INTRODUCCIÓN.
1. CIUDAD Y TERRITORIO: IDEAS BÁSICAS.
1.1. LAS CIUDADES Y EL TERRITORIO.
1.2. EL CONCEPTO DE SISTEMA: APLICACIÓN A LAS CIUDADES DEL TERRITORIO.
1.3. LA URBANIZACIÓN DEL TERRITORIO.
2. TEORÍAS DE ASENTAMIENTOS.
2.1. LA TEORÍA DE LOS LUGARES CENTRALES.
2.2. LA TEORÍA DE BASE ECONÓMICA.
2.3. LA TEORÍA DE LOS CENTROS DE CRECIMIENTO.
2.4. LA TEORÍA CENTRO/PERIFERIA.
3. CIUDAD Y TERRITORIO: LUGARES CENTRALES Y ÁREAS DE INFLUENCIA.
3.1. EL GRADO DE CENTRALIDAD DE LOS ASENTAMIENTOS.
3.2. LA DELIMITACIÓN DE LAS ÁREAS DE INFLUENCIA.
4. LA MORFOLOGÍA DE LAS REDES URBANAS.
4.1. MORFOLOGÍAS TEORÉTICAS.
4.2. MORFOLOGÍAS DESCRIPTIVAS.
5. LAS RELACIONES EN LOS SISTEMAS URBANOS.
5.1. LA DISTRIBUCIÓN DE TAMAÑOS.
5.2. TAMAÑO Y FUNCIÓN.
5.3. CLASIFICACIÓN FUNCIONAL.
5.4. LAS RELACIONES DINÁMICAS: LOS FLUJOS INTERURBANOS.
6. ¿UNA NUEVA SOCIEDAD URBANA?
1. CIUDAD Y TERRITORIO: IDEAS BÁSICAS.
1.1. LAS CIUDADES Y EL TERRITORIO.
Estudiamos aquí la ciudad en su relación con su territorio, a través de la red urbana interrelacionada que define el territorio en el que influye.
Córdoba y su territorio.
Hay una relación diacrónica entre ciudad y territorio, primero como oposición (desde la Antigüedad) y dominación de la primera sobre el segundo, que perdura hasta la misma actualidad, en la que el territorio asume unas funciones crecientemente urbanas, pues el modo de vida urbano se ha extendido a casi toda la sociedad -hay actualmente en los países desarrollados un proceso de descentralización masiva-. La distinción entre ciudad y territorio es ahora morfológica, más que funcional o cultural.
La relación ciudad-territorio es un tema esencial. Así, para Northam (1975) los temas básicos de estudio de la Geografía Urbana se determinan por la interrelación lugar-población, y son: 1) relaciones entre la ciudad y su población (distribución de la población), 2) relación entre diferentes ciudades (disposición geométrica de las ciudades en su territorio), 3) relaciones entre las poblaciones de diferentes ciudades (comparación de las características de varias poblaciones), 4) relaciones en la ciudad o en su población (usos del suelo).
Según P. George (1969), para que exista una red urbana es preciso que tengan lugar un cierto número de interrelaciones y que estas generen a su vez lazos funcionales permanentes entre los diversos asentamientos urbanos y entre estos y el medio rural. Sin el criterio de funcionalidad no hay sistema urbano.
1.2. EL CONCEPTO DE SISTEMA: APLICACIÓN A LAS CIUDADES DEL TERRITORIO.
Un sistema se define por la relación integral entre todos sus elementos. Se entiende el sistema urbano como un conjunto de elementos (ciudades) dotados de propiedades, atributos o valores (características urbanas) diferentes u homogéneos, en mutua relación. En el mismo sentido, Estébanez (1983) considera la ciudad como un "sistema intraurbano" que constituye un elemento del "sistema interurbano" (red o conjunto de ciudades que se relacionan entre sí). El sistema urbano es siempre diacrónico: varía en el tiempo y el espacio.
P. Gould (1969) considera al «sistema urbano como protagonista del desarrollo», al configurarse como ciudad-región (Dickinson, 1961). En todo caso, en el Primer Mundo la red urbana desarrollada (con nodos estructurados y equilibrados alrededor de la ciudad central) conlleva un territorio desarrollado, en el cual hay múltiples relaciones urbanas: demografía, comercio, mano de obra, tecnología, capital, información, cultura...
1.3. LA URBANIZACIÓN DEL TERRITORIO.
Los factores de la urbanización.
Los factores de la urbanización son muy variados: demográficos, económicos, políticos, físicos, de dimensión del territorio, infraestructuras, etc.
1) Demográficos. El crecimiento urbano se debe, en parte, al aumento de la población urbana provocado por la suma del crecimiento natural y de la inmigración.
2. Económicos. Actúan decisivamente la industrialización y la terciarización, favorecidas por el desarrollo del transporte. En este sentido es evidente que hay una estrecha relación entre mayor desarrollo económico y mayor urbanización en el territorio. Por otra parte, no hemos de olvidar que en los países subdesarrollados las megaurbes (capitales) viven una enorme expansión, pero que esta no es una urbanización estructurada y equilibrada del territorio.
3. Políticos. La organización y la decisión político-administrativa permiten crear ex novo nuevas ciudades y la colonización del territorio virgen, con una planificación jerárquica de la ocupación espacial y de los flujos humanos. Pueden distinguirse históricamente dos tipos de políticas: centralistas (que fomentan las ciudades centrales) y descentralizadoras (que fomentan un equilibrio entre las ciudades, y en especial las relaciones entre ciudades de segundo nivel). En los recientes países descolonizados del Tercer Mundo las ciudades, según la tesis de Sjoberg, se dividen en indígenas, coloniales y nuevas ciudades, y en los dos últimos casos se trata de creaciones políticas.
4. Físicos. El relieve, clima, suelo, hidrología, vegetación, etc, determinan en parte la estructura urbana: p.e. las zonas climáticas agradables, los ríos navegables y las llanuras con buenos suelos la fomentan e integran, mientras que las montañas la interrumpen y dividen.
5. La dimensión del territorio. Es usual que a menor espacio haya más concentración en pocos núcleos jerárquicamente organizados, mientras que espacios muy grandes permiten una mayor variedad de tipos de ciudades, en distintos niveles, aunque los otros factores pueden alterar esta tendencia.
6. Las infraestructuras. Las infraestructuras de comunicaciones son indispensables para organizar el territorio, de modo que hay una estrecha relación entre su densidad y la urbanización. Generalmente las ciudades se concentran en los puntos de ruptura de carga (puertos, nudos de ferrocarriles, etc.).
Para Johnson (1974) hay cuatro factores de localización de las ciudades: 1) que sean accesibles para su entorno, 2) que, si su función es comunicar la región con el exterior, se sitúen cerca de las grandes vías de comunicación, 3) que tengan recursos físicos, 4) cualquier factor de azar o decisión humana.
Urbanización.
La tendencia de la urbanización es un aumento sostenido de la población urbana. En los países desarrollados la curva de crecimiento toma la forma de una suave S ascendente. P.e. en EE UU en 1800 la población urbana era el 5%, en 1970 el 70% y en el 2000 lo será más del 80% del total. No ha sido este un aumento constante, sino con altibajos en la curva de urbanización: un ligero aumento en la primera mitad del siglo XIX y un fuerte aumento en la segunda mitad del siglo XIX gracias, sobre todo, al éxodo rural (el crecimiento natural era secundario, debido a la baja natalidad y la alta mortalidad causadas por las malas condiciones de vida), para volver a un lento aminoramiento de la intensidad a lo largo del siglo XX (pero siempre con crecimiento absoluto).
En los países subdesarrollados, en cambio, el gran crecimiento se ha atrasado hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando se juntaron la migración campo-ciudad y, sobre todo, el crecimiento natural. Este crecimiento natural (por unas mejores condiciones de vida) es un signo distintivo de estos países, respecto al grupo anterior.
¿Por qué crecen las ciudades actuales?
Peter Haggett.
Los factores son múltiples, aparte del crecimiento natural de la población urbana. Peter Haggett (1983) considera una clasificación en factores de presión y de atracción.
Factores de presión son los que causan el abandono del campo:
1) La tierra es un recurso fijo que está sujeto a rendimientos decrecientes a más mano de obra (el círculo vicioso rural de alta natalidad, masificación, minifundio, pobreza). Es el factor más importante en los países subdesarrollados.
2) La tecnología, en una etapa más reciente, ha incrementado la productividad, permitiendo la migración del excedente de mano de obra.
3) La gente tiene más exigencias de calidad de vida, según un modo de vida urbano, por lo que vivir en la ciudad tiene más prestigio social.
4) Los precios relativamente bajos e inestables de los productos agrícolas, con una excesiva elasticidad a la baja de los precios y reducción relativa dentro de la bolsa de compra familiar del consumo de productos agrícolas, de forma que los ingresos anuales son más aleatorios que en los empleos urbanos. Estos precios agrícolas desequilibrados respecto a los industriales explican la gravosa política de subvenciones de los países desarrollados a su agricultura. Por ello, este es el factor más importante del éxodo rural en estos países desarrollados.
Factores de atracción son los que atraen a la ciudad:
1) Economías de aglomeración, debido a las economías de escala conseguidas con la concentración de redes de comunicación, mano de obra, mercados de consumo, capital, tecnología, información, especialización, etc. Pero hay problemas de sobredimensión de las ciudades, de costos excesivos por transporte, contaminación, servicios sociales...
2) Multiplicadores urbanos: básicos y no básicos. Es el llamado fenómeno de la base exportadora de la ciudad, ya que esta produce más bienes de los que consume, para un mercado exterior a ella. De hecho, las ciudades tienen una invisible balanza de importación/exportación de bienes y servicios. Se distingue entre actividades básicas y no básicas. Las primeras son las que se producen para la venta al exterior (p.e. los aviones Boeing, en Seatle), las segundas son las que se dedican al mercado interior de la ciudad (p.e. el pan). La proporción de la base económica urbana describe la proporción de población urbana total que se dedica a actividades de exportación (básicas). Así, un coeficiente de 1:6 significa que en una ciudad de 60.000 habitantes hay 10.000 empleos en el sector de exportación. Simplificando, un aumento de 1 empleo básico supone un aumento residencial de 4 residentes (la familia), y 10 nuevos residentes crean 1 empleo terciario, por lo que se puede crear un proceso continuo de crecimiento. Según el modelo de efecto "dominó" de Lowry, 100 puestos de trabajo en el sector secundario conllevan un aumento de 67 puestos de trabajo en el sector terciario así como de 667 residentes. Haggett resume: «La tasa de puestos de trabajo en los sectores de exportación de una ciudad con respecto a su población total es la proporción de la base económica urbana. Un aumento del empleo en el sector de exportación conlleva un consiguiente crecimiento en los sectores de servicios y residencial».
2. TEORÍAS DE ASENTAMIENTOS.
2.1. LA TEORÍA DE LOS LUGARES CENTRALES.
Christaller y, más tarde, Lösch, lanzaron sus teorías explicativas de los lugares centrales, unas leyes que permitirían, en principio, prever la distribución de los asentamientos urbanos en el espacio, así como su número y su tamaño.
La teoría de Christaller.
El geógrafo alemán Walter Christaller (Berneck, Baden-Wurtemberg, 1893 - Königstein, Baviera, 1969) incorporó a la geografía las investigaciones del economista Von Thünen sobre la localización agraria, de Alfred Weber sobre la localización industrial, y su compendio por Engländer. Estudió las leyes que rigen la distribución de las ciudades meridionales de Alemania en su primera obra, Die zentralen Orte in Süddeutschland (Los lugares centrales en el sur de Alemania, 1933) y abrió una nueva línea de investigación: la localización, número y tamaño de las ciudades podían deducirse a partir de las funciones urbanas. Sus ideas no tuvieron repercusión hasta que fueron traducidas al inglés en EE UU. Escribió también Das Grundgerüst der räumlichen Ordnung in Europa: Die Systeme der europäischen zentralen Orte (La estructura básica de la ordenación del espacio en Europa: el sistema de lugares centrales europeos, 1950) y Some considerations of Tourism Location in Europe (1964).
Su teoría supuso una innovación esencial en la Geografía moderna, como precedente de la Nueva Geografía cuantitativista. Su mayor aportación fue metodológica, al seguir el método deductivo, pues partía a priori de una hipótesis y luego observaba si los hechos se correspondían o no con la teoría establecida, rompiendo así con el método tradicional seguido en Geografía, inductivo, que partía primero del análisis de los hechos para a posteriori elaborar leyes.
Elabora una teoría neopositivista (analiza y descubre regularidades en el territorio, crea modelos teóricos explicativos de la realidad), racionalista (la explicación es puramente teórica), economicista (la causalidad es económica), terciarista (el factor fundamental es el mercado), una Física Social (pues emplea leyes de la física para las Ciencias Sociales). Christaller no creó de inmediato una escuela (de hecho nunca fue profesor universitario) hasta que en los años 40 (Ullman aplicó sus teorías en EE UU en 1941, A theory of location for cities) y sobre todo en los 50 la Geografía cuantitativa empleó métodos matemáticos para estudiar las ciudades anteriores y posteriores de la posguerra, y, sobre todo, desde que fue traducido por Baskin al inglés (Central Places in Southern Germany, 1966). Su influencia fue eminente en Lösch, Beckmann y, sobre todo, en Berry y Garrison (1958).
En su libro la gran cuestión es: ¿existen leyes que puedan determinar el número, el tamaño y la distribución de las ciudades? O más específicamente aun: ¿por qué las ciudades se localizan en unos puntos y no en otros?
Como respuesta, otorga a los factores económicos la máxima importancia. Fundamenta su modelo en la causalidad económica: la relación de la distancia con el encarecimiento de los productos. Esto exige que el espacio urbano sea un espacio isotrópico, homogéneo en relieve, recursos naturales, densidad y distribución de la población y red de transportes. La ciudad (el lugar central) tiene la función de suministrar bienes y servicios; en ella a mayor tamaño del núcleo hay más especialización funcional, así como a menor distancia entre los núcleos también hay más especialización funcional.
Los fundamentos y antecedentes teóricos de Christaller.
El modelo de Christaller se relaciona con la teoría descriptiva de Johann Von Thünen (El Estado aislado, 1826). También sigue la tesis de localización industrial de Alfred Weber (1909), profesor de Christaller. Ambas son teorías económicas más que geográficas y Engländer les dio un marco común, analizando la relación entre la distancia y los precios, aunque fue Christaller el que les dio aplicación geográfica. Otras influencias son las de los locacionalistas alemanes Kohl, Gradman y Bobeck (1928).
Las anteriores teorías son empírico-racionalistas estrictas, que consideran que la realidad está determinada por factores materiales, no humanos. El primer modelo teórico lo presentó el economista Von Thunen (1826), que estudió la distribución espacial de los usos agrícolas según su distancia al mercado, para explicar el paisaje agrario alemán, determinado por los precios, que a su vez lo son por la localización de la actividad, su productividad, el transporte y el mercado.
El economista Alfred Weber (1909) excluyó los factores sociales y culturales, la historia y el hombre. Aisló los elementos de localización industrial, para poder medir su importancia relativa y mutuas dependencias. Los factores de localización industrial eran: costo de mano de obra, distancias, peso de las materias primas y de los productos finales. El cuantitavista A. Predohl acentuó aun más que Weber el método de sustitución, con resultados más matemáticos y precisos.
Se critica a las teorías economicistas porque no existen los espacios isotrópicos sobre los que efectúan sus análisis teóricos, ni el hombre es puramente un homo oeconomicus, ni la información ni la competencia son perfectas, ni el transporte es uniforme, etc. Es por ello que no se realizan en la práctica sus teorías de que los sujetos (las familias, comercios o industrias) luchen mediante los precios por ocupar el centro de la ciudad (el lugar más accesible y rentable en estas teorías). Una teoría empírico-racionalista más moderada (McKenzie y Park) sostiene que también influyen los factores sociales y culturales. Engländer opinaba que estos factores participan en la localización a través del sistema de cambios, la organización de la producción y la estructura de la población.
La teoría y los conceptos básicos de Christaller.
Hay unos conceptos básicos en la teoría de Christaller: centralidad, lugar central, isotropía, área de mercado, área de influencia, distribución espacial de los núcleos, etc. Los conceptos de alcance y umbral han sido elaborados más en profundidad por otros autores, como Berry.
En la teoría de Christaller la ciudad se define esencialmente por su función y la función específica de la ciudad es ser un "lugar central", un centro abastecedor de bienes y servicios a la población existente en el núcleo y en la región por él organizada.
La centralidad es el grado en que una ciudad sirve a su área circundante, y puede ser medida a través de los bienes y servicios ofrecidos. De una ponderación cuantitativa y cualitativa de esa centralidad surgirá la jerarquización de los núcleos urbanos.
La ciudad es un lugar central y no son los factores geográficos los que originan las ciudades, sino la existencia de una población a la que hay que abastecer de bienes y servicios. Se utiliza el término de "lugar central" ya que, para llevar a cabo este cometido eficientemente, la ciudad debe localizarse en el centro de su área de influencia. La centralidad de una ciudad determina el grado o categoría de la misma considerada como centro proveedor de bienes y servicios.
Los lugares centrales son los núcleos de población que ofrecen bienes y servicios especializados en un área mucho más amplia que la propia de la ciudad, creando un espacio isomórfico, con una red urbana jerárquica y geométricamente regular, con un entramado geométrico de hexágonos en serie (a cada ciudad central le corresponden seis núcleos menores y así sucesivamente).
Existe una jerarquía de lugares centrales, en la que los centros más grandes son los que ofrecen bienes y servicios más especializados. Hay una gradación de especialización funcional pues los lugares centrales se ordenan jerárquicamente en el espacio, de acuerdo a su especialización funcional, de menos a más especialización. El máximo escalón tiene todas sus funciones propias para su uso interno más las que corresponden al escalón inferior en jerarquía. Las ciudades de tamaño y nivel de especialización similar se distribuyen uniformemente dominando cada una su espacio hexagonal.
La jerarquía de lugares centrales presenta un conjunto de categorías: no existe una gradación progresiva entre unos centros y otros, sino que aparecen «escalones» que separan categorías distintas. Los lugares centrales de una misma categoría ofrecen igual número de bienes y servicios, tienen las mismas funciones centrales.
La población de cada centro es proporcional al número de funciones centrales que éste posee. Es lo que más tarde se llamará la regla rango-tamaño. Como las funciones aparecen de forma discontinua, también existen «escalones» entre la población de unos centros y de otros de distinta categoría.
Por lo tanto, un lugar central de grado superior posee todos los bienes y servicios de los centros de categoría inferior, más otros que le son propios a su categoría. Por lo tanto, los lugares centrales de mayor rango ofrecen más productos, disponen de más establecimientos comerciales y servicios, tienen censos de población mayores y áreas de influencia más extensas (en términos de superficie o población) y son menos abundantes en número que los lugares centrales de rango inferior (p.e. la capital regional poseería todas los servicios educativos de grado inferior ‑escuela, instituto‑ más otros propio de su categoría ‑la universidad‑).
Los lugares centrales son, pues, mercados que reciben los productos de la región rural circundante y sirven a la población de bienes y servicios. Los bienes y servicios se denominan "centrales" porque exigen una concentración en un lugar. En general, los bienes y servicios de uso diario están próximos al lugar de residencia del consumidor, mientras que los de uso menos frecuente se encuentran más alejados. Por lo tanto, podemos decir que hay diferentes tipos de bienes y servicios centrales y que cuanto más necesario sea su uso, estos se darán con mayor ubicuidad. La razón de esto es que los bienes y servicios de uso frecuente suelen ser poco costosos y requieren pocos consumidores (porque son muy regulares en sus compras) para su mantenimiento, mientras que los de uso menos frecuente suelen ser más costosos y exigen un número mayor de consumidores (ya que son ocasionales en sus compras).
Los bienes y servicios más especializados son los que tienen un área de influencia mayor, de manera que se produce una superposición de áreas de influencia de distinta extensión. Ello se debe precisamente a que ese tipo de bienes y servicios son los que aparecen en menos centros, por lo que la población se ve obligada a recorrer mayores distancias para abastecerse de ellos. Cuanto mayor es la especializacion de un bien o servicio, más escasos son los lugares donde éste aparece ofertada. Así, la universidad podría sólo aparecer en la capital regional, mientras que el instituto de enseñanza media se localizaría tanto en la cabecera de comarca (CC) como en la propia capital regional (CR).
Existe, por lo tanto, un número muy pequeño de lugares centrales de categoría superior (los que ofrecen bienes y servicios muy especializados) y una gran cantidad de centros de categoría inferior (con funciones menos especializadas).
