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miércoles, 9 de noviembre de 2011

OP UD 50. Las revoluciones rusas. Creación, desarrollo y crisis de la URSS. Repercusiones intermacionales.

OP UD 50. LAS REVOLUCIONES RUSAS: CREACIÓN, DESARROLLO Y CRISIS DE LA URSS. REPERCUSIONES INTERNACIONALES.

INTRODUCCIÓN.

1. REVOLUCIÓN DE 1905.
ANTECEDENTES.
LA CRISIS DE 1905.
CONSECUENCIAS.
Las insuficientes reformas.
La oposición.

2. LA REVOLUCIÓN DE 1917.
EL AGRAVAMIENTO DE LA SITUACIÓN A CAUSA DE LA GUERRA.
LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA.
EL GOBIERNO PROVISIONAL DE KERENSKI Y LOS SOVIETS.
LA VUELTA DE LENIN Y LAS TESIS DE ABRIL.
LA INSURRECCIÓN DE JULIO Y LA CONTRARREVOLUCIÓN.
LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE.

3. LOS COMIENZOS DE LA URSS.
ASAMBLEA CONSTITUYENTE Y PROBLEMAS DEL NUEVO ESTADO.
LA GUERRA CIVIL.
LA CREACIÓN DE LA III INTERNACIONAL.
DEL COMUNISMO DE GUERRA A LA PLANIFICACIÓN.

4. LA ERA ESTALINISTA.
LA LUCHA POR EL PODER.
LA PLANIFICACIÓN ECONÓMICA.
LOS PROCESOS DE LOS AÑOS 30.
LA II GUERRA MUNDIAL Y LA POSGUERRA.

5. EVOLUCIÓN DE URSS DESDE 1953 HASTA GORBACHOV.
EL DESHIELO (1953-1956).
ERA DE KRUSHEV (1956-1964).
ERA DE BREZNEV (1964-1982).
ENDURECIMIENTO Y DESCOMPOSICIÓN (1982-1985).

6. CRISIS Y DESINTEGRACIÓN DE LA URSS.
CARACTERÍSTICAS DEL RÉGIMEN SOVIÉTICO.
LA SITUACIÓN DE LA URSS A LA LLEGADA DE GORBACHOV.
HACIA EL CAMBIO (1985).
LA PERESTROIKA (1985-1991).
Las fases de la Perestroika.
Las reformas políticas.
Las reformas económicas.
Los problemas ecológicos.
La transparencia (glasnost).
Los conflictos nacionales.
Las Fuerzas Armadas.
La política exterior.
EL GOLPE DE AGOSTO DE 1991. CONSECUENCIAS DEL GOLPE: LA NUEVA REVOLUCIÓN RUSA.
LA COMUNIDAD DE LOS ESTADOS INDEPENDIENTES (CEI).

7. LA NUEVA SITUACIÓN.
RUSIA: POLÍTICA, ECONOMÍA Y FUERZAS ARMADAS.       
RUSIA: VERTEBRACIÓN NACIONAL Y POLÍTICA EXTERIOR.

8. REPERCUSIONES INTERNACIONALES: LA CAÍDA DEL BLOQUE COMUNISTA.
LA URSS EN EL CONCIERTO INTERNACIONAL DE 1917 A 1989.
LAS CONSECUENCIAS INTERNACIONALES DE LA CRISIS DE 1989.
Dosier: La caída del Muro de Berlín.

9. CONCLUSIONES GENERALES EN 2022.

APÉNDICES: 
“LA CAÍDA DEL SISTEMA COMUNISTA, 1989-1990”.   
UNA PROPUESTA DE DOSIER DE PRENSA PARA ELABORAR UNA CRONOLOGIA DE LA REVOLUCIÓN.

INTRODUCCIÓN.
Esta unidad didáctica es muy extensa en el tiempo, pues recorre todo el siglo XX, sobre todo entre 1905 y 1989. Asimismo, es muy compleja porque explica algunos de los cambios más trascendentales y profundos que ha sufrido una sociedad contemporánea, al pasar del Antiguo Régimen a uno comunista, alcanzar el rango de segunda gran potencia mundial, intervenir decisivamente en dos guerras mundiales, influir de modo determinante en numerosos partidos de izquierda y en el proceso de descolonización, liderar uno de los dos grandes bloques mundiales en la segunda mitad del siglo XX y luego degenerar, quebrar su coherencia interna y romper su unidad hasta resultar una pluralidad de Estados.
Por todo ello, en este tema nos centraremos en los puntos más importantes y en las causas de los cambios, en la interre­lación entre los fenómenos políticos, económicos, sociales y culturales.

1. REVOLUCIÓN DE 1905 Y SUS CONSECUENCIAS.
ANTECEDENTES.

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Hacia 1900 el Imperio ruso era un país enorme, 22 millones de km², poblado por 170 millones de habitantes. Pese a los grandes progresos experimentados en el siglo XIX, sobre todo, en la segunda mitad, seguía siendo un país económicamente atrasado, socialmente de­sequilibrado y políticamente anclado en el pasado.

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Era una sociedad agraria, en la que el zar y los grandes propietarios acaparaban el 98% de la tierra. En 1861 se había abolido la servidumbre, pero el rescate que los campesinos debían pagar para acceder a la propiedad de la tierra era casi inalcanzable, de modo que la mayoría de los campesinos, cerca del 75-80% de la población total, vivían en la pobreza y de­bían optar por quedarse en el campo como jornaleros o emigrar a las ciudades. La propiedad agraria se dividía entre dos grupos principales: los grandes terratenientes de la antigua nobleza y los nuevos campesinos ricos, los kulaks, generalmente arrendatarios y hombres de confianza de los primeros que habían accedido a la propiedad después de 1861, configurando una creciente clase media de terratenientes.
Desde 1880 empezó un fuerte desarrollo industrial. Era una industrialización muy rápida, de modo que hacia 1900 Rusia ya era la quinta potencia industrial (y entre 1900 y 1914 aumentó un 56% su PIB, lo que indica que había encontrado un camino al desarrollo); territorialmente muy concentrada en Moscú, San Petersburgo, Bakú, los Urales y Ucrania; estructurada en grandes empresas de más de 500 obreros; y financieramente dependiente del extranjero, con empresas sobre todo de capital extranjero, sobre todo francés, inglés, alemán y belga. La burguesía industrial rusa era escasa, muy concentrada en pocas manos.
El proletariado urbano, con unos tres millones de obreros, vivía en condiciones miserables, trabajando sin condiciones de seguridad e higiene, con bajos salarios, sin protección social, con la sempiterna amenaza del paro durante las sucesivas crisis. Ello explica que el proletariado fuese la vanguardia de la revolución. Las huelgas y revueltas obreras abundaron ya desde 1900 y siguieron en las dos grandes revoluciones de 1905 y 1917.
Las comunicaciones eran muy malas, con una red de ferrocarriles muy escasa para tan extenso territorio.
La diversidad social y étnica era muy grande y el poder político protegía sólo los intereses de los rusos en contra de las minorías nacionales, y a los aristócratas, eclesiásticos, terratenientes y burgueses en contra del campesinado y del proletariado. Las clases medias eran muy débiles, con una reducidísima intelectualidad en medio de un país analfabeto.


La familia imperial de Nicolás II.

El zar Nicolás II era un gobernante autocrático, reacio a delegar sus poderes e incapaz de consentir las reformas necesarias para adaptar el país a los nuevos tiempos. El poder absoluto del zar, jefe tanto político como de la religión ortodoxa, garantizaba la estabilidad de la pirámide social, que se apoyaba sobre la Iglesia ortodoxa, con un 80% de creyentes, una enorme burocracia, la creciente clase de los terratenientes, la gran burguesía, y dos grandes fuerzas represivas: el ejército, en el cual la nobleza ocupaba los puestos clave, y la policía (la ojrania).
Rusia había alcanzado durante el siglo XIX un estatus internacional de gran potencia, gracias a su enorme territorio que se extendía desde Polonia hasta el mar de la China, desde el océano Glacial Ártico hasta los desiertos de Asia Central. Encarnaba Era un imperialismo continental, que presionaba sobre muchos puntos: Constantinopla, Persia, China..., en oposición al imperialismo marítimo que representaba Gran Bretaña.



El imperio ruso en Asia Central h. 1900.

LA CRISIS DE 1905.
La guerra ruso-japonesa de 1904-1905, marcada por continuas derrotas militares, derivó en una crisis política y económica, debido a las levas de soldados, la inflación, las subidas de impuestos, las malas cosechas, el hambre y el paro. La derrota rusa final frente a una potencia asiática emergente fue el colmo del desastre y provocó un estallido del malestar popular.


El 9 de enero de 1905 una huelga en la fábrica Putilov, con más 10.000 obreros, derivó en una manifestación que fue duramente reprimida. Fue el llamado “Domingo Rojo”. Este evento desprestigió al zar ante los humildes, de los que históricamente había sido el “pa­dre” protector ante los abusos de la nobleza. Entonces se sucedieron las manifestaciones, huelgas, motines (como el famoso del acorazado Potemkin), y aparecieron los primeros so­viets (consejos obreros) en las fábricas, campos y cuarteles. La unión circunstancial de la bur­guesía y del proletariado amenazaba liquidar al zarismo.

CONSECUENCIAS.
Las insuficientes reformas.
Para detener la revolución el zar decidió hacer concesiones de tipo liberal, en concreto la elección de un Parlamento, la Duma, pero duró poco, porque en 1906 pudo disponer nue­vamente del ejército y aplastó a los soviets. Desde entonces ignoró a la Duma, disuelta en 1906, 1907 y 1912, porque esta requería reformas profundas que Nicolás II no quería o no podía otorgar.
A lo más que se llegó fue a una moderada reforma agraria, dirigida por el ministro Stolypin, que enriqueció a muchos kulaks pero no resolvió el problema campesino.

La oposición.
La oposición se estructuró en los años siguientes. Tres eran las alternativas para terminar con la autocracia zarista:
- La liberal conservadora, formada por grandes burgueses y propietarios agrícolas, que deseaban reformas pausadas, que no alterasen lo esencial del orden social y político, según un modelo alemán o austriaco.
- La liberal reformista, de los intelectuales liberales, agrupados en el partido constitucional-demócrata (KD, por ello llamado de los kadetes). Estos burgueses liberales querían una monarquía parlamentaria de tipo europeo occidental, similar al británico.
- La socialista revolucionaria, dividida entre los populistas del Partido socialista-revolucionario (PSR), y los socialdemócratas del Partido obrero social demócrata ruso (POSDR). Los socialrevolucionarios querían un Esta­do campesino en una República federal. Los socialdemócratas, a su vez, estaban divididos en mencheviques (la mayoría reformista), que esperaban la industrialización para poder aumentar el número de la masa obrera, y bolcheviques (la minoría revolucionaria), que defendían que un partido disciplinado podía tomar el poder arrastrando a los campesinos y obreros (se ahí sus símbolos revolucionarios, la hoz y el martillo), y que no se debía pactar con la burguesía.

