HMA 1. Mundo. Dosier: El conservadurismo.
Índice.
Introducción.
El conservadurismo: análisis y opiniones.
Introducción.
El conservadurismo es una ideología que comúnmente se define como el conjunto de ideas políticas, económicas, culturales o religiosas que defiende la continuidad de un sistema preexistente.
El conservadurismo político es pues una ideología muy amplia en favor de los valores tradicionales, los intereses de las clases dominantes, el mantenimiento de un orden establecido o del statu quo actual...
Por esa inmensa amplitud puede usarse el término para identificar a un conservadurismo de derechas (como el de Bismarck en la Alemania del último tercio del siglo XIX hasta el PP a principios del siglo XXI) o incluso autocalificado de izquierdas (como hicieron la gerontocracia dominante al final de la URSS, el castrismo cubano o el chavismo venezolano).
No obstante, hay un consenso generalizado, desde la Revolución Francesa, en la sociología política sobre que, si no hay añadidos conceptuales, el conservadurismo es un movimiento de derechas por cuanto pretende mantener el poder político, económico y social de las clases dominantes sobre otras dominadas, mientras que la izquierda pretende romper esa separación.
Generalmente el conservadurismo se ha asociado con los grupos dominantes de la sociedad, que fortalecen su control sobre las clases inferiores mediante la difusión de ideologías que legitiman su poder, como muestra el caso emblemático de la teoría de Bodin en defensa del absolutismo por su origen divino, y esto explica que muchos teóricos puedan adjetivar como conservadoras a ideologías muy contrapuestas, como la islamista salafista que sueña con recuperar el ideal del Gran Califato, o la comunista soviética o cubana, que congela el desarrollo de la sociedad a fin de garantizar el poder para la élite revolucionaria original, convirtiendo al partido único en una 'nueva clase' dominante en sustitución de la aristocracia y la burguesía.
El conservadurismo aparece ya en épocas muy remotas, pues en la Antigüedad hay numerosos ejemplos de personajes, leyes o textos que defienden la conservación de las costumbres, las instituciones o el arte anterior, entendidos como modelos antiguos o clásicos que no deben alterarse, destacando, entre los muchos casos, en Akkad las leyes de Hammurabi (c. 1760 aC) después de una época de cambios convulsos, en Egipto la contrarrevolución de Horemheb (c. 1300 aC) contra la heterodoxia de Akhenatón, o en Roma la legislación de Augusto en el tema familiar (18 aC y 9 dC) después de un periodo de disolución de las costumbres matrimoniales.
Posteriormente ha habido muchos más ejemplos de conservadurismo, entre los que destaca por su importancia histórica para el presente el debate revolución-conservadurismo desencadenado por la Revolución Francesa en 1789, y que ha tenido ecos en los conflictos siguientes como la Restauración absolutista en 1815, las revoluciones burguesas de 1830 y 1848, la polémica Monarquía-República en Francia en el decenio de 1870, los debates en el Parlamento británico sobre las reformas electorales durante los siglos XIX y XX, el enfrentamiento en el Reichstag entre 1870 y 1890 entre los partidarios conservadores de Bismarck y los liberales de la oposición, la oposición conservadora en EE UU al New Deal de Roosevelt durante los años 1930, la oposición en la Alemania de los años 30 entre el conservador Carl Schmitt (que legitimaba la limitación por los nazis de los derechos individuales a fin de proteger la propiedad privada) y los progresistas como Walter Benjamin, y más actualmente la vigorosa reacción de los think tank (los grupos Rand o Cato entre los más conocidos) conservadores estadounidenses contra el incipiente Estado del Bienestar que construyeron los presidentes Kennedy y Johnson en los años 60, y que sentaron las bases ideológicas para los gobiernos de Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos, probablemente los modelos más admirados por la mayoría de los conservadores en todo el mundo.
La ideología conservadora en los países democráticos sufre en la actualidad un creciente conflicto interno, por la división de intereses e ideas de los numerosos grupos afines al conservadurismo. Una de las manifestaciones más notables es la separación entre las corrientes 'nórdica' y 'sureña', que refleja no solo raíces culturales y religiosas distintas sino también sus contrapuestas áreas nacionales.
El conservadurismo: análisis y opiniones.
Jorge Galindo en Hay
gente de derechas [“El País” (21-IV-2017)] incide en que los conservadores
son reacios a cambiar su voto a partidos centristas o progresistas:
‹‹Ha vuelto
a suceder. Hemos pasado otra semana trufada de revelaciones que ponen de
relieve la implicación del Partido Popular en diversas tramas de corrupción de
primera magnitud. Como consecuencia, el casi 70% de votantes que se decidieron
por una formación distinta en las últimas generales han vuelto a preguntarse
por qué el resto de sus compatriotas siguen escogiendo al PP.
