto que su partido defiende a la oligarquía, pero irónicamente tiene razón porque la nación es lo único que tienen los que no tienen nada.
González, Enric. El avance de los autoritarismos. “El País” Ideas 383 (11-IX-2022). El amargo encanto de la derecha autoritaria.

Guilluy, Christophe. Sobre las ruinas de la clase media. “El País” (7-XI-2020). Las clases populares están de regreso, tanto político como cultural, exigiendo la atención pública, como ha hecho con la revuelta de los ‘chalecos amarillos’ o el apoyo de amplios grupos sociales al Brexit o a Trump.

Gumucio, Rafael. Contra la indignación. “El País” Ideas 200 (17-III-2019). Los líderes populistas alientan la indignación, el sentimiento contra la razón.

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Lapuente, V. 20.000 lenguas. “El País” (24-I-2017). Para combatir al populismo hay que usar algunas de sus tretas, como la repetición de los mensajes.
Lapuente, V. Democracias híbridas. “El País” (18-VII-2017). Los nuevos engendros populistas entre democracia (aparente) y dictadura (solapada), como la Rusia de Putin o la Venezuela de Maduro.
Lapuente, V. Culto al cargo. “El País” (21-XI-2017). Trump, el Brexit y el ‘procés’ son ejemplos del llamado ‘culto al cargamento’ por el que un pueblo asustado se inflige un daño presente y real a cambio de un sueño en un futuro mejor e irreal.
Lapuente, V. Populismo jurídico. “El País” (23-IV-2018).
Lapuente, V. Amor impropio. “El País” (17-IX-2018). Lo que impulsa a la ultraderecha europea no es la xenofobia o el racismo sino la falta de amor propio, esto es el miedo a los cambios de la globalización en precariedad laboral, salarios…
Lapuente, V. Pelear en el barro. “El País” (20-XI-2018). La gran amenaza hoy no es tanto el neofascismo o el racismo sino el nacional-populismo. Hay que combatirlo mostrando su incoherencia programática, no acusándolo de lo que no es.
Lapuente, V. Por qué gana la nueva derecha. “El País” (8-I-2019).
Lafuente, V. ¿Quién es populista? “El País” (28-VII-2020).

Lassalle, José María. El pueblo soy yo. “El País” (4-IX-2018). Critica el populismo cesarista.
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Lazar, Marc. El desafío de la ‘populocracia’. “El País” (25-III-2019). El autor resume las características del populismo y propone que el movimiento de los ‘chalecos amarillos’ es una forma de populismo, aunque diferente en que no tiene un líder ni quiere tenerlo.

León, Sandra. La demanda populista. “El País” (29-III-2017). Las razones del auge del populismo: inseguridad económica, edad, ser hombre, poca educación.
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Lévy, Bernard-Henri. ¿Qué es el populismo? “El País” (30-XII-2016). Una enfermedad senil de las democracias.
Avendaño, Tom C. Bernard-Henri Lévy / Filósofo, “Bolsonaro derroto más a la derecha que a la izquierda”. “El País” (27-XI-2018). El auge del populismo en Brasil y el mundo, y de cómo combatirlo.

Llaneras, K.; Pérez Colomer, J. De Trump a Podemos: qué es el populismo. “El País” (15-XI-2016). Un resumen de los diversos conceptos y variantes del populismo.

Manetto, F.; García de Blas, E. Iglesias defiende un populismo de izquierdas frente a Trump. “El País” (11-XI-2016). El líder de Podemos acepta que ambos son populistas, pero Trump estaría del lado “fascista”.

Maravall, José María. Populismos y representación. “El País” (21-II-2017). En las sociedades complejas la democracia ha de ser representativa y no plebiscitaria.

Mazower, Mark. La bestia del fascismo. “El País” (9-XI-2016). El catedrático de Historia de la Universidad de Columbia afirma que la actual crisis de las instituciones democráticas, con el ascenso del neofascismo y el populismo, ofrece un importante paralelismo con la de los años 30, afinidades palpables como el racismo y la xenofobia.

Morente, Francisco. Tragedia y farsa. “El País” (13-XI-2016). El ascenso del populismo en EE UU y Europa se basa en la crisis ecológica, las migraciones, el auge del fundamentalismo y la revolución tecnológica.

Morillas, Pol. ¿Remite el populismo? “El País” (26-IX-2019). Pese a las derrotas parlamentarias de Johnson y Salvini estos siguen encabezando las encuestas, lo que evidencia las fuertes raíces de sus proyectos populistas.