El número de bienes y servicios centrales está determinado por dos fenómenos contradictorios: por una parte, los consumidores desean obtener un bien o un servicio lo más cerca posible de su residencia y con el mínimo esfuerzo. Pero por otra parte, los comercios o centros de servicios buscan obtener el máximo beneficio y el mayor número de clientes. Se trata, pues, de intereses encontrados y en la realidad se dan soluciones intermedias.
El alcance máximo (la distancia máxima en la que se produce un intercambio) es un límite en el que la demanda de bienes y servicios de un lugar central se hace nula, pasando ese espacio a depender de otro lugar central, y así se conforman hasta siete categorías distintas de lugares centrales, de mayor a menor. La explicación es que en un espacio isotrópico la única variable considerada e independiente es la distancia de transporte: a mayor distancia menor demanda, porque, para el consumidor, el costo de un bien o servicio resulta del precio del mismo, que es igual en todos los lugares centrales, más los gastos de desplazamiento. Los precios aumentan con la distancia de un modo uniforme, y conforme aumenta el precio disminuye la demanda, hasta tal punto que al superar un cierto umbral de distancia el precio aumenta tanto que hace imposible adquirir el bien o servicio en ese lugar central; la distancia es tan grande que la demanda es nula porque la totalidad de la renta se destina a recorrer la distancia. Este punto donde la demanda se hace nula se conoce como alcance máximo, y define el límite externo de ventas para cualquier tipo de bien o servicio central. Los servicios más especializados, en todo caso, tendrán un alcance máximo mayor.
El umbral es el número mínimo necesario de demandantes para permitir cubrir los costos básicos de la oferta de un bien o servicio concreto; de este modo garantiza cubrir los costos permanentes y necesarios para mantener la actividad. Cada empresario debe vender suficientes bienes o servicios para cubrir los gastos de funcionamiento de su comercio y obtener un cierto beneficio, porque sin un cierto volumen de ventas los gastos superan los beneficios y el comercio fracasa. El umbral ha de ser menor o igual al alcance máximo y los beneficios serán mayores cuanta mayor diferencia haya entre el umbral y el alcance. El umbral se representa gráficamente con un círculo alrededor del lugar central, cercano a este, mientras que el círculo del alcance máximo está más alejado.
Este umbral (el threshold de Berry, 1967), el número mínimo de consumidores necesario para sostener la actividad, es variable para cada bien o servicio. Cuanto más indispensables sean los bienes requeridos, menor será el número necesario mínimo de consumidores. Por ello los bienes y servicios centrales de uso frecuente no toleran transportes largos y costosos: son bienes de corto alcance (range en la terminología de Berry), p.e. los alimentos de consumo diario. Otros bienes o servicios centrales son menos necesarios y por ello los consumidores los requieren menos frecuentemente, son bienes de gran alcance y sólo se dan en centros de mayor importancia.
El área de mercado es el círculo conformado por los radios de los alcances máximos, y se obtiene aplicando los alcances con una representación bidimensional en un plano. Las áreas de mercado son diferentes para los distintos bienes y servicios, pues necesitan distintas clientelas. El área es distinta además para el mismo bien o servicio en lugares centrales de jerarquía distinta, pues los de mayor rango tienen una mayor variedad y mayor surtido de bienes y servicios, y, por tanto, los consumidores pueden realizar desplazamientos a ellos con múltiples propósitos: no sería rentable ir a ellos para adquirir un solo bien pero sí un conjunto mayor o más variado de bienes.
El área de mercado se equipara al concepto de área de influencia, que deriva de los lazos funcionales que se producen entre los asentamientos de población y su entorno territorial, y del carácter de dominación que tienen muchas de estas relaciones como consecuencia de la jerarquización de las actividades y, a través de ellas, de los núcleos. Las áreas de influencia son ámbitos territoriales que coinciden con los campos gravitatorios delimitados por los flujos.
¿Cómo se distribuyen los bienes o servicios sobre una región? Christaller parte del concepto de isotropía en un sentido muy amplio: una región llana, de fertilidad uniforme, de recursos naturales uniformemente repartidos, con una población distribuida por igual y del mismo poder adquisitivo, con una red de transporte semejante en todas las direcciones. Evidentemente, las áreas de mercado son circulares.
La distribución espacial de los núcleos en un espacio isotrópico, empero, no se desarrolla gráficamente en círculos, pues estos dejan intersticios sin relaciones, y no es óptima la yuxtaposición de las áreas, pues se forman zonas con múltiples disputas. La solución de Christaller es, gráficamente, trazar una bisectriz en esa zona de disputa, formando figuras (con líneas rectas) hexagonales (la forma más eficiente). Estos lugares centrales se disponen según una retícula triangular (si fuera cuadrada sus áreas comerciales circulares dejarían espacios sin abastecer o solaparían sus áreas de influencia).
Un lugar central de mayor tamaño incrementa el área de mercado (su hexágono es mayor) y un bien muy especializado también incrementa su área de mercado. Se configura así un hexágono enorme para la metrópoli, que incluirá en su seno hexágonos más pequeños para las ciudades de menor rango y así sucesivamente, en diversas escalas.
La relación entre los lugares de niveles distintos.
La relación entre el lugar central de nivel superior con los centros del nivel inmediatamente inferior se rige, según Christaller, por tres criterios o principios de organización: k=3, k=4, k=7, que se corresponden, respectivamente, al mercado, al transporte y a la administración.
La distribución espacial de centros de orden inferior presenta un patrón según la respectiva constante k (número proporcional de conexiones con lugares centrales superiores).
El principio de mercado. k=3. Este principio del mercado es el más común y el que más ha sido aceptado por los estudios posteriores. El individuo busca el menor desplazamiento posible a un centro superior. Este individuo se sitúa en un vértice, donde tiene tres centros superiores que le suministran (Christaller entiende que es el principio del mercado porque tiene más centros accesibles que los otros principios, lo que facilita las compras). Cada lugar central tiene seis centros inferiores, sumando 6 x 1/3 = 6/3 = 2. Al sumarse la población del propio lugar central (+ 1) resulta la K=3. Cada lugar central atiende, pues, al doble de la población de un lugar central inferior (un tercio de la población de los seis lugares de orden inferior que le rodean), más la suya propia. La relación es de lugares menores a superiores, 1, 3, 9, 27, 81, 243... Es decir tres pueblos para cada centro comarcal, tres centros comarcales para cada centro provincial, etc. Según la teoría, al pasar de un orden de servicios inferior a uno inmediatamente superior, se triplica la superficie del área comercial. P.e. si el bien central de menor categoría requiere un área comercial de 4 km2, el bien central de orden inmediato superior requerirá 12 km2 (La distancia mínima de 4 km se debe a que Christaller considera que se debe estar a lo más a una hora a pie del lugar central pequeño más próximo).
El número de lugares centrales sigue la misma proporción de k=3, y p.e. si hay 7 ciudades, habrá 14 villas y 42 pueblos.
Ciudades Villas Pueblos Total.
1º Orden: 7 Ciudades, Total 7.
2º Orden: 7 Ciudades, 14 Villas, Total 21.
3º Orden: 7 Ciudades, 14 Villas, 42 Pueblos, Total 63.
La distancia entre los lugares centrales está en función del tamaño: las ciudades están lejos entre sí, las villas más cerca y los pueblos mucho más cerca. La proporción que rige la distancia entre un lugar central y otros de orden inmediato superior es 1,733 (la raíz cuadrada de 3). P.e. si los pueblos están a 10 km de distancia, las villas lo estarán a 17,33 km (10 x 1,733) y las ciudades a 17.33 x 1,733.
El principio del transporte. k=4. La ruta de transporte pasa por la mediatriz. Los lugares se colocan en el centro de cada lado del hexágono, con comunicación con sólo dos lugares centrales. Así el lugar central se relaciona con 6 x 1/2 = 6/2 = 3, con lo que al sumar la propia, da k=4. Así son 4, 16, 64, 216... Este principio se aplica en los casos de las redes urbanas en los que los costos de transporte sean importantes.
El principio político-administrativo. k=7. Los lugares centrales se relacionan con siete lugares: él mismo y los seis lugares de orden inferior, interiores en el hexágono. 6 x 1/1 = 6/1 = 6, con lo que al sumar la propia, k=7. Así son 7, 49, 343... Naturalmente, los lugares secundarios están situados dentro del hexágono y no en su periferia, pues dependen necesariamente sólo del lugar central, sin poder acceder a otros centros, excepto al superior jerárquico de su propio lugar central.
La teoría de Lösch.
El economista alemán August Lösch (1906-1945), de ideas socialistas, fue autor de Die raumliche Ordnung der Wirtschaft, 1940 (trad. inglés 1954; Teoría económica espacial, trad. español 1957), en el que explica una teoría similar a la anterior, pero con claras variaciones.
La teoría de Lösch no se basa en la de Christaller (Claval, 1963; Bailly, 1978), pues no la conocía, pese a que muchos autores relatan que es sólo una modificación de esta, pero está estrechamente relacionada en su metodología, aunque desde una posición filosófica distinta, ya que al ser socialista intenta desarrollar un modelo de distribución de asentamientos que beneficie al máximo a los consumidores. Su modelo no describe la distribución real de los lugares centrales sino que describe un espacio ideal. De hecho, comienza con un estudio de la localización de las empresas. Los principios (o factores) fundamentales de la localización son: la distancia de transporte de los productos, la producción a gran escala y la competencia.
Así, desarrolla la tesis del lugar central ideal denominado metrópoli del espacio económico, en el que estarían asentadas todas las actividades centrales (todos los bienes y servicios centrales).
Mientras que Christaller suponía que los empresarios podían aumentar sus beneficios simplemente variando su localización respecto a los lugares centrales, Lösch supone que en ese espacio ideal los desplazamientos de los consumidores para adquirir bienes y servicios serían mínimos y los empresarios tendrían mayores beneficios sólo en cuanto mayor fuese su inversión.
Todo el territorio se organiza alrededor de los núcleos metropolitanos. Hay una desigual distribución de núcleos y de población. La regla es que cuantos más núcleos haya también habrá más población y, por tanto, en las zonas más densas en población el entramado de áreas de mercado será más denso (con más actividades y más especializadas). Las mejores y más densas vías de comunicación conllevan un aumento de densidad de conexiones y de núcleos, con áreas de mercado más densas y pequeñas. Por contra, los espacios menos densos necesitarán áreas de mercado más grandes para conseguir el tamaño necesario de demanda (para alcanzar el umbral).
Las diferencias espaciales entre espacios más y menos densos surgen al actuar las fuerzas de concentración y especialización, con lo que se forma una red de áreas de mercado hexagonales, de tamaño creciente, que configuran la trama urbana, no según la cerrada jerarquía de Christaller, sino según una superposición (a menudo aparentemente irregular), en forma de continuum, de las diversas tramas que obedecen a cada principio de orden. Lösch varia incluso la disposición de las tramas (lo que consigue con unos simples giros de los planos), a fin de que coincida el mayor número posible de funciones en los lugares centrales. Lösch, en su método, analiza primero los centros de menor orden, estudiando la distribución triangular que adoptan en el espacio, así como las áreas de mercado a que dan lugar, desde las de menor tamaño a las mayores. No existe en el modelo una progresión jerárquica de lugares centrales, sino más bien un equilibrio de localizaciones que son resultado a nivel microeconómico de los agentes de decisión. De este modo, los asentamientos del mismo tamaño no necesitan poseer la misma función y los lugares más importantes no necesitan realizar todas las funciones de los lugares centrales menores.
Desarrolla una secuencia matemática que incluye varios sistemas de tipo k (k = 3, 4, 7, 9, 12, 13, 16, 19, 21, 25, etc.) y supone que cada bien o servicio central tiene un alcance interno que se aproxima a uno de los k-sistemas. Todas las redes de mercado hexagonales de los diferentes k-sistemas coinciden en la metrópoli (lo que supone una malla más densa y aparentemente confusa) mientras que los demás centros poseen menos bienes y servicios. El bien central de menor alcance tiene una distribución de k=3, el bien de orden jerárquico superior tiene un k=4 y así sucesivamente.
En suma, propone que la distribución de los núcleos se debe a la vez a varios o a todos los principios, actuando como un conjunto. De ello resulta una superposición de zonas, con una distribución que será irregular. Por lo tanto, varía la localización respecto a la opción de un solo principio. De este modo, un lugar central puede asumir funciones no semejantes a los de su mismo nivel, al integrarse en otros conjuntos, lo que hará más compleja su estructura. Unas zonas tendrán más densidad de lugares y conexiones (y especializadas) que otras zonas.
El esquema básico propuesto por Lösch consiste en una serie de hexágonos, con 18 asentamientos en cada hexágono, y un lugar central en donde se ubica una mercancía o servicio central determinado. Si cada servicio o bien central de orden superior ha de situarse en un lugar central, Lösch considera que cuando el umbral del área comercial oscila entre una y tres veces el área hexagonal básica (mínima), estos lugares centrales se distribuirán según el principio de k=3; si el umbral de los bienes y servicios exige áreas de tres a cuatro veces mayores que la del área comercial básica, el principio es k=4; los que tengan un umbral entre cuatro y siete se regirán por el principio k=7, y así sucesivamente.
El punto central es la metrópoli y a su alrededor se van disponiendo hexágonos de tamaño creciente. Pero no es una disposición geométrica uniforme pues los hexágonos varían en su posición, hay superposiciones, a fin de que en los centros se concentren las actividades. El círculo que rodea a cada lugar central se puede interpretar como dividido en seis sectores de 60º cada uno (6 x 60º = 360º), en el que se dan todas las actividades. Lösch estima que cada sector puede subdividirse en dos subsectores, uno de intensa especialización (rico) y otro de escasa especialización (pobre, por su escasa actividad). El resultado sería un espacio económico organizado por la metrópoli y estructurado en doce sectores (cada uno de 15º): seis de intensa actividad y seis de poca actividad.
En los años 40, Lösch aplicó este modelo a un círculo de 100 km de radio con centro en Toledo (Ohio, EE UU).
Comparación de las características de las tesis de Christaller y Lösch respecto a la jerarquía.
La jerarquía, según Christaller (A) y Lösch (B):
1. A) Jerarquía de bienes y servicios (comercio al por menor). B) Jerarquía en el sector de producción.
2. A) Hay jerarquía de funciones. B) Las funciones son independientes.
3. A) Se pueden obtener beneficios excesivos en el suministro de determinados bienes y servicios. B) Los productores no pueden obtener beneficios excesivos.
4. A) El análisis parte de los centros principales. B) El análisis arranca de los centros menos importantes.
5. A) Se minimizan los desplazamientos individuales. B) Las áreas de mercado son de dimensión mínima.
6. A) El sistema hexagonal es bastante simple. B) La red hexagonal es bastante compleja y es analizada con precisión.
Críticas a la teoría de los lugares centrales.
Las críticas a las teorías de Christaller y Lösch se refieren a que:
1) Ambos consideran el espacio como isotrópico, un espacio perfectamente homogéneo, en el que la superficie es uniforme y plana, con una distribución homogénea de la población (así como es igual su nivel adquisitivo), lo que no ocurre en la realidad, pues el espacio es anisotrópico. En el caso de Baviera en los años 30 parecía así porque todavía no había comenzado la masiva industrialización.
2) No tienen en cuenta los factores administrativos, culturales e históricos, así como el éxodo rural o las novedades técnicas en los servicios que alteran la relación entre los núcleos comerciales. P.e. una autopista introduce deformaciones en la red de lugares centrales, al cambiar los flujos de relaciones; Internet ha introducido un nuevo cambio, de consecuencias aún desconocidas.
3) Explican el espacio sin comprender su evolución temporal, que puede registrar muchos hechos o acontecimientos.
4) Focalizan demasiado la organización del territorio en las funciones terciarias de los núcleos proveedores de servicios, es decir, en los principios de mercado, transporte y administración, sin tomar en cuenta otras actividades no terciarias, como la extractiva y la industrial.
5) La crítica menos fundamentada es que es una teoría ideal, muy abstracta y poco realista. Esta crítica olvida que toda teoría es siempre una abstracción y que la teoría de los lugares centrales explica las condiciones de ocupación de un territorio general, pero que los propios autores reconocían que en cada caso particular y concreto habrá diferencias, a veces pequeñas, otras grandes.
En suma, lo cierto es que los distintos sistemas de ciudades, como las áreas metropolitanas, las conurbaciones, las megalópolis, las regiones urbanas, el campo urbano y la ciudad dispersa, se rigen por factores no isotrópicos. Berry y Garrison (1958) eliminaron en su modificación de la teoría de Christaller la isotropía, pero sí aceptan otras de sus tesis y desarrollaron en especial los conceptos de umbral y alcance (esbozados por Christaller), destacando que hay una estructura espacial jerarquizada de las funciones comerciales y de los servicios, tanto dentro de la ciudad como entre los núcleos de la red urbana.
En cuanto a la teoría de Lösch, se acepta (Johnson, 1974; Bailly, 1978) que es más cercana a la realidad, pero al ser más confusa se la ha preterido en la práctica ante la más sencilla y geométricamente regular de Christaller.
2.2. LA TEORÍA DE BASE ECONÓMICA.
Sus principales teóricos son Sombart, Aurousseau, Hoyt, Mathilda, Thompson, Lowry y Dziewonski. La teoría de base económica pretende explicar y cuantificar la economía de la ciudad. Su tesis principal es la distinción entre las poblaciones urbanas que trabajan para el servicio de la propia ciudad y las poblaciones urbanas que trabajan para el exterior de la ciudad.
Sólo a fines de los años 30 se utilizó por primera vez el empleo para distinguir entre las actividades básicas y las no básicas, es decir las de exportación y las de servicio interno. En resumen, los partidarios de la teoría económica concuerdan en la actualidad en que el crecimiento urbano se produce por las economías externas, por medio de las actividades de exportación (básicas), no sólo las de bienes y servicios (como señala la teoría de lugares centrales), a diferencia de las actividades de servicio a la población propia de la ciudad (no básicas), que no producen un crecimiento urbano.
Sin duda, una parte de la población activa urbana se dedica a la producción de bienes y servicios destinados a la exportación y constituye lo nuclear de la economía urbana. Pero no hay un consenso sobre los métodos y técnicas de medición. En especial, existe el problema del deslinde del verdadero espacio urbano (Bailly, 1978).
Su primer teorizador, a principios del siglo XX, fue Werner Sombart (Der Moderne Kapitalismus, 1902). En su modelo las ciudades del sistema capitalista actúan como agentes importadores de materias primas y exportadores de productos industriales y servicios.
El geógrafo inglés Aurousseau establece una diferencia entre población primaria y secundaria de las ciudades. La primaria trabajaba en actividades destinadas afuera de la ciudad. La secundaria era la de actividades de soporte de la primaria.
Hoyt: activades básicas y no básicas. El coeficiente de localización.
Hoyt (1939) plantea la teoría definitiva de que en el espacio las ciudades se disponen en función de realizar actividades básicas y no básicas. Básicas en el sentido de destinadas a la exportación fuera de la ciudad (una fábrica de automóviles). No básicas son las que se destinan a la demanda local (una panadería). Algunas actividades son a la vez básicas y no básicas (p.e. un gran almacén como El Corte Inglés), y su distinción es difícil, por lo que se propone diferenciar entre población activa básica y no básica. Se mide con el coeficiente de localización de actividades, por la fórmula:
Q = (Oi / Ot) / (OI / OT)
El coeficiente de localización es igual a la división de dos números; el primero es la división del número de ocupados en una industria por el de ocupados de la ciudad, el segundo es la división del número de ocupados en una industria en el territorio (a nivel superior) por el de ocupados del territorio (el nivel superior: isla, región, país). P.e. un coeficiente de 1:6 de comercio significa que en una ciudad de 60.000 habitantes hay 10.000 empleos en el sector de comercio. Pero, hay problemas censales tales cómo descubrir dónde trabajan o que una industria pueda dedicarse sólo a la exportación aunque su proporción respecto a la media regional sea baja; una universidad privada en una gran metrópoli o en una pequeña ciudad puede tener estudiantes casi todos ellos extranjeros, pese a ser pequeña y parecer superficialmente que es una actividad no básica.
Mathilda y Thompson.
Mathilda y Thompson desarrollan su propio índice, el Mathilda-Thompson. Estos autores procuran medir el superávit de ocupación en el conjunto de actividades.
S = E [ei - (et/ET x EI)].
El superávit es igual al sumatorio de empleados de la industria, menos los empleados de la ciudad divididos por los empleados totales (esta división se multiplica por los empleados totales de la industria).
Modificaciones de la teoría de base económica: Lowry y Dziewonski.
Lowry presenta la teoría del multiplicador económico: al haber una determinada proporción entre actividad básica y no básica, la básica actúa como impulsora de nuevas actividades y atracción de más población activa.
