OP UD 52. LA DESCOLONIZACIÓN DE ASIA Y ÁFRICA:
LOS PROBLEMAS DEL TERCER MUNDO.
INTRODUCCIÓN.
1. FACTORES FAVORABLES
A LA DESCOLONIZACIÓN.
LA LUCHA CONTRA EL
FASCISMO (RACISMO, OPRESIÓN).
LAS POSICIONES ANTICOLONIALISTAS
DE LA URSS Y EE
UU.
LA ONU, TRIBUNA CONTRA
EL COLONIALISMO.
LA ACTITUD DE LAS
IGLESIAS.
2. EL DESARROLLO DE
LOS MOVIMIENTOS NACIONALISTAS.
LA OPOSICIÓN AL ORDEN
COLONIAL EN EL SIGLO XX. BANDUNG.
El surgimiento de
los movimientos de liberación (1905-1945).
El afroasiatismo
y la Conferencia de Bandung (1955).
LAS REIVINDICACIONES
DE LOS PUEBLOS ASIÁTICOS.
LOS MOVIMIENTOS NACIONALISTAS
AFRICANOS.
LA OPOSICIÓN DE LAS
METRÓPOLIS A LA INDEPENDENCIA.
3. EL DESARROLLO DEL
PROCESO DE DESCOLONIZACIÓN.
ASIA.
PAÍSES ISLÁMICOS.
ÁFRICA NEGRA.
AMÉRICA.
OCEANÍA.
4. LOS PROBLEMAS DEL
TERCER MUNDO.
LAS CONSECUENCIAS DE
LA DESCOLONIZACIÓN. EL NEOCOLONIALISMO.
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
DEL TERCER MUNDO.
LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS
DEL TERCER MUNDO.
INTRODUCCIÓN.
El título de la Unidad
Didáctica (UD) es ambiguo, porque no considera que la descolonización es un
proceso que se extiende también a los otros continentes: América, Oceanía e
incluso Europa (caso de Gibraltar). Incluso la última frase parece contradictoria:
el Tercer Mundo se extiende sobre cuatro continentes al menos: Asia, África,
América y Oceanía.
La opción es
estudiar el proceso de descolonización a lo largo del siglo XX, especialmente el
posterior a 1945, y referido sobre todo a Asia y África por cuanto en estos dos
continentes el colonialismo contemporáneo fue mayor.
Un resumen.
La descolonización
marca el fin de los imperios coloniales de los Estados europeos e implica un
gran paso hacia la liberación psicológica, cultural y económica de los países del
Tercer Mundo que estuvieron sometidos a la tutela exterior. Quizá la mayor importancia
histórica del fenómeno descolonizador radica en que el Occidente ha dejado de ser
el motor y el centro de la Historia.
La descolonización
efectiva como un fenómeno histórico general fue una consecuencia directa de la
II Guerra Mundial. Entre 1945 y 1963 se produjo un hecho que influiría
decisivamente en la historia mundial de la segunda mitad del siglo XX: casi
todos los países de Asia, África y América que habían sido colonias europeas
obtuvieron su independencia, porque cuando esta se reclamó ninguna de las metrópolis
europeas estaba en condiciones de mantener su dominio colonial. El esfuerzo
militar, económico y social que esto hubiera exigido no estaba al alcance de
unos Estados arruinados por la guerra, como demostró la realidad cuando se intentó
el esfuerzo, con costos tan grandes y resultados tan pobres que pronto se desistió,
pese a los problemas comerciales o humanos que la pérdida de los imperios provocaba.
Los imperios en 1914.
1. LOS FACTORES FAVORABLES
A LA DESCOLONIZACIÓN.
LA LUCHA CONTRA EL
FASCISMO (RACISMO, OPRESIÓN).
La descolonización se
fundamenta ideológicamente en un principio, el derecho de los pueblos a la
autodeterminación, sostenido por la corriente de pensamiento liberal-nacional a
partir de la independencia de EE UU y la Revolución Francesa.
Pero su plasmación
práctica fue consecuencia de los cambios de la mentalidad social causados por
la II Guerra Mundial: se había luchado contra el fascismo por la causa de la
libertad, y la mayoría de la población de Occidente ahora creía que también debía
llegar a sus propias colonias, porque no era moral criticar el racismo y la
opresión de los regímenes fascistas y luego realizar la misma política racista
y opresora en las colonias.
