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jueves, 31 de octubre de 2013

HMC UD 15. El fascismo y el nazismo.

HMC UD 15. EL FASCISMO Y EL NAZISMO

Índice:
INTRODUCCIÓN.

1. FASCISMO: CARACTERÍSTICAS GENERALES.
Totalitarismo antiliberal.
Concentración del poder en el caudillo (Duce, Führer).
Eliminación de toda oposición política.
Nacionalismo radical.
Racismo.
Desigualdad entre los hombres y hombre/mujer.
Expansionismo exterior y militarismo.
Autarquía económica.
Apoyo social en las clases burguesas y pequeño-burguesas.

2. FASCISMO ITALIANO.
Los problemas de la posguerra.
Aparición del fascismo.
Ocupación del poder.
La política del gobierno fascista.

3. NAZISMO ALEMÁN.
La posguerra.
Incidencia de la crisis de 1929.
La toma nazi del poder.
El partido nazi en el poder.
Ideología del partido nazi.

4. OTROS MOVIMIENTOS FASCISTAS DE LOS AÑOS 30.
4.1. ESPAÑA.
La CEDA.
La Falange.
El régimen franquista.
4.2. PORTUGAL.
4.3. FRANCIA.
4.5. GRAN BRETAÑA.
4.5. LOS BALCANES.
4.6. EUROPA DEL ESTE.

APÉNDICES:
El militarismo japonés.
Historiografía sobre el nazismo.

INTRODUCCIÓN.
En esta Unidad Didáctica (UD) nos centraremos en el fascismo en sus diversas formas: el fascismo italiano, el nazismo alemán, los otros movimientos fascistas de Europa en los años 30. El caso japonés está en un apéndice, porque no puede conceptuarse como un totalitarismo fascista, pese a sus similitudes, sino como un militarismo imperialista de ideología muy particular. Veremos muy sucintamente el caso del fascismo español, que será abordado con más profundidad en otras UD (la II República, la Guerra Civil y el franquismo). En otra UD se trata el neofascismo en la actualidad y el fenómeno fascista en EE UU y Latinoamérica.

Un resumen.
La problemática general en Europa en los años 20 y 30 había sido muy distinta a la de EE UU. Vencedores y vencidos se encontraron con múltiples problemas al día siguiente de la firma de la paz. Estaban todos endeudados con EE UU; debían reconstruir las economías arruinadas durante la guerra y transformar las industrias militares en civiles, y debían recuperar los viejos mercados (América, Asia) donde se encontraron con la creciente compe­tencia de EE UU y Japón. Tuvieron problemas sociales porque los primeros años de posguerra fueron años de miseria para obreros y campesinos. La posibilidad de una revo­lución comunista era mayor y las clases medias temían perder sus negocios y propiedades como había pasado en la URSS.
Para evitar el ascenso de la izquierda, ya en una primera etapa se establecieron gobier­nos autoritarios militares en Polonia (el mariscal Pilsudski) o en Hungría. El ejemplo más claro de gobierno autoritario, ya en su vertiente fascista, y modelo para otros países, fue el de Mussolini y su partido en Italia, a partir de 1922.
El desarrollo americano, que invirtió mucho capital en los países europeos, acabó, sin embargo arrastrando a Europa y las cosas parecieron normalizarse, excepto en la Italia fascista.
Pero la crisis de 1929 alcanzó también a los países europeos, ya que EE UU retiró los capitales invertidos, para solucionar su propia crisis. Quebraron muchos bancos y cerraron innumerables fábricas, aumentó el paro y la miseria, y con ellos el malestar y el desorden social.
Fue a partir de entonces cuando se produjo una nueva oleada de gobiernos autoritarios y totalitarios, el más importante de los cuales se estableció en Alemania con la subida al poder del partido nazi de Hitler, en 1933, mientras que imitaciones semifascistas y autoritarias se impusieron en toda la Europa del Este y los Balcanes, excepto en Checoslovaquia.

EL FASCISMO: LAS CARACTERÍSTICAS GENERALES.


Mussolini y Hitler.

Definición y características generales.
El fascismo es una ideología totalitaria, que no tiene una doctrina única, sino un conglomerado de teorías, más o menos adaptadas a la cultura de cada país y la voluntad de sus jefes respectivos, y que se resumen en un rasgo determinante: la supremacía del poder del jefe sobre el hombre-masa. 
Pero hay además otras características comunes a la mayoría de los regímenes fascistas.

Totalitarismo antiliberal.
El poder absoluto del individuo supremo es el principal rasgo ideológico del fascismo, al que se subordinan los demás rasgos. Por tanto, se rechaza el sistema liberal democrático, de equilibrio entre poderes y de participación de la colectividad. Sólo debe haber un partido, que gobierne sin necesidad de elecciones, sin participación popular, restringida esta a la aclamación acrítica del líder.

Concentración del poder en el caudillo (Duce, Führer).
El partido único está formado por los considerados verdaderos patriotas, organizados en una estricta jerarquía bajo el mando incondicional del jefe, que acapara todo el poder (salvo el que delegue) y fija las ideas y los programas de gobierno. A este hombre providencial se le rinde un auténtico culto en vida y se le debe obediencia ciega, porque encarna el gran destino de la nación.

Eliminación de toda oposición política.
Se suprimen los otros partidos políticos, quedando prohibida su actuación y propaganda. Los opositores son encarcelados o eliminados físicamente.

Nacionalismo radical.
Se exalta el mito de la Nación, reunión del Pueblo con unos criterios históricos, étnicos, lingüísticos...
En España se usaron también criterios religiosos. En cambio, el fascismo italiano era laico, aunque mantuviese excelentes relaciones con la Iglesia desde 1929, mientras que el na­zismo era antirreligioso, porque la religión, tanto la católica como la protestante, con sus estructuras políticas propias, era vista como una competidora ideológica. Esto explica que el partido nazi persiguiera a muchos sacerdotes cristianos, así como que en 1933-1945 apostataran cerca de dos millones de católicos alemanes.

Racismo.
Se considera que la Nación está compuesta por una raza única, con un predominio sobre las otras razas. En Alemania es el predominio de la raza pura aria, que debe eliminar a las razas inferiores, sobre todo los judíos. Pero este carácter será importante sólo en el nazismo, mientras que será muy débil en el fascismo italiano o español.

Desigualdad entre los hombres y hombre/mujer.
Hay una desigualdad natural entre los hombres, entre los jefes y los subordinados, así como entre el hombre y la mujer siempre inferior y confinada en el hogar. Detrás de esta desigualdad femenina se halla el miedo a que los hombres pierdan el poder doméstico, laboral y económico, y en muchos casos se legitima con la idea de que el hombre en paro encuentre trabajo y de que la mujer cuide a los hijos.

Expansionismo exterior y militarismo.
Es una variante del imperialismo. Se quiere alcanzar el espacio vital (Lebensraum) para la expansión futura de la nación, lo que necesariamente pasa por la expansión imperialista en Europa y otros continentes. Los alemanes tienden hacia el Este, que debe ser colonizado; los italianos hacia el Mediterráneo y Etiopía; o los españoles hacia Marruecos.
Para lograr esta expansión se ensalzan los valores militares: fuerza, valor, agresividad y la superioridad del soldado sobre el civil.

Autarquía económica.
Se defiende la total autosuficiencia del país en la producción de la mayoría de los alimentos, materias primas, energía y productos industriales. Debe asegurarse un superávit comercial y de la balanza de pagos, y una moneda fuerte. Rasgos de la política económica son: el proteccionismo aduanero, la intervención estatal, los monopolios estatales y el apoyo a la concentración en carteles industriales y financieros.

Apoyo social en las clases burguesas y pequeño-burguesas.
El fascismo se apoya socialmente sobre todo en las clases altas y medias: la alta burguesía que teme el ascenso del comunismo y las clases medias que sufren por la crisis económica y la presión de un proletariado que crece demográficamente.

EL FASCISMO ITALIANO.

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Los problemas de la posguerra.
Italia había sido uno de los cuatro grandes vencedores. Sin embargo, al finalizar la guerra, su situación era muy difícil. Las pérdidas humanas y económicas habían sido muy grandes (700.000 muertos, toda la región del Véneto destrozada, enormes deudas contraídas con otros países).
Además, en los tratados de París de 1919 no se concedían grandes anexiones territoriales a Italia (apenas el Trentino y Trieste, pero sin Istria y otras zonas en Dalmacia y sin un aumento del imperio colonial), por lo que gran parte de la población sintió que no se había resarcido a Italia de sus pérdidas humanas sino que había salido debilitada como nación pese a su victoria. En este contexto los nacionalistas estaban exaltados, a punto de explotar.
La miseria y el paro de la posguerra provocaron una grave crisis en 1919 entre los obreros y campesinos del Norte de Italia (en especial Lombardía y Piamonte) que llegaron a ocupar fábricas y campos, y crearon consejos según el modelo comunista de los soviets. Se temió una revolución comunista que aprovechara la crisis social, que en estos años 1919-1922 los gobiernos liberales no supieron resolver. Los propietarios perdieron su confianza en el sistema liberal, que no garantizaba el orden.

Aparición del fascismo.
En estas condiciones surgió el fascismo. Mussolini (1883-1945) era un maestro de escuela, antiguo socialista, y director de su diario “Avanti”, que se había separado del partido socialista por el neutralismo de este en la Guerra Mundial. Fundó un nuevo diario, “Il Popolo de Italia” y aglutinó a los socialistas escindidos y a otros grupos caracterizados por el ultranacionalismo, en su mayoría arditi (veteranos de la guerra). En esta etapa su ideología era aun moderada, pero al final de la guerra, su política se radicalizó y su programa reunió puntos izquierdistas, como el voto para la mujer y la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas, con otros conservadores, como la defensa de la propiedad privada, al tiempo que pregonaba la toma del poder por la violencia.
Con soldados y oficiales desmovilizados, salidos de los nacionalistas frustrados, pequeño-burgueses arruinados y obreros desempleados, Mussolini reorganizó sus fuerzas en los Fascio di combatimento (de los fasci, los ‘haces’, un símbolo de la justicia romana), también llamados camise nere (camisas negras), grupos paramilitares con los que atacó desde 1921 al movimiento revolucionario-obrero. Obreros, sindicalistas y políticos de izquierda fueron golpeados, amedrentados por la violencia o incluso eliminados físicamente.

Ocupación del poder.
Mussolini. Foto oficial como reciente primer ministro.