El geógrafo polaco Dziewonski (1966, 1972) expone una teoría que supera la distinción entre básica y no básica; propone una diferenciación en ciudades comunes y especializadas. La especialización es independiente del tamaño de la ciudad y se basa en el tamaño del área de mercado, mientras que las actividades comunes tienen un área de mercado sólo local. Las ciudades viven continuos cambios, por lo que su especialización varía (lo que afecta también a su tamaño y su rango).
Tesis y críticas de la teoría de base económica.
En la teoría económica se establece que hay una relación entre el tamaño de la ciudad y el carácter básico o no básico de las actividades. Se considera que a mayor tamaño hay más basicidad, pero en el gran Madrid, la Universidad Complutense es no básica, mientras que en la pequeña Albacete sí es básica (necesita muchos estudiantes de fuera). ¿Cuál es la basicidad del anillo de influencia de la ciudad? ¿Madrid o Madrid más los núcleos que la rodean? Es un grave problema determinar si son actividades básicas o no básicas. ¿Cómo afecta a la basicidad la conexión con vías de comunicación densas? Cuánto menos dotado sea el núcleo, más cerrado será al exterior.
La localización de industrias y servicios es variable en el tiempo y actualmente las actividades terciarias dominan las sociedades postindustriales, de modo que aquéllas pueden ser tanto básicas como no básicas. Hay una relación difusa. Las actividades terciarias básicas (sector cuaternario: administración, finanzas, información) dominan a las demás y se concentran en unos pocos lugares: las capitales administrativas y financieras.
Unas críticas muy razonables a la distinción entre básica y no básica son: 1) Hay ciudades muy prósperas que no tienen actividades básicas (p.e. las ciudades-dormitorio), mientras que hay ciudades muy especializadas, con una gran proporción de actividades básicas, que, si embargo, sufren una crisis permanente. 2) Hay una gran proporción de la población activa que realiza al mismo tiempo actividades básicas y no básicas (p.e. los empleados de las empresas de energía suministran servicios a la población interna pero también a las empresas básicas).
2.3. LA TEORÍA DE LOS CENTROS DE CRECIMIENTO.
Después de 1945 aparece esta teoría, ante los problemas de planificación de la reconstrucción europea. Intenta armonizar las dos teorías anteriores, de los lugares centrales y de la base económica.
El dominio.
El primer antecedente conceptual es el de dominio (Bogue, 1950), procedente de la Escuela de Sociología de Chicago, según la cual las relaciones humanas se hallan reguladas por la competencia, lo cual resulta en un efecto de dominación. Las grandes ciudades ejercen un gran dominio espacial, y hay otros niveles inferiores de dominación. Surge de este modo una clasificación de ciudades según una jerarquía de dominio: dominantes, subdominantes, influyentes, subinfluyentes.
Los polos de crecimiento: Perroux, Boudeville, Friedman.
A partir de la noción de dominio del territorio, surge la teoría de los centros o polos de crecimiento. Sus teóricos son Perroux (1955), Boudeville (1968), Friedman (1972). Esta teoría pretende explicar los mecanismos del crecimiento en el espacio económico y geográfico, de acuerdo con la composición de los sectores económicos y el efecto de la actuación de los agentes económicos.
La tesis fundamental es que cada ciudad invierte en su crecimiento y el de su territorio, siendo un motor de desarrollo de sí misma y de su entorno. Las ciudades son polos de desarrollo de sí mismas y de su territorio.
Los efectos de dominación y de desarrollo se ligan a las actividades básicas de los lugares centrales. Estas se generan de dos modos:
1) Actividades desencadenantes de nuevas actividades externas en el territorio. P.e. una siderurgia en la ciudad central, que promueve industrias transformadoras en los núcleos dependientes.
2) Actividades dependientes de previas actividades externas, que concentran y transforman los productos de actividades anteriores realizadas en los otros lugares del territorio. P.e. una industria conservera en la ciudad central que depende de (y estimula) la producción de vegetales en el territorio.
Hay una mutua relación de ambos modos de fomento del desarrollo. El crecimiento es jerárquico, creciendo primero los núcleos más altos y difundiendo su crecimiento en los núcleos de niveles inferiores.
Un modelo evolutivo: Myrdal y Hirchman.
Algunos autores intentan interpretar el proceso de urbanización en los países industrializados según un modelo evolutivo. Myrdal (1957) y Hirchman (1958) asientan el marco teórico: la fase inicial aparece en torno a unos focos, los polos de desarrollo, que atraen grandes concentraciones de actividades, servicios, población, creando economías de aglomeración.
1) Una primera fase de concentración, con un efecto de polarización en la ciudad central.
2) Sigue una fase de crecientes deseconomías de escala, por los excesivos costes de la concentración (tráfico, contaminación, incomodidad, elevado precio del suelo...), en contraste con el atractivo de zonas menos desarrolladas.
3) Fase de descentralización, primero con crecimiento de la periferia y finalmente con emigración de la ciudad central a los nuevos polos de desarrollo.
Esta descentralización es propia de los países más desarrollados y es de una gran eficacia funcional y social. Satisface mejor las necesidades de espacio, interacción social, nuevas actividades económicas, etc.
Hirchman (1958) establece una distinción entre dos tipos de actividades verticales. 1) "Hacia delante" (forward linkages) pues sus outputs sirven de inputs a otras industrias. P.e. la siderurgia que conlleva industrias transformadoras como una fábrica de automóviles. 2) "hacia atrás", (backward linkages), que implican la creación de empresas que les proveen de inputs necesarios para su producción. P.e. la industria conservera que estimula la producción de vegetales. Su tesis se fundamenta en el método de input/output de Leontief (1953).
2.4. LA TEORÍA CENTRO/PERIFERIA.
Esta teoría surge en los años 50, con una ambición mayor que las tres anteriores respecto a la explicación total del fenómeno de la localización urbana, pero resulta mucho más endeble en su fundamentación teórica. Está estrechamente ligada a la teoría de los centros de crecimiento.
El modelo pretende explicar las diferencias existentes entre los países desarrollados y los subdesarrollados. Se ha extendido al estudio de las diferencias internas en los países desarrollados, entre regiones desarrolladas y subdesarrolladas. Hay una distinción entre centro y periferia, tanto conceptual como de escala.
En cuanto a los conceptos, el centro es el núcleo dominante y la periferia el territorio (y núcleos) dominado. En cuanto a la escala, hay que distinguir entre relaciones externas entre países o regiones, con un dominio de los desarrollados sobre los subdesarrollados, y relaciones internas entre un núcleo central dominante y una periferia perteneciente a su propia región a la que domina y organiza.
Myrdal (1957) establece el principio de causación acumulativa, según el cual las diferencias entre ambos grupos son crecientes, pues los países (y regiones) ricos acumulan su crecimiento a costa del subdesarrollo de los pobres.
Hirchman (1958) insiste en la polarización del crecimiento en los países desarrollados, pero acepta que puede haber una difusión vertical, de modo que haya un desarrollo de los países pobres.
En contra de estas visiones pesimistas, para Reitsma y Kleipenning (1985) la experiencia reciente del creciente desarrollo de muchos países antaño del Tercer Mundo (los Cuatro Dragones Asiáticos, Chile, etc.) ha evidenciado la obsolescencia de las tesis del círculo vicioso de pobreza, el cambio desigual, el crecimiento sin desarrollo, las economías de enclave.
La tesis fundamental que sí se mantiene hoy es que las relaciones son desiguales entre el centro y la periferia. P.e. en la UE, los países del Sur como España, Portugal y Grecia constituirían una periferia respecto al centro constituido por la Europa Central.
Para Bailly (1988) la periferia existe en función de su escasa accesibilidad al centro de decisión, lo que se mide por indicadores como: baja renta per cápita, elevado desempleo, actividades agrarias e industriales de bajo nivel, especialización en actividades en declive, etc.
Para Drabakis-Smith (1990) muchos países han abandonado el estado periférico para acceder a un grado intermedio entre centro y periferia: India, Brasil, Corea del Sur, etc.
En las regiones urbanas (una escala inferior, limitada al seno de los sistemas urbanos), se advierte la pervivencia e incluso el agravamiento de las diferencias entre el centro y la periferia, debido a la creciente urbanización. P.e. Cataluña tendría su centro en Barcelona y una periferia en los Pirineos.
El centro no necesariamente ha de estar en el centro geográfico del territorio. Los centros pueden serlo en sentido único o múltiple: puede haber monocentrismo si hay un solo núcleo central y, por contra, policentrismo cuando hay diversos núcleos centrales equiparables en funciones (hay un cierto "periferismo" en esta trama más equilibrada).
Reynaud y la evolución de la relación centro-periferia.
Alain Reynaud (Espacio y justicia socio-espacial), presenta una evolución de la relación centro-periferia en etapas:
a1) Centro dominante-periferia dominada. El centro concentra las funciones más importantes de justicia, administración, la población, comercio, industria, etc, en detrimento de la periferia, pero es un dominio moderado pues se mantiene un cierto equilibrio en las relaciones entre el centro y la periferia.
a2) Centro hipertrofiado-periferia deshecha. Es un proceso temporal corto e intenso, en el que los flujos periferia-centro son mucho menos equilibrados. Esta desigualdad es acelerada en el tiempo debido a que las distancias son escasas. Hay una hipertrofia del centro, por lo que se producen unas deseconomías de aglomeración (contaminación, tráfico, falta de vivienda...). Es el caso de México capital.
b1) Centro dominante-periferia integrada y explotada.
b2) Hipercentro-periferia integrada y explotada.
c1) Centro declinante-periferia creciente.
c2) Centro y periferia autónomos.
d) Periferia y centro cambian sus papeles: la periferia se convierte en centro y periferia. P.e. Madrid era periferia de Toledo en la Edad Media, para convertirse en su centro en la Edad Moderna.
Las periferias aisladas son las que mantienen relaciones muy débiles con otros territorios (no hay apenas relaciones de dependencia porque realmente casi no hay relaciones externas, como ocurre en los territorios más remotos, de casi imposible vivencia, p.e. los valles montañosos y cerrados de los Andes).
Las periferias de "ángulos muertos" son las que son rechazadas, sin relaciones, sin población (p.e. la Antártida, el centro de Australia y del Sahara).
En los países desarrollados hay un proceso de metropolitanización (rururbanización) del espacio rural, por el que las diferencias entre las zonas urbanas y rurales se difuminan. Mientras que los post-industriales (EE UU, Europa Occidental) se tiende a una descentralización masiva, en los países de Europa del Este se tiende todavía a una concentración en las ciudades centrales.
En un estudio de Berg en 1982 sobre un modelo evolutivo de desarrollo urbano en Europa, para la región urbana funcional (RUF) se consideran cuatro fases, cada una con un proceso interno, de modo que se comienza y se acaba en una centralización absoluta, con unos gráficos de curvas crecientes y decrecientes, con cumbres alternantes.
1) Urbanización. De centralización absoluta a relativa. La ciudad central crece mucho y rápido, y la periferia disminuye o se estanca.
2) Suburbanización. De descentralización relativa a absoluta. Disminuye el crecimiento de la ciudad central y aumenta la periferia (con ciudades satélites).
3) Desurbanización. De descentralización absoluta a relativa. El descenso de la ciudad central es tan fuerte que baja el del área metropolitana. Es el estadio actual en los países más desarrollados.
4) Reurbanización. De centralización relativa a absoluta. Se produciría sólo si en el futuro triunfasen las políticas urbanas de renovación (rehabilitación de la ciudad central).
3. CIUDAD Y TERRITORIO: LUGARES CENTRALES Y ÁREAS DE INFLUENCIA.
3.1. EL GRADO DE CENTRALIDAD DE LOS ASENTAMIENTOS.
Los asentamientos se organizan en una cierta jerarquía, dada por el número y tipología de los bienes y servicios. En los lugares centrales las funciones son la educación, el comercio, etc. El grado de centralidad de cada asentamiento depende del número y la intensidad del carácter de las funciones. Habrá más grado de centralidad cuantas más funciones haya.
Christaller: el método de los teléfonos; el catálogo de establecimientos centrales.
Para determinar el grado de centralidad de los lugares, en la primera versión de la teoría de Christaller se proponía una forma indirecta, con un indicador: el número de teléfonos de cada núcleo, porque en los años 30 los teléfonos se concentraban en empresas, comercios y de las clases medias y altas.
C= Tj - Pj (Tj / Pj).
Centralidad: Teléfonos en el núcleo - Número de población (proporción de teléfonos por población).
Un ejemplo. C= 4.000 -(25.000 / 750.000)= 2.500
Más tarde, Christaller, ante el desarrollo social y el aumento del número de teléfonos, planteó otro medio para medir la centralidad: establecer un catálogo de establecimientos centrales, representando las funciones en las abscisas y los órdenes de centralidad en las ordenadas, de modo que a más funciones correspondía un mayor grado de centralidad. Había ocho funciones económicas (agraria, comercial, industrial, transporte, servicios financieros, educación, sanidad, administración). Se establecía una gradación de cinco tipos: p.e. un grado 1 correspondía a un médico generalista, un grado 5 a un médico especialista.
Bracey (1958) y Smailes (1944), proponen otros catálogos de funciones y grados de centralidad, variando sólo el número de las funciones. Bracey sólo tres (comercio elemental, mediano, superior). Smailes, para Inglaterra y Gales, sólo cinco (de servicios financieros y administración, pero descartando los productivos no terciarios y de transporte). Son catálogos cualitativos, sin estimar la importancia cuantitativa de la respectiva función.
Davies y el coeficiente de especialización.
Para conocer la centralidad el índice de Davies (1966) estima cuantitativamente las funciones, mediante el coeficiente de especialización. Cada actividad en un sistema urbano tiene un coeficiente C= 100/T
(C: coeficiente de especialización de la función, T: número de establecimientos de la función).
Cada actividad será más especializada cuanto mayor sea el coeficiente. Si hay 20 establecimientos resultará un coeficiente 5 y si hay 50 establecimientos un coeficiente 2. Cuanto más bajo sea el valor de T más alto será el de C.
La centralidad de una función en un lugar central y se determina multiplicando el número de establecimientos de ese lugar central por el coeficiente de esa función en todo el sistema:
Si = Ti x Ci
La centralidad de cada núcleo en todas sus funciones se obtiene con el sumatorio de los productos del número de establecimientos de cada función por los coeficientes de especialización de cada función.
Total Si = E(Ti x Ci)
Cada ciudad adquiere mayor grado de centralidad respecto a las otras, en relación al número de establecimientos de sus funciones. Hay una relación entre población y grado de centralidad, pues se prevé que serán directamente proporcionales. Se expresa gráficamente, con ejes de coordenadas. Esto permite valorar si unos núcleos tienen más o menos centralidad respecto a su población.
3.2. LA DELIMITACIÓN DE LAS ÁREAS DE INFLUENCIA.
Las áreas (campos, esferas o regiones) de influencia de los lugares centrales son los espacios en los que ejercen una influencia mediante el ejercicio de las funciones. Además, junto al área de cada núcleo, cada función de ese núcleo puede tener una específica área de influencia. El área de influencia de cada núcleo será el conjunto espacial de áreas de influencia de sus funciones.
La influencia puede ser directa y en este caso los núcleos tributarios dependen de la ciudad y en ella se abastecen de bienes y servicios. También la influencia puede ser indirecta, a través de una ciudad satélite, que organiza su propio territorio y de la que depende una serie de núcleos.
Hay dos posturas ante este fenómeno, según el hincapié que se haga en la importancia de ambos elementos: 1) La ciudad. 2) El área de influencia. 1) Si se toma la ciudad como protagonista integradora del espacio, se considera que su capacidad de influencia será directamente proporcional a su población, diversidad funcional, etc. 2) Si se toma el área de influencia como protagonista del espacio, su capacidad de influencia se define por el movimiento de demanda en su interior hacia la ciudad; se busca cuál es el último punto, el más alejado, que se relaciona con la ciudad; la ciudad menor gravita dentro de la órbita de la ciudad principal.
Así pues, podemos definir el área de influencia urbana como el territorio en que las relaciones entre los centros incluidos en su perímetro son más fuertes que las relaciones que mantienen con otros centros al traspasar el citado perímetro. Uno de los problemas más graves es el de la delimitación del área de influencia de las diversas funciones que proyecta la ciudad en su umland, pues no coinciden en su extensión. Así, el área de movimientos pendulares de los trabajadores no coincide en sus límites con el área comercial, ni esta con el área de influencia cultural o de determinados servicios especializados.
Los métodos empleados para la delimitación del área de influencia pueden clasificarse en dos grandes categorías: analíticos y sintéticos.
Los métodos analíticos: encuesta, indicadores.
Los métodos analíticos consisten en determinarla, mediante encuesta directa o por correo, preguntando a los habitantes donde acuden usualmente a abastecerse de determinados bienes o servicios (alimentos, ropa, calzado, muebles, consulta de un médico especialista, lugar de estudios, etc.). La encuesta entre consumidores parece ser la más objetiva, según Ferrer. Ejemplos de este tipo de estudios fueron los de Pau Vila (1932) para la Generalitat y de Casas Torres (1972) y sus colaboradores sobre las áreas de mercado de las ciudades españolas. Otros geógrafos emplearon en la delimitación de áreas de influencia indicadores como el área de difusión de la prensa concretado en suscripciones (Park en EE UU; Haughton en Irlanda, 1950), el tráfico telefónico, las líneas regulares de pasajeros de autobuses (Green en Gran Bretaña, años 40), los flujos financieros, etc.
Los métodos sintéticos: gravedad, grafos de flujos.
Los métodos sintéticos son teorético-deductivos.
Destaca el modelo de gravedad, creado por Reilly (1929), que fue el primero en establecer la semejanza entre el área de influencia de una ciudad y el campo gravitatorio. Su fórmula es la misma que la de la famosa ley de gravitación universal de Newton que dice: todo cuerpo atrae a otro cuerpo con una fuerza que es directamente proporcional al producto de sus masas e inversa al cuadrado de la distancia que los separa. Aplicado a las ciudades dice: dos centros atraen el comercio de un lugar intermedio en proporción directa al tamaño de aquéllos y en proporción inversa al cuadrado de la distancia que los separa del lugar intermedio.
F = g x [(Mj x Mi)/ d2]
El mismo modelo gravitatorio siguen Stewart (1958) y Zipf (1963, 1969), que llegaron a conclusiones muy semejantes en sus estudios sobre la regla rango-tamaño. Su tesis es que el flujo de personas, bienes, servicios e información entre dos ciudades depende del tamaño de las mismas y de la distancia que las separa, siendo directamente proporcional a la distancia que media entre ellas.
La fórmula de Stewart y Zipf establece que la interrelación entre dos núcleos es igual a una constante K, multiplicada por el resultado de la división del producto de sus dos poblaciones por su distancia elevada a una constante Q (que depende de la necesidad de la función). K y Q son unas constantes de valores fijos y son las aportaciones de ambos autores a la ley de Reilly.
Ixy = K * [(Px * Py) / (Dxy) elevado a Q]
No es necesario medir siempre la masa de las ciudades ni la distancia, por sus censos de población o en kms, ya que pueden utilizarse otras medidas que sean más acordes con el trabajo de investigación (puestos de trabajo, número de comercios, costos de desplazamiento, tiempo invertido, etc.).
Un ejemplo, con tres núcleos, ABC, con K=1, Q=2:
B (10.000 habitantes) 10 km A 20 km C (5.000)
AB= 10.000 / (10)2 = 10.000 / 100 = 100
AC= 5.000 / (20)2 = 5.000 / 400 = 12,5
Ixy= 100 / 12,5 = 8
Se estudian las relaciones de A con B y C. En este caso la atracción de A a B es mayor que la de A a C. Se puede medir así la atracción de un núcleo.
Converse (1938) modifica la ley de Reilly y establece un planteamiento que permite conocer los límites de las áreas de influencia. El punto de ruptura de las áreas de influencia de dos ciudades se puede calcular por la fórmula:
Dj = Dij / [1 + raíz (Pi/Pj)]
Dj es el punto de ruptura entre la ciudad i (contado en kms a partir de la ciudad j). Dij es la distancia entre las ciudades i y j. Pi es la población de la ciudad mayor i. Pj es la población de la ciudad menor j.
Un ejemplo es el siguiente:
Ciudad i / Dij: 18 kms / Ciudad j
Población i (Pi): 40.000 habitantes. Población j (Pj): 5.000.
El punto de ruptura entre las ciudades i y j:
Dj= 18 / 1 + raíz (40.000/5.000)= 4,9 km
El método gravitatorio, a pesar de los buenos resultados que ha obtenido, debe tomarse con precaución, ya que es una simplificación de una realidad muy compleja. Por ello sirve sólo como aproximación y medio de delimitar áreas de influencia de algunas funciones urbanas, especialmente las comerciales.
Otro planteamiento es el de grafos de flujos, para medir los flujos entre núcleos. Caben dos tipos de estudios de flujos: 1) Análisis primario de relaciones (Dacey, Nystuen, 1961). 2) Análisis múltiple de relaciones (Haggett).
