viernes, 4 de octubre de 2013

CS 4 UD 11. La Guerra Fría entre los dos bloques (1945-1991).

LA GUERRA FRÍA ENTRE LOS DOS BLOQUES (1945-1991).

INTRODUCCIÓN.
1. REPERCUSIONES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
Los desastres y los cambios.
Las grandes potencias y sus relaciones en 1945.

2. LAS RELACIONES INTERNACIONALES DESPUÉS DE 1945. LA POLÍTICA DE BLOQUES.
LA GUERRA FRÍA.
El inicio de la Guerra Fría.
Las dos alianzas militares.
Los Países No Alineados.
Las intervenciones de las potencias hegemónicas.
LOS PRINCIPALES CONFLICTOS INTERNACIONALES.
La guerra de Corea.
La crisis de los misiles en Cuba.
La guerra de Vietnam.
Las guerras de Israel y los árabes.
Las guerras en el Indostán.
La guerra de Afganistán.
EL FIN DE LA GUERRA FRÍA.
Las consecuencias internacionales de la crisis del Este.

INTRODUCCIÓN.
La Unidad Didáctica (UD) se limita a explicar el desarrollo de la la Guerra Fría como política de confrontación entre los bloques comunista y capitalista, desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la caída del bloque comunista en 1989.

1. REPERCUSIONES DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
Los desastres y los cambios.
Fue la guerra más cruel de la Historia, con aproximadamente 80 millones de muertos, tanto militares como civiles. En los campos de exterminio nazis se habían liquidado seis millones de judíos y varios millones más de otras etnias, las atrocidades eran incontables y los bombardeos aliados y las bombas atómicas arrojadas sobre ciudades del Eje habían matado a cientos de miles de personas.
Desde Francia a la URSS, en Europa, Japón y Asia, la destrucción era masiva: ciudades, fábricas, minas, embalses, ferrocarriles y carreteras, puentes... Por contraste, EE UU era el único contendiente importante que salía de la guerra sin graves pérdidas y con una economía a pleno rendimiento, que había dejado atrás la crisis de los terribles años 30 gracias a la inmensa demanda bélica.
El gran cambio fue que el mundo quedó dividido en dos grandes bloques: el occidental y el comunista, que enseguida se enfrentaron en una larga Guerra Fría, salpicada de conflictos armados por países interpuestos: Corea, Vietnam...
El inicio de la descolonización fue otro cambio importante. La guerra había dado la hegemonía a dos grandes potencias contrarias al colonialismo y como se había luchado contra el fascismo por la libertad, se consideraba que esta debía llegar a las colonias de los países occidentales.

Las grandes potencias y sus relaciones en 1945.
Al empezar la guerra sólo las naciones fascistas/militaristas formaban un grupo compacto, con un pacto, el Eje. Desde el momento en que Francia fue vencida y ocupada, El Reino Unido y su imperio colonial (la Commonwealth), se encontró a solas frente a Alemania e Italia. Pero ya en agosto de 1941, Roosevelt, presidente de los Estados Unidos, y Churchill se reunieron cerca de Terranova y firmaron la Carta del Atlántico, que era una declaración de sus ideas democráticas frente a las totalitarias del Eje. A partir de este momento el Reino Unido recibió ayuda de los EE UU. Cuando se produjo el ataque contra la URSS en junio 1941 y en diciembre contra EE UU, se formó la Alianza de las Naciones Unidas (enero de 1942), que englobaba a las principales naciones atacadas por el Eje. De estos países, cinco fueron considerados como los “grandes”: Estados Unidos, URSS, Gran Bretaña, Francia y China. Pero en realidad fueron los tres primeros los que lo decidieron todo. Eran unos “aliados” un poco forzados: les unía sólo que habían sido atacados por el Eje. Como se demostró después de la guerra, por su ideología y sistema económico, EE UU y la URSS eran enemigos por naturaleza.
Los tres grandes (Roosevelt, Churchill, Stalin) se reunieron por primera vez en Teherán (noviembre de 1943), donde se tomaron las primeras decisiones conjuntas para terminar la guerra y organizar la paz. En la conferencia de Yalta (febrero de 1945) se decidieron las fronteras de Polonia, la ocupación militar de Alemania y de Austria, y el sistema de elecciones para que los países liberados de la ocupación fascista se eligieran nuevos gobiernos.
Cuando, terminada la guerra en Europa, los tres grandes volvieron a encontrarse en Postdam (julio de 1945), la alianza comenzó a hundirse. Ya no eran los mismos dirigentes; había muerto Roosevelt y el nuevo presidente de EE.UU, Truman, era decididamente anticomunista; Churchill, derrotado en las elecciones, fue sustituido a mitad de la conferencia por el laborista Attlee. Se pusieron de acuerdo sobre la ocupación de Alemania, la destrucción de los grandes trusts industriales y el castigo de los jefes nazis en los procesos de Nuremberg. Pero ya no estuvieron de acuerdo sobre el reparto de las zonas de influencia en Europa.

