OP UD 25. LA CIVILIZACIÓN GRECOLATINA.
INTRODUCCIÓN.
I. LA CIVILIZACIÓN
GRIEGA.
INTRODUCCIÓN.
1. LA HISTORIA DE LA
CIVILIZACIÓN GRIEGA.
1.1. LA ÉPOCA
PREARCAICA Y ARCAICA.
La civilización
minoica.
La civilización
micénica.
La caída de la
civilización micénica.
Los siglos
oscuros y el renacer.
El movimiento
colonizador.
La polis griega y
la evolución de su estructura política: de la monarquía a la tiranía.
1.2. LA ÉPOCA
CLÁSICA.
El Estado
ateniense.
La democracia.
El Estado
espartano.
1.3. LA ÉPOCA
HELENÍSTICA.
Macedonia: Filipo
II y Alejandro Magno.
Los reinos
helenísticos.
2. SOCIEDAD.
3. ECONOMÍA.
4. RELIGIÓN.
5. CULTURA.
5.1. LITERATURA.
5.2. FILOSOFÍA.
5.3. CIENCIA.
6. ARTE.
II. LA CIVILIZACIÓN
ROMANA.
INTRODUCCIÓN.
1. LA HISTORIA DE LA
CIVILIZACIÓN ROMANA.
1.1. LOS ORIGENES DE
ROMA: LA MONARQUÍA.
1.2. LA REPÚBLICA.
Las instituciones
republicanas.
La expansión.
La crisis
republicana.
1.3. EL IMPERIO
ROMANO.
Augusto.
La nueva
expansión.
La evolución del
imperio.
1.4. LA CRISIS
TARDORROMANA.
2. SOCIEDAD.
2.1. LA DIVISIÓN
SOCIAL.
2.2. LAS CIUDADES.
3. ECONOMÍA.
4. RELIGIÓN.
4.1. LA RELIGIÓN
PAGANA.
4.2. LA APARICIÓN
DEL CRISTIANISMO.
5. CULTURA.
5.1. LITERATURA.
5.2. FILOSOFÍA.
5.3. CIENCIA Y
TECNOLOGÍA.
5.4. DERECHO.
6. ARTE.
BIBLIOGRAFÍA
GENERAL.
BIBLIOGRAFÍA DE
GRECIA.
BIBLIOGRAFÍA DE
ROMA.
INTRODUCCIÓN.
La UD se plantea
como un resumen y visión general de la civilización grecolatina: Grecia y Roma
en la Antigüedad.
Resumen.
La civilización
grecolatina tiene una importancia vital para explicar el pasado de la civilización occidental. Es una herencia que
perduró escondida en la Edad Media para alumbrar con renovado vigor en la Edad
Moderna y que advertimos aún hoy en la lengua, urbanismo, economía, arte, política,
derecho, matemáticas, física, historia, geografía, filosofía, poesía...
Grecia originó
muchos de los avances anteriores y nos legó una cultura antropocéntrica, pues
incluso su religión, derivada de los mitos, fue humanizada, la primera en
valorar la libertad individual como elemento esencial de la naturaleza human.
Roma, por su parte,
fue la intermediaria entre Grecia y nosotros, y valoró más los principios de
autoridad y gobierno que son necesarios para ejecutar los ideales humanos.
La economía
grecolatina era predominantemente agrícola, con la célebre “tríada
mediterránea” del trigo, la vid y el olivo. También la minería, la pesca, la
artesanía, el comercio se difundieron en la sociedad antigua, que vivió el auge
de las ciudades y la integración del Mediterráneo en un único mercado, foro de
intercambio de productos, hombres e ideas. Pero era una economía basada en un
sistema esclavista, lo que redundó en una profunda división social y en una
falta de estímulos para la innovación técnica, lo que explica su decadencia
final.
Griegos y romanos
procedían de un mismo origen indoeuropeo, lo que explica la semejanza de sus
sociedades, idiomas y religiones, y tuvieron una notable continuidad cultural,
pero les distinguen su historia y otros rasgos.
I. LA CIVILIZACIÓN
GRIEGA.
INTRODUCCIÓN.
La antigua Grecia se
extendía por el sur de la península balcánica, las islas del Mar Egeo y las
costas de la península de Anatolia. Estos territorios del Mediterráneo oriental
constituyeron la llamada Hélade, espacio donde se desarrolló fundamentalmente
la civilización griega o helénica, que fue la primera gran etapa de nuestra
civilización occidental y que más tarde se extenderá por las colonias en la
Magna Grecia del sur de Italia y en otros lugares del Mediterráneo.
Grecia es
considerada hoy día como la cuna de la civilización occidental. Efectivamente,
de Grecia hemos recibido una manera concreta de entender al mundo y al hombre,
un sistema de gobierno democrático y unas normas artísticas que basan sus metas
en la belleza ideal, en la armonía y en el equilibrio. La civilización griega
se basa en el triunfo de la razón, fundamento de la filosofía, de la técnica y
de la ciencia que caracterizan a nuestro mundo occidental.
1. LA HISTORIA DE LA
CIVILIZACIÓN GRIEGA.
1.1. LA ÉPOCA
PREARCAICA Y ARCAICA.
La civilización griega tuvo sus más hondas raíces en las culturas cicládica, minoica y micénica.
Esculturas cicládicas.
La cultura cicládica surgió en la Edad del Cobre en los milenios V y IV aC en las islas Cícladas, en el centro del Mar Egeo, como la de Keros, que se enriquecieron con la minería de la obsidiana y el comercio, y desarrollaron un arte muy interesante de pequeñas estatuillas como ofrendas para sus santuarios, y que son muy admiradas en la actualidad.
La cultura minoica o cretense, desarrollada en la Edad del Bronce en los milenios III y II aC, se basaba en la agricultura, la arteanía y un rico comercio marítimo.
La civilización micénica o aquea, de carácter militar y aristocrático, sustituyó a la civilización cretense h. 1400 aC aproximadamente, y su centro fue la Grecia continental, sobre todo en el Peloponeso.
Mapa de las civilizaciones micénica y minoica.
La civilización
minoica.
Las comunidades
agrarias neolíticas establecidas en las tierras bañadas por el mar Egeo se
vieron profundamente afectadas por la llegada de la metalurgia del cobre en el
III milenio aC. El comercio de los metales y la fabricación de nuevas armas
dieron superioridad a unos pueblos sobre otros y produjeron cambios en su
organización.
La isla de Creta,
montañosa pero fértil, favorecida gracias a su situación geográfica por la
influencia de las grandes civilizaciones orientales, adquirió desde finales del
III milenio un papel preponderante en la zona del Egeo. Su esplendor se inició
h. 2000, época en la que la ciudad-estado de Cnosos dominaba en la isla, junto
a las ciudades de Mallia, Faistos y Zakro. Hay otros centros menores, como
Hagia Triada.
La sociedad cretense
debió de estar rígidamente gobernada por
poderosos príncipes. El rey Minos (el término significa “rey”) del que hablan
los testimonios más antiguos pudo ser un rey o una dinastía que gobernó sobre
la isla y creó una talasocracia o imperio marítimo.
La economía
cretense, sobre una base agrícola, evolucionó hacia el comercio marítimo. La
aplicación del torno a la cerámica y el dominio
de la metalurgia impulsaron un comercio de exportación e importación. Los
cretenses, junto a productos agrícolas exportaban sus manufacturas e importaban
materias primas: cobre de Chipre y estaño de la Europa occidental. Al tiempo,
los cretenses desarrollaron un papel muy rentable de intermediarios comerciales
entre sus pueblos vecinos. El comercio propició el desarrollo de la vida
urbana.
Pórtico del palacio de Cnossos.
Fresco de la Tauromaquia del palacio de Cnossos.
Fresco minoico del palacio de Cnossos.
El arte cretense se
desarrolló en la construcción de los palacios y sobre todo en la decoración con
frescos figurativos de sus interiores. Además, había una espléndida artesanía
en cerámica y orfebrería. Las formas artísticas, que en su origen debieron
tener inspiración religiosa, sufrieron una evolución consecuente con los
cambios de vida y de mentalidad de la sociedad. Dejaron de ser objetos sagrados
y pasaron a tener sentido propio, dirigidos a la simple contemplación. El arte
minoico influyó, al parecer, en el egipcio.
La civilización
micénica.
La civilización
micénica se extendió por casi toda Grecia entre 1600 y 1200 aC, especialmente
en el Peloponeso. Los aqueos, h. 1450-1400, incluso invadieron el área cretense
y arruinaron su civilización. Los aqueos construyeron grandes ciudades-estado
amuralladas, como Tirinto, Pilos y Micenas (de donde viene el nombre convencional
actual de civilización micénica). Su lengua era indoeuropea, una variante
arcaica del griego, como denota la escritura lineal B de las tablillas que se
usaban para la contabilidad de los palacios.
Ciudad de Micenas.
La sociedad, según
la describió Homero, era una sociedad de guerreros gobernada por una monarquía
que se apoyaba en la aristocracia terrateniente para dominar a la población de
campesinos y esclavos. Los reyes vivían en palacios que tenían funciones
religiosas, militares y económicas. La tradición homérica, sin embargo, no es
una fuente histórica fiable sobre sus costumbres y organización social, porque
es cuatro siglos posterior.
La economía se basó
en la agricultura, pero el comercio fue ganando en importancia hasta convertir
a los aqueos en los sucesores de los cretenses. En este contexto se explica la
guerra de Troya cantada por Homero: Troya fue atacada porque competía con los
aqueos.
Tumba de Atreo en Micenas.
Puerta de los Leones en Micenas.