1) Dacey, Nyestuen: análisis primario de relaciones. Emplean diversos indicadores como viajeros de transporte público, número de habitantes que se emplean en otros núcleos, llamadas telefónicas, etc. Se anotan en la matriz los datos de los diversos núcleos y los flujos en dirección a los otros núcleos. En las columnas los flujos recibidos y en las filas los flujos emitidos. Se marca así el mayor flujo emitido, en dirección a un núcleo de superior orden jerárquico (se conoce por la comparación de flujos recibidos y emitidos, pues es de mayor rango el que recibe más llamadas). Con los resultados se deben establecer los grafos entre núcleos. Es primario porque establece sólo el orden de jerarquía.
2) Haggett: análisis múltiple de relaciones. Comienza de modo idéntico, con un cuadro estadístico de los flujos de relaciones entre los núcleos. Compara una propuesta observada con una propuesta teórica. Así construye otra matriz, esta hipotética, en cantidad decreciente en cada columna: 1 flujo de 100, 2 de 50, 3 de 33, 4 de 25, 5 de 20, etc. Se calcula un coeficiente de distribución, comparando la real con la hipotética.
4. LA MORFOLOGÍA DE LAS REDES URBANAS.
4.1. MORFOLOGÍAS TEORÉTICAS.
Isotropía y anisotropía.
La malla teórica hexagonal propuesta por Christaller para las redes de ciudades es hipotética y sólo sirve como modelo explicativo de las relaciones jerárquicas y espaciales. Se critica que es un modelo isotrópico, mientras que la realidad es anisotrópica. Se entiende que en realidad la red urbana se extiende de un modo más irregular en el espacio, cuanto más irregular sea la distribución de los elementos constitutivos.
En la realidad espacial se produce una anisotropía, que puede dividirse en tipos de anisotropía o distorsión:
1) Anisotropía (o distorsión) medioambiental: por la distribución no uniforme de los recursos (los humanamente percibidos como tales recursos explotables, no los recursos naturales no explotables). Hay una desigual distribución de recursos naturales y de agua.
2) Anisotropía (o distorsión) social: por la distribución no uniforme de la población, tecnología, capital... (los factores sociales). Pueden ser distorsiones: A) de actividad económica -economías de aglomeración-, B) de crecimiento de un núcleo principal, con dos formas: a) crecimiento policéntrico (aglomeración policéntrica), con una variante a’) de crecimiento conurbano (si hay continuum urbano entre el núcleo principal y alguno o algunos secundarios), b) crecimiento monocéntrico, del centro casi en monopolio, quedando muy reducidos los centros secundarios, con una variante b’) de máxima concentración, desapareciendo casi los centros secundarios.
3) Anisotropía (o distorsión) histórica (o temporal): una tercera variable anisotrópica es el tiempo, que influye sobre las otras dos, al evolucionar la sociedad urbana debido a factores históricos, técnicos, etc.
La relación entre la regla rango-tamaño y la teoría de los lugares centrales.
Gutiérrez (1984) expone que hay una directa relación, pese a que Christaller dijese de la primera que era una mera elucubración matemática. Bunge afirma asimismo que la regla es la confirmación de la teoría de Christaller.
Las distorsiones que se comprueban al comparar sus resultados se deben a que la población urbana de los lugares centrales no es sólo proporcional a sus funciones centrales, sino también a sus funciones industriales y extractivas. Y también a las anisotropías ya estudiadas, como la localización de recursos, la aglomeración, la evolución histórica, etc.
Procedimientos para evaluar la morfología urbana:
1) Índice de Clark-Evans. Asume los mismos valores que el siguiente método.
Rn= d / 0,5 (N/S)
d: distancia media al vecino más próximo.
2) Índice de vecino más próximo (Rn). Es el método más común para conocer la distribución espacial de los asentamientos, con tres modelos para los tres principales valores Rn: 0 (máxima concentración), 1 (máxima aleatoriedad), 2,15 (distribución regular). Los valores intermedios informan de la tendencia del sistema.
Rn= 2 x d x raíz N/S
(Rn: índice de vecino más próximo. d: distancia mínima media entre los puntos. N: número de puntos. S: superficie)
4.2. MORFOLOGÍAS DESCRIPTIVAS.
Las formas descriptivas de las redes urbanas son geométricas. Según L. Racionero (1978) pueden distinguirse:
1) Regular: la más eficaz por su armonía, pero la más escasa. P.e. Bélgica.
2) Concentrada: un gran centro principal y un conjunto vacío. P.e. Chile.
3) Aglomerada: con un sistema de nubes de núcleos distribuidos por todo el territorio, en grupos amplios. Corresponde a espacios europeos, salvo excepciones. P.e. Colombia. La variante radioconcéntrica une los rasgos de la aglomerada y la concentrada: los núcleos se distribuyen respecto a un núcleo principal que vertebra el conjunto de las nubes urbanas. P.e. Francia, Inglaterra.
4) Aleatoria: dispersa, sin un orden regular, completamente al azar. P.e. Méjico.
5) Lineal: a lo largo de una vía de comunicación o un eje natural o político; es propia de grandes espacios abiertos. P.e. Egipto, Japón.
6) Anular: en forma de medio anillo o línea curva. P.e. Dinamarca. Es una variante de la lineal.
7) Dentrítica: en forma de espina de pez, con una línea de ciudades en la costa y ejes perpendiculares a esta hacia el interior. Es propio de los países colonizados. P.e. Brasil. Es una variante de la lineal.
5. LAS RELACIONES EN LOS SISTEMAS URBANOS.
5.1. LA DISTRIBUCIÓN DE TAMAÑOS.
En 1913 el alemán F. Auerbach constató que existía una relación entre el orden y el tamaño de la población de las ciudades en algunas regiones. Generalmente, la población de la segunda ciudad en tamaño de una región tenía la mitad de la población de la ciudad de mayor tamaño, la tercera un tercio y así sucesivamente.
Empíricamente se demuestra que la sucesión se va atenuando significativamente, pasando de una relación aritmética a una logarítmica. Esta distribución sigue la regla rango-tamaño (u orden-tamaño): una relación inversa entre la población y el rango que ocupa la ciudad. Se expresa gráficamente con un gráfico, con doble escala logarítmica, cruzado (según esta regla) por una recta diagonal. Para Bunge es la confirmación empírica de la teoría de Christaller, pues se demuestra la existencia de una jerarquía urbana.
Hay muchos ejemplos de la relación entre el tamaño del núcleo y el orden de rango del núcleo por sus funciones. A mayor número de funciones corresponde un mayor tamaño del núcleo, y viceversa. En los núcleos en un espacio concreto hay una distribución de tamaños, que puede ser casual o determinada por unos principios organizativos.
Stewart y Zipf constataron empíricamente esta regularidad, diseñando un gráfico de coordenadas y con una fórmula similar a la de Auerbach:
Pn= P1/Rn
(Pn: población de rango n. P1: población de ciudad de mayor tamaño. Rn: rango que ocupa la ciudad de rango n)
A: 1 millón de habitantes (rango 1). B: 0,5 millón (rango 2). C: 0,33 millón (rango 3). Según este modelo, hay una jerarquía numérica según el orden del rango, de manera que existiría una relación directa entre población y rango. Su aplicación obedece a una escala logarítmica, por lo que los primeros rangos son casi aritméticos (con una fuerte pendiente) y los siguientes logarítmicos (casi una recta, con poca diferencia entre los núcleos).
En general se observan muchas irregularidades en la aplicación práctica de este modelo, pero también se advierte que es bastante común en muchos países desarrollados, mientras que, en cambio, no es aplicable en casi todos los países subdesarrollados y en los hay una gran distancia entre la ciudad primacial y la que le sigue en rango (Chile, Argentina, Austria, Portugal). La regla rango-tamaño es una generalización deductiva, por lo que no se ajusta exactamente a la realidad, como vemos en el ejemplo de España, pero sí lo hace en algunos de los rangos de ciudades españolas (la cuarta ciudad, Valencia, casi lo cumple) y es un modelo muy aproximado a la realidad del sistema urbano de EE UU hacia 1930.
El grado de desviación se calcula por la proporción entre el valor teórico y el real, en %, lo que supone una división entre el valor real y el estimado. Cuando el cociente es cercano a 1 entonces la regla rango-tamaño es bastante fidedigna.
C= Pr / Pe
Esta desviación o distorsión se debe a las ya conocidas causas de recursos, sociales y tiempo. Algunos núcleos pueden ser desproporcionadamente grandes (macrocefalia) o pequeños (microcefalia). Los sistemas son así: macrocefálicos, bicefálicos, tricefálicos, microcefálicos...
El índice de primacía permite medir el grado de macrocefalia, dividiendo la población de la primera por la población de las cuatro primeras. A resultado más alto, mayor macrocefalia.
Ip = (P1 / E P4i) x 100
(Índice de primacía = población de la primera ciudad dividida por el sumatorio de la población de las 4 primeras ciudades, multiplicado por 100 para obtener el %)
La medición de la distribución varía según la escala del fenómeno o ámbito espacial (municipio o área urbana, región, Estado, continente...).
Según el número considerado de núcleos la distribución semejará diferente. Si se prescinde del primer núcleo, puede darse que el resto de la red urbana sea muy equilibrado, como en Valencia (o no, como ocurre en Mallorca). Los valores (en %) del índice de primacía varían entre 25 y 100, siendo 25% el de cuatro ciudades en equilibrio y 100 el caso imposible de que existiera una sola ciudad.
En los cálculos de la relación rango-tamaño, el coeficiente de determinación permite considerar otros aspectos:
R = [K * (x-x)*(y-y) /n] / (dx * dy)
(El coeficiente de determinación es igual a la división de dos números, el primero el resultado del producto del sumatorio por x menos la media de x, por y menos la media de y, dividido por el número de ciudades, todo ello dividido por la desviación de x multiplicada por la desviación de y)
5.2. TAMAÑO Y FUNCIÓN.
Se refiere a la relación del tamaño con la función (tipo de actividad que desarrolla este núcleo en el territorio). La función dominante es equivalente a la ocupación que predomina. P.e. en Salamanca o Cambridge domina la función docente.
Se distinguen los núcleos urbanos y rurales, según cuáles sean las actividades dominantes, urbanas o rurales. La morfología del núcleo será un rasgo poco importante en este sentido. Según la teoría de los lugares centrales, las actividades urbanas son generalmente comerciales o terciarias.
No hay una correlación exacta entre los aumento de tamaño y de funciones, pero sin duda existe una relación.
Gráficamente sigue un trazado convexo, pues a un pequeño aumento de tamaño hay un gran aumento de funciones, pero el aumento de estas es decreciente respecto a los nuevos aumentos de tamaño. La mayoría de las funciones se instalan con una población X no necesariamente muy elevada.
En la teoría organicista, de Friedrich Ratzel, se considera que la ciudad tiene funciones como un cuerpo biológico.
La sociología influye en la teoría funcionalista, con Talcott Parsons, que cree que todo sistema social asegura su existencia con ciertas actividades entre los individuos. Los núcleos habían de mantener ciertas relaciones.
5.3. CLASIFICACIÓN FUNCIONAL.
Clasificaciones tipológicas por funciones urbanas.
Las teorías morfológicas establecen la tipología de la ciudad, de acuerdo a descripciones que se basan en las funciones urbanas.
Talbot (1905) identificó cinco tipos de ciudades en EE UU: 1. Comercial, 2. Industrial, 3. Política, 4. Balneario, 5. De recreo.
Aurousseau (1921) distinguía seis tipos de ciudad (y las respectivas funciones): 1. Administrativa, 2. Defensiva, 3. Cultural, 4. Productiva, 5. Comunicación, 6. Ocio. Se observaba por la presencia de rasgos (como bases militares, etc.). Había categorías en ellas: ciudad fortaleza o de reclutamiento, minera o industrial, etc.
Chabot distinguía seis tipos (nombres diferentes, pero las funciones similares): 1. Administrativa, 2. Defensa, 3. Intelectual-religiosa, 4. Productiva, 5. Comunicación, 6. Ocio.
Sorre simplifica en cuatro funciones (no había lugar para la producción rural, una función no urbana): 1. Industrial, 2. Intercambio, 3. Social, 4. Ocio.
En suma, las ciudades se clasifican a menudo por sus funciones, aunque la mayoría de ellas tienen múltiples funciones:
Ciudad política. Alberga los servicios político-administrativos, siendo un carácter fundamental en las ciudades más grandes, las capitales macrocéfalas: Madrid, Lisboa, Atenas, París, Londres, Viena... son ejemplos, pero el fenómeno es aun mayor en los países subdesarrollados. La ciudad capital es la ciudad que es el centro de la Administración y de la gestión privada, para un ámbito estatal, como mínimo. Puede que, por su importancia económica o por la división de funciones estatales, haya en un país varias ciudades capitales: Italia (Roma, Milán), Holanda (Ámsterdam, La Haya), Alemania (Bonn, Frankfurt, Berlín), EE UU (Washington, Nueva York)...
Ciudad militar. Muchas ciudades se crearon por su función militar en alturas, puntos de paso de ríos o en zonas pobladas: Toledo, Colonia, Núremberg, Edimburgo...
Ciudad comercial. Se dedica al intercambio de productos y servicios. Todas las ciudades tienen esta función y algunas deben su origen a esta: Ostia, Medina del Campo... Las ciudades comerciales importantes extienden su influencia en su entorno rural e incluso sobre otras ciudades, en círculos que se interseccionan unos con otros.
Ciudad industrial. La actividad industrial se concentra en las ciudades con mejores condiciones de localización.
Ciudad universitaria. Tiene una función de residencia de estudiantes de enseñanza superior: Oxford, Cambridge, Salamanca, Alcalá de Henares, Heidelberg, Upsala...
Ciudad cultural. Conserva su forma a lo largo del tiempo. Salzburgo, Roma, Frankfurt, Venecia, Toledo...
Ciudad religiosa. Es un centro religioso, que atrae multitud de peregrinos y funciones religiosas: Roma, Lourdes, La Meca, Medina, Jerusalén, Benarés... Muchas ciudades han permanecido en la Edad Media gracias a albergar un obispado.
Ciudad de ocio. Se dedica a actividades de turismo, ocio, juego: Mónaco, Marbella, Las Vegas... Tiene problemas de desequilibrio entre las estaciones turísticas y el resto del año.
Clasificaciones numéricas.
Las clasificaciones numéricas se deben a Olsson y Harris.
Olsson (1964) estudia las principales ciudades de Suecia, clasificándolas por su aportación al PIB en los distintos sectores.
Harris (1943) propone que se determine la función por la composición en población activa, en relación a la media urbana de todas las ciudades de determinada escala en EE UU, 605 ciudades de más de 10.000 habitantes.
La función, para ser significativa, debe estudiarse junto a la especialización funcional (comparación relativa respecto a otros núcleos). Se debe calcular el grado normal de la actividad, mediante procedimientos empíricos, arbitrarios o estadísticos. Harris calcula la normalidad con métodos empíricos, de las ciudades norteamericanas, con nueve tipos de especialización o funciones urbanas, en los que el porcentaje de población activa era variable según el tipo de actividad. P.e. una ciudad era universitaria si más del 25% trabajaba en la universidad; comercial al por menor, si más del 50%; etc.
Los criterios arbitrarios.
Los criterios arbitrarios los aplicaron geógrafos suecos, Enquist y Lenguen, en un diagrama triangular. Pero eran discutibles, al tener muchas zonas ambiguas.
El criterio de centralidad de Nelson.
Los criterios estadísticos, desde los años 50, determinan mucho mejor la especialización y permiten una clasificación funcional más precisa.
Según Nelson (1955), que desarrolla el criterio de centralidad, hay dos tipos de sistemas: asentamientos (no ciudades) y ciudades (conjuntos de urbes dominantes a causa de sus funciones). Establece dos estructuras: 1) una estructura morfológica (representada por un mapa de puntos/círculos, de grueso creciente) según el tamaño de la población, 2) una estructura funcional que señala las funciones económicas (se comprueba que las ciudades más grandes son las más diversificadas).
El criterio de centralidad se relaciona directamente con la especialización funcional. Nelson lo calcula a partir de la identificación de las ciudades de EE UU con más de 10.000 habitantes y el cálculo de la proporción "normal" de empleo en cada una de las nueve ramas básicas de empleo, y de la desviación.
La proporción "normal" se obtiene a partir de la comparación de la población de una rama con la población activa total en cada ciudad. P.e. si en una ciudad hay 10.000 trabajadores en total y el sector I (agrario) tiene 2.000, la proporción de la rama I será 20.
La desviación típica se calcula con una fórmula:
S= raíz [(E x2 - N^x2) / N]
S= raíz [(sumatorio de x al cuadrado, menos número de elementos multiplicado por la media de x al cuadrado, todo dividido por el número de elementos]
De este modo el grado de dispersión (pues el número de desviaciones permite establecer un rango) es el que sirve para clasificar las ciudades especializadas en los diversos sectores económicos.
Se determina el índice de especialización con una fórmula:
Nij = (aij - mj) / Tj
[Nij, número de desviaciones tipo por cada rama de actividad (esto es, el índice de especialización). aij, porcentaje de empleo de la ciudad i en la rama j. mj, porcentaje medio de empleo en la rama j. Tj, desviación típica de la rama j]
Este criterio de Nelson le permite distinguir ciudades con cierta especialización funcional, especializadas, muy especializadas, y altamente especializadas. Las 1) de cierta especialización funcional son las que simplemente poseen un porcentaje superior a la media; las 2) especializadas son las que tienen un valor comprendido entre la media y una desviación típica; las 3) muy especializadas son las que tienen un porcentaje igual a la media más dos desviaciones típicas; y las 4) altamente especializadas son las que tienen la media más tres desviaciones típicas.
En suma, el método de Nelson determinaba la ocupación media (normal) de cada tipo de actividad y la comparaba con la de la ciudad particular, y calculaba la desviación estándar. El método permite que una ciudad pueda estar clasificada en dos o más grupos, p.e. el 1) y el 2), con valores distintos para cada actividad.
El método de Nelson, con todo, es arbitrario y cuando la distribución no es normal el área que ocupa una desviación típica por encima de la media no es uniforme. Hay dos cuestiones: ¿Cómo denominar los núcleos de superiores grados de especialización en muchas actividades? Serían ciudades plurifuncionales. Hay muchas ciudades que, según su método, varían de un grupo a otro de acuerdo a la función seleccionada. ¿Y si el grado de especialización es variable en función a las distintas escalas usadas, del territorio en el que se sitúa? P.e. Manacor es de distinta especialización en su comarca, Mallorca, las Baleares, España.
El método de Nelson fue utilizado por Capel (1969) para clasificar las ciudades españolas, calculando la media y la desviación típica de los cinco grupos de actividades seleccionadas (minería, industrias fabriles, comercio, transporte y servicios). Racionero (1981) también lo usó en una clasificación de las ciudades españolas, con ocho ramas de actividad.
Smith (1965), por su parte, utiliza una clasificación multivariable muy sencilla. Consiste en confeccionar un gráfico de coordenadas cartesianas, incluyendo en cada eje los valores de dos variables: porcentaje de empleo en comercio (ordenadas) y en industria (abscisas). Sobre cada eje se traza una perpendicular correspondiente al empleo medio determinado de cada actividad, apareciendo cuatro tipos de categorías de empleo. Cada tipo define ciudades que tienen valores de empleo por encima o por debajo de las dos variables, valores medios en las citadas actividades. El inconveniente es que usa sólo dos variables y las divisiones son, por consiguiente, muy artificiales. Con el avance de la informática se pueden incluir muchas más variables, como hicieron Moser y Scott (1965), que usaron 57 variables para clasificar las ciudades británicas.
El criterio de dos tasas.
Otro criterio estadístico es el método de dos tasas, de los franceses Carrière y Pinchemel (1963). Pretende conocer si el desarrollo de cada rama de actividad urbana es mayor o no a las necesidades propias de la ciudad. Para ello se comparan las tasas de población activa de cada ciudad en su relación con la población urbana del país o la región, así como las tasas de población activa de cada rama de actividad en relación con la población activa urbana de cada uno de los sectores en todo el país o región, unas y otras en tanto por mil. La población básica será el excedente del segundo sobre el primero, en caso de que lo haya.
En la primera tasa se calcula la población activa urbana de una ciudad (x1) y se divide por la población activa urbana del sistema y lo mismo en la segunda, pero dividiendo la PAU del sector de x1 y la PAU del sistema. Al compararlas se conoce la desviación de la especialización. Con este método se conoce si está especializada (lo que se sabía con Nelson) y además si es significativa dentro del sistema.
1ª tasa PAU x1 / PAU sistema
2ª tasa PAU sector x1 / PAU sector sistema
El criterio de Capel.
Capel diseñó un índice funcional, restando las tasas y multiplicando el resultado por el % de la población activa total, dividido por 100.
IF = [tasa 1ª - tasa 2ª) x %PA total] / 100
Críticas.
Hay algunos aspectos críticos a considerar. Para la clasificación funcional hay que distinguir si se calculan los datos sobre toda la población activa o sobre la población activa sólo urbana. En algunos núcleos con actividades pesqueras o mineras, su carácter urbano es más importante que el rural, pese a dedicarse a la producción de materias primas.
El índice IUPA (Índice Urbano de Población Activa).
El índice IUPA (Índice Urbano de Población Activa) explica en qué medida los núcleos son efectivamente urbanos (con actividades urbanas).
IUPA: 1 - (PAag / PAT)
Ya que el poblamiento urbano es concentrado, se puede representar un gráfico, con una directa proporcionalidad entre IUPA y la concentración urbana. Hay varios grados, como p.e.:
Los umbrales desde los cuáles se consideran rurales los núcleos es de -20% de Pconc (concentrada) y un IUPA < 0,2.
Son villas (ciudades rurales) urbanas cuando la Pconc está sobre 50% aunque el IUPA sigue siendo de 0,2 a 0,3.
Los municipios urbanos en actividad pero de hábitat disperso, tienen un IUPA alto (> 0,5), pero con débil concentración, con un 20% o 30% (son las barriadas residenciales del tipo disperso, de chalets).
Cuando la Pconc es importante (> 50%) pero la IUPA < 0,5 de media, se da el caso contrario al anterior.
Pconc y IUPA altos.
Pconc y IUPA máximos.
5.4. LAS RELACIONES DINÁMICAS: LOS FLUJOS INTERURBANOS.
Hay tres categorías de relaciones (flujos): demográficas, económicas y culturales.
Estas relaciones se dan respecto a las funciones urbanas. Las relaciones entre dos ciudades son referentes a su jerarquía respectiva; pueden ser verticales u horizontales en la jerarquía. El flujo es un indicador de la función urbana y de la jerarquía de la ciudad. Los flujos son dinámicos: cambian en el tiempo. Cambian según la categoría a que se refiere y porque pueden cambiar los sujetos (en diversas escalas o en relaciones distintas).
Las relaciones más estudiadas son las comerciales, y en concreto la de oferta y demanda de servicios, que es muy sensible al grado de especialización de la función: cuanto más elemental sea la actividad comercial los flujos serán más cercanos, cuanto más compleja más distancia será admisible. Algunos servicios sólo tienen demanda en unos pocos núcleos (como la ingeniería industrial, sólo demandada en núcleos industriales). Las relaciones entre ciudades definen ámbitos diversos, que tienen una integración distinta según la función.
Estas relaciones entre ciudades y sus ámbitos también cambian a igualdad de actividad, por la diferencia de dotaciones de servicios (sanidad, educación), de manera que el centro mejor dotado atraerá más relaciones. Se pueden planificar los servicios para reequilibrar el territorio.
Otro factor de las relaciones es la accesibilidad de los núcleos. A más accesibilidad habrá más relaciones. Las infraestructuras de transportes y comunicaciones influyen en las relaciones, según su desarrollo o atraso. La red de comunicaciones entre los núcleos establece que los núcleos con más conectividad tienen más relaciones. Pero esta red debe usarse por una demanda para ser eficaz.
Estas relaciones también dependen del carácter monocéntrico o multipolar de los núcleos. Los primeros absorben verticalmente en la jerarquía las relaciones. Los segundos las establecen más en un sentido horizontal.
6. ¿UNA NUEVA SOCIEDAD URBANA?
Surgen nuevos modelos y teorías respecto al desarrollo del proceso de urbanización y el impacto de las nuevas tecnologías en la estructura y funciones de las ciudades en los países desarrollados y en la UE.
Hay una contradicción entre los sistemas urbanos en crisis y los que están en auge.
En los sistemas urbanos hay una contradicción en el desarrollo de algunos sistemas o ciudades, entre, por un lado, las ciudades que han quedado desplazadas a perder peso e influencia debido a que son ciudades con industrias básicas en crisis, y, por otro lado, las ciudades que gozan de una recuperación o transformación económica, gracias a una creciente terciarización y a nuevas actividades industriales con tecnología más avanzada.
Los sistemas urbanos son de creciente extensión, por la mejora de las comunicaciones y la globalización económica, informativa y cultural. Son sistemas trasnacionales, superando las fronteras políticas. El eje Londres-Rin-Milán, y el eje mediterráneo crecen en importancia. Las áreas metropolitanas se han revitalizado, uniéndose a los ejes, como son ejemplos Barcelona, Sevilla, etc.
Hay una creciente descentralización institucional. La dinámica de los sistemas urbanos trasnacionales hace que las instituciones con competencias de ordenación del territorio, infraestructuras, y económicas, se diversifican en diversos niveles (más autonomía regional y local).
El impacto de las nuevas tecnologías, difícilmente medible, en los sistemas productivos y la localización y sentido de la residencia (el teletrabajo a domicilio). Podría haber un futuro con ciudades en que la información a distancia es predominante sobre el transporte en automóvil. Una ciudad informatizada antes que del automóvil. Gran parte de la problemática actual de la ciudad se podría solucionar con esta diversificación y descentralización. Las ciudades intermedias, de nivel jerárquico medio, se revalorizarían, lo que mejoraría la regularidad del sistema urbano.
Ciudad post-industrial.
Esta es una civilización de masas urbanas: en Gran Bretaña el 80% de la población es urbana. Las metrópolis se extienden por inmensos territorios, integrando espacios urbanos y naturales discontinuos, gracias al progreso del transporte y de las telecomunicaciones, con una dispersión de la población alrededor de los núcleos principales, en ciudades de tipología diversa: dormitorio, jardín, región, radiante, satélite...
Las ciudades ofrecen bienestar, cultura, trabajo, seguridad, confort, diversidad de opciones... Estas ventajas se reducen con el anonimato y el olvido de la dimensión individual del hombre. El problema es cómo equilibrar comunidad e individuo, de modo que se respete a la naturaleza y se garantice el futuro de la Humanidad.
Las principales preocupaciones del urbanismo son la proporción entre la superficie edificada y la zona de solares (índice de superficie construida), entre volumen de construcción y superficie para tráfico.
La densidad de población aconsejable es de 500 habitantes y de 150 viviendas por hectárea (las grandes urbes europeas doblan este promedio). Otro problema es la distribución social, pues el ideal sería que las diferentes clases sociales estuvieran representadas en forma vertical en los diferentes barrios y grupos de viviendas, mientras que en la realidad están separadas horizontalmente, con unas zonas de alta calidad y otras de baja calidad urbanística.
El desarrollo de las megaurbes obliga, asimismo, a crear varios centros urbanos y ciudades satélites, con ejemplos conocidos en Europa: Gran Bretaña, países escandinavos y Alemania.
Chueca acierta en su crítica del proceso de especulación en las nuevas ciudades industriales. El aumento del valor del suelo dejó éste en manos de un pequeño grupo social de constructores y urbanizadores, que buscaron el interés privado y no el público. En España la Ley del Suelo de 1956 fue un intento desafortunado en la práctica de ordenar el urbanismo en todo el país (art. 1), abandonando el laisez faire, como contraproducente para los intereses del conjunto del sistema económico.
En España el problema del urbanismo incluso ha exigido un tratamiento constitucional, pues la Constitución de 1978 dice (art 47): «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias (...) regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación».
Ciudad socialista.
En la URSS, China y los restantes países de régimen socialista la urbanización ha sido controlada por el Estado, con un moderado éxodo rural hacia las ciudades, planificación de nuevas ciudades, ordenación en serie de los edificios... Pero no se han conseguido los ambiciosos objetivos impuestos, persistiendo la desigualdad de condiciones de vida entre la ciudad y el campo (con malos servicios) y se enfrentan ahora a un creciente éxodo rural descontrolado.
Ciudad del Tercer Mundo.
Es un proceso explosivo, lleno de problemas de masificación y descontrol. Sus características son:
Elevado indice de crecimiento. Ejemplo es la Ciudad de México, que ha pasado de 5 millones de habitantes en 1960 a 25 millones en la actualidad y sigue creciendo. En el año 2000 habrá 15 ciudades de países subdesarrollados entre las 20 mayores del mundo.
Sistema urbano desequilibrado. Las capitales políticas y económicas absorben la inmensa mayoría de la población urbana, a veces la mitad de la población del país: casos de Montevideo y Buenos Aires. Hacen falta enormes cantidades de viviendas y servicios. Los problemas son descomunales: sólo en América Latina hay un déficit de 35 millones de viviendas, lo que afecta a 170 millones de personas; y en África el problema es mucho mayor.
Segregación espacial y marginalidad. Hay barrios lujosos y miserables separados por una corta distancia.
La distribución mundial de la población urbana.
En los países desarrollados. Se concentra en Europa occidental (con la más diversificada y equilibrada concentración urbana), las capitales de la Europa del Este y Mediterránea, la región noreste de EE UU (la megalópolis -concepto de J. Gottman- "Boswash" de Boston-Washington, a lo largo de 600 km) y su parte vecina en Canadá, el sureste de Australia, la costa sureste de Japón. Destacan las grandes ciudades de Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Filadelfia, Detroit, San Francisco, Londres, París, Moscú, Madrid, Berlín, Tokio... En el mundo desarrollado la población urbana es más del 60% y en Gran Bretaña más del 80% como ejemplo del futuro que viene.
En los países subdesarrollados. Las capitales de los Estados tienen una macrocefalia gigantesca y creciente, en América del Centro y del Sur, en África y Asia. México es la ciudad más populosa del mundo, con 25 millones de habitantes, seguida de Buenos Aires, Sao Paulo, Rio de Janeiro en América, Calcuta, Bombay, Delhi, Karachi, Bangkok, Yakarta, Seúl, Teherán, Beijing, Shanghái, Tianjin en Asia, El Cairo (la segunda del mundo) y Lagos en África. En estas ciudades es terrible el desempleo, la escasez de viviendas y servicios sociales, la marginación social...
Revisión de modelos teóricos sobre la génesis y evolución de los espacios metropolitanos.
Gutiérrez Puebla (1993) explica que las teorías de las etapas del desarrollo urbano más aceptadas actualmente se basan en el estudio de las interrelaciones funcionales en las áreas metropolitanas. Se plantean tres modelos teóricos: 1) la evolución de las interrelaciones funcionales (Herbert y Thomas), 2) la evolución de la economía de los centros suburbanos (Erikson), 3) la evolución de la distribución espacial de la accesibilidad (Chapman).
1) La evolución de las interrelaciones funcionales (Herbert y Thomas, 1982). Hay tres estadios históricos de evolución: pre-industrial, industrial, post-industrial.
A. Pre-industrial: el núcleo urbano. Las ciudades son pequeñas y compactas. Relaciones limitadas a un área muy próxima (un día de viaje), debido a los medios de transporte tradicionales.
B. Industrial: el área urbanizada. Las ciudades son más grandes, a lo largo de los ejes de transporte, como unos tentáculos. Relaciones más amplias en el espacio, gracias a los nuevos medios de transporte (tranvías, metros, ferrocarriles).
C. Post-industrial, con ciudades periféricas muy grandes, comunicadas con automóviles y otros sistemas de transporte muy eficientes. Se desarrollan ciudades satélites. Tiene dos subestadios: I. La región urbana (los núcleos periféricos dependen totalmente de la gran ciudad central, en una disposición radial). II. El complejo metropolitano (se desarrollan las relaciones entre las ciudades de la periferia, en una disposición policéntrica). Los autores no abordan las causas de este cambio de radial a policéntrico.
2) La evolución de la economía de los centros suburbanos (Erikson, 1983). Erikson estudia la evolución entre la región urbana (I) y el complejo metropolitano (II), y lo explica por la economía, con tres fases.
A. Derrame y especialización. Surgen los primeros núcleos suburbanos, muy cercanos a la ciudad principal y con rápido crecimiento inducido por la ciudad principal. Empleo especializado.
B. Dispersión y diversificación. Área metropolitana que crece en extensión, con núcleos cada vez más periféricos. Empleo especializado. Los núcleos suburbanos preexistentes tienden a madurar, diversificando su actividad y algunos se convierten en subcentros metropolitanos.
C. Colmatación y polinuclearización. El espacio metropolitano se colmata con nuevos núcleos suburbanos. Los núcleos anteriores maduran, resultando un conjunto de subcentros metropolitanos, formándose un sistema policéntrico.
3) La evolución de la distribución espacial de la accesibilidad (Chapman, 1979). El modelo diferencia cuatro estadios, según la accesibilidad (tiempo de distancia desde el centro). Se ve en la evolución de Palma, desde la ciudad peatonal y la ciudad del carril, a la ciudad del coche y de la autopista.
a) Ciudad peatonal. De forma compacta. Se emplea el paso.
b) Ciudad del carril. De forma tentacular, con ejes radiales del transporte público (tranvía y ferrocarril).
c) Ciudad del automóvil. De forma compacta. Hay más accesibilidad en la periferia (anillo de circunvalación) que en el centro (congestionado).
d) Ciudad de la autopista. Se amplía el área metropolitana, con núcleos bien comunicados en la periferia gracias a las autopistas, mientras los demás núcleos y el centro están peor comunicados.
Gutiérrez Puebla critica a Chapman en dos puntos: a) Sólo considera la accesibilidad según el modo de transporte dominante, ignorando que en la actualidad (en Europa) hay dos sistemas de transporte, privado y público, y que el centro tiene generalmente un buen transporte público radial. b) En áreas metropolitanas maduras es frecuente encontrar sistemas radioconcéntricos, con vías radiales que se completan con anillos de circunvalación, con puntos de intersección entre ambos que se reflejan en su desarrollo como nodos suburbanos tanto residenciales como industriales.
Una interpretación sintética de la dinámica metropolitana.
Gutiérrez Puebla propone una síntesis, integrando los modelos anteriores en uno, con dos etapas:
A. El sistema metropolitano centralizado. Hay un dualismo entre un centro dominante y una periferia dependiente de este. La ciudad central, desproporcionada, se rodea de un espacio metropolitano inmaduro. La población de los núcleos suburbanos crece rápido pero el empleo es especializado. Las interrelaciones son radiales, con un transporte radial, con un acusado gradiente de accesibilidad desde el centro hasta la periferia.
B. El sistema metropolitano policéntrico. Hay un reequilibrio funcional del territorio, con presencia de subcentros metropolitanos. Algunos de los núcleos suburbanos se convierten en auténticos subcentros metropolitanos, con un empleo numeroso y diversificado. La red de interrelaciones es diversificada, con un transporte diverso, con ejes radiales y anillos concéntricos, unidos en puntos de conexión con un alto nivel de accesibilidad. Las grandes vías de comunicación son barreras (bordes) y conllevan un gran impacto ambiental.
El tránsito del sistema centralizado al policéntrico.
1. No hay que interpretar lo anterior de una forma determinista. Los sistemas metropolitanos maduros son más policéntricos, pero las políticas de la Administración pueden variar el proceso, al primar más las infraestructuras concéntricas o las radiales.
2. No hay un sistema mejor que el otro. Thomson (1977) considera mejor el sistema centralizado para las ciudades de tamaño moderado -por la economía de aglomeración-, pero cuando el tamaño es excesivo entonces es más útil el sistema policéntrico -que reduce las tensiones espaciales del centro-.
3. Las tendencias descentralizadoras crecen en Europa Occidental. La periferia crece, en detrimento del centro, debido a las deseconomías de aglomeración y a las nuevas infraestructuras en la periferia. Klaassen (1991) resalta como factores de deslocalización, hacia la periferia, el deterioro de la accesibilidad del centro y la necesidad empresarial de espacio. Las empresas industriales y de servicios acuden a la periferia (polígonos industriales, hipermercados y centros comerciales).
4. La migración del empleo hacia la periferia produce cambios en las pautas de movilidad metropolitana. Se acercan la vivienda y el empleo, para reducir el tiempo de transporte. Los nuevos centros deben ser casi autosuficientes y tener una buena comunicación entre sí. Los centros suburbanos pueden sufrir problemas nuevos de congestión. En los sistemas centralizados el transporte radial es un gran problema porque el transporte es unidireccional y en los mismos horarios, mientras que en los sistemas policéntricos el transporte radial es bidireccional. El transporte público es predominante en el sistema centralizado y en los ejes radiales (la congestión encarece y dificulta el privado), mientras el privado domina en el sistema policéntrico y en los ejes de circunvalación (al no haber congestión).
5. La pérdida de empleos y población en la ciudad central plantea nuevos problemas y oportunidades. Primero pierde población y después pierde actividades, con lo que los ingresos disminuyen y la degradación puede alcanzar graves niveles. Pero surge la oportunidad de que la descongestión debida a ese mismo abandono permita una renovación del centro: rehabilitación de edificios, peatonalización, hasta llegar a la mejora de la calidad de vida y la atenuación de la emigración del centro a la periferia.
APÉNDICE: GEOGRAFÍA URBANA. RESUMEN.
1. CIUDAD Y TERRITORIO: IDEAS BÁSICAS.
1.1. LAS CIUDADES Y EL TERRITORIO.
Relación entre ciudad y territorio.
1.2. EL CONCEPTO DE SISTEMA: APLICACIÓN A LAS CIUDADES DEL TERRITORIO.
El sistema urbano. La ciudad como un "sistema intraurbano" que constituye un elemento del "sistema interurbano" (conjunto de ciudades que se relacionan entre sí).
1.3. LA URBANIZACIÓN DEL TERRITORIO.
Los factores de la urbanización.
Demográficos, económicos, políticos, físicos, de dimensión del territorio, infraestructuras.
2. TEORÍAS DE ASENTAMIENTOS.
2.1. LA TEORÍA DE LOS LUGARES CENTRALES.
Christaller y Lösch: teorías explicativas de los lugares centrales, leyes para prever la distribución, número y tamaño de los asentamientos urbanos en el espacio.
La teoría de Christaller.
Sistema urbano regular en el sureste de Alemania (1933). Método deductivo. Factores de causalidad económica: la relación de la distancia con el encarecimiento de los productos. Espacio urbano isotrópico.
La teoría y los conceptos básicos de Christaller.
Conceptos básicos: centralidad, lugar central, isotropía, alcance, umbral, área de mercado, área de influencia, distribución espacial de los núcleos.
Ciudad se define por su función: ser "lugar central", centro abastecedor de bienes y servicios a la población existente en el núcleo y en la región por él organizada.
Centralidad: grado en que una ciudad sirve a su área circundante, y puede ser medida a través de los bienes y servicios ofrecidos.
Lugares centrales son los núcleos de población que ofrecen bienes y servicios especializados en un área mucho más amplia que la propia de la ciudad, creando un espacio isomórfico, con una red urbana jerárquica y geométricamente regular, como un entramado geométrico de hexágonos en serie.
Jerarquía de lugares centrales, en la que los centros más grandes son los que ofrecen bienes y servicios más especializados.
No existe una gradación progresiva entre unos centros y otros, sino que aparecen «escalones» que separan categorías distintas.
La población de cada centro es proporcional al número de funciones centrales que éste posee. Regla rango-tamaño.
El alcance máximo define el límite externo de ventas para cualquier tipo de bien o servicio central. Es la distancia máxima en la que se puede producir un intercambio de unos bienes y servicios de un lugar central.
El umbral es el número mínimo necesario de demandantes para permitir cubrir los costos básicos de la oferta de un bien o servicio concreto
El área de mercado es el círculo conformado por los radios de los alcances máximos. Las áreas de mercado son diferentes para los distintos bienes y servicios. Se equipara al concepto de área de influencia.
El espacio es isotrópico: una región llana, de fertilidad uniforme, de recursos naturales uniformemente repartidos, con una población distribuida igual y del mismo poder adquisitivo, con una red de transporte semejante en todas las direcciones.
La relación entre los lugares de niveles distintos.
La relación entre el lugar central de nivel superior con los centros del nivel inmediatamente inferior se rige, según Christaller, por tres principios de organización:
El principio de mercado. k=3.
El principio del transporte. k=4.
El principio político-administrativo. k=7.
La teoría de Lösch.
Tesis del lugar central ideal, la metrópoli del espacio económico, en el que estarían asentadas todas las actividades centrales. Todo el territorio se organiza alrededor de los núcleos metropolitanos.
Desarrolla una secuencia matemática que incluye varios sistema de tipo k (k = 3, 4, 7, 9, 12, 13, 16, 19, 21, 25, etc). Hay una superposición de zonas. El esquema básico propuesto por Lösch consiste en una serie de hexágonos, con 18 asentamientos en cada hexágono, y un lugar central en donde se ubica una mercancía o servicio central determinado.
