España. Dosier: Los incendios forestales y la gestión forestal.
Análisis y opiniones.
El editorial Luchar contra el fuego
[“El País” (7-VII-2019)] apunta la gravedad del problema de los incendios forestales en España y las soluciones aconsejables:
‹‹Los incendios forestales han alcanzado una nueva categoría: son cada
vez más extensos y voraces. Alentada por una prolongada ola de calor y el
fuerte viento, la virulencia del fuego se ha dejado sentir durante los últimos
días de junio en varias zonas del territorio español, especialmente en la
Ribera d'Ebre, donde ha devorado más de 6.000 hectáreas. Ha sido este el primer
gran incendio de la temporada estival y las previsiones no son halagüeñas. El
cambio climático, la despoblación rural y la transformación socioeconómica
favorecen la acumulación de grandes cantidades de biomasa inflamable, un óptimo
combustible para que un fuego —intencionado o fortuito— se convierta en un megaincendio.
La prevención, que pasa por una gestión sostenida de los bosques, es la mejor
herramienta para que España no se convierta cada verano en un polvorín.
La sociedad y las Administraciones se enfrentan a la llamada “sexta
generación” de incendios, caracterizada por la enorme velocidad a la que se
propagan las llamas. Comunidades autónomas y Ayuntamientos —incluso aquellos
ubicados en zonas de alto riesgo— no siempre cuentan con planes específicos
para combatir los siniestros, como ha puesto de relieve la Fiscalía
especializada en medio ambiente y urbanismo. Además de voluntad política, es
preciso destinar los necesarios recursos económicos para mantener limpios
matorrales y bosques y evitar que España ostente el triste récord de ser el
segundo país del Mediterráneo con más hectáreas calcinadas (alrededor de
100.000 al año). Convendría alterar la ecuación para poder emplear más fondos
en la prevención y, por consiguiente, menos en la extinción.
La gestión del territorio y la creación de infraestructuras para que los
bosques sean menos vulnerables son medidas inexcusables ante la amenaza de los
megaincendios. Una política forestal conjunta, que aúne los esfuerzos en el
ámbito local, autonómico y estatal, permitirá abordar con mayor éxito estas
crisis medioambientales.››
‹‹La
situación de emergencia climática en la que nos encontramos tiene como una de
sus consecuencias condiciones meteorológicas que favorecen la proliferación de
incendios y el aumento de su gravedad. Y la situación de nuestros bosques tiene
como una de sus consecuencias un escenario muy propicio para la propagación de
grandes incendios.
Hay que actuar decididamente en diferentes ámbitos.
Necesitamos políticas de mitigación sobre el territorio para responder
urgentemente a los incendios y sus consecuencias hoy. Los bosques no pueden ser
materia combustible a la espera de arder. Deben ser espacios de vida, como en
épocas anteriores pudieron ser, que contribuyen a su sostenibilidad. Los
bosques resistirán mejor a los fuegos si son espacios en los que conviven
agricultura, pasturas, cultivos diversos, árboles de diferentes edades y
condiciones…
Hay que actuar decididamente sobre las emisiones
contaminantes que agravan las crisis climáticas. Sabemos que la manera de
controlar el aumento de temperaturas, causantes de incendios y del aumento de
los fenómenos meteorológicos extremos, es la reducción de emisiones. Lo reclama
insistentemente la ONU, el Panel Internacional de Investigadores del Cambio
Climático (IPCC), el movimiento ecologista... Pero no lo estamos haciendo. Y
hay quien insiste en que es normal que en verano haga calor y tengamos
incendios. Claro que es habitual en zonas mediterráneas, pero los récords que
no dejamos de batir son una evidencia incontestable de que no se puede
considerar normal lo que estamos viviendo.