LAS POSICIONES ANTICOLONIALISTAS
DE LA URSS Y EE
UU.
La guerra había otorgado
la hegemonía mundial a dos grandes potencias, EE UU y URSS, contrarias al colonialismo
por varias razones.
Los EE UU querían
defender altruistamente la libertad de los pueblos para decidir su propio destino
(el mismo ideal al que debían su independencia) y, más interesadamente, conseguir
mercados para el comercio y asegurar su hegemonía militar en el mundo en medio
de la Guerra Fría.
La URSS compartía el principio del derecho
a la independencia de las colonias respecto a los países imperialistas y además
confiaba en atraer a los nuevos países a la causa del socialismo, en el marco de
su confrontación a largo plazo con el sistema capitalista.
LA ONU, TRIBUNA CONTRA
EL COLONIALISMO.
La ONU fue una
tribuna para todas las críticas contra el colonialismo. Su fuerza como órgano
decisorio fue esencial, pues cuando se adoptaban las decisiones en el Consejo
de Seguridad y en la Asamblea General a favor de la independencia muy pocas potencias
coloniales podían resistir la presión de sus propias opiniones públicas sin perder
su prestigio.
La Carta fundacional de San Francisco
(1945), al afirmar solemnemente el principio de autodeterminación, aceleró el
proceso. Se estableció un sistema de tutela (capítulo 12) y se redactó una
declaración sobre las obligaciones básicas que debían cumplir las potencias que
tenían a su cargo territorios no autónomos. El deber de informar al secretario
general sobre los progresos alcanzados en el proceso de autonomía sirvió para
establecer un control internacional, más exigente a medida que nuevos países
descolonizados accedían a la ONU.
La Asamblea General
adoptó en 1960 una resolución en la que se declaraba que la sujeción de los
pueblos a la dominación extranjera era contraria a la Carta y un impedimento a la
paz mundial; en consecuencia debían darse los pasos necesarios para la plena
independencia de todos los territorios no autónomos.
En 1961 se creó el
Comité especial de descolonización, que planteaba a la Asamblea los problemas pendientes.
Sudáfrica, Rhodesia y Portugal fueron reiteradamente condenados por mantener
regímenes o colonias que eran contrarias a la Carta, pero las potencias occidentales impidieron
una intervención militar, lo que permitió que muchos perduraran hasta los años
70 y en el caso de Sudáfrica hasta 1994.
LA ACTITUD DE LAS
IGLESIAS.
La Iglesia católica y las protestantes demostraron
una gran sensibilidad a la causa nacionalista, puesto que habían logrado una
gran implantación social en las colonias y los sacerdotes de estas pedían defender
los derechos de sus feligreses. Lo favoreció además el espíritu del II Concilio
Vaticano y el ecumenismo creciente del catolicismo.
La actitud del
islamismo es ambigua en este sentido, pues si el integrismo fue un acicate
ideológico para la independencia, por otra parte el islamismo más integrista considera
aceptable luchar por la dominación mundial y que hay pueblos inferiores (lo que
explica que los más radicales defiendan la esclavitud de los no musulmanes).
2. EL DESARROLLO DE
LOS MOVIMIENTOS NACIONALISTAS.
LA OPOSICIÓN AL ORDEN
COLONIAL EN EL SIGLO XX. BANDUNG.
El surgimiento de
los movimientos de liberación (1905-1945).
La victoria japonesa
sobre los rusos en la guerra de 1904-1905 fue un importante estímulo para los
revolucionarios chinos y los movimientos de emancipación de la India e Indochina frente a
los colonizadores británicos y franceses. Tras la I Guerra Mundial, que simbolizó
el comienzo de la decadencia europea, ocurrieron la expansión de la democracia
y los discursos del presidente Wilson favorables a la autodeterminación de los
pueblos y el triunfo de los nacionalismos, al dislocarse los imperios ruso, austrohúngaro
y otomano. Esto favoreció la toma de conciencia por parte de algunas élites
indígenas educadas en las universidades europeas. Particularmente fuerte fue
este proceso entre los árabes (panarabismo) y los indios (Gandhi).
Aunque el Pacto de la Sociedad de Naciones no
se atrevió a recoger el principio del derecho de los pueblos a disponer de sí
mismos, la propaganda comunista hizo circular entre los pueblos colonizados una
consigna de emancipación, precisamente cuando los triunfos de la Revolución
Rusa demostraban que las insurrecciones populares podían vencer.