El arte destacó en
la construcción de ciudades amuralladas con enormes muros ciclópeos y de
grandes tumbas de tipo familiar, con cámara de falsa bóveda y corredor, como la
tumba de Atreo. Los aqueos destacaron también por los trabajos de orfebrería
hechos con oro y otros metales.
La caída de la
civilización micénica.
La civilización
micénica fue modificada profundamente h. 1200 tras la invasión de nuevos
pueblos, los dorios y jonios, que penetraron en el espacio griego y desplazaron
a los aqueos. Homero, en realidad, refleja en la Iliada y la Odisea
el caos provocado por la invasión de los dorios, procedentes de los Balcanes,
en la península griega durante el siglo XII, a resultas de lo cual la
estructura política y económica de la Grecia micénica se derrumbó y determinó
la huida de sus anteriores pobladores, entre ellos los aqueos, hacia el mar
Egeo y las costas de Asia Menor, con sus destructivos efectos sobre Creta y
Troya.
Los “siglos
oscuros” y el renacer.
El país permaneció
pobre y aislado, casi sin historia, en los llamados “siglos oscuros”, hasta
después del 900, cuando se comenzaron a restablecer las relaciones comerciales
con Italia y Siria. La escritura fue recuperada c. 750, por influjo fenicio a
través del comercio. Fue una innovación fundamental que se transmitió por el
mundo griego con algunas variantes. Se consolidó la fragmentación política,
pese a que había una gran unidad cultural y lingüística.
El movimiento
colonizador.
Había precedentes
del movimiento colonizador, pero a partir del 750 los movimientos de población
fueron más masivos, organizados, con un planeamiento político: en el continente
el poder asirio amenazaba a los griegos y estos huyeron hacia el Oeste del
Mediterráneo. Había un exceso de población junto a una carencia de tierras de
calidad (además dominadas por la aristocracia), por lo que el descontento
social y político exigía una válvula de escape en la emigración. Otro factor
fue el comercio, pues el vino, el aceite y la cerámica necesitaban de mercados
exteriores. Por último, había un deseo de aventuras, de acuerdo al ideal
homérico en la Odisea.
El resultado fue la fundación de nuevas ciudades (polis llamadas colonias) en lugares con facilidad para el acceso marítimo, buenas defensas naturales y tierras de cultivo. La población en su mayoría era griega y mantenía la cultura, la lengua y los vínculos políticos con la ciudad madre de la que provenía. Su forma urbana era muy parecida a la de la ciudad de origen.
Recreación de una típica colonia griega, con el puerto, la ciudad amurallada y la acrópolis (véase que el modelo escogido es la de Atenas).
Mapa de la colonización griega (azul) y fenicia (rojo) en el Mediterráneo.
Primera fase
(750-650).
Su finalidad fue la
búsqueda de tierras de cultivo para asentar a los excedentes de población. Se
dirigió a Sicilia y sur de Italia. Los Estados de origen fueron las ciudades
eubeas Calcis y Eretria, junto a Corinto y Megara.
Segunda fase
(650-550).
Hay una gran ampliación
geográfica del movimiento colonizador, que alcanza al extremo oeste del
Mediterráneo y tiene más Estados de origen. Se fundan ciudades desde Ampurias
(Hispania) y Massilia (Galia) hasta Cirenaica, Egipto y el Mar Negro. Destacan
en esta fase en su actividad colonizadora Mileto (hacia el Mar Negro), Focea,
Samos, Creta y Rodas (Ampurias, Massilia, Sicilia), y las mismas colonias de
Sicilia y la Magna Grecia (el sur de Italia), convertidas a su vez en activos
centros de emigración y colonización. Un nuevo factor esencial de esta fase fue
el comercio, compartiendo importancia con la búsqueda de tierras. Algunas
fundaciones son muy pequeñas, en lugares estratégicos para el comercio.
Como resultado, la
cultura griega se difundió por la mayor parte del norte del Mediterráneo,
impregnando las culturas de Italia, Galia e Hispania y asentando su influencia
sobre el naciente pueblo romano.
La polis griega y
la evolución de su estructura política: de la monarquía a la tiranía.
Grecia es un país
montañoso dividido en pequeños valles con recortadas costas, lo que facilita
más el comercio marítimo que el terrestre. Estos valles fueron los núcleos de
pequeños Estados, que evolucionaron a ciudades-estado durante el siglo VIII,
con formas institucionales propias, primero una monarquía no absoluta y después
con la tiranía, antes de evolucionar a la democracia en muchas ciudades.
La polis es el
conjunto de la ciudad y del territorio. Era una comunidad tanto política como
religiosa, unida por una ciudad con su acrópolis que albergaba el templo de la
divinidad principal de la ciudad. El oikos
es el hogar (o la familia), la célula básica, a efectos de herencia o reparto.
El genos (agrupación de oikos), reúne a los descendientes de un
antepasado común, mítico por lo general, con posesiones que a menudo coinciden
en su lugar. La estructura social de la genos
la componen una clase de nobles terratenientes y una clase de hombres libres
pero unidos por clientela a la aristocracia. Los esclavos estaban excluidos.
Las instituciones
básicas son tres:
- Arcontes. Son los magistrados
que administran el Estado, con poderes detraídos de la monarquía. La
aristocracia ocupó al principio estos cargos mientras el rey, el basileus, se limitaba cada vez más a sus
funciones religiosas.
- El consejo (boulé). Es un consejo de composición
aristocrática, con la función de asesorar a los arcontes y la Asamblea, y administrar
la justicia.
- La Asamblea (eklesia). Es la reunión de todos los
ciudadanos. En ella reside toda la soberanía popular, con funciones legislativas,
de elección de los arcontes (a veces de los consejeros de la boulé), relaciones exteriores, asuntos
religiosos, el urbanismo y la moneda.
La mejora de la
economía gracias al comercio y la colonización permite que aparezca la moneda,
aunque tardíamente. Al principio sólo se comerciaba con el trueque, estimando
el valor en bueyes, caballos o mujeres, para usarse después los metales. De
estos se pasó a la acuñación de la moneda de metal, con un valor estable y una
garantía del poder público. Nació en Lidia c. 660 y llegó a Grecia c. 620 en
Egina, luego por Corinto y Atenas c. 590 y en Eubea c. 530. La finalidad de su
difusión era no tanto el comercio como las necesidades políticas: el pago de
mercenarios, obras públicas, ofrendas a los dioses, tasas, multas, etc.
Durante los siglos
VII y VI algunos aristócratas se alían con las clases dominadas (artesanos y
campesinos) en contra de la monarquía y del resto de la nobleza terrateniente,
y se convierten en tiranos (dictadores). El poder aristocrático monárquico u
oligárquico es derrotado por estos individuos que se limitan a acaparar los
órganos de poder para sí mismos y sus partidarios, con una continuidad
institucional que enmascara un absoluto poder personal. Su política de favorecimiento
de los campesinos, comerciantes y artesanos, junto a las obras públicas, les
ganó un fuerte apoyo, pero luego las tiranías tendieron a ser hereditarias mientras
que los sucesores eran menos brillantes que los fundadores. Sucesivas crisis
(guerras civiles, destierros) eliminaron las tiranías, que a menudo quedaron
como una transición entre la oligarquía y la democracia. El caso de Atenas es
el más representativo de esta evolución monarquía-tiranía-democracia.
1.2. LA ÉPOCA
CLÁSICA.
Hubo tres periodos
básicos en la historia de Grecia en el siglo V, con Atenas en el centro de los
acontecimientos:
1) El aumento del
poder de Atenas durante las guerras médicas contra los reyes persas Darío I y
Jerjes, que se iniciaron con la represión persa de la rebelión de lo griegos
jonios (496-493) y la posterior invasión de Grecia para castigar a Atenas y
Eretria por su apoyo a los rebeldes, pero Atenas logró la victoria de Maratón
(490).
Más tarde, Jerjes
lanza una masiva invasión, que ocupa gran parte del país excepto el Peloponeso,
pero los griegos, sobre todo las ciudades de Atenas y Esparta, dirigidos por
Milcíades, logran la gran victoria naval de Salamina (480) y la terrestre de
Platea (479), gracias a la superioridad griega en buques, armamento y espíritu
militar.
Sigue la formación
de la Liga marítima de Delos, dirigida por Atenas, para acabar con la amenaza
persa y asegurar la hegemonía de las democracias.
2) El auge de Atenas
durante el gobierno de Pericles (493-429), que comienza h. 461 y acaba a su muerte.
Asegura el predominio marítimo y comercial de Atenas, contiene el peligro
persa, atrae a numerosos artistas y escritores, construye los monumentos de la
Acrópolis. La ciudad de Atenas alcanza su cima en la política, la cultura y el
arte.
3) La decadencia de
Atenas en la guerra del Peloponeso (431-405), entre las dos grandes
coaliciones, la democrática acaudilladas por Atenas, y la oligárquica liderada
por () y Esparta, que termina con la victoria final de los espartanos, que
imponen una efímera tiranía a los ateniensees (405-403). Atenas era superior en
el mar y Esparta en tierra, lo que explica la larga duración del conflicto, en
el que hubo treguas. Atenas había sido diezmada por la peste (431-426), en la
que murió el propio Pericles, y luego por el desastre de la expedición de
Alcibíades a Siracusa (415-413), y finalmente sucumbió incluso en el mar en la
batalla de Egospotamos (405).
Armamento (panoplia) del hoplita.
El Estado
ateniense.
El ejemplo máximo de
evolución política griega fue la ciudad de Atenas en el siglo V, opuesto al modelo
aristocrático de Esparta. Atenas dominada la península del Ática, con una rica
agricultura del vino y del aceite, minas de plata y una gran actividad
artesanal y comercial (puerto del Pireo), lo que aseguraba una amplia clase
media, que vivía gracias al trabajo de numerosos esclavos. Desde el 507, con
Clístenes, había un régimen democrático.
