LA GUERRA FRÍA ENTRE LOS DOS BLOQUES (1945-1991).
INTRODUCCIÓN.
1. REPERCUSIONES DE LA SEGUNDA GUERRA
MUNDIAL.
Los desastres y
los cambios.
Las grandes
potencias y sus relaciones en 1945.
2. LAS RELACIONES
INTERNACIONALES DESPUÉS DE 1945. LA POLÍTICA DE BLOQUES.
El inicio de la Guerra Fría.
Las dos alianzas
militares.
Los Países No
Alineados.
Las
intervenciones de las potencias hegemónicas.
LOS PRINCIPALES CONFLICTOS
INTERNACIONALES.
La guerra de
Corea.
La crisis de los
misiles en Cuba.
La guerra de
Vietnam.
Las guerras de
Israel y los árabes.
Las guerras en el
Indostán.
La guerra de
Afganistán.
EL FIN DE LA GUERRA
FRÍA.
Las consecuencias
internacionales de la crisis del Este.
INTRODUCCIÓN.
La Unidad Didáctica
(UD) se limita a explicar el desarrollo de la la Guerra Fría como política de confrontación entre los bloques comunista y capitalista, desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la
caída del bloque comunista en 1989.
*La ONU se estudia en una UD separada. [https://iessonferrerdgh1e07.blogspot.com/2013/10/la-posguerra-la-organizacion-de-la-paz.html]
1. REPERCUSIONES DE LA SEGUNDA GUERRA
MUNDIAL.
Los desastres y
los cambios.
Fue la guerra más
cruel de la Historia, con aproximadamente 80 millones de muertos, tanto
militares como civiles. En los campos de exterminio nazis se habían liquidado
seis millones de judíos y varios millones más de otras etnias, las atrocidades
eran incontables y los bombardeos aliados y las bombas atómicas arrojadas sobre
ciudades del Eje habían matado a cientos de miles de personas.
Desde Francia a la
URSS, en Europa, Japón y Asia, la destrucción era masiva: ciudades, fábricas,
minas, embalses, ferrocarriles y carreteras, puentes... Por contraste, EE UU
era el único contendiente importante que salía de la guerra sin graves pérdidas
y con una economía a pleno rendimiento, que había dejado atrás la crisis de los
terribles años 30 gracias a la inmensa demanda bélica.
El gran cambio fue
que el mundo quedó dividido en dos grandes bloques: el occidental y el
comunista, que enseguida se enfrentaron en una larga Guerra Fría, salpicada de
conflictos armados por países interpuestos: Corea, Vietnam...
El inicio de la
descolonización fue otro cambio importante. La guerra había dado la hegemonía a
dos grandes potencias contrarias al colonialismo y como se había luchado contra
el fascismo por la libertad, se consideraba que esta debía llegar a las
colonias de los países occidentales.
Las grandes
potencias y sus relaciones en 1945.
Al empezar la guerra
sólo las naciones fascistas/militaristas formaban un grupo compacto, con un
pacto, el Eje. Desde el momento en que Francia fue vencida y ocupada, El Reino
Unido y su imperio colonial (la Commonwealth), se encontró a solas frente a
Alemania e Italia. Pero ya en agosto de 1941, Roosevelt, presidente de los
Estados Unidos, y Churchill se reunieron cerca de Terranova y firmaron la Carta
del Atlántico, que era una declaración de sus ideas democráticas frente a las
totalitarias del Eje. A partir de este momento el Reino Unido recibió ayuda de
los EE UU. Cuando se produjo el ataque contra la URSS en junio 1941 y en
diciembre contra EE UU, se formó la Alianza de las Naciones Unidas (enero de
1942), que englobaba a las principales naciones atacadas por el Eje. De estos
países, cinco fueron considerados como los “grandes”: Estados Unidos, URSS,
Gran Bretaña, Francia y China. Pero en realidad fueron los tres primeros los
que lo decidieron todo. Eran unos “aliados” un poco forzados: les unía sólo que
habían sido atacados por el Eje. Como se demostró después de la guerra, por su
ideología y sistema económico, EE UU y la URSS eran enemigos por naturaleza.
