DOSIER: LA ESCRITURA EN EL ANTIGUO EGIPTO.
Índice:
La lengua egipcia.
La clase social de los escribas.
La periodización de la evolución de la lengua egipcia.
Los tres tipos de escritura: jeroglífica, hierática y demótica.
La escritura jeroglífica.
Los símbolos jeroglíficos: ideogramas y fonogramas.
La disposición de las inscripciones jeroglíficas.
El desarrollo de las formas cursivas: hierática y demótica.
El descubrimiento del significado de los jeroglíficos.
LA ESCRITURA EN EL ANTIGUO EGIPTO.
Los egipcios desarrollaron hacia el 3400-3300 aC una escritura compleja, basada en imágenes figurativas (los jeroglíficos), con la función de contabilidad, sobre todo de elaborar listas de productos, así como de establecer las listas de los trabajadores y cargos públicos. Pronto evolucionó hacia la creación de textos sagrados y una literatura popular de cuentos.
Se pueden distinguir en su evolución tres tipos: jeroglífica, hierática y demótica.
La lengua egipcia.
La lengua egipcia es la propia de Egipto desde el IV milenio hasta el siglo XIV dC, aproximadamente. Es la única lengua de la subfamilia egipcia perteneciente a las lenguas camito-semíticas con una historia mejor documentada: supera, al menos en 5.000 años a cualquier otra.
Hay un amplio acuerdo entre los historiadores sobre su origen hacia el IV milenio, como resultado de una fusión racial y cultural-lingüística entre dos grandes grupos étnicos: uno negro de procedencia nilótica y uno blanco de procedencia semítica. De este modo se incorporaron a su vocabulario términos camitas (sobre todo sociales, agrícolas...) y semitas (especialmente comerciales, técnicos...), mientras que la sintaxis parece seguir mayoritariamente pautas semitas.
En cuanto a la escritura lo más probable es una importación cultural de Mesopotamia a partir del 3500 aC , época en la que, al parecer, se produce una activa inmigración de agricultores y comerciantes, tal vez sumerios de la cultura de Ur, o sirios influidos por esta, que llevan consigo cultivos, técnicas, dioses y otras formas culturales. Las recientes excavaciones de Dryer en Abidos demuestran que ya hay escritos jeroglíficos hacia el 3200, por lo que no cabe suponer una influencia de la cultura sumeria de Jemdet Nasr, sino bastante anterior.
La lengua escrita tenía un carácter oficial y sagrado y sus conocedores (los escribas, pero también los nobles y los sacerdotes, y muchos comerciantes) estaban investidos del aura de servidores de la divinidad, pues el conocimiento de la palabra sagrada era un puente hacia los dioses. Por esto mismo, la lengua escrita estaba fijada oficialmente de modo muy riguroso, con poca flexibilidad para aceptar las variaciones, lo que explica su continuidad a lo largo del tiempo y que los cambios se hayan producido por decisiones políticas y apenas por una evolución interna de la lengua.
La literatura religiosa del antiguo Egipto incluye himnos a los dioses, escritos mágicos y mitológicos, y una extensa colección de textos funerarios. El campo de la literatura secular incluye historias, literatura instructiva conocida como “textos de instrucción”, poemas, escritos biográficos e históricos y tratados científicos, incluyendo textos matemáticos y de medicina. Destacan también numerosos textos legales, administrativos y económicos, así como documentos privados en forma de cartas, aunque no sean literatura propiamente dicha.
Los autores de varias composiciones que datan del imperio antiguo y el medio, del 2134 al 1668 aC , fueron venerados en épocas posteriores. Proceden de la clase culta de los funcionarios del gobierno del más alto nivel, y su audiencia estaba formada, sobre todo, por gente educada como ellos. En realidad, muchas composiciones literarias del imperio medio fueron compuestas como propaganda política para enseñar a los estudiantes, que aprendían a leer y a escribir copiándolos (en tablillas y fragmentos de arcilla), a ser leales a la dinastía regente. La mayoría de estos textos de instrucción los siguieron copiando los copistas del imperio nuevo, desde el 1570 hasta el 1070 aC , 500 años más tarde, junto con otros textos de su momento, destinados a socavar el encanto de la nueva profesión militar. Algunas de estas historias incluyen elementos de la mitología y es posible que procedan de tradiciones orales.