Manetto, F. Chantal Mouffe / Filósofa belga, referente de los fundadores de Podemos. ‘En democracia es necesaria una dimensión populista’. “El País” Domingo (19-IV-2015) 8. Chantal Mouffe (Charleroi, 1949), esposa del filósofo argentino Ernesto Laclau (1935-2014); ambos influyentes pensadores del populismo actual.

Mudde, Cas. De qué se nutre el populismo. “El País” (19-IV-2017). Mudde es profesor en la Escuela de Asuntos Públicos e Institucionales de la Universidad de Georgia. Sostiene que el populismo de izquierdas se nutre de ideas socialistas (Chaves) y el de derechas se alimenta de autoritarismo (Trump) y nativismo (Wilders).

Naím, Moisés. ¿Qué es la necrofilia ideológica? “El País” (7-II-2016) 12. El amor por doctrinas manifiestamente periclitadas o falsas, como el maoísmo, el peronismo o el chavismo, o el populismo republicano de Trump o Cruz.
Naím, M. El populismo: manual para usuarios. “El País” (5-II-2017). Niega que el populismo sea una ideología pero resume sus ideas…
Naím, M. El huracán político que está cambiando el mundo. “El País” Ideas 124 (24-IX-2017). Las clases medias luchan por mantener su nivel de vida y proliferan candidatos y programas antes impensables.
Naím, M. P+P+P= C. “El País” (16-II-2020). El populismo se suma a la polarización y a la posverdad para multiplicar su capacidad destructiva.

Naïr, Sami. ¡La ‘izquierda’ reaccionaria existe! El País” (8-X-2018). El populismo de izquierda evoluciona para asumir planteamientos de ultraderecha, como muestran el Movimiento 5 Estrellas de Grillo y la Francia Insumisa de Mélenchon.
Naïr, S. El porvenir del populismo neofascista. “El País” (3-XII-2018). Exige una auténtica política social europea.
Naïr, S. Cómo frenar el nacionalpopulismo. “El País” Ideas 186 (9-XII-2018).

Pardo, José Luis. Política y colesterol. “El País” (17-XI-2018). Hay más extrema derecha mientras que el populismo de izquierdas se ha reducido en España. 

Pérez, Claudi. La peste. “El País” (14-XI-2016). El populismo se extiende por EE UU y Europa como una epidemia política, y urge una política más democrática para superarla.

Pérez Oliva, Milagros. Algo que aprender de las elecciones británicas. “El País” (15-XII-2019). El populismo patriótico ha permitido al partido conservador, responsable de la degradación del Estado de bienestar, obtener rédito electoral del malestar social que sus propias políticas ha provocado.
Pérez Oliva, M. Los partidos de la muerte. “El País” (21-VI-2020). Los partidos progresistas han de dar una alternativa de cambio radical ante la crisis ambiental, social y económica, en réplica a la que ofrece el populismo de la ultraderecha.

Ramoneda, Josep. El espantajo populista. “El País” (5-XI-2016). Una visión positiva de la ideología populista.
Ramoneda, J. El populismo identitario y sus cómplices. “El País” (8-IX-2018). Los partidos clásicos asumen parte de la agenda (seguridad, migración, identidad cultural, desempleo) de los líderes populistas para disimular el gran problema, la impotencia ciudadana, que deriva de su sentimiento de alejamiento del poder y por lo tanto de desconfianza en las instituciones y las grandes empresas.
Ramoneda, J. De fascistas a reaccionarios. “El País” Babelia 1.443 (20-VII-2019).

Ramoneda, J. Democracia inclusiva. “El País” (14-I-2021). La democracia ha de incluir a los grupos marginales o no es democracia.


Rizzi, Andrea. Los perdedores del tiempo moderno. “El País” (15-XI-2014) 4.

Rizzi, A. La lepenización de Occidente. “El País” (2-XI-2016). Avanza el populismo retrógrado en Europa y EE UU.

Rizzi, A. Pedradas de inteligencia contra la oscuridad. “El País” (10-X-2018). Los demócratas deben mejorar sus ideas para afrontar el peligro de la ultraderecha populista, nutrido por la frustración de gran parte de la sociedad.

Rizzi, A. El duelo de Trump y Merkel. “El País” (20-VI-2020). La sinrazón contra la razón, el populismo contra la prudencia.

Rizzi, A. El grito del descontento popular. “El País” (24-IV-2022). Hay un creciente malestar social que plantea una enmienda a la totalidad del sistema, como se ha visto en el Brexit o el ascenso de Le Pen en las elecciones francesas.

Rizzi, A. Trump, Johnson, Bolsonaro, Salvini y la resaca de la marea populista. “El País” (12-VI-2022). Los protagonistas del auge de la derecha soberanista sufren el desgaste de una gestión polémica o de situarse en un lugar incómodo en el tenso escenario global de la guerra de Ucrania.