Los tres grandes
(Roosevelt, Churchill, Stalin) se reunieron por primera vez en Teherán
(noviembre de 1943), donde se tomaron las primeras decisiones conjuntas para
terminar la guerra y organizar la paz. En la conferencia de Yalta (febrero de
1945) se decidieron las fronteras de Polonia, la ocupación militar de Alemania
y de Austria, y el sistema de elecciones para que los países liberados de la
ocupación fascista se eligieran nuevos gobiernos.
Cuando, terminada la
guerra en Europa, los tres grandes volvieron a encontrarse en Postdam (julio de
1945), la alianza comenzó a hundirse. Ya no eran los mismos dirigentes; había
muerto Roosevelt y el nuevo presidente de EE.UU, Truman, era decididamente
anticomunista; Churchill, derrotado en las elecciones, fue sustituido a mitad
de la conferencia por el laborista Attlee. Se pusieron de acuerdo sobre la
ocupación de Alemania, la destrucción de los grandes trusts industriales y el
castigo de los jefes nazis en los procesos de Nuremberg. Pero ya no estuvieron
de acuerdo sobre el reparto de las zonas de influencia en Europa.
2. LAS RELACIONES
INTERNACIONALES DESPUÉS DE 1945. LA POLÍTICA DE BLOQUES.
LA GUERRA FRÍA.
El inicio de la
Guerra Fría.
Los soviéticos
habían tomado el control político de los países de su área, al asumir los
partidos comunistas la hegemonía mediante golpes de Estado en Polonia, Checoslovaquia,
Rumanía, Bulgaria... En Francia e Italia los partidos comunistas obtenían
grandes resultados electorales y amenazaban el concepto liberal de Estado
democrático. Europa entera parecía encaminarse hacia una revolución comunista y
EE UU reaccionó ante la grave amenaza comunista desde 1947 con la OTAN, la doctrina
Truman de “Los Estados Unidos darán su ayuda a todos los países europeos amenazados
por el comunismo”. Grecia, Turquía y España se beneficiaron de este cambio de
política, mientras el Plan Marshall, un ambicioso plan de ayuda económica para
la reconstrucción, consiguió reactivar las economías occidentales y salvar el
sistema capitalista. Churchill acuñó el concepto de “telón de acero”, para
referirse a la nueva frontera con el Este.
La frontera del 'telón de acero'.
El evento que
precipitó las alianzas fue la crisis de Berlín en 1948-1949, que presagiaba el
ánimo soviético de conquistar Europa Occidental. El bloqueo ruso fue respondido
con el puente aéreo occidental, que salvó la ciudad. La disputa por Alemania
derivó en la creación de dos Estados: la República Federal de Alemania (RFA) en
el territorio dominado por EE UU, Gran Bretaña y Francia; la República
Democrática de Alemania (RDA) en el dominado por la URSS. Alemania quedó así
dividida en dos bandos.
Las dos alianzas
militares.
Los dos lados se
agruparon en sendas alianzas militares, la OTAN y el Pacto de Varsovia.
La alianza de la OTAN
u Organización del Tratado del Atlántico Norte (firmado el 4-IV-1949) incluyó a
Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Gran Bretaña, Noruega, Dinamarca,
Italia, Portugal, Islandia, Canadá y Estados Unidos. Más tarde entraron Grecia,
Turquía y Alemania Federal, y, ya en 1982, España.
El Pacto de Varsovia
aglutinó a la URSS y a sus países satélites en Europa, que se unieron en 1955
en una alianza militar contra la OTAN.
Los Países No
Alineados.
Los Países No
Alineados fueron un poder importante, actuando como representantes del Tercer
Mundo, una vía intermedia en la política internacional entre los dos bloques.
Comenzó el movimiento en la Conferencia de Bandung (1955), con 29 países. Destacaron
los dirigentes Nehru de la India, Nasser de Egipto, Tito de Yugoslavia y
Sukarno de Indonesia. Se pretendió estimular a la independencia a todos los
países sometidos a un régimen colonial y crear un tercer bloque, neutral.
Las
intervenciones de las potencias hegemónicas.
La división de
Europa permitió que la URSS interviniera en sus Estados satélites para evitar
su deslizamiento hacia el neutralismo u Occidente: en la RDA en 1953, en
Polonia y Hungría en octubre de 1956, en Checoslovaquia en agosto de 1968 para
reprimir la “primavera de Praga”, y el mismo sentido tuvo la intervención en
Afganistán (1980).