La lengua popular egipcia era bastante diferente a la lengua culta, pudiéndose afirmar que eran dos dialectos de la misma lengua, como también ocurría en el caso de la lengua sumeria. Se han encontrado muchas inscripciones informales en tumbas, templos, columnas y estatuas que conservan el egipcio coloquial en su forma arcaica y que permiten, por lo tanto, aproximarse a la lengua viva de esa época y no sólo a través de los más comunes documentos religiosos, administrativos y comerciales. Estas inscripciones presentan el problema de frecuentes y graves errores en la sintaxis y en el vocabulario, lo que se interpreta como resultado de que los canteros que las tallaban y los escribas que los escribían o supervisaban eran poco duchos en la lengua escrita, pero también podría ser que fuesen formas populares, del mismo modo que en la Edad Media había un latín culto y otro vulgar.
La base de la lengua era un sistema (podría llamarse, impropiamente, alfabeto) de 24 símbolos, que eran sólo consonantes y semiconsonantes, por lo que no se podían expresar por escrito los sonidos vocales. Como las vocales no están representadas en la escritura (menos en el caso de la copta, que incorporó las griegas) quienes han estudiado el egipcio antiguo no pueden seguir la evolución fonética de esta lengua más que a través de sus consonantes.
Se desarrollaron muy tempranamente más de 700 (más tarde la cantidad se multiplicó) signos jeroglíficos que representaban diferentes combinaciones fonéticas. Estos signos podían utilizarse de dos formas: una independiente, con un sentido propio, aunque este era generalmente muy ambiguo; la otra, dependiente de otros signos, con los que se unía en conjuntos de una o más palabras para expresar conceptos. Muchas palabras con más de un significado eran seguidas de un signo o signos sin valor fonético, que se utilizaban como ayudas para interpretar los símbolos; por ejemplo, había determinadores para diferenciar el sexo de los dioses.
Vemos, pues, que las palabras en egipcio, como en las demás lenguas camito-semíticas, se suelen formar a partir de las raíces, que están constituidas por tres consonantes; el significado básico de la raíz se matiza gracias a los diferentes modelos vocálicos. Pero los verbos en egipcio desarrollan formas y funciones que difieren mucho de los de otras subfamilias camito-semíticas, y es que el pueblo egipcio convirtió su lengua en un elemento cultural completamente propio, singular.
La clase social de los escribas.
El escriba, el conocedor de la escritura, se situaba entre la élite privilegiada que dominaba sobre una sociedad prácticamente analfabeta como la egipcia antigua. Hay muchos textos que nos refieren el alto aprecio social que tenía la función de escriba, aunque hay que precisar que a veces parecen más bien una reivindicación de una posición amenazada. En todo caso, es indudable que los escribas tenían un papel relevante en la sociedad. El acceso al grupo de los escribas no era fácil, pues la enseñanza no era universal, sino generalmente reservada a los hijos de las clases privilegiadas, aunque en algunas épocas se abrió a los hijos más hábiles de los campesinos.
Para alcanzar el grado de escriba los aspirantes tenían que asistir a unas escuelas especiales, generalmente controladas por los templos. En estas escuelas la enseñanza era muy conservadora y consistía básicamente en la copia lo más fidedigna posible de modelos (textos clásicos, oraciones religiosas, formularios administrativos), muchos de los cuales nos han llegado, incluso con sus errores de principiante.
Una vez conseguido el grado de escriba, la sociedad egipcia resultaba bastante igualitaria, porque el mérito era a menudo suficiente para escalar los más altos puestos de la administración y del sacerdocio, siempre al servicio sagrado del faraón y de Egipto.
La periodización de la evolución de la lengua egipcia.
Partiendo de la periodización política y su engarce con los documentos literarios, el desarrollo de la lengua (y la escritura) egipcia se ha dividido en cinco periodos:
1) Egipcio Antiguo (antes del 3000 aC- 2200 aC). Fue la lengua del periodo predinástico y del Imperio Antiguo (durante las Dinastías I-VI).
2) Egipcio Medio (c. 2200 aC- 1600 aC). Fue la lengua literaria del egipcio clásico; se cree que refleja la lengua coloquial de su época, en torno al 2200 aC . Su momento culminante coincide con el Imperio Medio y los periodos anterior y posterior al mismo (aproximadamente entre las Dinastías VII-XVII); se mantuvo como lengua literaria muerta —como el latín en Europa— hasta al menos el año 500 aC .
3) Egipcio Nuevo (1550 aC -700 aC ). Su punto culminante fue hacia el 1380 aC , durante el primer periodo del Nuevo Imperio (de la Dinastía XVIII a la XXVI) el faraón Amenofis IV renovó también la lengua e introdujo lo que se conoce por egipcio tardío que fue nueva norma de la lengua escrita. Puede que estuviera basada en el lenguaje oral de aquellas fechas; presenta cambios fonéticos y gramaticales respecto a la lengua antigua.
4) Egipcio Popular. Un poco después del 700 aC el Nuevo Imperio cedió su puesto a la hegemonía asiria y luego a la persa, y el egipcio demótico (que significa “egipcio popular”; c. 700 aC al 400 aC ) se convirtió en norma para la lengua literaria, lo que le permitió mantenerse durante la conquista de Egipto por persas, griegos y romanos. Se escribió con caracteres distintos a los utilizados anteriormente (la escritura demótica) y se cree que otra vez sería la lengua coloquial hacia el 700 aC .
5) Egipcio Copto. La aparición del copto (entre el 300 aC y el 1400 dC), que es la última fase del egipcio; coincide, por un lado, con la sustitución de la forma tradicional de escritura por una adaptación del alfabeto griego, y por otro, con la aparición de la literatura cristiana. Pasado el año 700, el copto empieza a ceder terreno ante el árabe hasta que prácticamente desaparece entre los siglos XI al XIV. Se conserva hoy todavía como lengua ritual de la Iglesia copta y ha sido un eslabón decisivo para la traducción del egipcio anterior.
Los tres tipos de escritura: jeroglífica, hierática y demótica.
Los egipcios desarrollaron tres tipos de escritura: la jeroglífica (usada en las inscripciones oficiales en ca. 3000 aC- 400 dC) y las dos formas de cursiva, la hierática (ca. 2500 aC- ca. 650 aC ) y la demótica (ca. 650 aC- 450 dC). En las tres formas, los símbolos han representado ideogramas, sílabas, una sola letra y determinadores.
La escritura jeroglífica.
Los jeroglíficos son, en puridad, los caracteres de cualquier sistema de escritura en el que los signos son figuras, esto es, representan objetos reconocibles. No obstante, el término jeroglífico suele asociarse con la escritura en la que se representó la lengua del antiguo Egipto; los griegos, por su parte, aplicaron el término (que significaba “talla sagrada”) a los caracteres decorativos esculpidos en los monumentos egipcios y de otros pueblos. En este último sentido, después se ha empleado para referirse a los sistemas de escritura con figuras de los hititas, cretenses y mayas, aunque esos sistemas no estén relacionados con el egipcio, ya que el único elemento que tienen en común es su condición de figurativo.
Los egipcios utilizaron la escritura jeroglífica desde que establecieron el sistema, en torno al 3000 aC , hasta la época del Imperio romano; las últimas inscripciones halladas están fechadas en el año 394. El número de signos, así como su forma, permaneció prácticamente constante hasta el periodo grecorromano (332 aC ), cuando aumentó mucho el número de signos utilizados, debido a la influencia de la cultura grecorromana (que introdujo nuevos términos de dioses, instituciones, técnicas, conceptos espirituales...).
Incluso cuando en el primer milenio aC las formas cursivas dominaban claramente en la administración, la grafía jeroglífica, a pesar de ser mucho más elaborada que la demótica o la hierática, se siguió grabando en las inscripciones de los monumentos con fines ornamentales y testimoniales. Fue su carácter figurativo y ornamental lo que impulsó a los egipcios a considerarla como parte de la decoración de sus obras arquitectónicas.
Los símbolos jeroglíficos: ideogramas y fonogramas.
Las inscripciones jeroglíficas egipcias contienen dos clases de símbolos: los ideogramas y los fonogramas.
Los ideogramas representan, bien el objeto concreto que se graba, bien algo muy relacionado con él; por ejemplo, la figura de un sol puede significar “sol” o “día”.
Los fonogramas o símbolos fonéticos se emplean únicamente por su valor fonético y no tiene otra relación con la palabra que representa.
El principio en el que se asienta un jeroglífico consiste en que la figura de un objeto sirve para representar no sólo el objeto, sino también una palabra que contenga su nombre, aunque signifique otra cosa; así se consigue escribir nombres propios, ideas abstractas y elementos gramaticales que por sí mismos no tendrían representación gráfica. Los fonogramas debieron representar una consonante, o una combinación de dos o tres, en un orden determinado, mientras que las vocales no se representaban. Un signo podía servir de ideograma de una palabra y de fonograma de otra. Muchas palabras se escribieron gracias a una combinación de signos fonéticos e ideográficos; la figura del suelo de una casa significa “casa”, pero el mismo signo seguido de un complemento fonético y la figura de unas piernas que andan, se usaba para escribir un verbo homófono que significaba “salir”. Los ideogramas escritos al final de una palabra indicaban la categoría a la que pertenece la palabra, y se les ha llamado determinativos porque así se fijaba su significado (que no siempre se aclaraba dentro del contexto). La representación de un rollo de papiro, usada con valor determinativo, indica que se trata de un significado abstracto.
Disposición de las inscripciones jeroglíficas.
Las inscripciones podían realizarse vertical y horizontalmente y, por lo general, se escribía de derecha a izquierda. La dirección se fijaba por un signo aislado que se colocaba al comienzo. Las inscripciones se componían de nombres, verbos, preposiciones y las demás partes de la oración que seguían el orden de las reglas gramaticales. Las palabras que se escribían con signos aislados se agrupaban y se evitaban los espacios en blanco. Las que se referían al rey y a los dioses se desplazaban y se colocaban aparte. Los dos nombres que habitualmente designaban al rey se inscribían dentro de unas cartelas o anillos reales, que eran representaciones estilizadas de lazadas de cuerda doble cuyos extremos se anudaban en la parte de abajo.
Desarrollo de las formas cursivas: hierática y demótica.
Junto a la escritura jeroglífica, los egipcios, ya en los tiempos del Imperio antiguo, habían creado otra forma de escritura, la hierática, más rápida, que, dado el volumen de los escritos, sustituía la formas jeroglíficas y se hacía con una especie de lápices de punta roma que se mojaban en un tinte; se escribía sobre papiro. Los griegos la llamaron hierática (del griego, “sacerdotal”) porque en el siglo VII aC estuvo limitada a los textos sagrados.
Escritura Hierática y Demótica.
Cuando la hierática se empleó para otros textos y bajo una forma más ligada se la llamó demótica (del griego “popular”), último estadio en cursiva de la escritura jeroglífica egipcia, que se empleó para escribir textos administrativos y literarios desde el siglo VII al V aC y que se convirtió así en la forma generalizada hasta la época helenística, en la que sufrió la creciente competencia del griego.
