LOS PAISAJES NATURALES DE ESPAÑA.
Índice.
Introducción a los paisajes de España: la
interrelación de clima, vegetación y ríos.
El paisaje de la España atlántica.
El paisaje de la España interior.
El paisaje de la España mediterránea.
El paisaje de la alta montaña.
El paisaje canario.
Introducción
a los paisajes de España: la interrelación de clima, vegetación y ríos.
España está situada en el sur de Europa. A
pesar de que tiene unos rasgos naturales muy propios del mundo mediterráneo,
tanto su posición como la disposición periférica de su relieve introducen
influencias oceánicas y continentales que modifican el clima, la vegetación y
las corrientes fluviales, entre otros elementos, que además se interrelacionan.
Así pues, en estos tres aspectos se pueden definir seis medios:
oceánico (también llamado atlántico), mediterráneo continental (interior o continentalizado), mediterráneo marítimo (litoral o costero), mediterráneo estepario (subestepario o subdesèrtico), alta montaña (de montaña) y canario (subtropical).
Mapa de los climas y sus paisajes de España.
Mapa de las zonas protegidas.
Mapa de las zonas protegidas.
El
paisaje de la España atlántica.
La región atlántica es también conocida como
la España Húmeda. Constituye una franja limitada al sur por las Montañas Gallegas,
la cordillera Cantábrica y los Montes Vascos. El relieve es accidentado, con
montañas, pendientes y escasas superficies planas.
El norte de España tiene un clima oceánico
parecido al europeo, con precipitaciones abundantes y regulares de más de 800
mm anuales. Las temperaturas son moderadas, con baja amplitud térmica debido a la
influencia del mar.
Bosques y prados de Galicia.
La vegetación es de bosques de robles y
hayas, de landas de matorral, brezo, aulaga y retama, y de prados abundantes.
Río Sella (Asturias).
Los ríos, la mayoría de los cuales están en
la vertiente cantábrica, son cortos porque nacen en montañas cercanas al mar,
caudalosos y de gran capacidad erosiva. Los ríos de la vertiente gallega son
más largos y también caudalosos.
Las rocas son sobre todo silíceas, con dos
variedades: la tierra parda, rica en humus pero ácida, dedicada para
cultivos y pastos, la Ránker, en las pendientes, escasa y muy
erosionada, apta para bosques y prados.
El
paisaje de la España interior.
La España interior (o continental) se
extiende por las cuencas de los grandes ríos, como el Duero, el Tajo, el Ebro y
el Guadiana y las montañas interiores del Sistema Central, el Sistema Ibérico y
Sierra Morena. Su principal rasgo es la presencia del inmenso altiplano de la
Meseta, con peculiaridades climáticas y bioclimáticas concretas. Comprende un territorio
fuertemente transformado, en el que las actividades humanas se remontan a
muchos miles de años.
Tiene un clima mediterráneo con rasgos
continentales, como la gran amplitud térmica anual, las temperaturas frías del
invierno y las elevadas del verano, dada la gran distancia al mar. Las
precipitaciones son escasas o moderadas, con menos de 800 mm anuales,
concentradas en la primavera y el otoño, y con una gran sequía en el verano. En
el valle del Ebro son inferiores a los 300 mm lo que da un clima mediterráneo
estepario.
La llanura manchega.
La vegetación está constituida,
preferentemente, por un bosque perennifolio de coníferas, encinas, rebollos o
robles, si bien la deforestación histórica ha reducido antiguos bosques a
páramos de matorral.
Dos vistas del río Duero.
El río Tajo en Toledo.
Los ríos son largos, relativamente caudalosos
por la aportación que reciben de las zonas montañosas, e irregulares, con
pronunciado estiaje.
Paisaje calcáreo.
Las rocas silíceas dan una tierra parda
meridional, pobre, dedicada a pastos y dehesas. Las rocas calcáreas hacen
suelos rojizos, más fértil para los cultivos, y una terra rossa pobre, para bosques y dehesas. Las rocas arcillosas
producen un vertisuelo muy fértil para los cultivos. En las áreas
esteparias del valle del Ebro el suelo es gris subdesértico, muy pobre,
sólo adecuado para pastos.
El
paisaje de la España mediterránea litoral.
Es una extensa región geográfica que tiene
como principal componente la presencia del mar Mediterráneo. Se extiende por el
valle del Guadalquivir, la costa mediterránea, Baleares (montañas y llanuras),
Ceuta (abrupta) y Melilla (también abrupta).
Dentro de su espacio, entre Almería y Murcia, se encuentra el medio estepario o subdesértico, que se caracteriza por condiciones climáticas más extremas en temperatura y sequedad.
Mallorca en primavera.
Es el clima mediterráneo puro, muy influido
por la proximidad de la costa, sobre todo meridional, con temperaturas suaves
pero muy contrastadas que se combinan con una sequía veraniega que se extiende
en primavera y en otoño a medida que avanzamos hacia el sur, espacio definido
casi por características subdesérticas.
Vegetación mediterránea, entre esteparia y garriga.
La vegetación predominante es la encina, el alcornoque y los matorrales de los tipos maquia (matorral alto y denso con jara y lentisco) y monte (matorral bajo y poco denso con tomillo y romero), y en el sureste hay la vegetación esteparia de hierbas, matorrales y arbustos espinosos, bajos y discontinuos como palmito y espartal.
