OP UD 18. LA ACTUAL ORDENACIÓN
TERRITORIAL DEL ESTADO ESPAÑOL. RAÍCES HISTÓRICAS.
INTRODUCCIÓN.
1. LA ACTUAL ORDENACIÓN
TERRITORIAL DEL ESTADO ESPAÑOL.
1.1. PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES
DEL ESTADO.
Principio de unidad.
Principio de supremacía
estatal.
Principio de autonomía
relativa.
Principio dispositivo
o de voluntariedad.
Principio de solidaridad.
Principio de cooperación.
1.2. LOS MUNICIPIOS.
1.3. LAS PROVINCIAS.
1.4. LAS AUTONOMÍAS.
2. EL ESTADO DE LAS
AUTONOMÍAS.
2.1. EL ORDENAMIENTO
CONSTITUCIONAL.
DERECHO A LA AUTONOMÍA
E INICIATIVA AUTONÓMICA.
TIPOS DE AUTONOMÍA.
ESTATUTOS DE AUTONOMÍA.
RÉGIMEN DE COMPETENCIAS.
RECURSOS DE LAS COMUNIDADES
AUTÓNOMAS.
2.2. ÓRGANOS Y FUNCIONAMIENTO
DE LAS AUTONOMÍAS.
PRINCIPIOS GENERALES.
ASAMBLEA LEGISLATIVA.
Elección del parlamento
autonómico.
Organización parlamentaria.
Funciones.
PRESIDENTE.
Elección.
Funciones.
CONSEJO DE GOBIERNO.
Naturaleza y composición.
Funciones.
ADMINISTRACIÓN DE LAS
COMUNIDADES AUTÓNOMAS.
CONTROL DE LA ACTIVIDAD
DE LOS ÓRGANOS DE LAS CCAA.
3. RAÍCES HISTÓRICAS
DE LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL.
LOS PRECEDENTES.
La organización romana.
La organización medieval.
La organización en
la Edad Moderna.
PROVINCIA, REGIÓN Y
NACIÓN EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA.
La organización
provincial del siglo XIX.
El nacionalismo español:
provincialismo y regionalismo.
Los nacionalismos
periféricos y su choque con el nacionalismo español.
La Constitución
de 1978.
El desarrollo del
Estado de las autonomías.
Los problemas actuales.
APÉNDICE: EL CASO DE LAS BALEARES.
APÉNDICE: EL PROCESO DE REGIONALIZACIÓN DE ESPAÑA.
APÉNDICE. LECTURAS DE BIELZA, NOGUÉ Y ALBET.
INTRODUCCIÓN.
Es una UD multidisciplinar,
que reúne varias Ciencias Sociales, pues en él utilizamos la Geografía Política,
en estrecha relación a otras disciplinas como el Derecho Constitucional, el Derecho
Político, la Historia...
Nos centraremos en las
autonomías (orden constitucional, instituciones, funcionamiento) y en sus raíces
históricas, con una referencia menor a las provincias y a los municipios. Por
último, abordaremos las raíces históricas de la actual ordenación territorial.
Un resumen.
El Estado español, según
la Constitución de 1978, se organiza territorialmente en municipios, provincias
y comunidades autónomas. Son Entidades de Derecho Público, que gozan de autonomía
y de recursos financieros para el ejercicio de sus funciones.
Los municipios son las
entidades locales más cercanas a los ciudadanos. Las provincias son entidades intermedias.
Las Comunidades Autónomas
(CCAA) se caracterizan por:
Constitución. A iniciativa de las Diputaciones
u órgano interinsular, por los dos tercios de los Municipios integrantes o por
las Cortes.
Competencias: Territorio, urbanismo, vivienda
y obras públicas. Ferrocarriles, carreteras y transporte. Agricultura y ganadería.
Montes. Pesca y caza. Turismo y deportes. Asistencia social, sanidad e higiene.
Otras competencias transferidas.
Órganos: Asamblea legislativa, Consejo
de Gobierno, Presidente.
Control: Por el Tribunal Constitucional,
por el Gobierno, por la jurisdicción contencioso-administrativa.
Hacienda: Autonomía financiera, impuestos
propios y cedidos, transferencia del Estado, patrimonio, crédito.
Los estatutos de
autonomía de las CCAA:
Carácter: Norma institucional
básica de cada CA.
Armonización: Por el
Estado, cuando lo exija el interés nacional, necesidad que apreciarán las Cortes
por mayoría absoluta.
Elaboración, contenido
y reforma: Elaboración por la Asamblea de diputados y parlamentarios. Contenido
de denominación, territorio, competencia, etc. Reforma según procedimiento establecido.
Elaboración del Estatuto
en Régimen Especial: No es necesario que transcurran cinco años. Procedimiento:
Aprobación por la Asamblea, reunión del Congreso, referéndum y aprobación por las
Cortes.
Las raíces históricas
de la actual organización territorial se remontan a la época romana, y desde entonces
ha habido sustanciales cambios. La estructura actual se asentó en el siglo XIX,
con la institución de las provincias, la aparición de los regionalismos y de los
nacionalismos periféricos, y finalmente ha experimentado un gran impulso con la
Constitución de 1978, que ha reconocido el derecho a la autonomía de las regiones
y nacionalidades.
1. LA ACTUAL ORDENACIÓN
TERRITORIAL DEL ESTADO ESPAÑOL.
1.1. PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES
DEL ESTADO.
El Título VIII (CE,
137-158) de la Constitución española de 1978, trata “De la Organización territorial
del Estado”.
‹‹la Constitución se
fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española, patria común e indivisible
de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las
nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas››
(CE, 2).
‹‹El Estado se organiza
territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas
que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de
sus respectivos intereses›› (CE, 137).
Por lo tanto, los Municipios,
Provincias y CCAA son Personas Jurídico-Públicas.
Principio de unidad.
La unidad del Estado
en territorio, pueblo, poder y Derecho, en lo político y económico, con la norma
superior de la Constitución. Se debe proteger la libertad de circulación de personas
y bienes en todo el territorio español.
Principio de supremacía
estatal.
Se establece la supremacía
del Derecho estatal en todas las materias que no sean de exclusiva competencia
de las CCAA (CE, 149.3).
Principio de autonomía
relativa.
Tiene dos aspectos:
como derecho y como principio de organización del Estado. Es un poder limitado,
derivado, no soberano, circunscrito a los intereses del territorio. Tiene los rasgos
de: voluntariedad, generalidad, progresividad (hasta un techo autonómico).
Principio dispositivo
o de voluntariedad.
Los territorios tienen
la iniciativa de transformarse o no en CCAA y de negociar las competencias que
deseen en el marco de la Constitución. Pero han de tener características históricas,
culturales y económicas comunes (CE, 143) y las Cortes pueden suplir su voluntad
(CE, 144).
Principio de solidaridad.
Se deben mantener la
integración, la solidaridad y el equilibrio entre todo el territorio español.
Principio de cooperación.
Hay una participación
en la composición de órganos del Estado, en el Senado, en la cooperación interregional.
1.2. LOS MUNICIPIOS.
Se reconoce la autonomía
de los municipios que gozan de personalidad jurídica plena, con sus Ayuntamientos,
integrados por alcaldes, concejales (CE, 140).
Se da a las haciendas
locales la competencia para regular sus propios recursos, así como la participación
en los del Estado y las CCAA, a fin de que tengan los medios suficientes para
la satisfacción de las necesidades locales (CE, 142).
El Municipio cuenta
con autonomía, plena personalidad, gobierno por los Ayuntamientos, elección por
sufragio universal de los concejales, elección del Alcalde por los concejales,
régimen de concejo abierto.
1.3. LAS PROVINCIAS.
El art. 141 establece
la provincia como entidad local con personalidad jurídica, como agrupación de municipios,
con administración por diputaciones. Caben otras agrupaciones de municipios: comarcas,
mancomunidades... En las islas se podrán constituir cabildos o consejos.
Las provincias son una
división territorial para cumplir ciertas las funciones del Estado y de las CCAA.
Cuentan con autonomía para realizar sus competencias. Sus órganos representativos
son las Diputaciones Provinciales.
En cuanto a las haciendas
provinciales rige el mismo principio que para las locales: tienen la competencia
para regular sus propios recursos, así como la participación en los del Estado
y las CCAA, a fin de que tengan los medios suficientes para la satisfacción de
las necesidades locales (CE, 142).
1.4. LAS AUTONOMÍAS.
De acuerdo a los artículos
2 y 137 las nacionalidades y regiones tienen derecho a la autonomía y son parte
de la organización territorial del Estado. Nos referiremos a continuación más en
extenso a las CCAA, pues son la parte más importante de la actual estructura territorial
del Estado, gracias a las crecientes transferencias de competencias hacia ellas.
2. EL ESTADO DE LAS
AUTONOMÍAS.
2.1. EL ORDENAMIENTO
CONSTITUCIONAL.
DERECHO A LA AUTONOMÍA
E INICIATIVA AUTONÓMICA.
Se establecen (CE,
143) las características de los territorios que pueden convertirse en CCAA, así
como las condiciones de las comunidades uniprovinciales: Asturias, Murcia, Cantabria,
Madrid, La Rioja; insulares: Canarias, Baleares; específicos: Ceuta, Melilla y
Navarra.
La iniciativa autonómica
es variada y sus modalidades concretas no interesan ya demasiado por haberse ya
ejercitado:
- Por las diputaciones.
- Por los órganos colegiados.
- El régimen privilegiado
de las Comunidades históricas: Cataluña, País Vasco, Galicia, que tuvieron autonomía
en el pasado.
- Por Diputaciones,
Ayuntamientos y referéndum.
- Navarra, con su órgano
foral.
- Ceuta y Melilla, con
sus Ayuntamientos.
TIPOS DE AUTONOMÍA.
Hay dos tipos generales
de autonomía:
- Limitadas,
las que tienen las competencias limitadas del art. 147.