La democracia
ateniense.
Pericles.
La democracia es un
sistema político en el que el pueblo ejerce la soberanía, directamente o a
través de representantes elegidos. El término, que en griego significa
“gobierno del pueblo”, se aplica en la Antigüedad sobre todo a la democracia
ateniense, establecida a fines del siglo VI. Se basaba en los conceptos de la isonomía, la igualdad de los ciudadanos ante la ley; de la isotimía, la igualdad de
acceso a los cargos públicos mediante elección o sorteo; y de la isegoría,
el derecho de todos a hablar ante la asamblea popular y los tribunales.
En Atenas el demos
(pueblo o municipio) dominaba la vida política: el ciudadano tenía el nombre
del demos junto al suyo privado. Había tres grandes órganos políticos:
- La eklesia
(asamblea de los ciudadanos) era el principal poder. La ciudad se dividió en
diez tribus, para votar. El ostracismo permitía cada año votar el exilio de una
personalidad amenazadora para el equilibrio político: no condenaba un delito,
sino que intentaba evitarlo.
- El boulé
(consejo) de 500 buleutas (50 por tribu), controlaba la administración. Se
dividía el gobierno por décimas partes del año.
- Los magistrados
eran el arconte polemarca, nueve arcontes para la justicia, y diez estrategos
para el ejército.
La democracia
directa, que suponía la toma de decisiones en una asamblea a la que
teóricamente todos los ciudadanos tenían acceso, sólo era posible en un Estado
pequeño, en el que además la mayor parte del trabajo fuera realizado por no
ciudadanos: mujeres, extranjeros y esclavos. Atenas, en su apogeo, sólo tuvo
unos 20.000 a
30.000 ciudadanos (adultos masculinos libres). La Antigüedad no conoció formas
de democracia aplicables a ámbitos más amplios que el de la ciudad-estado y
Aristóteles afirmaba que una ciudad de más de 100.000 ciudadanos no podía ser
una polis.
Los principales
pensadores griegos fueron críticos respecto a la democracia: Sócrates pereció a sus
manos, Platón la rechazó, Aristóteles consideraba necesario limitarla. El ideal
de una constitución mixta, como preferible a las formas puras de monarquía,
oligarquía y democracia, es propia del pensamiento clásico y ha sido muy
influyente hasta el siglo XX.
El Estado
espartano.
Esparta es el otro
modelo griego. Domina el sur de la península del Peloponeso y dirigirá la Liga
Doria, vasta alianza de ciudades rurales y comerciales, opuesta a la Liga de
Delos.
Esparta es una
ciudad-estado rural, conservadora, militarizada, basada en la opresión de una
minoría aristocrática y armada (los espartiadas) sobre una población de
campesinos siervos (los ilotas). Había dos reyes, que gobernaban conjuntamente
y dirigían el ejército, el más poderoso de Grecia hasta mediados del siglo IV.
Pero el poder civil estaba en manos del Senado, con los dos reyes y 28
ancianos, guiados por cinco éforos (superintendentes).
1.3. LA ÉPOCA
HELENÍSTICA.
Sigue a continuación
un periodo de destructoras guerras civiles en la primera mitad del siglo IV,
entre Esparta, Atenas y Tebas, en el que se debilitan las ciudades-Estado. El
periodo de dominio de Esparta duró poco más de treinta años, hasta las
victorias tebanas de Leuctra (371) y Mantinea (362).
Macedonia: Filipo
II y Alejandro Magno.
El reino norteño
(helenizado) de Macedonia, rico en cereales, oro y madera, gracias a los reyes
Filipo II y Alejandro Magno alcanzó la hegemonía sobre el Mediterráneo
Oriental.
Filipo II (359-336)
robusteció el poder real, venció en Queronea (338) a los tebanos y atenienses y
unificó a los griegos para atacar a los persas, en la Liga de Corinto, pero
murió asesinado antes de comenzar la invasión.
Alejandro, en un fragmento del mosaico de la batalla de Isos.
Su hijo Alejandro
Magno (336-323) fue un personaje polémico y fascinante, que recibió educación
cultural de su maestro Aristóteles y militar de su padre, participando como
príncipe en las guerras contra tracios e ilirios y en la batalla de Queronea.
Rey a los 20 años, se aseguró el dominio de Grecia antes de partir para la
conquista del enorme Imperio Persa del aqueménida Darío III, en una guerra triunfal
del helenismo contra el Oriente bárbaro (334-329).
El ejército
greco-macedonio venció en las batallas de Granico (334) e Isos (333) a
ejércitos persas mucho mayores, con lo que conquistó el Asia Menor; prosiguió
con la estratégica conquista de Siria y Palestina, tras los sitios de Tiro y
Gaza (332) y de Egipto, donde fue acogido como un libertador, un nuevo faraón.
Marchó finalmente al interior de Asia, y atravesó el Eufrates y el Tigris para
aplastar en Gaugamela (331) al resto del ejército persa, muy superior en
número. Asesinado por los suyos el rey aqueménida, Alejandro se coronó rey de
los griegos y los persas, comenzando una difícil política de unión de ambos
pueblos. Continuó la conquista hacia Asia Central y la India, pero sus tropas
no quisieron ir más allá del Indo (326) y tuvo que volver atrás.
Cuando planeaba la
conquista de Arabia y del Mediterráneo Occidental (Roma, Cartago...) murió de
fiebres en Babilonia, a los 33 años de edad (h. 13-VI-323). Su inmenso imperio,
que sólo su poderosa personalidad mantenía unido, fue repartido enseguida entre
sus generales, pues el hijo de Alejandro apenas había nacido y más tarde fue
asesinado.
Para algunos
historiadores sólo fue un afortunado aventurero y un aficionado a las borracheras, pero para la
mayoría abrió una nueva etapa de la historia universal y fue el modelo de gran
héroe guerrero del mundo antiguo. Extraordinario militar, tanto estratega como
táctico, en sus 11 años de campañas militares recorrió más de 26.000 km y nunca perdió
una batalla, aunque sufrió cientos de miles de bajas con sus extenuantes
marchas y sangrientas batallas. Pero fue mucho más, puesto que
concibió el proyecto de unificar política y culturalmente su Imperio,
fusionando las civilizaciones de Occidente y Oriente. Fundó, entre otras muchas
ciudades, la urbe de Alejandría de Egipto.
Los reinos
helenísticos.
Muchos historiadores
limitan el periodo helenístico entre la muerte de Alejandro Magno en -323 y la
destrucción de la Liga Aquea a manos de Roma y la destrucción de Corinto en
-146, y se incorporaron las ciudades derrotadas a la provincia romana de
Macedonia.
El imperio macedonio
se dividió a la muerte de Alejandro en -323 entre sus generales, los Diadocos,
la mayoría nobles macedonios: Antígono, Ptolomeo, Seleuco...
Se asentaron en
Europa y Asia varios Estados helenísticos: Macedonia, Egipto de los Ptolomeos,
Siria de los Seleúcidas, Pérgamo de los Atálidas (264-133)... en luchas
constantes entre sí por la supremacía.
En cuanto a la misma
Grecia, las ciudades-estado, bajo el control de Macedonia, se unieron en ligas
(Aquea, Beocia, Etolia), junto a las grandes ciudades de Atenas, Esparta,
Tebas. El intento postrero de Filipo V de dominar Grecia, provocó la reacción
de Roma, que aplastó a Macedonia en Cinoscéfalos (197 aC ) y Pidna (168), y
finalmente, a los últimos reinos helenísticos, en Magnesia (190) a los
seléucidas de Antioco III, y se anexionaron Grecia (Corinto fue destruida en
146), Pérgamo (por donación de Atalo III en 133), Asia Menor (liberada por el
tratado de Apamea en 188 y conquistada en los dos siglos siguientes) y Siria
(por conquista de Pompeyo en 64) y Egipto (por anexión en tiempo de Augusto, en
31 aC). Por otra parte, el reino seléucida sufrió grandes pérdidas
territoriales en el este, a manos de los bactrianos y finalmente de los partos,
el nuevo poder emergente en Asia, que se enfrentó con los romanos, hasta ser
sustituido por los persas sasánidas en 224 dC.
Los soberanos
helenísticos ejercieron un poder absoluto, autocrático, basado en la
burocracia, la Hacienda y el ejército (mercenarios griegos). El poder se
legitimaba con la Asamblea del ejército, la política matrimonial, el culto al
soberano, la capacidad política y militar del soberano.
Se fundaron
numerosas ciudades (a menudo de planta regular) con colonos y comerciantes
griegos, que extendieron su cultura, lengua y tecnología. Todo esto terminará
cuando Roma imponga su hegemonía.
2. SOCIEDAD.
Era una sociedad
relativamente igualitaria entre los ciudadanos, con una aristocracia
terrateniente no muy rica, una burguesía y un proletariado poco numerosos que
vivían en las ciudades de la artesanía y el comercio, y una amplia masa de
campesinos pobres.
Las clases sociales de la sociedad griega. Los metecos son los extranjeros.
En la base había los
esclavos, sin libertad personal, objeto de propiedad de los ciudadanos. Su cantidad
fue enorme en la Grecia clásica. En su mayoría bárbaros de Tracia, Asia Menor y
Mar Negro, también había griegos. Provenían de los prisioneros de guerra, niños
abandonados o vendidos, personas secuestradas e hijos de esclavos, aunque estos
últimos no fueron numerosos ni en Grecia ni en ninguna sociedad esclavista, por
el costo de la crianza. Al principio fueron considerados meros objetos, pero al
final las leyes les garantizaban una mínima protección (esta creció en Roma).
