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miércoles, 28 de enero de 2015

CS 1 UD 17. La civilización romana y la herencia de la cultura clásica.

CS 1 UD 17. LA CIVILIZACIÓN ROMANA Y LA HERENCIA DE LA CULTURA CLÁSICA.
INTRODUCCIÓN.

1. RELIGIÓN.
1.1. LA RELIGIÓN PAGANA.
1.2. LA APARICIÓN DEL CRISTIANISMO.

2. CULTURA.
2.1. LITERATURA.
2.2. FILOSOFÍA.
2.3. CIENCIA Y TECNOLOGÍA.
2.4. DERECHO.
3. ARTE.
La arquitectura.
La escultura.
La pintura y el mosaico.

4. LA CULTURA PALEOCRISTIANA.
La literatura paleocristiana.
La música paleocristiana.

INTRODUCCIÓN.
Roma dejó para la posteridad un legado extraordinario en monumentos arquitectónicos o esculturas, los idiomas procedentes del latín, la estructura urbanística de la mayoría de las ciudades mediterráneas, el derecho e incluso la red básica de carreteras de muchos países europeos.
En Hispania (España), uno de los territorios donde dejaron más huella, los romanos nos legaron un extraordinario patrimonio arqueológico, el idioma (el castellano, el catalán y el gallego son lenguas procedentes del latín), la estructura urbanística (la mayoría de las ciudades se fundaron entonces), el derecho e incluso la red básica de carreteras.

1. RELIGIÓN.
1.1. LA RELIGIÓN PAGANA.
La religión era fundamental en la vida de Roma. Es una religión ritual, con sacerdotes de varias funciones: pontífice, vestales, augures, arúspices, duumviros. Pero no es una clase sacerdotal separada de la sociedad civil y su importancia siempre fue menor.




La religión tomó de Grecia los dioses (cambiando; por ejemplo Zeus se convirtió en Júpiter), junto a infinidad de dioses locales y los propios emperadores divinizados. La religión romana siempre acogió a los nuevos dioses, con un espíritu ecléctico y abierto, con los métodos de la evocatio y la interpretatio. Tenemos que esperar a la aparición de las religiones monoteístas para encontrar un rechazo institucional a unas religiones que ponían en peligro las bases de la civilización romana.
Al principio era animista, con una trinidad suprema: Júpiter, Marte y Quirino, convertida por influencia etrusca en Júpiter, Juno y Minerva, junto a deidades de lugares sagrados (numina) y del hogar.
Durante el Imperio se difundió el culto al emperador, que era el pontífice máximo de la religión oficial pero también encarnación divina del Estado, y asimismo se expandieron los cultos de los misterios. Se distingue un culto estatal público y un culto familiar privado, con los manes de los antepasados, los penates de las provisiones y los lares de los campos y hogares.

1.2. LA APARICIÓN DEL CRISTIANISMO.
A partir del siglo I dC se difundieron en la sociedad romana algunas religiones orientales, como el mitraísmo, maniqueísmo y judaísmo, que intentaban dar una respuesta más espiritual y menso ritual a la incertidumbre de qué hay más allá de la muerte y a la influencia del mal sobre el hombre.
El cristianismo fue la religión oriental que más arraigó, sobre todo entre las clases bajas, dado que el Nuevo Testamento (la segunda parte de la Biblia) presentaba la pobreza como una virtud y aseguraba una vida mejor después de la muerte. Los apóstoles extendieron la nueva religión por todos los confines del Mediterráneo ya en el siglo I, Pedro entre los medios judíos y Pablo entre los gentiles. Pero esta religión fue considerada un peligro para el Imperio porque no se reconocía la divinidad del emperador ni el politeísmo que era esencial para el sistema, y algunos emperadores decretaron persecuciones sistemáticas para eliminarla (la primera con Nerón en 64 y más tarde Trajano, Antonino Pio, Decio hasta llegar a Diocle­ciano. Sin embargo, las persecuciones fueron ineficaces. La Iglesia cristiana tenía cada vez más influencia social, sobre todo en las ciudades, mientras que en las zonas rurales sólo tenía presencia en Asia.
Los cristianos celebraban sus asambleas iniciándolas con el tradicional saludo: “Que la paz sea con vosotros...” para continuar con el rezo de las letanías, que el pueblo contestaba a coro; seguían dos oraciones breves, diversas lecturas, canto de un salmo, lectura y comentario del Evangelio. Cuando concluía esta primera parte, se despedía a los catecúmenos y paganos. Continuaba la ceremonia con el ofertorio, durante el cual los asistentes ofrecían sus presentes o limosnas y a continuación se hacían los preparativos para el sacrificio mediante el rezo de varias oraciones. Una vez que el sacerdote efectuaba la consagración, la asamblea comulgaba bajo las dos especies, un fragmento de pan consagrado era depositado por el sacerdote en la mano derecha de cada comulgante, y tomaba un sorbo del cáliz que era pasado, de mano en mano, por el diácono. Finalmente, los fieles hacían una oración en acción de gracias y recibían la bendición episcopal utilizando la fórmula de despedida que aún subsiste: “Idos, la misa ha terminado”.