El panafricanista Du
Bois reunió en París (1919) el I Congreso “por el progreso de los pueblos
oprimidos”. En la Conferencia de paz de Bierville (1926), los nacionalistas de
Asia y África, con el apoyo de numerosas personalidades europeas, denunciaron el
colonialismo como una causa permanente de guerra. Alemania, que había perdido
sus colonias, y la URSS
alentaron los movimientos de emancipación y favorecieron la celebración en Bruselas
(1927) de un nuevo Congreso de los pueblos oprimidos, financiado por China y
México, con apoyo de varios países iberoamericanos impacientes por sacudirse el
dominio de EE UU, al final del cual se creó una Liga antiimperialista con participación
de personalidades como Einstein, Landsbury, Romain Rolland, la señora Sun Yatsen
(esposa del dirigente chino) o Nehru. Algunos dirigentes asociaron ya el nacionalismo
con el socialismo.
La crisis de 1929
debilitó a las potencias occidentales y provocó el hundimiento de muchas economías
coloniales basadas en la exportación de materias primas. La agresión de Italia
a Etiopía (1935-1936) y el imperialismo japonés en China suscitaron una general
repulsa, crearon un grave conflicto en la Sociedad de Naciones y demostraron el progreso de
las ideas anticolonialistas en la opinión pública de Occidente.
El afroasiatismo
y la Conferencia de Bandung (1955).
Después de la II Guerra
Mundial, los Países No Alineados fueron los representantes del Tercer Mundo en
una vía intermedia en la política internacional entre los dos bloques.
Al respecto hay un
problema conceptual: )cómo llamamos al movimiento ideológico
de descolonización en los países del Tercer Mundo? La propuesta más aceptable
parece ser la de afroasiatismo (un término de origen anglosajón). El
afroasiatismo se inició en la Conferencia internacional de la paz (Bierville,
1926) y en el Congreso de los pueblos oprimidos (Bruselas, 1927), pero su mejor
momento fue cuando fue el movimiento de solidaridad que de 1949 a 1965 unió los
antiguos países colonizados de África y de Asia, con el objetivo de definir una
actitud común de estos respecto de sus antiguas metrópolis. A partir de 1965,
una vez obtenida la independencia la mayoría, aparecen las disensiones, y el
afroasiatismo se diluye en el bloque de los países no alineados.
En 1947 Nehru convocó
la Conferencia de relaciones asiáticas, en Nueva Delhi, primera manifestación
de solidaridad de los pueblos en busca de independencia, que sólo reunió a delegados
asiáticos. En la segunda conferencia de Nueva Delhi (1949), comenzó la
participación africana (Etiopía, Egipto). Se constituyó en la ONU un grupo arabeasiático,
después llamado afroasiático, al principio de 12 miembros, que practicó
una política anticolonialista y de no compromiso en la pugna Este-Oeste.
El grupo aumentó a
24 Estados, pero se dividió por las disputas en la OTASE (1954), la reunión de
países asiáticos en Colombo (1954) para lograr una solución a la guerra de
Indochina, y el Pacto de Bagdad (1955), por lo que se estimó que era necesario
un impulso.
Conferencia de Bandung (1955).
Este fue la conferencia
celebrada en Bandung (Indonesia, abril 1955), con 29 países, que marcó el apogeo
del afroasiatismo pero también el inicio de su ocaso, dada la profundidad de
las diferencias ideológicas entre comunistas y no comunistas. Destacaron Nehru
de la India,
Nasser de Egipto, Tito de Yugoslavia y Sukarno de Indonesia. Se pretendió
estimular a la independencia a todos los países sometidos a un régimen colonial.
Se proclamaron dos principios:
- El colonialismo, en
todas sus formas, es un azote que es preciso eliminar lo antes posible.
- La sumisión de los
pueblos a una dominación o explotación extranjera constituye una negación de
los derechos del hombre, es contraria a la Carta de la ONU y se convierte en un obstáculo
para el desarrollo de la paz.
Bandung significó la
irrupción en la Historia de los antiguos pueblos colonizados, un foro anticolonialista
en el que se afirmó la doctrina de la coexistencia pacífica y de la neutralidad
entre los dos grandes bloques.
La crisis del canal
de Suez (1956) fue la mejor demostración del cambio de la situación mundial. La
nacionalización del canal por Nasser provocó la intervención militar en Egipto
de Gran Bretaña y Francia junto con Israel y chocó con la oposición de EE UU y la URSS, que expresaron su intención
de acabar con los imperios coloniales clásicos y les forzaron a la retirada.