Sus condiciones de vida eran diferentes: atroces en las minas (en la atenienses
de plata de Laurion había decenas de miles de esclavos, que sufrían una gran
mortalidad), duras en el campo y moderadas en el servicio doméstico y la
artesanía en las ciudades.
Las mujeres estaban
preteridas en la escala social, realizando trabajos en el hogar, en el que
estaban casi siempre recluidas en el gineceo. Sus derechos legales eran
mínimos.
Las ciudades
dirigían la vida política y económica de las ciudades-estado, pero eran muy
pequeñas.
3. ECONOMÍA.
La economía griega
era agrícola, basada en la “tríada mediterránea” de cultivos (trigo, vid y
olivo), con una menor importancia de la ganadería, pesca y minería (la plata
del Ática y Tracia), la artesanía y el comercio. La esclavitud tenía una gran
importancia como fuente de trabajo, sobre todo en las ciudades.
En la época
helenística el comercio fue particularmente activo, lográndose una gran zona
comercial, que abarcaba desde Oriente hasta Occidente.
4. RELIGIÓN.
La religión griega,
como otros aspectos de la civilización, es el resultado de la combinación de un
conjunto de factores geográficos, políticos, sociales, económicos, raciales,
etc. El primer estadio de esta religión se encuentra en Creta, en la
civilización minoica. Esta religión, empero, sucumbió ante la invasión de los
pueblos indoeuropeos, que impusieron su cultura, aunque aprovecharon elementos
minoicos en su religión. La religión micénica, poco conocida, sufrió los
avatares de la invasión doria, portadores de nuevos ideales, que se fundieron
con los anteriores en la época arcaica, hacia los siglos IX-VIII aC.
Se pueden encontrar
los rasgos específicos de la etapa arcaica en las epopeyas homéricas, que
ejercieron un influjo poderosísimo en la formación de la conciencia religiosa
helénica. Homero, aunque no creó los dioses, sí organizó jerárquicamente el
mundo divino en el Olimpo bajo la soberanía de Zeus, como un señor que reina
sobre vasallos bastante rebeldes. En Homero apenas hay restos de magia, de
superstición o de culto a los muertos. Su religión fue una religión purificada,
aristocrática, que se opone a la religión popular de raíz agrícola, y desemboca
en un sistema fatalista y represivo, pues crea unas fronteras claras entre la
divinidad y los hombres. El intento de sobrepasarlas fue considerado un pecado
de soberbia (la hibris), una insolencia duramente castigada por los
dioses. Fue, asimismo, la base de la corriente apolínea de la religión arcaica,
con máximas délficas como “nada en exceso” y “conócete a ti mismo”.
Por contra, la
corriente dionisíaca, inspirada por el culto libre y orgiástico al dios
Dionisos, fomentó una unión mística entre el hombre y dios, mediante ritos
colectivos.
La religión griega
aportó la idea de que el mundo no había sido creado por los dioses, que sólo
habrían intervenido en su transformación. El mundo, que existía en forma de
caos, se transformó sucesivamente hasta convertirse en orden (cosmos),
como explica el poeta Hesíodo.
Dado que en la
Grecia antigua no existió una clase sacerdotal ni un cuerpo dogmático de
doctrina, los filósofos y los poetas tuvieron libertad para elaborar sus
propias creencias e interpretaciones, y, de este modo, al lado del culto
oficial de la ciudad, con un ritual y unos cultos establecidos oficialmente,
surgió una religiosidad personal que se interesaba por el sentido del mundo y
del sufrimiento. Esta religiosidad griega incluso tendió al monoteísmo (en los
casos de Esquilo, Píndaro, Eurípides, Platón). En conjunto, manifestó un gran
equilibrio de los diversos elementos que la constituían, hasta la época de
Alejandro, cuando se evidenció una crisis política del modelo de la polis y
también una crisis religiosa debido a la
influencia de las religiones orientales y el desarrollo del racionalismo.
Entonces, los sabios se separaron de los rituales tradicionales y se abocaron a
aceptar las divinidades orientales o a desarrollar las doctrinas monoteístas de
ascendencia platónica, sobre todo el neoplatonismo elaborado por Plotino, tal
vez el mayor contrincante intelectual del primer cristianismo.
En un sentido más
específicamente ritual, la griega es una religión mitológica, politeísta, con
múltiples dioses para las distintas tribus griegas de origen indoeuropeo por
etnia y religión pero con una unidad básica por la fusión cultural y étnica y
la existencia de los oráculos de Delfos, Delos y Olimpia, que dominaban gran
parte de las decisiones de colonización, guerras, paces, etc., y recibían la
visita y la ofrenda de los ciudadanos. Los templos y los santuarios se
beneficiaron de una religiosidad entendida como competencia de los individuos y
los Estados para ganarse el favor de los dioses. Nunca hubo una casta
sacerdotal desarrollada, sino que los ciudadanos más prestigiosos se turnaban
en los cargos, salvo algunas excepciones como las vestales y los augures.
Los dioses eran
poderosos, benévolos y duros a un tiempo, con apariencia y cualidades humanas
en sus virtudes y vicios. Zeus y su esposa Hera eran los señores del Olimpo,
donde estaban rodeados por los otros dioses. Zeus provocaba la lluvia, los
rayos y truenos, mantenía el orden y la justicia en el mundo. Atenea protegía a
Atenas y a los artesanos, Poseidón a Corinto y a los navegantes, Apolo a la
juventud, Afrodita al amor, Ares a los guerreros.
Era una religión
dominada por los ritos y las fiestas alegres. La adivinación y los cultos
mistéricos se extendieron entre el pueblo llano. En Eleusis se celebraban los
famosos cultos mistéricos a Démeter, Dionisos y Orfeo. También creían en la
existencia de criaturas fantásticas: ninfas, sátiros, centauros, Gorgona,
arpías, esfinges... todas ellas relacionadas con las fuerzas misteriosas de la
naturaleza, y que se suponía que vivían en los bosques, en las proximidades de
las fuentes y en las colinas.
En Olimpia se
desarrollaron desde 776 aC a 393 dC los Juegos Olímpicos, cuatrienales, con un
carácter tanto deportivo como religioso (en honor de Zeus), verdaderas fiestas
panhelénicas, en las que se suspendían las guerras y que han sido el modelo
para los actuales Juegos Olímpicos.
5. CULTURA.
Los griegos tenían
una cultura común gracias sobre todo al idioma, el griego, una lengua
indoeuropea, dividida en varios dialectos, con tres principales: jonio, dórico
y ático, el último de los cuales, debido al influjo de Atenas, se convirtió en
el dialecto de la literatura y la filosofía.
Su alfabeto se formó
h. 750 aC casi al mismo tiempo que Homero compuso sus obras. Su origen es
semita (a través del comercio fenicio): las palabras alfa, beta y gamma son los
términos semitas para buey, casa y camello.
5.1. LITERATURA.
La literatura griega
nació con las canciones. Las dos primeras obras son la Iliada y la Odisea,
poemas épicos de Homero que marcaron la cultura poética y la educación de los
griegos durante siglos, y son una gran fuente histórica. Los primeros poemas
épicos eran narraciones de acciones heroicas. Evolucionan a una literatura
lírica y elegíaca, para dar paso a la poesía gnómica de contenido moral y a la
gran poesía clásica, y finalmente a la prosa histórica de Tucidides y Heródoto y a la filosófica de
los presocráticos y Platón.
El teatro derivó de
la poesía, con los géneros de la comedia (humor, cotidianeidad, costumbres
populares) y la tragedia (grandes asuntos humanos y religiosos) y grandes
dramaturgos en las tragedias de Esquilo, Sofocles y Eurípides, y en las
comedias de Aristófanes y Menandro, que competían en los festivales sagrados.
5.2. FILOSOFÍA.
La filosofía, que se
confunde al principio con el mito y la ciencia nació en Mileto (Asia Menor) a
comienzos del siglo VI aC, como una forma de poesía que se interrogaba sobre
las grandes cuestiones del hombre: la naturaleza, el alma humana, el
conocimiento... Se pasó pronto de las explicaciones míticas, con una
imaginación acrítica, a las explicaciones racionales del logos, propias de la razón crítica. El pensamiento racional aparece
así en la humanidad. Sus grandes figuras son: Tales, Anaximandro, Anaxímenes,
Heráclito, Parménides, Jenófanes, Demócrito, Sócrates, Platón, Aristóteles...
La Academia platónica y el Liceo de Aristóteles fueron escuelas filosóficas de
extraordinaria influencia en la cultura de la Antigüedad y su influjo ha
llegado a nosotros.
La doctrina de Platón
(427-347), discípulo de Sócrates, se basa en el dualismo del mundo natural y el
ideal. La materia es una copia imperfecta del mundo eterno e inmutable de las
ideas, presidido por la idea del bien. En la República planteó su teoría
del Estado ideal, a la vez aristocrático y colectivista, regido por filósofos.
La doctrina de Aristóteles
(384-322), discípulo de Platón y, a su vez, preceptor de Alejandro Magno, se
basa en la distinción entre materia y forma: la materia da realidad a cada ente
individual, pero las formas son universales y pueden ser captadas mediante la
abstracción, lo que hace posible el conocimiento científico.
5.3. CIENCIA.
Como derivación de
la filosofía se desarrolló la ciencia, con el médico Hipócrates, los geógrafos
Estrabón y Ptolomeo, los astrónomos Hiparco y Ptolomeo (el mismo geógrafo
anterior, autor de la teoría geocéntrica que sitúa a la Tierra como centro del
Universo), la historia de Heródoto y Tucídides (Historia de la guerra del
Peloponeso). También crecieron las matemáticas (Pitágoras, Euclides), la
física (Arquímedes) y la biología (Aristóteles y Teofrasto).
