Cuba. Biografías: Fidel Castro (1926-2016).
Fidel Alejandro Castro Ruz (13-VIII-1926
a 25-XI-2016), político cubano.
Hijo de un terrateniente de
origen español con grandes propiedades en Santiago de Cuba, se formó en Derecho
en la Universidad de La Habana y pronto se convirtió en un líder
revolucionario, de fama mundial hasta sus últimos días, como proclamado adalid de causas progresistas y nacionalistas, aunque sus acciones tuvieran a menudo una naturaleza y unos resultados contrarios a sus ideales.
Consiguió el poder tras una guerra civil en 1959 contra el
dictador Batista. Fue primer ministro desde 1959, secretario general del
partido comunista, jefe supremo de las Fuerzas Armadas y más tarde presidente,
hasta su retiro en 2006 por problemas de salud, dejando el poder a su hermano Raúl. Sobrevivió a 14 presidentes norteamericanos y dominó con un poder absoluto durante 47 años, siendo el dictador más duradero y longevo de la historia de América Latina.
Impuso una dictadura implacable,
que restringió las libertades políticas (jamás hubo elecciones libres) y culturales, a la vez que abismó al
país en la pobreza material, aunque logró dar a la población un alto nivel de
educación y sanidad. Colectivizó las propiedades y empresas, se enemistó con EE
UU y se alió con el bloque soviético. Fomentó los movimientos revolucionarios
en América Latina y África, llegando incluso a aportar guerrilleros y tropas de
su país.
La caída de la URSS en 1989
cerró su principal fuente de financiación y puso de manifiesto la inoperancia
del régimen comunista para mantener un nivel de vida digno al pueblo, hasta que
más tarde el apoyo de China y Venezuela, así como el inicio de unas moderadas reformas
capitalistas redujeron la crisis, aunque nunca el Partido Comunista y las
Fuerzas Armadas perdieron el control de la sociedad.
El editorial Un
futuro para Cuba [“El País”
(27-XI-2016)] opina sobre los retos de Cuba tras la muerte de Fidel Castro:
‹‹Conocida
la muerte de Fidel Castro, y dadas la relevancia del personaje y la enorme
huella que ha dejado, es inevitable abrir una conversación sobre el valor y
significado de su figura. Nadie puede entender el siglo XX de forma adecuada
sin hacer referencia a Sierra Maestra, la crisis de los misiles cubanos y la
resistencia numantina ofrecida por la Cuba de Fidel Castro ante las presiones
de EE UU.
Pero cuando el tiempo de la reflexión
deje paso al de la acción, solo quedará una pregunta relevante en el aire: ¿Qué
va a ser de Cuba? Desde 1959, Cuba ha representado una anomalía en la geografía
política del continente americano. Mientras los vecinos latinoamericanos
transitaban de forma turbulenta y zigzagueante entre la democracia liberal, el
autoritarismo conservador, el populismo de izquierdas y de vuelta a la
democracia, Cuba consolidó un modelo de partido único, economía colectivizada y
alianzas internacionales tan inédito como irrepetible.
Desde entonces, los entusiastas del
castrismo y la revolución cubana se han servido de esa anomalía para denunciar
la falsedad de las promesas del orden liberal-democrático. Para los críticos,
sin embargo, Cuba ha epitomizado todos los errores de los que ha sido capaz una
ideología, el comunismo, que allá donde se ha impuesto ha convertido la utopía
marxista de una sociedad igualitaria en una inmensa prisión a cielo abierto
caracterizada por la represión de las libertades y una inmensa escasez
material.
Pero más allá del juicio histórico y
moral, que inevitablemente dibujará sus matices de acuerdo con la perspectiva y
marco de referencia que se adopte, lo importante ahora es poner fin a una
segunda anomalía, si cabe aún más excepcional: la que ha supuesto la
prolongación del castrismo, un régimen establecido en el cruce entre la Guerra
Fría y los movimientos de descolonización de la segunda mitad del siglo pasado,
hasta bien entrado el siglo XXI. Porque la mayor crítica que se puede elevar al
régimen castrista es la de haber hecho tanto por fosilizarse y tan poco por
adelantarse a un futuro que, claramente, se sabía inevitable.