Crismón, símbolo cristiano, con el alfa y el omega, principio y fin de la Creación.

El fin del paganismo llegó con la victoria del cristianismo en el siglo IV. Los grandes momentos de esta victoria fueron el Edicto de Milán (313) promulgado por Constantino, que garantizaba la libertad de culto cristiano después de tantas persecuciones que había sufrido; el Concilio de Nicea (325), que organizó la Iglesia y unificó el culto y la doctrina contra el arrianismo y el Edicto de Tesalónica (380) promulgado por Teodosio I, que prohibió el culto pagano, declarando al cristianismo religión oficial y única del imperio. Se acabaron entonces los Juegos Olímpicos y se cerraron la Academia y el Liceo de Atenas. En menos de un siglo el cristianismo había pasado de religión oprimida a religión opresora.

2. CULTURA.
2.1. LITERATURA.
La literatura griega influyó decisivamente en los inicios de la literatura latina, con los autores teatrales Ennio, Plauto y Terencio.
El latín se convirtió en la lengua culta de Occidente, unificado mediante la educación, la administración y el comercio; mientras, el griego mantenía su prestigio en Oriente.
Historiadores como Julio César, Tito Livio y más tarde Tácito son maestros del latín. El poeta Cátulo da paso a la época clásica, en el imperio de Augusto, con grandes poetas como Virgilio, Horacio y Ovidio. Destacan después los hispanos Séneca, Marcial, Quintiliano. Después viene una larga decadencia, salvo en los historiadores.

2.2. FILOSOFÍA.
La filosofía sigue las pautas de la filosofía helenística. Entre las escuelas destacan la socrática (Cicerón), epicúrea (Lucrecio), estoica (Seneca) y neoplatónica (Plotino).

2.3. CIENCIA Y TECNOLOGÍA.
En ciencia se recogió la herencia griega pero se hicieron pocas innovaciones. En la medicina destaca Galeno.
Mayor es el avance tecnológico. Se desarrolló la ingeniería de construcción naval (barcos más grandes), el hormigón mejoró la construcción y los acueductos el suministro de agua a las ciudades. La cerámica fue producida en serie. La minería se benefició de los nuevos equipos de extracción de agua. La agricultura mejoró con el drenaje e irrigación de los terrenos, y la difusión de los tratados agrícolas de Varrón y Columela. Muchas de estas novedades cayeron en desuso con la crisis final, pero pocas se perdieron definitivamente y la mayoría sobrevivieron a través de la Edad Media.

2.4. DERECHO.
El derecho romano fue una institución fundamental para la vida política y social de Roma. Las primeras leyes fueron las XII Tablas (451-449), la base del derecho civil entre los ciudadanos romanos, que se desarrolló hasta el Corpus Iuris de Justiniano en el siglo VI. Las fuentes de la ley eran la costumbre, la jurisprudencia de los jurisconsultos, los edictos del Senado y del Emperador.
Se distinguió el derecho público y el derecho privado. Una de las grandes conquistas de la civilización romana fue la progresiva extensión del derecho de ciudadanía a toda la población, vigente en 212 mediante el edicto de Caracalla.

3. ARTE.
Es un arte que sigue el modelo griego, sobre todo el helenístico tardío, aunque sin su extraordinaria creatividad.
Es un arte funcional, que busca ante todo la utilidad.

Arquitectura.

Panteón de Roma, el templo de todos los dioses, máximo ejemplo de planta central cupulada.


Coliseo de Roma, un grandioso anfiteatro para los espectáculos públicos de luchas de fieras y gladiadores.

La arquitectura destaca por la variedad tipológica: templos, palacios, basílicas civiles, circos, anfiteatros, teatros, bibliotecas, termas, acueductos, arcos triunfales, columnas triunfales, mercados..., en los que se utiliza un sistema mixto que funde el arquitrabado y el abovedado (arco, bóveda, cúpula).
Entre los materiales destacan la piedra, el mármol, la madera, el hormigón (cemento y agua, más materiales áridos como la grava) y el mortero (arena y agua, más un material aglutinante com la cal, el yeso o el cemento).


Esquema de los tres sistemas constructivos en Roma.

Escultura.
La escultura es realista, destacando en el retrato y el relieve narrativo, con historias de los emperadores.



Esquema de la escultura romana.

Pintura y mosaico.