6. ARTE.
El arte griego es un
arte del hombre, medida de todas las cosas. La técnica es excelente, basada en
la repetición de modelos, constantemente perfeccionados, que en arquitectura
será el sistema arquitrabado (dicho también adintelado), con los tres órdenes
clásicos del dórico, jónico y corintio. La belleza se basa en la proporción,
armonía y simetría. Destacan los templos, los edificios públicos de la
administración y la vida pública (teatros, buleuterion, stoas, gimnasios,
estadios), la escultura de temas humanos, la pintura (de la que nos quedan
pocos restos) y la cerámica pintada.
El arte griego
evolucionó desde la rigidez del arte arcaico, hasta la perfección ideal de la
época clásica y culminó en el realismo del periodo helenístico.
Acrópolis de Atenas, sede de los principales templos de la ciudad,
El Partenón, el principal templo de Atenas.
II. LA CIVILIZACIÓN
ROMANA.
INTRODUCCIÓN.
Roma, una pequeña
ciudad del centro de la península itálica, conquistó y dominó todas las tierras
que rodean el mar Mediterráneo, constituyendo un imperio de una extensión sin
precedentes, desde el desierto de Arabia y los montes del Cáucaso hasta la
península Ibérica, y desde el desierto africano hasta Britania y los ríos Rin y
Danubio. Roma dotó a toda esta diversidad de pueblos de un alto grado de
unificación política, social y cultural. A través de este proceso de
romanización, estos territorios se integraron, en mayor o menor grado, en un
marco de civilización común.
La historia de Roma
arranca con la mítica fundación de la ciudad en el 753 aC y acaba con la caída
del Imperio de Occidente en el 476 dC. La influencia de Roma sobrevivió a su
poder político, dejando su huella incluso en algunos de los factores que
provocaron su desintegración como el cristianismo y los pueblos germánicos.
En Hispania
(España), uno de los territorios donde dejaron más huella, los romanos nos
legaron un extraordinario patrimonio arqueológico, el idioma (el castellano, el
catalán y el gallego son lenguas procedentes del latín), la estructura
urbanística (la mayoría de las ciudades se fundaron entonces), el derecho e
incluso la red básica de carreteras.
1. LA HISTORIA DE LA
CIVILIZACIÓN ROMANA.
1.1. LOS ORIGENES DE
ROMA: LA MONARQUÍA.
Los datos que
conocemos sobre el origen de Roma están envueltos en la leyenda. La ciudad de
Roma se fundó en el 753 aC
y sus primeros habitantes fueron pastores y agricultores que habitaban las
colinas de la orilla izquierda del río Tíber y que se confederaron en la liga
de las Siete Colinas. Eran una tribu de ítalos, los latinos, a los que pronto
se sumarán los sabinos, estableciendo poco después una monarquía alternativa
(el mito de Romulo y Remo), hasta que son conquistados por los etruscos en el
siglo siguiente.
Los etruscos
marcaron con su influencia el urbanismo, el arte, la sociedad y las instituciones
romanas. Los reyes etruscos, vitalicios pero no hereditarios, controlaban el
ejército, administraban la justicia y eran la máxima autoridad religiosa.
Ampliaron el territorio, construyeron una sólida muralla (los llamados muros
servianos, por el rey Tulio Servio), edificios de piedra, alcantarillado
(Cloaca Máxima)...
Mapa de las siete colinas de la Roma Antigua.
1.2. LA REPÚBLICA.
Los abusos de la
dominación extranjera de los reyes etruscos provocaron la sublevación del
pueblo romano y la proclamación de la República en el 509 aC , concediendo la
suprema autoridad al Senado, encarnación de la aristocracia.
Las instituciones
republicanas.
En los siglos
siguientes las instituciones se fueron adaptando flexiblemente, a medida que el
territorio y la población aumentaban y la sociedad se hacía más compleja.
El Senado es la
institución básica del gobierno romano. El Senado fue variando en su
composición y funciones, al principio casi totales. Generalmente lo componían
300 patricios, elegidos por cooptación.
Los magistrados
principales eran los cónsules (dos, con poderes ejecutivos), los pretores (con
poder judicial y administrativo), los cuestores (con poder administrativo sobre
la economía) y los censores (con poder sobre el censo de ciudadanos y sobre las
costumbres). El dictador asumía todos los poderes por tiempo de un año cuando las
circunstancias políticas eran muy peligrosas por invasiones o guerras.
Los plebeyos
consiguieron entre los siglos IV y III aC plenos derechos políticos y civiles,
entre ellos la elección del tribuno de la plebe (un magistrado que defendía sus
intereses con el derecho de veto), una ley común para todos (la ley de las Doce
Tablas), el acceso a las magistraturas y al consulado, la abolición de la
esclavitud por deudas, y la legalización del matrimonio de los patricios y
plebeyos.
La expansión.
El republicano es un periodo de gran expansión territorial: gracias a la fuerza del ejército popular integrado por legiones de soldados que eran pequeños propietarios con derechos políticos, una hábil diplomacia y la energía del núcleo dirigente.
Los romanos comenzaron la conquista de las zonas vecinas, y, a principios del siglo IV aC, habían conquistado la importante ciudad etrusca de Veii. Tras un revés temporal causado por la invasión de los galos (una tribu celta), los romanos continuaron anexionándose grandes zonas de Italia; a principios del siglo III aC la mayor parte de Italia central y septentrional era romana. Al contrario que los griegos, los romanos conectaron sus dominios con carreteras y garantizaron la total o parcial ciudadanía a los asentamientos situados fuera de Roma, una política que finalmente dio lugar a una lengua y una cultura más o menos uniformes.
La expansión de Roma por Italia.
En las llamadas Guerras Pírricas (280-271 aC), Roma consiguió el control de la Italia meridional griega, la llamada Magna Grecia, y, al absorber esta zona, se helenizó en parte.
La conquista puso a Roma en confrontación directa con Cartago, una antigua colonia fenicia del norte de África, por el control del Mediterráneo occidental, en las guerras con Cartago, las famosas tres Guerras Púnicas: la primera en 264-241; la segunda, sobre todo contra Aníbal, en 218-201; y la tercera en 146, Roma obtuvo la victoria y con ella el control de Sicilia (tras tomar la ciudad siciliana de Siracusa en 212), Córcega, Cerdeña, y el norte de África.
Como directa consecuencia los romanos siguieron gradualmente con la conquista de Macedonia y Grecia, que se convierte en provincia tras la destrucción de Corinto en 146, mientras que Atenas es tomada en 86. Limpiaron los mares de piratas y extendieron sus carreteras por toda la región, con lo que facilitaron las comunicaciones y favorecieron la unión cultural. Esta amalgama cultural romano-helenística fue bilingüe: el latín dominó al oeste y el griego al este.
Los romanos emprendieron también la conquista de Hispania; al respecto, hay que anotar que el dominio romano de la península Ibérica no fue fácil, pues tardó casi dos siglos (212-25), y entre los episodios de resistencia se hizo célebre la defensa de Numancia, cuyos habitantes prefirieron morir antes de entregarse. Frente a los romanos, el héroe peninsular Viriato inventó un tipo de acción militar que se hizo célebre, la guerra de guerrillas.
La expansión siguió con la rápida anexión de la Galia con Julio César h. 50, el Asia Menor en los dos siglos siguientes al tratado de Apamea con Antioco III (188) y tras la victoria contra Mitrídates de Ponto, la toma de Siria (64) y, al final de la guerra civil la conquista del Egipto de Cleopatra (31)...
No fue una conquista
de ritmo continuo, pues a menudo prevalecían tendencias aislacionistas, pues, por ejemplo, el Senado aceptó a regañadientes la donación de Pérgamo por Atalo
III en 133 e incluso rechazó la de Egipto por Ptolomeo Alejandro I en 88, pero
finalmente triunfaron los intereses del partido expansionista compuesto por
senadores y caballeros de actividades comerciantes y financieras.
En 44 aC, a
la muerte de Julio César, Roma controlaba el Mediterráneo, ya directamente o a
través de su influencia en los gobernantes nativos. Sólo el imperio de Partia
(en el Irán actual) era un contrincante grande e independiente.
Como resultado un
enorme botín en oro, plata o esclavos enriqueció a Roma, convertida en el gran
centro comercial y financiero del Mediterráneo.
En este proceso
aumentó la diferenciación social, con una clase senatorial poseedora de grandes
latifundios, una clase media de caballeros (equites)
dedicados a la actividad comercial y financiera, una amplia clase baja de
campesinos, a menudo arruinados por las guerras y que entonces se dirigían a la
capital para vivir del reparto gratuito de alimentos y, por último, una inmensa
masa de esclavos, que eran la principal fuerza de trabajo en la ciudad.
Los esclavos no eran
considerados personas sino cosas, propiedades o mercancías, que no podían
contraer matrimonio, aunque después pudieron elegir compañera entre las
esclavas y vivir en un régimen matrimonial llamado contubernium.
Realizaban todo tipo de trabajos: doméstico, agrícola, artesanal... Los
esclavos que conseguían la libertad eran llamados libertos, y constituyeron una
gran parte de la amplia clase media.