El punto central es la metrópoli y a su alrededor se van disponiendo hexágonos de tamaño creciente. Pero no es una disposición geométrica uniforme pues los hexágonos varían en su posición, hay superposiciones, a fin de que en los centros se concentren las actividades. El círculo que rodea a cada lugar central se puede interpretar como dividido en seis sectores de 60º cada uno (6 x 60º = 360º), en el que se dan todas las actividades. Lösch estima que cada sector puede subdividirse en dos partes, una de intensa especialización (rica) y otra de escasa especialización (pobre, por su escasa actividad).
Críticas a la teoría de los lugares centrales.
1) Ambos consideran el espacio como isotrópico, lo que no ocurre en la realidad.
2) No tienen en cuenta los factores administrativos, culturales e históricos, así como el éxodo rural o las novedades técnicas en los servicios que alteran la relación entre los núcleos comerciales.
3) Explican el espacio sin comprender su evolución temporal, que puede registrar muchos hechos o acontecimientos.
4) Focalizan demasiado la organización del territorio en los núcleos proveedores de servicios, el principio de mercado; y no toman en cuenta otras actividades no terciarias.
5) La crítica menos fundamentada es que es una teoría ideal, muy abstracta y poco realista. Esta crítica olvida que toda teoría es siempre una abstracción.
2.2. LA TEORÍA DE BASE ECONÓMICA.
Sombart, Aurousseau, Hoyt, Mathilda y Thompson, Lowry, Dziewonski.
La teoría de base económica pretende explicar y cuantificar la economía de la ciudad. Su tesis principal es la distinción entre las poblaciones urbanas que trabajan para el servicio de la propia ciudad y las poblaciones urbanas que trabajan para el exterior de la ciudad. A fines de los años 30 se utiliza por primera vez el empleo para distinguir entre las actividades básicas y las no básicas, es decir las de exportación y las de servicio interno.
Sombart: las ciudades actúan como importadores de materias primas y exportadores de productos industriales y servicios.
Aurousseau establece una diferencia entre población primaria y secundaria de las ciudades. La primaria trabaja en actividades destinadas afuera de la ciudad. La secundaria es la de actividades de soporte de la primaria.
Hoyt: en el espacio las ciudades se disponen en función de realizar actividades básicas y no básicas. Básicas en el sentido de destinadas a la exportación fuera de la ciudad. No básicas son las que se destinan a la demanda local. Se mide por el coeficiente de localización de actividades, que compara la proporción de población activa de una ciudad en una rama con la que tiene la región.
Índice de Mathilda-Thompson. Estos autores procuran medir el superávit de ocupación en el conjunto de actividades.
En la teoría económica se establece que hay una relación entre el tamaño de la ciudad y el carácter básico o no básico de las actividades. A mayor tamaño más basicidad.
Lowry presenta la teoría del multiplicador económico.
Dziewonski: diferenciación en ciudades comunes y especializadas.
2.3. LA TEORÍA DE LOS CENTROS DE CRECIMIENTO.
El primer concepto es el de dominio: las relaciones humanas se hallan reguladas por la competencia. Clasificación de ciudades según una jerarquía de dominio: dominantes, subdominantes, influyentes, subinfluyentes...
Teoría de los centros o polos de crecimiento. Cada ciudad es un motor de desarrollo de sí misma y de su entorno.
Los efectos de dominación y de desarrollo se ligan a las actividades básicas de los lugares centrales, que se generan de dos modos:
1) Actividades desencadenantes de nuevas actividades externas en el territorio.
2) Actividades dependientes de previas actividades externas.
El crecimiento es jerárquico, creciendo primero los núcleos más altos y difundiendo su crecimiento en los núcleos de niveles inferiores.
Hirchman distingue actividades verticales: 1) "Hacia delante". 2) "hacia atrás",
2.4. LA TEORÍA CENTRO/PERIFERIA.
Centro es el núcleo dominante y la periferia el territorio (y núcleos) dominado. En cuanto a la escala, hay que distinguir entre relaciones externas entre países o regiones, con un dominio de los desarrollados sobre los subdesarrollados, y relaciones internas entre un núcleo central dominante y una periferia perteneciente a su propia región a la que domina y organiza.
Myrdal (1957) establece el principio de causación acumulativa, según el cual las diferencias entre ambos grupos son crecientes, pues los países (y regiones) ricos acumulan su crecimiento a costa del subdesarrollo de los pobres.
Hirchman (1958) insiste en la polarización del crecimiento en los países desarrollados, pero acepta que puede haber una difusión vertical, de modo que haya un desarrollo de los países pobres.
En contra de estas visiones pesimistas, para Reitsma y Kleipenning (1985) está la experiencia reciente del creciente desarrollo de muchos países antaño del Tercer Mundo.
La tesis fundamental que sí se mantiene hoy es que las relaciones son desiguales entre el centro y la periferia.
Para Bailly (1988) la periferia existe en función de su escasa accesibilidad al centro de decisión.
Para Drabakis-Smith (1990) muchos países han abandonado el estado periférico para acceder a un grado intermedio entre centro y periferia.
En las regiones urbanas (una escala inferior, limitada al seno de los sistemas urbanos), se advierte la pervivencia e incluso el agravamiento de las diferencias entre el centro y la periferia, debido a la creciente urbanización.
El centro no necesariamente ha de estar en el centro geográfico del territorio. Los centros pueden serlo en sentido único o múltiple: monocentrismo y policentrismo.
Reynaud presenta una evolución de la relación centro-periferia en etapas:
(a1) Centro dominante-periferia dominada.
(a2) Centro hipertrofiado-periferia deshecha.
Las periferias aisladas.
Las periferias de "ángulos muertos".
3. CIUDAD Y TERRITORIO: LUGARES CENTRALES Y ÁREAS DE INFLUENCIA.
3.1. EL GRADO DE CENTRALIDAD DE LOS ASENTAMIENTOS.
Los asentamientos se organizan en una cierta jerarquía, un grado de centralidad dado por el número y tipología de los bienes y servicios.
Christaller proponía un indicador: el número de teléfonos. Más tarde planteó un catálogo de establecimientos centrales, con 8 funciones económicas y 5 grados.
Bracey (3 funciones) y Smailes (5 funciones), proponen otros catálogos de funciones.
El índice de centralidad de Davies (1966) estima cuantitativamente las funciones, mediante el coeficiente de especialización. C= 100/T , más otras operaciones.
3.2. LA DELIMITACIÓN DE LAS ÁREAS DE INFLUENCIA.
Los métodos empleados para la delimitación del área de influencia pueden clasificarse en dos grandes categorías: analíticos y sintéticos.
Los analíticos: encuesta, indicadores (difusión de la prensa, tráfico telefónico, líneas regulares de pasajeros de autobuses, flujos financieros).
Los sintéticos: modelo de gravedad utilizado por Reilly, Stewart y Zipf. El flujo de personas, bienes, servicios e información entre dos ciudades depende del tamaño de las mismas y de la distancia que las separa, siendo directamente proporcional a la distancia que media entre ellas.
Converse (1938) calcula el punto de ruptura de las áreas de influencia de dos ciudades. Dj = Dij / [1 + raíz (Pi/Pj)]
La teoría de grafos de Dacey y Nystuen, para medir los flujos entre núcleos, emplea diversos indicadores.
1) Dacey, Nystuen: análisis primario de relaciones.
2) Haggett: análisis múltiple de relaciones.
4. LA MORFOLOGÍA DE LAS REDES URBANAS.
4.1. MORFOLOGÍAS TEORÉTICAS.
La malla teórica hexagonal isotrópica de Christaller es hipotética. Se critica que es un modelo isotrópico, cuanto la realidad es anisotrópica.
1) Anisotropía (o distorsión) medioambiental: por la distribución no uniforme de los recursos.
2) Anisotropía (o distorsión) social: por la distribución no uniforme de la población, tecnología, capital...
3)Anisotropía (o distorsión) histórica (o temporal): el espacio evoluciona debido a factores históricos, técnicos, etc.
Procedimientos para evaluar la morfología urbana:
1) Índice de Clark-Evans. Rn= d / 0,5 (N/S)
2) Índice de vecino más próximo (Rn). Es el método más común. Rn: 0 (máxima concentración), 1 (máxima aleatoriedad), 2,15 (distribución regular).
Rn= 2 x d x raíz N/S
4.2. MORFOLOGÍAS DESCRIPTIVAS.
Las formas descriptivas de las redes urbanas son geométricas. Según L. Racionero (1978) pueden distinguirse:
1) Regular: la más eficaz por su armonía.
2) Concentrada: un centro principal y un conjunto vacío.
3) Aglomerada: con un sistema de nubes de núcleos distribuidos por todo el territorio, en grupos amplios. La variante radioconcéntrica une rasgos de aglomerada y concentrada.
4) Aleatoria: dispersa, sin un orden regular.
5) Lineal: a lo largo de una línea.
6) Anular: en forma de anillo.
7) Dentrítica: como espina de pez.
5. LAS RELACIONES EN LOS SISTEMAS URBANOS.
5.1. LA DISTRIBUCIÓN DE TAMAÑOS.
Auerbach: una relación entre orden y tamaño de la población de las ciudades.
Stewart y Zipf constataron empíricamente esta regularidad, diseñando un gráfico de coordenadas y una fórmula: Pn= P1/Rn. Regla rango-tamaño: una relación inversa entre la población y el rango que ocupa la ciudad. Su aplicación obedece a una escala logarítmica, por lo que los primeros rangos son casi aritméticos (con una fuerte pendiente) y los siguientes logarítmicos (casi una recta, con poca diferencia entre los núcleos). Hay irregularidades en la aplicación práctica de este modelo, común en países desarrollados, poco común en casi todos los países subdesarrollados y en los hay una gran distancia entre la ciudad primacial y la que le sigue en rango. El grado de desviación se calcula por la proporción entre el valor teórico y el real. Algunos núcleos pueden ser desproporcionadamente grandes (macrocefalia) o pequeños (microcefalia). Los sistemas son así: macrocefálicos, bicefálicos, tricefálicos, microcefálicos...
El índice de primacía mide el grado de macrocefalia, dividiendo la población de la primera por la población de las cuatro primeras. A resultado más alto, mayor macrocefalia.
5.2. TAMAÑO Y FUNCIÓN.
Se refiere a la relación del tamaño con la función. Núcleos urbanos y rurales. Actividades urbanas son generalmente comerciales o terciarias. A un pequeño aumento de tamaño hay un gran aumento de funciones, pero el aumento de estas es decreciente respecto a los nuevos aumentos de tamaño.
5.3. CLASIFICACIÓN FUNCIONAL.
Clasificación por funciones urbanas.
Las teorías morfológicas establecen la tipología de la ciudad, de acuerdo a descripciones que se basan en las funciones urbanas. Talbot (5), Aurousseau (6), Chabot (6), Sorre (4).
En suma, las ciudades se clasifican a menudo por sus funciones, aunque la mayoría de ellas tienen múltiples funciones:
Ciudad política. Ciudad militar. Ciudad comercial. Ciudad industrial. Ciudad universitaria. Ciudad cultural. Ciudad religiosa. Ciudad de ocio.
Clasificaciones numéricas.
Olsson estudia las principales ciudades de Suecia, clasificándolas por su aportación al PIB en los distintos sectores.
Harris (1943) propone que se determine la función por la composición en población activa por funciones, en relación a la media urbana de todas las ciudades de determinada escala en EE UU, 605 ciudades de más de 10.000 habitantes). 9 tipos de especialización o funciones urbanas, en los que el porcentaje de población activa era variable según el tipo de actividad.
Los criterios arbitrarios.
Los criterios arbitrarios los aplicaron geógrafos suecos, Enquist y Lenguen, en un diagrama triangular.
El criterio de centralidad de Nelson.
El criterio de centralidad se relaciona directamente con la especialización funcional. Cálculo de la media y la desviación típica de las nueve ramas básicas de empleo. El grado de dispersión sirve para clasificar las ciudades especializadas en los diversos sectores económicos.
Este criterio de Nelson le permite distinguir ciudades con cierta especialización funcional, especializadas, muy especializadas, y altamente especializadas. Las 1) de cierta especialización funcional son las que simplemente poseen un porcentaje superior a la media; las 2) especializadas son las que tienen un valor comprendido entre la media y una desviación típica; las 3) muy especializadas son las que tienen un porcentaje igual a la media más dos desviaciones típicas; y las 4) altamente especializadas son las que tienen la media más tres desviaciones típicas.
El método de Nelson fue utilizado por Capel (1969) para clasificar las ciudades españolas, calculando la desviación típica y la media en cinco grupos de actividades.
Smith (1965) utiliza un gráfico de coordenadas cartesianas, incluyendo en cada eje los valores de dos variables: porcentaje de empleo en comercio (ordenadas) y en industria (abscisas). Sobre cada eje se traza una perpendicular correspondiente al empleo medio determinado de cada actividad, apareciendo cuatro tipos de categorías de empleo.
El criterio de dos tasas.
Carrière y Pinchemel: conocer si el desarrollo de cada rama de actividad urbana es mayor o no a las necesidades propias de la ciudad. Para ello se comparan las tasas de población activa de cada ciudad en su relación con la población urbana del país o la región, así como las tasas de población activa de cada rama de actividad en relación con la población activa urbana de cada uno de los sectores en todo el país o región, unas y otras en tanto por mil.
El criterio de Capel.
Capel diseñó un índice funcional, restando las tasas y multiplicando el resultado por el % de la población activa total, dividido por 100.
Críticas.
Para la clasificación funcional hay que distinguir si se calculan los datos sobre toda la población activa o sobre la población activa sólo urbana. En algunos núcleos con actividades pesqueras o mineras, su carácter urbano es más importante que el rural, pese a dedicarse a la producción de materias primas.
El índice IUPA (Índice Urbano de Población Activa).
En qué medida los núcleos son efectivamente urbanos (con actividades urbanas). Ello se calcula con el índice IUPA (Índice Urbano de Población Activa). IUPA: 1 - (PAag / PAT)
Ya que el poblamiento urbano es concentrado, se puede representar un gráfico, con una directa proporcionalidad entre IUPA y la concentración urbana. Hay varios grados, como ejemplos no exhaustivos:
Los umbrales desde los cuáles se consideran rurales los núcleos es de -20% de Pconc (concentrada) y un IUPA de -0,2.
Son villas (ciudades rurales) urbanas cuando la Pconc. está sobre 50% aunque el IUPA sigue siendo de 0,2 a 0,3.
Los municipios urbanos en actividad pero de hábitat disperso, tienen un IUPA alto (+ 0,5), pero con débil concentración, con un 20% o 30% (son las barriadas residenciales del tipo disperso, de chalets).
Cuando la Pconc es importante (+ 50%) pero la IUPA es inferior al 0,5 de media, se da el caso contrario al anterior.
Pconc y IUPA altos. Población urbanizada.
Pconc y IUPA máximos. Población muy urbanizada.
5.4. LAS RELACIONES DINÁMICAS: LOS FLUJOS INTERURBANOS.
Hay tres categorías de relaciones (flujos): demográficas, económicas y culturales.
Las relaciones entre dos ciudades son referentes a su jerarquía respectiva; pueden ser verticales u horizontales en la jerarquía. Los flujos son dinámicos: cambian en el tiempo. Las relaciones comerciales. El centro mejor dotado atraerá más relaciones. Otro factor de las relaciones es la accesibilidad de los núcleos.
6. ¿UNA NUEVA SOCIEDAD URBANA?
Contradicción entre sistemas urbanos en crisis y en auge.
Los sistemas urbanos son de creciente extensión.
Descentralización institucional.
Impacto de las nuevas tecnologías.
TEMA 1. LA CUESTIÓN URBANA.
LA CIUDAD: DEFINICIONES. [Vinuesa, 16-22]
Ciudad: Núcleo de población, con asentamientos humanos diversificados en componentes, con intensas relaciones entre individuos y grupos sociales.
La ciudad se caracteriza por:
Tamaño demográfico: es una población importante, pero es un valor relativo según los países. En España el límite está en los 10.000 habitantes y en Japón en 30.000.
Densidad de población: tiene una alta densidad de población, muy variable según la morfología urbana, que puede ir de unos cientos de hab/km2 a los 27.000 de Macao.
Morfología: es un conjunto de calles y edificios. Sin ello no habría una estructura urbana.
Función: ha de ser un centro organizador de un territorio y la actividad de sus habitantes. Es un rasgo hoy más ambiguo, por la urbanización funcional del espacio rural.
Cultura urbana: se refiere a un modo de vida urbano en las relaciones sociales.
Hay diferentes definiciones de la ciudad: a) población importante, b) población urbana en contraposición a rural, c) conjunto de calles y edificios.
INTRODUCCIÓN.
En 1985 el 49,2% de la población mundial era urbana, con mayor proporción en los países desarrollados, aunque los problemas de las inmensas (aunque sea relativamente) capitales de los países subdesarrollados pueden ser pavorosos.
El desarrollo de la ciudad ha sido progresivo desde el Neolítico y muy rápido desde principios del siglo XX, cuando sólo el 14% de la población vivía en ciudades. Actualmente el 90% del crecimiento de la población ocurre en las ciudades y sólo en 1991-1995 esto ha supuesto 320 millones de nuevos habitantes urbanos. Esto crea tremendos problemas para conseguir viviendas y servicios. Sólo en América Latina hay un déficit de 35 millones de viviendas, lo que afecta a 170 millones de personas. Y en África el problema es mucho mayor.
En España la misma Constitución dice (art 47): «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias (...) regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación».
Javier Gutiérrez Puebla. La ciudad y la organización regional. Cincel. Madrid. 1987. 117 p.
1. LA CIUDAD EN LA REGIÓN. «El extraordinario desarrollo que han experimentado las ciudades durante los dos últimos siglos es uno da los fenómenos más característicos de la historia contemporánea. Las ciudades tienen un protagonismo creciente, hasta el punto de que repetidamente se afirma que hoy vivimos en una sociedad esencialmente urbana. Ciertamente, cada vez es mayor la proporción de población que vive en las ciudades, mientras que el espacio rural tiende a despoblarse. Todo esto nos hace preguntarnos cual es el papel que desempeñan las ciudades dentro de su región y qué tipo de relaciones se establecen entre la ciudad y el campo. No es fácil responder a estas preguntas sin conocer claramente cuáles son las diferencias entre lo «urbano» y lo «rural», sin conocer qué distingue a la ciudad de los núcleos rurales. Todos tenemos una idea aproximada de lo que son las ciudades; sin embargo, a veces resulta difícil enumerar sus rasgos distintivos. Creemos conveniente, pues, comenzar por hacer una relación de esos rasgos, para pasar después a examinar cuál es el papel que desempeñan las ciudades en la organización territorial.
1. El concepto de lo urbano. No es posible explicar en pocas palabras qué es lo «urbano». En una primera aproximación se podría decir que la ciudad es una concentración de personas en un espacio restringido. Efectivamente es éste un rasgo típico de las ciudades, mientras que en el campo la población se encuentra más o memos dispersa sobre un espacio mucho más amplio. Por eso, numerosos autores califican un asentamiento como «urbano», cuando supera un cierto tamaño, un cierto número de habitantes, lo que implica la existencia de una concentración de población. No obstante, hay que reconocer que este criterio cuantitativo no es suficiente. En algunas ocasiones, los campesinos se concentran en núcleos de población considerablemente grandes que, a pesar de su tamaño, mantienen un marcado carácter rural. No se puede decir, por lo tanto, que tales asentamientos sean propiamente ciudades, ya que la mayor parte de su población se dedica a las actividades agrarias. Esto ocurre, por ejemplo, en determinadas localidades de La Mancha, que más que como ciudades son consideradas como «pueblos grandes».
Otros autores han subrayado el hecho de que la ciudad tiene una fisonomía propia. Entre los defensores de este criterio cualitativo se encuentra Dörries, que afirma que una ciudad se reconoce «por su forma más o menos ordenada, cerrada, agrupada alrededor del núcleo fácil de distinguir y con un aspecto muy variado, acompañada de los elementos mas diversos» (Capel, 1975: 268). Es evidente que los asentamientos urbanos tienen un aspecto distinto al de los núcleos rurales; sin embargo, no es fácil precisar de un modo convincente cuáles son esas diferencias formales. Pero, ademas, la función no se corresponde siempre con la forma. Así, algunas «ciudades» que han entrado en decadencia conservan su morfología urbana, pero no las actividades económicas típicas de los núcleos urbanos.