Mussolini se presentó entonces como el defensor del orden, por lo que contó con el apoyo inmediato de las fuerzas conservadoras (terratenientes, capitalistas, burguesía industrial, ejército, Iglesia). Cuando en 1921 consiguió 30 diputados en el Parlamento, exigió del rey Víctor Manuel III que le nombrara jefe de gobierno. Demostró su fuerza aplastando violentamente, con sus 300.000 camisas negras, una huelga general en 1922 y amenazó con una “Marcha sobre Roma”, que llegó a realizar simbólicamente en octubre del mismo año, ocupando numerosas instituciones, con el apoyo tácito del ejército, la policía y muchos políticos burgueses. El gobierno liberal quiso declarar el estado de excepción, pero el rey se negó a firmar el decreto para evitar una guerra civil y, en cambio, Mussolini fue nombrado (28-X-1922) presidente del Consejo de Ministros por el rey (que pagaría esta debilidad en 1945, al ser sustituido por una República), y gobernó autoritariamente, obteniendo del parla­mento plenos poderes en noviembre e inició un proceso lento pero imparable de toma del poder, primero con respeto a las formas constitucionales.
Al tiempo que en 1923 lanza una campaña terrorista contra la oposición, aprueba una ley electoral que asegura al partido más votado la mayoría parlamentaria. Se coaliga con la derecha y arrasa en las elecciones de abril de 1924 (65% de los escaños), con una campaña de extrema violencia. Entonces elimina sistemáticamente a los partidos de la oposición, especialmente a los socialistas (cuyo secretario parlamentario, Matteotti, que había denunciado los abusos, fue asesinado) y los comunistas (cuyo líder, Antonio Gramsci, fue encarcelado), que en protesta abandonan el parlamento. Mussolini aprovecha la oportunidad y establece una dictadura (I-1925), disolviendo el parlamento e instaurando el régimen de partido único, con el Duce (caudillo), como jefe.

La política del gobierno fascista.
El gobierno fascista resucitó en lo ideológico el mito de la Roma Imperial en su esté­tica e ideología. Firmó con la Santa Sede el Concordato de Letrán (1929), que resolvió el vie­jo problema de la soberanía del Vaticano y le granjeó el apoyo de la Iglesia, que recibió el control de la educación, mientras la enseñanza de la religión católica se declaró obligatoria en las escuelas.
En la economía se abogó por la autarquía económica, con una moneda fuerte, pero que resultó demasiado cara para mantener la competitividad de las exportaciones). El país prosperó en los años 1924-1929, contando con la ola mundial de prosperidad y un gran pro­grama de obras públicas, pero se hundió en los años 30 y el nivel de vida de los trabajadores padeció, en beneficio de los empresarios. En la agricultura se sanearon algunas zonas (lagu­nas Pontinas), pero el dirigismo público sobre los cultivos y los precios, aunque consiguió aumentar la producción de trigo, fue poco rentable.
En lo social se propugnó la integración de las clases sociales en corporaciones económicas (empresarios y obreros en armonía), pero en realidad al servicio de las clases altas. Con todo, la legislación social atemperó la crisis con mejoras en las pensiones y la regulación del despido, y a cambio se prohibieron el derecho de huelga y los sindicatos obreros.



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La expansión del imperio de Italia.

El régimen pretendió lograr una Italia imperial, un nuevo Imperio Romano, para lo que atacó y ocupó Etiopía (1936) y Albania (1939), contando con la pasividad de las po­tencias occidentales. Pero esta expansión le aisló internacionalmente desde 1936. Tras un tiempo de distanciamiento del nazismo, por su desacuerdo con el propósito de Hitler de ane­xionar Austria a Alemania, se creó el Eje Berlín-Roma que apoyó a los nacionales en la guerra civil española y condujo a Italia a la II Guerra Mundial, en la que se demostró la escasa pasión de la población por el militarismo así como la gran debilidad militar italiana. Tras varias derrotas, el régimen fascista se hundió en 1943 cuando los aliados desembarcaron en el sur. El rey obligó a Mussolini a dimitir y se nombró un gobierno que firmó el armisticio con los aliados. Pero los alemanes ocuparon el país y restablecieron a Mussolini, en la llamada República de Saló en el norte. El régimen fascista fue definitivamente destruido, al final de la guerra en 1945, cuando Mussolini fue fusilado por los partisanos.
En la posguerra los fascistas fueron al principio duramente reprimidos, aunque lograron sobrevivir como partido reconvertido en el MSI (Movimiento Soziale Italiano).

EL NAZISMO ALEMÁN Y EL TERCER REICH.


Discurso de Hitler ante el partido nazi, ya en el poder.

La larga crisis de la posguerra en Alemania.
En Alemania la derrota en la I Guerra Mundial y el armisticio llevó a la abdicación de Guillermo II (9-XI-1918), seguida por la proclamación de la llamada República de Weimar (1919-1933), dirigida por un gobierno socialista que firmó la paz. Era una república federal de 17 estados, que se mantuvo durante catorce años en medio de grandes dificultades económicas, sociales, diplomáticas e ideológicas.
Los primeros años de la posguerra fueron muy duros en Alemania, marcados por l crisis económica (la inflación era monstruosa), paro, desmoralización nacionalista por la derrota, irritación por las condiciones humillantes de la paz de Versalles. La república se vio atacada desde la izquierda comunista del movimiento espartaquista en 1918-1919, pero éste fue destrozado por el ejército, y también fue agredida desde la derecha conservadora y nacionalista. Francia, que quería enormes reparaciones económicas, llegó a ocupar militar­mente la rica región carbonera del Ruhr.
Fueron momentos muy difíciles, con frustrados golpes de Estado (el putsch de Hitler y Ludendorf en Múnich en 1923) aunque hacia 1925 las cosas parecieron arreglarse. Por una parte las inversiones de capital norteamericano volvieron a activar la economía y pareció que se superaba la crisis; por otra parte, la derecha conservadora representada por el general Hindenburg, presidente de la República desde 1925 a 1934.

La incidencia de la crisis de 1929.
La crisis de 1929 fue terrible. Al retirar los americanos su capital de Europa, primero la banca y luego la entera economía alemana se hundieron. La producción industrial en 1932 era un 58% de la de 1929 y en el mismo 1932 se llegó a los 6 millones de parados y una miseria generalizada. En esta situación desesperada, la gente se radicalizó: una parte pensó que la solución era la revolución comunista y otra parte, temiendo esta revolución, creyó que la solución era un gobierno fuerte y autoritario.

La toma nazi del poder.

Hitler.

Fue entonces cuando los grandes capitalistas ayudaron a un partido de ultraderecha, el Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (NASDP o partido nazi), presidido desde 1920 por Adolf Hitler (1889-1945) un fracasado pintor, ex-cabo y espía militar, de ideología pangermanista, antisemita y antiparlamentaria, a desarrollar sus fuerzas paramilita­res (las SA y las SS) según el modelo fascista, con las que combatir a los sindicatos y al partido comunista. La alta burguesía creía que podía utilizarlo para vencer a la revolución, pero no contaba con que desencadenaba una fuerza destructora e irracional.
Desde que el partido nazi contó con dinero para su organización y propaganda, consiguió que la pequeña burguesía y muchos parados se pasasen crecientemente a su lado, con lo que su fuerza electoral aumentó. Su estrategia era clara: tomar el poder electoralmente y desmontar el Estado liberal desde arriba.
En las elecciones de 1932 el partido nazi obtuvo 13 millones de votos (37%) y el 30 de enero de 1933 el presidente Hindenburg nombró canciller a Hitler; en pocos meses se esta­bleció la dictadura de partido único, gracias a la policía política (Gestapo), y eliminando violentamente (detenciones, campos de concentración, asesinato, exilio) toda oposición. Cuando Hindenburg murió, en agosto de 1934, Hitler ocupó su puesto.

El partido nazi en el poder.

Una vez en el poder, Hitler y el partido nazi iniciaron una política de centralización (la Alemania federal se convirtió en un Estado unitario), intervencionismo estatal, de fomento militarista con grandes pedidos de armamento (90.000 millones de marcos-oro entre 1933 y 1939 a los grupos Krupp, Thyssen y otros) y de obras públicas como autopistas, junto con el alistamiento militar masivo, la restricción del trabajo femenino, el dominio comercial y financiero sobre los países balcánicos, todo lo cual resolvió en parte el problema del paro y alivió la crisis económica.
La sociedad fue adoctrinada de un modo metódico en la educación, la prensa, la radio. Los libros y el arte que no seguían las pautas del nazismo fueron prohibidos. La intransigencia, el racismo y el fanatismo irracionales sustituyeron a la razón. Todos los grupos sociales que podían oponerse o que eran vistos como no alemanes fueron aplastados, con una estrategia metódica de ir uno tras otro a fin de no chocar a la vez con todos: comunistas, socialistas, sindicalistas, judíos, intelectuales, activistas cristianos. Al final, como dice el poe­ma de Bertolt Brecht, todos fueron oprimidos o exterminados.




La expansión alemana antes de la II Guerra Mundial y el reparto de Polonia con la URSS.

El pangermanismo llegó a su extremo más radical. Era un régimen que para sobrevivir necesitaba insistir en las pautas del expansionismo militar y territorial. Si no crecía al exterior se iba a colapsar económicamente, por lo que debía arriesgar más y más. El potente ejército que se organizó sirvió finalmente para llevar a cabo su política expansionista: alianza con Ita­lia (1937) y Japón (1940), militarización de la Renania (1936), anexión de los Sudetes en Checoslovaquia (1938) un territorio habitado por alemanesAnschluss (unión) con Aus­tria (13 de marzo de 1938) favorecida por la presencia allí de un importante partido nazi partidario de la anexión, ocupación de Bohemia (1939), Pacto de no agresión con la URSS (1939) y finalmente la reclamación de la ciudad libre de Danzig en pugna con Polonia (verano 1939).
Los países occidentales habían claudicado repetidamente a fin de no caer en una nueva y atroz guerra. La conferencia de Múnich de 1938 fue un compromiso cobarde e ineficaz, puesto que la invasión alemana de Polonia (1-IX-1939) hizo inevitable el conflicto militar.
La II Guerra Mundial fue la mayor catástrofe bélica que ha conocido la Humanidad.
En ella el nazismo se mostró en toda su crudeza genocida: murieron seis millones de judíos y otros seis millones de personas pertenecientes de otros pueblos, minorías o grupos especiales como gitanos, homosexuales, deficientes físicos o mentales, eslavos, negros, intelectuales, sa­cerdotes cristianos, políticos progresistas o simplemente intelectuales o profesionales que parecían potencialmente peligrosos. Los judíos fueron masacrados en la llamada “solución final” de los campos de concentración y exterminio; los polacos y rusos fueron perseguidos y aniquilados en masa sólo por ser eslavos, un pueblo inferior al ario, al que debían hacer espacio en sus tierras.
Hitler, en la derrota, incluso estuvo a punto de destruir Alemania. Su lógica criminal horroriza: si los alemanes no habían merecido ganar la guerra y mantener el “Imperio de los Mil Años” que su Führer les había prometido entonces la conclusión era que su debilidad debía ser castigada con la aniquilación. Por ello preconizó la destrucción de todo y todos.
El nazismo fue el totalitarismo más monstruoso que ha conocido el mundo. El juicio de Nuremberg (noviembre de 1945-octubre de 1946) mostró su inhumanidad aborrecible; fue un juicio contra el horror y la barbarie.

La ideología nazi.
La ideología del partido nazi se resume en su gran frase de propaganda: “Ein Volk, ein Reich, ein Führer” (Un Pueblo, un Imperio, un Jefe).