La revolución social
agraria de los hermanos Graco (133 y 121 aC), apoyada por los campesinos sin
tierras, terminó en un sangriento fracaso y abrió paso a las luchas civiles
entre los principales generales del ejército (el nuevo sujeto político
dominante) para conseguir la primacía política. Los itálicos se convierten en
ciudadanos romanos en 89 aC, tras la guerra itálica que hicieron para conseguir
sus derechos. Las rebeliones de los esclavos, varias de las cuales estallaron
en Sicilia, aunque la más peligrosa lo hizo en Italia, comandada por Espartaco,
fueron reprimidas ferozmente.
La crisis
republicana.
En el siglo I aC la
forma republicana de gobierno entra en crisis, debido a que la gran extensión
del dominio romano y la diversidad de intereses sociales impedían un gobierno
consensuado como el republicano. Así aparecen los sucesivos triunviratos y las
sucesivas guerras civiles entre Mario y Sila, Pompeyo y César, Antonio y
Octavio, desapareciendo en el -27, cuando César Octavio es nombrado Augusto por
el Senado, iniciándose así el Imperio.
1.3. IMPERIO ROMANO.
Augusto.
El Imperio fue
aceptado mal por la clase senatorial, pero fue muy apoyado por la clase de los
caballeros y las masas populares, cansadas de la continua guerra civil y del
caos político, y que aspiraban a subir en la escala social. Augusto reunió en
su persona los cargos de emperador, cónsul, tribuno de la plebe, pontífice
máximo... Su poder se asentaba sobre el apoyo de la clase senatorial, los
caballeros y el ejército (unos 300.000 soldados).
Mapa de la expansión de Roma.
El imperio en época de Claudio I (37-54).
El imperio en la época de Marco Aurelio (161-180), cuando arrecian las invasiones bárbaras en el Danubio. [https://arrecaballo.es/edad-antigua/invasiones-germanicas/invasiones-barbaras-en-tiempo-de-marco-aurelio-162-180/]
La nueva
expansión.
La expansión de Roma
durante el Imperio hasta el 117 (Trajano) fue rápida y enorme, hasta configurar
uno de los mayores imperios de la Historia, asimilando muchos aspectos de las
civilizaciones sometidas o vecinas, en especial de los etruscos y de los
griegos. El mundo clásico será la fusión de las civilizaciones griega y romana,
evolucionando a un modelo propio y original: Roma será el pilar de la cultura
occidental en el derecho, lengua, artes...
Las ciudades eran la
institución fundamental, con una gran autonomía real, con un derecho común que
fue universal con la extensión de la ciudadanía romana con Caracalla en 212. El
poder del Senado fue declinando a medida que se afianzó la supremacía del emperador.
Los cargos públicos republicanos se mantuvieron, aunque generalmente monopolizados
por el emperador y sus partidarios, con lo que los cargos de cónsul y senador
se extendieron a los provinciales.
La agricultura fue
la principal fuente de riqueza: trigo, vid, olivo, frutales. El comercio de
trigo, vino y aceite era muy importante en el abastecimiento de Roma, las
ciudades y las guarniciones militares. La minería se desarrolló en muchos
lugares. La moneda de oro (áureo) y de plata (sestercio, denario), permitió
intercambios seguros. Las vías de comunicación (calzadas, puertos marítimos)
unían todo el Imperio. El comercio puede estudiarse con los restos de cerámica
y vajillas, que se han encontrado hasta en China, donde se compraba la seda. La
mayor parte de los productos pesados se transportaba por mar y sólo los
productos livianos por las vías terrestres, que se dedicaban más al transporte
de personas y ganado.
El régimen
económico-laboral se basaba en la esclavitud, que entró en crisis durante el
siglo II, al acabarse las guerras fáciles de conquista. Al mismo tiempo
comenzaron las epidemias, los costos de las guerras fronterizas con los
germanos y persas, la desorganización interior por las guerras civiles...
¿Por qué se paró la expansión romana en el Rin y el Danubio?
Las tesis tradicionales incidían en la resistencia de las belicosas tribus germánicas, con hitos como la destrucción por Arminio de las tres legiones de Varo en el bosque de Teotoburgo en 9 dC, pero la tesis moderna dominante [Heather. La caída del imperio romano. 2006: 74-85] funde dos razones que se retroalimentan: la principal es que la Germania del siglo I era muy pobre y no podía mantener un ejército de ocupación ni interesaba para ganar a los generales romanos para ganar botín, y la secundaria es que las legiones romanas necesitaban abundantes suministros que solo podían llegar al limes fronterizo por los ríos Danubio y Rin.
La evolución del Imperio.
El periodo de máximo
auge del Imperio se dio con los Julio-Claudios (-31 a 68, con Augusto,
Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón), los Flavios (68-98, con Vespasiano, Tito y
Domiciano), los Antoninos (98 a
180, con Nerva, Trajano, Adriano, Pío Antonino, Marco Aurelio y el decadente
Cómodo). Estos protagonizaron la expansión a todos los confines (hasta el
desierto del Sahara, el Éufrates, el Danubio y el Rin, el norte de Britania) y
después de ellos no hubo más conquistas. Los Antoninos configuran el periodo de
Oro de la civilización romana, con sus más altas cotas de expansión exterior,
paz, estabilidad y prosperidad interior.
El imperio en época de Claudio I (37-54).
El imperio en la época de Marco Aurelio (161-180), cuando arrecian las invasiones bárbaras en el Danubio. [https://arrecaballo.es/edad-antigua/invasiones-germanicas/invasiones-barbaras-en-tiempo-de-marco-aurelio-162-180/]
1.4. LA CRISIS
TARDORROMANA.
Las causas de la
crisis se resumen en que se habían alcanzado los límites económicos del
esclavismo, la insuficiencia de la moneda, la crisis financiera de la ciudad,
la concentración latifundista, la crisis religioso-cultural, la debilidad
institucional del imperio, la militarización de la vida política y las
continuas guerras civiles entre los candidatos a emperador.
Después de alcanzar
su apogeo durante el siglo II, el Imperio sufrió una lenta decadencia desde
Cómodo, con una sucesión de emperadores que conseguían el poder gracias a su
condición de victoriosos generales del ejército, iniciada con Septimio Severo y
su dinastía de los Severos (192-235) y seguida por un periodo de anarquía
militar (235-285), con algún emperador notable (Aureliano), hasta que
Diocleciano estableció la tetrarquía (un reparto del imperio en cuatro partes,
285-312) y después Constantino (312-337) restablecieron cierta solidez
institucional.
Constantino basó su
dinastía en el apoyo del ejército y del cristianismo (313), que se convirtió
después en la religión oficial. Su otra gran novedad fue el traslado de la
capital a Bizancio (que se rebautizó como Constantinopla), en el paso entre
Europa y Asia.
Pero los crecientes
gastos militares llevaron a una terrible presión fiscal, que agotó al Imperio.
En este siglo se consolida la barbarización del ejército: numerosos germanos se
alistan como mercenarios al tiempo que pueblos enteros (como los godos) pasan
la frontera y reciben tierras a cambio de prestar el servicio militar.
Había entonces una
gran diferencia en el Imperio entre la parte occidental, menos rica y poblada,
con la lengua latina, y la parte oriental, de lengua griega, que al final
derivaron en la división del Imperio, que perduró unido hasta el 395, cuando
Teodosio lo reparte entre sus hijos Arcadio (Oriente) y Honorio (Occidente),
mientras los pueblos bárbaros de Germania invaden y asolan el Imperio de
Occidente, hasta la fecha crucial de 476 (desaparición del Imperio de
Occidente, al ser depuesto el joven Rómulo Augustulo).
La parte oriental
mantuvo su prosperidad y unidad, posibilitando el desarrollo del Imperio
bizantino y el breve periodo de reconstrucción del dominio mediterráneo con
Justiniano en el siglo VI.
¿Por qué cayó el Imperio Romano?
La pregunta es muy interesante, de las que más en la Historia, porque su éxito fue inmenso en el espacio y el tiempo, el imperio más extenso y duradero de la Antigüedad. En el espacio se extendió desde Occidente (Britania) a Oriente (Siria) a lo largo de 4.000 kilómetros, desde el norte (el limes germánico) al sur (el limes sahariano) en 2.000 kilómetros. En el tiempo duró desde la época de Augusto hasta mediados del siglo V, más de cuatro siglos. Que tamaña estructura sucumbiera nos da profundas enseñanzas.
Las explicaciones se condensan en dos líneas de pensamiento, una político-cultural y otra económica o material, ambas con decenas de variantes.
La primera, la político-cultural, hace hincapié en el papel de los individuos geniales, de los grupos sociales, de las instituciones y de las ideas: las guerras civiles entre los generales ambiciosos, la falta de un sistema sucesorio consensuado para ser emperador, la corrupción de las élites políticas, la concentración del poder político y económico en una minoría endogámica, la creciente barbarización desde el siglo III y finalmente las invasiones bárbaras de los siglos IV y V, el descontrol y las tensiones secesionistas de las provincias periféricas en un imperio demasiado extenso, el aumento de poder político-social-económico de la Iglesia cristiana que acaparó los recursos e incluso a los jóvenes más preparados —su primer teórico fue Edward Gibbon que en el siglo XVIII preconizó que la causa fundamental de la crisis fue el cristianismo porque infundió una idea pacifista en la élite romana y ello desarmó su ejército, y porque su teología supersticiosa sustituyó a la filosofía racionalista del mundo clásico, el mito a la razón.