2. LAS RELACIONES INTERNACIONALES DESPUÉS DE 1945. LA POLÍTICA DE BLOQUES.
LA GUERRA FRÍA.
El inicio de la Guerra Fría.
Los soviéticos habían tomado el control político de los países de su área, al asumir los partidos comunistas la hegemonía mediante golpes de Estado en Polonia, Checoslovaquia, Rumanía, Bulgaria... En Francia e Italia los partidos comunistas obtenían grandes resultados electorales y amenazaban el concepto liberal de Estado democrático. Europa entera parecía encaminarse hacia una revolución comunista y EE UU reaccionó ante la grave amenaza comunista desde 1947 con la OTAN, la doctrina Truman de “Los Estados Unidos darán su ayuda a todos los países europeos amenazados por el comunismo”. Grecia, Turquía y España se beneficiaron de este cambio de política, mientras el Plan Marshall, un ambicioso plan de ayuda económica para la reconstrucción, consiguió reactivar las economías occidentales y salvar el sistema capitalista. Churchill acuñó el concepto de “telón de acero”, para referirse a la nueva frontera con el Este.


La frontera del 'telón de acero'.

El evento que precipitó las alianzas fue la crisis de Berlín en 1948-1949, que presagiaba el ánimo soviético de conquistar Europa Occidental. El bloqueo ruso fue respondido con el puente aéreo occidental, que salvó la ciudad. La disputa por Alemania derivó en la creación de dos Estados: la República Federal de Alemania (RFA) en el territorio dominado por EE UU, Gran Bretaña y Francia; la República Democrática de Alemania (RDA) en el dominado por la URSS. Alemania quedó así dividida en dos bandos.

Las dos alianzas militares.
Los dos lados se agruparon en sendas alianzas militares, la OTAN y el Pacto de Varsovia.
La alianza de la OTAN u Organización del Tratado del Atlántico Norte (firmado el 4-IV-1949) incluyó a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Gran Bretaña, Noruega, Dinamarca, Italia, Portugal, Islandia, Canadá y Estados Unidos. Más tarde entraron Grecia, Turquía y Alemania Federal, y, ya en 1982, España.
El Pacto de Varsovia aglutinó a la URSS y a sus países satélites en Europa, que se unieron en 1955 en una alianza militar contra la OTAN.

Los Países No Alineados.
Los Países No Alineados fueron un poder importante, actuando como representantes del Tercer Mundo, una vía intermedia en la política internacional entre los dos bloques. Comenzó el movimiento en la Conferencia de Bandung (1955), con 29 países. Destacaron los dirigentes Nehru de la India, Nasser de Egipto, Tito de Yugoslavia y Sukarno de Indonesia. Se pretendió estimular a la independencia a todos los países sometidos a un régimen colonial y crear un tercer bloque, neutral.

Las intervenciones de las potencias hegemónicas.
La división de Europa permitió que la URSS interviniera en sus Estados satélites para evitar su deslizamiento hacia el neutralismo u Occidente: en la RDA en 1953, en Polonia y Hungría en octubre de 1956, en Checoslovaquia en agosto de 1968 para reprimir la “primavera de Praga”, y el mismo sentido tuvo la intervención en Afganistán (1980).
Tuvo un paralelismo en la intervención de EE UU en su propia esfera de influencia, sobre todo en Latinoamérica, para imponer regímenes dictatoriales opuestos al comunismo.

LOS PRINCIPALES CONFLICTOS INTERNACIONALES.
La mayoría de conflictos se originaron en las tensiones causadas por la descolonización, al pugnar los nuevos Estados por fronteras más amplias o por dominar a sus vecinos, contando con el apoyo militar de las grandes potencias. Los más importantes ocurrieron en Corea, Vietnam, Cuba, Oriente Medio, Indostán y Afganistán.