- Plenas, las
que tienen las competencias indefinidas del art. 149 (pueden alcanzar todas las
no exclusivas del Estado).
ESTATUTOS DE AUTONOMÍA.
‹‹Los Estatutos serán
la norma institucional básica de cada Comunidad Autónoma y el Estado los reconocerá
y amparará como parte integrante de su ordenamiento jurídico›› (CE, 147).
Los Estatutos comprenden
la denominación, territorio, instituciones autonómicas, competencias.
El proyecto de Estatuto
es elaborado por una Asamblea de miembros de Diputaciones, órganos interinsulares,
diputados y senadores, y es elevado a las Cortes para su aprobación.
En las Autonomías plenas
hay dos vías: por transición de la autonomía limitada a la plena tras cinco años
o por una Asamblea con referéndum y aprobación de las Cortes.
RÉGIMEN DE COMPETENCIAS.
Se enumeran las materias
que pueden asumir las CCAA (CE, 148) y se establecen las materias de exclusiva
competencia del Estado (CE, 149). Hay unas materias que pueden asumir ambos y
que están sujetas a negociaciones, por delegación.
Las competencias autonómicas
más importantes son:
- Territorio, urbanismo,
vivienda y obras públicas.
- Ferrocarriles, carreteras
y transporte.
- Agricultura y ganadería.
- Montes. Pesca y
caza.
- Turismo y deportes.
- Asistencia social,
sanidad e higiene.
- Otras competencias
transferidas.
RECURSOS DE LAS COMUNIDADES
AUTÓNOMAS.
Los recursos son
(CE, 157):
a) Impuestos cedidos
por el Estado, recargos y participaciones.
b) Impuestos propios,
tasas y contribuciones especiales.
c) Transferencias de
Fondo de Compensación Interterritorial y otras asignaciones del Presupuesto General
del Estado,
d) Rendimientos del
patrimonio e ingresos de derecho privado.
e) Operaciones de
crédito.
No podrán gravar bienes
situados fuera de su territorio ni obstaculizar la libre circulación de mercancías
o servicios.
2.2. ÓRGANOS Y FUNCIONAMIENTO
DE LAS AUTONOMÍAS.
PRINCIPIOS GENERALES.
Su organización y funcionamiento
está determinado por la Constitución, los Estatutos de Autonomía y las propias
leyes de las CCAA.
Se establece: ‹‹la organización
institucional autonómica se basará en una Asamblea Legislativa, elegida por
sufragio universal, con arreglo a un sistema de representación proporcional que
asegure, además, la representación de las diversas zonas del territorio; un Consejo
de Gobierno, elegido por la Asamblea, de entre sus miembros, y nombrado por el
Rey, al que corresponde la dirección del Consejo de Gobierno, la suprema representación
de la respectiva Comunidad y la ordinaria del Estado en aquélla. El Presidente
y los miembros del Consejo de Gobierno serán políticamente responsables ante la
Asamblea›› (CE, 152).
Un Tribunal Superior
de Justicia culminará la organización judicial en el ámbito de la CA.
ASAMBLEA LEGISLATIVA.
Elección del parlamento
autonómico.
Los diputados autonómicos
son elegidos por un periodo de cuatro años, por sufragio universal, libre, igual,
directo y secreto, según una ley electoral, con representación proporcional, asegurando
la adecuada representación de todas las zonas de la CA. La circunscripción electoral
es la provincia, salvo cambios (islas, territorios).
Organización parlamentaria.
Organización con Presidente,
Mesa y Diputación Permanente. Regulación por Reglamento. Funcionamiento en Pleno
y Comisión.
Funciones.
Representa al pueblo,
ejerce la potestad legislativa, impulsa y controla la acción del Consejo de Gobierno,
aprueba los presupuestos regionales y ejerce las competencias que le confieren
la Constitución y el Estatuto, como la elección del Presidente, aprobación de
planes económicos, ordenación de los servicios de la CA, presentación de proposiciones
de Ley a las Cortes, designación de senadores correspondientes.
PRESIDENTE.
Elección.
Es elegido por el Parlamento,
a propuesta del presidente del Parlamento.
Funciones.
a) Representación de
la CA y del Estado.
b) Nombra a los miembros
del Consejo de Gobierno y dirige su acción. Puede delegar funciones en un miembro
del Consejo.
c) Firma las normas
y acuerdos del Consejo.
d) Plantea la cuestión
de confianza.
CONSEJO DE GOBIERNO.
Naturaleza y composición.
Es un órgano colegiado,
formado por Presidente, Vicepresidente y Consejeros.
Funciones.
Tiene las funciones
ejecutiva y administrativa, potestad reglamentaria, planificación de política regional
y aprobación de los presupuestos, interposición de recursos de inconstitucionalidad,
promover cuestiones de competencia que opongan a la CA y al Estado, ejercer función
revisora en materia administrativa.
ADMINISTRACIÓN DE LAS
COMUNIDADES AUTÓNOMAS.
Hay una administración
estatal, controlada por un Delegado nombrado por el Gobierno, y una administración
autonómica, por transferencia de funcionarios o propia creación.
CONTROL DE LA ACTIVIDAD
DE LOS ÓRGANOS DE LAS CCAA.
a) Por el Tribunal Constitucional,
sobre la constitucionalidad de sus normas.
b) Por el Gobierno,
previo dictamen del Consejo de Estado, sobre el ejercicio de las funciones delegadas.
c) Por la jurisdicción
contencioso-administrativa, sobre la administración, normas reglamentarias y actos.
d) Por el Tribunal
de Cuentas, el control económico y administrativo.
3. RAÍCES HISTÓRICAS
DE LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL.
El mapa autonómico actual
es el resultado de un proceso histórico muy antiguo, basado en la diversidad geográfica,
étnica, lingüística, cultural e histórica, que se ha reflejado en el devenir de
la división territorial de la administración.
No debemos exagerar el
factor histórico hasta caer en un determinismo histórico absoluto. Luis Solé Sabarís
afirma que debemos estudiar las comunidades autónomas como entidades propias en
lo geográfico: ‹‹en la inmensa mayoría, las divisiones históricas tradicionales
corresponden a verdaderas regiones geográficas››.
LOS PRECEDENTES.
La organización romana.
División administrativa de Diocleciano, h. 304 dC.
La primera organización
territorial es la realizada por los romanos, que siguió tres etapas: 1) Hispania
Citerior (Ebro y costa mediterránea) y Ulterior (valle del Guadalquivir), 2) de
Augusto fue la división en Tarraconensis, Lusitania y Baetica, 3) de Diocleciano
fue la división en Tarraconensis, Carthaginensis, Baetica, Lusitania y Gallaecia.
La organización medieval.
Las invasiones de
suevos, vándalos, alanos y sobre todo visigodos cambiaron estas estructuras, introduciendo
una mayor fragmentación: visigodos en la mayor parte del país, y suevos (temporalmente
tuvieron un reino en Galicia), cántabros y vascones conformaron entidades propias
(aunque no Estados).
Los musulmanes provocaron
una nueva división, con el contraste entre el Al-Andalus del Sur y los cinco Estados
cristianos del Norte (León, Castilla, Navarra, Aragón, Cataluña), que en su proceso
de Reconquista hacia el Sur formaron entidades territoriales que a grosso modo
han subsistido hasta el presente. Portugal se independizó en este proceso, mientras
las lenguas de Galicia, País Vasco y Cataluña se afirmaban.
El dominio musulmán
fue quedando reducido al reino de Granada, y las coronas de Castilla y León se unían,
marcando la división territorial del Centro, Sur y Norte de la Península, mientras
que el reino de Aragón vertebraba el Este.
La organización en
la Edad Moderna..
A finales del siglo
XV había cinco reinos independientes: Portugal, Castilla, Navarra, Aragón y Granada,
que en 1476, 1492 y 1512 se fueron fusionando hasta quedar sólo Portugal y la monarquía
española de los Reyes Católicos, que era una verdadera federación de reinos
sólo unidos por la Corona y que pasó a la dinastía imperial de los Habsburgo. En
1580 también Portugal pasó a la monarquía unida.
En esta época se registra
la enorme ampliación de los dominios de la Corona, por Europa y Ultramar, hasta
constituir hacia 1580 el mayor imperio de la Historia, que se irá deshaciendo desde
1640 (independencia de Portugal, rebelión de Cataluña), con la guerra de Sucesión
(pérdida de los dominios europeos, sobre todo italianos).
Llega entonces la
nueva dinastía borbónica, que implantó la estructura administrativa centralista,
con las provincias, intendencias, corregimientos... El mapa de intendencias
del siglo XVIII ha sido muy modificado posteriormente, pero muchas de sus unidades
administrativas han permanecido.
PROVINCIA, REGIÓN Y
NACIÓN EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA.
La organización
provincial del siglo XIX.
El mapa prefectural
de 1810, realizado por la monarquía bonapartista, se acerca mucho al posterior
mapa provincial. El primer proyecto de mapa provincial de Felipe Bauzá (1813 y el
segundo, de Bauzá y Larramendi (1821), influyeron en el definitivo de Javier de
Burgos.
Mapa de división administrativa de Javier de Burgos (1833).
En 1833 la nueva división
provincial formó la situación durante siglo y medio (48 provincias con un gobernador
civil), que subsistió hasta 1978, con las autonomías, aunque hubo varios procesos
autonómicos durante el tiempo de la II República, sólo consumados en Cataluña.
La división provincial, pese a las polémicas sobre los límites provinciales,
tuvo éxito porque conservaba los ancestrales límites regionales y tendía a separar
las provincias alrededor de núcleos urbanos bastante autosuficientes.
El nacionalismo español:
provincialismo y regionalismo.