La expresión “los incendios se apagan en invierno”
apelaba a nuestras dificultades para avanzarnos a los acontecimientos que
sabemos que ocurrirán, que sabemos que pueden ser resueltos antes de que acaben
en desastre. Hoy esa apelación continúa siendo urgente, pero hay que saber que
ya no bastará lo que hagamos el próximo invierno. Hay que actuar desde ya
pensando en las próximas décadas.››
Patricia Ortega resume en Los incendios se apagan en invierno
[“El País” (28-VI-2022) / https://elpais.com/espana/2022-06-28/estamos-preparados-para-los-incendios-que-vienen.html] que al comienzo del verano de 2022 la superficie quemada es ya de 52.000 hectáreas, el doble que el año pasado. La prevención es la gran asignatura pendiente. la necesidad de prevenir en invierno para que no haya incendios forestales
catastróficos en verano:
‹‹Mientras empezaba a
arder la Sierra de la Culebra (Zamora) el pasado día 15 de junio [2022], en
plena ola de calor y después de que presuntamente un rayo de una tormenta seca
prendiese la primera llama, en la aplicación del móvil “Incendios Castilla y
León” —que gestiona la Junta de Castilla y León— podía leerse: “Época de
peligro medio. Sin alertas”. Lo mismo ponía tres días más tarde, cuando el
fuego había calcinado ya 25.000 hectáreas de monte, acercándose
peligrosamente a una veintena de poblaciones en las que más de 1.250 personas
fueron desalojadas de sus casas. Finalmente han sido 30.000 [30.800] las
hectáreas quemadas. El pasado jueves seguían ardiendo algunas zonas acotadas y
el mensaje en la aplicación de la Junta era el mismo.
Sumadas a las
extensiones de los recientes incendios de Málaga, Navarra, Aragón y Cataluña,
van 51.957 hectáreas arrasadas por el fuego, según los datos de Protección
Civil: más del doble de la extensión quemada en el mismo periodo del año
pasado, y el verano no ha hecho más que empezar. Los expertos en la lucha
contra los incendios aseguran que es un asunto “extremadamente complejo” en el
que intervienen factores medioambientales, de seguridad, de distribución de la
población (cómo ocupamos el territorio), de política forestal con repoblaciones
de especies, y de formación y educación (campañas de concienciación ciudadana).
Por tanto, “no tiene una solución fácil”.
No obstante, las
normativas “más restrictivas” —aunque cada comunidad autónoma establece la suya
porque las competencias medioambientales están transferidas— han ayudado en el
control: “En Madrid, por ejemplo, se prohibieron las barbacoas en el monte hace
años”, recuerda la sargento Gema Armero, del Seprona, servicio de protección de
la Naturaleza de la Guardia Civil, con 2.000 agentes encargados de hacer
cumplir esas normativas.
Las nuevas
tecnologías junto a la inteligencia artificial, como el sistema Arbaria,
pionero de alerta temprana que permite la predicción de incendios forestales
mediante técnicas de big data; o el sistema Copernicus, que
facilita vía satélite información geoespacial puntual y precisa; o las
predicciones de la Aemet, “permiten anticiparse y redistribuir efectivos y
medios en los lugares donde se prevé un mayor riesgo”, asegura Armero.
El último censo del
Seprona, tras las campañas territoriales de control, incluye 621 zonas de
riesgo alto de incendio en España: “Zonas recreativas (donde hay actividad
humana el riesgo es siempre alto), vertederos (sobre todo ilegales), líneas de
tendido eléctrico (cortocircuitos, subidas o bajadas de tensión), y espacios de
acumulación de biomasa no retirada (como consecuencia de la tormenta
Filomena)”, enumera, sin concretar donde se ubican esos sitios.
Los expertos en la
materia coinciden, eso sí, en un aspecto: “Los incendios forestales empiezan a
apagarse en invierno”. Y recuerdan que “es inútil considerar que el “riesgo
alto” comienza en el mes de julio y, en consecuencia, no contratar los
refuerzos de los servicios de bomberos hasta ese mes, como ha ocurrido ahora en
Castilla y León”. O como ocurrió en el incendio de Sierra Bermeja (Málaga) el
año pasado [2021], que arrasó 10.000 hectáreas, desalojó a 3.000 vecinos, y se
extendió durante 46 días en una lucha contra las llamas en la que murió un
bombero del Infoca.