Egipto retuvo el canal y Nasser se convirtió en líder del anticolonialismo, lo
que junto a la guerra de Argelia tuvo un gran efecto sobre la descolonización
africana.
La masiva independencia
de las colonias europeas en África (1956-1964), desplazó el peso del grupo a
este continente, donde se celebraron las nuevas conferencias en El Cairo
(1957), Conakry (1960), Moshi (Tanzania, 1969) y Winneba (Ghana, 1965). La
pugna de EE UU, las potencias europeas, URSS y China por ayudarles y dirigir su
desarrollo provocaron disensiones, que estallaron en 1965 con el aplazamiento
de la conferencia de Argel. La conferencia de La Habana (1966) intentó ampliar el
grupo a América. El movimiento terminó confluyendo con el movimiento de países
no alineados, surgido paralelamente en la conferencia de Belgrado (1961), y se
subsumió en él por completo ya en la conferencia de Argel (1973).
LAS REIVINDICACIONES
DE LOS PUEBLOS ASIÁTICOS.
India.
El partido del Congreso reunió a hindúes y
musulmanes bajo el liderazgo de Gandhi, Nehru y otros dirigentes. Sus métodos
de continua presión pacífica debilitaron la resistencia británica, de modo que
ya antes de la II Guerra Mundial la independencia pareció inevitable.
Indochina.
El partido comunista, contando con el apoyo
de la mayoría de la población campesina, lideró la resistencia a los franceses,
que a su vez contaron con el apoyo de la minoría china y los católicos.
Indonesia.
Las élites intelectuales, terratenientes y
comerciales del archipiélago comenzaron en los años 30 su lucha independista contra
Holanda y durante la ocupación japonesa se formó una administración autónoma
que continuó su acción hasta el regreso de los holandeses en 1945 y el estallido
de la guerra colonial.
LOS MOVIMIENTOS NACIONALISTAS
AFRICANOS.
Hasta la II Guerra
Mundial el África Negra evolucionó siguiendo caminos diferentes en función del
medio natural y los recursos, la precariedad de los medios de comunicación, la
escasa densidad de población y la ínfima urbanización. Sólo algunas zonas
recibieron poblamiento blanco (Sudáfrica, Rhodesia, Kenia, colonias portuguesas).
En todas partes la masa campesina (hasta un 90% del total) sufrió el impacto de
la penetración colonial. Sin embargo, la lenta urbanización de África y la formación
de élites en la escuela llevaron a iniciar una conciencia de identidad africana,
con el panafricanismo. La II Guerra Mundial provocó una disminución del
prestigio y del poder blanco en el continente y se incrementó la propaganda panafricanista.
En una primera fase la evolución fue pacífica, salvo las rebeliones en
Madagascar (1947), Kenia (1952-1956) y Camerún (1955-1958).
El proceso de descolonización
se inició en la Conferencia de Brazzaville (1944). En Senegal y Costa de Marfil
los intelectuales y los funcionarios africanos de la Administración colonial
comenzaron una moderada lucha, constituyendo asociaciones independistas o autonomistas,
que fueron incrementando su apoyo social. En Kenia hubo duras luchas en 1952. En
las colonias francesas se concedió el sufragio universal en 1956, como primer
paso a la autonomía interna. El panafricanismo fue emergiendo, con la toma de conciencia
de los grupos ilustrados, que demandaron la independencia de todas las colonias.
El proceso se aceleró después de 1960, cuando numerosos países Africanos accedieron
a la independencia. La Organización de la Unidad Africana (OUA) se creó en 1963
y presionó con éxito desde entonces para el desmantelamiento de los últimos vestigios
coloniales.
Era una independencia
lastrada por graves problemas políticos, administrativos, económicos y sociales.
La división del continente en más de 50 Estados delimitados generalmente de
modo arbitrario provocó futuros enfrentamientos.
Además, África se convirtió
en campo de batalla entre los dos bloques, Este y Oeste, mediante la
implantación de regímenes de inspiración marxista, intervenciones de Cuba en
Etiopía y Angola, de Francia en la República Centroafricana y Chad, y de
Bélgica en Zaire (Congo).
El colonialismo pervivió
hasta los años 70 en las colonias portuguesas de Guinea, Angola y Mozambique,
mientras que una forma neocolonialista subsistía con el régimen blanco de Rhodesia
y el apartheid de Sudáfrica.