Ringrose [Ringrose,
David. España 1700-1900: el mito del fracaso. Alianza. 1996.] se basa en
la tesis de Arno Meyer sobre la persistencia del Antiguo Régimen para explicar
que en España el tejido patrimonial de intereses periféricos logró persistir intacto
a través de todos los cambios de régimen, colonizando para ello la Administración
central (en Madrid) mediante el tráfico de influencias. Las élites locales, para
mejor defender sus intereses locales, enviaban a sus hijos segundos a Madrid, consituyendo
así una doble red familiar interconectada: en Madrid y en los núcleos locales. Así
Madrid se conformó como una ciudad sin madrileños, colonizada demográficamente
por la periferia (excepto Cataluña, por la barrera idiomática para la emigración).
Se fundamenta la descentralización autonómica en la persistencia histórica de las
anteriores pautas: aunque la España oficial ha sido jurídicamente centralista,
la España real ha sido siempre centrífuga. La situación actual es otra etapa
más intensa en la histórica descentralización del país y remarca la dependencia
de la capital respecto a la periferia. Para Ringrose es un proceso funcional, positivo,
pues son las fuerzas dinámicas de la periferia las responsables del desarrollo español
y de la modernidad. Y concluye que potenciar la variedad es la mejor opción para
el futuro.
Fusi considera que
la unidad de España fue artificial y débil hasta bien entrado el siglo XIX, porque
el modelo constitucional de los Austrias fue una confederación de diversos reinos,
cada uno con su respectivo ordenamiento jurídico, carente además de la idea de
nacionalidad española. El nacionalismo español, sedimentado en el siglo XVIII
sólo apareció como concepto con la invasión napoleónica de 1808, que creó un enemigo
común y provocó el patriotismo popular, con lo que el nuevo nacionalismo formaría
parte de los programas políticos del siglo XIX, tanto conservadores como liberales.
Pero la creación de nación fue un proceso lento, pues la vida local siguió siendo
preponderante. Ortega y Gasset aún teorizaba que no había nacionalismo en España
y que la realidad auténtica de esta era el localismo (basado en la provincia).
Fueron las transformaciones sociales y económicas las que crearon un sistema nacional,
mediante la unidad del sistema provincial (1833), el sistema fiscal (1845), el
Banco de España (1856), la moneda (1868), la red de ferrocarriles (desde los años
1840), los Códigos legislativos (Penal en 1848)...
El Estado central era
débil e ineficaz, sin los servicios de un Estado moderno, dedicando casi todo
su presupuesto a la Guerra, la Marina y la Deuda, por lo que las funciones del Estado
fueron asumidas por el caciquismo y las oligarquías locales. Las instituciones
centrales eran débiles en estructura y efectivos: p.e. la Guardia Civil sólo tenía
18.000 hombres.
Las provincias, gobernadas
por los gobernadores civiles y las Diputaciones, ganaron poder
local en el siglo XIX, concentrando la población y la economía en las capitales
de provincia, y asentando las bases ideológicas para un resurgir del regionalismo:
la Renaixença catalana, el fuerismo vasco, la novela regional realista y
el paisajismo regional que dominaban en la literatura y el arte...
Fue la administración
provincial la que estructuró el Estado español, por lo que resalta la importancia
del Real Decreto de 30-XI-1833 del ministro de Fomento, Javier de Burgos, que
creó la estructura administrativa fundamental de la España contemporánea: creó
la provincia y la Diputación, órgano electivo de representación de la propia provincia,
a través del cual la burguesía pudo intervenir en la política y defender sus intereses
locales, sin problemas por lo menos hasta que surgieron el problema federalista
en la I República (1873-1875) y los nacionalismos catalán, vasco y, en menor grado,
gallego y andaluz a finales del siglo XIX y principios del XX.
Los nacionalismos
periféricos y su choque con el nacionalismo español.
Los movimientos nacionalistas
catalán, vasco y gallego fueron el referente para los nacientes regionalismos
de las regiones, animadas de un sentimiento foralista que les daba legitimidad
histórica.
Estos nacionalismos
tenían rasgos distintos: el catalán (con varias propuestas diferentes)
pretendía la unidad nacional catalana, la autonomía administrativa y la proyección
de la influencia catalana en el Estado español; el vasco (teorizado por
Sabino Arana) tenía ideas étnicas (raza vasca) y religiosas (catolicismo), ausentes
del catalán; el gallego (de Manuel Murguía) era liberal, progresista, historicista
y autonomista. Entre los más débiles, destaca el andaluz (Blas Infante), españolista,
regeneracionista, social y agrarista.
La consolidación de
los nacionalismos periféricos fue coetánea precisamente a la consolidación
de la nación española en los años 1900-1936, cuando el Estado nacional español
se convirtió por primera vez en el ámbito de la vida política, social y cultural,
superando al municipio, la provincia y la región. Pese a su negación en Cataluña
y el País Vasco, la realidad nacional española era por fin un hecho consolidado
y la afirmación de la unidad nacional frente a los nacionalismos catalán y vasco
explica en parte el conflicto de la guerra civil.
La II República
intentó resolver la integración de las nacionalidades periféricas en el conjunto
del Estado español, mediante los estatutos de autonomía (el catalán en 1932), pero
la guerra civil interrumpió el proceso, porque el nacionalismo español, unitario
y centralista, no aceptaba un pacto al respecto.
La dictadura franquista
(1936-1975), basada en el ejército nacional, impuso el nacionalismo español, la
unidad política y administrativa. Pero este modelo fracasó porque hubo una reacción
de las nacionalidades sometidas, en particular la vasca (la más radicalizada ante
el peligro, por ser una minoría social y lingüística, lo que explica el extremo
de ETA).
La Constitución
de 1978.
Fusi [Fusi, Juan
Pablo. La organización territorial del Estado español (1933-1978).
“Boletín Informativo”, Fundación Juan March, 208 (III-1991) 32-37.] explica la organización
territorial del Estado español en el periodo 1933-1978, a partir de la evolución
de un Estado unitario y centralista a un Estado autonómico, con el reconocimiento
en la Constitución de 1978 del derecho de las “nacionalidad y regiones” a constituirse
en comunidades autónomas (hay 17) y acceder así a su autogobierno. La Constitución
de 1978 es, sin duda, una propuesta constitucional más avanzada que la de 1931:
- Autonomía para nacionalidades y
regiones.
- Reconocimiento de los “derechos
históricos de los territorios forales” del País Vasco y Navarra.
- Amplia descentralización de competencias
administrativas, a un nivel federalista de hecho.
- Cooficialidad de las lenguas.
Para el constitucionalista
Tomás y Valiente la Constitución de 1978, producto de la decisión de la Nación española
en el uso de su soberanía, pretende integrar tres realidades:
- España: la nación española.
- Nacionalidades: territorios que
entienden su pasado y su cultura como elementos de su identidad nacional propia.
- Regiones: entidades supraprovinciales
dotadas en su pasado de una personalidad singular.
El
desarrollo del Estado de las autonomías.
Las Comunidades Autónomas
(CCAA) que accedieron a la autonomía a través del art. 151 de la Constitución son
cuatro: Cataluña y País Vasco (11-I-1980), Galicia (27-II-1980) y Andalucía
(11-I-1982).
Las demás CCAA accedieron
a la autonomía a través del art. 143 de la Constitución: Asturias y Cantabria
(31-I-1982), La Rioja
y Murcia (9-VII-1982), Comunidad Valenciana (10-VII-1982), Canarias (16-VIII-1982),
Aragón (5-IX-1982), Extremadura (26-II-1983), Baleares y Madrid (1-III-1983), Castilla
y León (2-III-1983).
Una CCAA con estatuto
especial es Navarra (16-VIII-1982).
Estatutos de autonomía
recientes: Ceuta y Melilla. Hubo problemas por su escaso tamaño y la presión de
Marruecos. Funcionan como municipios con autonomía regional.
Los problemas actuales.
El Gobierno del PP entre
1996 y 2004 planteó varias medidas de política autonómica: la transferencia de
las competencias de puertos, costas y suelo; la descentralización de las políticas
de empleo, formación ocupacional y otras; la reforma de la administración periférica
(supresión de los gobernadores civiles); y, sobre todo, un modelo común de financiación
autonómica, con la excepción de las regiones concertadas: Navarra y País Vasco,
que proporcionó a las CCAA un 30% del IRPF y la gestión de otros impuestos.
El Gobierno del PSOE
entre 2004 y 2011 se propuso una renovación de los Estatutos de Autonomía, a fin
de lograr un nuevo marco institucional, mientras se completaban las transferencias
de competencias desde el Estado a las CCAA. Las reformas de los Estatutos fueron,
sin embargo, poco aceptadas por la opinión pública, incluso en las regiones afectadas,
y desencadenó incluso rechazo en el caso de Cataluña, que consiguió nuevas competencias
muy por debajo de las previstas, como consecuencia de una sentencia del Tribunal
Constitucional ante un recurso del PP.
La crisis económica iniciada
en 2008 forzó los límites financieros de las CCAA, con insuficientes recursos y
crecientes gastos sociales, llevando al debate público la necesidad de un cambio
de la estructura estatal.
El Gobierno del PP iniciado
a finales de 2011 y que acabó en 2018 se planteó cambios importantes, urgido por la crisis, no descartándose
la reasunción de competencias autonómicas y un nuevo acuerdo de financiación, pero finalmente no lo consiguió. Mientras, gran parte del catalanismo antes moderado se radicalizó hacia posiciones separatistas, originando un gravísimo problema territorial en España, el llamado 'procés' , que en 2017 llegó a una retórica declaración de independencia y a la suspensión del Govern de la Generalitat al aplicar el Gobierno conservador de Rajoy el artículo 155 de la Constitución. Algunos de los políticos del 'procés' se exiliaron y otros fueron detenidos y condenados. En 2022 el Gobierno progresista de Sánchez indultó a los condenados y tomó otras medidas para desjudicializar el problema y reconducirlo a las negociaciones políticas.
La posición de PIB per cápita de las CCAA en 2016.
La posición de PIB per cápita de las CCAA en 2018.