Rizzi, A. Populistas occidentales por el desagüe de la historia. “El País” (8-VII-2022). La dimisión de Johnson por el motín de su partido es un clavo más en una larga caída de los populistas en EE UU, Italia, Austria, Eslovenia… 


Rogoff, Kenneth. A vueltas con el populismo. “El País” Negocios 1.639 (23-IV-2017).


Rojo, José Andrés. El tono de esta época. “El País” (12-X-2018). Los partidarios del populismo caen en la tentación irracional de líderes cuasireligiosos.

Rojo, J. A. El crujido. “El País” (16-XI-2018). El peligro de despertar las pasiones de las masas.

Rojo, J. A. Un viejo anhelo. “El País” (28-XII-2018). El mejor remedio al egoísmo populista es reivindicar el valor de la solidaridad.

Rojo, J. A. El sentimiento de precariedad y pérdida. “El País” (14-I-2022). El populismo se nutre de personas que experimentan un “sentimiento de precariedad y pérdida” ante la globalización, el descenso de nivel de la clase media, la progresión femenina u otras causas. El filósofo Germán Cano toca el tema en su libro Transición Nietzche, en el que explora su pensamiento y su vigencia actual, cuando muchos que buscan la “compensación heroica” que proponía el filósofo alemán la encuentran en las falsas promesas de gente como Trump, en vez de pelear por cosas concretas. 


Sahuquillo, María R. El triunfo del magnate da alas a las formaciones radicales europeas. “El País” (10-XI-2016).


Guimón, P. Michael J. Sandel. ‘Los triunfadores tienden a creer que su éxito es obra suya’. “El País” Ideas 278 (13-IX-2020). Alerta de los errores de la izquierda al despreciar a los poco instruidos y no luchar contra las desigualdades, que han potenciado al populismo como muestra el ejemplo del apoyo de los desposeídos a Trump.


Savater, Fernando. ¡Peligro: democracia! “El País” Ideas (13-XI-2016).


Schuler, Edgar. Populistas sobrevalorados. “El País” (13-V-2017).


Schümer, Dirk. Populistas y antifascistas. “El País” (30-IX-2019).


Sotelo, Ignacio. Populismos. “El País” (14-V-2015) 11. Los populismos de derecha e izquierda.


Standing, Guy. El populismo puede triunfar en el Reino Unido. “El País” (10-XII-2019). Muchos votantes, incluso obreros, votan por motivos identitarios y no económicos, por lo que apoyan al Brexit y a los tories, que se han convertido en un partido populista radical.

Standing, Guy. El Brexit y la crisis de transformación mundial. “El País” (29-I-2020). La democracia en peligro en Reino Unido y el mundo.


Stille, Alexander. Antes de Donald estaba Silvio. “El País” Ideas (23-X-2016). Donald Trump y Silvio Berlusconi son maestros de la manipulación mediática, una característica del populismo. No tienen un programa claro, salvo venderse a sí mismos.


Hermida, Xosé. Raffaele Simone / Filósofo. ‘Somos totalitarios por instinto’. “El País” Ideas (3-VII-2016).


Subirats, Joan. ¿Populismo democrático? “El País” Cataluña (16-XI-2014) 2.


Tamames, Jorge. ¿Qué fue del populismo? “El País” Icon 93 (XI-2021). El populismo ofreció hacia 2010 cambiar el mundo y ahora vemos que no lo hizo, aunque pervive en muchos países.


Torreblanca, José Ignacio. El gen populista. “El País” Ideas (21-II-2016) 2-3.

Torreblanca, J. I. Celebración populista. “El País” (10-XI-2016). La victoria de Trump favorece a los populistas nacionalistas (Le Pen, Farage, Wilders) y radicales (Syriza, Podemos), hermanados en su rechazo a la globalización, a la democracia y al orden político de los últimos decenios.


Vargas Llosa, Mario. El nuevo enemigo. “El País” (5-III-2017). El populismo es ahora el peor enemigo de la democracia, más que el comunismo, finalmente derrotado.


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Análisis y opinión
Verdú, D. Steve Bannon. ‘Salvini y Orbán son los políticos más importantes hoy en Europa’. “El País” (25-III-2019).

Burdeus, Joan. El tradicionalisme de Putin i Trump. “El País” Quadern 1.890 (3-IV-2022). Resum [en català] del pensament antidemocràtic dels ideòlegs Aleksandr Duguin i Steve Bannon, dos dels principals assessors de Putin i Trump.

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