Los ríos, con la excepción del Ebro, que
drena un amplio espacio de la zona norte y de las tierras del interior, son, en
general, cortos, de escaso caudal y definidos por marcadas épocas de estiaje
que, a veces, coinciden con periodos anuales. Son las ramblas mediterráneas. En
las islas Baleares, Ceuta y Melilla no hay ríos, sino torrentes y acuíferos.
Como en el paisaje mediterráneo, las rocas
silíceas dan una tierra parda meridional, pobre, dedicada a pastos y
dehesas. Las rocas calcáreas hacen suelos rojizos, más fértiles para los
cultivos, y una terra rossa pobre,
para bosques y dehesas. Las rocas arcillosas producen un vertisuelo oscuro muy
fértil para los cultivos. En las áreas esteparias del sureste el suelo es gris
subdesértico, muy pobre, sólo adecuado para pastos.
El
paisaje de la alta montaña.
Se localiza en los picos más altos, sobre
todo del Pirineo, Sistema Central, Sistema Ibérico y Cordillera Penibética.
Las montañas tienen unas condiciones
especiales, debido a la altitud. Aunque presentan unas características
generales, su paisaje varía según la situación sea en el ámbito atlántico,
mediterráneo o del interior. Cuando más al norte menos altitud se necesita para
tener un clima de alta montaña, que de media se registra en los 1.000 metros,
pero en los Pirineos hay suficiente con 800 y en la Penibética necesita unos
1.500.
El clima es relativamente frío en invierno y
suave en verano, y húmedo todo el año, pero con muchas diferencias según la
zona. Las temperaturas son más frías cuando más al Norte y más altitud.
Al Norte las precipitaciones son mayores,
bien superiores a los 1.000 mm anuales, y más moderadas en el Sur, y en
invierno es importante la nieve.
La vegetación es la típica de las montañas,
con pisos diferentes para la altitud, con pastos y bosques de pinos, robles y
otros árboles en los pisos bajos, y prados, matorrales y endemismos de plantas
rupícolas en los pisos más altos. Los Pirineos son los más ricos en encinas,
robles, pinos y prados.
Los ríos tienen aquí su nacimiento, con
acusados relieves, y quedan algunos glaciares en los Pirineos. En la alta
montaña domina el régimen nival, con caudal máximo al final de la primavera. En
la media montaña domina el régimen nivopluvial o pluvionival, con máximo en
otoño.
Las rocas de silicio dan suelos Ranker, muy
pobres, por pastos, y la tierra parda meridional. Las rocas calcáreas dan un
suelo pardo calcáreo y rendzinas, un poco más fértiles, para pastos.
El
paisaje canario.
Las islas Canarias presentan un paisaje con
notables diferencias respecto de la Península, debido a su situación en el
Atlántico, cerca de las costas de África, en una zona de clima tropical, y por
el origen volcánico de su relieve, caracterizado por conos, calderas, malpaíses,
rocas y diques volcánicos, así como barrancos.
Tiene un clima subtropical, estepario o
desértico, con temperaturas algo más suaves en invierno y más calurosas en
verano, y con pocas diferencias estacionales, pues la amplitud térmica no
alcanza los 8ºC y ningún mes tiene menos de 18ºC de temperatura media. Las
precipitaciones son muy escasas e irregulares, de 150 a 300 mm anuales (clima
estepario) o inferiores a los 150 mm anuales (desértico, sobre todo en
Lanzarote y Fuerteventura). En las zonas de mayor altitud la temperatura baja y
las precipitaciones aumentan.
La vegetación es xerófila, con abundancia de
endemismos y reliquias como el árbol drago. En las islas montañosas hay una
escalera de pisos, el inferior con matorral, palmera, drago y sabina, los
medios con laurisilva y el fayal-brezal, el superior con pino canario y más
arriba los matorrales y las plantas rupícolas.
No hay ríos, pero sí torrentes y acuíferos,
muy irregulares.
El suelo es volcánico, poco erosionado, con
mucho malpaíses improductivos, pero cuando se han formado suelos sedimentarios
puede ser muy fértil para los cereales, la viña, el plátano, el tomate y la
patata.
FUENTES.
Internet.
[https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/18-maravillas-naturales-espana_11142]
El paisaje. 3 minutos. [https://www.youtube.com/watch?v=LxgKYT8oDTo]
Los paisajes naturales de España. 4 minutos. [https://www.youtube.com/watch?v=emTbYz46B4E]
Documentales / Vídeos.
Noticias. Orden cronológico.
Domínguez, Iñigo. Gacelas
bajo la alcazaba de Almería. “El País” (2-XII-2015) 29. La desertización avanza desde el sur.
Limón, Raúl. Las
dehesas se mueren. “El País”
(15-VIII-2016). El sistema agropecuario de la dehesa padece el abandono del
agricultor por la falta de rentabilidad y de personal preparado, el cambio
climático y la enfermedad de la seca (hongos).
Coloma, Jorge. El calentamiento
hará que los matorrales se coman el bosque mediterráneo. “El País”
(30-VI-2017).
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