Ein Volk (un solo pueblo). Se refiere al pueblo alemán, representante de la raza aria, superior a las demás. Sus lemas son explícitos: “Tú no eres nada, tu pueblo lo es todo”. El partido nazi debía mantener la pureza de la raza. Se promulgaron las leyes de Nuremberg, 1933, prohibiendo el matrimonio o cualquier relación con los judíos. En 1942 se decidió el exterminio físico total de los judíos, como primer paso para la aniquilación de los pueblos inferiores (los latinos, como el español o el italiano, en el futuro mundo nazi debían ser pueblos de esclavos, cuya natalidad debería ser controlada para lograr su paulatina sustitución demográfica a largo plazo por los arios). Respecto a este feroz antisemitismo, Burleigh, en la senda de Brächer, considera: “Nada inexorable obligaba a Alemania a convertirse en verdugo del pueblo judío”, pero la crisis económica de la posguerra, rematada en la crisis de 1929, destruyó el equilibrio social e ideológico del país, dejándolo al final en manos de fanáticos antisemitas. Goldhagen, en cambio, opina que todo el pueblo alemán es responsable de participar en la represión nazi.
Claudio Magris ha apuntado la enorme pérdida que esto supuso para Alemania:
“Nosotros, que tenemos presente el nazismo, nos olvidamos de lo que fue la enorme simbiosis judeoalemana. En Europa, la cultura alemana y la cultura judía han tenido una gran simbiosis. Sobre todo en la Europa centro-oriental se consideraba al judaísmo portador de esa gran y culta Alemania. Franz Werfel decía que el gueto de Praga era el bastión del germanismo frente al Este. Esta cultura judeoalemana fue el elemento supranacional que permitió dar una unidad cultural a Europa, y unir a rumanos, húngaros... Pensemos en el patriotismo judeoalemán de la Primera Guerra Mundial. Alemania, al amputarse este elemento, se amputó una fuerza enorme ligada a su propia esencia. Es evidente que existía una tradición antisemita, pero en Alemania coexistía con este otro elemento. Ningún otro país de Europa ha necesitado la cultura judía como Alemania para ser él mismo.”

Ein Reich (un imperio). De acuerdo con la teoría racista, proponía la creación de una gran nación alemana que unificara todas las tierras donde vivían alemanes, y para cuyo desa­rrollo económico era necesaria la conquista y colonización germana de nuevas tierras (la teoría del Lebensraum, “espacio vital”), que facilitaran materias primas y alimentos y compraran los productos industriales alemanes. En su libro Mein Kampf (Mi lucha, 1925), Hitler aseguraba que estas tierras estaban en el Este (Polonia, Ucrania), habitadas por pueblos eslavos, considerados una raza inferior; y el pueblo alemán debía conquistar esas tierras y aniquilar a los eslavos, con el fin de dejarlas libres para su posterior colonización.


Ein Führer (un jefe). Un líder indiscutible que acapare todo el poder y dirija el país con autoridad. “Führer manda; nosotros te obedecemos”. Este jefe era exaltado en grandes fo­tografías, espectaculares desfiles y concentraciones, en campañas de propaganda entre el pueblo y, sobre todo, entre la juventud a la que se educó en las ideas nazis para asegurar la aceptación masiva entre el pueblo. Es evidente la enorme importancia de la personalidad de Hitler en el nazismo: su fascinación sobre las masas, la simplicidad de su discurso, sus odios y temores, lo inquebrantable de sus propósitos (ya en 1925 avisaba que exterminaría a los judíos). Todos estos rasgos personales marcaron la política nazi, aunque objetivamente sólo podían llevar al desastre. Pero no hay que exagerar el papel de Hitler: si no hubiera existido habría surgido otro líder encarnando similares ideas. El historiador alemán Martin Brozat ha apuntado que el régimen era de “dictador débil”, con una poliarquía en la que Hitler sólo tenía un poder limitado, pero Burleigh apunta que era más bien un régimen de “delegación”, en el que él podía ejercer todo el poder sin discusión si lo deseaba.
Al mismo tiempo había un culto a la violencia, hasta extremos patológicos, como prueba una anécdota: “Los animales sufren, padecen angustia y temor. En ocasiones, incluso piedad. Los torturadores nazis de Erich Mühsam, poeta judío alemán detenido en 1933, tuvieron la idea de meter en su celda a un chimpancé que habían capturado en la casa de un científico también detenido. Esperaban que el simio se ensañase con el torturado, cuyo aspecto era lamentable. En lugar de eso, se abrazó al prisionero y lamió sus heridas. Frustrados por esa reacción del animal, la de los guardias fue torturar y matar al chimpancé, que había demostrado tener más piedad, piedad animal, entre seres vivos, que ellos.” 

OTROS MOVIMIENTOS FASCISTAS DE LOS AÑOS 30.
ESPAÑA.
La CEDA.
La CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), organizada en 1933 por José María Gil Robles, fue la mayor fuerza política parlamentaria de las derechas, con una amplia base agraria, clerical y militar (Franco la votó en 1934 y 1936), formada a partir de la unión de Acción Popular (el partido cristiano de Gil Robles, con un programa de polí­tica social católica inspirado por el cardenal Herrera Oria), la Derecha Regional Valenciana (que defendía intereses agrarios conservadores) y otros partidos conservadores de ámbito local. Por ello, no era un partido homogéneo, pues su ala más moderada, de ideología social cristiana, con Manuel Giménez Fernández y Luis Lucia, era favorable a ciertas reformas. La estrategia de Gil Robles en el Bienio radical-cedista parece apuntar a que procuraba el desprestigio de las instituciones republicanas y el desgaste de sus aliados radicales para preparar un golpe de estado fascista, según un plan muy semejante al que habían utilizado Mussolini y Hitler. En los actos sus adeptos proclamaban “Queremos todo el poder para el jefe y una constitución que abra los cauces de un Estado nuevo”, mientras que su rama juvenil, las Juventudes de Acción Popular (JAP), adoptaban la organización y los lemas del fascismo y organizaban actos en lugares de significación histórica en los que aclamaban a Gil-Robles con gritos de (Jefe!
Pero la CEDA no cumplió sus propósitos y se desprestigió en su alianza con los radi­cales, por lo que fue severamente derrotada en las elecciones de 1936, y acabó por unirse al bando nacional, por orden de Gil Robles, aunque no consiguió que Franco le diera alguna cuota de poder. En cambio, hombres del partido como Serrano Suñer (cuñado de Franco) sí alcanzaron cargos importantes.

La Falange.
La Falange Española fue fundada el 29 de octubre de 1933 por José Antonio Primo de Rivera. Este publicó su primer artículo en la revista “El Fascio” (16-III-1932). La ideología era fascista en casi todos los puntos, haciendo hincapié en el catolicismo, el imperialismo y el mito de la España de los Reyes Católicos.
En los años siguientes fue englobando a diferentes movimientos fascistas de menor tamaño. En una reunión del 13-15 de febrero de 1934 se fusionó con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista en FE de las JONS, formando un triunvirato hasta septiembre de 1934 formado por Primo de Rivera (en octubre de 1934 será el jefe único, según el modelo fascis­ta), Ledesma Ramos y Ruiz de Alda. Sus “27 puntos de las FE de las JONS”, redactados por Ledesma en noviembre de 1935 tenían un carácter izquierdista en algunos puntos y provocaron una seria crisis interna, al alejarse los más conservadores y los financieros de derechas, por lo que se expulsó a Ledesma y su grupo (16-I-1936). El partido no ganó ningún escaño en 1936, pero de inmediato engrosó sus filas, de las que salieron decenas de miles de voluntarios en la guerra.

El régimen franquista.
Se considera que el régimen franquista sólo fue fascista en sus principios, hasta 1942-1943 aproximadamente, mientras creyó que el Eje ganaría la guerra mundial, para reconvertirse en un régimen autoritario tradicional a partir de entonces.
Franco preconizó la tesis de que la total unidad política era imprescindible para ganar una guerra larga y el Decreto de Reunificación (19-IV-1937) unió a todas las fuerzas políticas de la derecha en la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que suprimió al resto de los partidos y organizaciones nacionales (falangistas, carlistas, cedistas y monárquicos). Franco fue nombrado su Jefe Nacional. El dominio de la nueva fuerza política sobre las instituciones fue total, de acuerdo con el modelo político fascista.
La política económica y social de los años de la guerra civil y los primeros años 40 era de inspiración falangista: el ejemplo fascista y nazi era dominante en el régimen y la Falange era la única alternativa nacional semejante. La economía fue militarizada mediante la intervención y la reglamentación estatal, pero no se tocó la propiedad privada: sólo se ordenaba qué producción se debía hacer y a qué precio. En este sentido, la primera realización legislativa del nuevo Estado nacional fue el Fuero del Trabajo (III-1938), de ideología fascista, que establecía el derecho y el deber de todos los españoles al trabajo, dentro de los principios de justicia social (tomados de la filosofía social católica).

PORTUGAL.
Se crea en los años 30 un “nuevo Estado” antiparlamentario, dirigido por el doctor Oliveira Salazar, que durará hasta 1974 y será emulado por Franco.

FRANCIA.
Alrededor de movimientos ultranacionalistas como Action National, aparecieron grupos fascistas, como la sociedad de ex-combatientes Croix de Feu, que en 1935 tenía 700.000 miembros. En la II Guerra Mundial varios grupos fascistas fueron muy activos en la colaboración con el nazismo y participaron en el Gobierno de Vichy. Al acabar la guerra fueron duramente reprimidos y fueron fusilados entre otros el exprimer ministro Pierre Laval y el escritor Robert Brasillach.

GRAN BRETAÑA.
Se desarrollan en los años 30 pequeños partidos fascistas, con un programa imperialista y de exaltación de un jefe nacional. Su líder más notorio fue el aristócrata Oswald Mosley. Pero la II Guerra Mundial los disolverá pronto, sin necesidad de utilizar la represión, ante la pronta y general constatación de que el enemigo nacional era el fascismo.

LOS BALCANES.
Los países balcánicos sufrieron en los años 20 y 30 grandes dificultades políticas, sociales y económicas y hacia 1933 las dictaduras militares o neofascistas dominaban en todos los países.
En Grecia el avance electoral de la izquierda llevó al general Metaxas, de acuerdo con el rey, a suspender la Constitución (1936) e imponer una dictadura de inspiración fascista (la “tercera revolución”), pero la identidad ideológica con Italia y Alemania no detuvo las ambiciones italianas, lo que llevó a Grecia al campo aliado.
En Bulgaria el grupo fascista Zveno (Liga Militar) promovió un golpe de estado (V-1934), aceptado por el rey, y Tsankov y Georgiev impusieron una nueva dictadura, pronto depuesta por el rey Boris III en 1935, quien gobernó desde entonces autoritariamente, a través del gobierno de Koseivanov, en medio de una fuerte crisis económica y social, con un creciente semitotalitarismo. A partir de 1938 Alemania controló la economía búlgara y el país se rearmó, preparándose para entrar en la guerra mundial en el lado alemán.
En Rumanía, en 1940 el mariscal Antonescu se apoyó en la fascista Guardia de Hierro y obligó a abdicar al rey Carol II en su hijo Miguel I. El país participó en la guerra mundial al lado de Alemania, hasta la invasión soviética.
Ya durante la ocupación alemana en la guerra mundial, Serbia y Croacia se separaron y se formaron Estado fascista con sendos gobiernos títeres en ambas, el de Serbia dirigido por el general fascista Nedic y el de Croacia por Ante Pavelic.