Como muestran los casos de China o
Vietnam, una vez terminada la Guerra Fría, los regímenes comunistas han
demostrado poder generar líderes capaces de leer las demandas de cambio
provenientes de sus sociedades y combinarlas con las oportunidades ofrecidas
por un entorno internacional cambiante. Cuba, sin embargo, ha decidido, también
en este tema, constituirse en excepción, anteponiendo el régimen castrista sus
prejuicios ideológicos a las necesidades de su población y mostrando, además
del continuado rechazo a abrir espacios para el pluralismo político, una
completa incapacidad de proveer siquiera unos mínimos de bienestar material.
Fidel Castro supo exprimir al máximo
el conflicto con EE UU para garantizarse el apoyo diplomático y económico de
los enemigos de Washington, pasando, sucesivamente, de los brazos de la URSS a
los de China y, por último, a los de la Venezuela de Chávez. Pero en ese camino
de dependencia, Cuba ha construido una economía inviable y un régimen tan
galvanizado por el conflicto y cerrado al cambio que son dos obstáculos
formidables para un cambio pacífico. Por eso, el juicio más severo que hay que
hacer sobre Fidel Castro y su figura no debería centrarse tanto en su pasado
como en su incapacidad de anticipar el futuro. Castro deja una sombra tan
alargada que se teme que se pueda proyectar sobre el horizonte, bloqueando o trastocando
las demandas de la población de un cambio pacífico y democrático.
La sociedad cubana anhela hoy un
cambio, pero los mimbres con los que convertir esos anhelos en realidad son muy
rudimentarios. Es cierto que desde que en 2006 Fidel Castro se apartara del
poder y lo dejara en manos de su hermano Raúl, se han producido algunos avances
importantes. Pero han sido y son muy lentos e insuficientes. La normalización
de las relaciones con EE UU y el cambio en la política económica y
migratoria son sin duda un buen punto de partida, que esperemos que Trump sepa
respetar. Como lo es la decisión de la Unión Europea de poner fin a la política
de sanciones y promover un acercamiento crítico sobre la base de un nuevo
acuerdo de cooperación económica y comercial.
La muerte de Fidel Castro debería
ofrecer una oportunidad para un nuevo comienzo en Cuba, la posibilidad de poner
el reloj en hora con el siglo XXI y permitir que los cubanos puedan transitar
de forma rápida y pacífica hacia una democracia representativa y una economía
abierta. Y España, que por el empecinamiento del Gobierno de José María Aznar
en congraciarse con EE UU a costa de una política de innecesaria dureza con
Cuba, ha quedado descolocada y sin capacidad de influencia, siendo adelantado
por otros socios europeos, tiene ahora una oportunidad de acompañar y apoyar un
proceso de apertura que, además de inevitable, debe ser pactado e incluyente.››
FUENTES.
Internet.
Documentales.
Fidel Castro. Las grabaciones perdidas. National Geographic.43 minutos.
Artículos.
De Llano, Pablo. Muere
Fidel Castro, símbolo del sueño revolucionario. Cuba entierra el siglo XX. “El País” (27-XI-2016).
Ayuso, Silvia. Júbilo
en la Pequeña Habana. “El País”
(27-XI-2016).
Mars, Amanda. Trump
fulmina la política de deshielo con Cuba impulsada por Obama. “El País” (27-XI-2016).
Vicent, Mauricio. El
último revolucionario. “El País”
(27-XI-2016). Resumen biográfico.
Edwards, Jorge. Dejar de ser leyenda y dejar de ser. “El País” (27-XI-2016).
Cruz, Juan; Martínez Ahrens. Jan. Vargas Llosa: ‘A Fidel Castro no lo absolverá la historia’. “El País” (27-XI-2016). Comentarios de destacados
intelectuales latinoamericanos.
Vicent, Mauricio. Los
militares marcan el paso de una sucesión sin heredero claro. “El País” (27-XI-2016).
Schams, Héctor E. La
muerte del narrador. “El País”
(27-XI-2016).