La conflictividad en
el continente menguó con el desmoronamiento de la URSS y el final de la Guerra Fría,
con un parcial retorno del multipartidismo en muchos países, pero al mismo tiempo
con nuevas tensiones étnicas, como muestran las guerras civiles en la región de
los Grandes Lagos y la cuenca del río Congo.
LA OPOSICIÓN DE LAS
METRÓPOLIS A LA INDEPENDENCIA.
Las metrópolis se resistieron
en el periodo de 1919-1939 a
conceder la independencia total a sus colonias, pero sí estuvieron dispuestas a
otorgarles una mayor autonomía siempre que se conservara el control militar y económico,
y en el caso del Próximo Oriente incluso se devolvió la soberanía: Egipto, Jordania
o Iraq accedieron a la independencia aunque todavía bajo la tutela británica.
3. EL DESARROLLO DEL
PROCESO DE DESCOLONIZACIÓN.
ASIA.
El proceso de descolonización
empezó en Asia después de 1945.
Gran Bretaña se vio
obligada a abandonar sus grandes colonias: India y Pakistán (1947), en una
partición muy dolorosa y cruenta por motivos étnico-religiosos; Birmania
(1948), Sri Lanka (1948) y Malasia (1957), aquí después de una dura lucha con las
guerrillas comunistas.
Holanda tras un
largo proceso bélico tuvo que conceder la independencia a sus colonias de la Insulindia, bajo el
nombre de Indonesia (1950), debido a la oposición de la ONU y el aislamiento
internacional.
Los EE UU descolonizaron
en 1949 las Filipinas, de modo pacífico.
Tropas francesas en Dien-Bien Fu reciben refuerzos de paracaidistas antes de la caída de la guarnición.
Francia se negó en
un primer momento al proceso de independencia de las colonias de Indochina. La
hubiera concedido pronto a los reinos de Camboya y Laos, que eran protectorados
y tenían un valor económico escaso, pero no deseaba hacerlo a Vietnam, más interesante
como colonia, lo que derivó en un conflicto largo y cruento entre el ejército colonial
francés y las guerrillas comunistas y nacionalistas dirigidas por Ho Chi Minh y
el general Giap, que triunfaron sobre los franceses en la batalla de Dien-Bien-Fu
(1954), precipitando la independencia de cuatro países: Laos, Camboya y un
Vietnam dividido en dos partes, comunista al Norte y capitalista al Sur, lo que
fue el origen de una larga guerra neocolonial al defender EE UU la zona del
sur, al igual que antes lo había hecho con Corea del Sur.
LOS PAÍSES
ISLÁMICOS.
En el Próximo Oriente
se produjo la independencia de todos los Estados que estaban bajo el control de
Gran Bretaña como protectorados desde el final de la I Guerra Mundial o antes. Fue
un proceso rápido y fácil, iniciado en los decenios de 1920 y 1930 en Egipto, Jordania
e Iraq, y reanudado después de 1945 en los países costeros de Arabia hasta llegar
a los Emiratos Árabes Unidos en 1971. La excepción fue la conflictiva independencia
de Palestina, dividida entre judíos (Israel) y árabes palestinos.
Francia tuvo que
actuar del mismo modo que Gran Bretaña en sus protectorados el Próximo Oriente,
concediendo la independencia a Siria y Líbano. Los países del Magreb estaban controlados
por Francia, que aceptó la independencia de Marruecos y Túnez (1956), pero era
muy distinto el caso de Argelia, que no era un protectorado sino una colonia de
poblamiento, con la presencia de dos millones de colonos franceses y la idea extendida
entre estos y en la misma metrópoli de que Argelia formaba parte de Francia (a
semejanza de Canarias para España). Esto provocó una larga (1954-1962) y cruel guerra
colonial hasta que De Gaulle concedió la independencia en los acuerdos de Evian
(VII-1962), tras la cual salieron del país los colonos franceses.
ÁFRICA NEGRA.
Mapa de la descolonización de África.
Los países africanos
se independizaron a partir de 1945, comenzando por las colonias de la vencida
Italia. Primero en 1945 con Etiopía y pronto siguieron las de Libia (1950) y
Somalia (1960), esta sumando los territorios italiano y británico.