2. LA REVOLUCIÓN DE 1917.
EL AGRAVAMIENTO DE LA SITUACIÓN A CAUSA DE LA GUERRA.
La entrada de Rusia en 1914 en la Gran Guerra para proteger a Serbia desembocó en una sucesión de fracasos militares y el empobrecimiento de la población, por lo que el zar tomó finalmente el mando militar (1916) en un vano intento de enderezar la situación, pero perdió el poco prestigio que le quedaba al continuar las derrotas, mientras los asuntos de Estado estaban en manos de la zarina Alexandra y su válido, el monje Rasputín, en medio de una abierta corrupción. La miseria y el hambre se extendieron hasta niveles terribles. Las bajas eran monstruosas entre las tropas mal alimentadas, vestidas y armadas, arrojadas al combate como carne de cañón. La desmoralización civil y militar llevó finalmente a la creación espontánea de soviets.
Los representantes de los “privilegiados” en la Duma comprendieron la gravedad de la situación y la inminencia de una revolución, por lo que intentaron imponer una reforma desde arriba, pero el zar se negó a aceptarla. Quedó claro que el cambio habría de hacerse desde abajo y sería violento.

LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA.

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La descomposición de la sociedad y del ejército ruso culminó en febrero de 1917, en la llamada Revolución Rusa de febrero. El 23 comenzaron las huelgas y manifestaciones, que los soldados se negaron a reprimir, tras lo cual se sublevaron contra los oficiales el 27 de febrero. El zar ya no podía contar con el apoyo eficaz del ejército ni de la policía.
La revolución tenía dos cabezas: la oficial y burguesa, representada por la Duma, con Kerenski a la cabeza; la popular y proletaria, de los soviets. Ante el peligro de que se desen­cadenara una revolución proletaria, los burgueses liberales de la Duma obligaron al zar, tres días más tarde, a abdicar en su hermano Miguel, el cual renunció a los pocos días, y formaron un Gobierno Provisional.

EL GOBIERNO PROVISIONAL DE KERENSKI Y LOS SOVIETS.
El Gobierno Provisional, dirigido por Kerenski, pretendía mantener el poder cen­tralizado, no realizar las grandes reformas sociales, como el prometido reparto de tierras, y continuar la guerra, para lo que lanzó una última ofensiva. Pero el descontento continuó y las derrotas se sucedían, así que su poder se debilitó, al desarrollar los soviets un poder paralelo y más cercano a los intereses populares.

LA VUELTA DE LENIN Y LAS TESIS DE ABRIL.

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Lenin, el máximo dirigente de los bolcheviques, volvió desde Suiza en abril de 1917 y al poco publicó sus tesis sobre la toma del poder por una minoría revolucionaria disciplinada y decidida, el Partido Comunista, que se formó entonces a partir de los bolcheviques. Sus máximas eran “Todo el poder para los soviets” y “Paz y tierra”, lo que concitó un creciente apoyo popular, aunque al principio era todavía muy minoritario.

LA INSURRECCIÓN DE JULIO Y LA CONTRARREVOLUCIÓN.
Lenin lanzó en julio una primera insurrección bolchevique, que fracasó por la falta de apoyos sociales entre los soviets. Kerenski pudo dominar la insurrección con el apoyo de mi­litares zaristas (Kornilov), pero estos pasaron pronto (septiembre) a la contrarrevolución para volver a entronizar al zar. Los soviets vencieron casi sin lucha a Kornilov y así Kerenski se quedó sin apoyos para combatir a los bolcheviques, partidarios de la ansiada paz y del reparto de la tierra, y que ahora crecían en su influencia sobre los soviets.

LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE.
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El 10 de octubre Lenin convenció al Comité Central del Partido para lanzar nuevamente una Revolución, que comenzó el 25 de octubre (7 de noviembre de nuestro calendario). Tras una breve resistencia los bolcheviques se apoderaron de San Petersburgo y pronto (hacia el 20 de noviembre) de gran parte del resto de Rusia, aunque se mantuvieron fuera de su control amplias zonas en la periferia, como Siberia, Ucrania y el Cáucaso.

3. LOS COMIENZOS DE LA URSS.
ASAMBLEA CONSTITUYENTE Y PROBLEMAS DEL NUEVO ESTADO.

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Lenin, Trotski y otros líderes comunistas.

El primer gobierno revolucionario estuvo abierto a los otros partidos revolucionarios, en especial los socialrevolucionarios y mencheviques, pero pronto fueron integrados a la fuerza en el Partido comunista fundado por los bolcheviques, quedando como Partido único durante el resto de la historia de la URSS.
Los dos primeros decretos se refirieron a la paz y a la tierra, asegurando así el apoyo de soldados y campesinos. Luego siguió el decreto de nacionalidades, por el que se daba la independencia a las nacionalidades sometidas por el zarismo, aunque la voluntad bolchevique era que se integraran libremente en la URSS.
La paz separada de Brest-Litovsk (3-III-1918) finalizó la guerra entre las Potencias Centrales y Rusia, que perdió los países bálticos, Finlandia, Polonia y Ucrania, ocupadas enseguida por el enemigo. A pesar de que los alemanes fueron derrotados ese mismo año, la paz de París (1919) no benefició a Rusia, que siguió rodeada de enemigos exteriores a la vez que debía enfrentar a los internos.
Mientras, las fábricas y los campos de los terratenientes fueron estatalizados, para su gestión por los soviets, con un reparto posterior de las tierras entre los campesinos.

LA GUERRA CIVIL.


La guerra civil contra los “blancos”, los partidarios del zar, estalló enseguida, ya en 1917. Estos tenían el apoyo de los aliados, sobre todo japoneses, norteamericanos, ingleses y franceses, que incluso desembarcaron tropas en los puertos de la periferia, pero las fuerzas contrarrevolucionarias estaban divididas mientras que los campesinos y obreros apoyaban mayoritariamente a los revolucionarios. Fue una guerra durísima que causó cinco millones de muertos entre militares y civiles. La falta de apoyo popular de los generales zaristas provocó a la larga (hacia 1920 era completa) su derrota por el disciplinado Ejército Rojo, dirigido por Trotski, que en 1918 tenía 150.000 soldados y en 1920 ya tres millones.

LA CREACIÓN DE LA III INTERNACIÓNAL.
Lenin organizó una nueva Internacional, la III, opuesta a la II Internacional socialista, considerada como aliada de los burgueses y desprestigiada por su apoyo a los respectivos ban­dos durante la I Guerra Mundial.
Los partidos comunistas se formaron como escisiones de los partidos socialistas en casi todos los países. La propaganda revolucionaria (panfletos, carteles, cine) inspiró a las masas en la URSS y el ejemplo de su revolución provocó varios movimientos populares o revoluciones en el exterior, todos fracasados: España en 1917, Alemania en 1918, Hungría en 1921.



DEL COMUNISMO DE GUERRA A LA PLANIFICACIÓN.
La economía de guerra había sido imprescindible para ganar la guerra civil. Se había promulgado el trabajo obligatorio, con salario único, congelación de precios, requisa de alimentos. Pero la economía estaba desorganizada y bajo mínimos, y el hambre era general, hasta el punto que se calcula que hubo millones de muertos.
La Nueva Política Económica (NEP), desde 1921, fue una respuesta más liberal y flexible a los problemas. Fue un retroceso en la colectivización: se permitió el mercado libre para los productos agrícolas e industriales, mientras el Estado se reservaba el dominio de la Banca y las grandes empresas. Los campesinos burgueses (kulaks), comerciantes y pequeños industriales prosperaron. Se electrificaron grandes zonas del país. El resultado fue una mejora sustancial de la economía y la desaparición del hambre, la mejora de la calidad de vida y la extensión de la educación y de la sanidad, lo que consolidó el régimen comunista y reforzó su prestigio exterior entre los grupos de izquierda.
En 1922 se organizó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que comprendieron Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Transcaucasia o Asia Central, por el convencimiento o por la fuerza. En 1924 se establecía la Constitución, al tiempo que moría Lenin y accedía Stalin al poder.

4. LA ERA ESTALINISTA.

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Marx, Engels, Lenin y Stalin.

LA LUCHA POR EL PODER.

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Stalin era partidario de consolidar la revolución en la URSS, imponiendo la industrialización y una colectivización masiva e intensa. Trotski, su principal enemigo en la lucha por el poder, en cambio era partidario de exportar la revolución a otros países.
La comprobación de que la revolución sólo triunfaba en la URSS y el apoyo del Partido Comunista a Stalin, que lo controlaba férreamente, decantaron el triunfo hacia este, que impuso sus tesis y comenzó a purgar a sus rivales.

LA PLANIFICACIÓN ECONÓMICA.
Los Planes Quinquenales comenzaron en 1927, al principio con un carácter muy moderado, bajo la planificación impuesta por el gobierno central, con capital en Moscú. Se hicieron enormes inversiones industriales y mineras, se incitó la productividad obrera (el estímulo moral del stajanovismo), se socializó el trabajo agrario, se colectivizó la propiedad agraria suprimiendo a los kulaks y agrupando las tierras en koljoses (comunidades colectivas) y sovjoses (fincas del Estado con asalariados, más tecnificadas). Se mejoraron las comunica­ciones y se electrificó más el país. Como resultado, la URSS se convirtió en una gran potencia industrial y militar y superó bastante bien los años 30, críticos en buena parte del mundo debido a la Gran Depresión.

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Pero el costo fue terrible: durante los primeros años 30 el hambre, las deportaciones o las ejecuciones de kulaks, causaron millones de muertos. En algunos lugares de Ucrania se llegó al canibalismo. El control del partido sobre la vida política, social y cultural fue agobiante, sobre todo desde 1932. La URSS se convirtió en un Estado totalitario, gobernado por una nueva clase dominante, la burocracia. Era un fenómeno no previsto por el marxismo.

LOS PROCESOS DE LOS AÑOS 30.

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Una vez dominada la sociedad, Stalin, para controlar más totalmente el Partido Comunista, eliminó desde 1935 todas las tendencias críticas o desviacionistas, en las llamadas “purgas” o procesos de Moscú. El estalinismo aniquiló con la ejecución o la prisión a sus enemigos e incluso a los neutrales. La mayoría de los antiguos dirigentes bolcheviques perecieron. El precio humano fue alto, pero Stalin consiguió imponerse, justo antes de que el totalitarismo comunista se enfrentara al régimen nazi, su gran enemigo exterior, en la II Guerra Mundial.