Rico, Maite. Carmelo
Mesa-Lago / Economista. ‘Fidel es responsable del desastre económico’. “El País” (27-XI-2016).
Scharffenberg, E.; Lafuente, V. El eje ideológico y petrolero con Venezuela camina a la deriva. “El País” (27-XI-2016).
Malamud, Carlos. El
impacto en el imaginario latinoamericano. “El País” (27-XI-2016).
Lafuente, J. El
apoyo del castrismo, clave para firmar la paz colombiana. “El País” (27-XI-2016).
Abellán, Lucía. La
UE rompe el veto político hacia el régimen de La Habana. “El País” (27-XI-2016).
González, Miguel. España-Cuba,
disputas de familia. “El País”
(27-XI-2016).
Vizoso, Sonia. ‘Algún
día tenía que ocurrir’. “El País”
(27-XI-2016). Su prima española Manuela Argiz lamenta la muerte de Fidel.
Aznárez, Juan Jesús. Un cambio de rumbo inconcluso. “El País” (27-XI-2016).
Bassets, Marc. Estados
Unidos pierde al eterno enemigo. “El País” (27-XI-2016).
Botín, Vicente. El
fantasma de Hamlet. “El País”
(27-XI-2016).
Rojas, Rafael. El
Fidel que muere. “El País”
(27-XI-2016).
De la Núez, Iván. La
imagen lo absolverá. “El País”
(27-XI-2016).
Editorial. Un
futuro para Cuba. “El País”
(27-XI-2016).
Sánchez, Yoani. Cuba
sobrevivirá a Fidel Castro. “El
País” (27-XI-2016).
Elorza, Antonio. Yo
soy la Revolución. “El País”
(27-XI-2016). Fidel fue un típico caudillo latinoamericano y su régimen resultó
un desastre.
De Llano, Pablo. Después
de Fidel, silencio. “El País”
(28-XI-2016).
Vicent, Mauricio. Las
dos Cubas que deja el comandante. “El País” (28-XI-2016).
Amón, Rubén. Goodbye,
Lenin! “El País” (28-XI-2016).
Ayuso, Silvia. La
Castro que no asistirá al funeral de Fidel. “El País” (28-XI-2016).
Ayuso, S. La
relación de EE UU y Cuba se perfila más tibia, pero sin regresar a la Guerra
Fría. “El País” (28-XI-2016).
Parellada, Gemma. De
Angola al ébola, la impronta cubana en África. “El País” (28-XI-2016).
Carlin, John. El
dictador y los pigmeos. “El País”
(28-XI-2016).
De Llano, Pablo. Los
cubanos inician su larga despedida de Fidel Castro. “El País” (29-XI-2016).
Ayuso, S. Trump
amaga con ‘liquidar el acuerdo’ con Cuba. “El País” (29-XI-2016).
Ayuso, S. Miami y
La Habana estrenan vuelo directo. “El País” (29-XI-2016).
Villalobos, Joaquín. Una nueva revolución para Cuba. “El País” (29-XI-2016).
Bassets, Lluís. Mitología
castrista. “El País”
(1-XII-2016).
Werlau, María. La
herencia represiva de Fidel Castro. “El País” (4-XII-2016).
Anderson, Jon Lee. Posdata: Fidel Castro, 1926-2016. “El País”
(4-XII-2016). Un legado con claroscuros: una dictadura política y una ruina
económica, pero con servicios de educación y sanidad de notable nivel.
Altares, Guillermo. Cuando Fidel Castro quiso fusilar a su hermano Raúl. “El País” (4-XII-2016). Se publica un libro del
fotógrafo Enrique Meneses sobre su aventura cubana en 1958.
Lapuente, Víctor. Gulliver en la isla. “El País” (6-XII-2016). Fidel, el gigante dictador
entre los liliputienses.
Vargas Llosa, M. La
muerte de Fidel. “El País” (11-XII-2016).
Millet, Eva (texto); Lockwood, Lee (fotos). El primer Fidel. “Magazine” (XI-2016). Las fotos que Lockwood tomó
a Fidel Castro en sus primeros años en el poder.
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