El editorial Desigualdad autonómica
[“El País” (7-V-2019)] resume las causas de las diferencias regionales y las
políticas para corregirlas, con mejor financiación e inversiones públicas:
‹‹La crisis económica ha provocado en España un empeoramiento de las
diferencias entre regiones ricas y pobres, tal como aparece registrado en la
última Contabilidad Regional del Instituto Nacional de Estadística (INE). Es el
mismo efecto que ha producido la crisis entre las personas y entre los países:
por regla general, los pobres son más pobres y los ricos suelen obtener
ventajas añadidas en las etapas de convulsión económica. Pero, además de
confirmar una tendencia general, la estadística reafirma algunas evidencias que
suelen olvidarse cuando se proclama con discutible alivio que la economía ha
entrado en una fase de recuperación, como si eso fuera cierto en todos los
casos.
La brecha económica entre comunidades españolas no se cierra; es más,
tiende a ensancharse en algunos casos, porque el grado de industrialización es
desigual. El tejido industrial genera empleos más estables y, en general, más
protección en caso de paro, mientras que el crecimiento basado en el sector
terciario, que es el caso de gran parte de la reactivación económica generada a
través del turismo, produce una economía más débil, con una generación de renta
más baja y empleos precarios. No es casualidad que las dos comunidades con una
mayor renta, Madrid y Euskadi, cuenten con una estructura industrial potente y
enraizada durante muchas décadas.
El INE confirma también la decepción del eje mediterráneo: la Comunidad
Valenciana no ha conseguido cumplir con las expectativas de configurar, con
Cataluña, un corredor de crecimiento económico similar al europeo o al que
existe entre la vertiente norte desde Euskadi a Cataluña. Las razones van desde
el fiasco de la gestión de las administraciones anteriores de la Generalitat
valenciana hasta el hundimiento estrepitoso de su sistema financiero regional,
formado principalmente por cajas.
Está claro, además, que la preexistencia de una economía industrial
fuerte se traduce en una renta per cápita más elevada, y que las comunidades
mejor situadas en este aspecto son las que disponen de una capacidad mayor de
negociación política. Las que tienen menos renta tienden a ser relegadas en los
repartos de inversión o se afronta su debilidad económica con aportaciones
financieras coyunturales.
Para cerrar la brecha entre comunidades es necesario elevar la
productividad de los factores con empresas que generen más valor añadido,
extender el tejido industrial en las regiones con menor renta, de forma que su
crecimiento regional se aproxime al nacional, y aumentar la inversión pública
en infraestructuras. Tampoco es casualidad que la densidad de las redes de
transporte sea más baja en las comunidades con menos crecimiento que en
aquellas situadas por encima de la media. Nada de esto es rápido o fácil de
coordinar. La próxima reforma de la financiación autonómica es una buena
oportunidad para incluir entre las necesidades financieras de las comunidades
pobres un programa complementario de infraestructuras. Una de las prioridades a
medio plazo del Gobierno debería ser la de que no se amplíe más la brecha
regional; los desequilibrios actuales ya son suficientemente perjudiciales para
la economía española.››
APÉNDICE: EL CASO DE LAS BALEARES.
Baleares ha sido históricamente
una división administrativa propia, desde el tiempo de los romanos, vándalos y
bizantinos, aunque dependiente de la Tarraconensis o la Baetica por lo general.
En tiempos islámicos
fue una dependencia del califato de Córdoba en el siglo X y en los siglos XI y
XII fue un reino (emirato en realidad) de Taifas la mayor parte del tiempo, lo
que explica que fuera considerada como reino cuando fue conquistada por Jaime I
en 1229.
Reino independiente
con Jaime II, perdió su independencia dinástica en 1343 y mantuvo su estatuto jurídico
independiente a lo largo de las vicisitudes de la Corona de Aragón, hasta 1715,
cuando los Borbones acabaron con la independencia nominal.
Desde entonces ha sido
la mayor parte del tiempo una provincia del Estado español. A lo largo del siglo
XIX y sobre todo del siglo XX se desarrolló un tímido movimiento nacionalista y
sobre todo regionalista, basado en la diferenciación geográfica, histórica y lingüística,
mientras otro movimiento pretendía su inclusión en unos Países Catalanes unidos.
Fracasó un intento autonomista en la II República, nunca formalizado legalmente.
Se alcanzó la autonomía
el 1-III-1983, a
través del procedimiento del art. 143, con unas competencias limitadas, que se
han ido extendiendo paulatinamente con las transferencias de la Administración
Central, que unen las funciones con los recursos para su eficaz gestión. Asimismo
se ha transferido numerosas competencias a los Consejos Insulares de Mallorca,
Menorca e Ibiza-Formentera, deseosas de la máxima autonomía, hasta el punto de
que se diluiyen las competencias de la CA.
El Partido Popular (PP)
gobernó desde 1983 a 1999, siendo presidente del Consejo de Gobierno en el periodo
1983-1995 Gabriel Cañellas, que en 1995 dimitió tras un grave escándalo financiero
y fue sustituido por Cristobal Soler y luego, en 1996, por Jaume Matas hasta 1999 y otra vez en 2003-2007. El socialista Francesc Antich fue
presidente en 1999-2003 y nuevamente en 2007-2011. Otra vez gobernó el PP, esta
vez dirigido por José Ramón Bauzà, entre 2011 y 2015, hasta que el PSOE volvió al poder regional, con Francisca Armengol como presidenta.
BIBLIOGRAFÍA.
Internet: Referentes legislativos.
Constitución Española (1978). [https://www.boe.es/buscar/pdf/1978/BOE-A-1978-31229-consolidado.pdf]
Estatuto de Autonomía
de Baleares
(1-III-1983). [http://web.parlamentib.es/RecursosWeb/DOCS/EstatutAutonomiaIB_cas.pdf]
OP
UD 67. Análisis de la Constitución
Española de 1978.*
Libros.
AA.VV. La España de las Autonomías. Pasado, presente
y futuro. Espasa-Calpe. Madrid. 1981. Destacan los textos de
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L. Las raíces históricas de la pluralidad. Vázquez de Prada,
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Bielza de Ory, Vicente. La problemática de las
regiones funcionales. Congreso de la Asociación de Geógrafos
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sociedad en España. 2 vols. I. Geografía Física. II. Geografía Humana.
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el Estado de las Autonomías. Orbis. Barcelona. 1987. 141 pp.
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socioeconómicos en la España de las autonomías. Masson. Barcelona. 1995.
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plural: la región (1-12).
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poderoso concepto-obstáculo: la “región” (42-51).
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fracaso. Alianza. Madrid. 1996. 561 pp.
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Ordenamiento Constitucional. Vicens-Vives. Barcelona. 1980. 159
pp.
Noticias. Orden cronológico.
Baquero, Camilo S. Un nuevo mapa de la pobreza. “El País” (17-V-2014) 35. Un estudio de la distribución regional de la pobreza en España, atendiendo a criterios de nivel de vida y consumo. Es mayor en las regiones mediterráneas y los archipiélagos, debido a que en estas regiones el segmento de población desempleado sufre más que la media nacional.
Mars, Amanda. La capital de la desigualdad. “El País” (30-XI-2014) 28. Alcobendas en Madrid es la una de las ciudades con mayor desigualdad entre pobres y ricos, seguida de Pozuelo, Sant Cugat y Elda.
Esquitino, Rubén. El eje de la pobreza vive de la economía sumergida. “El País” (30-XI-2014) 29. Cinco ciudades entre Murcia y Alicante figuran entre las 10 más pobres de España: Elche, Elda, Torrevieja, Orihuela y Lorca. El trabajo en negro en los sectores textil y del calzado mantiene a gran parte de la población.
Sánchez Hidalgo, Emilio. Cartagena, Chinchilla, Xàtiva… Así han cambiado las provincias de España. “El País” (3-II-2019). [https://verne.elpais.com/verne/2019/01/08]
Maqueda, Antonio. La desigualdad territorial crece y cuatro regiones no se recuperan de la crisis. “El País” (30-IV-2019). Las cuatro regiones atrasadas en la recuperación son Asturias, La Rioja, Cantabria y Comunidad Valenciana.
Doncel, Luis. España no logra cerrar la brecha entre comunidades ricas y pobres. “El País” (6-V-2019).
Editorial. Desigualdad autonómica. “El País” (7-V-2019).
Aunión, José Antonio. Ciudades a salvo de la sangría demográfica. “El País” (2-II-2016) 26. Algunos municipios metropolitanos aumentan su población al absorber parte de la población que abandona las grandes urbes.
Aunión, J. A. Compartir 0,8 kilómetros cuadrados con 43.000 vecinos. “El País” (28-II-2016) 26. Los municipios del área metropolitana de Barcelona tienen la mayor densidad del país. El barrio más denso es La Florida (L’Hospitalet).
León, Pablo; Aunión, J. A. Las ciudades españolas se asfixian. “El País” (6-XI-2016). La contaminación urbana crece.
Ruiz, David. España, el país de Europa ‘con mayor densidad’ de población. “La Vanguardia” (26-I-2018). En Europa hay 33 áreas de un kilómetro cuadrado con más de 40.000 habitantes... y 20 de ellas se sitúan en España, aunque la densidad de todo el país sea moderada, con 93 habitantes por kilómetro cuadrado.
Planelles, Manuel. Suspenso en el reciclaje de basura. “El País” (28-II-2018). España solo reutiliza el 29% de los desechos urbanos. Informa sobre las diferencias regionales en el reciclaje.
Delgado, C. Ciudad rica, ciudad longeva. “El País” (15-VI-2018). Los municipios de España con más renta por habitante y menos paro son los más longevos.
Análisis y opìnión. Orden alfabético.
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nº 8 (1941): 285-301. Conferència llegida a la Universitat de Toulouse, el
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Organización territorial del Estado. “Sistema”, 38-39 (X-1980) 257-282.
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como Estado nacional (adaptibilidad y rendimiento integrador de la forma
política española). “Sistema”, 116 (IX-1993) 67-84.