Al otro lado de nuestras fronteras, Le
Pen sigue bien posicionada en los sondeos franceses, a solo 48 horas de la
primera vuelta de las presidenciales. No son pocos los que especulan con flujos
masivos de votantes desde la socialdemocracia hacia el nuevo nacionalismo. Y,
sin embargo, los datos de que disponemos indican que la mayor parte de votos a
Hollande en 2012 se están yendo a Macron y, en segundo lugar, a Mélenchon. Es
decir: al centro y a la izquierda. Mientras, Le Pen bebe sobre todo de antiguos
apoyos de Sarkozy.
Igualmente, es fácil observar en las
encuestas del CIS que el votante que se mantiene fiel al PP está donde siempre
estuvo, a la derecha. Y, por mucho que se enfade con la corrupción, no tendrá
una alternativa conservadora a la que huir mientras Ciudadanos se posicione
como un partido liberal. De la misma forma, Trump ganó las elecciones gracias a
una sólida base de votos republicanos tradicionales.
Los relatos que dibujan cambios
radicales en los ejes de competición política ayudan a entender ciertas
tendencias. Es verdad que la Gran Recesión ha afectado a los sistemas de
partidos. Es igualmente cierto que una parte de la clase obrera se está
moviendo hacia la extrema derecha. La debacle socialdemócrata se explica en
cierta medida por la división de su electorado entre aperturismo y
nacionalismo. Pero la verdad es que las divisiones clásicas, así como las gafas
partidistas y los filtros ideológicos que nos ponemos para mirar a la realidad,
mantienen un poder explicativo considerable.
A modo de corolario: los líderes de la
nueva izquierda, en España y en toda Europa, harían bien en moderar sus
expectativas de cambio y asumir que hay personas que jamás votarán por ellos.
Porque, sencillamente, son de derechas.››
Víctor Lapuente, un analista progresista, profesor en el Instituto para la Calidad de Gobierno de la Universidad de Gotemburgo, critica a la derecha mediterránea (Berlusconi o Rajoy) por no tener principios y renunciar a transformar la sociedad. Cambiar la realidad (lo que implica revisar el Estado del Bienestar) era el proyecto de los ‘apóstoles’ de la derecha nórdica como Thatcher o Reagan, cuyas ideas se nutrían de sus raíces puritanas en el luteranismo o el calvinismo o del pensamiento neoliberal universitario de la Chicago School of Economics (Milton Friedman, Friedrich Hayek y William Niskanen) o la London School of Economics (Ralph Dahrendorf). Con esos conservadores ‘nórdicos’ se puede discutir e incluso pactar ideológicamente, lo que se evidencia en la praxis de la CDU alemana, muy moderada en sus planteamientos de reformas sociales. La derecha sureña, en cambio, carece de ideario y solo busca mantenerse en el poder ofreciendo pactos (como las ofertas en un supermercado) a los grupos de presión afines, tantos como se pueda para ampliar la base electoral, como el empresariado conservador, la pequeña burguesía nacionalista o la Iglesia católica, cuyo pensador Vittorio Messori acuñó la sincera frase: ‹‹Mejor un putero que haga buenas leyes para la Iglesia que un catoliquísimo que nos perjudique››. Así no es extraño que Rajoy pregone como un mérito suyo el esperar sin hacer nada, puesto que no tiene que realizar un ideario renovador sino solo contentar a sus grupos de presión. [Lapuente, Víctor. La derecha sin Dios. “El País” (26-VIII-2013) 23.]
Víctor Lapuente en La
derecha se divorcia [“El País” (16-X-2018)] apunta que la derecha europea y
española, tradicionalmente unida, se separa en partidos diversos, probablemente
debido a las tensiones entre los distintos grupos sociales que la integran, con
intereses distintos:
‹‹Es el
lamento más antiguo de la izquierda. Nuestro voto se divide entre muchos
partidos mientras que, por el contrario, la derecha siempre está unida. Pero,
en estos momentos, quien se está fracturando en las democracias occidentales es
precisamente la derecha.
El ancestral cainismo de la izquierda
ha saltado a la otra orilla. Las viejas corrientes de derechas, más liberales o
más conservadoras, que sobrevivían en matrimonios de conveniencia en las
naciones de nuestro entorno, se están divorciando. Y no es una separación
amistosa. En EE UU, las disputas entre republicanos de toda la vida
y alt-right son
irreconciliables. En la Europa del Este, se ha levantado un telón de acero
entre liberales y nacionalistas. Han pasado de ser pragmáticos aliados a
enemigos acérrimos. Y el juego sucio del Brexit, con tensiones dentro y fuera
del partido conservador británico, ha enterrado todo vestigio de espíritu
caballeresco en la derecha más arraigada de Europa.