4.4. LA II GUERRA MUNDIAL Y LA POSGUERRA.

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Stalin pactó en el verano de 1939 con Alemania su neutralidad ante el posterior ataque alemán a Polonia y prometió suministrarle recursos naturales. A cambio consiguió manos libres para ocupar la mitad de Polonia y todos los países bálticos (Lituania, Letonia, Estonia), atacar a Finlandia, que tuvo que ceder la Carelia, e imponer a Rumanía la cesión de la Besarabia. Fue la primera ola de expansión comunista hacia el Oeste.
Pero el 21 de junio de 1941 Alemania atacó a Rusia. El comienzo fue fulgurante, con enormes victorias alemanas, gracias a una gran Blitzkrieg que estuvo a punto de aniquilar al régimen comunista, pero la resistencia desesperada, la vastedad del territorio y la crudeza del invierno lograron evitar la caída de Moscú en diciembre de 1941. La política interior del régimen cambió desde entonces: se exaltaron los ideales nacionales, e incluso la religiosidad; y hasta los presos políticos fueron liberados y movilizados. En 1942 una nueva campaña alemana en el sur estuvo a punto de vencer, pero a finales del año la terrible batalla de Stalingrado cambió el curso de la guerra: los alemanes comenzaron un lento repliegue, salvo  un contraataque fallido en Kursk en el verano de 1943, pero progresivamente los rusos los expulsaron del todo en 1944, ocuparon toda la Europa del Este, se aproximaron a Alemania y contribuyeron decisivamente a su derrota final en 1945, con la conquista de Berlín. En agosto de 1945 la URSS declaró la guerra a Japón y ocupó grandes territorios en el norte de China, que posteriormente entregó a los comunistas chinos de Mao.
La II Guerra Mundial había supuesto graves pérdidas humanas, con unos 25 millones de muertos, y materiales, pero la victoria trajo el logro de convertirse, a la par de EE UU, en una de las dos grandes potencias mundiales y la formación del Bloque Comunista, desde el Este de Europa hasta el Lejano Oriente. Las fronteras se movieron hacia el Este, recuperando parte de los territorios perdidos en 1918.



Mapa de la URSS.

En el interior se reanudó la represión contra los di­sidentes y se lanzó un masivo y exitoso plan de reconstrucción de las zonas destruidas, que hacia 1950 ya se había logrado en buena medida.
Desde 1948, con la Crisis de Berlín, comenzó la Guerra Fría entre el bloque comunis­ta y el occidental, enfrentados por la hegemonía mundial, pero atemorizados por la mutua amenaza atómica hasta el punto de darse golpes sólo indirectamente, en conflictos regionales controlados, como el bloqueo de Berlín y la guerra civil en China en 1948. La estrategia de Stalin, al parecer, era presionar en todos los lados, pero sin entrar en conflicto directo con EE UU. El Comecon (1949) como alianza económica y el Pacto de Varsovia (1955) como alian­za militar, fueron las respuestas al Plan Marshall y la OTAN en el bando aliado occidental.
Al mismo tiempo, China (1949) se convirtió en el otro gigante comunista, al principio subordinado a la URSS, y la guerra de Corea (1950-1953) fue otro enfrentamiento interpuesto con los EE UU. El apoyo a la independencia de las colonias europeas en el Tercer Mundo permitió extender desde entonces la influencia soviética a nuevos países en África y Asia en los años 50 y 60, al unirse las causas del nacionalismo y del comunismo.           

5. LA EVOLUCIÓN DE LA URSS DESDE 1953 HASTA GORBACHOV.
EL DESHIELO (1953-1956).
El deshielo comenzó inmediatamente después de la muerte de Stalin en 1953, cuando la nueva cúpula comunista, con un poder colegiado, renunció a una política de agresión continuada y se prefirió una de pequeños pasos. Así se consiguió firmar el armisticio de Corea (1953) y comenzaba una etapa de no confrontación.

LA ERA DE KRUSHEV (1956-1964).


Krushev impuso sus tesis reformistas en 1956 e inició en 1956 la desestalinización, con una moderada liberalización del régimen que redujo el número de presos políticos e hizo hincapié en una mejora del nivel de vida de la población. Se pretendía ganar al bloque capitalista occidental mediante la economía y no la guerra. Pero no se renunciaba al control del Bloque del Este, como demostró la dura represión del levantamiento de Hungría (1956). No obstante, no evitó la desafección de China (1960), lo que rompió en dos el bloque comunista.
La crisis internacional de Cuba (1962) entre EE UU y la URSS fue la mayor amenaza de conflicto nuclear de la posguerra y debilitó la posición de Krushev, que al poco tiempo, en 1964, fue sustituido por Breznev.

LA ERA DE BREZNEV (1964-1982).


Breznev (1964-1982) limitó la liberalización del régimen, hasta configurar una especie de autoritarismo blando. Pero la economía se estancó gravemente, demostrando grandes desequilibrios entre el sector militar que consumía los mejores recursos y grandes inversiones y el civil. EE UU estaba ganando económicamente la Guerra Fría, empujando a la URSS a una escalada armamentista que esta no podía mantener indefinidamente.
En 1980 la URSS invadió Afganistán para evitar la extensión del islamismo al Asia Central soviética; pero este país se convirtió en el “Vietnam ruso”, sufriendo los soviéticos con graves pérdidas humanas y económicas.

ENDURECIMIENTO Y DESCOMPOSICIÓN (1982-1985).
Tras la muerte de Breznev, los breves gobiernos de Andropov (1982-1984) y Chernenko (1985-1985) supusieron un breve periodo de endurecimiento de la represión, pero también de total estancamiento económico, debido al colapso de los sectores productivos ante el desvío de los recursos al sector militar. La competencia con la política de rearme masivo del presidente estadounidense Reagan no podía ser soportada por más tiempo y la mayoría de los dirigentes comunistas lo comprendía.
El gobierno de Gorbachov en 1985-1989 fue el paso siguiente, hacia el final.

6. CRISIS Y DESINTEGRACIÓN DE LA URSS.
CARACTERÍSTICAS DEL RÉGIMEN SOVIÉTICO.
Las principales características del régimen soviético impuesto por Stalin eran:
- Un régimen de partido único o equivalente; que en Europa del Este podía ser un frente de varios partidos sometidos a la hegemonía comunista.
- Un estrecho control de la vida política, social, económica y cultural.
- El partido político que desarrolla una burocracia que sustituye al proletariado como clase dirigente.
- Una planificación centralizada para lograr un desarrollo económico basado en la industrialización, a costa de los demás objetivos sociales. El desarrollo de la industria pesada y militar exigió un bajo nivel de consumo y, finalmente, esto llevó al estancamiento económico. Mientras, la colectivización de la agricultura posibilitó el éxodo rural, pero no aseguró el abastecimiento.
- La estabilidad social del sistema comunista soviético se basó en un bajo nivel de consumo compensado por el bajo rendimiento laboral y la prestación gratuita de servicios sociales (trabajo de por vida, vivienda, educación, sanidad).
Los más graves problemas que crecían bajo la apariencia de la estabilidad eran los nacionalismos, la complejidad social (derivada de la extensión de la educación, la urbanización y la industrialización), la condición de superpotencia junto a los EE UU que si bien le daba hegemonía internacional, por contra implicó un enorme gasto militar, infinanciable a largo plazo.

En suma hay cuatro diferencias respecto a Occidente:
- La propiedad estatal de los medios de producción, con restricción de los mecanismos de mercado.
- Los directivos de las empresas no sean propietarios jurídicos ni toman las decisiones de inversión.
- La falta de disciplina de los trabajadores, desmotivados por los escasos estímulos económicos.
- La identificación entre Estado, partido y dirección económica, en un marco de ausencia de elecciones libres y de garantías jurídicas.

Pero también había semejanzas:
- Una burocracia dominante, al modo de la burguesía en el capitalismo.
- El trabajo asalariado.
- La diferen­ciación social en jerarquías laborales.

LA SITUACIÓN DE LA URSS A LA LLEGADA DE GORBACHOV.
La crisis final se basaba en el estancamiento económico, muy visible desde los años 60, pero en los años 80 ya se entró en una recesión en la que se combinaban inflación, desempleo y déficit público. No había en la sociedad motivación, conocimientos ni instrumentos para reactivar la economía mediante otro salto cualitativo como el de los grandes momentos anteriores del desarrollo: 1917, 1930, 1945.
Los recursos del sistema estaban agotados, con una agricultura de bajo rendimiento, una industria obsoleta, un sector militar sobredimensionado, una población con un bajo nivel de consumo. La productividad era muy baja, con un absurdo despilfarro de los recursos financieros, energéticos o humanos. Un agricultor soviético alimentaba a 8 personas, mientras que un norteamericano lo hacía a 65; escaseaban los artículos de primera necesidad y la ca­lidad de los productos era ínfima; no se desarrolló la informática ni las telecomunicaciones; creció la mortalidad infantil (una prueba del retroceso sanitario) y bajó la esperanza de vida. Y lo peor era que no se vislumbraban iniciativas que dieran esperanza de cambiar esta situación agonizante.

HACIA EL CAMBIO (1985).


Gorbachov.

La llegada al poder de Gorbachov en 1985 fue un intento de conseguir una reforma interna para acabar con la crisis política y económica, pero sin eliminar el sistema comunista. Le aupó un bloque de reformistas, muchos de ellos de la policía y el ejército, que estaban bien informados de la gravedad de la situación. Pero las reformas, llamadas bajo el nombre de Perestroika, fueron insuficientes y a menudo incluso inaplicadas. En suma, prosiguió imparable el proceso de descomposición social y económica y de fragmentación política, que acabó con la desintegración de la URSS.

LA PERESTROIKA (1985-1991).
Las fases de la Perestroika.
La Perestroika significa en ruso “reestructuración”. Fue la gran respuesta a la crisis. Gorbachov llegó al poder en marzo de 1985, pero sus primeras medidas llegaron meses después. Hubo tres fases: 1) 1985-1987, 2) 1987-1990, 3) 1990-1991.
1) 1985-1987. De tímido tanteo, con el inicio de la Glasnost (transparencia informativa) y de la apertura internacional (negociaciones de desarme). Las reformas buscaban más disciplina social.
2) 1987-1990. De reformas, con el debate sobre el modelo económico (más liberal) en 1987, la apertura política interna (hacia las elecciones libres) en 1988, la negociación del de­sarme internacional (necesaria para reajustar la economía) y la retirada de Afganistán en 1990.
3) 1990-1991. De crisis. Desde el verano de 1990 la crisis política y económica estalló de modo confuso: la reforma radical que se anunciaba se paró en el otoño de 1990 (represión del nacionalismo y de la oposición, medidas económicas poco audaces), para reactivarse en la primavera de 1991 al comprobar la imposibilidad de continuar sin reformas: se buscó una nueva Constitución que garantizara los derechos de las repúblicas y satisficiera los nacionalismos, junto a una reforma económica liberal.
Las interpretaciones más usuales que se han hecho de la perestroika son:
- Fue una reforma dentro del sistema, sólo para remediar sus peores lacras y así poder salvarlo.
- Fue un intento revolucionario de cambiar el sistema político y económico, desde el comunista, hacia la democracia parlamentaria y la economía de mercado.
- Fue una reforma profunda del sistema, para actualizar el socialismo, con la participación revolucionaria del pueblo.
- Fue un proceso de medidas inconexas, de soluciones lanzadas por Gorbachov con una total improvisación a medida que surgían los problemas. Es la opción más probable. En todo caso, el fracaso de Gorbachov no es achacable en todo a él, sino también a los dirigentes del PCUS, y además logró avances importantes hacia la instauración de la democracia.