PROGRAMACIÓN.
LA ACTUAL ORDENACIÓN
DEL TERRITORIO ESPAÑOL. RAÍCES HISTÓRICAS.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
ESO, 2º ciclo. Adaptación también a 2 de Bachillerato: Geografía de España e Historia de España.
Eje 3. Mundo actual.
Bloque 8. Participación
y conflicto político en el mundo actual.
Núcleo 2. La organización
territorial de España. La Nación española, municipios, provincias y comunidades
autónomas. Órganos y competencias.
RELACIÓN CON TEMAS
TRANSVERSALES.
Relación con los temas
de la Educación Ambiental, Educación para la Paz y de Educación Moral y Cívica.
TEMPORALIZACIÓN.
Cuatro sesiones de una
hora.
1ª Documental. Diálogo,
que sirva como evaluación previa. Exposición del profesor.
2ª Exposición del
profesor. Cuestiones.
3ª Exposición del
profesor, de refuerzo y repaso; esquemas, mapas, gráficos y comentarios de textos.
4ª Comentarios de
textos; debate y síntesis.
OBJETIVOS.
Conocer la ordenación
constitucional del Estado de las autonomías.
Conocer el Estatuto
de Autonomía de Baleares y compararlo con otras instituciones similares.
Conocer la estructura
y funcionamiento del municipio.
Analizar las causas
de la diferenciación histórica de las regiones en España.
Desarrollar mapas de
geografía regional histórica.
Desarrollar mapas conceptuales.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
La ordenación constitucional
del Estado de las autonomías.
El Estatuto de Autonomía
de Baleares.
El municipio.
La diferenciación histórica
de las regiones.
B) PROCEDIMENTALES.
Tratamiento de la información:
realización de esquemas del tema, análisis de mapas.
Explicación multicausal:
Desarrollo de mapas conceptuales.
Indagación e investigación:
recogida y análisis de datos en enciclopedias, manuales, monografías, artículos...
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y curiosidad
científica.
Tolerancia y solidaridad.
METODOLOGÍA.
Metodología expositiva
y participativa activa.
MOTIVACIÓN.
Documental seguido
de diálogo, que sirva como evaluación previa del nivel de los alumnos y sus ideas
sobre la diferenciación histórica regional en España.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN GRUPO.
Exposición significativa
por el profesor del tema.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Un dossier de prensa
sobre problemática regional en España: las quejas del nacionalismo vasco y catalán,
el nacionalismo español.
Realización de esquemas
sobre los apartados del tema.
Comentarios de textos
sobre la organización regional de España: la Constitución de 1978, el Estatuto
de Autonomía de Baleares.
Debate de grupo sobre
el nacionalismo en la actualidad.
Desarrollo de mapas
de geografía regional histórica.
Desarrollo de mapas
conceptuales.
C) INDIVIDUALES.
Realización de apuntes
esquemáticos sobre la UD.
Participación en las
actividades grupales.
Búsqueda individual
de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones
en cuaderno de trabajo, con diálogo previo en grupo.
RECURSOS.
Presentación digital
(o transparencias, diapositivas, mapas).
Libros de texto, manuales.
Fotocopias de textos
para comentarios.
Cuadernos de apuntes,
esquemas...
Documental.
EVALUACIÓN.
Evaluación continua.
Se hará especial hincapié en que se comprenda la relación entre las regiones históricas
y se conozca su proceso histórico de diferenciación.
Examen incluido en el
de otras UD, con breves cuestiones y un comentario de texto.
RECUPERACIÓN.
Entrevista con los alumnos
con inadecuado progreso.
Realización de actividades
de refuerzo: esquemas, comentario de textos...
Examen de recuperación
(junto a las otras UD).
-B) Las nuevas relaciones campo-ciudad: crisis de la noción de área de influencia.
-C) Características deficientes del área de influencia en los países subdesarrollados.
I.-DEL ESPACIO AL LUGAR... Y DEL LUGAR A LA REGIÓN.
I.1.- Por una equilibrada interacción entre lo espacial y lo social.
-II.1. La geografía política.
APÉNDICE: EL PROCESO DE
REGIONALIZACIÓN DE ESPAÑA.
Introducción.
Las
propuestas teóricas de división regional.
EL PROCESO DE REGIONALIZACIÓN DE ESPAÑA.
Introducción.
La región
como una forma histórica de división del Estado se ha estudiado como región
histórica, región política o región económica, pero desde el punto de vista
jurídico no ha existido nunca una demarcación regional, hasta las recientes CAAA
(aunque funcionó en casos extraordinarios, como el Estatuto Catalán de 1932). A
través de la Historia encontramos demarcaciones, los reinos medievales, que han
formado un sustrato común específico, por su desarrollo histórico, político y
económico, que nos permite hablar de región de forma histórica pero no
jurídica, ya que el Estado no ha reconocido su entidad administrativa.
En España ha
habido diferentes divisiones, que cristalizaron en la división regional de
Javier de Burgos (1833). Una visión del conjunto español nos permite ver
regiones claramente diferenciadas, como Cataluña, País Vasco y Valencia, que
corresponden a los antiguos reinos medievales. Los otros casos no tienen un
pasado histórico claro, como sucede, por ejemplo, con Extremadura, que ha
formado parte de Castilla o de Andalucía.
La época de
formación de las regiones históricas corresponde a la Edad Antigua y la Edad
Media. Durante la época de los Reyes Católicos se cristaliza la unidad nacional.
En la Edad
Antigua, en época romana había al principio tres provincias: Tarraconense,
Bética y Lusitania, que se transformaron en cinco con Diocleciano,
Tarraconense, Bética y Lusitania, Cartaginense y Galacia, más la Balearica.
A pesar de
que la unidad del Imperio romano era grande y se trataba de una soberanía
extranjera, impuesta a la totalidad de la Península, no se creó en esta ningún
tipo de elemento aglutinador, ni de lengua ni de fronteras. Una división que se
mantuvo con los visigodos, ya que conservaron leyes y lenguas extranjeras.
Durante la
dominación musulmana, se dieron diversas etapas políticas, que junto a las
luchas con los reinos cristianos, determinaron diversas situaciones:
- En el
emirato (715-929) el territorio estaba dividido en provincias con vida propia,
heredadas en parte de los godos.
- Al
constituirse el Califato Independiente de Córdoba (929-1031), las provincias se
llamaron coras, divididas en distritos (alfoz). Las provincias de los lugares
menos pacificados mantenían su división fronteriza y se llamaban tugures.
- A partir
de Almanzor la estructura musulmana se centraliza, aunque en los siglos XI y
XII habrá nuevas descentralizaciones, con los reinos de Taifas, que
consiguieron una autonomía mayor, pero perdieron pronto cohesión y fuerza,
hasta que los almorávides y almohades volvieron a unificar el territorio (son
figuras jurídicas islámicas el alcalde, alguacil, al-caid).
Los reinos
cristianos tienen un origen político, económico y social muy variado. Después
del ataque musulmán comienza un periodo de formación y consolidación de estos
reinos a partir de los núcleos situados al norte de la Península que tenían un
carácter independiente.
En la Edad
Media se ponen las bases de las particularidades regionales, que ofrecerán en el
futuro resistencia a los intentos centralistas. A partir de estos núcleos se
inicia la Reconquista al final de la cual se llegará a la unidad con los Reyes
Católicos.
Entre los
reinos cristianos no había vínculos sociales ni económicos y cada uno conserva
su autonomía y su nombre hasta el siglo XVI, cuando comenzó a usarse el término
España. El origen de estos reinos cristianos era la necesidad de una
organización en la guerra frente a los musulmanes y tienen diferentes orígenes.
El reino
astur-cántabro, según la tradición, tiene su origen en una rebelión dirigida
por el godo Pelayo, que insiste en la restauración de la monarquía goda.
Cataluña, en cambio, era una antigua Marca de los francos.
Gallego-astur:
eran uniones de pequeños grupos, que en el siglo IX forma el reino de León.
Posteriormente aparecen Aragón, Navarra y Portugal, que también forman reinos.
Cada reino
tiene una organización muy compleja. En el siglo X tenemos reinos completamente
de montaña (Asturias, Galicia, Navarra y Cataluña) y reinos más continentales
que se lanzan a la repoblación interior del país y a la unificación peninsular
(León y Castilla).
Cada reino
tiene su propia organización interna. En Castilla, los vicarios. En Aragón, los
alcaldes. En Cataluña, los condes y vizcondes.
Las
propuestas teóricas de división regional.
La propuesta
(1847) de Escosura (Oviedo, 1807-Madrid, 1878): fue ministro de Gobernación y
escritor. Sus rasgos son: une Asturias con León, Segovia con Madrid, Murcia y
Albacete con Valencia, Santander con Burgos, País Vasco con Navarra, separa
Andalucía (Jaén a la oriental, con Granada, que tenía el poder militar,
judicial, universitario, eclesiástico y el título de reino). Su división,
buscando el equilibrio territorial, estuvo vigente fugazmente por un Decreto-Ley.
Homogeneiza el peso territorial, demográfico, económico, político-liberal
(provincias moderadas con liberales y conservadoras).
El proyecto
federalista de división regional de la I República (1873). La plantea Pi i
Margall, con un espíritu federalista divide con criterios históricos. Castilla
la Vieja es enorme. Jaén pasa a Andalucía occidental. Muy próxima a la actual
división.
El proyecto
de división regional de Segismundo Moret (1884). Moret (Cádiz, 1838-Madrid,
1913), un político liberal, es muy racionalista, abstrayendo provincias de su
región histórica. Logroño con Aragón; Jaén con Andalucía oriental; establece
una región con Valencia, Castellón, Teruel y Cuenca; Alicante con Murcia y
Albacete; Asturias con León; Ciudad Real con Extremadura; Madrid con Toledo y
Guadalajara; Navarra con el País Vasco; Santander con Burgos, Soria y Palencia;
etc. Nunca se aplicó.