La guerra de Corea.
La guerra de Corea, 1950-1953 – SENDEROS DE LA HISTORIA
La guerra de Corea (1950-1953), emprendida por el Norte (apoyado por la URSS y China) en una rápida invasión contrarrestada por EE UU y el resto de aliados del Sur, terminó con la división del país a lo largo del paralelo 42, con dos Estados, al Norte comunista y al Sur capitalista.
Cómo sería otra guerra en Corea?


La crisis de los misiles en Cuba.

La revolución castrista (1959) situó un régimen comunista a la puerta de EE UU y produjo continuas tensiones en los años siguientes. La peor fue la “crisis de los misiles” (1962), que estuvo a punto de provocar la tercera guerra mundial: Kennedy consiguió que Krushev retirara los misiles nucleares instalados en Cuba y se inició el “deshielo”.

La guerra de Vietnam.

La guerra de Vietnam fue provocada por la descolonización y la división en bloques. Tuvo varias etapas:
1) Guerra contra los franceses: la derrota francesa en la batalla de Dien-Bien-Fu (noviembre de 1953-mayo de 1954) precipitó la independencia, aceptada en la conferencia de Ginebra (julio de 1954) por los cuatro países de Indochina.
2) La guerra entre el Norte (comunista) y el Sur (pro-occidental), provocó la creciente intervención de EE UU desde 1963 a favor del Sur, en una larga, costosa y sangrienta guerra, que terminó en 1973 con la retirada norteamericana (la primera derrota bélica de su historia) y la definitiva victoria comunista en abril de 1975, que reunificó Vietnam.

Las guerras de Israel y los árabes.
Tras la independencia de Israel en 1948 se sucedieron cuatro guerras, siempre triunfales para Israel (apoyado por Occidente) pese a la enormidad de sus enemigos árabes (apoyados por el bloque comunista):
1) 1948, para mantener la independencia contra todos los países árabes que lo invadieron, en una lucha desigual desde el mismo 15 de mayo de la independencia. Terminó el 6 de enero de 1949, con una gran victoria y la expansión de Israel desde 14.000 a 20.700 km². Muchos cientos de miles de palestinos hubieron de exiliarse y así comenzó el problema de los refugiados. Los árabes siguieron pretendiendo la aniquilación del Estado judío, lo que impidió que naciera entonces un Estado palestino.


2) 1956, contra Egipto, Israel tuvo el apoyo de Gran Bretaña y Francia, que querían mantener el control del Canal de Suez, y fue una victoria militar (octubre), que terminó con la retirada del Canal en noviembre, por la presión de EE UU y la URSS. Israel se retiró después del Sinaí.
3) 1967. Egipto declaró el cierre del estrecho de Tiran, con la intención de ahogar económicamente a Israel, lo que provocó al ataque israelí. La guerra de “los Seis Días” (5-10 de junio) fue una gran victoria militar israelí sobre Egipto, Jordania y Siria, más otros aliados lejanos. Israel ocupó Cisjordania, Gaza, el Sinaí y los Altos del Golán, pero comenzaba así el problema de los asentamientos judíos en el “Gran Israel” y el nacimiento del imperialismo sionista.
4) 1973. Egipto y Siria atacaron (6-22 de octubre) por sorpresa a Israel, y tras conseguir unos triunfos al inicio finalmente perdieron. Poco después, la convicción de que no podrían ganar militarmente a Israel llevó a los países árabes más moderados a comenzar a negociar con este país un acuerdo estable de paz.
Los acuerdos de Camp David (1979) entre israelíes y egipcios permitieron la devolución a estos del Sinaí, y los acuerdos de Israel con los palestinos permitieron en los años 90 la apertura de un esperanzador proceso de paz que debía desembocar en la independencia de Palestina junto a Israel, pero el proceso sigue parado desde entonces.

Las guerras en el Indostán.