Precisamente una característica fundamental de la ciudad es el predominio de las actividades no agrícolas. Mientras que la población del campo se dedica primordialmente a actividades como la agricultura, la ganadería, la explotación de los bosques, etc., los habitantes de la ciudad trabajan sobre todo en la industria, comercio, transportes, en la Administración del Estado, en la instrucción de la población, etc. De un modo general se puede afirmar que Ia población rural encuentra su ocupación, predominantemente en el sector primario (actividades extractivas): en cambio, la población de las ciudades trabaja sobre todo en el sector secundario (industrial o en el sector terciario (servicios). Existe, por lo tanto, una «complementariedad» entre el espacio urbano y el espacio rural. Así, la ciudad tiene unas determinadas funciones en el territorio donde está localizada: si bien se abastece con alimentos y materias primas que provienen del campo, ofrece en cambio a la población rural productos industriales y servicios especializados. No es extraño, pues, que esta relación de intercambio sea considerada cuando se intenta establecer una definición de ciudad. En este sentido, Casas Torres señala como una característica de lo urbano el hecho de que «la ciudad, grande o chica, se abastece desde fuera, no se basta para su aprovisionamiento, y existe en función de una región más amplia a la que organiza, a la que sirve, para la que es el nexo de unión con eI resto del mundo» (Casas Torres, 1957: 262). Por su parte, Johnson afirma que «a diferencia de la aldea rural, el asentamiento urbano, se significa por el hecho de que su influencia no es meramente local, (Johnson, 1974: 14). Precisamente estas ideas nos conducen al tema fundamental de este libro: el tema de la ciudad y la organización regional, de la ciudad y sus relaciones con el territorio circundante. Si en este apartado tratábamos de esbozar las características distintivas de lo urbano, para estudiar después el papel de las ciudades en la organización regional, nos encontramos aquí con que es ese papel de organización uno de los rasgos que mejor definen a la ciudad. Por último, queremos indicar que, a la hora de caracterizar lo urbano, ciertos autores han optado por formular definiciones complejas, que incluyen todos o varios de los rasgos que hasta aquí se han señalado. La mayor parte de estas definiciones complejas hacen referencia, directa o indirectamente, a ese carácter supralocal de la ciudad. Por ejemplo, K. Davis afirma que «una ciudad es una comunidad de considerable magnitud y de elevada densidad de población que alberga en su seno una gran variedad de trabajadores especializados no agrícolas, amén de una élite cultural e intelectual» (Capel, 1975: 281). Por su parte, el propio Casas Torres considera «como ciudades a los núcleos de población compactos que, por poseer una serie de funciones centrales, organizan, con más o memos intensidad y en competencia con otras ciudades —dentro de una red jerárquica urbana—, un territorio bastante más extenso que su casco urbano (Casas Torres, 1982: 39).
CLASIFICACIONES DE CIUDADES.
Funciones urbanas. Las ciudades se clasifican según sus funciones, aunque muchas ciudades tienen múltiples funciones:
Ciudad política. Albergan los servicios politicó-administrativos, siendo un carácter fundamental en las ciudades más grandes, las capitals macrocéfalas: Madrid, Lisboa, Atenas, París, Londres, Viena... son ejemplos, pero el fenómeno es aun mayor en los países subdesarrollados. La Ciudad capital es la Ciudad que es el centro de la Administración y de la gestión privada, para un ámbito nacional, como mínimo. Puede que haya en un país varias ciudades capitales: Italia, Holanda, Alemania, EEUU...
Ciudad militar. Muchas ciudades se crearon por su función militar en alturas, puntos de paso de ríos o en zonas pobladas: Toledo, Nuremberg, Edimburgo.
Ciudad comercial. Se dedican al intercambio de productos y servicios. Todas las ciudades tienen esta función y algunas deben su origen a esta: Ostia, Medina del Campo. Las ciudades comerciales importantes extienden su influencia en su entorno rural e incluso sobre otras ciudades, en círculos que se interseccionan unos con otros.
Ciudad industrial. La actividad industrial se concentra en las ciudades con mejores condiciones de localización.
Ciudad universitaria. Tienen una función de residencia de estudiantes y enseñanza superior: Oxford, Cambridge, Salamanca, Alcalá de Henares, Heidelberg, Upsala.
Ciudad cultural. Conservan su forma a lo largo del tiempo. Salzburgo, Roma, Frankfurt, Venecia, Toledo, son ejemplos.
Ciudad religiosa. Son centros religiosos, que atraen multitud de peregrinos y funciones religiosas: Roma, Lourdes, La Meca, Medina, Jerusalén, Benarés. Muchas ciudades han permanecido en la Edad Media por albergar un obispo.
Ciudad de ocio. Se dedican a actividades de turismo, ocio, juego: Mónaco, Marbella, Las Vegas. Tienen problemas de desequilibrio entre las estaciones turísticas y el resto del año.
TEMA 2. EL ESTUDIO DE LA GEOGRAFÍA URBANA.
ELEMENTOS DEL ANÁLISIS DE LA CIUDAD.
El urbanismo es una ciencia con dos vertientes: física y social.
Aspecto físico: accidente sobre el territorio, como conjunto de obras, adaptadas al medio geográfico (relieve, clima) en un espacio en tres dimensiones, con una cuarta dimensión, la temporal, pues evoluciona históricamente.
Hay una expresión estética de la ciudad, por la armonía de sus partes y la belleza de sus componentes.
El Paisaje urbano: es unión de naturaleza (medio natural) y cultura (obras del hombre).
Se distinguen infraestructuras y superestructuras:
A) Infraestructuras: elementos de relación y servicios para favorecer el contacto entre individuos.
B) Superestructuras: conjunto de edificios (para vivienda o trabajo).
Aspecto sociológico: Hay una relaciones sociales entre los miembros de la comunidad, una estructura inmaterial. Su estudio pertenece a la Sociología, en relación estrecha con el Urbanismo.
Concepto de rururbanización. Es el proceso de urbanización del espacio rural sin que este pierda su paisaje característico. Se realiza mediante la conversión de las residencias rurales en segundas residencias o en viviendas principales de los empleados urbanos, en la adopción de modos de vida urbanos por los residentes rurales.
El modo de vida urbano. El modo de vida urbano ha triunfado en todo el mundo desarrollado. La cultura, el consumo, los gustos, adoptan las pautas marcadas por la ciudad. La ciudad se caracteriza por las intensas relaciones sociales, culturales y económicas entre individuos y grupos sociales. Hay una "Cultura Urbana", definida por la heterogeneidad, la movilidad, las relaciones sociales más frecuentes pero superficiales, el consumismo, patologías físicas y psíquicas, etc.
2. EL PROCESO DE URBANIZACIÓN EN EL PLANETA.
La historia de la civilización está ligada a la del urbanismo de un modo indisoluble.
La formas primitivas de vida, anteriores al urbanismo, son el nomadismo y el sedentarismo agrario sin producción de excedentes.
El nomadismo fue la primera etapa de la evolución humana, sin asentamientos permanentes, en grupos itinerantes, viviendo de la caza, pesca y recolección.
El sedentarismo agrario, con dedicación a la agricultura, pero con dispersión de las familias (a menudo extensas), con autarquía económica.
Las ciudades se desarrollaron desde esta etapa no urbana. La historia de la civilización está ligada a la del urbanismo de un modo indisoluble. Hay tres grandes etapas: ciudad preindustrial, ciudad industrial y ciudad postindustrial, cada una de ellas con sus tipos de ciudades.
2.1. ANTIGUA.
La producción de excedentes agrícolas y ganaderos permitió la actividad comercial, el almacenamiento e intercambio por productos artesanales y otros productos alimentarios. Los emplazamientos de estos mercados primitivos derivaron en las primeras ciudades.
Hacia el 3.000 a.C. eclosionaron las ciudades en Egipto, Sumeria, India y China, a lo largo de los fértiles valles de los grandes ríos, que permitían altas producciones, especializaciones en diversas actividades, transporte, intercambio de ideas y una incipiente organización política.
Las ciudades dominaron su entorno rural, creándose los Estados, estructuras político-religiosas, con diferenciación de clases sociales: jefe militar y religioso en la cima de una clase militar y religiosa para satisfacer las necesidades de defensa y religión.
La ciudad-mercado acrecentó su influencia al unir estas funciones de sede del poder político, religioso y militar a la anterior comercial y artesanal. Pero eran núcleos de escasa población, pues los excedentes se concentraban en las clases altas. Ejemplos son Ur, Babilonia (nunca tuvo más de 60.000 habitantes), Nínive, Persépolis, Menfis, Tebas o Jerusalén.
2.2. CLÁSICA.
Grecia siguió con este concepto de la ciudad como sede de cultura y gobierno, irradiadora de sus funciones a su entorno. La polis confundía los términos de ciudad y Estado. La plaza o ágora era su centro vital en lo político, religioso, social, cultural y económico.
En Mileto (tal vez por Hipodamo) se hizo una planificación regular por franjas, «per strigas», con unas pocas avenidas amplias que dividían la ciudad en supermanzanas, a su vez subdivididas por otras calles más estrechas en manzanas y estas en solares. Este modelo fue muy influyente en las ciudades de nueva creación.
Roma supuso la hipertrofia de la ciudad, capital de un vasto imperio, metrópoli y centro de recepción de los excedentes del Mediterráneo. Pese a su crecimiento no es una ciudad monumental ni su trazado es destacable. Era un monstruo orgánico que creció con problemas que nunca se resolvieron bien, porque su modelo primitivo fue la ciudad orgánica greco-etrusca. Las ciudades regionales se hacían cargo de la administración provincial y siguieron un modelo más regular. En el urbanismo romano cabe distinguir la tipología de dos zonas del Imperio, la oriental con una importante tradición urbana griega, y la occidental sin tradición urbana. Los numerosos sustratos locales influirán asimismo.
En Oriente, donde fue posible se mantuvo el urbanismo y la arquitectura griegos y púnicos, salvo en Corinto y Cartago, destruidas en las guerras de conquista y que fueron reconstruidas según un plan romano. La mayor innovación en Oriente será la monumentalización del ágora, con templos y foros.
En Occidente hay casos similares de destrucción, como Numancia, en la que el sustrato inferior desapareció, mientras que en otros casos la evolución al modelo romano fue muy lenta.
2.3. MEDIEVAL.
Hay que distinguir dos modelos: la ciudad cristiana y la islámica.
La ciudad cristiana.
En la Edad Media, Bizancio sustituyó en este papel a Roma, mientras el resto de las ciudades caían en una profunda decadencia, prolongada hasta el s. XI. Las ciudades medievales, con escasa dimensión física y humana, concentraban el poder político (realeza, nobleza, burguesía) y religioso (obispos), protegido por las murallas y puertas. Las ciudades se amurallaban en pequeños recintos no sólo por facilitar la defensa sino también porque así se gastaba menos en la construcción y mantenimiento de los muros y porque la principal entrada de impuestos era la entrada en la ciudad y por ello un recinto muy amplio disminuía los ingresos en vez de aumentarlos.
En la Alta Edad Media las ciudades sufren una profunda crisis. La población vivirá durante siglos de la tierra, siendo las ciudades meros centros administrativos y religiosos, residencias de los príncipes y obispos. Pirenne, en su magistral estudio sobre las ciudades medievales, ha demostrado que la supervivencia de las ciudades en la Alta Edad Media se debió a la presencia de la jerarquía de la Iglesia en ellas, porque la desaparición del comercio y en consecuencia de los mercaderes, junto a la desaparición de la economía monetaria que permitía a los grandes propietarios agrícolas vivir en la ciudad, habían suprimido las bases económicas para la vida urbana. Hasta el resurgimiento económico del s. XI la Iglesia será el sostén de las ciudades, junto a la excepción de algunas ciudades con función de capitales administrativas, como Aquisgrán o Ravena. Las ciudades viven de la agricultura y el comercio, del dominio político y religioso sobre el campo. Su morfología es orgánica, con el gran centro vital de la catedral o la iglesia, hasta que aparecen los palacios de los Ayuntamientos.
La ciudad islámica.
La expansión islámica de los siglos VII y VIII extendió su dominio sobre las ciudades clásicas en decadencia, junto a ciudades persas e hindúes de tipo oriental. Sobre estos tipos el Islam impuso una nueva concepción del espacio urbano, de un carácter vital, biológico, desordenado, orgánico, privado, en oposición al público de las ciudades griega y romana. La fundación de ciudades es una exigencia de la conquista, adaptando el urbanismo de los países conquistados al propio contexto religioso, social y geográfico, sobre unos sustratos regionales y locales, pero con un común carácter intimista y secreto, ligado a la radical igualdad del Corán, en la que los creyentes son como esclavos de Alá, por lo que su posición depende siempre de la voluntad divina y no es conveniente manifestarla con signos externos de lujo en la vivienda, aunque los interiores de los palacios pueden ser de increíble riqueza. Ricos y pobres conviven en los mismos barrios, sin darse la separación occidental en barrios de primera y de segunda (al presente comienza a haberla). El retiro privado, la ocultación del interior de la vivienda al exterior, tiene la motivación de proteger la intimidad de la familia. Influyen también factores económicos, climáticos y jurídicos (es notable la dificultad de la expropiación en el mundo islámico, lo que impide la planificación urbana). Hay una radical oposición entre ciudad y campo, como la permanente lucha entre los sedentarios y los nómadas conquistadores que Ibn Jaldún considera el motor de la historia.
El tipo de ciudad islámica ha variado poco en el tiempo. La ciudad no tiene ordenamiento, ni tampoco unos requisitos mínimos de vías o higiene, generalment con ausencia de cloacas, por lo que las calles están siempre sucias. Hay una escasez monumental que la diferencia notablemente de la ciudad clásica grecorromana. La Umma, reunión de todos los creyentes, es un conjunto universal de ciudades, con barrios que son como pequeñas ciudades y calles que se comportan de un modo asimismo autónomo, con todos los servicios básicos (a menudo con sus propias puertas) y con una división en arrabales y calles según los oficios. Así hay arrabales de los barberos, curtidores, halconeros, alfareros... En España el carácter islámico orgánico ha perdurado en muchos cascos antiguos, incluyendo Palma, aunque resten pocos edificios musulmanes intactos.
2.4. MODERNA.
La ciudad de la época moderna tiene tres características: a) crecimiento demográfico, b) concentración del poder político en las capitales de los grandes Estados, c) pérdida de la autonomía municipal.
En el Renacimiento se criticó la ciudad medieval y se introdujo la perspectiva para la organización de los encuadres viarios. La ciudad ideal de los tratadistas adopta la forma de estrella y es concebida como un cuerpo orgánico, un edificio.
En el Barroco se plantean los problemas de la percepción global de la ciudad, que se concibe como una sucesión de panópticos enlazados, de modo que en cada lugar el alcance visual pueda llegar a ser el máximo. Se aprovechan los puntos singulares para realzar la primacía plenamente jerarquizada, monumentalizando el palacio del gobernante y las iglesias, en un sistema urbanístico al servicio del poder político y religioso.
2.5. INDUSTRIAL.
La Revolución Industrial es un episodio decisivo, desde c. 1770. El maquinismo atrae los excedentes humanos del campo, mejora la higiene y el transporte, las ciudades multiplican su población, con enormes desajustes, las relaciones sociales se basan en la diferenciación social extrema, nacen los suburbios (un fenómeno urbano que no constituye una ciudad más que en la apariencia). Las teorías marxistas nacen en este contexto a mediados del s. XIX. En 1810 la población mundial en las ciudades era el 3%, con 45 ciudades de más 100.000 habitantes. En 1960 el porcentaje era de un 30% y había más de 1.050 ciudades de más de 100.000 habitantes. En 150 años se había pasado de 27 a 1.000 millones de habitantes. Desde entonces el proceso se ha doblado en intensidad.
El desarrollo urbano se benefició de varios desarrollos:
a) Demográfico: por la mejora de la sanidad y la alimentación, el éxodo rural, la emigración internacional...
b) Agrario: por la revolución agraria que permitió el abastecimiento de alimentos y el éxodo rural.
c) Industrial: el maquinismo y la producción en serie dieron posibilidades de crear trabajo y capital sin antecedentes.
d) Transporte: es causa y consecuencia de la Revolución Industrial, permitiendo la concentración de la población y la industria en unos lugares determinados.
Todo esto implicó varias consecuencias urbanas:
a) Crecimiento de la población urbana.
b) Crecimiento espacial de las ciudades.
c) Aparición de barrios obreros.
c) Deterioro ambiental.
e) Ordenación o planeamiento urbano (los primeros casos).
2.6. POSTINDUSTRIAL.
Es una civilización de masas urbanas: en Gran Bretaña el 80% de la población es urbana. Las metrópolis se extienden por inmensos territorios, integrando espacios urbanos y naturales discontinuos, gracias al progreso del transporte y de las telecomunicaciones, con una dispersión de la población alrededor de los núcleos principales, en ciudades de tipología diversa: dormitorio, jardín, región, radiante, satélite...
Las ciudades ofrecen bienestar, cultura, trabajo, seguridad, confort, diversidad de opciones... Estas ventajas se reducen con el anonimato y el olvido de la dimensión individual del hombre. El problema es como equilibrar comunidad e individuo, de modo que se respete a la naturaleza y se garantice el futuro de la Humanidad.
2.7. SOCIALISTA.
En la URSS, China y los restantes países de régimen socialista la urbanización ha sido controlada por el Estado, con un moderado éxodo rural hacia las ciudades, planificación de nuevas ciudades, ordenación en serie de los edificios... Pero no se han conseguido los ambiciosos objetivos impuestos, persistiendo la desigualdad de condiciones de vida entre la ciudad y el campo (con malos servicios) y se enfrentan ahora a un creciente éxodo rural descontrolado.
2.8. EN EL TERCER MUNDO.
Es un proceso explosivo, lleno de problemas de masificación y descontrol. Sus características son:
Elevado indice de crecimiento. Ejemplo es la Ciudad de México, que ha pasado de 5 millones de habitantes en 1960 a 25 millones en la actualidad y sigue creciendo. En el año 2000 habrá 15 ciudades de países subdesarrollados entre las 20 mayores del mundo.
Sistema urbano desequilibrado. Las capitales políticas y económicas absorben la inmensa mayoría de la población urbana, a veces la mitad de la población del país: casos de Montevideo y Buenos Aires.
Segregación espacial y marginalidad. Hay barrios lujosos y miserables separados por una corta distancia.
2.9. DISTRIBUCIÓN MUNDIAL DE LA POBLACIÓN URBANA.
En los países desarrollados. Se concentra en Europa occidental (con la más diversificada y equilibrada concentración urbana), las capitales de la Europa del Este y Mediterránea, la región noreste de EE UU (la megalópolis -concepto de J. Gottman- "Boswash" de Boston-Washington, a lo largo de 600 km) y su parte vecina en Canadá, el sureste de Australia, la costa sureste de Japón. Destacan las grandes ciudades de Nueva York, Chicago, Los Angeles, Filadelfia, Detroit, San Francisco, Londres, París, Moscú, Madrid, Berlín, Tokio... En el mundo desarrollado la población urbana es más del 60% y en Gran Bretaña más del 80% como ejemplo del futuro que viene.
En los países subdesarrollados. Las capitales de los Estados tiene una macrocefalia gigantesca y creciente, en América del Centro y del Sur, en África y Asia. México es la ciudad más populosa del mundo, con 25 millones de habitantes, seguida de Buenos Aires, Sao Paulo, Río de Janeiro en América, Calcuta, Bombay, Delhi, Karachi, Bangkok, Jakarta, Seúl, Teherán, Pekin, Shanghái, Tianjin en Asia, El Cairo (la segunda del mundo) y Lagos en África. En estas ciudades es terrible el desempleo, la escasez de viviendas y servicios sociales, la marginación social...
REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y REVOLUCIÓN URBANA: PROCESOS URBANOS. [Vinuesa, 59-76, 89-114]
La Revolución Industrial en el s. XIX lleva a las ciudades una inmensa corriente de pobladores. Se crean nuevas ciudades y crecen exponencialmente, perdiendo sus anteriores rasgos. Manchester pasa de 70.000 habitantes en 1800 a 400.000 en 1850 y 710.000 en 1910. Cardiff pasa de 1.020 habitantes en 1800 a 100.000 en 1900. Londres pasa de 1.000.000 de habitantes en 1800 a 4.500.000 en 1910.
La nueva ciudad industrial crece junto a la maquinización y el transporte, que permiten concentrar la producción y el consumo. La industria ya no necesita situarse cerca de sus mercados sino que busca los lugares con mano de obra, materias primas, fuentes de energía o facilidad de comunicación. La fisonomía urbana cambia con la multiplicación de fábricas con sus chimeneas, de barrios obreros (slums), con míseras condiciones de vida, peores incluso que las del campo de donde venían los inmigrantes.
La mejora de la situación urbana fue muy lenta. En la segunda mitad del s. XIX se comenzó a planificar la mejora de la vivienda (de tipología más uniforme), la educación y la sanidad. Había que reformar y mejorar la sociedad para evitar la revolución.