Las reformas políticas.
En la primera fase fueron muy pocas, orientadas a facilitar la Glasnost o transparencia informativa. Gorbachov fue sustituyendo paulatinamente a los conservadores, encabezado por Ligachov. Desde 1988 el proceso mejoró con una mayor participación de la población, aunque sin poner en cuestión el monopolio del PCUS. En marzo de 1989 se eligió un Congreso de Diputados que nombró un Soviet Supremo, en un proceso marcado por la elección de disidentes (Sajarov) o comunistas críticos (Yeltsin). La Federación Rusa y las otras eligieron sus Soviets y sus ayuntamientos en los años 1990 y 1991, en unas elecciones libres en las que surgieron los nacionalismos periféricos y nuevos políticos demócratas. Yeltsin fue elegido presidente del Soviet de Rusia en 1990, consiguiendo así una legitimidad democrática que no tenía el mismo Gorbachov, aunque éste hubiera podido conseguirla entonces y no hacerlo fue un grave error. El centro (Gorbachov, el Gobierno, el PCUS) se vació de poder gradualmente en favor de las repúblicas y los nacionalismos periféricos.

Las reformas económicas.
En 1987, tras un agrio debate, se aprobó la Ley de Empresas del Estado, dando mayor libertad a los directivos y creando un mercado interno. No entró en funcionamiento debido a la falta de una libre regulación de precios y a que las empresas se acogieron al viejo y seguro sistema de los pedidos del Estado. También aparecieron cooperativas de trabajo privado. En el verano de 1990 comenzó el debate para sustituir la fracasada Ley, para frenar la crisis económica. La reforma radical de Shatalin fue rechazada, pero en la primavera de 1991 pareció que se impondría pero justo entonces el fracasado golpe de Estado comunista rompió los últimos vestigios de disciplina del sistema e interrumpió los intercambios entre las repúblicas y el centro ruso. La crisis se agravó sin freno, caracterizada por un nuevo capitalismo “salvaje”, con múltiples negocios dirigidos por la propia nomenklatura comunista (directivos de las empresas, burócratas del partido), como reconvertida clase dirigente. 

Los problemas ecológicos.
Los recursos materiales a menudo fueron agotados en el régimen soviético, que sometía al territorio a agresiones medioambientales gravísimas, al predominar las consideraciones de desarrollo sobre las ecológicas. Los escasos recursos económicos no se dedicaban a proteger el medio ambiente. En abril de 1986, el accidente de la central de Chernóbil planteó la gravedad del problema de la seguridad de las anticuadas centrales nucleares. Las Fuerzas Armadas habían utilizado grandes extensiones para sus ensayos de bombas atómicas. También preocupaba la grave desecación del Mar de Aral en Asia Central o la salinización y desertización de millones de hectáreas. La contaminación afectaba a numerosas ciudades y regiones industriales, a lagos, ríos y cuencas fluviales. Los efectos de todo esto sobre la salud de la población eran pavorosos. La Glasnot permitió conocer estos problemas y que naciera un joven movimiento ecologista, que no se ha consolidado empero.

La transparencia (glasnost).
La principal aportación de Gorbachov fue la Glasnost, la transparencia que supuso un giro radical respecto a la ausencia de información veraz de la etapa anterior. La libertad de expresión pronto fue casi total, empezando tal vez con el caso de Chernóbil, en abril de 1986. La sociedad soviética fue protagonista del debate, se pudo informar sobre las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad, se revisó la historia oficial y con ello se rehabilitaron numerosos personajes opositores, se editaron muchas obras literarias prohibidas, se recupera­ron las formas culturales de las nacionalidades lo que fomentó el nacionalismo, hubo un rena­cimiento religioso, penetraron las ideas y costumbres occidentales a través de películas, literatura, música, ocio o moda.

Los conflictos nacionales.
La URSS se organizaba como una federación montada sobre una compleja realidad nacional, con decenas de etnias y nacionalidades, religiones y lenguas. La Glasnost hizo posible la expresión de las diferencias nacionales y se exigió la descentralización, con una autonomía real, pues la anterior había sido una ficción pese a las instituciones federales. Muchos cuadros locales del PCUS se reconvirtieron al nacionalismo para mantener sus posiciones de poder. Las tensiones nacionales estallaron en los países bálticos (Lituania, Letonia, Estonia), el Cáucaso (Georgia, Armenia, Azerbaiyán y repúblicas rusas como Daguestán, Osetia y Chechenia), el Asia Central (Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguisistán), la misma Rusia, sobre todo con peticiones de los pueblos asiáticos, más Ucrania, Bielorrusia y Moldavia. En 1990-1991 la mayoría de las nacionalidades proclamaron su soberanía, situando sus leyes por encima de las de la URSS.

Las Fuerzas Armadas.
Las Fuerzas Armadas históricamente fueron muy importantes en la vida política soviética, por su estrecha relación mutua con el PCUS. Era un Ejército ideologizado, pero también muy protegido en recursos económicos, constituyendo un Estado dentro del Estado. La crisis económica supuso problemas laborales y sociales para los oficiales (menos salarios y condiciones sociales), se redujo el contingente de reclutas (por insumisión) así como la formación y los recursos para su mantenimiento, el armamento se quedó obsoleto, se redujo la capacidad defensiva, así como la caída del Pacto de Varsovia debilitó internacionalmente la capacidad militar soviética, la reconversión de la industria militar a la civil fue muy difícil, los militares se dividieron en comunistas conservadores y reformistas (un enfrentamiento que derivó en equilibrio que evitó la lucha en agosto de 1991). Pese a todo ello, la perestroika consiguió mantener el control de las Fuerzas Armadas, la institución que aparentemente mejor resistió la crisis soviética.

La política exterior.
La perestroika supuso un cambio en la política exterior. Se abandonó la voluntad de hegemonía mundial para concentrarse en los problemas internos, se abogó por los acuerdos de control de armamentos con EE UU, la resolución pacífica de los conflictos internacionales, la normalización de relaciones con todos los Estados, se reconocía la libertad política de sus aliados del Este europeo (lo que implicó por omisión la caída del comunismo, simbolizada por la caída del Muro de Berlín). Desaparecieron el Pacto de Varsovia y el Comecon. La libertad para las inversiones extranjeras fue empero poco aprovechada. Las relaciones con el Tercer Mundo se desideologizaron y se hicieron más interesadas en lo comercial. Se retiró de Afganistán en 1989 y apoyó a EE UU en la guerra del Golfo de principios de 1991. 

EL GOLPE DE AGOSTO DE 1991. CONSECUENCIAS DEL GOLPE: LA NUEVA REVOLUCIÓN RUSA.
En julio de 1990 parecía que Gorbachov conseguía sus propósitos: una reforma económica lenta y moderada y un acuerdo para una nueva Constitución confederal. Pero entonces ocurrió el reaccionario golpe de Estado de agosto de 1991, lanzado por sus mismos ayudantes, que fracasó debido a la firme oposición de Yeltsin y la no intervención de los militares. Los golpistas querían un golpe blando, sin víctimas y no se atrevieron a llegar a utilizar la violencia.
El resultado fue que el PCUS fue prohibido y las repúblicas precipitaron sus demandas de soberanía, lo que conllevó la desintegración de la URSS en diciembre de 1991, pese a la resistencia poco eficaz de Gorbachov.

LA COMUNIDAD DE LOS ESTADOS INDEPENDIENTES (CEI).
La Comunidad de Estados Independientes (CEI), nació en diciembre de 1991, formada por Rusia, Ucrania y Bielorrusia, y en dos semanas se unieron ocho repúblicas más: Armenia, Azerbaiyán, Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguizia y Moldavia, y Georgia pidió su incorporación en 1993. Tan sólo Lituania, Letonia y Estonia se mantuvieron apartadas.
La CEI ha sido considerada el embrión de una unión semejante a la Unión Europea, pero ha tenido grandes problemas para establecer acuerdos conjuntos y no ha estado vigente en la práctica pese a los intentos de revitalizarla.

La CEI padece:
A) Las tensiones nacionales y los conflictos bélicos (Moldavia, Armenia-Azerbaiyán, Georgia, Tayikistán).
B) El fortalecimiento del nacionalismo ruso.
C) La división de la fuerza nuclear (Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kazajstán) y de la flota del Mar Negro (Rusia, Ucrania).
D) Las demandas de autonomía y secesión en muchas repúblicas (Rusia con el problema de Chechenia, y el problema de las minorías en Moldavia o Georgia).
E) Las recurrentes crisis económicas y la tendencia al autoritarismo, especialmente visible en Rusia, Bielorrusia y las repúblicas de Asia Central, pues en muchos países han vuelto al poder las antiguas élites comunistas.

7. LA NUEVA SITUACIÓN.
Actualmente los países de la antigua URSS están divididos por numerosas tensiones políticas y la recuperación de la unidad parece imposible.

RUSIA: POLÍTICA, ECONOMÍA Y FUERZAS ARMADAS.
La política de Yeltsin, el presidente a principios de los años 90, era básicamente impredecible. Era un gran improvisador, que basaba su poder en el apoyo popular, sin un partido político que lo organizase.
El poder político se desintegraba del poder, cayendo en manos de los burócratas locales, mientras en Moscú se gobernaba por decreto sin el referendo del Parlamento, vulnerando la división de poderes. En 1992-1993 hubo un duro enfrentamiento entre el Gobierno y el Parlamento elegido en 1990. Las elecciones y el referéndum constitucional de diciembre de 1993 marcaron el presidencialismo posterior, aislado de un Parlamento con fuerte presencia comunista y ultranacionalista. Los partidos democráticos estaban divididos, teniendo la mayoría unas dimensiones muy pequeñas.
La situación económica se deterioraba gravemente, con una reducción del PIB y del empleo, una alta inflación, un creciente déficit público y una deficitaria balanza de pagos. La sociedad se había polarizado con grandes grupos sociales marginados de ancianos, mujeres, parados y minorías étnicas, en contraste con una élite enriquecida. La economía se había dividido en tres tipos: las minoritarias estatal colectiva y de trueque, y la tercera, la pujante nueva economía dirigida por la nomenklatura con un hipercapitalismo salvaje y mafioso, que obtenía enormes beneficios por lo que apoyaba a Yeltsin contra las aspiraciones de marcha atrás de los comunistas. Mientras tanto, las Fuerzas Armadas se debilitaban en efectivos y armamento, en moral y nivel de vida, pero se mantenían bajo la autoridad presidencial debido a la falta de alternativas válidas.

RUSIA: VERTEBRACIÓN NACIONAL Y POLÍTICA EXTERIOR.
Había muchos problemas de organización territorial, debido a que las repúblicas y regiones asumiendo cada vez más poder contra Moscú. El conflicto de Chechenia se convirtió desde finales de 1994 en una verdadera guerra de Rusia contra una minoría étnica.
La política exterior se polarizó entre los occidentalistas partidarios de acercarse a Occidente y los orientalistas que añoraban recuperar la posición hegemónica en la URSS y enfrentarse a Occidente, pues había una gran preocupación entre los nacionalistas ante la extensión de la OTAN.
Pese a los problemas de toda índole había muchos datos para la esperanza sobre el futuro de Rusia, por sus enormes potencialidades humanas y económicas.

8. REPERCUSIONES INTERNACIONALES.
LA URSS EN EL CONCIERTO INTERNACIONAL DE 1917 A 1989.
En los decenios de 1920 y 1930 la URSS vivió un profundo aislamiento internacional, salvo sus escasas relaciones con la Alemania de Weimar. Tras la II Guerra Mundial, que unió temporalmente a los aliados contra las potencias del Eje, la Guerra Fría entre los dos grandes bloques hegemónicos, el occidental dirigido por EE UU y el comunista dirigido por la URSS, caracterizó las relaciones internacionales.