Gran Bretaña integró
en los años 1955-1964 la mayoría de sus colonias de modo voluntario en la Commonwealth,
dándoles una independencia progresiva y en general poco conflictiva. El primer
país fue Costa de Oro (Ghana), cuyo presidente, Nkrumah, se convirtió en el
primer líder famoso de la independencia africana. Su ejemplo favoreció las
siguientes independencias. Nigeria fue un ejemplo desafortunado de unión
impuesta de múltiples etnias lo que explica los conflictos civiles posteriores.
Los peores problemas ocurrieron en Rhodesia y Sudáfrica, debido a la resistencia
de la minoría de colonos blancos a ceder el poder a las mayorías negras, por lo
que implantaron regímenes racistas y policíacos a pesar de las condenas de la ONU.
Francia concedió la
independencia a sus países africanos hacia 1960, integrándolos en la Comunidad francesa, una
asociación comercial y militar que le permitió mantener un status postcolonial
dominante, aunque con graves problemas de inestabilidad interna. Solo la Somalia
francesa (Yibuti) se independizó mucho más tarde.
Bélgica concedió la
independencia al Congo (Zaire) en 1960, que entró pronto en una terrible guerra
civil, prueba de los problemas de la descolonización conjunta de pueblos poco
integrados entre sí dentro de unas fronteras impuestas.
España concedió la
independencia a Guinea Ecuatorial en 1968, y reintegró Ifni (1968) y más tarde el
Sahara Ocidental (1975) a Marruecos, la última de un modo irregular, desoyendo
las peticiones nacionalistas de los saharauís, lo que originó una larga guerra en
el desierto. España todavía conserva dos plazas de soberanía, Ceuta y Melilla,
reivindicadas por Marruecos.
Portugal mantuvo más
tiempo sus colonias, sufriendo una lucha de guerrillas hasta la revolución de
1975, cuando les dio la independencia a Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y los
países isleños de Cabo Verde, y de Santo Tomé y Príncipe.
AMÉRICA.
Los EE UU ya en 1940
habían convertido a Puerto Rico en “Estado libre asociado”. El movimiento independista
ha perdido los referéndums sobre la soberanía y parece probable que la mayoría vote
en el futuro la incorporación a los EE UU por lo que no cabe hablar de una situación
colonial strictu sensu.
Mapa del Caribe con las colonias actuales.
Gran Bretaña intentó
que las islas del Caribe se independizaran a través de una Federación de las
Islas Occidentales, pero fracasó y cada una de las grandes islas o de los archipiélagos
se independizó por su cuenta a lo largo de los años 70 y 80. En el continente concedió
la independencia a la Guayana
y a Belice. Conserva todavía las islas Bermudas en el Norte y las Malvinas en el
Sur, y por las últimas ha mantenido el último conflicto colonial, en 1982, con
Argentina, que había ocupado las islas por la fuerza.
Holanda ha concedido
la independencia a Guyana y ha mantenido su dominio sobre las islas de Aruba,
Curaçao y Bonaire, pero con el consenso de la población, que no desea la independencia
por motivos culturales y para protegerse de la vecindad de Venezuela.
Francia ha concedido
la autonomía a las islas de Martinica y Guadalupe, que nunca han pretendido la
independencia puesto que forman parte cultural y jurídicamente de Francia y
obtienen grandes ventajas de su asociación comercial a la UE.
OCEANÍA.
Mapa político de las islas del Pacífico.
EE UU, Gran Bretaña,
Australia, Nueva Zelanda y, en menor grado, Francia, han concedido la independencia
a casi todas sus colonias. El proceso se ha prolongado mucho más que en los
otros continentes debido a que han faltado movimientos independentistas, la
pequeña dimensión de los nuevos Estados y su debilidad demográfica, económica y
militar. La mayor parte de los procesos han sido muy tranquilos, de mutuo consenso
y las antiguas potencias conservan grandes lazos con sus ex-colonias.
Francia, como caso
excepcional, conserva las islas de Tahití, Marquesas (donde ha hecho sus experimentos
atómicos), Tuamutu y Nueva Caledonia (donde hay un movimiento independentista creciente
pero aun muy débil).
4. LOS PROBLEMAS DEL
TERCER MUNDO.
LAS CONSECUENCIAS DE
LA DESCOLONIZACIÓN. NEOCOLONIALISMO.