La visión de
Perpinyà Grau. Dibuja regiones heterogéneas, con dos criterios: demográficos
(concentración, densidad, nivel de urbanización), económicos (cuota de mercado,
renta por habitante, nivel de desarrollo, tráfico por carretera). Hay seis
centros: Madrid, Vigo, Bilbao, Barcelona, Valencia y Cádiz, que en su zona
circundante forman una dasicora, mientras que las áreas cercanas que las rodean,
con escaso dinamismo económico y débil densidad de población, forman areocoras.
Las seis regiones son seis coras, cada una formada por una dasicora y una
areocora. Baleares es areocora de Barcelona, y Canarias lo es de Cádiz-Málaga.
Parece usar la teoría de juegos: las reglas son dos provincias de distancia a
su límite y dos provincias de dasicora por cada región como máximo.
Casas
Torres: es un geógrafo que propone una división sintética (1969), con el papel
organizador del territorio de las grandes ciudades. Divide en 11
macrorregiones, como unidades regionales fundamentales, por su carácter
heterogéneo, y las subdivide en 22 regiones, incluyendo tres de carácter
urbano. Estas regiones son zonas geográficamente individualizadas dentro de las
macrorregiones, aunque cuatro están formadas sólo por una región. Estas cuatro
son Baleares, Canarias, Aragón y Galicia. En Galicia agrupa las regiones en dos
conjuntos: Galicia septentrional (La Coruña y Lugo) y meridional (Pontevedra y
Orense). Tres regiones urbanas: Madrid, Barcelona, litoral Vizcaya-Guipúzcoa, y
las tres regiones urbanas se caracterizan por su individualidad socioeconómica
y por ser los núcleos en torno a los que mejor se articula el territorio. Con
la distinción entre regiones y macrorregiones pretende combinar elementos del
medio físico con elementos de geografía humana y las tradicionales regiones
históricas, aunque hay excepciones: Santander (que pasa a Asturias); une País
Vasco, Navarra y Logroño; vincula Murcia con Valencia; corta la meseta del
Duero en occidental (León, Zamora y Salamanca, que se unen a Asturias y
Santander) y oriental (Valladolid, Palencia y Burgos); todo el centro está bajo
la influencia de Madrid (Extremadura, Castilla la Nueva, Albacete, Ávila,
Segovia, Soria). Sorprende la región de Valladolid, tan pequeña y aislada.
Casas
Torres, más tarde, en 1980, considera que los geógrafos tienen que respetar las
divisiones históricas realizadas en las CCAA, configuradas y estructuradas por
una red urbana. Por lo tanto, son regiones históricas y urbanas.
Atlas
Comercial de España (1962). Hay divisiones mucho más pequeñas que las
provincias.
Consejo
Económico Sindical (1966). Lo divide por actividades (porcentajes de sectores
económicos).
Plaza Prieto
es uno de los pioneros en los trabajos de regionalización. Hace regiones sólo
económicas y homogéneas, pensadas para la planificación. Utiliza tres índices
medios de homogeneización: porcentaje de población activa, densidad de
población, renta per cápita. Estos tres indicadores son complementados con
criterios de contigüidad provincial e integración física (factores
geográficos). Su división se ajusta a los límites provinciales. Individualiza
Madrid y configura unas regiones con fuertes diferencias de superficie y
población.
González Paz,
no sigue en las líneas de las divisiones históricas o provinciales, aunque son
bastante próximas.
Hortalà
Arao, respeta la división provincial, excepto en cuatro casos: Guadalajara,
Murcia, Jaén y Córdoba. Baleares se integra en región mediterránea, desde
Gerona a Murcia.
Sampedro
(Barcelona, 1917), economista y escritor, catedrático de Estructura Económica
en la Universidad de Madrid. Forma regiones económicas heterogéneas (como
Perpinyà Grau), polarizadas, con elementos geográficos y económicos, con grandes
unidades regionales. No se ajusta a razones históricas. Divide Andalucia en dos
regiones. Astur-leonesa, Norte-Ebro, Murcia con Levante.
"Anuario
del Mercado Español". Separa Baleares: Mallorca y Menorca en Nordeste,
Pitiüses en Levante. La región nortecantábrica. No se siguen los criterios de
fronteras provinciales. No especifica los centros regionales.
División
regional de España (Casas Torres, Higueras, Miralbés). Parece posterior a la
propuesta de 1969. Respeta mucho la anterior propuesta de Casas Torres.
Conserva las 11 macrorregiones y las 22 regiones. Sólo cambia la región
cantábrica, que se separa de la del Duero que toma la de Burgos.
La división militar (Ejército de Tierra) de 1978,
no respeta las regiones históricas. Sólo hay seis grandes regiones, más
Baleares y Canarias.
APÉNDICE. LECTURAS
DE BIELZA, NOGUÉ Y ALBET.
BIELZA.
Bielza de
Ory, Vicente. La problemática de las regiones funcionales. Congreso de
la Asociación de Geógrafos Españoles: La región y la geografía española.
Valladolid. 1980.
Bielza
estudia las regiones funcionales en tres aspectos: concepto, denominación y
validez.
1.-UNIDAD
FRENTE A UNIFORMIDAD.
La
regionalización depende del concepto de región. En un sentido muy amplio, de “porción
del espacio”, las posibilidades de regionalizar son infinitas y la
regionalización puede ser arbitraria, empleando cualquier criterio. Pero hay
que establecer criterios que reduzcan tal arbitrariedad.
Si añadimos
la noción de la uniformidad (que en tal porción se repitan una o unas
características uniformes), se pueden seguir varios criterios: clima,
geomorfología, economía. Estas son las regiones uniformes, homogéneas o
formales.
El concepto
de región uniforme es criticado por su determinismo físico o económico, por no
poder explicar las leyes de funcionamiento de la región, por la dificultad de
establecer los límites con otras regiones (donde los caracteres uniformes se
diluyen). Ullman señala que las regiones uniformes son mapas subjetivos, «la
homogeneidad absoluta es impracticable», sobre todo en las regiones urbanas,
pues los «grandes centros urbanos provocan siempre heterogeneidades».
Si añadimos
la noción de unidad, en vez de la de uniformidad. La unidad se entiende como
individualización de la superficie en una serie de conjuntos donde exista
unidad, una cohesión entre sus partes, un principio de organización y
funcionamiento. Es la región funcional, definida por su funcionalidad. La interrelación
entre sus partes puede ser un río, un ferrocarril, un mercado, una ciudad, etc.
En los países subdesarrollados será sobre todo un río, un ferrocarril o un
mercado, mientras que en los países desarrollados será una ciudad, conformando
la región urbana. La unidad de la región depende de la solidaridad y la
comunidad de intereses del grupo humano que la habita. Ullmann dirá que las
regiones nodales (se refiere a las funcionales urbanas) son la únicas
verdaderas regiones de la Tierra. Ciertamente, la región funcional urbana es el
único criterio admisible en los países desarrollados, donde las ciudades
organizan el territorio de un modo integral y jerárquico. Pero en los países
subdesarrollados el criterio ha de ser otro funcional, como la red fluvial, la
red ferroviaria o el mercado, o, como un mal menor, un criterio de uniformidad.
La
consideración funcional-urbana de la región es un fenómeno contemporáneo,
propio de una sociedad urbana, en la que los núcleos urbanos “hacen región”:
Labasse demostró que la ciudad de Lyon formó su región y no al revés. Vidal de
la Blache aceptó esta realidad y propuso en 1910 una regionalización de Francia
en torno a grandes ciudades.
La región
funcional-urbana se define por su centro o centros de organización y por los
flujos socioeconómicos que se establecen en esos centros. El análisis de la
densidad e intensidad de los flujos permite delimitar la región. La región, a
su vez, a una escala menor, forma parte de un conjunto macrorregional, y
también, a una escala mayor, puede estar subdividida en comarcas. Ambos
niveles, el suprarregional y el infrarregional, tienen vida propia en la medida
en que haya núcleos urbanos de mayor o menor rango que organicen su vida. Así,
los diferentes niveles de organización (comarca, región, macrorregión),
aparecen jerarquizados en función de la influencia y la jerarquía urbanas.
2.-
PROBLEMAS DE DENOMINACIÓN.
Bielza, en
este capítulo, trata sobre dos problemas: si lo funcional está excluido de la
región uniforme y si la calificación funcional es equivalente a nodal, polar,
etc.
El problema
de si lo funcional está excluido de la región uniforme fue tratado por
Whittlesey (1954) y Symansky y Newman (1973). Es evidente que lo funcional no
puede ser excluido de la región uniforme, como se demuestra en los ejemplos de
las regiones del “Corn Belt” o el “Garment District”, así como la
disfuncionalidad también es posible en las regiones uniformes (e incluso en las
funcionales). La tesis de Bielza es que la región funcional se organiza
mediante la ciudad, pero también se da en cualquier región uniforme en la que
haya dependencia mutua de las partes, aunque el rasgo del cultivo del algodón u
otro similar no puede actuar como elemento aglutinador funcional (no es un
órgano como la ciudad).
El problema
de si la calificación funcional es equivalente a nodal, polar, etc., se
resuelve por lo general para la nodal en sentido afirmativo: Johnson, Broek,
Webb. Bielza pone los ejemplos de Monkhouse, para quien una región nodal es
«una región organizada respecto a un único nudo o foco por medio de modelos de
circulación» y Brown y Holmes, que distinguen entre regiones funcionales y
nodales, pues las funcionales pueden ser nodales o no. La región nodal, en
suma, es un tipo de la región funcional, concretamente la región
funcional-urbana. Abler, Adams y Gould mantienen el concepto de región
funcional-nodal.