LAS CONSECUENCIAS INTERNACIONALES DE LA CRISIS DE 1989.
Tras la caída del Este en 1989 el deshielo ha sido casi total. Rusia, Ucrania y otros países nuevos aparecen como frecuentes aliados de Occidente en la política internacional, mientras en Europa del Este todos los regímenes comunistas han caído, desde Polonia a Alba­nia, integrándose bastantes en la Unión Europea e incluso en la OTAN.
- La primera consecuencia de la desintegración del bloque soviético ha sido el debilitamiento de la política de bloques, mientras EE UU surge como la única superpotencia militar, con un evidente dominio de la política de la ONU, que se ha occidentalizado. El control de armamentos es mucho más sólido que en cualquier momento pasado y la amenaza de la guerra nuclear ha amainado casi por completo, per, por contra, menudean pequeñas gue­rras en el Tercer Mundo.
- Siguen, sin embargo, las antiguas zonas de influencia, como si Occidente temiera molestar al gigante ruso, lo que explica su renuente y pasiva actitud ante las peticiones de los países del Este para entrar en la OTAN y que apenas se haya criticado la dura represión rusa sobre Chechenia. Rusia, de hecho, está desarrollando su viejo imperialismo sobre sus zonas contiguas, pero a cambio ha renunciado a la expansión sobre el hemisferio Sur.
- El espacio económico de los países del Este tiene una creciente dependencia externa en comercio y financiación. El capi­talismo está sólo en su inicio, con gravísimos problemas de obsolescencia de la planta industrial, improductividad, derroche energético y desequilibrios sociales. En cambio tiene una numerosa y bien preparada mano de obra, unos grandes recursos energéticos y de materias primas, y un amplio mercado interno. Es probable que el futuro sea floreciente en aspectos como la reducción de la inflación, las mejoras en la calidad de la producción, el nacimiento de una nueva clase de empresarios nacionales, la mayor competitividad internacional, etc.

Dosier: La caída del Muro de Berlín.


El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín, 155 kilómetros casi infranqueables, que durante 29 años había partido en dos a la ciudad y que se convirtió en el símbolo de la división del pueblo alemán durante la Guerra Fría.

Los orígenes del Muro están en las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, a cuyo final Berlín quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, francés, inglés y estadounidense. Posteriormente, en 1949 el área oriental en poder de los soviéticos pasó a llamarse República Democrática Alemana (RDA) y las otras tres se unieron en un país que fue conocido como República Federal Alemana (RFA).
En los años siguientes, la RFA capitalista prosperó mientras que la RDA comunista se estancaba, lo que favoreció que millones de alemanes de la primera emigraran a la RFA.
Finalmente, las autoridades de la RDA decidieron cortar esa sangría demográfica: la noche del 12 de agosto de 1961 comenzaron a levantar un muro provisional de ladrillos (horas después añadieron una alambrada provisional) y cerraron 69 de los 81 puntos de control a lo largo de la línea que dividía a la ciudad, interrumpiendo el tránsito de vehículos y personas, muchas de las cuales trabajaban en la otra parte de la ciudad. De hecho, la primera persona que murió tratando de cruzar, Günter Litfin, fue abatida cuando regresaba a Berlín occidental, donde vivía y trabajaba.
En los años siguientes el Muro fue reforzado con una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia, campos de minas, torres de tiradores y otros sistemas de vigilancia.
Pese a su aparente perfección, durante la existencia del Muro hasta cinco mil personas consiguieron escapar, pagando 138 de ellas con su vida sus ansias de libertad.

La caída del Muro tuvo su origen último en la crisis económica, política y social del bloque del Este, incapaz de mantener su unidad mediante la represión que se había ejercido durante decenios a los intentos de apertura, como habían hecho los soviéticos en Hungría en 1956 y Checoslovaquia en 1968.
La causa inmediata del final fue la apertura de las fronteras entre la capitalista Austria y la comunista Hungría en mayo de 1989. A partir de entonces miles de alemanes viajaron a Hungría para pedir asilo en la República Federal Alemana, al mismo tiempo que crecían las manifestaciones en muchas ciudades de la RDA. Finalmente, las autoridades comunistas decidieron, el 9 de noviembre de 1989, que no podían impedir el paso hacia el oeste. Pensaban todavía controlar la situación, imponiendo un sistema restrictivo de permisos, pero sucedió que el portavoz del Gobierno y miembro del Politburo, Günter Schabowski, se confundió en la conferencia de prensa en la que informaba sobre la nueva normativa. El periodista Riccardo Ehrman, de la agencia de noticias ANSA, le preguntó cuándo entraba en vigor la medida. Schabowski busco entre sus papeles y al no encontrar nada escrito respondió: “de inmediato”, lo que sugería que se permitía salir del país sin requisitos previos.
De inmediato, esa misma noche, miles de personas se agolparon en los puntos de control para cruzar a Berlín occidental. La guardia fronteriza no tenía órdenes precisas de cómo actuar y su jefe, el teniente coronel Harald Jäger, los dejó pasar. El júbilo fue inmenso y ya nada pudo parar el proceso.

El historiador Julián Casanova en El poder que volvió al pueblo [“El País” (10-XI-2014)] analiza el evento:
‹‹Fue un derrumbe repentino que nadie esperaba que se produjera así, tan fácil, porque los imperios no suelen abandonar su dominio de forma rápida y pacífica. A comienzos de 1989, los partidos comunistas de esos países del centro y del este de Europa controlaban los medios de comunicación, el sistema judicial, el ejército y la policía secreta. En unos meses, esos partidos abdicaron, sin necesidad de que nadie los destruyera, un proceso de reforma y revolución incruento, salvo en Rumania y Yugoslavia.
De la noche a la mañana, poetas y filósofos, que habían sufrido la represión y purgado años de cárcel, se convirtieron en presidentes y ministros. Había muchas cosas que cambiar y contar, pero la caída del muro de Berlín, hace ahora veinticinco años, simbolizó todas ellas, el fracaso del socialismo llamado real, y precipitó el desplome de los restantes Gobiernos y partidos comunistas. Todo ocurrió además a la vista de millones de personas, como ejemplo para quienes todavía no se atrevían a hacer lo mismo, porque fue la primera revolución televisada de la historia.
Para la Unión Soviética, que había reprimido siempre los disturbios, disidencias e insurrecciones, Europa del Este era, a finales de los años ochenta, una carga económica y había dejado de ser una necesidad estratégica. Su ejército, como había aclarado varias veces Gorbachov, en el poder desde marzo de 1985, no iba a repetir la desastrosa experiencia de Afganistán y no utilizaría la fuerza contra “el derecho soberano de cada pueblo a decidir su propio sistema social”. Y si Moscú no usaba sus tropas, los ejércitos nacionales de esos países ya habían demostrado en varias ocasiones su escasa disposición a reprimir.
Las cosas habían cambiado. El alto coste de la carrera de armamentos frente a Estados Unidos había dañado de forma irreparable la economía soviética. La crisis económica, la caída de salarios y el deterioro de las condiciones de vida en esos países, sometidos a una rigidez que les impedía avanzar en la nueva era de la tecnología, hizo sufrir a la mayoría de los ciudadanos y deslegitimó a un sistema que prometía abundancia y riqueza.
Esos ciudadanos veían además los grandes avances de Occidente, a un palmo de terreno, y cada vez viajaban y se movían más. Y se abrió un abismo entre las generaciones más jóvenes y viejos dirigentes en el poder. Porque fueron los más jóvenes quienes salieron a las calles y celebraron con más júbilo la caída del imperio. No era sólo un ansia de cambio en la política y en la economía, sino también en la historia, en la revisión del pasado y de las mentiras de la propaganda oficial.
El día de año nuevo de 1990, el dramaturgo Václac Havel, que había sido elegido presidente de Checoslovaquia tres días antes, se lo dijo a la multitud que se concentraba en los alrededores del castillo de Praga: “Pueblo, el Gobierno ha vuelto a vuestras manos”.››

9. CONCLUSIONES GENERALES EN 2022.
- El legado burocrático. En Rusia y los otros países hay aún una excesiva burocratización de la vida política, económica y social. El Estado sigue teniendo muchas empresas, controlando gran parte de la vida económica y la administración tiene una gran proporción de la población activa.
- Una activa tercermundización. Aunque quieren integrarse en el capitalismo la tendencia real para Rusia y los antiguos Estados de la URSS es quedar como un bloque marginal, abastecedor de materias primas, energía y productos semielaborados.
- ¿Un nuevo autoritarismo? El autoritarismo está en ascenso, basado en el presidencialismo de Putin, Lukashenko y otros dirigentes, que pretenden ser líderes carismáticos que salvan a sus países de los problemas, mediante la exaltación del nacionalismo y el militarismo.
- La singularidad del sustrato histórico. Aparece una continuidad en el desarrollo histórico de la URSS, una conexión entre el zarismo, el comunismo y el capitalismo actual, con rasgos propios de autoritarismo, economía colectiva, etc.
- El nacionalismo agresivo. Rusia intenta recuperar la idea de la Gran Rusia y el paneslavismo, que reúna los países eslavos del Este en una única entidad política. Por ello, en 2014 Putin atacó a Ucrania: primero se apoderó de Crimea y poco después de parte de las regiones de Donetsk y Lugansk, y mantuvo bajo control estas tres regiones pese a las sanciones internacionales. En 2022 volvió a invadir Ucrania, pero esta vez el ataque fracasó por la dura resistencia ucrania.

BIBLIOGRAFÍA.
Internet.
[http://es.wikipedia.org/wiki/Aleksandr_Kolchak] El almirante Aleksandr Kolchak (1874-1920) dirigió la contrarrevolución en Siberia entre 1918 y principios de 1920.
[http://www.espacio-publico.com/debate-sobre-la-revolucion-de-1917Debate sobre la Revolución Rusa. Dirección: Josep Fontana. 
[https://es.wikipedia.org/wiki/Holodomor] La hambruna ucrania de 1932-1933.

Blogs. Solo una selección de las entradas principales. Las de HMC incluyen artículos.
HMC UD 13. La revolución rusa y su evolución hasta 1986.*
HMC UD 26. La evolución y descomposición de la URSS y el bloque comunista, desde 1985.*
HMA 2. Europa. Bielorrusia.* 
HMA 2. Europa. Rusia.*
HMA 2. Europa. Ucrania.*
HMA 2. Rusia. Dosier: El conflicto entre Rusia y Ucrania en Crimea y Donbás (2014-2021).* 

HMA 2. Rusia. Dosier: La guerra entre Rusia y Ucrania (2022).* 


Películas.
El acorazado Potemkin (1925). Dirección: Sergéi M. Eisenstein. 67 minutos.
Octubre (1927). Dirección: Sergéi M. Eisenstein. 100 minutos.
Stalin (1992), de Ivan Passer. 166 minutos. HBO. Biografía, interpretada por Robert Duvall.
El almirante (2008). Duración: 103 minutos. Dirección: Andrey Kravchuk. La vida del almirante Aleksandr Kolchak (1874-1920), jefe contrarrevolucionario.