La descolonización (1947) del imperio británico de la India, con la división del territorio basada en motivos religiosos en dos países, uno hindú, India, y otro musulmán, Pakistán, con límites artificiales. Se alinearon en los años 60 con los dos bloques en que se dividió el comunista: India con la URSS, Pakistán con China, aunque ambos países mantienen buenas relaciones de neutralidad con EE UU.
Pronto comenzaron su enfrentamiento, a lo largo de tres guerras: 1947, 1965 y 1971. En la primera (1947), tras la victoria hindú, se repartieron el territorio de Cachemira, musulmán, pero con un maharajá hindú. En la segunda (1965) Pakistán intentó conquistar Cachemira, pero volvió a perder algunos territorios. En la tercera (1971), la India invadió Pakistán Oriental en apoyo de su movimiento secesionista; su victoria originó el nuevo Estado de Bangladesh. La tensión fronteriza en Cachemira ha durado hasta la actualidad,  con constante luchas de bajo nivel. Las pruebas nucleares de 1998 demostraron que ambos países son potencias atómicas. Desde entonces no ha menguado la tensión en la zona.
La India se enfrentó además a China en otra guerra (1962) en la frontera en el Himalaya, y tras sufrir una dura derrota perdió varios territorios montañosos.

La guerra de Afganistán.


La intervención soviética en Afganistán para imponer un régimen comunista en 1980 duró hasta 1989 y provocó millones de muertos y refugiados, y favoreció la radicalización del integrismo islámico. El conflicto desencadenó el boicot olímpico mutuo en las olimpiadas de Moscú (1980) y Los Ángeles (1984). Finalmente, tras nuevas guerras, Afganistán está desgarrado en multitud de bandos.

EL FIN DE LA GUERRA FRÍA.
Aunque se comenzó a hablar de su fin ya en los años 60, gracias al deshielo de Krushev, lo cierto es que la tensión internacional, la amenaza de la guerra nuclear y las guerras convencionales en el Tercer Mundo estimuladas por ambos bloques siguieron hasta los años 80.
Nacían o se desarrollaban los grandes bloques comerciales, el nacimiento de la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1957, cuyo modelo fue el más exitoso, desembocando posteriormente en la Unión Europea (UE) y contribuyendo al logro del más largo periodo de paz en Europa; la OCDE es la organización económica de colaboración de los países capitalistas más importantes y su oponente es el COMECON; la Liga Árabe, la OEA en África, el Pacto Andino, la ANSEA del sudeste asiático, etc., que redujeron la conflictividad y aumentaron el intercambio comercial o financiero.
En los años 70 comenzó a hablarse de multipolaridad, con varias grandes potencias: EE UU, URSS, China. EE UU y China se acercaron, para oponerse a su enemigo común soviético, pero también siguieron enfrentados por la diferencia fundamental de sus sistemas.
La competencia entre los bloques y el proceso de descolonización en ese periodo desembocó en guerras en Angola, Mozambique, Etiopía, Nicaragua, Afganistán, aunque otras anteriores terminaron (Vietnam en 1975) y en un rearme muy costoso, cuyo máximo ejemplo fue el programa de la “Guerra de las Galaxias” inspirado durante la presidencia de Reagan (1980-1988). El costo de dicha carrera no pudo ser soportado por la economía soviética, que se estancó, lo que coadyuvó a la desintegración de la URSS en 1991.
El final de la Guerra Fría llegó con la caída de los regímenes comunistas en el Este, tras la llegada de Gorbachov al poder en la URSS en 1985, el comienzo de un difícil proceso de reformas (la Perestroika) y el estallido de las revoluciones en los países del Este en 1989. Hacia 1991, con la desaparición de la URSS, ya sólo había una gran potencia hegemónica, EE UU.
Al mismo tiempo se resolvía el viejo problema de la reunificación de Alemania, al integrarse pacíficamente la RDA en la RFA, creando un gigante europeo, aunque integrado en la UE.
Las potencias comenzaron ya en los años 80 un esperanzador curso de negociaciones para el desarme atómico y la reducción de la carrera armamentista, que han permitido rebajar la amenaza de una guerra nuclear.