Por eso, es cuestionable la predicción más reciente
sobre nuestra derecha. Que, dada la dura competición entre PP y Ciudadanos, no
hay espacio para que surja un partido como Vox. Puede ser, pero la tendencia
global es que las formaciones de derechas muten y se reproduzcan. En otros
países europeos, más pequeños que España, podemos encontrarnos con tres o
cuatro partidos de centro derecha (como liberales, conservadores y
democristianos) y uno de extrema derecha.
Las causas de la multiplicación de las derechas son
diversas. Y no obedecen solo al triunfo de la posverdad y los mensajes
populistas simplificadores. De hecho, el nacimiento de nuevos movimientos, que ayer
afectaba a la izquierda y hoy a la derecha, es el resultado de unas ciudadanías
con un mayor nivel educativo y que confían menos en las etiquetas de los
grandes partidos. Prefieren unas formaciones políticas más a medida.
Esta customización política
ha llegado también a España. La pregunta no es si hay sitio para un nuevo
partido de derechas como Vox. Con un sistema proporcional, y sobre todo en las
elecciones al Parlamento Europeo, hay votos para todos. La cuestión es en qué
nicho de votantes se especializa cada formación. La supervivencia de los
partidos de derecha ya no pasa por apelar a todos los ciudadanos
ideológicamente afines.
En la era de los mensajes políticos sencillos, ganarán
los que sepan elaborar un discurso más sofisticado.››
FUENTES.
Internet.
[http://www.cato.org/] Enlace al Cato Institute, uno de los principales think tank conservadores de EE UU. [http://www.rand.org/] Enlace a Rand Corporation, otro de los principales think tank conservadores de EE UU.
Películas.
La Dama de Hierro (2011). UK. 105 minutos. Dirección: Phyllida Lloyd. Intérpretes: Mery Streep, Jim Broadbent, Anthony Head. Biografía de Margaret Thatcher.
Libros.
Continent,
Matthew. The Right. 2022. Entrevista
de Seisdedos, I. Matthew Continenti. “Vivimos
en la era de Trump, aunque ya no sea presidente”. “El País” Ideas 397
(18-XII-2022). El periodista conservador Matthew Continenti (Alexandria,
Virginia, 1981) es autor de The Right
(2022), una historia intelectual de la derecha estadounidense. No cree que EE
UU esté al borde de la guerra civil.Lilla, Mark. Pensadores temerarios:
Los intelectuales en la política. Debate. 2004. 190 pp. Ensayo sobre la
fascinación de algunos pensadores del siglo XX por los regímenes totalitarios.
Lilla, Mark. La mente naufragada.
Trad. de Daniel Gascón. Debate. 2017. 160 pp. Ensayo sobre el pensamiento
reaccionario de pensadores y movimientos del siglo XX como Franz Rosenzweig,
Eric Voegelin, Leo Strauss, Alain Badiou, Éric Zemmour o el escritor Michel
Houellebecq (su novela Sumisión).
Reseña de Rendueles, César. Los exiliados
del tiempo. “El País” Babelia 1.339 (22-VII-2017).
Luri, Gregorio. La imaginación conservadora. Ariel. 2019.
Gregorio Luri (Azagra, Navarra, 1955), pedagogo y filósofo, profesor en
Cataluña, es un conservador exprogresista, que entiende que el conservadurismo
tiene más sentido común y prudencia. Reseña de Cebrián, J. L. Los conservadores de la imaginación. “El
País” Babelia 1.420 (9-II-2019). / Entrevista de Pérez de Oliva, Milagros. Gregorio Luri. ‘Traicionas a España si ves a
una parte de ella como enemiga’. “El País” Ideas 194 (3-II-2019).
Nisbet, Robert. Conservadurismo. Alianza. Madrid. 1995. 167 pp. Un libro de referencia.
Peyró, Ignacio. Un aire
inglés. Ensayos hispano-británicos. Fórcola. 2021. 383 pp. Ensayo del
periodista Ignacio Peyró (1980), sobre textos político-literarios del
conservadurismo británico más creativo, como Evelyn Waugh, Philip Larkin,
Michael Oakshoot... y de españoles atraídos por ese moderado espíritu británico
como Augusto Assía o Josep Pla. Reseña de Amat, Jordi. Gran imaginación conservadora. “El País” Babelia 1.582 (19-III-2022).
Robin, Corey. La mente reaccionaria. Trad. de Daniel Gascón. Capitán Swing. 2019.
328 pp. Reseña de Cebrián, Juan Luis. La
violencia del populismo conservador. “El País” Babelia 1.441 (6-VII-2019).
El conservadurismo se origina como una reacción contra la Revolución Francesa y
Trump es la consecuencia de una larga historia reaccionaria, según Robin,
profesor de Ciencia Política del Brooklyn College y la universidad pública de
Nueva York.