Tuvo un paralelismo
en la intervención de EE UU en su propia esfera de influencia, sobre todo en Latinoamérica,
para imponer regímenes dictatoriales opuestos al comunismo.
LOS PRINCIPALES
CONFLICTOS INTERNACIONALES.
La mayoría de
conflictos se originaron en las tensiones causadas por la descolonización, al
pugnar los nuevos Estados por fronteras más amplias o por dominar a sus
vecinos, contando con el apoyo militar de las grandes potencias. Los más
importantes ocurrieron en Corea, Vietnam, Cuba, Oriente Medio, Indostán y
Afganistán.
La guerra de
Corea.
La guerra de Corea
(1950-1953), emprendida por el Norte (apoyado por la URSS y China) en una
rápida invasión contrarrestada por EE UU y el resto de aliados del Sur, terminó
con la división del país a lo largo del paralelo 42, con dos Estados, al Norte
comunista y al Sur capitalista.
La crisis de los
misiles en Cuba.
La revolución
castrista (1959) situó un régimen comunista a la puerta de EE UU y produjo
continuas tensiones en los años siguientes. La peor fue la “crisis de los
misiles” (1962), que estuvo a punto de provocar la tercera guerra mundial:
Kennedy consiguió que Krushev retirara los misiles nucleares instalados en Cuba
y se inició el “deshielo”.
La guerra de
Vietnam.
La guerra de Vietnam
fue provocada por la descolonización y la división en bloques. Tuvo varias etapas:
1) Guerra contra los
franceses: la derrota francesa en la batalla de Dien-Bien-Fu (noviembre de
1953-mayo de 1954) precipitó la independencia, aceptada en la conferencia de
Ginebra (julio de 1954) por los cuatro países de Indochina.
2) La guerra entre
el Norte (comunista) y el Sur (pro-occidental), provocó la creciente intervención
de EE UU desde 1963 a
favor del Sur, en una larga, costosa y sangrienta guerra, que terminó en 1973
con la retirada norteamericana (la primera derrota bélica de su historia) y la
definitiva victoria comunista en abril de 1975, que reunificó Vietnam.
Las guerras de Israel
y los árabes.
Tras la
independencia de Israel en 1948 se sucedieron cuatro guerras, siempre triunfales
para Israel (apoyado por Occidente) pese a la enormidad de sus enemigos árabes
(apoyados por el bloque comunista):
1) 1948, para
mantener la independencia contra todos los países árabes que lo invadieron, en
una lucha desigual desde el mismo 15 de mayo de la independencia. Terminó el 6
de enero de 1949, con una gran victoria y la expansión de Israel desde 14.000 a 20.700 km². Muchos
cientos de miles de palestinos hubieron de exiliarse y así comenzó el problema
de los refugiados. Los árabes siguieron pretendiendo la aniquilación del Estado
judío, lo que impidió que naciera entonces un Estado palestino.
2) 1956, contra
Egipto, Israel tuvo el apoyo de Gran Bretaña y Francia, que querían mantener el
control del Canal de Suez, y fue una victoria militar (octubre), que terminó
con la retirada del Canal en noviembre, por la presión de EE UU y la URSS.
Israel se retiró después del Sinaí.
3) 1967. Egipto declaró
el cierre del estrecho de Tiran, con la intención de ahogar económicamente a
Israel, lo que provocó al ataque israelí. La guerra de “los Seis Días” (5-10 de
junio) fue una gran victoria militar israelí sobre Egipto, Jordania y Siria,
más otros aliados lejanos. Israel ocupó Cisjordania, Gaza, el Sinaí y los Altos
del Golán, pero comenzaba así el problema de los asentamientos judíos en el
“Gran Israel” y el nacimiento del imperialismo sionista.
4) 1973. Egipto y
Siria atacaron (6-22 de octubre) por sorpresa a Israel, y tras conseguir unos
triunfos al inicio finalmente perdieron. Poco después, la convicción de que no
podrían ganar militarmente a Israel llevó a los países árabes más moderados a
comenzar a negociar con este país un acuerdo estable de paz.
Los acuerdos de Camp
David (1979) entre israelíes y egipcios permitieron la devolución a estos del
Sinaí, y los acuerdos de Israel con los palestinos permitieron en los años 90
la apertura de un esperanzador proceso de paz que debía desembocar en la
independencia de Palestina junto a Israel, pero el proceso sigue parado desde
entonces.