Las consecuencias internacionales de la crisis del Este.
- La primera consecuencia de la desintegración del bloque soviético ha sido el debilitamiento de la política de bloques, mientras EE UU surge como la única superpotencia militar, con un amplio dominio de la política de la ONU. El control de armamentos es mucho más sólido que en cualquier momento pasado y la amenaza de la guerra nuclear ha amainado, pero persisten amenazas como la actual iraní de desarrollar armas atómicas. Por contra, han menudeado pequeñas guerras en el Tercer Mundo.
- Siguen, sin embargo, las antiguas zonas de influencia, como si Occidente temiera molestar al gigante ruso. Así ha sido muy pasiva la actitud ante las peticiones de los países del Este para entrar en la OTAN y apenas se critica la dura represión rusa sobre Chechenia. Rusia, de hecho, está desarrollando su viejo imperialismo sobre las zonas contiguas, pero a cambio ha renunciado a la expansión sobre el hemisferio Sur.
- El espacio económico de los países del Este tiene una creciente dependencia externa en el comercio y las finanzas. El capitalismo allí está todavía en sus inicios, y padece graves problemas de obsolescencia de su industria, improductividad, derroche energético o  desequilibrios sociales. En cambio tiene una numerosa y bien preparada mano de obra, unos grandes recursos energéticos y de materias primas, y un amplio mercado interno. Parece evidente que el futuro será mucho más positivo que el presente y ya tenemos indicios de ello: reducción de la inflación, mejoras en la producción, surgimiento de una clase de empresarios nacionales y competitividad internacional.
- Las ayudas externas de Occidente se han desviado en parte a los países del Este, mientras que los países del Tercer Mundo que dependían de la ayuda soviética (Cuba, Vietnam, Angola) la han perdido, con lo que han retrocedido económicamente o se han reconvertido al capitalismo.
- Los propios Estados occidentales han debido amoldarse al fin de la Guerra Fría, con una creciente expansión económica hacia el Este y la reconversión de la industria militar en civil.

APÉNDICE.
La era de posguerra.
En los días finales de la guerra, las unidades militares de Estados Unidos y la Unión Soviética se encontraron en su avance cerca de la ciudad alemana de Torgau. Este elocuente encuentro simbolizó la decadencia del poder europeo y la división del continente en dos esferas de influencia, estadounidense y soviética. En poco tiempo, la tensión y la sospecha engendrada por la proximidad geográfica de las dos superpotencias mundiales tomó la forma de guerra fría, una prueba de nervios que fue particularmente dura en el nacimiento de la era atómica.

Enfrentamiento Este-Oeste.
Al haber sufrido tremendas pérdidas durante la guerra, la URSS estaba decidida a establecer una zona de seguridad en Europa oriental que la separara del mundo capitalista europeo. Entre 1945 y 1948, dictadores apoyados por la Unión Soviética consiguieron el poder en el corazón de Europa, desgarrado por la guerra. En Alemania, las zonas de ocupación aliadas comenzaron a transformarse en entidades políticas; en 1949, los gobiernos de Alemania Occidental y Oriental ya se habían creado, con lo que simbolizaban la división del continente. Alarmado por el establecimiento de gobiernos comunistas en Europa oriental y por la vulnerabilidad de Europa occidental, que se encontraba en ruina económica, el secretario de Estado de Estados Unidos George C. Marshall propuso un programa de ayuda de largo alcance destinado a acelerar la recuperación económica europea (véase Plan Marshall). El Plan Marshall, rechazado por los gobiernos de Europa oriental, dominados por la Unión soviética, posibilitó una milagrosa recuperación económica en el Oeste. La creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) evidenció aún más la dependencia europea de Estados Unidos. Al rechazar la invitación de Hitler a participar en la guerra, el general Franco logró mantenerse neutral, pero no consiguió ganarse la simpatía de los 'aliados', que le negaron los beneficios y las ayudas del Plan Marshall. Entre 1945 y 1953 el gobierno español tuvo que soportar el ostracismo internacional, al ser rechazada su presencia en las organizaciones internacionales del mundo occidental.
Los Estados europeos, que ya no eran dueños de sus destinos, en especial Francia y Gran Bretaña, fueron forzados a desmantelar sus imperios. Durante las primeras dos décadas de la posguerra tuvo lugar un impresionante proceso de descolonización, que fue preparado en parte por el auge de los movimientos nacionales en Asia, África y Oriente Próximo en el periodo de entreguerras. Esta decadencia del imperialismo y el colonialismo reflejó la crisis europea, tanto espiritual como política. Las aplastantes revelaciones en relación con los campos de concentración nazis y los dolorosos recuerdos de colaboración se transformaron en un sentimiento de culpa general. Para muchos, el existencialismo del filósofo francés Jean Paul Sartre representó la última palabra en lo concerniente a la condición humana.

Resistencia al control soviético.
No obstante, Europa demostró ser muy resistente. Casi desde el principio, los dirigentes soviéticos aprendieron que el fuerte orgullo nacional que anima a los pueblos de la Europa oriental no podía ser suprimido fácilmente. En 1948 fueron incapaces de impedir que Josip Broz Tito (un combatiente de la resistencia comunista), se embarcara en una aventura distinta: el socialismo autogestionario en Yugoslavia (véase Partidos comunistas). En 1953, el año de la muerte de Stalin, los alemanes orientales se amotinaron, y en 1956 los húngaros libraron una heroica batalla (destinada al fracaso) contra los soviéticos. En 1968, de nuevo el control soviético fue puesto a prueba en Checoslovaquia, donde el dirigente comunista Alexander Dubcek comenzó la liberalización de la vida checa durante el breve periodo conocido como la primavera de Praga. Otra vez las fuerzas militares soviéticas, junto a tropas de otros países del Pacto de Varsovia, aplastaron el experimento del 'socialismo con rostro humano', pero voces de resistencia y reforma continuaron haciéndose oír. La propia URSS tuvo que hacer frente a las presiones nacionalistas cuando algunas de sus repúblicas comenzaron a rechazar el gobierno central. A partir de 1953, el general Franco supo sacar ventaja de su proclamado anticomunismo, y consiguió reanudar relaciones y contactos con los gobiernos occidentales e iniciar su entrada en todos los organismos, empezando por la UNESCO en 1953.

Resistencia a la influencia estadounidense.
Los estadounidenses, que habían sido mucho mejor recibidos que los soviéticos, trataron a los europeos como aliados en la Alianza Atlántica. Algunos, en cambio, percibieron los peligros de la influencia de Estados Unidos. Este fue el caso del general Charles de Gaulle, que se convirtió en el presidente de la V República de Francia en 1959. Al negarse a conceder a Estados Unidos una presencia permanente en Europa occidental, De Gaulle interrumpió la colaboración francesa con la OTAN y comenzó a desarrollar una fuerza disuasoria nuclear propia. Debido a la relación especial que Gran Bretaña mantenía entonces con Estados Unidos, el presidente francés vetó la candidatura británica a la Comunidad Económica Europea o CEE (Mercado Común). De Gaulle, que veía a Europa extenderse del Atlántico a los Urales, abogó por una inestable federación de estados independientes (L'Europe des patries). A esta visión se oponían aquellos que consideraban que era necesaria y posible una unión más integral. El primer paso en esa dirección había sido tomado en 1951, cuando Francia, la República Federal de Alemania, Italia y los Países Bajos se pusieron de acuerdo en establecer el Mercado Común del Carbón y el Acero. A esto le siguió en 1957 la formación de la Comunidad Económica Europea. Aunque tuvo un considerable éxito económico, el Mercado Común no evolucionó hacia la unión política europea tan rápidamente como algunos de sus fundadores habían esperado. En 1975, tras la muerte de Francisco Franco, en España se inició un periodo de transición, que culminó en las primeras elecciones libres de 1977 y la proclamación de una Constitución democrática y parlamentaria, en 1978.

Los cambios en Europa desde 1980 hasta 1995.
A principios de la década de 1980, cuando el sindicato Solidaridad estaba en pleno apogeo, el gobierno polaco, con el apoyo soviético, declaró la ley marcial y encarceló a muchos de los disidentes anticomunistas. A finales de la misma década, sin embargo, las condiciones económicas de Europa oriental se deterioraban tan rápidamente que los gobiernos comunistas no pudieron retener por más tiempo la ola de protestas públicas. Durante 1989 y 1990, las elecciones libres dieron lugar a gobiernos democráticos en Polonia, Hungría y Checoslovaquia. A finales de 1989 la línea divisoria entre Este y Oeste, el muro de Berlín, fue derribado; el régimen de la República Democrática Alemana se colapsó, y en octubre de 1990 Alemania Oriental fue absorbida por la Alemania Occidental (la República Federal de Alemania). En septiembre de 1991 la independencia de tres repúblicas bálticas, Estonia, Letonia y Lituania, fue reconocida; la URSS también aceptó antes del final de 1991 la independencia del resto de las repúblicas soviéticas, lo que significo su total desintegración. La Comunidad de Estados Independientes (CEI), formada en diciembre de 1991 por prácticamente todas las antiguas repúblicas soviéticas, fue la sucesora de la URSS.

El desarrollo político en Europa y la antigua URSS provocó un importante cambio que afectó a la presencia militar estadounidense en el continente. A finales de 1995, el ejército estadounidense había reducido sus instalaciones europeas de un total de 893 a 319.

FUENTES.
Internet.
[www.historiasiglo20.org/GF/index.htm] Resumen, con enlaces a vídeos.
Películas.
Sitiados (The Big Lift) (1950). Sobre el Bloqueo de Berlín, con Montgomery Clift y Paul Douglas.
Documentales.

Libros.
Aguirre, Mariano. De Hiroshima a los euromisilesTecnos. Madrid. 1984. 254 pp.
Applebaum, Anne. El telón de acero. La destrucción de Europa del Este, 1944-1956. Trad. de Silvia Pons. Debate. 2014. 704 pp.
Arne, Odd. La Guerra Fría. Una historia mundial. Galaxia Gutenberg. 2018.
Benz, Wolfgang; Graml, Hermann. Problemas entre los dos bloques de poder (1945-1980)Historia Universal, vol. 36. Siglo XXI. Madrid. 1982. 300 pp.
Burleigh, Michael. Pequeñas guerras, lugares remotos. Trad. de Sandra Chaparro. Taurus. Madrid. 2014 (2013, Small Wars, Far Away Places). 628 pp. Las guerras menores de la Guerra Fría: Corea, Indochina y Vietnam, los conflictos coloniales, la crisis de los misiles…
Buruma, Ian. El precio de la culpa. Cómo Alemania y Japón se han enfrentado a su pasado. Duomo. 2011. 432 pp.
Calvocoressi, Peter. Historia política del mundo contemporá­neo. De 1945 a nuestros días. Akal. Madrid. 1987. 648 pp. Excelente en diplomacia.
Delfaud, Pierre; Leon, Pierre; Benz, Wolfgang; Graml, Hermann. El siglo XX: Europa después de la Segunda Guerra Mundial (1945-1982). Siglo XXI. Madrid. 1986. 12 más 300 pp.
Duroselle, Jean Baptiste. Les relacions internacionals. 1945-1978. Edicions Universitàries Catalanes. Barcelona. 1982. Vol. III en Història Universal Contemporània. 384 pp.
Fontaine, André. Historia de la Guerra FríaPlaza y Janés. Barcelona. 1969. Caralt. Barcelona. 1972. 2 vols. 1.296 pp. I. De la Revolución de Octubre a la guerra de Corea 1917-1950. 413 pp. II: De la Guerra de Corea a la crisis de las alianzas 1950-1967. 491 pp.
García de Cortázar, Fernando; Lorenzo Espinosa, José María. Historia del mundo actual (1945-1992). Alianza. Madrid. 1992. 2 vols. 542 y 344 pp.
Hernández Sandoica, Elena. La Organización de las Nacio­nes Uni­das. Planeta. Barcelona. 1977. 158 pp.
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Lowe, Keith. Continente salvaje. Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Trad. de Irene Cifuentes. Galaxia Gutenberg. Barcelona. 2012. 560 pp. Europa en 1945-1949. Reseña de Muñoz Molina, Antonio. Un continente en negrura. “El País” Babelia 1.092 (27-X-2012) 3. Constenla, Tereixa. Tras la guerra llegó la barbarie. “El País” (5-XI-2012) 39.
Lowe, Keith. Cómo nos cambió la Segunda Guerra Mundial. Galaxia Gutenberg. 2020. 640 pp. Europa fue en la posguerra un “continente salvaje” y dividido. Relación con: La guerra que nos hizo como somos. “El País” Babelia 1.498 (8-VIII-2020).
Mammarella, Giuseppe. Historia de Europa contemporánea (1945-1990). Ariel. Barcelona. 1990. 414 pp.
Martínez de Sas, María Teresa. El mundo de los bloques, 1945-1989. Anaya. Madrid. 1989. 95 pp.
Mesa, Roberto. Vietnam, la lucha por la liberación 1943-1973. Edicusa. Madrid. 1973. 239 pp.
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Renouvin, Pierre. Historia de las relaciones internacionales. Siglos XIX y XX. Akal. Madrid. 1990. 1.324 pp.
Tamames, Ramón. Un nuevo orden mundial. Espasa-Calpe. Madrid. 1991. 317 pp.