EUROPA DEL ESTE.
En los países del Este: Hungría, Eslovaquia, Polonia, Lituania, Letonia y Estonia, aparecieron partidos fascistas o semifascistas, con programas autoritarios, nacionalistas y xenófobos, de afirmación de la independencia, de la expansión territorial y de la pureza racial. La influencia o la invasión alemana durante la II Guerra Mundial llevó a estos partidos al poder, excepto en el caso de la ocupada Polonia, para la que se reservaba una limpieza étnica. El caso más claro fue el de Eslovaquia, recién separada de Checoslovaquia, en la que se impuso un gobierno fascista y católico dirigido por el sacerdote Josef Tiso. Los países bálticos, Lituania, Letonia y Estonia, ocupados por la URSS en 1940, recuperaron la independencia con los alemanes, y tuvieron regímenes fascistas que colaboraron en la guerra.
Al norte de Europa, surgió un movimiento fascista en Noruega, que dirigió Quisling, que desde 1940 presidió el gobierno colaboracionista. 

PROGRAMACIÓN.
FASCISMO Y NAZISMO: CARACTERES Y CIRCUNSTANCIAS EN QUE SE DESARROLLAN.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
Bachillerato, 1º curso. Historia del mundo contemporáneo. Apartado 3. La época de los grandes conflictos mundiales. - Fascismo y regímenes dictatoriales.
También podría estar en ESO, 2º ciclo. Eje 2. Sociedades históricas y Cambio en el Tiempo. Bloque 5. Sociedad y cambio en el tiempo. Núcleo 3. Cambio social y revolución en la época contemporánea.
- Las grandes transformaciones y conflictos del siglo XX. Revoluciones, guerras mundiales y descolonización.
RELACIÓN CON TEMAS TRANSVERSALES.
Relación con el tema de la Educación para la Paz y de Educación Moral y Cívica.
TEMPORALIZACIÓN.
Cinco sesiones de una hora.
1ª Documental. Diálogo. Exposición del profesor. Caracteres del fascismo como ideología e inicio del fascismo italiano.
2ª Exposición del profesor. Diálogo. Fascismo italiano y nazismo.
3ª Exposición del profesor. Diálogo. Nazismo y movimientos fascistas de los años 30.
4ª Exposición del profesor, de refuerzo y repaso; esquemas, cuestiones y comentarios de textos.
5ª Cuestiones y comentarios de textos; debate y síntesis.
OBJETIVOS.
Situar el fascismo cronológicamente y en su contexto histórico.
Conocer los movimientos fascistas en Europa de los años 20 y 30: El fascismo ita­liano. El nazismo alemán. Los otros movimientos fascistas de Europa en los años 30.
Analizar las causas de la aparición del fascismo.
Adoptar una posición racional y crítica ante el fascismo, el racismo, la xenofobia y la violencia.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
- Caracteres generales del fascismo.
- El fascismo italiano.
- El nazismo alemán.
- Los otros movimientos fascistas de Europa en los años 30.
B) PROCEDIMENTALES.
Tratamiento de la información: realización de esquemas del tema, interpretación de mapas y gráficos, etc.
Explicación multicausal de los hechos históricos: las causas y la evolución del fascismo y neofascismo, sobre todo en comentario de textos.
Indagación e investigación: recogida y análisis de datos en enciclopedias, manuales, monografías, artículos...
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y curiosidad científica.
Tolerancia y solidaridad.
Razonar y dialogar sobre las ideas políticas.
Rechazo de los totalitarismos.
METODOLOGÍA.
Metodología expositiva y participativa activa, con énfasis en el desarrollo de ideas propias y críticas por el alumno.
MOTIVACIÓN.
Un documental sobre el nazismo, seguido de un diálogo que sirva como evaluación inicial.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN GRUPO.
Exposición por el profesor del tema.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Realización de una línea de tiempo sobre el proceso.
Realización de esquemas sobre el fascismo en Italia y Alemania, las ideas del fas­cismo, etc.
Comentarios de textos sobre la ideología del fascismo y nazismo, del poema crítico de Bertolt Brecht...
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las actividades grupales.
Búsqueda individual de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones en cuaderno de trabajo, con diálogo previo en grupo. Hacer la síntesis individual del debate.
RECURSOS.
Presentación digital.
Libros de texto, manuales, prensa, mapas.
Fotocopias de textos para comentarios.
Cuadernos de apuntes, esquemas...
Documental.
EVALUACIÓN.
Evaluación continua, desde la inicial, a la formativa y sumativa. Se hará especial hincapié en que se comprenda la relación entre los procesos de Italia, Alemania y Europa.
Examen propio o incluido en el de otras UD, con breves cuestiones y un comentario de texto.
RECUPERACIÓN.
Entrevista con los alumnos con inadecuado progreso.
Realización de actividades de refuerzo: esquemas, comentario de textos...
Examen de recuperación.

BIBLIOGRAFÍA. 
El totalitarismo: fascismo y nazismo. Las características generales.

Documentales / Vídeos.


Rinascita del fascismo? L'analisi storica del professore Emilio Gentile. La7Attualità. 14:47. [https://www.youtube.com/watch?v=akzGz0x43ao]

Libros de totalitarismo.
Albright, Madeleine. Fascism. A Warning. Harper Collins. 2018. 304 pp. Fascismo, una advertencia. Trad. de María José Viejo. Paidós. 2018. 352 pp. Marie Jana Korbelová o Madeleine Albright (Praga, 1937), huida del nazismo en 1939 a Londres y, tras su regreso a Praga en 1945, nuevamente del comunismo en 1948 a EE UU, exembajadora ante la ONU, exsecretaria de Estado en la presidencia de Clinton, advierte sobre el nuevo rostro del fascismo en el régimen familiar de Corea del Norte y en los rasgos autoritarios y populistas de muchos líderes. Trump no es fascista, pero sí el presidente más antidemocrático de la historia moderna. Perfil de Mars, Amanda. Madeleine Albright contra el mal. “El País” Ideas 161 (13-V-2018). / Entrevista de Mars, A. Madeleine Albright. ‘Un fascista es un matón con ejército’. “El País” Semanal 2.191 (23-IX-2018). / Cebrián, Juan Luis. Fascismo: una advertencia y una amenaza. “El País” Babelia 1.401 (29-IX-2018).
Arendt, Hanna. Los orígenes del totalitarismo. Taurus. Madrid. 1980. 618 pp.
Hamilton, Alastair. La ilusión del fascismo. Luis de Caralt. 1973. 334 pp. La proximidad de la ultraderecha y la ultraizquierda en el periodo de entreguerras.
Margia, Michela. Instrucciones para convertirse en fascista. Trad. de Ana Ciurans. Seix Barral. 2019. 160 pp.
Mazower, M. La Europa negra. Barlin Libros. Valencia. 2017 (inglés 1998, español 2001). 544 pp. La complacencia de Europa con el totalitarismo en el periodo de entreguerras. Entrevista de Galindo, Cristina. Mazower. ‘Hay que reconciliar el capitalismo y la democracia’. “El País” (15-V-2017).
Nolte Aramburu, Ernst. El fascismo de Mussolini a Hitler. Luis de Caralt. Barcelona. 1971. 384 pp. Filósofo chileno discípulo de Heidegger, con obras sobre los totalitarismos de la primera mitad del s. XX.
Nolte, Ernst. La crisis del sistema liberal y los movimientos fascistas. Península. Barcelona. 1975. 350 pp.
Parker, R.A.C. El siglo XX (1918-1945). Siglo XXI. Madrid. 1984. 440 pp. Hay muchas referencias al fascismo en este libro generalista.
Paxton, Robert O. Anatomía del fascismo. Trad. de Jose Manuel Álvarez. Capitán Swing. 2019. 424 pp.
Reich, Wilhelm. Psicología de masas del fascismo. Trad. de Alfredo Beia. Enclave de Libros. 2020. 502 pp. Ensayo sobre el nazismo, surgido por la represión sexual de origen patriarcal. Reseña de Cebrián, Juan Luis. La peste emocional y la pandemia fascista. “El País” Babelia 1.492 (27-VI-2020).
Seidman, Michael. Antisfascismos. 1936-1945. La lucha contra el fascismo a ambos lados del Atlántico. Trad. de Hugo García. Alianza. Madrid. 2017. 335 pp. Reseña de Rafael Núñez. “El Cultural” (14-VII-2017).
Stanley, Jason. Facha. Cómo funciona el fascismo y cómo ha entrado en tu vida (How Fascism Works). Blackie Books. 2019. Entrevista de Aguilar, Andrea. Jason Stanley. “El País” Ideas 214 (23-VI-2019).
Wiskeman, Elizabeth. La Europa de los Dictadores. 1914-1945. Siglo XXI. Madrid. 1978. 301 pp.

Noticias. Orden cronológico.
Zamorano, Enrique. El diario que revela la terrible verdad sobre la era nazi (y se parece a nuestra época). “El Confidencial” (1-V-2019). Friedrich Kellner era un funcionario opuesto a Hitler y alertó de las consecuencias del nazismo.

Análisis y opinión. Orden alfabético.
Álvarez Junco, José. Gorbachov y los fracasos del siglo XX. “El País” (17-IX-2022). Comunismo y fascismo terminaron de forma desastrosa, porque generaron dictaduras y guerras que condujeron a indecibles sufrimientos para todos, empezando por sus propias sociedades, como vemos en sus principales líderes, Stalin y Hitler. La gran aportación de Gorbachov fue desmantelar al comunismo, surgido del sueño igualitario de Platón, de las utopías y de la creencia en la lucha de clases. El fascismo, en cambio, provenía del nacionalismo, haciendo de la nación un ideal superior al valor del individuo.

Muñoz Molina, Antonio. Veneno de palabra. “El País” Babelia 1.391 (21-VII-2018). La raza es un término de gran carga política en la Historia, que clasifica a las personas pese a la escasa entidad científica que lo soporta, como evidencia su uso por los nazis alemanes o los fascistas franceses Maurras, Barrès, Drieu La Rochelle…

Verdú, Daniel. Usted es un fascista. “El País” Babelia 1.443 (20-VII-2019). Bibliografía reciente sobre el fascismo y el neofascismo.

El fascismo italiano.
Documentales / Vídeos de fascismo.
Emilio Gentile racconta Hitler e Mussolini. Lezioni di Storia (17-IV-2020). 1:33:32. 
Història del feixisme. 5 vols. BBC. El fascismo italiano, en capítulos cronológicos, con numerosos discursos de Mussolini. Excelente, pero demasiado largo.
Margherita Sarfatti, la mujer que inventó a Mussolini. 52 minutos. La periodista judía (1880-1961) que amó e influyó decisivamente en el dictador desde 1913.

Películas de fascismo.
El jardín de los Finzi-Contini (1971), de Vittorio de Sicca.
Novecento (1976), de Bernardo Bertolucci.
La vida es bella (1997), de Roberto Benigni.