Los países del Tercer
Mundo han alcanzado la independencia pero en muchos casos no han logrado superar
todavía las consecuencias del colonialismo, heredando malas condiciones políticas,
económicas, sociales y culturales, porque las potencias europeas destruyeron
los sistemas sociales y políticos del continente salvo en contados países. El
historiador Robert Heillbroner ha escrito: “la penetración económica llegó sin
nada de la preparación histórica que acompañó su desarrollo en Europa. El imperialismo
impuso a sus colonias el viraje radical hacia el capitalismo”, “nunca vio a los
nativos como a iguales y los trató siempre como a inferiores”, creando una
situación de graves desequilibrios sociales entre la minoría dirigente y las
masas populares, y una aculturación generalizada, con profundos cambios en la forma
de vida y costumbres, más la pérdida del idioma propio en beneficio del de la
antigua metrópoli.
África, el último continente
en acceder a la descolonización, es el que más sufrido la situación del neocolonialismo.
Guerras civiles y étnicas, miseria y corrupción desgarran el continente. Desde
1955 África ha sufrido 35 grandes conflictos, con decenas de millones de muertos
y refugiados. En los años 90 había conflictos civiles en Etiopía, Angola,
Mozambique, Liberia, Somalia y Chad, Uganda, Mali, Mauritania, Senegal, Sahara
Occidental, Sudán, Burundi y Ruanda, Sudáfrica (aquí terminó en 1994 con el fin
del apartheid y la llegada al poder
de Mandela). En 2012 perduran conflictos en Malí, Senegal, Congo, Uganda, Somalia,
Sudán y Sudán del Sur (separado en 2011 del Norte musulmán).
LA DIMENSIÓN POLÍTICA
DEL TERCER MUNDO.
El Tercer Mundo ha
aumentado en el siglo XXI su independencia política del Primer Mundo, las
antiguas metrópolis, tras unos decenios en que parecía incapaz de desligarse. Aunque
la democracia se ha asentado en muchos países, todavía hay demasiados lastrados
por el autoritarismo y la dictadura, el nepotismo y la corrupción. El neocolonialismo
subsiste como un dominio más económico que militar. Las fronteras siguen definidas
según criterios occidentales, ignorando las fronteras históricas y étnicas, lo
que ha enquistado los problemas porque cambiarlas supone guerras, tras las que
se han logrado cambios en los casos de Etiopía-Eritrea y Sudán-Sudán del Sur. Un
dato clave de las graves dificultades es que en África, con 54 Estados y más de
700 millones de habitantes, hay unas mil etnias.
LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS
DEL TERCER MUNDO.
El subdesarrollo es el
principal problema, agravado por el excesivo crecimiento demográfico y el alto
desempleo. La agricultura no satisface las necesidades alimentarias. Las ciudades-capitales
crecen vertiginosamente, con terribles problemas de servicios. El crecimiento
de los países emergentes del Sudeste de Asia y el moderado desarrollo de
Latinoamérica contrastan con el estancamiento histórico de África, pues la suma
de todo el continente tiene un PIB inferior al de España; no obstante, a
principios del siglo XXI los datos apuntan a un crecimiento africano más sostenido.
El neocolonialismo
subsiste como un dominio industrial y minero, comercial y financiero.
Para remediarlo hay
que incrementar la solidaridad, por ejemplo con la campaña de dar el 0,7% del
PIB para la ayuda al Tercer Mundo, y mejorar la educación, que es al final la
mejor solución a los problemas laborales y demográficos.
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Documentales / Vídeos.
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de 1870 a
nuestros días.
Nueva Clío 28. Labor. Barcelona. 1975. 364 pp.
Morán, Fernando. Revolución
y tradición en África Negra. Alianza. Madrid. 1971. 220 pp.
Myrdal, Gunnar. Teoría económica y regiones subdesarrolladas.
FCE. México. 1974 (1959 1ª español). 188 pp.
Ruiz García, E. Subdesarrollo y Liberación. Alianza. Madrid.
1973. 365 pp.
Smith, Tony. Los
modelos de imperialismo. Estados Unidos, Gran Bretaña y el mundo tardíamente industrializado
desde 1815. FCE. México. 1984 (1981 inglés). 283 pp.
Sylos Labini, Paolo. Subdesarrollo y economía contemporánea.
Crítica-Grijalbo. Barcelona. 1984. 531 pp.
Tamames, Ramón. Un nuevo orden mundial. Espasa-Calpe. Madrid.
1991. 316 pp.
Von Grunebaun, G. E.
El Islam. Vol. 2. Desde la
caída de Constantinopla hasta nuestros días. Siglo XXI. Madrid.