Series de televisión.
Trotski. Serie Netflix de ocho capítulos, interpretada por Konstantin Khabenski. Propaganda antitrotskista basada en falsedades, según la reseña de Sahuquillo, M. R. El segundo asesinato de León Trotski. “El País” (3-III-2019).

Documentales / Vídeos.
Causas y antecedentes de la Revolución Rusa. 72 minutos.


La Revolución Rusa. Academiaplay. 7 minutos. [https://www.youtube.com/watch?v=-mnRwShLmXc]

La revolución rusa en color (1). 46 minutos.
La revolución rusa en color (2). 46 minutos.

                   
Stalin 1. El demonio49 minutos.
Stalin 2. El rojo49 minutos.


Stalin 3. El amo del mundo49 minutos.

            Stalin, el imperio del mal (1). Stalin. El tirano rojo. 84 minutos.
Stalin, el imperio del mal (1). La isla de los caníbales. 53 minutos.
Stalin, el hombre de acero. Documentos TV. 50 minutos.
The Trial (2018). Países Bajos. 125 minutos. Dirección: Sergei Loznitsa. [https://www.eldiario.es/cultura/Loznitsa-Venecia-noticias-URSS-advertencia_0_811919488.html] El documentalista ucraniano rescata imágenes reales del famoso juicio de 1930 contra los ocho miembros, todos ingenieros o economistas,  del llamado Partido Industrial, que aparentemente pretendían destruir la URSS mediante el sabotaje de la economía. Los acusados, Ramzin, Charnovsky, Kalinnikov, Larichev, Fedotov, Kuprianov, Sitnin y Ochkin, sin mayor resistencia, se declararon culpables del intento de sabotaje y, algunos entre lágrimas, pidieron la clemencia del tribunal. El 7 de diciembre, la Corte presidida por Andrei Vishinski condenó a muerte (aunque la pena fue conmutada por prisión) a cinco acusados y al resto a 10 años de prisión y trabajos forzados, además de la incautación de todos sus bienes. Pero era una farsa a fin de hacer creer a la opinión pública que un grupo de traidores y de agentes extranjeros eran culpables de la precaria situación de la economía soviética. Los acusados siguieron trabajando en secreto y el más conocido, Ramzin (1887-1948), incluso fue condecorado en 1943 con el Premio Stalin.

Exposiciones.


*<1917. Romanovs & Revolution>. Ámsterdam. Hermitage (4 febrero-17 septiembre 2017). 250 obras sobre la vida de la familia imperial de Nicolás II (1894-1917) hasta su muerte en 1918. Reseña de Ferrer, Isabel. Cuando los Románov descendieron a los infiernos. “El País” (8-II-2017).

Red Army (2014). Rusia. Director: Gabe Polsky. 76 minutos. Documental sobre la manipulación política que el régimen soviético hizo de la selección de hockey sobre hielo de la URSS. Reseña de Boyero, Carlos. Cuando el KGB manejaba el ‘stick’. “El País” (13-II-2015) 45.


*<Russian Art, 1917-1932>. Londres. Royal Academy (11 febrero-17 abril 2017).


*<Red Star Over Russia: A Revolution In Visual Culture 1905–55>. Londres. Tate Modern (8 noviembre 2017-18 febrero 2018). [https://www.tate.org.uk/whats-on/tate-modern/exhibition/red-star-over-russia]

Libros.
AA.VV. El libro negro del comunismo. Crímenes, terror, represión. Planeta/Espasa-Calpe. Barcelona/Madrid. 1998. Reseña en Rossanda, Rossana. El libro negro del comunismo. “Claves de razón práctica”, 84 (julio-agosto 1998) 46-49.
AA.VV. Crónica de un final: 1917-1918. Románov. Páginas de Espuma. 2018. Selección de textos, cartas… de los dos últimos años de la familia imperial. Reseña de Pita, Antonio. Un relato íntimo del cautiverio de los Románov. “El País” (4-VII-2018).
Anweiler, Oskar. Los soviets en Rusia, 1905-1917. Zero. Madrid. 1975. 333 pp.
Applebaum, Anne. La hambruna roja. La guerra de Stalin contra Ucrania. Debate. 2019. 591 pp. Monografía de la periodista e historiadora estadounidense (1965), afincada en Polonia con su marido, el político Radek Sikorski, sobre la represión bolchevique en Ucrania en 1932-1935, que causó unos cuatro millones de muertos, la mayoría por hambre. Entrevista de Aunión, J. A. Anne Applebaum. ‘Rusia imita a la URSS y sigue usando sus métodos para controlar el poder’. “El País” (25-I-2019). / Vargas Llosa, M. La tragedia de Ucrania. “El País” (3-III-2019).
Beevor, A. Rusia. Revolución y guerra civil 1917-1921. Trad. de Gonzalo García. Crítica. 2022. Entrevista de Altares, G. Antony Beevor. “La guerra de Ucrania puede desatar una catástrofe global”. “El País” (3-VII-2022).
Bettelheim, Charles. La lucha de clases en la URSS (1917-1930). Siglo XXI. Madrid. 1978 (1977). 2 vs. 522 y 573 pp.
Blackburn, Robin (ed.). Después de la caída. El fracaso del comunismo y el futuro del socialismo. Crítica. Barcelona. 1993 (1991). 348 pp.
Carr, E. H. Historia de la Rusia soviética. Alianza. Madrid. 1985 (1953). 3 vs. 470, 429, 618 pp.
Carr, E. H. La revolución rusa. De Lenin a Stalin (1917-1929). Alianza. Madrid. 1985. 240 pp. Resumen de la obra anterior.
Carrère d'Encaussse, Hélène. Lenin. Fayard. París. 1998. 684 pp. Un libro desmitificador sobre Lenin, responsable de atrocidades.
Casanova, Julián. La venganza de los siervos. Crítica. Barcelona. 2017. 232 pp. Historia de la revolución rusa de 1917, a la luz de la historiografía reciente. Fragmento: Bolcheviques en el poder. “El País” Ideas 102 (23-IV-2017). / Rojo, J. A. Casanova. ‘Lo de febrero de 1917 fue un caleidoscopio de revoluciones’. “El País” (31-V-2017).
Castells, Manuel. La nueva revolución rusa. Sistema. Madrid. 1992. 145 pp.
Claudín, Fernando. La oposición en el socialismo real. Siglo XXI. Madrid. 1981. 390 pp.
Courtois, Stéphane. Lénine, l’inventeur du totalitarisme. Perrin. 2017. 450 pp.
Díez del Corral, Francisco. La revolución rusa. Anaya. Madrid. 1988. 96 pp.
Dobb, Maurice. El desarrollo económico soviético desde 1917. Tecnos. Madrid. 1975. 235 pp.
Droz, Jacques. Historia del socialismo. Laia. Barcelona. 1973. 366 pp.
Duroselle, Jean-Baptiste. Europa, de 1815 a nuestros días. Vida política y relaciones internacionales. Col. Nueva Clío, nº 38. Labor. Barcelona. 1975. 438 pp.
Faraldo, José M. La revolución rusa: historia y memoria. Alianza. 2017. 240 pp.
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Ferro, Marc. La Revolución de 1917. Laia. Barcelona. 1977. 522 pp.
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Figes, Orlando. La Revolución Rusa. Edhasa. Barcelona. 2000. 1002 pp. Historiador británico, sostiene que fue una tragedia: una minoría violentó al pueblo durante el siglo XX.
Fitzpatrick, Sheila. Everyday Stalinism. Oxford University Press. 1999. La sociedad soviética en los años 30. Fitzpatrick es una historiadora australiana, partidaria de la “historia social sin política”.
Garton Ash, Timothy. Los frutos de la adversidad. Planeta. Barcelona. 1992 (1990 inglés). 481 pp. La caída del comunismo en 1989.
Gelatelly, Robert. La maldición de Stalin. Pasado & Presente. Barcelona. 2014. 604 pp. El historiador estadounidense revisa la influencia de Stalin entre 1939 y 1953, con numerosos datos de fuentes primarias.
Hill, Christopher. La Revolución Rusa. Ariel. Barcelona. 1971. 214 pp.
Hutchings, R. El desarrollo económico soviético. Istmo. Madrid. 1971. 2 vs. 254 y 279 pp.
Haslam, Jonathan. Vecinos cercanos y distantes. Ariel. Barcelona. 2016. El espionaje soviético desde sus orígenes.
Hill, Christopher. La Revolución Rusa. Ariel. Barcelona. 1971. 215 pp.
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Judt, Tony. Postguerra. Una historia de Europa desde 1945. Taurus. Madrid. 2006. 920 pp. 4 bloques: 1 (1945-1953), 2 (1954-1970), 3 (1971-1989), 4 (1989-2006). El libro de referencia más actualizado y brillante. Reseña y entrevista de José Andrés Rojo a Judt. Tony Judt / Historiador. “La complicidad entre Europa y Estados Unidos ha sido temporal”. “El País” (27-X-2006) 54.
Mawdsley, Evan. Blancos contra rojos: la guerra civil rusa. Desperta Ferro. 2017. 368 pp. Fragmento: ¡Proletarios, a caballo! “El País” Ideas 120 (27-VIII-2017).
Mayer, Arno. Las Furias. Violencia y terror en las revoluciones francesa y rusa. Trad. de Víctor Lucea. Prensas de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza. 2014. 804 pp.
McMeekin, Sean. Nueva historia de la revolución rusa. Taurus. 2017. 456 pp.
Merridale, Catherine. El tren de Lenin. Crítica. Barcelona. 2016. 369 pp.
Miéville, China. Octubre. Akal. 2017. 360 pp. Novela de no ficción.
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Nove, Alec. Historia económica de la Unión Soviética. Alianza. Madrid. 1973. 425 pp.
Pipes, Richard. La Revolución Rusa. Trad. de Jaime Collyer, Raúl García Campos, Marcos Pérez Sánchez y Horacio Pons. Debate. 2015. 1.047 pp. El historiador estadounidense de origen polaco Pipes (Ciesyn, Polonia, 1923), catedrático emérito de la Universidad de Harvard, autor de esta obra monumental, muy crítica pero de inmensa erudición. Reseña de Juan Avilés. “El Cultural” (6-I-2017). / Entrevista de Lago, Eduardo. Richard Pipes. ‘No hubo nada positivo ni grandioso en la Revolución Rusa’. “El País” Babelia 1.314 (28-I-2017).
Reed, John. Diez días que estremecieron el mundo. Akal. Madrid. 1983. 410 pp. Sigue otra versión: Reed, John. Diez días que sacudieron al mundo. Introducción de Vladimir Lenin. Trad. de Íñigo Jáuregui. Nórdica / Capitán Swing. 2017. 432 pp. Reedición del clásico sobre la Revolución Rusa con 27 ilustraciones de Fernando Vicente. / Caparrós, Martín. La mejor crónica de la historia. “El País” Semanal 2.143 (22-X-2017). Reseña de Geli, Carles. Ilustraciones para seguir sacudiendo al mundo. “El País” (24-X-2017).
Rees, Laurence. Hitler y Stalin. Crítica. 2022. 616 pp. Entrevista de Antón, J. Laurence Rees. “Era más incómodo estar ante Stalin que ante Hitler”. “El País” (6-III-2022).
Reiman, Michael. El nacimiento del estalinismo. Crítica. Barcelona. 1982. 292 pp.
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Schlögel, Karl. Terror y utopía. Moscú en 1937. Trad. de José Aníbal Campos, Acantilado. Barcelona. 2014 (alemán Terror und Traum, "Terror y sueño"). 998 pp.  Karl Schlögel (Allgäu, Alemania, 1948). Reseña de Elorza, Antonio. Moscú, año 37. “El País” Babelia 1.207 (10-I-2015) 12. / Entrevista de Salas, Roger. Del sueño a la pesadilla rusa en tiempo de Stalin. “El País” (12-VII-2015) 31.
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Sebag Montefiori, Simon. Los Romanov, 1613-1918. 2016.
Sebestyen, Victor. Lenin the Dictator: An Intimate Portrait. Weidenfeld & Nicolson. 2017. 592 pp. Lenin: una biografía. Ático de los Libros. 2020. 672 pp. Sebestyen (Budapest, 1956) fue corresponsal en Europa del Este de “The New York Times” y otros medios. Extracto: El chapucero ‘asalto’ que encumbró a Lenin. “El País” Ideas 264 (7-VI-2020). / Reseña de Muñoz Molina, A. Un retrato de Lenin. “El País” Babelia 1.358 (2-XII-2017). 
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Shklovski, Viktor. Viaje sentimental. Trad. de Yulia Dobrovskaya y José María Muñoz Rovira. Capitán Swing. 2019. 383 pp. Memorias de la guerra y la revolución del famoso crítico formalista de literatura. Reseña de Alberola, Miguel. La Revolución rusa contada por un formalista escéptico. “El País” (30-XII-2019).
Slezkine, Yuri. The House of Government. Universidad de Princeton. 2017. 1.104 pp. Historia de las vidas reales (mediante sus lecturas, cartas o entrevistas) durante tres generaciones de los dirigentes, funcionarios, escritores… que vivieron en un edificio moscovita de la élite soviética inaugurado en 1930. Reseña de Muñoz Molina, A. La edad de leer novelas. “El País” Babelia 1.362 (30-XII-2017). 
Sorlin, Pierre. La sociedad soviética, 1917-1964. Vicens Vives. Barcelona. 1967. 359 pp.
Taibo, Carlos. Crisis y cambio en la Europa del Este. Alianza Editorial. Madrid. 1995. 276 pp.
Taubman, William. Gorbachov. Vida y época. Trad. de Jaime Collyer. Debate. 2018. 832 pp. Biografía. Reseña de Bassets, Lluís. La revuelta del hombre nuevo. “El País” Babelia 1.406 (3-XI-2018).
Trotski, León. Historia de la Revolución Rusa. Zero. Madrid. 1973. 2 vs. 445 y 571 pp.
Trotski, L. Stalin. Fontamara. 2017. 940 pp. Biografía. Reseña de Marín, Bernardo. Retrato de mi asesino. “El País” (29-X-2017). Se publica la biografía de Stalin inacabada en la que trabajaba Trotski antes de su asesinato.
Trotski, L. La fuga de Siberia en un trineo de renos. Edición de Horacio Tarcus. Trad. de Irina Chernova. Clave Intelectual. 2022. 128 pp. Su exilio y fuga de Siberia en 1907. Reseña de Rendueles, César. Aventuras de un comunista en fuga. “El País” Babelia 1.598 (9-VII-2022).
Tzouladis, Tim. Los olvidados. Una tragedia americana en la Rusia de Stalin. Trad. de Joan M. Ibeas. Debate. Madrid. 2010. 521 pp. Reseña de Avilés, Juan. “El Cultural” (5-II-2010) 21. La tragedia de los miles de comunistas estadounidenses que emigraron por sus ideales a la URSS en los años 30, y sufrieron la represión estalinista desde 1936.
Volkogónov, Dmitri. El verdadero Lenin. Anaya & Mario Muchnik. Madrid. 1996. 451 pp. Con documentos novedosos, demuestra que el estalinismo no fue una desviación del leninismo.
Yaroslávkia-Markón, Yevguenia. Insumisa. Trad. de Marta Rebón. Armaenia. 2018. Memorias de Yevguenia Yaroslávkia-Markón (1902-1931), filósofa de formación, periodista, se casó en 1922 con el poeta Aleksandr Yaroslavski (poco antes fue atropellada por un tren y perdió los dos pies). Viajaron al extranjero y pese a que ella no quería regresar, siguió a su esposo, que pronto fue detenido, ella le siguió de la cárcel de Leningrado a la de Moscú, viviendo del robo y procurando ahorrar para sacarlo, hasta que fue encarcelada. Ejecutaron primero a su marido, en el gulag de Solovki, y a ella unos meses después. Reseña de Zgustva, Monika. Vida y muerte en el gulag de una joven insumisa. “El País” (22-VII-2018).
Zgustova, Monika. Vestidas para un baile en la nieve. Galaxia Gutenberg. 2017. 269 pp. Entrevistas a mujeres supervivientes de los campos de concentración soviéticos. Entrevista de Hermoso, Borja. Monika Zgustova. ‘El Gulag sigue existiendo de forma no oficial’. “El País” Ideas 123 (17-IX-2017). / Lindo, Elvira. Poesía necesaria como el pan. “El País” (30-IX-2017).