Traverso, Enzo. Las nuevas caras de
la derecha. Siglo XXI. Buenos Aires. 2018. 157 pp. El historiador y politólogo
argentino distingue al populismo de derechas actual (Trump, Orbán, Le Pen…) del
fascismo histórico. Usa el término ‘posfacismo’ porque tiene analogías pero
también diferencias respecto al fascismo italiano o el nazismo alemán. Tienen
una ideología fluctuante, aunque les caracteriza que son populistas,
impolíticos —critican a las élites políticas tradicionales y sus partidos,
sobre todo a los socialistas—, nacionalistas, antiglobalización, antieuropeos,
antifeministas, homófobos, xenófobos e islamófobos —no son antisemitas sino que
apoyan a Israel en su opresión a los palestinos—, exaltan la seguridad en contra
de las minorías o los refugiados, y proclaman la utilidad de la violencia y la
mentira/posverdad.
Análisis y opiniones. Artículos en orden alfabético.
Applebaum, Anne. El fin de la revolución conservadora. “El
País” Ideas 260 (10-V-2020). Viktor Orbán acaba con el legado de Reagan y
Thatcher.
Bassets, Marc. La derecha de EE UU redefine su ideología al asumir más poder. “El País” (4-I-2015) 4-5. Un nuevo ‘reformismo conservador’ más preocupado por la retórica sobre la pobreza y las desigualdades, aunque sus recetas sean eliminar las ayudas sociales para fomentar la iniciativa individual.
Bassets, Marc. Entre el cambio y el mantenimiento del ‘statu quo’. “El País” (4-I-2015) 4. Yuval Levin, ideólogo de la nueva derecha estadounidense, director de la revista trimestral “National Affairs”.
Brooks, Arthur C. El nuevo credo conservador en EE UU. “El País” (3-III-2015) 33. Una propuesta que pretende ser atractiva pero que se queda en retórica sin aplicación práctica. Critica a Obama porque su programa no se ha cumplido plenamente pero oculta que no es por su ineficacia sino porque la oposición de Brooks y la pléyade de conservadores republicanos lo han boicoteado. El programa de Brooks es que los pobres se harán ricos si actúan como los ricos, pero no menciona la desigualdad de oportunidades en una sociedad injusta.
Cañas, Gabriela. La derecha europea se asoma al fracaso. “El País”
(27-VI-2018). La derecha clásica sufre por sus errores sociales y el ascenso
del populismo.
Galindo, Jorge. Hay gente de
derechas. “El País” (21-IV-2017). Los conservadores son reacios a cambiar
su voto a partidos centristas o progresistas.
Gallego-Díaz, Soledad. ¿Es Adam Morgan la última línea de defensa? “El País” Ideas 89
(22-I-2017). El auge de las publicaciones ultraconservadoras de odio racial en
editoriales de prestigio ha provocado la respuesta de Adam Morgan, editor de
“The Chicago Review of Books”, que boicoteará las editoriales que publiquen a autores
racistas, misóginos y xenófobos como Milo Yiannopoulos en Simon &
Schuster.
Lapuente, Víctor. La derecha sin Dios. “El País” (26-VIII-2013) 23.
Lapuente, V. La derecha se
divorcia. “El País” (16-X-2018). La derecha europea y española,
tradicionalmente unida, se separa en partidos diversos.
Lapuente, V. Futuro y pasado de la derecha. “El País” (30-VIII-2022). Gran parte de la derecha en
Occidente está abandonando la retórica de defensa del capitalismo y la sustituye
por un discurso incluso anticapitalista, más localista, tradicionalista,
religioso, racista y xenófobo. En cambio, la izquierda está asimilando el
capitalismo, equilibrándolo con la defensa del Estado de bienestar, con ideas
universalistas.
Martínez-Bascuñán, Máriam. El
armario de los demonios.
“El País” (8-I-2023). Trump y el Brexit son manifestaciones de la deriva radical
de los partidos conservadores de Occidente, que se autodestruyen como el
republicano y el torie.
Müller, Jan-Werner. ¿Democracia
cristiana o democracia iliberal? “El País” (9-II-2020). El partido
demócrata-cristiano alemán debe sostener su espíritu democrático y proeuropeo
frente a la tentación del modelo húngaro de Orbán.
Ramoneda, Josep. La derecha en la ruta del autoritarismo. “El País” (2-IX-2022).
Urquizu, Ignacio. La
contrarrevolución que viene. “El País” (27-VIII-2018). Los conservadores
han conseguido que su relato impere sobre el de la izquierda.
Yárnoz, Carlos. Claudica la derecha. “El País”
(4-XI-2018). Retroceso de la derecha clásica europea, a la par de la crisis de
la socialdemocracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario