Dosier: La catástrofe nuclear de Chernóbil (1986).
Foto tomada el 3 de mayo. Las superiores fueron tomadas en una fecha posterior.
El 26 de abril de 1986,
durante un experimento científico, el cuarto reactor de la central atómica de Chernóbil estalló,
contaminando gravemente decenas de miles de kilómetros cuadrados y llegando la
radiactividad a media Europa. Fue el accidente más grave en la historia de la
industria nuclear civil.
Ese día se inició un experimento con
el que se pretendía comprobar si, en el caso de un corte total del fluido
eléctrico, la inercia de la turbina del generador principal podría ser
suficiente para alimentar los sistemas de seguridad, control y refrigeración
del reactor hasta la puesta en funcionamiento de los generadores de emergencia.
Pero una caída repentina e inexplicable
del nivel de potencia hizo que el reactor se descontrolase. La potencia osciló
bruscamente en los primeros instantes y después se desbocó, y el problema fue
agravado por la falta de refrigeración, lo que hizo que la temperatura en el
núcleo del reactor se elevará en exceso. El jefe del turno apretó el botón de
parada del reactor, pero las barras de grafito que sirven para moderar la
reacción en cadena se quedaron bloqueadas. Poco después se produjeron las
explosiones que reventaron el recubrimiento que retenía la radiactividad.
Hubo pocos muertos en un primer
momento y unos grupos de valientes bomberos entraron en el reactor y apagaron
las llamas en pocas horas, pero siguió la emisión radiactiva, y la trágica cuenta
de muertes se incrementó al fallecer en las semanas siguientes casi todos los
bomberos. Después crecieron los afectados, cayendo muchos por leucemia y otros
cánceres. Han pasado tres
decenios, pero todavía no se conocen en profundidad las secuelas en víctimas, aunque
la mayoría de los estudios coinciden
en unos 3.000 muertos más varias decenas de miles de pacientes cuya vida ha
sido gravemente dañada. Tampoco la comunidad internacional ha reunido el
dinero para acabar el nuevo sarcófago que encierre la central durante el próximo
siglo. Hoy, la zona de Chernóbil
sigue siendo un enorme desierto humano.
Fuentes.
Internet.
Documentales / Vídeos.
La batalla de Chernóbil. 2006. 93 minutos. Dirección: Thomas Johnson. 1:34:16. [https://www.youtube.com/watch?v=qs6C3yKzY6A]
Libros.
Aleksiévitx, Svetlana. La pregària de Txernòbil / Els nois de zinc.
Trad. catalana de Marta Rebon. Raig Verd. Barcelona. 2016. 336 pp. Serés, Francesc. Addicció al
testimoni. “El País” Quadern 1.629 (7-IV-2016).
Reportajes.
Bonet, Pilar. Retorno a Chernóbil. “El País” Domingo (17-IV-2011) 4-5.
Carlin, John (texto); Moleres, Fernando (fotos). Chernóbil. La sombra de una catástrofe. “El País” Semanal 2.059 (13-III-2016) 34-45. 30 años de la catástrofe.
Noticias.
Suleng, Kristin. Las
superbacterias que viven en Chernóbil. “El País” (24-III-2016).
Identificadas una bacterias resistentes a la radiactividad.
Bonet, P. La tensión política marca
el 30º aniversario de Chernóbil. “El País” (26-IV-2016).
Avendaño, Tom C. Por qué Chernóbil
fascina tanto. “El País” (4-VI-2019). Éxito de la serie televisiva ‘Chernóbil’.
Sahuquillo, M. R. Los
‘liquidadores’ que limpiaron Chernóbil. “El País” (9-VI-2019). La hazaña y
el sufrimiento del personal que luchó contra la catástrofe.
Rebón, Marta. Lo invisible. “El
País” (29-VI-2019). El intento de esconder la catástrofe fracasó.
Criado,
M. Á. Los perros callejeros de
Chernóbil son genéticamente diferentes. “El País” (3-III-2023). Un estudio muestra que los
canes son distintos pero la explosión de vida que ha tenido la zona cuestiona
que se deba a la radiación.
Análisis y opiniones.
Glez, Montero. Chernóbil
no cambió nada. “El País” Ideas 236 (24-XI-2019). Resume el libro de Kate
Brown ‘Manual de supervivencia’
(Capitán Swing), que critica la incompetencia y mala voluntad del Gobierno
soviético.
Sampedro,
Javier. Por qué invadir Chernóbil.
“El País” (29-III-2022). Advierte de que el interés ruso por ocupar Chernóbil
obedece a su valor como ‘bomba sucia’ que puede utilizar para contaminar el
territorio ucranio. Incluso un incendio de los bosques cercanos, llenos de
polvo radiactivo, sería un desastre enorme.
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