Artículos. Ver las entradas HMC UD 13 y HMC UD 26. 

PROGRAMACIÓN.
OP UD 50. LAS REVOLUCIONES RUSAS: CREACIÓN, DESARROLLO Y CRISIS DE LA URSS. REPERCUSIONES INTERNACIÓNALES.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
BACHILLERATO, 1r curso. Historia del mundo contemporáneo. Apartado 3. La época de los grandes conflictos mundiales. Las revoluciones de 1917 y su eco. Creación y desarrollo del Estado soviético: de Lenin a la consolidación estaliniana. Apartado 4. El mun­do desde 1945. Los países de economía planificada. Vida económica y política de la URSS y de los Estados de Europa Oriental.
RELACIÓN CON TEMAS TRANSVERSALES.
Relación con el tema de la Educación para la Paz y de Educación Moral y Cívica.
TEMPORALIZACIÓN.
Cinco sesiones de una hora.
1ª Documental. Diálogo, con evaluación previa. Exposición del profesor. Cuestiones.
2ª Exposición del profesor. Cuestiones.
3ª Exposición del profesor, de refuerzo y repaso; esquemas y comentarios de textos.
4ª Documental, sobre la caída del bloque comunista. Diálogo, con evalua­ción formativa. Exposición del profe­sor. Cuestiones.
5ª Exposición del profesor, de refuerzo y repaso; esquemas y comentarios de textos. Debate y síntesis.
OBJETIVOS.
Conocer la revolución de 1905.
Conocer la revolución de 1917.
Relacionar las revoluciones de 1905 y 1917.
Analizar las causas de las revoluciones anteriores.
Sintetizar la caída del bloque comunista en 1989-1991.
Analizar las causas de la caída.
Dialogar sobre las consecuencias de la caída.
Interesarse por el presente de Rusia y las restantes repúblicas herederas de la URSS.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
La revolución de 1905.
La revolución de 1917.
La caída del bloque comunista en 1989-1991.
B) PROCEDIMENTALES.
Tratamiento de la información: realización de esquemas del tema.
Explicación multicausal de los hechos históricos: en comentario de textos.
Indagación e investigación: recogida y análisis de datos en enciclopedias, manuales, monografías, artículos de prensa...
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y curiosidad científica.
Tolerancia y solidaridad.
METODOLOGÍA.
Metodología expositiva y participativa activa.
MOTIVACIÓN.
Dos documentales sobre la Revolución de 1917 y la crisis de 1989, con un diálogo que sirva como evaluación previa.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN GRUPO.
Exposición por el profesor del tema.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Realización de una línea de tiempo sobre el proceso.
Realización de esquemas sobre la UD.
Comentarios de textos sobre la Revolución de 1917, buscando posiciones políticas contrarias; el estalinismo, con textos del propio Stalin y de Solzenitsyn; la crisis de los años 80...
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las actividades grupales.
Búsqueda individual de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones en cuaderno de trabajo, con diálogo previo en grupo.
RECURSOS.
Presentación digital y mapas.
Libros de texto, manuales.
Fotocopias de textos para comentarios.
Cuadernos de apuntes, esquemas...
EVALUACIÓN.
Evaluación continua.
Examen incluido en el de otras UD, con breves cuestiones y un comentario de texto.
RECUPERACIÓN.
Entrevista con los alumnos con inadecuado progreso.
Realización de actividades de refuerzo: esquemas, comentario de textos...
Examen de recuperación (junto a las otras UD).

APÉNDICE: LA CAÍDA DEL SISTEMA COMUNISTA (1989-1990).
INTRODUCCIÓN: )Era inevitable la caída del comunismo? Los tres factores de la Revolución: la Perestroika, la lucha popular y la debilidad de los regímenes comunistas.
SITUACIÓN: política, económica y social del bloque de los países del Este hacia 1989, antes de la Revolución: el completo agotamiento del modelo comunista en competición con Occidente.
CRONOLOGIA DE LOS HECHOS DEL TRIMESTRE DE LA REVOLUCIÓN.
Los meses de octubre a diciembre de 1989 como culmen. La pasión de la opinión pública ante los acontecimientos.
LOS PROTAGONISTAS: Gorbachov, Yeltsin, Sajarov, Poszgay, Nemeth, Honecker, Modrow, Walesa, Mazowiecki, Jaruzelsky, Jakes, Havel, Dubcek, Zivkov, Ceasescu, Iliescu, Milosevic, Deng Hsiao Ping, Castro; Reagan, Bush, Thatcher, Mitterrand, Kohl, etc. La diversidad de sus posiciones ante los hechos.
ANALISIS Y CONCLUSION PARA CADA PAIS. TRES BLOQUES:
A: 1. Polonia. 2. Hungría. 3. RDA. 4. Checoslovaquia. 5. Bulgaria. 6. Rumanía. 7. Albania. 8. Yugoslavia.
B: 1. Unión Soviética. 2. China. 3. Mongolia. 4. Vietnam. 5. Cuba. 6. Afganistán.
C: Los regímenes africanos: Angola, Mozambique, Etiopía.
LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y POLITICOS DE LA REVOLUCIÓN:
1) Los intelectuales en Polonia, Checoslovaquia (los firmantes de la Carta 77).
2) Los ecologistas de Checoslovaquia y la RDA.
3) Los cristianos de Polonia (el Papa Juan Pablo I y el cardenal Glemp), RDA (los pastores protestantes), Checoslovaquia (el cardenal Tomasek), Hungría (los católicos), Rumanía (los pastores evangelistas).
4) Los miembros del “aparato comunista” de la URSS, Hungría, Bulgaria.
5) Los sindicalistas “libres” de Polonia.
6) Los nacionalistas de Eslovaquia y Polonia.
7) La juventud de RDA y Checoslovaquia).
8) El campesinado de Polonia, Checoslovaquia y Rumanía.
9) El ejército de Polonia, Rumanía y URSS.
11) La policía de RDA y Rumanía.
LOS INTELECTUALES DE OCCIDENTE ANTE LA REVOLUCIÓN: Morin, Dahrendorf, Touraine, Karol, Hobsbawm, Lipovetski, Glucksman, Grass, Pellicani, Revel, Sartori, Gray, Huntington, Fukuyama, Baudrillard, Berlin, Popper, etc.
LOS IRRESOLUBLES CONFLICTOS AL FINAL DE LA REVOLUCIÓN:
Los irresolubles conflictos al final de la Revolución:
1) La crisis económica, del colectivismo al capitalismo.
2) El desplome del Estado de Bienestar  por la crisis fiscal y la marginación social.
3) El nacionalismo y la multiplicación de los estados-nación. Los derechos de las minorías raciales y nacionales.
4) La institucionalización de la democracia, en el presidencialismo o el parlamentarismo. La vuelta del autoritarismo.
5) Los problemas de la seguridad internacional ()hacia una organización europea de Defensa?). El desarme nuclear.
PROBLEMAS HISTORIOGRÁFICOS DE LA REVOLUCIÓN:
1) El problema de la falta de instituciones de estudios superiores en España (y parcialmente en Europa) sobre el Este (idiomas eslavos, documentación, etc.).
2) La falta de estadísticas fidedignas sobre economía y sociedad en todos los países del Este; la elección entre estadística fiable o propaganda política.
3) El mito del fin de la Historia ()es el fin de los conflictos planetarios o el cambio del modelo de conflicto?). Civilizaciones, nacionalismos e integrismos en lucha.
4) El subjetivismo ideológico de los historiadores.
5) La selección de la gigantesca masa de información.
6) La primera revolución televisada en directo. Los medios de comunicación universal y su impacto planetario.
CONCLUSIONES:
1) El tema de la Revolución de 1989 será el foco principal de la mayoría de los estudios generalistas de Historia Universal en las próximas décadas.
2) Puede hablarse de que la Edad Contemporánea ha terminado y que sus periodización tiene dos hitos muy claros: 1789 y 1989, dos siglos de Historia de una aceleración creciente como jamás conoció la Humanidad.
3) Dos preguntas para los historiadores: )Estamos ya en una llamada Edad Postcontemporánea? )y si es así cuáles serían sus primeros datos definitorios?
 A) La victoria de la democracia liberal y su extensión por Europa del Este, América del Sur, Asia (de Filipinas y Corea del Sur a Tailandia) y África (de Senegal a Sudáfrica).
 B) La resolución de los conflictos regionales: Oriente Medio, Sahara Occidental, Bosnia. El derecho de intervención.
 C) La crisis económica del antiguo bloque capitalista y la aparición de nuevos bloques emergentes (Sur de Asia, América del Sur).