Respecto a
la equivalencia entre funcional y polar, hay que precisar que para algunos la
región polar es la región-plan o de programación de los economistas, pero no es
una equivalencia universal. Richardson diferencia entre región uniforme
(homogénea), nodal (polarizada) y de planificación (programada) y Kayser
también asocia nodal y polar: «La región es un espacio polarizado». Asimismo se
acepta que la unidad óptima de planificación en la región nodal.
3.- VALIDEZ
DE LA REGIÓN FUNCIONAL-NODAL EN RELACIÓN CON EL DESARROLLO.
Se define la
región funcional-nodal como el área de influencia urbana.
-A) La
ampliación del área de influencia en los países desarrollados hasta la II
Guerra Mundial.
Es un hecho
que a mayor nivel de desarrollo de las sociedades se dan mayores áreas de
influencia de las ciudades. Actualmente, en los países más desarrollados casi
todo el espacio está bajo la influencia de alguna ciudad.
Chabot
distingue tres estadios en la evolución de las áreas de influencia:
1)
Preindustrial: el campo era autárquico. Las ciudades influían muy poco en el
campo.
2)
Industrial: desde la segunda mitad del siglo XIX, con la revolución industrial
y de los transportes, las ciudades acrecieron su influencia sobre el campo, al
suministrarle productos y servicios y recibir muchos inmigrantes campesinos.
Pero todavía muchas zonas rurales permanecían ajenas a las ciudades.
3)
Postindustrial: el desarrollo del automóvil (y camiones y autobuses)
extendieron el transporte a los más lejanos puntos del campo, bien comunicado
por carreteras.
-B) Las nuevas relaciones campo-ciudad: crisis de la noción de área de influencia.
A partir de
1960 las relaciones campo-ciudad han sufrido problemas y cambios. Kayser (1972)
describe el nuevo sistema de relaciones:
1) La
evolución tecnológica del transporte y las comunicaciones han ampliado los
límites geográficos.
2) El crecimiento urbano es autosostenido y la ciudad
tiende a ser autónoma del campo.
3) El
crecimiento urbano se produce más por su demografía interna que por la
inmigración rural.
4) La zona
urbana y sobre todo la rururbana se extiende más que el campo, con una amplia
zona intermedia.
5) El propio
campo se adapta a la sociedad urbana en lo económico, entrando en amplios
circuitos comerciales.
6) La
difusión del modelo social y cultural urbano, sufriendo tanto la ciudad como el
campo el impacto de los medios de comunicación.
7) La
relación del campo es ahora con varios centros urbanos (ámbitos locales,
regionales, nacionales, internacionales).
-C) Características deficientes del área de influencia en los países subdesarrollados.
El brasileño
Milton Santos insiste en que las relaciones campo-ciudad en los países
subdesarrollados son muy deficientes: medios de transporte y comunicación
mediocres, débil poder adquisitivo de las masas rurales.
Rochefort y
Lacroix (1965) señalan cuatro aspectos funcionales de la ciudad en el espacio
subdesarrollado:
1) La ciudad
es un centro consumidor de víveres y de etapa de circulación de las materias
primas entre las áreas de producción y las metrópolis industriales. La función
urbana de etapa le impide estructurar autónomamente la región. Pero la función
industrial sí puede ser integradora.
2) Hay un
éxodo rural masivo a la ciudad.
3) La ciudad
es recaudadora de mano de obra y renta de la tierra.
4) La ciudad
es centro de servicios, pero el acceso a estos es restringido por las
dificultades de comunicación y el coste de las prestaciones. El alcance del
área de influencia varía para cada ciudad de acuerdo al nivel socio-económico
del usuario.
Para Bielza,
en resumen, las relaciones campo-ciudad son diferentes para los países
desarrollados y subdesarrollados. En los desarrollados las relaciones se
intensificaron desde el siglo XIX, con un apogeo posterior a 1945, para entrar
desde 1960 en una crisis. Por su parte, en los países subdesarrollados, la
relación es débil.
NOGUÉ.
Nogué Font,
Joan. Espacio, lugar, región: hacia una nueva perspectiva geográfica
regional. “Boletín de la Asociación de Géografos Españoles”, nº 7 (1989) p.
63-77.
Uno de los
más significativos rasgos de la geografía actual es la recuperación de la
geografía regional, que aparece bajo una nueva perspectiva teórica y
metodológica. Las aproximaciones humanista y marxista son muy activas en la
exploración de las nuevas dimensiones que conceptos como “contexto espacial”, “lugar”
y especialmente región están introduciendo en esta nueva geografía regional.
Estos conceptos deberían tener un nuevo papel en la explicación de los
fenómenos sociales, políticos, económicos y culturales. Nogué ofrece unA
síntesis explicativa de las más importantes innovaciones, usando ejemplos de la
geografía política, económica y cultural.
Introducción.
En los años
50 la preocupación por la región (un lugar concreto) decayó, para buscar leyes
generalizables a cualquier lugar. Pero en la actualidad (años 80) ha renacido
el interés y ha surgido una nueva geografía regional.
Gilbert (1988)
escribe: «Los geógrafos están redescubriendo el estudio de lo específico». Se
abandona el pensamiento nomotético para volver a la geografía regional. Beth
(1988) distingue entre geografía regional tradicional y geografía regional
reconstituida. Lo mismo piensan Thrift, Massey, Claval, Ferrier, Nonn,
Johnston, Brunet, Gregory y Taylor. Gómez Mendoza acota: «interesa más el
estudio interpretativo de lo particular que lo general».
Para Nogué
hay una radical renovación del concepto de región, pero no es posible hablar de
una “nueva geografía regional”, sino sólo de la aparición de «nuevas
perspectivas geográficas regionales, que afectan a distintas ramas de la
geografía y que, con matizaciones y variaciones, son compartidas por enfoques
metodológicos muy diversos, por no decir opuestos».
Nogué
plantea los dos enfoques metodológicos más importantes del momento: marxismo y
humanismo.
I.-DEL ESPACIO AL LUGAR... Y DEL LUGAR A LA REGIÓN.
Los
geógrafos, en los años 70, desde los enfoques del marxismo y del humanismo,
critican duramente el enfoque teorético-cuantitativo.
I.1.- Por una equilibrada interacción entre lo espacial y lo social.
Los
marxistas consideran el espacio como un producto social. Lefebvre y Castells
(1974) insisten en un espacio entendido como reflejo de la estructura social.
Pero este determinismo absoluto ha sido criticado recientemente por otros
marxistas, aunque comparten la convicción de «revalorizar el papel del contexto
espacial en la interpretación y explicación de los procesos y fenómenos
sociales, políticos y económicos». Se reconsidera el papel de los agentes en la
estructura. Giddens (1984) subraya que las relaciones sociales se estructuran
en un tiempo y un lugar concretos. Desde la sociología, Gregory (1984) apunta
que la estructura espacial no es sólo la “arena” donde se realizan los procesos
sociales sino que también influye en estos. Massey (1984) revaloriza el papel
del contexto espacial en los fenómenos sociales. No existen procesos puramente
espaciales, pero tampoco procesos sociales no espaciales. Thrift (1983)
enfatiza el proceso de formación regional en tanto que proceso geográfico,
histórico y dinámico; una región concebida como un proceso histórico de
formación, reproducción y transformación de estructuras espaciales.
-I. 2. El
legado del enfoque humanístico.
Para los
geógrafos humanistas el espacio es un conjunto de lugares “vividos”, llenos de
significado para el ser humano. Pretenden estudiar nuevos aspectos para la
comprensión global de las relaciones entre el ser humano y su entorno. La
geografía humanista ha influido decisivamente en otras metodologías, sobre todo
con los conceptos de espacio y lugar, como demuestran los trabajos de Tuan,
Buttimer, Relph, etc. El lugar es una porción concreta del espacio, con una
gran carga simbólica y afectiva. El espacio tiene un carácter más abstracto e
indiferenciado, que se convierte en lugar a medida que le vamos dotando de
significados y valores. De este modo la región se perfila como espacio vivido.
-II. LAS
NUEVAS PERSPECTIVAS REGIONALES Y SU IMPACTO EN LA GEOGRAFÍA HUMANA.
La
multidisciplinariedad y los dos enfoques del marxismo y del humanismo se
aplican a la geografía en tres campos: política, económica y cultural.
-II.1. La geografía política.
La geografía
política se preocupa crecientemente por la región, relacionando lo particular
con lo general (Taylor), entendiendo la política como una acción colectiva en
un lugar concreto (Kirby). Ese lugar concreto, la región, es un espacio de
interacción social, un espacio que es agente activo en el proceso de producción
y reproducción de relaciones sociales. Agnew explica que los fenómenos sociales
son mediatizados por las condiciones locales. Marston estudia cómo el contexto
espacial influye en la constitución de una identidad y solidaridad de grupo.
Raffestin estudia la geografía política como una geografía del poder, y cómo la
distribución espacial del poder y el uso del poder establecen diferencias
regionales.
-II. 2. La
geografía económica.
En la
geografía económica y cultural el concepto de región ha sido muy debatido,
generalmente desde el enfoque marxista. Gilbert define la región como «la
articulación concreta de las relaciones de producción en un lugar y momento
dados». Massey, Smith, Urry y Cooke perciben la región como la organización
espacial de los procesos sociales asociados al modo de producción. Se han
desarrollados numerosos estudios locales, de reestructuración industrial, etc.
-II. 3. La
geografía cultural.
Hay un
renovado interés por la geografía cultural. Gilbert, desde esta perspectiva,
define la región como “un conjunto específico de relaciones culturales entre un
grupo y un lugar particulares». Se insiste en la “significación colectiva” de
la región, en la “identidad regional” definida por la cultura, la historia, la
arquitectura, etc. Se reivindica la región como elemento de preservación de una
diversidad cultura y étnica hoy amenazada. Ortega Cantero afirma que la
geografía regional debe «contribuir a afirmar la existencia de los grupos
regionales, étnicos o económicos en un mundo en que la uniformidad material y
cultural es cada vez mayor. Creemos que la geografía regional puede ser la base
científica de un pluralismo cultural y étnico». Unos geógrafos relacionan
identidad y desarrollo regional, con planificación territorial. Otros geógrafos
(Fremont) estudian cómo la región es vista como un “espacio vivido” por sus
habitantes.