Las guerras en el
Indostán.
La descolonización
(1947) del imperio británico de la India, con la división del territorio basada
en motivos religiosos en dos países, uno hindú, India, y otro musulmán, Pakistán,
con límites artificiales. Se alinearon en los años 60 con los dos bloques en
que se dividió el comunista: India con la URSS, Pakistán con China, aunque
ambos países mantienen buenas relaciones de neutralidad con EE UU.
Pronto comenzaron su
enfrentamiento, a lo largo de tres guerras: 1947, 1965 y 1971. En la primera
(1947), tras la victoria hindú, se repartieron el territorio de Cachemira,
musulmán, pero con un maharajá hindú. En la segunda (1965) Pakistán intentó conquistar
Cachemira, pero volvió a perder algunos territorios. En la tercera (1971), la
India invadió Pakistán Oriental en apoyo de su movimiento secesionista; su
victoria originó el nuevo Estado de Bangladesh. La tensión fronteriza en
Cachemira ha durado hasta la actualidad,
con constante luchas de bajo nivel. Las pruebas nucleares de 1998 demostraron
que ambos países son potencias atómicas. Desde entonces no ha menguado la tensión
en la zona.
La India se enfrentó
además a China en otra guerra (1962) en la frontera en el Himalaya, y tras
sufrir una dura derrota perdió varios territorios montañosos.
La guerra de
Afganistán.
La intervención
soviética en Afganistán para imponer un régimen comunista en 1980 duró hasta
1989 y provocó millones de muertos y refugiados, y favoreció la radicalización
del integrismo islámico. El conflicto desencadenó el boicot olímpico mutuo en
las olimpiadas de Moscú (1980) y Los Ángeles (1984). Finalmente, tras nuevas
guerras, Afganistán está desgarrado en multitud de bandos.
EL FIN DE LA GUERRA
FRÍA.
Aunque se comenzó a
hablar de su fin ya en los años 60, gracias al deshielo de Krushev, lo cierto
es que la tensión internacional, la amenaza de la guerra nuclear y las guerras
convencionales en el Tercer Mundo estimuladas por ambos bloques siguieron hasta
los años 80.
Nacían o se
desarrollaban los grandes bloques comerciales, el nacimiento de la Comunidad
Económica Europea (CEE) en 1957, cuyo modelo fue el más exitoso, desembocando
posteriormente en la Unión Europea (UE) y contribuyendo al logro del más largo
periodo de paz en Europa; la OCDE es la organización económica de colaboración
de los países capitalistas más importantes y su oponente es el COMECON; la Liga
Árabe, la OEA en África, el Pacto Andino, la ANSEA del sudeste asiático, etc.,
que redujeron la conflictividad y aumentaron el intercambio comercial o
financiero.
En los años 70
comenzó a hablarse de multipolaridad, con varias grandes potencias: EE UU,
URSS, China. EE UU y China se acercaron, para oponerse a su enemigo común
soviético, pero también siguieron enfrentados por la diferencia fundamental de
sus sistemas.
La competencia entre
los bloques y el proceso de descolonización en ese periodo desembocó en guerras
en Angola, Mozambique, Etiopía, Nicaragua, Afganistán, aunque otras anteriores
terminaron (Vietnam en 1975) y en un rearme muy costoso, cuyo máximo ejemplo
fue el programa de la “Guerra de las Galaxias” inspirado durante la presidencia
de Reagan (1980-1988). El costo de dicha carrera no pudo ser soportado por la
economía soviética, que se estancó, lo que coadyuvó a la desintegración de la
URSS en 1991.
El final de la
Guerra Fría llegó con la caída de los regímenes comunistas en el Este, tras la
llegada de Gorbachov al poder en la URSS en 1985, el comienzo de un difícil
proceso de reformas (la Perestroika) y el estallido de las revoluciones en los
países del Este en 1989. Hacia 1991, con la desaparición de la URSS, ya sólo
había una gran potencia hegemónica, EE UU.
Al mismo tiempo se
resolvía el viejo problema de la reunificación de Alemania, al integrarse
pacíficamente la RDA en la RFA, creando un gigante europeo, aunque integrado en
la UE.
Las potencias
comenzaron ya en los años 80 un esperanzador curso de negociaciones para el
desarme atómico y la reducción de la carrera armamentista, que han permitido
rebajar la amenaza de una guerra nuclear.
Las consecuencias
internacionales de la crisis del Este.
- La primera
consecuencia de la desintegración del bloque soviético ha sido el
debilitamiento de la política de bloques, mientras EE UU surge como la única
superpotencia militar, con un amplio dominio de la política de la ONU. El
control de armamentos es mucho más sólido que en cualquier momento pasado y la
amenaza de la guerra nuclear ha amainado, pero persisten amenazas como la actual
iraní de desarrollar armas atómicas. Por contra, han menudeado pequeñas guerras
en el Tercer Mundo.
- Siguen, sin
embargo, las antiguas zonas de influencia, como si Occidente temiera molestar
al gigante ruso. Así ha sido muy pasiva la actitud ante las peticiones de los
países del Este para entrar en la OTAN y apenas se critica la dura represión
rusa sobre Chechenia. Rusia, de hecho, está desarrollando su viejo imperialismo
sobre las zonas contiguas, pero a cambio ha renunciado a la expansión sobre el
hemisferio Sur.
- El espacio
económico de los países del Este tiene una creciente dependencia externa en el
comercio y las finanzas. El capitalismo allí está todavía en sus inicios, y
padece graves problemas de obsolescencia de su industria, improductividad,
derroche energético o desequilibrios
sociales. En cambio tiene una numerosa y bien preparada mano de obra, unos
grandes recursos energéticos y de materias primas, y un amplio mercado interno.
Parece evidente que el futuro será mucho más positivo que el presente y ya
tenemos indicios de ello: reducción de la inflación, mejoras en la producción,
surgimiento de una clase de empresarios nacionales y competitividad
internacional.
- Las ayudas
externas de Occidente se han desviado en parte a los países del Este, mientras
que los países del Tercer Mundo que dependían de la ayuda soviética (Cuba,
Vietnam, Angola) la han perdido, con lo que han retrocedido económicamente o se
han reconvertido al capitalismo.
- Los propios
Estados occidentales han debido amoldarse al fin de la Guerra Fría, con una
creciente expansión económica hacia el Este y la reconversión de la industria
militar en civil.
APÉNDICE.
La era de posguerra.
En los días finales de la guerra, las unidades militares
de Estados Unidos y la Unión Soviética se encontraron en su avance cerca de la
ciudad alemana de Torgau. Este elocuente encuentro simbolizó la decadencia del
poder europeo y la división del continente en dos esferas de influencia,
estadounidense y soviética. En poco tiempo, la tensión y la sospecha engendrada
por la proximidad geográfica de las dos superpotencias mundiales tomó la forma
de guerra fría, una prueba de nervios que fue particularmente dura en el
nacimiento de la era atómica.
Enfrentamiento Este-Oeste.
Al haber sufrido tremendas pérdidas durante la guerra,
la URSS estaba decidida a establecer una zona de seguridad en Europa oriental
que la separara del mundo capitalista europeo. Entre 1945 y 1948, dictadores
apoyados por la Unión
Soviética consiguieron el poder en el corazón de Europa,
desgarrado por la guerra. En Alemania, las zonas de ocupación aliadas
comenzaron a transformarse en entidades políticas; en 1949, los gobiernos de
Alemania Occidental y Oriental ya se habían creado, con lo que simbolizaban la
división del continente. Alarmado por el establecimiento de gobiernos
comunistas en Europa oriental y por la vulnerabilidad de Europa occidental, que
se encontraba en ruina económica, el secretario de Estado de Estados Unidos
George C. Marshall propuso un programa de ayuda de largo alcance destinado a
acelerar la recuperación económica europea (véase Plan Marshall). El Plan
Marshall, rechazado por los gobiernos de Europa oriental, dominados por la Unión soviética, posibilitó
una milagrosa recuperación económica en el Oeste. La creación de la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN) evidenció aún más la dependencia europea de
Estados Unidos. Al rechazar la invitación de Hitler a participar en la guerra,
el general Franco logró mantenerse neutral, pero no consiguió ganarse la
simpatía de los 'aliados', que le negaron los beneficios y las ayudas del Plan
Marshall. Entre 1945 y 1953 el gobierno español tuvo que soportar el ostracismo
internacional, al ser rechazada su presencia en las organizaciones
internacionales del mundo occidental.