Libros de fascismo.
Bauer, Otto; Marcuse, Herbert; Rosenberg, Arthur; Thalheimer, August; Tasca, Angelo. Fascismo y capitalismo. Teorías sobre los orígenes sociales y la función del fascismo. Martínez Roca. Barcelona. 1972. 193 pp.
Carsten, Francis L. La ascensión del fascismo. Seix-Barral. Barcelona. 1975. 466 pp.
Foot, John, Blood and Power: The Rise and Fall of Italian Fascism. Bloomsbury Pub. 2022. 432 pp.
Gentile, Emilio. Le origini  dell’ideologia fascista 1918-1925. Il Mulino. Bolonia. 1975. 508 pp.
Gentile, E. Il mito dello Stato nuovo dall'antigiolittismo al fascismo. Laterza. Roma/Bari. 1982. 277 pp.
Gentile, E. El culto del Littorio. La sacralización de la política en la Italia fascista. Siglo XXI. 2007 (1993 italiano). 299 pp.
Gentile, E. Fascismo. Historia e interpretación. Trad. de Carmen Domínguez Gutiérrez. Alianza. 2004 (2002 italiano). 325 pp. Reseña de Elorza, Antonio. Anatomía del fascismo. “El País” Babelia (23-X-2004). [https://elpais.com/diario/2004/10/23/babelia/1098487033_850215.html]
Gentile, E. Mussolini contra Lenin. Trad. de Carlo A. Caranci. Alianza. 2019. 313 pp. Reseña de Elorza, Antonio. De revolucionario a subversivo. “El País” Babelia 1.429 (13-IV-2019). / Rafael Núñez. “El Cultural” (14-VI-2019).
Gentile, E Quién es fascista. Trad. de Carlo A. Caranci. Alianza. 2019. 224 pp.Haro Tecglen, Eduardo. Fascismo: Génesis y Desarrollo. Videosistema. Madrid. 1974. 145 pp.

Gooch, John. La guerra de Mussolini. La Italia fascista desde el triunfo hasta la catástrofe. 1935-1943. La Esfera de los Libros. 2021. 676 pp., más 24 ilus.

Haro Tecglen, Eduardo. Fascismo: Génesis y Desarrollo. Videosistema. Madrid. 1974. 145 pp.
Nolte, Ernst. La crisis del sistema liberal y los movimientos fascistas. Península. Barcelona. 1971. 338 pp.
Paris, Robert. Los orígenes del fascismo. Península. Barcelona. 1968. Sarpe. Madrid. 1985. 162 pp.
Paxton, Robert O. Anatomía del fascismo. Península. Barcelona. 2005. 366 pp.
Payne, Stanley G. El fascismo. Alianza. Madrid. 1982. 248 pp.
Ridley, Jasper. Mussolini. Vergara. Barcelona. 1999. 479 pp.
Scurati, Antonio. M. Il figlio del secolo. Bompiani. 2018. 839 pp. Biografía novelada. Entrevista de Verdú, D. Antonio Scurati. ‘Mussolini es el arquetipo del líder populista que ha vuelto hoy’. “El País” Semanal 2.258 (5-I-2020). / Reseña de Verdú, D. Italianos… Mussolini ha vuelto. “El País” (20-I-2019). El dictador está de moda: una biografía novelada, series de televisión...
Scurati, Antonio. M: El hombre de la providencia. Alfaguara. 2021. 592 pp. Segunda parte de la biografía histórico-literaria de Mussolini. Entrevista de Verdú, D. Antonio Scurati. ‘El daño a la democracia está en los partidos populistas de derechas’. “El País” (5-V-2021).

Tannenbaum, E. R. La experiencia fascista. Sociedad y cultura en Italia (1922-1945). Alianza. Madrid. 1975. 463 pp.

Tasca, Angelo. El nacimiento del fascismo. Ariel. Barcelona. 1969 (1967 francés). 407 pp.

NoticiasOrden cronológico.
Ordaz, Pablo. Berlusconi dice que Mussolini hizo cosas buenas en Italia. “El País” (27-I-2013). Un artículo válido tanto para el fascismo como para el neofascismo y que muestra su pervivencia.
Ordaz, P. Italia ajusta cuentas con el fascismo. “El País” (8-III-2016). Se abre un centro de estudios en el pueblo natal de Mussolini, Predappio (Emilia-Romagna).
Koch, Tommaso. El arqueólogo que fantaseó con asesinar a Hitler y Mussolini. “El País” (7-IX-2016). El arqueólogo Ranuccio Bandinelli planeó asesinar a los dos dictadores en un viaje por Italia en 1938. Estaba afiliado al partido fascista, pero en secreto lo odiaba.
Verdú, D. Italianos… Mussolini ha vuelto. “El País” (20-I-2019). Una biografía novelada, series de televisión… El dictador está de moda.

Analisis y opinión. Orden alfabético.
Elorza, Antonio. La naturaleza del fascismo histórico. “El País” (27-III-2019).

Squires, Nick. Benito Mussolini speeches become Apple iTunes hit“The Telegraph” (28-I-2010). Los discursos de Mussolini siguen siendo un éxito 65 años después de su muerte, evidenciando la fuerza del neofascismo.

El nazismo.
Películas de nazismo.
Hay muchas películas y series televisivas biográficas sobre Hitler en su ascenso y en el poder. Casi todas se titulan Hitler.
El gran dictador (1940). Dirección: Charles Chaplin. 124 minutos.
¿Vencedores o vencidos? (El juicio de Nuremberg) (1961), de Stanley Kramer.
La caída de los dioses (1969), de Luchino Visconti.
Cabaret (1972), de Bob Fosse.
El Hundimiento (2004), de Oliver Hirschbiegel refleja su caída final y aclara varios puntos de sus ideas autodestructivas.
Max Schmeling (2010), dirigido por Uwe Boll e interpretado por Henry Maske. 122 minutos. La vida del más famoso boxeador alemán bajo el nazismo.
13 minutos para matar a Hitler (2016). Alemania. Género: histórico. Dirección: Oliver Hirschbiegel. El atentado frustrado del carpintero Georg Elser en una cervecería de Múnich, el 8 de noviembre de 1939. Reseña de Belinchón, G. El día en que carpintero casi mata a Hitler. “El País” (5-III-2016) 33.
El año que dejamos de jugar (2019), de Caroline Link. La historia autobiográfica del exilio en 1933 de una familia judía alemana.

Series de televisión.
Inside the Third Reich (1982), de Marvin J. Chomsky. Serie de más de cinco horas. Dramatización de la vida de Albert Speer (Rutger Hauer) en los años treinta y cuarenta, junto a Hitler (Derek Jacobi) y otros.

Documentales de nazismo. Orden alfabético.

Anotaciones sobre Hitler (2020). 87:46. Las dramáticas raíces personales del asombroso éxito político de Hitler y de su vigencia actual para la ultraderecha. Incluye declaraciones del neonazi David Irving en las que intenta disculpar a Hitler y minorar el Holocausto.
Crónica del Tercer Reich. Documental de 4 partes (4 horas) de “Der Spiegel”.

Dentro de las SS (2017). Documental de National Geographic. Dos episodios de 44 minutos. 1. La élite del mal de Hitler. 2. La maquinaria asesina de Hitler. Con grabaciones de época y entrevistas a exmiembros de las SS, varios aún nazis fanáticos.

Der Sieg des Glaubens (La victoria de la fe) (1933), de Leni Riefenstahl. 78 minutos.
El ascenso del partido nazi (2014). Dirección: Kim Hogg.
El ascenso de los nazis. Documental BBC, dirigido por Julian Jones. 1. Política. 53 minutos. 2. Los primeros seis meses en el poder. 3. La noche de los cuchillos largos. De la democracia en 1930 al totalitarismo en 1933, con entrevistas a historiadores.
El círculo maléfico de Hitler (2018). Hitler’s Circle of Evil. 10 episodios de 52 minutos. Documental sobre las principales figuras del nazismo, desde el final de la Gran Guerra hasta 1945.
El fascismo ordinario (1965). Documental. URSS. Dirección: Mijail Romm. La sociedad en la Alemania nazi.
El oscuro carisma de Adolf Hitler: conduciendo a millones de personas al abismo (2012). Serie documental de BBC, supervisada por Ian Kershaw. Tres episodios de 50 minutos. Recreación con entrevistas a testigos y actores del ascenso y consolidación de Hitler y el nazismo.
El triunfo de la voluntad (1935). Dirección: Leni Riefenstahl. 
Emilio Gentile racconta Hitler e Mussolini. Lezioni di Storia (17-IV-2020). 1:33:32. 
Goering, el bueno. 88 minutos. La vida paralela de Hermann Goering, el nazi, y su hermano Albert, el antinazi.
Hitler (2011). Documental de dos horas sobre Hitler, con imágenes inéditas y otras coloreadas, realizado por la directora Isabelle Clark y producción de Louis Vaudeville (el mismo productor de la serie Apocalipsis sobre la II Guerra Mundial). Reseña de Antón, Jacinto. Sacarle los colores a Hitler. “El País” Domingo (8-I-2012) 12-13.
Hitler, el yonqui. Documental. 44 minutos. Las revelaciones del médico personal del Führer sobre su la drogodependencia de este.
Hitler y los apóstoles del mal. 91 minutos. El círculo de poder de los nazis, desde la posguerra hasta el final: Hitler, Göring, Goebbels, Himmler, Borman, Speer...

Hitler, la historia jamás contada (2012). Documental basado en la biografía de Joaquim C. Fest, que narra su ascenso y caída. Dos episodios, de 1:09:00 y 1:30:00.

Juventudes Hitlerianas (2018). Serie documental de National Geographic. Dos episodios de 44 minutos. 1. El ejército infantil nazi. 2. La última batalla de los niños soldado.

La fortuna secreta de Hitler. Documental. 44 minutos. El testamento de Hitler y su patrimonio inmobiliario y artístico.

La Gestapo. Documental. Tres episodios de 45 minutos cada uno.
La Prusia Oriental de Hitler. 51 minutos.
Olimpiada (1936). Dirección: Leni Riefenstahl. El documental sobre la Olimpiada de Berlín de 1936 que mejor resume en imágenes la ideología nazi.
Secretos del Tercer Reich 01. Himmler. 45 minutos.
Tercer Reich: el ascenso y la caída (2010). Dirección: Nicole Rittenmeier y Seth Skundrick, 

Exposiciones.
*<Memòria dels camps. Fotografies del camps de concentració i d=extermini nazis (1933-1999)>. Barcelona. MNAC (2002). Cat. 246 pp.