A MODO DE
CONCLUSIÓN.
Nogué resume
que hay una profunda revalorización del concepto de región. Hay un vacío que la
geografía regional puede cubrir, como dice Gregory: «Necesitamos saber algo
sobre la constitución de las formaciones sociales regionales, de las
articulaciones regionales y de las transformacionmes regionales». Será una
nueva geografía regional, que explique de otra forma los procesos políticos,
económicos, sociales y culturales que impactan en la vida cotidiana.
ALBET.
Albet i Mas,
Abel. La nueva geografía regional o la construcción social de la región.
“Anales de Geografía”, Universidad Complutense, Madrid (1993).
-I. LA
RECONSTRUCCIÓN DE LA GEOGRAFÍA REGIONAL.
Tras un
largo periodo de auge de la geografía regional en la primera mitad del siglo
XX, coincidiendo con el apogeo de la escuela regional francesa, aquella
sucumbió ante el surgimiento de las “nuevas geografías”, en especial la
teorética (cuantitativa), la radical (marxista) y la humanista. La
reconstrucción de la Geografía Regional fue posible gracias a su pervivencia en
la geografía francesa y a la floración de estudios locales en EE UU.
-I.1. El “retorno”
a la tradición.
En los años 80 ha resurgido la geografía
regional, centrada en los problemas del espacio y el tiempo, la escala de
análisis, los rasgos físicos del espacio. En suma, resurge la descripción de
los espacios, en detrimento de la teorización. Es una vuelta a los orígenes.
-I.2. Por
una nueva geografía regional.
Pero hay
otra corriente, que se resiste al simple retorno a la tradición y que propugna
una “nueva geografía regional”. Se denuncian las limitaciones de la progresiva
abstracción del tiempo y el espacio en las ciencias sociales. La
multidisciplinariedad (sociología, economía, historia, antropología) permite
explorar nuevas perspectivas de los fenómenos espaciales y revaluar el papel de
la propia geografía como ciencia del espacio que permite abordar las relaciones
entre las especificidades de un lugar y las estructuras económicas y sociales
(Massey y Allen: Geography matters, cuestiones de Geografía). Así se
reconoció que lo que antes se consideraba estructuras generales, eran en realidad
fenómenos geográficamente específicos y dependientes de un contexto. En suma,
una de las misiones de la geografía regionales es determinar hasta qué punto
los procesos y las estructuras sociales dependen de un contexto geohistórico.
Esto exige reconsiderar la metodología de las ciencias sociales.
-II. LA
REGIÓN Y LAS RELACIONES SOCIALES.
-II.1. La
región y la articulación de las relaciones sociales.
El marxista
heterodoxo Gregory fue de los primeros en criticar el rígido determinismo que
afirma que las teorías espaciales expresan las teorías sociales y las
estructuras sociales evidencian las estructuras sociales, con un espacio que
sólo obedece a factores sociales. Otros geógrafos también criticaron los
excesos positivistas (la obsesión por las leyes) y reafirmaron el interés
geográfico de la diferenciación espacial. El marxismo se interesa por la región
desde la perspectiva de la economía política, para estudiar la regionalización
de: la división social del trabajo, la reproducción de la fuerza de trabajo,
los procesos políticos e ideológicos de dominación, etc. Actualmente se estudia
la región como un espacio con estructuras sociales subyacentes y se analizan
los factores (políticos, económicos, sociales, culturales) que contribuyen a la
diferenciación regional.
-II.2. La
región y la interacción de las relaciones sociales.
La
diferenciación regional mediante las relaciones de poder y dominación es el
tema de muchos geógrafos, que entienden al región como un “escenario de
interacción social”, ya que las relaciones sociales se estructuran en el tiempo
y en el espacio. El sociólogo Giddens es uno de los inspiradores, con su teoría
social de la estructuración. El francés Raffestin elabora una “geografía del
poder”, analizando la territorialidad (relaciones que establecen la
diferenciación regional).
-III. LA
ESPECIFICIDAD DE LA REGIÓN.
Si la
geografía regional tradicional se interesaba por las relaciones existentes
entre las personas y su entorno natural. La nueva geografía regional se orienta
hacia el análisis de los complejos lazos que conectan a las personas con la
naturaleza, pero a través de la sociedad. Aplica la metodología de la teoría
social. La región es entendida como estructura y proceso.
-III.1. Estructura
y proceso.
La teoría
social aporta la metodología para el estudio de la región como estructura y
proceso de relaciones sociales. Son las “relaciones de necesidad” las que
constituyen la región. Los conceptos tradicionales (adaptación, evolución) son
sustituidos por los de la teoría social: las relaciones dialécticas. Así, las
regiones no son fruto de acontecimientos casuales sino que se configuran por
una secuencia histórica de relaciones sociales. La región se articula como
condición y como resultado de las relaciones sociales en su seno. La región es
un proceso (dialéctico) en sí mismo. Las relaciones de poder están en constante
cambio y ello esplica que la región pueda ser dominada por otra región, si los
grupos de poder de aquélla son dominados por los de la segunda.
Se
diferencian los enfoques marxista y humanista respecto al papel del individuo
en el proceso de regionalización. Para los marxistas el papel individual es
mínimo, subsumido en los grupos sociales; para los humanistas, los individuos
son los principales actores. Entre ambas posiciones caben posturas intermedias,
como la de Gilbert: las estructuras sociales son límites y los individuos son
actores.
-III.2. La
identidad regional.
El concepto
de identidad regional está estrechamente ligado al de identificación o
identidad cultural. Gilbert estudia la región como elemento territorial en el
que se constituyen las relaciones culturales específicas que configuran una
identidad común de los grupos sociales y los individuos. El enfoque del
estructuralismo incide en que la cultura es el sistema relacional en el que se
funden las interpretaciones individuales del entorno material. El enfoque de la
teoría de la información establece que un proceso de comunicación coordina las
concepciones individuales y determina las construcciones regionales.
Albet
concluye este capítulo afirmando que la globalización económica y cultural
reafirma las identidades y exacerba los localismos.
-III.3. La
diversidad regional.
El interés
de los geógrafos por la diversidad regional entró en crisis en los años 50, por
ser considerado un problema descriptivo (de menor rango intelectual que la
construcción de paradigmas nomotéticos), y porque se pensaba que en un mundo
crecientemente interrelacionado se acabaría las diferencias regionales. Incluso
el marxismo más extremo pretendía que llegaría el día de un mundo sin
diversidad ni especificidades.
Por el
contrario, en la actualidad, y desde la visión de la teoría social, las
diferencias regionales se constituyen como un elemento esencial del análisis,
ya que se asume el carácter dialéctico, nunca acabado, de las relaciones
sociales que configuran el espacio y lo diversifican. Sayer afirma que, a pesar
de la estandarización, el estudio de la diversidad es una óptima forma de
comprender el funcionamiento de la sociedad.
-IV. HACIA
UN NUEVO MÉTODO REGIONAL.
-IV.1. El
papel de la historia.
El método
histórico permite estudiar el proceso de diversificación de las regiones. Hasta
hace poco se estudiaban las estructuras del presente como heredadas de las
anteriores, pero ahora se hace hincapié en que el proceso es constante y no hay
un carácter “hereditario”. La historia que debe ser analizada es la de la
dinámica de las relaciones sociales y no la de los objetos materiales. Massey
entiende las regiones como el producto de la combinación de múltiples estratos
(layers) de condiciones geográficas: las nuevas condiciones no se añaden
simplemente a las anteriores sino que interactúan con ella. En suma, geografía
e historia, a menudo con enfoques marxistas y de historia social, establecen
unas interpretaciones histórico-geográficas de la realidad.
-IV.2. La
síntesis regional.
La síntesis
de los elementos y factores de la región es uno de los temas fundamentales de
la geografía regional. La escuela regional francesa, tradicional, pretendía una
selección de los elementos más significativos, pero, de facto, devino en
un método exhautivo y generalizador, muy descriptivo. La “nueva geografía
regional” reivindica la importancia de una selección de temas y categorías de
estudio, y de escalas, ya que la escala afecta al estudio de la especificidad:
la síntesis regional debe permitir interpretar la región en tanto que producto
de la interconexión de procesos a diferentes escalas.
-V. A MODO
DE REFLEXIÓN: EL PORQUÉ DEL RENOVADO INTERÉS POR LA REGIÓN.
La época
actual, posmoderna, agitada, en constante cambio y perenne crisis, conlleva una
absoluta reorganización del territorio a todas las escalas: nueva localización,
desarrollo desigual, polarización funcional en el espacio, desintegración de límites.
La geografía
se interroga sobre la cambiante espacialidad de la deconstrucción y
reconstrucción de los procesos sociales, económicos y políticos; explora la
relación entre las estructuras y procesos con los contextos geohistóricos
específicos; identifica la unidad e interdependencia de los lugares y regiones.
La “nueva geografía regional” profundiza en el carácter social de la ciencia
geográfica, para poder interpretar de modo significativo y sintético las nuevas
concepciones territoriales.
La región
(entendida como escenario y territorio) es el centro de toda interacción social
por su papel en la producción y reproducción de las relaciones sociales. Cada
región es el producto único e interdependiente de la combinación de
estructuras, procesos, instituciones, agentes, de diferentes tiempos, de
distintas escalas. La región es el complejo resultado de un proceso que implica
a la producción (y a la división espacial del trabajo), el Estado, la sociedad
civil.
Le resta a
la geografía regional superar el dilema entre teoría y análisis empírico, entre
debate intelectual y aplicación a la vida cotidiana.
1 comentario:
Primeramente, darle la enhorabuena y las gracias por este gran trabajo. Muy interesante.
Gracias de nuevo, Antonio.
PD: ¿Tiene correo?.
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