Los Estados europeos, que ya no eran dueños de sus
destinos, en especial Francia y Gran Bretaña, fueron forzados a desmantelar sus
imperios. Durante las primeras dos décadas de la posguerra tuvo lugar un
impresionante proceso de descolonización, que fue preparado en parte por el
auge de los movimientos nacionales en Asia, África y Oriente Próximo en el
periodo de entreguerras. Esta decadencia del imperialismo y el colonialismo
reflejó la crisis europea, tanto espiritual como política. Las aplastantes
revelaciones en relación con los campos de concentración nazis y los dolorosos
recuerdos de colaboración se transformaron en un sentimiento de culpa general.
Para muchos, el existencialismo del filósofo francés Jean Paul Sartre
representó la última palabra en lo concerniente a la condición humana.
Resistencia al control soviético.
No obstante, Europa demostró ser muy resistente. Casi
desde el principio, los dirigentes soviéticos aprendieron que el fuerte orgullo
nacional que anima a los pueblos de la Europa oriental no podía ser suprimido
fácilmente. En 1948 fueron incapaces de impedir que Josip Broz Tito (un
combatiente de la resistencia comunista), se embarcara en una aventura
distinta: el socialismo autogestionario en Yugoslavia (véase Partidos
comunistas). En 1953, el año de la muerte de Stalin, los alemanes orientales se
amotinaron, y en 1956 los húngaros libraron una heroica batalla (destinada al
fracaso) contra los soviéticos. En 1968, de nuevo el control soviético fue
puesto a prueba en Checoslovaquia, donde el dirigente comunista Alexander
Dubcek comenzó la liberalización de la vida checa durante el breve periodo
conocido como la primavera de Praga. Otra vez las fuerzas militares soviéticas,
junto a tropas de otros países del Pacto de Varsovia, aplastaron el experimento
del 'socialismo con rostro humano', pero voces de resistencia y reforma
continuaron haciéndose oír. La propia URSS tuvo que hacer frente a las
presiones nacionalistas cuando algunas de sus repúblicas comenzaron a rechazar
el gobierno central. A partir de 1953, el general Franco supo sacar ventaja de
su proclamado anticomunismo, y consiguió reanudar relaciones y contactos con
los gobiernos occidentales e iniciar su entrada en todos los organismos,
empezando por la UNESCO en 1953.
Resistencia a la influencia estadounidense.
Los estadounidenses, que habían sido mucho mejor
recibidos que los soviéticos, trataron a los europeos como aliados en la
Alianza Atlántica. Algunos, en cambio, percibieron los peligros de la
influencia de Estados Unidos. Este fue el caso del general Charles de Gaulle,
que se convirtió en el presidente de la V República de Francia en 1959. Al negarse a
conceder a Estados Unidos una presencia permanente en Europa occidental, De
Gaulle interrumpió la colaboración francesa con la OTAN y comenzó a desarrollar
una fuerza disuasoria nuclear propia. Debido a la relación especial que Gran
Bretaña mantenía entonces con Estados Unidos, el presidente francés vetó la
candidatura británica a la Comunidad Económica Europea o CEE (Mercado
Común). De Gaulle, que veía a Europa extenderse del Atlántico a los Urales,
abogó por una inestable federación de estados independientes (L'Europe des
patries). A esta visión se oponían aquellos que consideraban que era
necesaria y posible una unión más integral. El primer paso en esa dirección
había sido tomado en 1951, cuando Francia, la República Federal
de Alemania, Italia y los Países Bajos se pusieron de acuerdo en establecer el
Mercado Común del Carbón y el Acero. A esto le siguió en 1957 la formación de la Comunidad Económica
Europea. Aunque tuvo un considerable éxito económico, el Mercado Común no
evolucionó hacia la unión política europea tan rápidamente como algunos de sus
fundadores habían esperado. En 1975, tras la muerte de Francisco Franco, en
España se inició un periodo de transición, que culminó en las primeras
elecciones libres de 1977 y la proclamación de una Constitución democrática y
parlamentaria, en 1978.
Los cambios en Europa desde 1980 hasta 1995.