La segunda, mucho más seguida en la actualidad, preconiza que el imperio era insostenible económicamente y entre sus explicaciones materiales destacan los excesivos impuestos a las actividades productivas —por ejemplo, H. M. Jones argumenta que los excesivos impuestos de siglo IV aplastaron a las familias campesinas por debajo del nivel de subsistencia—, el rentismo de unas clases sociales dominantes que no pagaban impuestos, la presión excesiva sobre el medio ambiente que se manifiesta en una amplia la desforestación, el cambio climático desde la segunda mitad del siglo II que arruinó amplias zonas antaño fértiles, la proliferación de epidemias mortales gracias a la unificación comercial del Mediterráneo y su conexión con el sudeste asiático, el uso de conducciones de plomo que contaminaron a la población y redujeron su natalidad, la falta de innovación en un sistema esclavista…
¿Por qué los germanos de los siglos IV y V pudieron vencer al imperio romano de Occidente?
La tesis actual [Heather. La caída del imperio romano. 2006: 116 y ss.] es que desde el siglo II hubo un extraordinario cambio económico, social y político gracias a nuevas técnicas agrícolas (rotación de dos cosechas anuales, útiles de hierro) que aumentaron las cosechas y por ende la población presionando para emigrar al sur, la mayor especialización productiva y social, la sustitución de decenas de tribus por mayores confederaciones políticas (alamanes, francos, sajones o godos).
2. SOCIEDAD.
2.1. LA DIVISIÓN
SOCIAL.
Es una sociedad muy
estructurada, con fuertes diferencias. Fundamentalmente había tres clases
sociales: los patricios, los plebeyos y los esclavos.
La clase social de
los patricios se dividía en tres órdenes: senatorial, ecuestre y decurional.
En la cúspide
político-social está el orden senatorial, de grandes propietarios agrícolas,
cuyas quintas laboran muchedumbres de esclavos. Dominan el Senado y de sus
filas salen casi rodos los magistrados y emperadores.
Sigue el orden
ecuestre de los equites (caballeros), que dominan las finanzas públicas
y el comercio.
El orden decurional
está compuesto por la nobleza local de Italia y las provincias. La mayoría son
medianos propietarios agrícolas.
Sigue la clase
social de los plebeyos, dividida en numerosos grupos por su riqueza, su
actividad y su procedencia. El grupo más elevado es el de la amplia clase media
de medianos y pequeños propietarios agrícolas, comerciantes, artesanos,
funcionarios. Por debajo, está un amplio proletariado urbano, a menudo
desempleado, que vive de la beneficencia pública, la artesanía y el comercio a
pequeña escala. La mayor parte de la población es campesina, asentada en unas
pequeñas fincas de propiedad privada. El grupo de los libertos (esclavos
manumitidos), se mueven entre los grupos anteriores, con una gran movilidad
social.
Por último, la clase
social de los esclavos, los parias de la sociedad, casi sin derechos, sometidos
a una dura opresión, sin otra esperanza que la manumisión (por concesión o
pago), la huida o la rebelión.
La condición de las
mujeres era algo mejor que en la civilización griega, pues gozaban de mayor
libertad en la vida cotidiana, pero tampoco gozaban de derechos políticos y
estaban tuteladas legalmente por un varón.
2.2. LAS CIUDADES.
La civilización
romana creó un modelo de ordenación urbana inspirado en las ciudades
helenísticas y en la estructura del campamento militar romano. Se trataba de un
recinto cuadrado o rectangular protegido por una muralla. La ciudad se
articulaba a partir de dos calles principales, el decumanus (este-oeste) y el cardo
(norte-sur), al final de las cuales se abrían puertas de acceso a la ciudad.
Las vías secundarias
también se cruzaban perpendicularmente, creando manzanas donde se edificaban
las viviendas, sean domus
(unifamiliares) o insulae (bloques de
pisos). Las calles estaban bien pavimentadas y tenían aceras. Existía una red
de alcantarillado que recogía las aguas residuales.
En el cruce de las
calles principales se situaba el centro económico y administrativo de la
ciudad: el foro, que se trataba de un recinto en el que estaban situados los
edificios públicos y religiosos más importantes de la ciudad: consejo y
oficinas municipales, tribunales, templos, tiendas del mercado... Los lugares
de recreo eran el anfiteatro, el circo, el teatro, las termas, las
bibliotecas... Casi siempre había arcos de triunfo en homenaje a algún
personaje o hecho importante. El abastecimiento de agua potable a las ciudades
se hacía mediante acueductos. Las comunicaciones se aseguraban con puentes,
calzadas, túneles y puertos.
Roma, la ciudad más
grande del imperio, con más de un millón de habitantes en el siglo II, se había
fundado como una ciudad irregular y nunca pudo estructurarse según este modelo
regular, que sí se extendió por el Imperio, en un sinfín de ciudades, que
marcaron la historia urbanística posterior.
3. ECONOMÍA.
Era una economía agraria,
pero dominada por las ciudades que actuaban como los centros de administración,
mercado y producción artesanal.
La esclavitud aporta
la mano de obra para los sectores más dinámicos, pero este sistema basado en la
intensidad humana y no en la técnica se agotará cuando lo hagan las reservas de
mano de obra esclava, siempre menos productiva que la libre, al acabarse las
grandes guerras de conquista.
La agricultura se
basa en la triada mediterránea: trigo, vid y olivo, junto a la cebada, cáñamo,
lino... Se difunden nuevos cultivos. Se desarrollan nuevas técnicas: barbecho
de tres hojas, avanzado instrumental, regadíos... Los esclavos trabajan los
campos de los grandes propietarios, que arruinan a muchos pequeños
propietarios. Finalmente, el sistema agrario entrará en crisis por su
incapacidad de aumentar la productividad y por la concentración de la propiedad
en latifundios, que eran cultivados no por esclavos sino por colonos, bajo
duras condiciones de arrendamiento.
La minería se
expande: canteras para los materiales de construcción; minas de oro, plata,
hierro, cobre, estaño, plomo, mercurio. Hispania destaca por su riqueza minera.
La mano de obra también era esclava.
La producción
industrial se diversifica en una artesanía de tipo familiar y otra en serie con
mano de obra esclava. Destaca la construcción, la textil, la salazón de
pescado, la metalurgia, la orfebrería, la cerámica, el papiro (Egipto).
El comercio es muy
activo a lo largo del Mediterráneo, beneficiado por la unión política, la
seguridad marítima y los puertos, y las buenas calzadas. Destaca el comercio de
trigo (con suministros de África, Egipto, Sicilia), vino (Grecia), aceite
(Hispania, África), pescado salado (salmuera), tejidos de lana y lino, esclavos
y animales exóticos, y el comercio con el Lejano Oriente, a cambio de seda y
especias, que empero fue una sangría lenta y continua de plata y oro, lo que
dificultó a largo plazo la eficacia de la economía monetaria. Plinio se quejaba
en el siglo I dC de que las importaciones de la India costaban a Roma 550
millones de sestercios cada año, drenando la disponibilidad de moneda de plata
(la más apreciada en Oriente).
Se desarrollan las
finanzas, gracias a la moneda estable del denario de plata y el áureo de oro, y
la intensa vida urbana.
Pero en época
tardorromana la crisis financiera y fiscal hundió la economía, agobiando a las
clases productoras con altos impuestos. La moneda se devaluó, con emisiones de
cobre y bajas de ley (el denario de plata, purísimo en el siglo I, tenía sólo
un 2% de plata h. 250). Las clases sociales se consolidaron mediante normas
legales, que impedían la movilidad social. Las ciudades decayeron y la sociedad
se ruralizó, entrando en una decadencia irrefrenable. El Imperio Romano cayó no
por las invasiones sino por sus problemas internos.
4. RELIGIÓN.
4.1. LA RELIGIÓN
PAGANA.
La religión era fundamental en la vida de
Roma. Es una religión ritual, con sacerdotes de varias funciones: pontífice,
vestales, augures, arúspices, duumviros. Pero no es una clase sacerdotal
separada de la sociedad civil y su importancia siempre fue menor.
La religión tomó de
Grecia los dioses (cambiando; por ejemplo Zeus se convirtió en Júpiter), junto
a infinidad de dioses locales y los propios emperadores divinizados. La
religión romana siempre acogió a los nuevos dioses, con un espíritu ecléctico y
abierto, con los métodos de la evocatio
y la interpretatio. Tenemos que
esperar a la aparición de las religiones monoteístas para encontrar un rechazo
institucional a unas religiones que ponían en peligro las bases de la
civilización romana.
Equivalencia de los dioses griegos y romanos (en azul).
Al principio era
animista, con una trinidad suprema: Júpiter, Marte y Quirino, convertida por
influencia etrusca en Júpiter, Juno y Minerva, junto a deidades de lugares
sagrados (numina) y del hogar.
Durante el Imperio
se difundió el culto al emperador, que era el pontífice máximo de la religión
oficial pero también encarnación divina del Estado, y asimismo se expandieron los
cultos de los misterios. Se distingue un culto estatal público y un culto
familiar privado, con los manes de los antepasados, los penates de las
provisiones y los lares de los campos y hogares.
4.2. LA APARICIÓN
DEL CRISTIANISMO.
A partir del siglo I
dC se difundieron en la sociedad romana algunas religiones orientales, como el
mitraísmo, maniqueísmo y judaísmo, que intentaban dar una respuesta más
espiritual y menso ritual a la incertidumbre de qué hay más allá de la muerte y
a la influencia del mal sobre el hombre.
El cristianismo fue
la religión oriental que más arraigó, sobre todo entre las clases bajas, dado
que el Nuevo Testamento (la segunda parte de la Biblia) presentaba la pobreza
como una virtud y aseguraba una vida mejor después de la muerte. Los apóstoles
extendieron la nueva religión por todos los confines del Mediterráneo ya en el
siglo I, Pedro entre los medios judíos y Pablo entre los gentiles. Pero esta
religión fue considerada un peligro para el Imperio porque no se reconocía la
divinidad del emperador ni el politeísmo que era esencial para el sistema, y
algunos emperadores decretaron persecuciones sistemáticas para eliminarla (la
primera con Nerón en 64 y más tarde Trajano, Antonino Pio, Decio hasta llegar a
Diocleciano. Sin embargo, las persecuciones fueron ineficaces. La Iglesia
cristiana tenía cada vez más influencia social, sobre todo en las ciudades,
mientras que en las zonas rurales sólo tenía presencia en Asia.