Entonces, cuando el
humo se desvanece, y los bosques son ya cenizas, quedan al descubierto las
desnudeces de los planes de prevención (de los 8.000 municipios españoles solo
1.800 cuentan con planes de protección civil) y aparecen los conflictos
laborales latentes, como los que han salido a la luz ahora en Castilla y León,
donde el pasado miércoles los bomberos se concentraron frente al Parlamento de
la Junta exigiendo dimisiones por la mala gestión y mejores condiciones
laborales. O como pasaba en Málaga, donde acampaban delante del Palacio de San
Telmo por un empleo estable, ya que solo se les contrata de junio a octubre.
El último siniestro
de Zamora es una buena muestra de cómo han variado los incendios en los últimos
decenios y evidencia algunos de los peligros que suponen. “Son cada vez más
amenazantes, al acercarse más a las poblaciones”, según los expertos del
Seprona y de Protección Civil, responsable de la gestión de emergencias y
dependiente también del Ministerio del Interior.
Lo ocurrido en la
Sierra de la Culebra ha dejado ver también lo envejecida y sola que está la
llamada España vaciada, ya que los habitantes de esas poblaciones desalojadas
eran en su mayor parte personas mayores. Ha mostrado el abandono del campo,
donde ya no pastan los animales y la yerba seca crece por doquier; y donde se
repuebla con especies no autóctonas: “Todos los pinos han ardido, pero los
castaños están casi intactos”, comenta un lugareño. “En el pinar no viven
animales, debajo del pino no crece nada”, añade.
“Podemos llenar el cielo de hidroaviones, pero
si no somos capaces de hacer de la naturaleza una aliada, de vivir en ella, de
ella y con ella, de integrarla en el ciclo económico como siempre estuvo, va a
ser muy difícil”, advierte Leonardo Marcos, director de Protección Civil. “Del
mismo modo que si seguimos fijándonos solo en el incendio, en lo que se ve, y
no en lo que no vemos, nos estaremos equivocando”, señala. “Somos muy buenos en
extinción, de los mejores de Europa, esa es la parte vistosa de la
intervención, pero es mucho más importante la prevención y la anticipación”,
agrega.
“Invertir en el cuidado y mantenimiento de los
bosques durante todo el año es ya vital”, según los expertos, y va mucho más
allá de conflictos laborales, ya que tiene que ver con cómo está organizada la
sociedad, concentrada en grandes urbes “y que ha convertido el monte en una
suerte de parque temático”, señalan, haciendo hincapié en que cuidar el monte
es también fijar a la población en ese territorio.
“No tenemos aún un
sistema que nos permita calcular cuánto cuesta un incendio con todos sus
parámetros y variables”, dice Marcos, “pero seguro que será mucho mayor ese
coste que el de mantener contratados los servicios de bomberos y forestales 12
meses del año”.››
Un resumen.
Los expertos consideran la serie histórica iniciada en 1968 y explican que los incendios se apagan hoy antes porque han mejorado mucho los medios de actuación (se han triplicado entre 1990 y 2020), pero son cada vez más peligrosos, debido a factores como el abandono de la ganadería de monte y del uso de la leña. Hay la paradoja de que apagar tantos fuegos pequeños, “más dóciles”, favorece que aumenten los fuegos grandes porque aumenta la masa forestal en peligro. Los megaincendios no deben contarse solo por el número de hectáreas quemadas sino también por indicadores como la velocidad de expansión, la intensidad de kilovatios metro, etc. La mejor política: más prevención y gestión forestal (mejorar las vías de acceso, más medios humanos y técnicos, promover diferentes especies arbóreas adaptadas al medio), combatir el abandono rural con más medios de vida para agricultores y pastores, establecer usos agrarios en forma de mosaico (alternar cultivos, pastos y bosques), favorecer la ganadería extensiva…
FUENTES.
Internet.
Documentales / Vídeos.
Reportajes y fotoensayos.
Flores, David (fotos). Los árboles se visten de negro. “El País” Semanal 2.128 (9-VII-2017). Fotoensayo sobre los paisajes incendiados de España.