A principios de la década de 1980, cuando el sindicato
Solidaridad estaba en pleno apogeo, el gobierno polaco, con el apoyo soviético,
declaró la ley marcial y encarceló a muchos de los disidentes anticomunistas. A
finales de la misma década, sin embargo, las condiciones económicas de Europa
oriental se deterioraban tan rápidamente que los gobiernos comunistas no
pudieron retener por más tiempo la ola de protestas públicas. Durante 1989 y
1990, las elecciones libres dieron lugar a gobiernos democráticos en Polonia,
Hungría y Checoslovaquia. A finales de 1989 la línea divisoria entre Este y
Oeste, el muro de Berlín, fue derribado; el régimen de la República Democrática
Alemana se colapsó, y en octubre de 1990 Alemania Oriental fue absorbida por la Alemania Occidental
(la República
Federal de Alemania). En septiembre de 1991 la independencia
de tres repúblicas bálticas, Estonia, Letonia y Lituania, fue reconocida; la URSS también aceptó antes del
final de 1991 la independencia del resto de las repúblicas soviéticas, lo que
significo su total desintegración. La Comunidad de Estados Independientes
(CEI), formada en diciembre de 1991 por prácticamente todas las antiguas
repúblicas soviéticas, fue la sucesora de la URSS.
El desarrollo político en Europa y la antigua URSS provocó
un importante cambio que afectó a la presencia militar estadounidense en el
continente. A finales de 1995, el ejército estadounidense había reducido sus
instalaciones europeas de un total de 893 a 319.
FUENTES.
Internet.
[https://iessonferrerdgh1e07.blogspot.com/2013/10/la-posguerra-la-organizacion-de-la-paz.html] La ONU.
Películas.
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Documentales.
[artehistoria.com/historia/videos/677.htm] 4 minutos, 53 segundos.
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Laqueur, Walter. Europa, después de Hitler. Grijalbo. Barcelona. 1974. Sarpe. Madrid. 1985. 2 vols. 332 y 261 pp.
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Galaxia Gutenberg. Barcelona. 2012. 560 pp. Europa en 1945-1949. Reseña de
Muñoz Molina, Antonio. Un continente en negrura. “El País” Babelia 1.092 (27-X-2012) 3.
Constenla, Tereixa. Tras la guerra llegó la
barbarie. “El País” (5-XI-2012) 39.
Lowe, Keith. Cómo nos cambió la Segunda Guerra Mundial. Galaxia Gutenberg. 2020. 640 pp. Europa fue en la posguerra un “continente salvaje” y dividido. Relación con: La guerra que nos hizo como somos. “El País” Babelia 1.498 (8-VIII-2020).
Mammarella, Giuseppe. Historia de Europa contemporánea (1945-1990). Ariel. Barcelona. 1990. 414 pp.
Martínez de Sas, María Teresa. El mundo de los bloques, 1945-1989. Anaya. Madrid. 1989. 95 pp.
Mesa, Roberto. Vietnam, la lucha por la liberación 1943-1973. Edicusa. Madrid. 1973. 239 pp.
Patterson, James T. El gigante inquieto. Los Estados Unidos de Nixon a G.W. Bush. Crítica. Barcelona. 2006. 668 pp. Reseña de Valenzuela, Javier. Las dos Américas. “El País”, Babelia 779 (28-X-2006) 5.
Patterson, James T. El gigante inquieto. Los Estados Unidos de Nixon a G.W. Bush. Crítica. Barcelona. 2006. 668 pp. Reseña de Valenzuela, Javier. Las dos Américas. “El País”, Babelia 779 (28-X-2006) 5.
Pereira, Juan Carlos. Historia y presente de la Guerra Fría. Istmo. Madrid. 1989. 422 pp.
Renouvin, Pierre. Historia de las relaciones internacionales. Siglos XIX y XX. Akal. Madrid. 1990. 1.324 pp.
Tamames, Ramón. Un nuevo orden mundial. Espasa-Calpe. Madrid. 1991. 317 pp.
Artículos. Orden
cronológico.
Vicent, Mauricio. Cuando el mundo dejó de girar. “El País” Semanal
1.882 (21-X-2012) 64-71. El 50
aniversario de la crisis de los misiles.