El fin del paganismo
llegó con la victoria del cristianismo en el siglo IV. Los grandes momentos de
esta victoria fueron el Edicto de Milán (313) promulgado por Constantino, que
garantizaba la libertad de culto cristiano después de tantas persecuciones que
había sufrido; el Concilio de Nicea (325), que organizó la Iglesia y unificó el
culto y la doctrina contra el arrianismo y el Edicto de Tesalónica (380)
promulgado por Teodosio I, que prohibió el culto pagano, declarando al
cristianismo religión oficial y única del imperio. Se acabaron entonces los
Juegos Olímpicos y se cerraron la Academia y el Liceo de Atenas. En menos de un
siglo el cristianismo había pasado de religión oprimida a religión opresora.
Crismón, un símbolo paleocristiano.
5. CULTURA.
5.1. LITERATURA.
La literatura griega
influyó decisivamente en los inicios de la literatura latina, con los autores
teatrales Ennio, Plauto y Terencio.
El latín se
convirtió en la lengua culta de Occidente, unificado mediante la educación, la
administración y el comercio; mientras, el griego mantenía su prestigio en
Oriente.
Historiadores como
Julio César, Tito Livio y más tarde Tácito son maestros del latín. El poeta
Cátulo da paso a la época clásica, en el imperio de Augusto, con grandes poetas
como Virgilio, Horacio y Ovidio. Destacan después los hispanos Séneca, Marcial,
Quintiliano. Después viene una larga decadencia, salvo en los historiadores.
5.2. FILOSOFÍA.
La filosofía sigue
las pautas de la filosofía helenística. Entre las escuelas destacan la
socrática (Cicerón), epicúrea (Lucrecio), estoica (Seneca) y neoplatónica
(Plotino).
5.3. CIENCIA Y
TECNOLOGÍA.
En ciencia se
recogió la herencia griega pero se hicieron pocas innovaciones. En la medicina
destaca Galeno.
Mayor es el avance
tecnológico. Se desarrolló la ingeniería de construcción naval (barcos más
grandes), el hormigón mejoró la construcción y los acueductos el suministro de
agua a las ciudades. La cerámica fue producida en serie. La minería se
benefició de los nuevos equipos de extracción de agua. La agricultura mejoró
con el drenaje e irrigación de los terrenos, y la difusión de los tratados
agrícolas de Varrón y Columela. Muchas de estas novedades cayeron en desuso con
la crisis final, pero pocas se perdieron definitivamente y la mayoría
sobrevivieron a través de la Edad Media.
5.4. DERECHO.
El derecho romano
fue una institución fundamental para la vida política y social de Roma. Las
primeras leyes fueron las XII Tablas (451-449), la base del derecho
civil entre los ciudadanos romanos, que se desarrolló hasta el Corpus Iuris
de Justiniano en el siglo VI. Las fuentes de la ley eran la costumbre, la jurisprudencia
de los jurisconsultos, los edictos del Senado y del Emperador.
Se distinguió el
derecho público y el derecho privado. Una de las grandes conquistas de la
civilización romana fue la progresiva extensión del derecho de ciudadanía a
toda la población, vigente en 212 mediante el edicto de Caracalla.
6. ARTE.
Es un arte que sigue
el modelo griego, sobre todo el helenístico tardío, aunque sin su
extraordinaria creatividad.
Es un arte
funcional, que busca ante todo la utilidad.
La escultura es
realista, destacando en el retrato y el relieve narrativo, con historias de los
emperadores.
Panteón de Roma, el principal templo de la ciudad.
El Coliseo, el principal anfiteatro de Roma, dedicado sobre todo a combates de fieras y gladiadores.
Arco triunfal de Tito, en Roma.
Acueducto de Segovia.
La arquitectura
destaca por la variedad tipológica: templos, palacios, basílicas civiles,
circos, anfiteatros, teatros, bibliotecas, termas, acueductos, arcos triunfales,
columnas triunfales, mercados..., en los que se utiliza un sistema mixto que
funde el arquitrabado y el abovedado (arco, bóveda, cúpula).
La pintura, de la
que apenas nos quedan unos restos en Pompeya, es fundamentalmente decorativa.
El mosaico nos ofrece obras de extraordinaria calidad.
El arte romano, tras
una época de auge en los siglos I y II, entrará en una grave decadencia, hasta
devenir en el arte paleocristiano.
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Burbank, Jane; Cooper, Frederick. Imperios. Una nueva vision de la Historia universal. Trad. de Juan Rabasseda y Teófilo de Lozoya. Crítica. Barcelona. 2011 (inglés 2010). 699 pp. Los autores son profesores de Historia en la Universidad de Nueva York y resumen la evolución de los principales Imperios de la Historia: chino, romano, holandés, español, francés, inglés, estadounidense, ruso… Tanta ambición conlleva numerosos errores en los datos concretos, que aparecen pequeños fallos casi en cada página, pero no son clamorosos. Aun así, en general sus análisis son correctos y coherentes con la mayor parte de la historiografía actual y se puede recomendar el libro para una historia general del imperialismo.
Christol, Michel; Nony, Daniel. De los orígenes de Roma a las invasiones bárbaras. Akal. Madrid. 1988. 269 pp.
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PROGRAMACIÓN.
LA CIVILIZACIÓN
GRECOLATINA.
UBICACIÓN.
CS 1 UD 12. La civilización griega. CS 1 UD 14. La civilización romana.
ESO, 1r ciclo. Eje
2. Sociedades históricas y cambio en el tiempo. Bloque 4. Sociedades
históricas. Núcleo 2. Sociedades prehistóricas, primeras civilizaciones y
Antigüedad clásica. En el apartado: - Sociedad, política, cultura y arte en el
mundo clásico: Grecia y Roma.
RELACIÓN CON TEMAS
TRANSVERSALES.
Relación con los
temas de Educación Moral y Cívica, Educación para la Paz, Educación para la
igualdad de los sexos.
TEMPORALIZACIÓN.
Nueve sesiones de
una hora.
1ª Documental sobre
Grecia, seguido de diálogo, como evaluación previa. Exposición del profesor.
2ª Exposición del
profesor. Cuestiones.
3ª Exposición del
profesor. Cuestiones.
4ª Exposición del
profesor, de refuerzo y repaso; esquemas, mapas y comentarios de textos.
5ª Documental sobre
Roma, seguido de diálogo, como evaluación previa. Exposición del profesor.
6ª Exposición del
profesor. Cuestiones.
7ª Exposición del
profesor. Cuestiones.
8ª Exposición del
profesor, de refuerzo y repaso; esquemas, mapas y comentarios de textos.
9ª Examen escrito.
OBJETIVOS.
Conocer las
civilizaciones griega y romana.
Sintetizar la
evolución histórica de ambas civilizaciones.
Relacionar ambas
civilizaciones entre sí y respecto a la nuestra.
Analizar aspectos
sociales y culturales de la Antigüedad.
Valorar las
civilizaciones antiguas.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
Las civilizaciones
griega y romana, en historia, sociedad, economía y arte, como un todo
integrado.
B) PROCEDIMENTALES.
Tratamiento de la
información: realización de esquemas y mapas del tema.
Explicación
multicausal de los hechos históricos: en comentario de textos.
Indagación e
investigación: recogida y análisis de datos en enciclopedias, manuales,
monografías, artículos...
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y
curiosidad científica.
Tolerancia y
solidaridad.
Interés por las
civilizaciones del pasado.
METODOLOGÍA.
Metodología
expositiva y participativa activa.
MOTIVACIÓN.
Un documental sobre
la civilización griega y otro sobre la romana.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN
GRUPO.
Exposición por el
profesor del tema.
B) EN EQUIPOS DE
TRABAJO.
Realización de una
línea de tiempo sobre el proceso.
Realización de dos
pirámides sociales sobre las sociedades de Grecia y de Roma, explicación y
comparación.
Realización de
esquemas de los apartados.
Hacer un pequeño
trabajo de indagación, con una síntesis escrita, sobre la romanización de las
Baleares o la región correspondiente, salvo si hay una UD específica.
Comentarios de
textos sobre las civilizaciones griega y romana, en especial los textos sobre
la democracia ateniense, las guerras médicas y la guerra del Peloponeso, las
guerras civiles del siglo I aC en Roma, el ascenso de Augusto y sobre la crisis
socio-económica en el Imperio tardorromano, la esclavitud, la condición de la
mujer...
C) INDIVIDUALES.
Realización de
apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las
actividades grupales.
Búsqueda individual
de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones
en cuaderno de trabajo, con diálogo previo en grupo.
RECURSOS.
Presentación digital
y mapas.
Libros de texto,
manuales.
Fotocopias de textos
para comentarios.
Cuadernos de
apuntes, esquemas...
EVALUACIÓN.
Evaluación continua.
Se hará especial hincapié en que se comprenda la relación entre Grecia y Roma y
la interrelación de los fenómenos políticos, económicos, sociales y culturales.
Examen propio, no
incluido en el de otras UD, debido a su importancia intrínseca. Se harán breves
cuestiones, un comentario de texto general y el comentario de una imagen.
RECUPERACIÓN.
Entrevista con los
alumnos con inadecuado progreso.
Realización de
actividades de refuerzo: esquemas, comentario de textos...
Examen de
recuperación, junto a las otras UD.