En España este espíritu reformista se concreta en la Ley de Viviendas Obreras (1911) y proyectos como la Ciudad Lineal de Arturo Soria, que prolonga los edificios a lo largo de una vía única, en una comunión campo-ciudad, que influirá en proyectos de ciudad-jardín de EE.UU. y Gran Bretaña. Un ejemplo de ciudad lineal, aunqe con un fin industrial y no residencial es la reforma de Stalingrado.
Chueca acierta en su crítica del proceso de especulación en las nuevas ciudades industriales. El aumento del valor del suelo dejó éste en manos de un pequeño grupo social de constructores y urbanizadores, que buscaron el interés privado y no el público. En España la Ley del Suelo de 1956 fue un intento desafortunado en la práctica de ordenar el urbanismo en todo el país (art. 1), abandonando el «laissez faire», como contraproducente para los intereses del conjunto del sistema económico.
PROBLEMAS RELACIONADOS CON EL DESARROLLO URBANO. [Vinuesa, 76-81, 177-190]
Problemas actuales.
Las principales preocupaciones del urbanismo son la proporción entre la superficie edificada y la zona de solares (índice de superficie construida), entre volumen de construcción y superficie para tráfico.
La densidad de población aconsejable es de 500 habitantes y de 150 viviendas por hectárea (las grandes urbes europeas doblan este promedio). Otro problema es la distribución social, pues el ideal sería que las diferentes clases sociales estuvieran representadas en forma vertical en los diferentes barrios y grupos de viviendas, mientras que en la realidad están separadas horizontalmente, con unas zonas de alta calidad y otras de baja calidad urbanística.
En cuanto al tráfico, se tiende a dejar el centro de la ciudad exclusivamente para los peatones y se sitúan aparcamientos para automóviles en la periferia de esta zona.
El desarrollo de las megaurbes obliga, asimismo, a crear varios centros urbanos y ciudades satélites, con ejemplos conocidos en Europa: Gran Bretaña, países escandinavos y Alemania.
LA PLANIFICACIÓN URBANA. PREURBANISMO Y URBANISMO. [Vinuesa, 81-85, 115-150, 151-175]
Concepto de Urbanismo.
Ciencia que estudia los distintos aspectos del desarrollo del espacio vital. Aspectos que pueden ser históricos, geográficos, culturales y económicos. Desde el punto de vista estético, el urbanismo se relaciona con la arquitectura y el diseño.
Desarrollo del Urbanismo.
Siempre ha habido un planteamiento previo en la creación de una ciudad, aunque hasta 1800 no se ordenó según directrices estatales. Las primitivas formas de urbanismo son irregulares, porque obedecen a necesidades de defensa (son de «libre crecimiento»). En cambio, la tendencia racional prefiere la estructuración geométrica, atendiendo a las necesidades económicas.
Con la Revolución Industrial el desarrollo urbano se extendió alrededor de las vías de acceso a la ciudad y cayó en manos de especuladores (se potenció la vivienda en alquiler).
Chueca opina: «Para pulsar el grado de cultura de una nación el mejor índice es comprobar cómo se desarrollan sus ciudades». El caos y el desorden son pruebas de vacío cultural, la libertad urbanística se ha transformado paradójicamente en sinónimo de opresión urbanística.
Siglo XIX.
La solución a los problemas de ordenación en el s. XIX dio origen al urbanismo como ciencia. Destacan el ingeniero y urbanista Ildefonso Cerdá (1815-79), con la Teoría General de la Urbanización (1867), autor del Plan de Ensanche de Barcelona; Stübbe, con Der Städtebau (1893, El Urbanismo), dándole una metodología científica, y el británico Ebenezer Howard (1850-1928), con Garden Cities of Tomorrow (1902), manifiesto de la ciudad-jardín, una síntesis de las ventajas de la vida en la ciudad y en el campo, sin sus factores negativos, con autosuficiencia económica, armonizando en un conjunto la agricultura, industria, residencia, ocio y cultura.
Siglo XX.
El IV CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna), reunido a bordo del barco Patris, entre Atenas y Marsella, fijó en la Carta de Atenas (1933) las condiciones indispensables, ordenando la ciudad en diferentes unidades orgánicas separadas entre sí por una red de zonas verdes.
Gropius diría de los CIAM: «Lo más importante fue el hecho de que en un mundo lleno de confusión, de esfuerzos fragmentarios, un pequeño grupo internacional de arquitectos sintió la necesidad de reunirse para intentar ver como un conjunto unitario los distintos problemas con que se venían enfrentando.»
Son problemas tan vitales como la vivienda, la estandarización, el urbanismo...
Las tesis de la Carta de Atenas perduraron hasta el VIII CIAM, en 1951. Benévolo criticaría el urbanismo del IV y por extensión de la primera etapa de todos ellos (1930-34): «Los CIAM, como era fácil de prever, derivan hacia la pura teoría y preparan un sistema de reglas abstractas que resultan inadecuadas y casi irónicas en un mundo agotado por una crisis tan grave, donde se están poniendo en duda no sólo preceptos de la urbanística, sino las primeras bases de la convivencia humana.»
En la segunda etapa (1950-1959), hasta el último, el X CIAM, se intentó revitalizar este foro internacional en una línea más dirigista e intervencionista que recibió reparos de los miembros principales: Giedion, Sert, Gropius y Le Corbusier, abocando a una segunda y definitiva crisis.
Hoy existen muchas escuelas urbanísticas, en una clara y constante disgregación, atendiendo a diferencias geográficas e ideológicas.
TEMA 4. ECOLOGÍA DE LA CIUDAD.
Las teorías de ecología urbana en EEUU son clasificadas por W. Firey en tres grupos:
1) Los esquemas descriptivos lineales, con una distinción entre dos teorías:
A) La teoría de las zonas concéntricas de W. Burgess, que divide a la urbe norteamericana en cinco zonas concéntricas según su función, desde el centro comercial y de negocios hasta la zona residencial exterior desde la cual la población acude a sus trabajos, gastando gran parte del tiempo en el transporte y reduciendo su vida social al marco de su vehículo (público o privado). La zona de transición es la zona del vicio y de la marginación social. La tesis de Burgess ha recibido muchas críticas pero es incuestionable su fecundidad teórica.
B) La teoría de los sectores de círculos, es una derivación de la anterior, con un determinismo más atenuado. También es llamada teoría de los gradientes y se caracteriza por estudiar los fenómenos sociales de la pobreza, del paro, del analfabetismo, etc. de acuerdo a la distancia respecto al centro.
Chueca distingue la concepción de suburbio en EE UU (más próspero que el centro), respecto a la concepción en Europa, donde es la sede de la miseria, siendo el caso de América Latina un ejemplo europeo. En Europa asistimos hoy a un proceso de americanización del paisaje urbano, y así vemos como la burguesía tiende a alejarse del centro para vivir en el campo o en la costa (el ejemplo de Mallorca es claro).
2) Las teorías empírico-racionalistas, con dos tendencias, de estrictos y moderados. Para los estrictos la realidad está determinada por factores materiales, no humanos. Para los moderados (McKenzie y Park) también influyen los factores sociales.
3) Las teorías metodológico-racionalistas sientan unas bases metodológicas para universalizar las tesis racionalistas. El purista A. Weber excluye los factores sociales y culturales, la historia y el hombre. Aisla los elementos de localización industrial, para poder medir su importancia relativa y mutuas dependencias. Factores de localización industrial son: costo de mano de obra, distancias, peso de las materias primas y de los productos finales.
A. Predohl acentúa aun más que Weber el método de sustitución, con resultados más matemáticos y precisos.
Los teóricos realistas incluyen los factores sociales y culturales. O. Englander opina que participan a través del sistema de cambios, la organización de la producción y la estructura de la población.
EL MEDIO AMBIENTE URBANO Y SU PROBLEMÁTICA.
Las inmensas necesidades de energía, agua, alimentos... de las ciudades implica que sean devoradoras del espacio y de los recursos, así como su generación de residuos urbanos y contaminantes atmosféricos.
3.1. CONTAMINACIÓN Y CONSUMO DE AGUA.
Se contaminan las fuentes de los recursos hídricos y se agotan los acuíferos (amén de su salinización cerca de las costas). Los sistemas de depuración son costosos pero imprescindibles, pero sólo en el mundo desarrollado se ha conseguido un relativo nivel de éxito.
3.2. CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA.
Los motores de los vehículos, la calefacción y la actividad industrial son una enorme fuente de contaminantes químicos. Ejemplos máximos son Ciudad de México, Madrid, Atenas, con perniciosos efectos sobre la población.
3.3. CAMBIO CLIMÁTICO.
La ciudad crea un "microclima urbano" en su morfología urbana (asfalto de las calles, muros de los edificios, motores y calefacciones), que retiene el calor diurno y lo emite por la noche. Es una "isla de calor", que aumenta de lunes a viernes y disminuye de sábado a domingo, así como en los periodos de vacaciones. Los edificios alteran la circulación del viento, que no limpia la contaminación. Todo esto altera el clima e influye sobre las plantas, los animales, el hombre: en Atenas, en el verano de 1995, murieron cientos de personas en una ola de calor localizada en la ciudad.
3.4. CONTAMINACIÓN ACÚSTICA.
Los motores de los vehículos, los aviones y la propia actividad humana producen un nivel de ruido, pernicioso a partir de los 50 decibelios (db).
3.5. PRODUCCIÓN DE RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS.
La gran producción de basura es un problema de difícil solución. Las soluciones más empleadas son: a) el abocamiento en vertederos controlados (que contaminan el suelo y los acuíferos), b) la incineración en plantas incineradoras (que contamina la atmósfera), c) el reciclaje integral (este es el más recomendable para la conservación del medio ambiente, pero es muy costoso).
4. REPERCUSIONES SOCIOECONÓMICAS.
Generación de patologías médicas en la salud humana. El ritmo de vida ciudadano provoca situaciones de estrés, ansiedad y agresividad. La contaminación provoca lesiones y enfermedades que llevan hasta la muerte.
Marginación social y delincuencia. Las grandes ciudades, sobre todo en EE UU, tienen elevados índices de marginación social y de delincuencia. Tokio sería la excepción, con un bajo nivel de ambos índices.
Modificación de las pautas demográficas. La ciudad altera el comportamiendo demográfico: caída de las tasas de natalidad, desequilibrio de la estructura biológica (por sexo y edad).
Segregación socioespacial. Hay una fuerte diferenciación social en los niveles de renta, lo que repercute en su distribución espacil de acuerdo al precio del suelo que ocupan cada uno de los grupos sociales. Así los barrios centrales más antiguos son de los grupos más marginados, los del ensanche de la clase media, los cercanos a los núcleos industriales son de la clase obrera y los periféricos son ocupados por las clases altas. Lo anterior acepta muchas excepciones, pues algunos centros urbanos se han revitalizado u otras causas.
TEMA 5. MORFOLOGÍA Y ESTRUCTURA INTERNA DE LA CIUDAD.
LA MORFOLOGÍA URBANA. COMPONENTES BÁSICOS.
La morfología o forma de las ciudades está relacionada con las funciones anteriores, el espacio geográfico, la sociedad en la que se desarrollan, etc. Se estudian varios puntos:
a) El plan de las ciudades. Las ciudades adoptan básicamente cuatro tipos de planos: lineal (a lo largo de una vía de comunicación), ortogonal (con calles rectilíneas con cruces en ángulos rectos), radioconcéntrico (con expansión radial a partir del centro), irregular (sin ningún orden).
b) Los tipos de edificios. Pueden ser residenciales, comerciales, históricos, religiosos, etc. Su estudio nos permite conocer la historia y el carácter de la ciudad.
c) Las funciones de las calles y edificios. Son las funciones antes estudiadas: político-administrativa, comercial, industrial, religiosa, etc.
d) La organización social. Su influencia es constante: los gremios medievales tenían sus propias calles, los grupos sociales actuales se concentran en zonas favoritas...
e) Los transportes. Su importancia es creciente, al condicionar el movimiento de los ciudadanos y su actividad económica y social en el seno de la ciudad y en relación con su entorno, mediante las avenidas, las calles, las vías de entrada rápida, el transporte en taxi y autobuses, el metro subterráneo, los ferrocarriles, la cercanía de puertos y aeropuertos e incluso la amplitud de las aceras.
Las teorías modernas sobre la morfología urbana son de los mejores teóricos del «Movimiento Moderno», los norteamericanos, Jacobs, Lynch y Alexander.
Jane Jacobs aboga por un urbanismo que rompa los moldes clásicos, pero que respete lo tradicional, combinando y mezclando los usos, sin separarlos o aislarlos. Respeta la diversidad (producida por diferentes factores), la densidad, la multifuncionalidad. Defiende la calle y la acera.
Kevin Lynch estudia la ciudad tradicional como hábitat urbano, redescubriendo la importancia simbólica de las formas.
Christopher Alexander en La ciudad no es un árbol opina que es imposible separar un elemento urbano de los otros elementos que le rodean. Hay una compleja interrelación.
Los autores de esta corriente opinan que la baja densidad de población de la ciudad-jardín es contraproducente para la calidad de la vida urbana, por lo que se debe potenciar un centro urbano que satisfaga todas las necesidades de las ciudades-jardín de su entorno. Es el ejemplo de Londres rodeada de ciudades-jardín que la necesitan para subsistir, pues de lo contrario se transformarían en ciudades-dormitorio sin vida.
EL PLANO URBANO. TIPOLOGÍAS Y CARACTERÍSTICAS.
ESTRUCTURA URBANA. CARACTERIZACIÓN INTERNA DE LA CIUDAD, EL MOSAICO URBANO.
ESTRUCTURA URBANA.
De acuerdo a la morfología urbana y a su evolución histórica, podemos distinguir una estructura urbana típica de los países desarrollados, con tres sectores: central, residencial e industrial, que estudiaremos más adelante.
ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA Y SOCIAL DE LA POBLACIÓN URBANA.
La ciudad causa una modificación de las pautas demográficas. La ciudad altera el comportamiento demográfico: caída de las tasas de natalidad, desequilibrio de la estructura biológica (por sexo y edad).
ESTRUCTURA FUNCIONAL DE LA CIUDAD.
Como decíamos, hay tres grandes sectores: central, residencial e industrial.
1) El sector central. Es el denominado CBD (Central Business District o Distrito Central de Negocios). En las grandes ciudades (Londres, Nueva York son los máximos ejemplos) de los países desarrollados se asientan el comercio minorista de bienes y servicios más selectos, las sedes centrales de las grandes empresas, la administración publica y los locales de cultura y ocio. En las ciudades más antiguas persiste un uso residencia de estos centros urbanos, en la mayoría de los casos ocupados por clases desfavorecidas y de avanzada edad, pero con un continuo proceso de sustitución del uso residencial por las actividades terciarias: el centro se desertiza (en Barcelona está siendo preocupante) a medida que los alquileres suben y la especulación provoca la construcción de edificios de altura cada vez mayor (los Docklands londinenses son un ejemplo). La City es el Barrio central de una ciudad, en el que se concentran la mayoría de las actividades financieras y del gran comercio, con poca densidad de población (sustituidas las viviendas por oficinas). Su nombre procede del barrio de negocios de Londres. En EE UU se la llama CBD (Central Business District). También es llamado en sentido más amplio: barrio comercial, centro comercial o centro de negocios.
2) Las zonas residenciales. Las viviendas ocupan la mayor parte del suelo urbano. Su distribución zonal responde a las posibilidades económicas de los habitantes. Las clases acomodadas disponen de medios para decidir dónde fijan su residencia (sea en los barrios elegantes del centro monumental o en las urbanizaciones en la periferia). Las clases bajas han de habitar donde el suelo es barato, en los barrios antiguos sin servicios, en polígonos de viviendas en la periferia, con graves deficiencias de servicios y calidad de vida.
3) Las zonas industriales. Las grandes industrias, que antiguamente están enclavadas en el centro urbano, se han trasladado en los últimos decenios a la periferia de las ciudades, debido a las normas dictadas para evitar la contaminación, el alto valor del precio urbano, la cercanía de las vías de comunicación. Por otro lado, las pequeñas industrias y las más limpias, muy especializadas, se distribuyen de un modo más disperso por la ciudad.
USOS DEL SUELO Y TEORÍAS SOBRE ORGANIZACIÓN INTERNA DE LA CIUDAD.
Los modelos teóricos de la estructura urbana:
A) El modelo de círculos concéntricos. En 1929, Burgess elaboró la teoría de que la ciudad crece de forma concéntrica desde el CBD. La industria se asienta en una zona de transición alrededor de este. A partir de ahí aparecen diferentes círculos de residencias de clases sociales, desde las más humildes en el interior hasta las más acomodadas en la periferia.
B) El modelo sectorial. En 1939, Hoyt formuló la teoría de que las clases altas articulan la ciudad al buscar las zonas mejor comunicadas y de mayor calidad medioambiental. Las empresas también buscan zonas bien comunicadas. Las clases bajas con pocos recursos se distribuyen por toda la ciudad.
C) El modelo de centros múltiples. En 1945, Harris y Ullman formularon la teoría de que la estructura urbana se produce al integrarse varios centros con diferentes funciones: industria, comercio, residencia. La popularización del automóvil permite elegir las zonas preferidas para esas funciones.
Deben explicarse finalmente las teorías explicativas de los lugares centrales, sobre la distribución de los asentamientos urbanos en el espacio. En 1933, Christaller formuló su teoría sobre los lugares centrales, núcleos de población que ofrecen bienes y servicios especializados en un área mucho más amplia que la propia de la ciudad. Estudiando el sur de Alemania, planteó una estructura espacial regular, en un espacio isotrópico, homogéneo en relieve, recursos naturales, densidad y distribución de la población y red de transportes. Las ciudades de tamaño y nivel de especialización similar se distribuyen uniformemente dominando cada una un espacio hexagonal. Existe un límite en el que la demanda de bienes y servicios de un lugar central se hace nula, pasando ese espacio a depender de otro lugar central. Así se conforman hasta siete categorías distintas, de mayor a menor.
LA JERARQUÍA DE LOS LUGARES CENTRALES (Gutiérrez Puebla, 20]: «Los puntos básicos de la teoría de Christaller son:
a) Existe una jerarquía de lugares centrales, en la que los centros mas grandes son los que ofrecen bienes y servicios más especializados.
b) Un lugar central de grado superior posee todos los bienes y servicios de los centros de categoría inferior, más otros que le son propios a su categoría (en el ejemplo anterior, la capital regional poseería todas los servicios educativos de grado inferior ‑escuela, instituto‑ más otro propio de su categoría ‑la universidad‑). La jerarquía de lugares centrales presenta, por lo tanto, un conjunto de categorías: no existe una gradación progresiva entre unos centros y otros, sino que aparecen «escalones» que separan categorías distintas. Los lugares centrales de una misma categoría ofrecen igual número de bienes y servicios, o lo que es lo mismo, tienen las mismas funciones centrales.
c) La población de cada centro es proporcional al número de funciones centrales que éste posee. Como las funciones aparecen de forma discontinua, también existen «escalones» entre la población de unos centros y de otros de distinta categoría.
d) Cuánto mayor es la especialización de un bien o servicio, más escasas son los lugares donde éste aparece ofertada [siguiendo con el ejemplo anterior, la universidad sólo aparecía en la capital regional, mientras que el instituto de enseñanza media se localizaba tanto en la cabecera de comarca (CC) como en la propia capital regional (CR)]. Existe, por lo tanto, un número muy pequeño de lugares centrales de categoría superior (los que ofrecen bienes y servicios muy especializados) y una gran cantidad de centros de categoría inferior (con funciones menos especializadas).
e) Los bienes v servicios más especializados son los que tienen un área de influencia mayor, de manera que se produce una superposición de áreas de influencia de distinta extensión. Ello se debe precisamente a que ese tipo de bienes y servicios son los que aparecen en menos centros, por lo que la población se ve obligada a recorrer mayores distancias para abastecerse de ellos.»
La teoría de Lösch se basa en la anterior, desarrollando la tesis del lugar central ideal denominado metrópolis del espacio económico, en el que estarían asentadas todas las actividades centrales. Las diferencias espaciales surgen al actuar las fuerzas de concentración y especialización y se forma una red de áreas de mercado hexagonales, de tamaño creciente, que configuran la trama urbana.
Las críticas a ambas teorías se refieren a que consideran espacios homogéneos, que no existen en realidad, y no tienen en cuenta los factores administrativos, culturales e históricos, el éxodo rural o las novedades técnicas en los servicios que alteran la relación entre los núcleos comerciales. Los distintos sistemas de ciudades: las áreas metropolitanas, las conurbaciones, las megalópolis, las regiones urbanas, el campo urbano y la ciudad dispersa, se rigen por factores no isotrópicos.
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Excelente unidad didáctica, como todas. Muchas gracias, por hacer y divulgar contenidos de las oposiciones.Saludos.
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