Libros sobre el nazismo.
Aly, Götz. La utopía nazi: cómo Hitler compró a los alemanes. Crítica. Barcelona. 2006. 488 pp. Entrevista (48-49) y reseña de Casals, Xavier. La seducción nazi. Dinero y bienestar para todos“Clío. Revista de Historia”, Vol. 6, nº 64 (II-2007) 44-49.
Badia, Gilbert. Introducción a la ideología nacional-socialistaAyuso. Madrid. 1971. 53 pp.
Bettelheim. Charles. La economía alemana bajo el nazismo. Fundamentos. Madrid. 1972. 2 vols.
Boyd, Julia. Viajeros en el Tercer Reich. Trad. de Claudia Casanova. Ático de los Libros. 2019. 448 pp. Narraciones, diarios y correspondencia de viajeros en Alemania entre 1919 y 1945, en especial entre 1933 y 1939.  Reseña de Antón, J. De luna de miel en la Alemania nazi. “El País” (29-IX-2019). [https://elpais.com/cultura/2019/09/26/actualidad/1569534585_097014.html] / Abella, Anna. Turistas en la Alemania nazi. “El Periódico” (1-X-2019). [https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20190930/entrevista-julia-boyd-libro-viajeros-tercer-reich-7655103]
Bracher, Dietrich K. La dictadura alemana. Génesis, estructura y consecuencias del nacionalsocialismo. Alianza. Madrid. 1973. 2 vols.

Brayard, Florent; Wirscching, Andreas (dirs.). Historicisr le mal. Une édition critique de ‘Mein Kampf’. Favard. 2020. 864 pp. [https://www.fayard.fr/histoire/historiciser-le-mal-9782213671185]
Burleigh, Michael. El Tercer Reich. Una nueva historia. Trad. de José Manuel Álvarez Florez. Taurus. 2002. 915 pp. Reseña de Elorza, A. La tela de araña nazi. “El País” Babelia 553 (29-VI-2002).
Carsten, Francis L. La ascensión del fascismo. Seix-Barral. Barcelona. 1975. 466 pp.

Chapoutot, Johann. Libres para obedecer. Trad. de Elena M. Cano e Íñigo Sánchez-Paños. Alianza. 2022 (2020 francés). 144 pp. Ensayo del historiador francés, que establece paralelismos entre la gestión de la empresa actual y los métodos hilterianos, según la concepción nazi del trabajo, que consideraba a los obreros como colaboradores, con delegación de responsabilidades e iniciativa individual, para asegurarse su adhesión voluntaria, mucho más eficiente. Reseña de Vicente, Álex. Nazis del trabajo. “El País” (23-IX-2022).
Childers, Thomas. El Tercer Reich. Crítica. 2019. 769 pp.
Colloti, Enzo. La Alemania nazi: de la República de Weimar a la caída del régimen hitleriano. Alianza. Madrid. 1973. 400 pp.
D’Almeida, Fabrice. El placer de los dioses. Taurus. Madrid. 2008. Reseña de Gregorio Belinchón. “Mi Führer, ¿me concede este vals?”. “El País” (2-VI-2008) 46. La relación entre los nazis y las élites alemanas.
Davidson, Eugene A. Cómo surgió Adolfo Hitler. Nacimiento y ascenso del nazismo. FCE. México. 1981. 680 pp.
Evans, Richard J. La llegada del III Reich 1923-1933. Península. Barcelona. 2005. 671  pp.
Evans, Richard J. El III Reich en el poder 1933-1939. Península. Barcelona. 2007. 880 pp.
Evans, Richard J. El III Reich en guerra 1939-1945. Península. Barcelona. 2011. 1.208 pp. [disonancias-zapata.blogspot.com/2011_06_29_archive.html] Entrevista a Richard J. Evans (1947), profesor de Cambridge, historiador británico, al final de su trilogía sobre el Tercer Reich.

Evans, R. J. Hitler y las teorías de la conspiración. El Tercer Reich y la imaginación paranoide. Crítica. 2021. 320 pp. Extracto: Hitler vestido de mujer y demás ‘fake news’ tras su suicidio. “El País” Ideas 316 (6-VI-2021).
Frenkel, Françoise. Una librería en Berlín. Seix Barral. Barcelona. 2017. Edición de un relato autobiográfico de Françoise Frenkel (1890-Niza, 1970), una judía polaca en el III Reich. Reseña de Vicente, Álex. El testimonio del horror nazi que estaba en un mercadillo. “El País” (7-II-2017). 
Gallego, Ferran. De Múnich a Auschwitz. Una historia del nazismo, 1919-1945. Plaza & Janés. Barcelona. 2001. 520 pp.
Gallego, Ferran. Todos los hombres del Führer. La élite del nacionalsocialismo, 1919-1945. Debate. Madrid. 2006. Reúne 12 biografías de los prohombres nazis que rodeaban a Hitler: Goebbels, Goering, Himmler, Speer, Bormann, Drexler, Streicher, Strasser, Röhm, Ley, Von Schirach, Rosenberg. Dos de ellos, Strasser y Röhm, fueron eliminados por el propio Hitler en 1934. Reseña de Antón, Jacinto. La variopinta cuadrilla de Hitler“El País” (4-XII-2006) 43.
Gellatelly, Robert. No sólo Hitler. La Alemania nazi entre la coacción y el consenso. Crítica. Barcelona. 2002. 438 pp.
Goebbels, Joseph. Goebbels: Diario de 1945. Introducción de Rolf Hochhuth. La Esfera. Madrid. 2007 (1977 alemán). 512 pp. Diario del 28-II a 10-IV-1945. Reseña de Ruiz-Manjón, Octavio. “El Cultural” (1-XI-2007) 23.
Gray, Ronald. Hitler y los alemanes. Akal-Cambridge Universidad. Madrid. 1995 (inglés 1991). 32 pp.
Gruen, Arno. El extraño que llevamos dentro. El origen del odio y la violencia en las personas y las sociedades. Trad. de Arnau Figueras. Arpa. 2019. 272 pp. Ensayo de psicología social. Extracto: Usted no odia a otros, se odia a sí mismo. “El País” Ideas 212 (9-VI-2019).
Hilmes, Oliver. Berlín, 1936. Trad. de  Lorena Silos. Tusquets. Barcelona. 2017. 318 pp. Berlín y la represión nazi durante las Olimpíadas.
Kater, Michael H. Las Juventudes Hitlerianas. Trad. de Alicia Frieyro GutiérrezKailas. 2016. 540 pp. El historiador canadiense de origen alemán Michael H. Kater (Zittau, 1937), profesor en la universidad de York (Toronto), estudia las Juventudes Hitlerianas: organización, funcionamiento y crímenes. En 1939 encuadraba al 98,1% de los jóvenes. Antón, Jacinto. La factoría de los cachorros nazis. “El País” Semanal 2.092 (30-X-2016).
Kershaw, Ian. Hitler. Península. Barcelona. 2 vols. Vol. I. 1918-1936. 1999. 773 pp. Vol. II. 1936-19452000. 1069 pp. En inglés hay una versión más compacta de esta biografía de referencia: Adolf Hitler. 1889-1936. Penguin Books. Londres. 1998. 845 pp.
Kersten, Arno. Las confesiones de Himmler. Diario inédito de su médico personalTrad. de Martin Simonson. Pasado & Presente. 2017. 512 pp. Los diarios inéditos de Felix Kersten, médico fisioterapeuta desde 1939 de Heinrich Himmler. Memorias. Fragmentos: Redacción Según Himmler, Franco era un “ingrato y un traidor”. “El País” (4-XII-2017). / Reseña de Abella, Anna. Himmler, masajes y secretos. “La Vanguardia” (4-XII-2017).
King, David. El juicio de Adolf Hitler. Seix Barral. 2019. 648 pp. El fracasado putsch de Múnich en 1923 y el juicio posterior.
Klein, Claude. De los espartaquistas al nazismo. La República de Weimar. Península. Barcelona. 1970. Sarpe. Madrid. 1985. 169 pp.
Klemperer, Victor. LTI. La lengua del Tercer Reich. Trad. de Adam Kovacsis. Minúscula. 2001. 410 pp.
Knopp, Guido. Secretos del Tercer Reich. Crítica. Barcelona. 2013. Los secretos de la vida cotidiana de Hitler. Galán, Lola. Los pecados de Hitler. “El País” (17-II-2013) 46.
Koonz, Claudia. La conciencia nazi. La formación del fundamentalismo étnico del Tercer Reich. Paidós. Barcelona. 2005 (2003 inglés). 409 pp. El desarrollo de la ideología racista en 1933-1939. Koons es profesora de Historia en la Duke University.
Kühnl, Reinhard. La República de Weimar. Establecimiento, estructuras y destrucción de una democracia. Edicions Alfons el Magnànim. IVEI. Valencia. 1991. 354 pp.
Longerich, Peter. Heinrich Himmler. RBA. Barcelona. 2009. 912 pp. La biografía de referencia del número dos del régimen. Entrevista de Antón, J. Peter Longerich. ‘Los nazis eran humanos, ése es el problema’. “El País” Semanal 2.727 (1-XI-2009).
Longerich, Peter. Joseph Goebbels. Trad. De José Aníbal Campos. RBA. Barcelona. 2012. 1.056 pp. Longerich (1955), profesor alemán en la Universidad de Londres, es especialista en el nazismo y el Holocausto. Reseña de Antón, Jacinto. Goebbels, propagandista sobrevalorado. “El País” (17-VI-2012) 42. Núñez Florencio, Rafael. “El Cultural” (13-VII-2012) 20.
Machtan, Lothar. El secreto de Hitler. Booket. Madrid. 2002. 407 pp. Sobre las relaciones de Hitler con sus compañeros de estudios en Viena y sus camaradas Hess, Speer, Röhm...; toca el tema de su posible homosexualidad.
Mannoni, Olivier. Traduire Hitler. Éditions Héloise d’Ormesson. 2022. 128 pp. Su experiencia como traductor de ‘Mein Kampf’. Entrevista de Bassets, M. Olivier Mannoni / Traductor. “el lenguaje conspiracionista es totalitario: no admite réplica”. “El País” (21-X-2022).
McGovern, William M. Luther to Hitler. The History of fascist-nazi political philosophy. Houghton Mifflin Co. 1941. ix+683 pp.
Moorhouse, Roger. The Third Reich inf 100 Objects: A Material History of Nazi Germany. Prólogo de Richard Overy. Greenhill Books. 2017. 258 pp. Reseña de Antón, J. Cien objetos para explicar el Tercer Reich. “El País” (12-II-2020).
Moreno Julià, Xavier. Hitler y Franco. Diplomacia en tiempos de guerra (1936-1945). Planeta. Barcelona. 2007. 789 pp.
Nathorff, Hertha. Trad. de Virginia Maza. Libros de Trapisonda. 2018. 229 pp. Las memorias de una doctora judía alemana en el Berlín nazi de los años treinta, hasta su exilio en Nueva York. Reseña de Muñoz Molina, A. Una mujer alemana. “El País” Babelia 1.441 (6-VII-2019).
Ohler, Norman. El gran delirio: Hitler, drogas y el III Reich. Crítica. Barcelona. 2016. Fragmento: Las drogas del III Reich. “El País” Ideas (2-X-2016). El régimen recurrió a la metanfetamina para crear ciudadanos ‘enérgicos’. / Antón, J. Tres anfetas y a invadir Polonia. “El País” (20-X-2016).
Overy, Richard. Dictadores. Tusquets. Barcelona. 2006. 891 pp. Comparación de Hitler y Stalin. Reseña de Bastenier, M. Á. El siglo XX fue así. “El País”, Babelia 792 (27-I-2007) 11.
Padfield, Peter. Himmler, el líder de las SS y la Gestapo. La Esfera de los Libros. Madrid. 2003. 840 pp.
Pawels, Louis; Bergier, Jacques. El retorno de los brujos. 1960. 517 pp. Ensayo-ficción sobre el esoterismo nazi.
Reck, Friedrich. Diario de un desesperado. Trad. de Carlos Fortea. Minúscula. 2009. 301 pp. Reseña de Muñoz Molina, A. Un testigo improbable. “El País” Babelia 1.340 (29-VII-2017).
Rees, Laurence. El oscuro carisma de Hitler. Trad. de Gonzalo García. Círculo de Lectores. Barcelona. 2013. 464 pp. Laurence Rees (Ayr, Escocia, 1957), historiador y documentalista, es productor y director creativo de la BBC. Especialista en la II Guerra Mundial y el Holocausto. Ha ganado numerosos premios por sus ensayos y documentales.
Rees, Laurence. Hitler y Stalin. Crítica. 2022. 616 pp. Entrevista de Antón, J. Laurence Rees. “Era más incómodo estar ante Stalin qu ante Hitler”. “El País” (6-III-2022).
Rosenberg, Alfred. Diarios 1934-1944. Edición de Jürgen Matthaus y Frank Bajohr. Trad. de Lara Cortés y otros. Crítica. Barcelona. 2015. 770 pp. Los diarios inéditos de Alfred Rosenberg (Tallin, 1893-Núremberg, 1946), el principal ideólogo del III Reich y un genocida en el Este de EuropaReseña de Antón, J. La mente del evangelista de Hitler. “El País” (7-IX-2015) 25. / Núñez, Rafael. “El Cultural” (18-IX-2015) 20.
Sala Rose, Rosa. Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo. Acantilado. Barcelona. 2003. 509 pp.
Sandner, Harald. Hitler. El itinerario. 2016. 4 vs. 2.400 pp. Todos los lugares (y las fechas) donde estuvo Hitler. Reseña-entrevista de Doncel, Luis. Tras (todos) los pasos de Hitler. “El País” (29-IV-2016).
Sands, Philippe. Calle Este-Oeste. Trad. de Juan Ramos Mena. Anagrama. 2017. Ensayo sobre el nacimiento del derecho internacional tras la II Guerra Mundial, junto a historias de personas relacionadas. Trad. de Fragmento: El hijo del criminal nazi. “El País” Ideas 124 (24-IX-2017). El hijo de Hans Frank, el brutal gobernador alemán de la Polonia ocupada.
Schad, Martha. Mujeres contra Hitler. Península. Barcelona. 2003. 289 pp.
Schwarz, Géraldine. Los amnésicos. Historia de una familia europea. Tusquets. 2018 (original francés). 432 pp. Ensayo-reportaje sobre la colaboración de sus abuelos con los nazis. Entrevista de Bassets, Marc. Géraldine Schwarz. ‘La indiferencia es el origen de los peores crímenes contra la humanidad’. “El País” Ideas 221 (1-IX-2019).
Simms, Brenda. Hitler: solo el mundo bastaba. Trad. de Victoria Eugenia Gordo del Rey. Galaxia Gutenberg. 2021. 912 pp.
Spotts, Frederic. Hitler y el poder de la estética. Antonio Machado Libros. Sevilla. 2011. La utilización por el nazismo de la estética.
Thorton, Michael J. El nazismo (1918-1945)Orbis. Barcelona. 1987. 189 pp.
Tooze, Adam. The Wages of Destruction. The Making and Breaking of the Nazi EconomyViking. Nueva York. 2007. 802 pp. Un libro de referencia sobre la economía nazi desde la subida al poder de Hitler hasta el final de la II Guerra Mundial.
Ullrich. Volker. Hitler. 2013 alemán, 2015 inglés. 2 vs. 1. 1889-1939. 2. 1939-1945 (en preparación). Biografía. Reseña de Doncel, Luis. Un Hitler de lo más normal. “El País” Ideas (18-XII-2016).
Urwand, Ben. The Collaboration. Belknap Press. Harvard. 2013. 336 pp. Monografía sobre la colaboración de las ‘majors’ estadounidenses del cine con el Tercer Reich, censurando películas o interrumpiendo proyectos. Reseña-entrevista de García, Toni. Cuando Hitler mandó en Hollywood. “El País” (25-X-2013) 45.
Viñas, Ángel. La Alemania nazi y el 18 de Julio. Alianza. Madrid. 1974. 558 pp. Las relaciones entre nazis y rebeldes españoles.
Weber, Thomas. La primera guerra de Hitler. Taurus. 2012. 508 pp. Antón, J. ¿Qué hiciste en la guerra, Adolf? “El País” (14-III-2012). Ni cabo ni soldado de primera línea: el historiador alemán Thomas Weber (1974) desmonta los lugares comunes sobre la participación de Hitler en la I Guerra Mundial.
Weber, Thomas. De Adolf a Hitler: la construcción de un líder. Taurus. 2018. 592 pp. El historiador alemán Thomas Weber (1974) estudia los inicios de la evolución del dictador. Reseña de Arjona, Daniel. De Adolf a Hitler: por qué es falsa la teoría sobre cómo se convirtió en un fanático nazi. “El Confidencial” (6-VI-2018). / Antón, J. Hitler se alimentaba del público como una estrella pop. “El País” (14-VI-2018).
Zitelmann, Rainer. Hitler. The Policies of Seduction. London House. 1999. 480 pp. Hitler se veía a si mismo como un revolucionario.