UNA PROPUESTA DE DOSSIER DE PRENSA PARA ELABORAR UNA CRONOLOGIA DE LA REVOLUCIÓN. Los hechos son siempre del día anterior.
13-IX-1989. Polonia estrena su primer Gobierno no comunista: Tadeusz Mazowiecki (primer ministro). Los refugiados en la sede de la RFA en Praga.
20-IX-1989. Pacto en Hungría para la transición hacia la democracia. Gorbachov renueva el PCUS (hasta el 22-IX), con una purga de conservadores.
21-IX-1989. Huida masiva de los alemanes a través de Hungría.
25-IX-1989. Crisis en RDA (refugiados en Praga y Varsovia, tensiones en el SED, Nuevo Foro, manifestaciones).
28-IX-1989. Eslovenia vota por el derecho a la secesión.
29-IX-1989. Aparece Modrow como candidato reformista en RDA. Entrevistas con Genscher, Glemp (cardenal polaco).
30-IX-1989. Los dirigentes chinos se unen (40 aniversario de la Revolución).
1-X-1989. Perestroika en Vietnam. Hungría evoluciona desde el partido comunista (confirmado en el Congreso del 6-X, que le convierte en socialdemócrata).
2-X-1989. Más refugiados de la RDA (Honecker les deja partir).
6-X-1989. Gorbachov viaja a RDA y lleva consigo la tormenta. La organización de la represión en Rumanía.
9-X-1989. Los pueblos del Este luchan por el cambio: manifestaciones en RDA, ruptura del PC húngaro (los reformistas Nemeth, Nyers y Poszgay ganan).
11-X-1989. Manifestaciones inmensas en Leipzig y división de opiniones en el SED sobre la represión.
13-X-1989. El régimen de RDA decide reformas.
16-X-1989. Malestar en la URSS por la crisis económica; falta una alternativa como la de Solidaridad; propuestas de una transición “a la china”.
17-X-1989. La crisis del Este repercute en el PC francés.
19-X-1989. Krenz sustituye a Honecker mientras siguen huyendo los refugiados. Hungría reforma la constitución hacia el pluripartidismo.
22-X-1989. Manifestaciones en RDA por la democracia.
24-X-1989. Masivas manifestaciones en la RDA (Leipzig, hasta 300.000). La constitución húngara, plenamente democrática.
26-X-1989. Los ecologistas de Nuevo Foro.
28-X-1989. Amnistía en RDA para refugiados y manifestantes. Huelga en las minas de Vorkutá (URSS).
29-X-1989. Los checoslovacos se manifiestan por la democracia (cientos de heridos y detenidos). Los uniatos católicos de Ucrania protestan.
31-X-1989. Juicio en Kossovo contra el ex líder albanés (Vlasi). Purgas en el SED alemán (Modrow y Schabowski ganan).
3-XI-1989. Más refugiados de la RDA hacia Praga tras la apertura de la frontera. Los militares de la URSS comienzan a impacientarse.
4-XI-1989. Entrevista con Nemeth. Dimite alcalde de Leipzig.
5-XI-1989. Masiva manifestación en Berlín Este (500.000).
8-XI-1989. Dimite el Gobierno de RDA; manifestaciones. También en Moscú comienzan las manifestaciones contra el comunismo (en los actos conmemorativos de la Revolución de Octubre). “Proletarios del mundo entero, perdonadnos”.
9-XI-1989. Anuncio de elecciones en RDA para el 6 de mayo de 1990; dimisión del Politburó; Modrow es el nuevo primer ministro.
10-XI-1989. El Gobierno de la RDA decide la desaparición del muro de Berlín y dejar salir a todos libremente.
11-XI-1989. Los berlineses asaltan el muro (vértigo histórico en Europa; el mundo entero se conmociona). Dimite Yivkov, el dirigente búlgaro durante 35 años, sustituido por Mladenov.
12-XI-1989. Tres millones de alemanes piden visado para Occidente mientras los jóvenes derriban el muro. Mientras en Checoslovaquia los comunistas reformistas presionan y en Rumanía Ceasescu depura a los moderados.
13-XI-1989. Incidentes en Moldavia.
15-XI-1989. El dirigente comunista italiano Ochetto anuncia la renovación del PCI.
17-XI-1989. Modrow, la última esperanza del SED; pacta con los otros partidos un Gobierno de coalición.
18-XI-1989. Gran manifestación en Praga, represión (un muerto, fallecido días después).
20-XI-1989. Congreso del PC rumano (inmovilismo). Intervención de Ochetto.
21-XI-1989. El Foro Cívico (unión de la oposición checoslovaca). Los reformadores portugueses piden la dimisión de Cunhal. Ceasescu proclama que el socialismo es “un hombre lozano, un príncipe azul”.
22-XI-1989. Manifestación de 200.000 en Praga (como todos los días) para pedir dimisión de Jakes; Havel descuella ya; Adamec promete incluir a no comunistas en Gobierno y no reprimir las manifestaciones; el cardenal Tomasek pide cambios in­mediatos. Milosevic gana las elecciones en Serbia (94 %).
23-XI-1989. Sigue la presión popular en Praga (Dubcek y Tomasek exigen cambios).
25-XI-1989. Al fin cae la cúpula comunista en Praga; el Gobierno quería lanzar a los milicianos contra los manifestantes, pero se niegan; 300.000 personas aclaman a Dubcek, que pide elecciones libres; el Foro Cívico exige protagonizar el cambio. Krenz acepta reformar la Constitución. El PCI acepta la propuesta de Ochetto de refundar el partido (será el PDS). Ceasescu se reafirma en su inmovilismo.
27-XI-1989. Más de 600.000 personas solicitan a Dubcek como presidente y éste pide el cambio total.
28-XI-1989. Huelga general en Checoslovaquia. La oposición húngara triunfa en el referéndum sobre el modo de elección del jefe de Estado (una derrota para el reformista Poszgay).
30-XI-1989. Plan de 10 puntos del canciller Kohl para la reunificación alemana.
2-XII-1989. El Papa bendice la Perestroika. La cumbre de Malta entre Gorbachov y Bush, para el desarme y el cambio europeo.
4-XII-1989. El SED expulsa a Honecker y dimite el Politburó. Los comunistas lituanos quieren separarse del PCUS. Un nuevo Gobierno en Praga demasiado comunista aún; críticas.
5-XII-1989. Ultimátum del Foro Cívico a Adamec.
6-XII-1989. Gana el Foro Cívico y consigue un nuevo Gobierno más abierto. Arresto de Honecker.
7-XII-1989. Dimite Krenz; la RFA apoya a Modrow ante el peligro de una explosión social en la RDA, sacudida por las revelaciones de la corrupción de sus dirigentes.
8-XII-1989. Adamec dimite; le sustituye Calfa en Praga.
9-XII-1989. El desmoronamiento del SED.
10-XII-1989. El PCUS abole el art. 6 de la Constitución, sobre el papel dirigente del Partido en la URSS. Modrow para la autodisolución del SED (Gyisi surge como el futuro del partido).
11-XII-1989. Praga estrena Gobierno de mayoría no comunista. Gorbachov es atacado por ortodoxos y radicales por la pérdida del Este europeo y por la pérdida del monopolio comunista. Los búlgaros se manifiestan. Husak dimite de jefe de Estado en Praga (Dubcek no lo será porque es eslovaco).
13-XI-1989. Havel se perfila como jefe de Estado de Checoeslovaquia.
14-XII-1989. Guerra comercial entre Serbia y Eslovenia.
16-XII-1989. La muerte de Sajarov, el gran opositor (ocurrió el 14-XII).
18-XII-1989. El Gobierno polaco se lanza al capitalismo.
19-XII-1989. Represión salvaje en Rumanía (Timisoara, los días 16 y 17), ante una revuelta húngara religiosa.
21-XII-1989. Huelga general en Timisoara, noticias confusas, opacidad informativa. Francia apoya a Modrow y teme la unión.
23-XII-1989. Cae Ceasescu y es detenido; en medio de feroces luchas el Frente de Salvación Nacional (comunistas, Ejército, reformistas) toma el poder. Noticias e imá­genes por televisión (muy importante) sobre la caída y detención del “conducator”.
24-XII-1989. Sigue la lucha en Rumanía, entre la policía fiel a Ceasescu (Securitate) y el Ejército que apoya a los rebeldes. Mientras Estados Unidos invade Panamá y depone a Noriega en una muestra de su política tradicional.
25-XII-1989. Ofensiva final contra los leales a Ceasescu. La URSS estaba preparada para enviar tropas contra Ceasescu.
27-XII-1989. Ceasescu y su mujer son fusilados el lunes 25.
30-XII-1989. Havel, presidente de Checoslovaquia.

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