Birnbaum, Norman. Los otros discursos de Kennedy. “El País” (16-VIII-2013) 27. Los
discursos de Kennedy en 1963 que anunciaban el fin de la Guerra Fría.
La guerra de Corea.
Películas de guerra de Corea.
Casco de acero (1951). Dirección: Samuel Fuller. 85 minutos.
Los puentes de Toko-Ri (1954). Dirección: Mark Robson. 102 minutos.
La colina de los diablos de acero (1957). Dirección: Anthony Mann. 104 minutos.
La cima de los héroes (1959). Dirección: Lewis Milestone. 97 minutos. La inútil toma de una colina cuando la guerra está a punto de acabar.
M.A.S.H. (1970). Dirección: Robert Altman. 116 minutos. La vida en un hospital de campaña.
Documentales de guerra de Corea.
Guerra de Corea. La guerra
inacabada. 1. La tierra de las mañanas tranquilas. 2. Entra el dragón. 3. Noches silenciosas. 4. Tierra
quemada. Serie documental, cuatro capítulos, de 52 minutos. Se ha renombrado como Guerra de Corea. 1. La tierra de las mañanas tranquilas. 2. Noches silenciosas. 3. La batalla de la colina 355. 4. Tierra quemada.
La guerra aérea secreta de Stalin. 50 minutos. El apoyo soviético a Corea del Norte en 1950.
La guerra de Vietnam.
Películas de guerra de Vietnam.
Boinas verdes (1968). Dirección: John Wayne, Ray Kellogg. 141 minutos.
El cazador (1978). Dirección: Michael Cimino. 182 minutos.
Apocalypse Now (1979). Dirección: Francis Ford Coppola. 153 minutos.
Los gritos del silencio (1984). Dirección: Roland Joffé. 141 minutos. La guerra y sus horrores en Camboya.
Rambo (1985). Dirección: George Pan Cosmatos. 97 minutos. Un héroe rescata prisioneros americanos en Vietnam tras la guerra.
Platoon (1986). Dirección: Oliver Stone. 120 minutos.
La colina de la hamburguesa (1987). Dirección: John Irvin. 112 minutos.
La chaqueta metálica (1987). Dirección: Stanley Kubrick. 116 minutos.
Corazones de hierro (1989). Dirección: Brian de Palma. 112 minutos.
Cuando éramos soldados (2002). Dirección: Randall Wallace.
Documentales de guerra de Vietnam.
La batalla de Dien Bien Phu (Guerra de Indochina). Documental. 57 minutos.
La guerra de Vietnam. Documental. Dirección: Ken Burns y Lynn Novick. Producción: cadena pública PBS. EE UU. 10 capítulos.
Libros de guerra de Vietnam.
Baker, Mark. NAM. Trad. de Elena Masip y Darçio M. Pereda. Contra. 2020. 70 relatos de militares estadounidenses sobre la guerra en Vietnam. Reseña de Galindo, J. C. El horror de Vietnam contado sin tapujos. “El País” (20-X-2020).
Bowden, Mark. Hué 1968. Trad. de Joan Andreanó-Weyland. Crítica. 2018. Reseña de Altares, G. La noche que EE UU perdió la fe en que iba a ganar la guerra de Vietnam. “El País” (31-I-2018). La ofensiva del Tet se inició la noche del 30 al 31 de enero de 1968 y duró 26 días. El Vietcong fue derrotado pero fue un paso decisivo a la victoria final.
Hastings, M. La guerra del Vietnam, una tragedia épica. 1945-1975. Trad. de Gonzalo García. Crítica. 2019. 944 pp. Reseña-entrevista de Antón, J. Vietnam, una contienda sin bando limpio. “El País” (2-VI-2019). / Lawrence, Mark Atwood. “El Cultural” (7-VI-2019).
Herr, Michael. Nada y así sea. Despachos de guerra. Trad. de José Manuel Álvarez y Ángela Pérez. Anagrama. 2001 (1980 primera edición en español). 270 pp. Las crónicas del periodista Herr sobre la guerra de Vietnam para la revista “Esquire”.
Artículos. Orden cronológico.
Bastenier, M. Á. Los dominós que no cayeron. “El País” (9-X-2013) 4. El triunfo del Norte en la guerra de Vietnam no supuso que cayeran los demás países próximos en el comunismo como preconizaba la teoría del dominó.
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