Noticias.
Orden cronológico.
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bosques? “El País” (25-VIII-2012) 23-24. Una aproximación científica a
la gestión forestal.
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forestales de 2013 se han producido en julio. “El País” (12-VIII-2013) 18.
Del Álamo, Carlos. Los montes siguen
sin atención. “El País” (12-VIII-2013) 18.
Tobella, Alba. La superficie forestal
quemada cae al menor nivel del último medio siglo. “El País” (20-VIII-2013)
13. Se debe a una primavera húmeda y un verano sin olas de calor que solo se
hayan quemado 25.000 hectáreas hasta agosto, mientras que en 2012 ardieron
199.000.
García, David. Un almacén de basura
debajo de los árboles. “El País” (19-IV-2014) 30-31. Los suelos de los
bosques españoles acumulan el carbono de 29 años de emisiones. Hay que mejorar
la gestión de los bosques.
Rico, Javier. Tomar conciencia de los
árboles. “El País” Extra Día del Medio Ambiente (5-VI-2015) 2-3.
Mora, Antonio J. Los rastreadores de
fuegos. “El País” (17-VII-2016). El 15% de los incendios causados por
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Planelles, M. Una ‘operación rescate’
para Doñana. “El País” (17-IX-2017). La restauración después del gran
incendio.
Planelles, M. La amenaza de los
superincendios. “El País” (17-IX-2017). Los 21 mayores incendios de 2017 en
España quemaron la mitad de la superficie quemada total.
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problema forestal: tras los grandes incendios, el bosque nunca vuelve. “El
Confidencial” (1-II-2018). La costumbre tradicional tras un fuego es permitir
que los bosques se regeneren de forma natural, pero los datos muestran que
puede ser hora de replantearse esta estrategia, porque lo que aparece es un
bosque poco denso, matorralizado, que amenaza convertirse en desierto debido al
cambio climático.
Ferrero, Berta; Barroso, F. J. El
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incendio de Almonaster la Real (Huelva) ha quemado entre 12.000 y 14.000
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del cambio climático, y de haber sembrado plantaciones de eucaliptos, hoy sin
explotar por la caída del precio de la madera.
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Dentro de poco los incendios serán mucho más frecuentes y extensos en todo el
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“El País” (17-VII-2022).
Editorial. Incendios en marzo. “El País” (31-III-2023). Una oleada de fuegos
forestales ya en la primavera avisa de que puede ser un año catastrófico por la
evidente emergencia climática. Es urgente mejorar la prevención y los medios
asignados.
García Hernández, Alejandro. ‘Pastorear’
los incendios forestales. “El País” (13-VIII-2017). Critica la ineficaz
política española de prevención de incendios forestales: cuantos más fuegos
pequeños se extinguen más se favorecen los grandes.
Álvarez, C. Jesús Garzón / Naturalista. “Donde hay pastores no hay incendios y, si
los hay, se controlan rápidamente”. “El País” (18-VII-2022). Un rebaño de
1.000 ovejas consume de cuatro a toneladas de hierba cada día, limpia la
maleza, hace cortafuegos… Y los pastores reaccionan de inmediato a los
incendios. Entre 2010 y 2020 se han perdido en España 10 millones de ovejas y y
de cabras, con 20.000 puestos de trabajo, que eran gente que conocía y cuidaba
el terreno. Hay que reivindicar el pastoreo como un factor fundamental para la
prevención de los incendios y el cambio climático, y para una producción
agraria sostenible.
Ortega, P. Leonardo Marcos / Director general de Protección Civil. “Esto no va a parar, es una evidencia del cambio climático”. “El País” (16-VII-2022). Una ola de calor precipita una avalancha de incendios forestales.
Medina, Miguel Ángel. El calor, la sequía y el viento avivan los fuegos primaverales. “El País” (1-IV-2023).
Ortega,
P. La España quemada: 250.000
hectáreas arrasadas por 45 grandes incendios. “El País” (22-VIII-2022). Un
resumen de las catástrofes del verano, con mapas y gráficos.
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