Libros de literatura sobre el nazismo.
Boschwitz, Alexander. El pasajero. Trad. de José Aníbal Campos. Sexto Piso. 2019 (1940 alemán). 248 pp. La historia de un judío alemán que intenta escapar del nazismo. Reseña de Portela, Edurne. Destino: fascismo. “El País” Ideas 234 (10-XI-2019).
Cañaveras, Fermina. El barracón de las mujeres. Espasa. 2024. 504 pp. Novela de la historiadora Fermina Cañaveras (Torrenueva, Ciudad Real, 1977). Reseña de Bulnes, Amalia. Ravensbrück, el mayor burdel del Tercer Reich. “El País” (14-II-2024).
Donner, Rebecca. La frecuente oscuridad de nuestros días. Trad. de Francisco J. Ramos Mena. Libros de Asteroide. 2023. 667 pp. Novela que narra la historia real de la estadounidense Mildred Harnack (1902-1943), una resistente antinazi, esposa del también resistente alemán Arvid Harnack (1901-1942), decapitada en Berlín por ser miembro de la organización Orquesta R. Reseña de Amat, Jordi. Una heroína contra los nazis. “El País” Babelia 1.646 (10-VI-2023).
Giacometti, Eric; Ravenne, Jacques. El triunfo de las tinieblas. Grijalbo. 2019. 500 pp. Novela. Reseña de Antón, J. El nuevo retorno de los brujos nazis. “El País” (7-VII-2019).

Sands, Philippe. Calle Este-Oeste. Trad. de Francisco J. Ramos. Anagrama. 2018. 608 pp. Una historia de la huida de la familia judía del autor. Otra historia trata sobre el juicio de Núremberg. El británico Philippe Sands (Londres, 1960) es un prestigioso abogado y escritor de género histórico.

Sands, Philippe. Ruta de escape. Trad. de Francisco J. Ramos. Anagrama. 2021 (The Ratline: Love, Lies and Justice on the Trail of  a Nazi Fugitive. 2020). 556 pp. Biografía del nazi austriaco Otto Gustav von Wächter. Reseña-entrevista de Bassets, Marc. La novela del verdugo y El método del abogado. “El País” Babelia 1.522 (23-I-2021). / Esculies, Joan. Plaza de los Héroes. “El País” (15-VIII-2021).

Sepasgosarian, Alexander. Mallorca untern Hakenkranz 1933-1945 (Mallorca bajo la cruz gamada). MatrixMedia Verlag. 2017. 343 pp. Reseña de Segura, Cristian. El Terreno mallorquín de los nazis. “El País” (10-VIII-2022). Una agrupación del partido nazi en el barrio del Terreno de Palma, fundada el 28 de junio de 1932 y muy activa en los años siguientes. El artículo informa sobre otros eventos nazis en la isla.


Noticias. Orden cronológico.
Casals, Xavier. Arqueólogos nazis. “Clío” Vol. 3, nº 73 (2007) 24-33.
Comas, José. Esvásticas en el pentagrama. Vela del Campo, J. Á. Colaboracionismo y genialidad. “El País” (3-XI-2007) 46. La colaboración nazi de la Filarmónica de Berlín y su director Otto Klemperer, en un documental, La orquesta del Reich, de Enrique Sánchez Lansch (Gijón, 1963).
Peces Barba, Gregorio. La ideología del enemigo total. “El País” (1-VII-2008) 43. Sobre la ideología fascista de Carl Schmit.
Antón, Jacinto. Sacarle los colores a Hitler“El País” Domingo (8-I-2012) 12-13. Presenta un documental de dos horas sobre Hitler, con imágenes inéditas y otras coloreadas, realizado por la directora Isabelle Clark y producción de Louis Vaudeville (el mismo productor de la serie Apocalipsis sobre la II Guerra Mundial).
Gómez, Juan. ‘Viajo a Auschwitz. Besos: Tu Heini’. “El País” (27-I-2014) 4. La correspondencia privada de Himmler.
Müller, Enrique. ‘Mi lucha’ volverá a publicarse en Alemania después de 70  años. “El País” (21-II-2015) 41. Una edición comentada de 2.000 páginas.
Müller, Enrique. ‘Mi lucha’, de Hitler, se prepara para entrar en las escuelas alemanas. “El País” (26-XII-2015) 21.
Mate, Reyes. Pros y contras de la lectura de un libro maldito. “El País” (26-XII-2015) 21.
Doncel, L. La edición crítica de ‘Mi lucha es objeto de deseo en todo el mundo. “El País” (27-II-2016) 29.
Strausfeld, Michi. ¿Era necesaria una nueva edición? “El País” (27-II-2016) 29. 'Mein Kampf'.
Müller, E. Magda Goebbels, la madre modelo del Tercer Reich, era judía. “El País” (22-VIII-2016). Se ha descubierto que su padre biológico era judío; murió en 1938 en el campo de Büchenwald.
Antón, Jacinto. La mujer que destruyó al arrogante vocero de los neonazis. “El País” (12-IV-2017). La historiadora Deborah Lipstadt desenmascaró al escritor negacionista y neonazi David Irving y su juicio inspira el film ‘Negación’, dirigido por Mick Jackson.
Mars, Amanda. La mancha del nazismo persigue a Associated Press. “El País” (11-VI-2017). Acusaciones a la agencia fotográfica estadounidense de connivencia con el régimen nazi.
Vidal-Folch, Ignacio. Fritz Thyssen: la desilusión del nazi de primera hora. “El País” (11-II-2018). Las memorias del magnate que apoyó a Hitler pero que pronto se desengañó: ‘Yo pagué a Hitler’ (Renacimiento. 2018).
Villatoro, Manuel P. Guarro y mujeriego: los criados de Hitler desvelan sus intimidades más vergonzosas y oscuras. “ABC” (5-VI-2018). En el libro ‘Living with Hitler: Accounts of Hitler’s Household Staff’ varios sirvientes del Führer recuerdan cómo era la vida íntima del líder nazi.
Martorell, Miguel. La cutrez del mal. “El País” (14-V-2019). La maquinaria del expolio nazi no solo robó obras de arte sino muchos más bienes. 
Antón, J. La valkiria que cabalgaba con los SS. “El País” (12-VIII-2018). La biografía “no censurada” de Unity Mitford (1914-1948) sostiene que la joven aristócrata británica fue amiga de Hitler y protagonizó orgías con oficiales nazis.
Granda, David. Una ruta para escapar de los nazis a través de los Alpes. “El País” (4-VII-2023). Una investigación del Museo Judío de Hohenems reconstruye la huida desde 1938 de miles de refugiados en la frontera de Austria con Suiza.
Criado, M. Á. El horror nazi en la medicina más allá de Mengele. “El País” (9-XI-2023). Un informe de la revista “Lancet” cuenta que toda  la clase medica se implicó o consintió en las prácticas inhumanas del régimen nazi, como el asesinato de discapacitados. Fueron el segundo grupo profesional con más afiliados al partido nazi, tras el de los funcionarios, con un 65% al final de la guerra, unos por conveniencia y otros por convicción.