En tiempos del faraón Ptolomeo I (330-304 aC) los caracteres griegos sustituyeron a los demóticos en la administración, subsistiendo el demótico sólo en la literatura y la religión. Prueba de ello es que la piedra de Rosetta estaba grabada en dos formas de escritura, la jeroglífica y la demótica, así como una traducción en griego. Luego llegó el influjo del latín, que aminoró desde el s. II dC. Finalmente, el griego marginó la escritura demótica y desde el 450 dC la sustituyó la escritura copta, una derivación del alfabeto griego, aunque con influencias demóticas.
En tiempos del faraón Ptolomeo I (330-304 aC) los caracteres griegos sustituyeron a los demóticos en la administración, subsistiendo el demótico sólo en la literatura y la religión. Prueba de ello es que la piedra de Rosetta estaba grabada en dos formas de escritura, la jeroglífica y la demótica, así como una traducción en griego. Luego llegó el influjo del latín, que aminoró desde el s. II dC. Finalmente, el griego marginó la escritura demótica y desde el 450 dC la sustituyó la escritura copta, una derivación del alfabeto griego, aunque con influencias demóticas.
El descubrimiento del significado de los jeroglíficos.
Los romanos habían creído que los jeroglíficos tenían carácter simbólico y alegórico, pero no fonético; esta teoría se transmitió durante el Renacimiento. Se empezó a sospechar otra cosa a principios del s. XIX, tras el hallazgo de la piedra de Rosetta en 1799.
La piedra de Rosetta fue la clave para descifrar la escritura egipcia.
La Piedra de Rosetta es una estela de basalto negro, al parecer parte de un pilar antiguo, en la que figura la inscripción de un edicto en honor de Ptolomeo V (grabado en 196 aC ), por haber sufragado las reparaciones de los templos. Está escrito en dos idiomas, griego y egipcio, éste bajo dos formas de escritura: la jeroglífica y la demótica, por lo que fue la clave para que se descifraran los jeroglíficos egipcios y sobre la que se cimenta la moderna egiptología. La encontró en 1799 un soldado que iba en el ejército de Napoleón durante la campaña de Egipto, cuando procedía a realizar trabajos de fortificación de las tropas francesas cerca de la ciudad de Rosetta, puerto en el brazo oeste del Nilo, cerca de la ciudad de Alejandría; en la actualidad se encuentra en el Museo Británico de Londres.
El diplomático sueco Johan David Åkerblad apenas consiguió identificar algunos signos fonéticos pertenecientes a la versión en cursiva, pero ya supuso un progreso; después el médico británico, también egiptólogo, Thomas Young consiguió identificar unos cuantos nombres propios.
Pero el contenido no se descifró hasta la aparición de Champollion.
Jean François Champollion (1790-1832) fue un filólogo y egiptólogo francés, creador de la egiptología como disciplina contemporánea. A la edad de dieciséis años ya dominaba seis lenguas orientales; tres años después conseguía una plaza como profesor en el instituto de Grenoble. En el año 1821 empezó a descifrar los jeroglíficos egipcios de la piedra de Rosetta, trabajando en los caracteres jeroglíficos y hieráticos, con lo que proporcionó la clave para comprender el antiguo egipcio. En 1826 fue nombrado conservador oficial de la colección egipcia del Museo de Louvre y dos años más tarde, junto al arqueólogo italiano Hipólito Rosellini, dirigió una nueva expedición científica a Egipto. A su vuelta, hacia el 1831, el Collège de France le creó la cátedra de Arqueología egipcia y fue nombrado además miembro de la Academie Française. Su mayor hallazgo consistió en descifrar la escritura jeroglífica de la piedra de Rosetta, lo que le condujo a redactar la gramática y el diccionario del antiguo egipcio. Entre sus obras hay que destacar Manual de la escritura jeroglífica (1824), Gramática egipcia (1835-1841) y Diccionario (1842-1843). Estas dos últimas obras se publicaron después de su muerte.