Artículos. Orden cronológico.
Vicent, Mauricio. Cuando el mundo dejó de girar. “El País” Semanal 1.882 (21-X-2012) 64-71. El 50 aniversario de la crisis de los misiles.
Birnbaum, Norman. Los otros discursos de Kennedy. “El País” (16-VIII-2013) 27. Los discursos de Kennedy en 1963 que anunciaban el fin de la Guerra Fría.

La guerra de Corea.
Películas de guerra de Corea.
Casco de acero (1951). Dirección: Samuel Fuller. 85 minutos.
Los puentes de Toko-Ri (1954). Dirección: Mark Robson. 102 minutos.
La colina de los diablos de acero (1957). Dirección: Anthony Mann. 104 minutos.
La cima de los héroes (1959). Dirección: Lewis Milestone. 97 minutos. La inútil toma de una colina cuando la guerra está a punto de acabar.
M.A.S.H. (1970). Dirección: Robert Altman. 116 minutos. La vida en un hospital de campaña.

Documentales de guerra de Corea.
Guerra de Corea. La guerra inacabada. 1. La tierra de las mañanas tranquilas. 2. Entra el dragón. 3. Noches silenciosas. 4. Tierra quemada. Serie documental, cuatro capítulos, de 52 minutos. Se ha renombrado como Guerra de Corea. 1. La tierra de las mañanas tranquilas. 2. Noches silenciosas. 3. La batalla de la colina 355. 4. Tierra quemada.
La guerra aérea secreta de Stalin. 50 minutos. El apoyo soviético a Corea del Norte en 1950.

La guerra de Vietnam.
Películas de guerra de Vietnam.
Boinas verdes (1968). Dirección: John Wayne, Ray Kellogg. 141 minutos.
El cazador (1978). Dirección: Michael Cimino. 182 minutos.
Apocalypse Now (1979). Dirección: Francis Ford Coppola. 153 minutos.
Los gritos del silencio (1984). Dirección: Roland Joffé. 141 minutos. La guerra y sus horrores en Camboya.
Rambo (1985). Dirección: George Pan Cosmatos. 97 minutos. Un héroe rescata prisioneros americanos en Vietnam tras la guerra.
Platoon (1986). Dirección: Oliver Stone. 120 minutos.
La colina de la hamburguesa (1987). Dirección: John Irvin. 112 minutos.
La chaqueta metálica (1987). Dirección: Stanley Kubrick. 116 minutos.
Corazones de hierro (1989). Dirección: Brian de Palma. 112 minutos.
Cuando éramos soldados (2002). Dirección: Randall Wallace.

Documentales de guerra de Vietnam.
La batalla de Dien Bien Phu (Guerra de Indochina). Documental. 57 minutos.
La guerra de Vietnam. Documental. Dirección: Ken Burns y Lynn Novick. Producción: cadena pública PBS. EE UU. 10 capítulos.

Libros de guerra de Vietnam.
Baker, Mark. NAM. Trad. de Elena Masip y Darçio M. Pereda. Contra. 2020. 70 relatos de militares estadounidenses sobre la guerra en Vietnam. Reseña de Galindo, J. C. El horror de Vietnam contado sin tapujos. “El País” (20-X-2020).
Bowden, Mark. Hué 1968. Trad. de Joan Andreanó-Weyland. Crítica. 2018. Reseña de Altares, G. La noche que EE UU perdió la fe en que iba a ganar la guerra de Vietnam. “El País” (31-I-2018). La ofensiva del Tet se inició la noche del 30 al 31 de enero de 1968 y duró 26 días. El Vietcong fue derrotado pero fue un paso decisivo a la victoria final.
Hastings, M. La guerra del Vietnam, una tragedia épica. 1945-1975. Trad. de Gonzalo García. Crítica. 2019. 944 pp. Reseña-entrevista de Antón, J. Vietnam, una contienda sin bando limpio. “El País” (2-VI-2019). / Lawrence, Mark Atwood. “El Cultural” (7-VI-2019).
Herr, Michael. Nada y así sea. Despachos de guerra. Trad. de José Manuel Álvarez y Ángela Pérez. Anagrama. 2001 (1980 primera edición en español). 270 pp. Las crónicas del periodista Herr sobre la guerra de Vietnam para la revista “Esquire”.

Artículos. Orden cronológico.
Bastenier, M. Á. Los dominós que no cayeron. “El País” (9-X-2013) 4. El triunfo del Norte en la guerra de Vietnam no supuso que cayeran los demás países próximos en el comunismo como preconizaba la teoría del dominó.

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