Análisis y opinión. Orden alfabético.
AA.VV. Friedländer, Saul; Maier, Hans; Reich, Jens; Szczypiorski, Andrzej. Die Verführungskraft des Totalitären (El poder de fascinación del totalitario). Número extraordinario de Hannah-Arendt-Institut. Dresde (XII-1996). 54 pp. Friedländer: Die Faszination des Nationalsozialismus (La fascinación del nacionalsocialismo, artículo no traducido al español), sobre la atracción estética del nazismo.

Casanova, Julián. El día de la vergüenza. “El País” Domingo (27-I-2008) 8-9. El ascenso de Hitler al poder.

Ellegiers, Sandra. Habermas y Fest, en el laberinto del revisionismo histórico. “El País” (6-XI-2006) 59. Sobre la revisión del nazismo y Auschwitz.

Bedoya, Juan G. Entrevista. Jürgen Habermas / Filósofo. “No tuve ninguna posibilidad de identificarme con los nazis”. “El País” (3-XII-2006) 49.

Bedoya, Juan G. Entrevista. Jürgen Habermas / Filósofo. “No tuve ninguna posibilidad de identificarme con los nazis”. “El País” (3-XII-2006) 49.

Mate, Reyes. Pros y contras de la lectura de un libro maldito. “El País” (26-XII-2015) 21.'Mein Kampf'.

Peces Barba, Gregorio. La ideología del enemigo total. “El País” (1-VII-2008) 43. Sobre la ideología fascista de Carl Schmit.

Solar, David; et al. Dossier Alemania, 1933: La hora de Hitler. "La Aventura de la Historia”, año 5, nº 52 (II-2003) 35-55.

Strausfeld, Michi. ¿Era necesaria una nueva edición? “El País” (27-II-2016) 29. 'Mein Kampf'.


Otros movimientos de ultraderecha en la Europa de entreguerras.
Películas
Pétain (1993). Francia. Duración: 132 minutos. Dirección: Jean Marboeuf. La ascensión al poder del mariscal y su actuación en el régimen de Vichy.

Libros.

Alegre Lorenz, David. Colaboracionistas. Galaxia Gutenberg. 2022. 584 pp. Reseña de Morales, M. Hitler y su ejército de colaboracionistas. “El País” (9-IX-2022).


Noticias. Orden cronológico.

Teruel, Ana. Francia abre los archivos de Vichy. “El País” (29-XII-2015) 48.

Bassets, Marc. Vichy, 75 años a la sombra de Pétain. “El País” (24-VIII-2018).

Constenla, T. Un dictador de mentira. “El País” (3-II-2022). Nuevos libros sobre el Estado Novo portugués y su creador, António Salazar, presidente del Gobierno entre 1932 y 1968. El libro de Marco Ferrari, La increíble historia de António Salazar, el dictador que murió dos veces (Debate), narra cómo se le hizo creer que seguía siendo presidente en sus dos últimos años, desde septiembre de 1968 hasta su muerte el 27 de julio de 1970, cuando lo era su sucesor, Marcelo Caetano. 

APÉNDICE: TEXTO DE HISTORIOGRAFÍA SOBRE EL NAZISMO.
Para tratar los alumnos como comentario de texto y debate en clase se propone:

Mees, Ludger. El pasado que no quiere pasar. “El País” (15-IX-2006) 19. Ludger Mees es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea.
‹‹Este fue el título de un ensayo (Vergangenheit, die nicht vergehen will) que en un día de verano de hace 20 años publicó el prestigioso diario alemán “Frankfurter Allgemeine Zeitung” en su sección de cultura. Su autor era el catedrático de Historia Ernst Nolte, un experto en el fascismo que impartía clases e investigaba en la Universidad Libre de Berlín. El subtítulo del ensayo indicaba que se trataba de una “conferencia que pudo ser escrita pero no pronunciada”. Aunque todavía hoy no está claro si esta denuncia de una posible censura era fundada o un truco propagandístico de su autor, lo cierto es que la tesis principal del largo escrito de Nolte contenía una bomba dialéctica. Nolte negaba la singularidad del régimen nacionalsocialista, argumentando que bajo el estalinismo se habían cometido crímenes que incluso superaban a las atrocidades de Hitler y sus acólitos, por lo que la causa última del auge del fascismo alemán no fue otra que una reacción defensiva ideada para hacer frente al expansionismo bolchevique. Como era de prever, el artículo causó un terremoto en los círculos académicos, intelectuales y periodísticos de Alemania.
Fue Jürgen Habermas, el filósofo de Fráncfort, quien lideró el contraataque contra las tesis de Nolte y otros historiadores (Stürmer, Hillgruber, Hildebrand) que de una u otra forma le habían apoyado. Habermas reprochó a los revisionistas el haber tergiversado la historia con fines claramente políticos, inducidos por el Gobierno conservador de Kohl. Según el canciller y sus historiadores afines, se trataba de recuperar una sana identidad nacional sin la cual el pueblo alemán y su Estado no podían tener futuro. Para ello era preciso deshacerse de la losa de la mala conciencia por el pasado nazi, para poder mirar al futuro nuevamente con orgullo. La tesis de que los crímenes de Stalin eran más originarios que los de Hitler, y que éste no era una consecuencia lógica de la historia alemana, sino un lamentable accidente provocado por una amenaza externa, encajaba perfectamente, en opinión de Habermas, en esa estrategia político-historiadora.
Así se desencadenó lo que hoy, incluso internacionalmente, se conoce como el Historikerstreit, la disputa o la polémica entre historiadores alemanes. Fue un debate durísimo, que en ocasiones rebasó los límites de la decencia y buena educación tan sagradas en la comunidad académica alemana y se prolongó durante casi una década. El importante seguimiento mediático que tuvo facilitó la incorporación al debate de amplios sectores de la ciudadanía alemana.
En un balance 20 años después cabe destacar dos resultados. En una perspectiva historiográfica, se han consolidado las tesis de que las causas del nacionalsocialismo fueron más de índole interna que externa y de que el móvil principal de Hitler no fue su temor al bolchevismo, sino su exacerbado racismo antisemita. En segundo lugar, destaca la socialización de la polémica y sus consecuencias positivas para la democracia en Alemania.
Pese a los intentos de Nolte y compañía, el desastre alemán -una expresión acuñada en 1946 por Friedrich Meinecke, uno de los grandes de la historiografía alemana- sigue hoy muy presente en la memoria colectiva de los alemanes (lo acaba de demostrar la reciente polémica sobre la pertenencia de Günter Grass a las SS), formando un potente dique de contención frente a las tentaciones de historiadores revisionistas y opciones políticas de extrema derecha. La mejor muestra reciente de esta reconfortante realidad es que, durante el último Mundial de fútbol, la oleada de patriotismo alemán no traspasó casi nunca sus características lúdicas. La extrema derecha no pudo instrumentalizar y desvirtuar ese sentimiento.
El ejemplo del Historikerstreit alemán sugiere, pues, que el recuerdo duradero y crítico de una dictadura, de su guerra y de sus crímenes en la memoria colectiva de la sociedad requiere de tres condiciones básicas: una, la existencia de un debate académico sobre el tema; dos, la implicación no partidista de las instituciones. Cabe recordar que el proyecto del recientemente inaugurado nuevo Museo Histórico Alemán en Berlín recibió un impulso definitivo durante los años del Historikerstreit. Una consecuencia indirecta del mismo también fue el gran Monumento del Holocausto en la capital alemana, que se remonta a una decisión del Parlamento de 1999 y quedó abierto al público en 2005. La tercera condición para mantener el recuerdo crítico de la dictadura en la memoria colectiva es la socialización del debate, que no debe quedar limitado a los guetos académicos e intelectuales.
En España, donde, los 20 años del inicio del Historikerstreit coinciden con el 70 aniversario del comienzo de la Guerra Civil, todavía es pronto para saber si estas condiciones se están cumpliendo, aunque mis dudas se centran sobre todo en la tercera. Recientemente, Alberto Reig Tapia ha sostenido, con razón, en este periódico que los revisionistas españoles, con muy contadas excepciones, no tienen vínculo alguno con la historiografía académica. Y yo añadiría que su formación y reputación no tiene, por tanto, nada que ver con la de un Nolte o Hillgruber. Sin embargo, pese a que sus argumentos carezcan de solidez, sí es cierto que cuentan con un formidable apoyo mediático, que ha otorgado a más de uno de sus libros un éxito de ventas que ya quisieran tener para sí muchos de los historiadores profesionales.
¿Quiere esto decir que la penetración social del debate en torno a la Guerra Civil y al franquismo sólo —o casi sólo— se está logrando por el lado del revisionismo? ¿Acabará imponiéndose la tesis de que la República fue la verdadera culpable de la guerra y que Franco se vio casi forzado a intervenir para poner fin a la ingobernabilidad, el caos y la anarquía? ¿Qué pasaría si los revisionistas, dentro de un par de años, contasen no ya sólo con el apoyo mediático, sino también con el soporte político por parte de un nuevo gobierno, formado por un partido cuyos dirigentes siguen con problemas para condenar el régimen franquista, además de exhibir últimamente comportamientos, pensamientos y modales políticos mucho más cercanos a partidos de extrema derecha que a un partido democristiano conservador como fue la CDU de Kohl durante los primeros años del Historikerstreit?
Alguien me contestará: el PP no puede ganar las elecciones porque éstas no se ganan en el monte, sino en el centro. Para un historiador, empero, este argumento no pesa porque, primero, no invalida la preocupación por la socialización del debate y, segundo, olvida que la historia no es una ciencia exacta y puede permitirse muchos caprichos contra pronóstico. Está bien que tampoco en España el pasado quiera pasar, pero la lucha por determinar quién escribirá este pasado, y en qué términos lo hará, no está, ni mucho menos, decidida.››

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