Champollion culminó su trabajo de comparar las grafías jeroglífica y demótica con la grafía griega., iniciado en 1821, y descubrió que los dos tipos de escritura egipcia eran representaciones fonéticas.
Dos cartuchos con nombres faraónicos.
En un primer momento descifró los nombres de varios reyes escritos en caracteres jeroglíficos, al darse cuenta de que en los textos jeroglíficos figuraban dos cartuchos que encerraban los nombres de los soberanos, el de Cleopatra y el de Ptolomeo. Basándose en los mismos nombres escritos en caracteres demóticos y lo confirmó con los nombres enmarcados en las cartelas de la piedra de Rosetta y de otros monumentos ptolomeicos. Después de descifrar el nombre de los gobernadores grecorromanos, proporcionó el valor fonético correspondiente a cada signo, cuando lo combinó con su equivalencia en copto, última etapa de la lengua del antiguo Egipto que él conocía. Esto le permitió descifrar los nombres más antiguos. En 1822 concluyó la traducción del texto, y a partir de entonces avanzó rápidamente en la redacción de un diccionario y una gramática.
Gracias a este avance, en los decenios siguientes la egiptología se desarrolló extraordinariamente, con figuras señeras como Maspéro, Lepsius, Ermann, Rosellini o Gardiner. El demótico fue descifrado casi enteramente por Brugsch, Spiegelberg y Griffith. En la actualidad, sin embargo, hay muchos textos cuya traducción es dudosa, porque en el Antiguo Egipto muchas frases llevan sobreentendidos, que entonces eran inmediatamente comprensibles, pero que hoy se nos escapan. En este sentido es ilustrativo que como muchos textos antiguos se refieren a la esposa como la propia “hermana” esto haya sido traducido como que casarse entre hermanos era una costumbre matrimonial usual en todas las clases sociales, cuando en realidad sólo significa “hermana del corazón” o “amada”, y esa costumbre sólo se daba entre los faraones.
FUENTES.
Internet.
Documentales / Vídeos.
Cómo leer jeroglíficos egipcios. Laura Egiptología. 18:47. [https://www.youtube.com/watch?v=9VKV4VSiGjY]
Cómo suena leer en egipcio antiguo. Laura Egiptología. 4:58. [https://www.youtube.com/watch?v=Z4JNcmam9gA]
Descifrando
la escritura egipcia (2022). 55 minutos. La historia de Champollion.
El secreto de los jeroglíficos. Serie Misterios de Egipto. 45:47. [https://www.youtube.com/watch?v=DGGF_sTKLNQ] Dramatización del desciframiento de la piedra Rosetta en una competición entre el francés Jean-François Champollion y el británico Thomas Young.
Libros.
Martín Valentín, Francisco J. Gramática egipcia. Alderabán. Madrid. 1999. 268 pp. La gramática egipcia clásica.
Wallis Budge, E. A. Egyptian language. Dover Publ. Nueva York. 1985 (1910). 246 pp.
Artículos. Orden cronológico.
Antón, Jacinto. Descubierto en Egipto el ejemplo más antiguo de escritura alfabética. “El País” (16-XI-1999) 42.
Forssmann, Alec. Descubren unos de los jeroglíficos egipcios más antiguos, de 5.200 años de antigüedad. “The National Geographic” (22-VI-2017). El panel hallado cerca de Luxor, del 3250 aC, está formado por cuatro signos escritos de derecha a izquierda: una cabeza de toro, dos jabirús africanos y un ibis eremita. Refuerza la idea de que el origen de la escritura no fue solo cumplir una función burocrática.
López, A. El enigma del ABCD: la piedra egipcia de hace 3.400 años en la que aparece el alfabeto. “El Confidencial” (17-V-2018). Nigel Strudwick descubrió la pieza en 1995 en una tumba que perteneció al oficial egipcio Sennefer, canciller del rey Tutmosis III en la ciudad de Tebas.
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