La pintura, de la que apenas nos quedan unos restos en Pompeya y otros lugares, es fundamentalmen­te decorativa. El mosaico nos ofrece obras de extraordinaria calidad.
El arte romano, tras una época de auge en los siglos I y II, entrará en una grave decadencia, abandonando el naturalismo realista anterior por un idealismo esquemático, hasta devenir en el arte paleocristiano del Bajo Imperio.

4. LA CULTURA PALEOCRISTIANA.
La literatura paleocristiana.
En el siglo I destaca la redacción de los Evangelios y el Libro de los Hechos de los Apóstoles. Las fechas son aproximadas aunque se estima que el primer Evangelio, el de San Marcos, fue escrito entre los años 50 y 60, en Roma. San Mateo escribió su Evangelio en los años 60-70, en arameo, seguramente durante su permanencia en Siria. El Evangelio de San Lucas, fue escrito en griego durante los años 70 y 80, y San Lucas es también autor de los Hechos de los Apóstoles. San Juan escribió su Evangelio en la isla de Patmos aproximadamente en el año 95 en griego. Otros escritos tempranos del siglo I fueron “Las epístolas” de San Pablo, Santiago, San Pedro, San Judas Tadeo y San Juan y El Apocalipsis.
En el siglo II surgen los escritores cristianos Arístides, San Irineo de Lyón, Tertuliano, San Justino y San Clemente de Alejandría.
En el siglo III aparece Eusebio de Cesárea, eminente historiador cuyas principales obras son la Vida de Constantino y la Historia Eclesiástica. Otros escritores son San Dionisio de Alejandría y San Cipriano.
En el IV brilla San Agustín con La Ciudad de Dios. Un poeta sobresaliente es Prudencio, cuya obra principal es El Peristephanon (Libro de las Coronas) cuyos seis primeros himnos están dedicados a los Mártires. Amiano Marcelino descuella como cronista de la historia del emperador Juliano. Otros escritores son San Gregorio de Nisa, San Dámaso, y San Ambrosio.
En el siglo V destacan León Magno, autor de un centenar de discursos y numerosas epístolas, y Cirilo de Alejandría, quien presidió el concilio de Efeso, combatiendo con sus obras la herejía nestoriana.

La música paleocristiana.
Los cristianos tomaron de la religión judía el empleo del canto en sus ceremonias religiosas. Los salmos y oraciones eran cantados como si fuese un parlamento. Esta forma melódica llamada “Cantilación”, es la forma más antigua de adaptación musical a un texto. En esa época la música cristiana no tuvo grandes cambios; el más notorio de ellos fue la introducción de una nueva forma de entonar los textos, implementada por un monje llamado Alcuino, que consistía en el cambio del tono acompañado de una diferente cadencia al entonar las oraciones o salmos. Durante casi un milenio fue utilizado este modelo de oración, hasta que apareció la música escrita.
San Agustín, en sus “Confesiones” comenta respecto al canto y la música religiosa: “...Mi madre, vuestra fiel sierva, a quien tocaba la mayor parte del cuidado y consternación que padecían los fieles, era la primera en concurrir también a aquellas vigilias que celebraban, de modo que no vivía sino de sus oraciones. Yo, que todavía estaba frío en la devoción, y falto del calor y fervor de vuestro espíritu, no dejaba de conmoverme con el susto y turbación que padecía toda la ciudad. Entonces fue cuando se estableció que cantasen los fieles himnos y salmos, según se acostumbraba ya en las iglesias de Oriente, para entretener y divertir el tedio y la tristeza que pudiera acabar de sobrecoger al pueblo; y desde entonces hasta el día de hoy se ha continuado este piadoso ejercicio, que han adoptado ya casi todas las iglesias del universo, siguiendo el ejemplo de la de Milán”.
Fue también San Agustín quien escribió el primer tratado conocido sobre música religiosa. Se desconoce la forma melódica de la salmodia, es decir de la forma en cómo eran entonados los salmos, aunque si son conocidos los versículos que eran cantados con una misma melodía o aquellos que su cántico se alternaba entre dos grupos, así como también los que debían contener una alabanza final por parte de los fieles.
El “canto responsorial”, que varía para cada fiesta litúrgica del año, se afirmó muy pronto, ya en el siglo II.
A principios del siglo III, de acuerdo a lo narrado por San Hipólito, los creyentes respondían al canto del diácono con un ¡Aleluya!
Los documentos del Concilio de Laodicea efectuado entre los años 343 y 381, hacen mención por vez primera al oficio del “cantor”, que desde el ambón cantaba una plegaria, misma que era contestada por los asistentes.
A finales del siglo VII, aparecen en Occidente los coros de las iglesias o schola.

FUENTES.
Fuentes en CS 1 UD 16. ROMA ANTIGUA.* El motivo es que muchas referencias son compartidas. [https://iessonferrerdgh1e07.blogspot.com/2014/02/cs-1-ud-16-roma-antigua.html]