1971. 463 pp.
Worsley, Peter. El
Tercer Mundo. Una nueva fuerza vital en los asuntos internacionales. Siglo
XXI. Madrid. 1980. 389 pp.
PROGRAMACIÓN.
LA DESCOLONIZACIÓN
DE ASIA Y ÁFRICA: LOS PROBLEMAS DEL TERCER MUNDO.
UBICACIÓN Y SECUENCIACIÓN.
Bachillerato, 1r
curso. Historia del mundo contemporáneo. Apartado 4. El mundo desde 1945. Los
procesos de descolonización en Asia y África: los casos de India y Argelia. Los
nuevos Estados afroasiáticos en la política internacional. La situación de Iberoamérica:
sus relaciones con EE UU.
RELACIÓN CON TEMAS
TRANSVERSALES.
Relación con los temas
de la Educación
para la Paz, de
Educación Moral y Cívica y Educación Ambiental.
TEMPORALIZACIÓN.
Cuatro sesiones de
una hora.
1ª Documental.
Diálogo. Exposición del profesor.
2ª Exposición del
profesor. Diálogo con cuestiones.
3ª Exposición del
profesor, de refuerzo y repaso; esquemas y comentarios de textos.
4ª Comentarios de
textos; debate y síntesis.
OBJETIVOS.
Conocer las corrientes
de pensamiento favorables y contrarias a la descolonización.
Comparar los
procesos de descolonización pacíficos y violentos.
Resumir el proceso histórico
de la descolonización.
Comprender la relación
entre colonialismo, neocolonialismo y subdesarrollo del Tercer Mundo.
CONTENIDOS.
A) CONCEPTUALES.
1. Factores favorables
a la descolonización. La lucha
contra el fascismo (racismo, opresión). Posiciones anticolonialistas de la URSS y EE UU. La ONU, tribuna
contra el colonialismo. Actitud de las Iglesias.
2. Desarrollo de los
movimientos nacionalistas. Oposición al orden colonial en el siglo XX. Bandung.
Reivindicaciones de los pueblos asiáticos. Movimientos nacionalistas Africanos.
Oposición de las metrópolis a la independencia.
3. Desarrollo del
proceso de descolonización. Asia. Países islámicos. África Negra. América.
Oceanía.
4. Problemas del Tercer
Mundo. Consecuencias de la descolonización. Neocolonialismo. Dimensión política
del Tercer Mundo. Problemas económicos del Tercer Mundo.
B) PROCEDIMENTALES.
Tratamiento de la
información: realización de esquemas y mapas del tema.
Explicación multicausal
de los hechos históricos: en comentario de textos.
Indagación e
investigación: recogida y análisis de datos en enciclopedias, manuales, monografías,
artículos...
C) ACTITUDINALES.
Rigor crítico y
curiosidad científica.
Tolerancia y solidaridad.
Interés por otras
culturas.
METODOLOGÍA.
Metodología expositiva
y participativa activa.
MOTIVACIÓN.
Documental sobre la
descolonización de la India,
con diálogo que sirva de evaluación previa.
ACTIVIDADES.
A) CON EL GRAN
GRUPO.
Exposición por el
profesor del tema.
B) EN EQUIPOS DE TRABAJO.
Realización de una
línea de tiempo sobre el proceso de descolonización.
Realización de un
mapa mundial sobre el proceso.
Realización de esquemas
sobre los apartados.
Comentarios de
textos sobre el pensamiento de Gandhi, la partición de la India, la Conferencia de
Bandung, la independencia de Guinea Ecuatorial...
C) INDIVIDUALES.
Realización de
apuntes esquemáticos sobre la UD.
Participación en las
actividades grupales.
Búsqueda individual
de datos en la bibliografía, en deberes fuera de clase.
Contestar cuestiones
en cuaderno de trabajo, con diálogo previo en grupo.
RECURSOS.
Presentación digital
y mapas.
Libros de texto,
manuales.
Fotocopias de textos
para comentarios.
Cuadernos de
apuntes, esquemas...
Documental.
EVALUACIÓN.
Evaluación continua.
Examen incluido en el
de otras UD, con breves cuestiones y un comentario de texto.
RECUPERACIÓN.
Entrevista con los alumnos
con inadecuado progreso.
Realización de
actividades de refuerzo: esquemas, comentario de textos...
Examen de recuperación,
junto a las otras UD.